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1. Precisiones terminológicas.
● Ineficacia: Los casos de ineficacia no suelen recibir una concluyente tipificación, ni
en el Código, ni en la doctrina y la jurisprudencia que lo interpreta. En último
término, han de considerarse como tales todos los supuestos en que, por iniciativa de
alguna de las partes o por disposición legal, el contrato, siendo válido y, por tanto,
eficaz, no llega a producir ningún efecto, o deja de producir a partir de cierto
momento.
- Hay ciertos casos en que la ineficacia de un contrato válido depende de la
realización de ciertos hechos o circunstancias externas establecidos por el
OJ, cuya producción provoca aquella sin necesidad de declaración judicial
alguna.
- Otras veces, el OJ previene que un contrato válido puede dejarse sin efecto por
virtud de una resolución judicial resultante del ejercicio de una acción
impugnatoria que confiere a ciertas personas a las que dicho contrato perjudica
de un modo que el derecho no ampara (rescisión).
- Presentan similitud con estas últimas hipótesis los casos en que el OJ concede
a las partes o a una de ellas la posibilidad de desligarse de un contrato válido
y eficaz mediante una declaración de voluntad.
1. Ineficacia originaria: Deriva de la nulidad o la anulabilidad.
2. Ineficacia sobrevenida:
*Rescisión por lesión, fraude (efecto restitutorio); es subsidiaria a otros
remedios.
*Revocación: Ineficacia posterior por causa tasada (por ejemplo, la ingratitud
del donatario).
*Mutuo disenso: Acuerdo entre las partes para privar de efectos a un contrato
anterior.
*Disenso unilateral: Una o cada parte puede desvincularse del contrato, sin
alegar una causa, por basarse en confianza o intuitu personae, pero con efecto
no retroactivo (por ejemplo, comitente de obra, mandante, comodante).
● Invalidez. Como supuestos de invalidez contemplan la doctrina y la jurisprudencia,
como figuras distintas, la nulidad, que es la negación del contrato, y la anulabilidad,
que implica la situación claudicante del mismo. Esta distinción se ha exportado a otras
disciplinas como el Derecho Administrativo o el Derecho Mercantil. Existen variedad
de supuestos que implica la invalidez del contrato, tales como la inexistencia,
desistimiento, resolución, rescisión, irregularidad…
● Inoponibilidad. Los contratos producen efectos entre las partes pero afectan a
terceros; sin embargo, existen supuestos en que el tercero en un primer contrato confía
en la validez del suyo (segundo contrato):
1. Los contratos válidos no deben perjudicar a terceros. En el caso de doble
venta, la primera venta no inscrita no es oponible por el primer comprador a
un segundo comprador (tercero respecto de aquel) que inscribe.
2. Los contratos inválidos no deben perjudicar a un tercero. El tercer comprador
es un vendedor cuyo contrato de adquisición, a su vez, se anula.
En realidad se trata de no perjudicar a ningún tercero, ni mediante un contrato anterior
válido (inoponibilidad de la validez) ni mediante un contrato anterior nulo (inoponibilidad de
la ineficacia).
La nulidad puede ser declarada de oficio por los tribunales al ser un hecho
impeditivo, es decir, que niega la acción que se ejercite con fundamento en el contrato. El
contrato o acto nulo no produce efecto alguno y, por eso, si eventualmente el mismo hubiese
ocasionado desplazamientos patrimoniales u otra clase de consecuencias, las mismas habrían
de deshacerse, volviendo las cosas a la situación que tenían, como si aquellos nunca hubieran
existido.
Con respecto a sus causas, son múltiples los casos en que el OJ predica la nulidad
absoluta de los contratos, o de alguna de sus cláusulas; pero, en último término (en el sistema
del CC), los mismos responden a una de estas dos reglas:
1. La del art. 1261 del CC, del que resulta que no hay contrato cuando falta
completamente alguno de sus requisitos o elementos esenciales: el consentimiento, el
objeto o la causa.
2. La del art. 63 del CC, según el cual los actos contrarios a las normas imperativas y a
las prohibitivas son nulos de pleno derecho, salvo que en ellas se establezca un efecto
distinto para el caso de contravención. Esto no quiere decir que haya nulidad por
mera falta de conformidad o vulneración de normas administrativas salvo
establecimiento de efecto distinto para el caso de contravención (casos del 633 o de
las cláusulas abusivas en que la propia norma predica la nulidad o en los que la
nulidad se infiera de su ratio).
