Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La rescisión y resolución son dos tipos de ineficacia funcional del contrato, se rescinde o
resuelve un contrato que nació válido.
LA RESCISIÓN:
Es el acto por el cual, a través de una sentencia judicial, se deja sin efecto un contrato válido
por una causal existente al momento de su celebración. Por lo que este es entendido como el
remedio legal que protege la libertad contractual, cuando se está ante una situación de
aprovechamiento.
ANULABILIDAD Y RESCISIÓN:
Tanto las causales de rescisión como las de nulidad y las de anulabilidad, son provenientes
desde el momento de creado el contrato, sin embargo, la rescisión no deviene en invalidez,
sino que se puede solicitar la ineficacia de este ante una situación de desproporcionalidad o
desventaja en desfavor de una de las partes contractuales.
Se anula un contrato inválido, es decir que no cumple con los requisitos de validez o es
contrario al ordenamiento jurídico, por lo contrario, un contrato se rescinde cuando este ha
sido celebrado de forma valida, pero que su eficacia generaría una situación de desventaja. Por
otro lado, declarar la nulidad es una sanción que prevé el Código Penal, en tanto, la rescisión
es una remedio ante un contrato que se encuentra bajo las conformidades legales pero que
sobrevine en un injusto; La anulabilidad es una forma de ineficacia estructura, en tanto la
recisión es una forma de ineficacia funcional, estas dos formas son incompatibles entre sí, no
se puede solicitar la nulidad y la rescisión al mismo tiempo, la anulabilidad no perjudica los
derechos adquiridos durante el periodo de su celebración y la declaración de ineficacia, por
terceros de buena fe a título oneroso, en cambio, la rescisión no perjudica los derechos
adquiridos por terceros de buena fe ya sea a título oneroso o gratuito; por otro lado, el
contrato anulable puede ser resuelto por confirmación (subsanación del vicio incurrido), lo
cual no sucede en el caso de la rescisión pues esta contrato no recae en un vicio de validez.
El Código Civil establece una serie de supuesto en los que se puede solicitar la rescisión
contractual, esto son:
La rescisión por lesión, este involucra un estado de aprovechamiento por una de las partes
ante el estado de necesidad de otra, implica que una excesiva desproporción en la celebración
de un contrato, el cual debe ser probado en caso de que este resulte mayor a las dos quintas
partes, por lo que en caso de que esta desproporción resulte igual o mayor a dos terceras
partes, se presume la situación de aprovechamiento, por lo que para que esta acción de
rescisión pueda proceder se requiere que se cumplan con tres supuestos, que al momento de
celebrado el contrato exista una excesiva desproporción entre las prestaciones, que el
lesionado se haya encontrado en un estado de necesidad y que el lesionante, conociendo
dicho estado de necesidad, se haya aprovechado de ella.
La rescisión por venta de bien ajeno, cuando el bien sobre el que se ha celebrado el contrato
inicialmente no le pertenece al vendedor, por lo que es el comprador (parte afectada) quien
debe de interponer la acción rescisoria, siempre y cuando este no haya tenido conocimiento
de la falta de titularidad del bien; sin embargo, en este extremo, también cabria la posibilidad
de que el titular del bien solicite la nulidad del contrato, pues sobrevendría en un estado de
imposibilidad jurídica, en tanto, el contrato también recaería en un estado de ineficacia
estructural.
Compraventa por extensión o cabida, cuando el bien sobre el que se celebra el contrato,
resulta ser menor o mayor al acordado, siempre y cuando este resulte determinante en su
celebración, que sea más o menos del 10%, esta acción solo le compete al comprador.
Estas dos figuras tienen un sentido distinto, si bien ambas están destinadas a detener los
efectos producidos por el contrato celebrado, la rescisión presenta un causal existente al
momento de su celebración en cambio, el mutuo descenso es el acuerdo entre las partes de
cesar con los efectos que el contrato ha producido, siempre y cuando este no afecte los
derechos de un tercero, depende de la voluntad de las partes, la rescisión no, es por decisión
judicial.
La resolución deja sin efecto, por medio de la vía judicial o extrajudicial, un contrato que nace
válido, pero por causal sobreviniente que impida que cumpla su función económica.
El ordenamiento jurídico civil concibe tres figuras en las que se puede solicitar la resolución
judicial, la primera por incumplimiento, por imposibilidad sobrevenida y por sobrevenida
excesiva onerosidad; así también existen otros tipos de resolución establecidos por la ley o por
pacto, así por ejemplo, en el caso de que se trate de la compraventa de un bien mueble, por el
cual el comprador no haya pagado el precio acordado o la garantía, el vendedor puede
disponer del bien y dar por resuelto el contrato de pleno derecho, así también el pacto de
retroventa por el cual el vendedor tiene la facultad de resolver unilateralmente el contrato sin
necesidad de contar con una decisión judicial, si la compraventa se hace sobremuestra, el
comprador tiene el derecho de resolver el contrato en caso de que no se haya cumplido con la
muestra o a la conocida dentro del mercado.
