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I.Ineficacia contractual.
Ineficacia, inexistencia e invalidez del contrato: no hay contrato cuando falta alguno de los
elementos esenciales. La inexistencia es un supuesto de hecho, que se caracteriza por
un contrato que no se ha celebrado y carece de apariencia jurídica, y el régimen jurídico
aplicable es la nulidad. El TS asimila ambos conceptos, considerando el contrato
inexistente como nulo. Cuando se alude a la invalidez normalmente es para referirse a
casos de ineficacia inicial. La invalidez tampoco es un tipo de ineficacia, pues los clásicos
supuestos de invalidez son reconducibles a la nulidad o anulabilidad.
Nulidad y anulabilidad como modelos de ineficacia inicial: la nulidad absoluta engloba los
supuestos más graves de ineficacia inicial y busca la defensa de los intereses generales
y del orden público. La anulabilidad persigue la defensa de intereses particulares.
1. Causas.
Ausencia o ilicitud de los elementos esenciales del contrato: también hay nulidad
cuando la cosa objeto del contrato ya no existe en el momento de su celebración, cuando
no es posible concretar el objeto del contrato inicialmente determinado, y en los contratos
con objeto ilícito. Los que tienen causa ilícita y los que tienen una causa falsa son
radicalmente nulos. También son nulos los contratos gratuitos celebrados por un cónyuge
sin el permiso del otro.
2. Legitimación.
El contrato nulo puede convertirse en otro contrato válido: no todos los contratos
nulos son susceptibles de conversión, solo procede la conversión cuando concurren dos
presupuestos: que el contrato nulo contenga los requisitos esenciales y de forma de otro
tipo negocial, y que este otro tipo quede dentro de la órbita del interés práctico
perseguido por las partes.
4. La nulidad parcial.
1. Causas.
Supuestos de anulabilidad: el contrato es anulable en los casos de art. 1301 CC: vicios
de consentimiento; los celebrados por menores de edad y los celebrados por un cónyuge
sin el consentimiento del otro. También son anulables los celebrados por incapaces, falta
de autorización judicial, los celebrados por el prodigo por sí solo, los celebrados
vulnerando una prohibición de contratar; incumplimiento de la forma necesaria, los
celebrados por concursado que infringen las limitaciones establecidas por la ley. No
siempre el régimen de anulabilidad es el establecido en el art. 1301 y siguientes, sino que
pueden modularse caso a caso.
2. Legitimación.
Exclusión de la restitución en caso ilícito penal o causa torpe: art. 1305 y 1306
establecen otra excepción a la regla reciproca restitución de las prestaciones, para los
casos de objeto o causa ilícita. Como el contrato es nulo ninguno podrá reclamar al otro
la ejecución de la prestación debida. La exclusión de la restitución se produce en los
contratos con causa torpe. La causa ilícita por ser contraria a las leyes o los contratos
nulos por ser contrarios a una ley imperativa siguen las reglas generales de la restitución
Art.1306 CC.
La rescisión como ineficacia sobrevenida y funcional: art. 1290 al 1299 CC, tipo de
ineficacia contractual sobrevenida y funcional, porque la causa de la ineficacia no está en
la fase de perfección del contrato, sino en sus efectos. El fundamento de la rescisión: el
derecho no puede tolerar los perjuicios que ese contrato causa. Solo son rescindibles los
contratos válidamente celebrados. No cabe la rescisión en los contratos nulos, tampoco
en los anulables.
Supuestos de rescisión: solo cabe en los casos expresamente previstos en la ley. Art.
1292 CC. En general los supuestos de rescisión puede agruparse en dos: la rescisión por
lesión y por fraude de acreedores. Al margen está el caso particular de rescisión por
enajenación de bienes litigiosos.
La acción de rescisión: legitimación y plazo: solo hay rescisión cuando una sentencia
judicial así lo declara. La legitimación activa para pedir la rescisión por lesión corresponde
a los perjudicados, y en el caso de enajenación de bienes litigiosos, al demandante. El
ejercicio de la acción está sujeto a un plazo de 4 años, que es de caducidad. Ese plazo
empieza a correr, para el sometido a tutela desde que ha cesado la tutela, y para el
ausente desde que se dicta un auto que deja sin efecto la declaración de ausencia. La
acción de rescisión debe dirigirse contra el autor o representante del ausente y contra el
tercero que contrata con él.