Con carácter general, el art. 1300 del CC afirma que los contratos en que concurran
los requisitos que expresa el art. 1261 pueden ser anulados, aunque no haya lesión para los
contratantes, siempre que adolezcan de alguno de los vicios que los invalidan con arreglo a
la ley. Este régimen está pensado por el legislador, pues, para los casos en que el contrato
tiene todos sus elementos esenciales (es decir, que no puede decirse que falte por completo el
consentimiento, el objeto o la causa), pero, no obstante, adolece de un vicio que afecta a
alguna de las partes: incapacidad de obrar, vicios del consentimiento o disposición por un
cónyuge sin el consentimiento del otro cuando este sea necesario (art. 1322 del CC). En todo
caso, la anulabilidad viene establecida para proteger a un determinado sujeto y en su
exclusivo interés. *Es importante el art. 1322 del CC.
En cuanto a la legitimación activa, a tenor del art. 1302 del CC 1. Pueden ejercitar la
acción de nulidad (en realidad, de anulabilidad) de los contratos los obligados principal o
subsidiariamente en virtud de ellos. 4. Los contratantes no podrán alegar la minoría de edad
ni la falta de apoyo de aquel con el que contrataron; ni los que causaron la intimidación o
violencia o emplearon el dolo o produjeron el error, podrán fundar su acción en estos vicios
del contrato. Según esto, están legitimados para ejercer la acción de anulabilidad, como
obligados “principales”, quienes hayan sido parte del contrato (no terceras personas) y, entre
ellos, solo el contratante en quien concurra la discapacidad o haya sufrido el vicio. A los
obligados subsidiariamente en virtud de un contrato anulable se les reconoce legitimación,
porque son interesados en la declaración de nulidad y el interés es la medida de la acción.
Con ello alude especialmente el art. 1302 del CC al fiador, que puede hacer valer, frente al
acreedor, los vicios del consentimiento que hubiera sufrido el deudor principal al contraer la
obligación (art. 1853 del CC); y, a parte del fiador, también a los codeudores solidarios (art.
1148 del CC). La legitimación de terceras personas, que no hubieran sido parte en el
contrato, la admite el Código únicamente en el caso del cónyuge cuyo consentimiento sea
preciso para que pueda el otro realizar eficazmente actos de administración o disposición, si
aquel no se hubiera prestado (arts. 1301 y 1322 del CC). En lo que respecta a la legitimación
pasiva, es la que se refiere al otro contratante o cónyuge que actuó sin consentimiento del
otro (la más importante es la activa).
En cuanto al plazo y cómputo, según el párrafo primero del art. 1301 del CC, la
acción de nulidad (en realidad, anulabilidad) solo durará cuatro años. Siendo la acción
constitutiva, el plazo ha de considerarse como de caducidad. Es oponible vía reconvención,
(acción por el demandado, sujeta a caducidad desde el ejercicio de la acción del demandante)
desde la cesación del vicio (aunque el contrato ya se haya cumplido bajo su efecto), la
celebración del contrato, la salida de la tutela o desde el conocimiento suficiente por el
cónyuge.
El art. 1301 del CC establece que la acción de nulidad caducará a los cuatro años. Ese
tiempo empezará a correr:
1.º En los casos de intimidación o violencia, desde el día en que estas hubiesen cesado.
2.º En los de error, o dolo, o falsedad de la causa, desde la consumación del contrato (o
sea, desde el incumplimiento de las obligaciones que de él nazcan).
3.º Cuando la acción se refiera a los contratos celebrados por los menores, desde que
salieren de la patria potestad o la tutela.
4.º Cuando la acción se refiera a los contratos celebrados por personas con discapacidad
prescindiendo de las medidas de apoyo previstas cuando fueran precisas, desde la
celebración del contrato.
5.º Si la acción se dirigiese a invalidar actos o contratos realizados por uno de los
cónyuges sin consentimiento del otro, cuando este consentimiento fuere necesario, desde
el día de la disolución de la sociedad conyugal o del matrimonio salvo que antes hubiese
tenido conocimiento suficiente de dicho acto o contrato.
Para buena parte de la doctrina, el plazo de cuatro años afecta al ejercicio de la acción,
pero no a la posibilidad de oponer la anulabilidad como excepción, que no estaría sometida a
término alguno. Pero, en realidad, dado el carácter constitutivo de la acción de anulabilidad,
no puede hacerse valer esta como excepción, sino, siempre, a través de la pertinente
reconvención, la cual, como ejercicio que es de la acción por el que es demandado, está
igualmente sujeta al indicado plazo de caducidad.
Según el art. 1311 del CC, la confirmación puede hacerse expresa o tácitamente. Se
entenderá que hay confirmación tácita cuando, con conocimiento de la causa de nulidad y
habiendo esta cesado, el que tuviese derecho a invocarla ejecutase un acto que implique
necesariamente la voluntad de renunciarlo. En realidad, para ambas clases de confirmación
se requiere que haya nacido la acción de anulabilidad y que la causa de la nulidad haya
cesado, pues el efecto de aquella es la extinción de esta, por lo que a la misma equivale,
también, su renuncia, igualmente expresa o tácita: en particular, el transcurso del plazo de
caducidad sin haberla ejercitado. Así, también debemos tener en cuenta la eficacia retroactiva
o erga omnes, es decir, que los acreedores podrán impugnar la confirmación por fraude.