La resolución, al igual que la nulidad y la anulabilidad tienen la función de extinguir los efectos
del contrato, sin embargo, la nulidad y la anulabilidad son contratos que presentan un vicio
originario estructural, en cambio la resolución se aplica en los contratos en los que sufren una
causal de invalidez estructural, la cual es sobreviniente a la celebración del contrato, así, se
produce cuando en los contratos de prestaciones recíprocas, una de las partes incumple con su
prestación, o dentro de los contratos conmutativos de ejecución periódica, continuada o
diferida, la prestación de una de la partes recae en una excesiva onerosidad debido a
acontecimiento impredecibles o extraordinarios.
El contrato desde el momento de celebrado produce efectos jurídicos, sin embargo, estas
consecuencias contractuales no tienen un carácter definitivo, por lo que, que este continue
produciendo efectos depende de que no recaiga en una causal sobreviniente por el que se
pueda disponer su extinción.
La anulabilidad, la resolución y la rescisión tienen efectos retroactivos, salvo en los casos en los
que naturaleza del contrato lo impidan, tal como el contrato de ejecución continuada en los
que resulta imposible destruir los efectos ya producidos.
Los vicios redhibitorios son todos aquellos vicios ocultos en el bien entregado, los cuales, sin
perderse se considera que se encuentran en un estado tal que su utilidad se ve disminuida o lo
hacen inútil, por lo que, se discute si dicho estado es causal de recisión o resolución del
contrato, por un lado se tiene que este sería causa de rescisión pues dicha deficiencia debe
existir al momento de celebrado el contrato, sin embargo, otra teoría supone que, para
advertir tal defecto se tiene que llevar a cabo la traditio por lo que se supone que el vicio
correría desde dicho momento, en tanto recaería en la resolución del contrato; sin embargo,
como ya se ha referido, este defecto debe existir al momento de celebrado el contrato, por lo
que si se produce después no seria causal de ninguna de las figuras invocadas, por lo que
encuadraría mejor como de rescisión, sin embargo, mientras la ley así lo señale, este
sobreviene en la resolución contractual.
El contrato y la obligación que contienen constituye una sola unidad de conteniente (contrato)
y contenido (obligación), en tanto resulta absurdo decir que, si se extingue el contrato
prevalece la obligación, dado que esta es una unidad indivisible, pues una contiene a la otra,
en tanto, si se resuelve el contrato, consecuentemente también queda resulta la obligación,
por lo que los sujetos procesales quedan deslindados de la obligación jurídica creada.
Los efectos producidos tanto por la rescisión y la resolución se retrotraen hasta el momento de
celebrado el contrato, siendo posible pactar un trato contrario, y en el caso de no ser posible
restituir el estado de las cosas hasta el momento de celebrado el contrato, debe reembolsarse
en dinero el valor que tenían en dicho momento. Por otro lado, no es posible perjudicar los
derechos de tercero de buena fe.
La resolución tiene efectos retroactivos hasta el momento al que se ha producido el vicio, pese
a ello, nada impide que los contratantes convengan que, en caso las prestaciones así lo
permitan, la resolución del contrato no tenga efectos retroactivos, así, por ejemplo, en un
contrato con prestaciones continuas, se puede convenir que la parte de los bienes que ya
hayan sido entregados queden firmes, debiendo pagar su valor monetario
Y, por último, el efecto resarcitorio se produce en los supuestos en los que el deudor ha
incumplido su prestación o por culpa suya deviene en imposibilidad, debe resarcir los daños
causados al acreedor, respecto a ello, se debe señalar que, si bien para el caso de la rescisión
no se contempla una regla parecida, ello no impide solicitar su indemnización pues se entiende
que todo daño producido debe ser indemnizada.
Los contratos nulos y anulables son ineficaces frente a las partes y a terceros adquirientes a
título oneroso o gratuito de mala fe, pero son eficaces a los terceros adquirientes onerosos de
buena fe. Por otro lado, cuando un contrato se resuelve se vuelve ineficaz frente a las partes y
al tercero de mala fe, independientemente si este adquirió a titulo oneroso o gratuito, solo
importa la buena fe. Para la rescisión se aplica la regla de la anulabilidad y nulidad, solo es
eficaz para los que adquieren onerosamente de buena fe.
Son aquellos contratos cuya ejecución de las prestaciones puede darse en un solo momento,
ya se posterior a la celebración del contrato o tras haberse cumplido con alguna condición del
acto jurídico. En este tipo de contratos, sí es posible que los efectos que la resolución
contractual ha producido puedan ser destruidos, por lo que, en caso de ser resueltos, los
efectos se retrotraen hasta el momento de su celebración.