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Tema 8: Ineficacia del contrato.

I.Ineficacia contractual.

Ineficacia en sentido amplio y tipos de ineficacia: un contrato es ineficaz cuando no


despliega todos los efectos buscados por las partes. En función de la causa que provoca
la ineficacia, cabe distinguir entre: ineficacia inicial: la que se produce en fase de
formación del contrato. Ineficacia sobrevenida: cuando opera sobre un contrato válido
para dejarlo sin efectos. Hay 4 categorías de ineficacia: la nulidad, la anulabilidad, la
rescisión y la resolución.

Ineficacia, inexistencia e invalidez del contrato: no hay contrato cuando falta alguno de los
elementos esenciales. La inexistencia es un supuesto de hecho, que se caracteriza por
un contrato que no se ha celebrado y carece de apariencia jurídica, y el régimen jurídico
aplicable es la nulidad. El TS asimila ambos conceptos, considerando el contrato
inexistente como nulo. Cuando se alude a la invalidez normalmente es para referirse a
casos de ineficacia inicial. La invalidez tampoco es un tipo de ineficacia, pues los clásicos
supuestos de invalidez son reconducibles a la nulidad o anulabilidad.

II. La nulidad del contrato.

Nulidad y anulabilidad como modelos de ineficacia inicial: la nulidad absoluta engloba los
supuestos más graves de ineficacia inicial y busca la defensa de los intereses generales
y del orden público. La anulabilidad persigue la defensa de intereses particulares.

- Nulidad: la acción no está sometida a ningún plazo de prescripción, el juez puede


apreciarla de oficio y la sentencia es declarativa. Un contrato nulo no puede
confirmarse.
- Anulabilidad: la legitimación activa está restringida y la impugnación está sujeta a
un plazo de 4 años, el juez no puede declararla de oficio, sino a instancia de
parte. El contrato anulable puede confirmarse.

Relatividad de la distinción entre nulidad y anulabilidad: todos los supuestos de ineficacia


estructural inicial son reconducibles al esquema nulidad-anulabilidad. El legislador tiene
las manos libres para optar por el sistema de ineficacia que considere más adecuado. En
ocasiones es el legislador el que define el tipo de ineficacia y su régimen jurídico. En esta
hipótesis el régimen aplicable deberá construirse caso por caso.

1. Causas.
Ausencia o ilicitud de los elementos esenciales del contrato: también hay nulidad
cuando la cosa objeto del contrato ya no existe en el momento de su celebración, cuando
no es posible concretar el objeto del contrato inicialmente determinado, y en los contratos
con objeto ilícito. Los que tienen causa ilícita y los que tienen una causa falsa son
radicalmente nulos. También son nulos los contratos gratuitos celebrados por un cónyuge
sin el permiso del otro.

Nulidad por contravención de normas imperativas o prohibitivas: art. 6.3 declara


nulos de pleno derecho los actos contrarios a normas imperativas o prohibitivas, salvo
que en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de contravención. No existen
criterios claros para decidir cuándo la vulneración de una norma imperativa provoca la
nulidad civil, el criterio para saber si provoca la nulidad civil o no es atender al interés
tutelado por la norma. La norma cuya ratio consiste en la protección jurídico contractual
de un sujeto deben interpretarse en el sentido de conceder al particular beneficiado por la
norma de un derecho subjetivo es exigible ante los juzgados de lo civil. Las normas que
contemplan el eventual interés particular como un reflejo o un componente del interés
más general tutelado por la norma, no pueden ser consideradas como dotadas de una
eficacia jurídico privada. No hay nulidad cuando el sujeto que la pretende o saldría
beneficiado de ella es el sujeto a quien el legislador no pretendía tutelar con la norma
imperativa o prohibitiva.

2. Legitimación.

Amplia legitimación activa: la jurisprudencia admite una legitimación casi universal,


puede pedir la nulidad cualquier tercero que tenga un interés legítimo, es decir, que
obtenga una ventaja o evite un perjuicio de ocasión de la ineficacia contractual. Esta
amplia legitimación debe ser corregida mediante:

- El contratante que solicita la nulidad ha de actuar conforme a la buena fe en


sentido objetivo.
- No puede pedir la nulidad un contratante a quien la norma en la que la nulidad se
funda no trataba de proteger.
- Done existen normas imperativas protectora de una parte, la otra no puede pedir
la nulidad.