5. La nulidad parcial.
El acuerdo resultante del concurso de las declaraciones unilaterales suele ser complejo
(formado por diversas proposiciones o cláusulas) por lo que la nulidad parcial (no de todo el
contrato) es más razonable, con sustitución por las cláusulas predispuestas por ley o por el
contrato normativo, como cuestión de interpretación según buena fe y naturaleza del contrato,
en beneficio del adherente. En el Derecho comparado existen diversos enfoques: la nulidad
parcial como regla o como excepción (entonces será precisa prueba de lo contrario).
En cuanto a los supuestos, el tratamiento del problema que nos ocupa exige deslindar las
diferentes hipótesis que pueden presentarse:
1. Hay una parte del contenido de los contratos que ha de calificarse como esencial o
necesaria. Por más que el consentimiento de las partes haya recaído, separadamente,
sobre diversas estipulaciones o cláusulas, algunas no son prescindibles y, si estuvieren
afectadas de alguna clase de invalidez, sería nulo el contrato entero. Ello ocurre
cuando la nulidad afecta a lo que, para el Código, constituye el objeto del
consentimiento contractual como elemento esencial de todo contrato y que este
desglosa en: Objeto del contrato y su causa, entendida esta como tipo o contenido del
contrato.
2. En principio, no hay duda de la admisibilidad de la invalidez parcial en la
hipótesis en que el ordenamiento previene expresamente, lo que sucede cuando en
el contrato se ha incluido una determinada cláusula que contraviene una cierta norma
imperativa. Pero las consecuencias de dicha invalidez serán diferentes según los
casos.
3. En lo demás, situados en el contenido del contrato que no posea la condición de
esencial, no hay inconveniente en admitir que valga el resto del contrato cuando,
suprimida la cláusula o cláusulas específicamente afectadas por la invalidez, se pueda
inferir que, sin ellas, las partes lo habrían igualmente celebrado.
6. Vías de subsanación.
La confirmación es la única modalidad regulada por el Cc, pero existen otras formas de
sanación:
● Convalidación: fenómeno por el que las partes quedan vinculadas a un contrato
originariamente inválido en virtud de un hecho posterior. Repetición del contrato,
evitando vicio y dotándolo de posible retroactividad inter partes, sin oponibilidad a
3º. Ratificación, completando con una autorización el contrato celebrado sin ella.
● Conversión cuando un contrato nulo (por falta de elementos, no por ilicitud) contiene
los elementos de otro válido (de eficacia menor) se convierte en éste (arrendamiento
en que falta renta se convierte en comodato).
Anexo. Tabla de Nulidad y anulabilidad
- Concepto:
● N.A.: nulidad definitiva e insubsanable. No se requiere estrictamente declaración
judicial aunque puede convenir. Los tribunales la declaran de oficio.
● N.R: contratos válidos pero con eficacia claudicante. Si se impugna y el tribunal
declara la nulidad, el contrato será tan nulo como si fuera absoluta; si no, será tan
válido como si nunca hubiese sido anulable.
- Causas:
● N.A.: Ilegalidad del acto, ausencia o ilegalidad de alguno de los elementos esenciales
(*falta del consentimiento del cónyuge para actos gratuitos)
● N.R.: vicios del consentimiento (falta del consentimiento del cónyuge para actos
onerosos ), discapacidad sin los apoyos oportunos.
- Legitimación activa (¿quién puede pedirla?):
● N.A.: cualquier interesado (partes o no en el contrato: acreedores, colindantes
retrayentes)
● N.R.: la parte contratante afectada y perjudicada por el defecto o vicio
- Legitimación pasiva (¿contra quién se dirige?):
● N.A.: contra todos los interesados
● N.R.: contra el otro contratante
- Duración de acción.
● N.A.: no prescribe, ni caduca, ni se confirma, porque se considera de interés general.
● N.R.: 4 años desde que cese el vicio (de interés particular). Admite confirmación.
- Interés tutelado.
● N.A.: interés público.
● N.R.: interés privado individualizado de la parte afectada.
CONSECUENCIAS comunes.
El contrato no produce efectos: se deshacen los producidos mediante la restitución de las
prestaciones (vg, cosas y precio). Si no es posible, se abona su valor, pero además si se
prueba, indemnización de daños.
Depende de que el cto haya sido ilícito (solo civil, o también penal) para una o para ambas
partes