La nulidad en el proceso civil: apreciación de oficio, y alegación por vía de acción y


excepción: el TS ha establecido que la apreciación de oficio tiene carácter excepcional, y
solo cuando las cláusulas del contrato puedan amparar hechos delictivos o ser notoria y
gravemente contrarias a la ley, la moral o el orden público. Casos en los que un juez de
oficio puede decretar la nulidad:

- Cuando se trata de una cláusula abusiva incluida en un contrato con


consumidores y de la jurisprudencia comunitaria.
- Cuando existan razones de orden público que impidan la subsistencia del contrato
y esta circunstancia pueda ser advertida por el juez.
En ambos en necesaria la previa audiencia de las partes. Si el demandado alega la
nulidad absoluta del contrato, el actor puede pedir que se le dé el tratamiento de
reconvención. La sentencia producirá efectos sobre todos los aspectos relativos a la
validez o nulidad del contrato.

La pretendida imprescriptibilidad de la acción de nulidad: la acción de declaración de


nulidad no prescribe nunca, pero la acción de restitución que nace de la nulidad sí está
sujeta al plazo general, 5 años. Si ninguno cumple su parte del contrato podrá ejercitarse
la acción de nulidad en cualquier momento. Si se ha cumplido todo en parte, se podrá
pedir la declaración de nulidad sin sujeción a plazo, para la reclamación de restitución
rige el plazo general art. 1964 CC.

3. La conversión del contrato nulo.

El contrato nulo puede convertirse en otro contrato válido: no todos los contratos
nulos son susceptibles de conversión, solo procede la conversión cuando concurren dos
presupuestos: que el contrato nulo contenga los requisitos esenciales y de forma de otro
tipo negocial, y que este otro tipo quede dentro de la órbita del interés práctico
perseguido por las partes.

4. La nulidad parcial.

Conservación del contrato y nulidad parcial: la nulidad parcial es la solución más


deseable para los contratantes. La nulidad debe ser total cuando a la parte afectada por
la nulidad no se le pueda imponer en equidad el resto del contrato y no hay regla
supletoria equitativa que pueda aplicarse.

Nulidad de cláusulas predispuestas abusivas: las clausulas abusivas en consecuencia


son nulas. Son abusivas las clausulas que, en contra de las exigencias de la buena fe
causen, en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y
obligaciones de las partes, el desequilibrio ha de ser jurídico y no económico, y se
produce cuando los derechos y las obligaciones de las partes se separan de manera
importante del derecho positivo. Es el juez el que tiene que examinar la abusividad de la
clausula, el juez puede declarar la nulidad del una clausula por abusiva, de oficio y en
cualquier tipo de procedimiento, pero el resto del contrato mantiene su vigencia. La
clausula declarada nulo el juez no puede modificarla ni integrarla, pero si aplicar el
derecho dispositivo, salvo que la nulidad provoque una laguna, que tendrá que colmarla
estableciendo una regla sustitutoria. En algunos casos la nulidad será para todo el
contrato y no sólo una clausula, pero excepcionalmente.

Nulidad de cláusulas predispuestas no transparentes: las cláusulas que versan sobre


elementos esenciales quedan sujetas al control de transparencia. Existe un doble filo de
transparencia en los contratos celebrados con consumidores:

- Un 1ª control de transparencia documental: para todas las condiciones generales,


que superado permite la incorporación de las mismas al contrato.
- 2º control de transparencia reforzado o específico para los elementos esenciales
del contrato, permitir al consumidor pueda conocer con claridad y sencillez tanto la
carga económica del contrato como la carga jurídica.

La falta de transparencia sustancial puede causar un perjurio en el consumidor, consiste


en la alteración inesperada del valor de la oferta. La nulidad por falta de transparencia
carece de fundamento legal, no hay forma de anticipar si una clausula estará afectada.

III. La anulabilidad del contrato.

1. Causas.

Supuestos de anulabilidad: el contrato es anulable en los casos de art. 1301 CC: vicios
de consentimiento; los celebrados por menores de edad y los celebrados por un cónyuge
sin el consentimiento del otro. También son anulables los celebrados por incapaces, falta
de autorización judicial, los celebrados por el prodigo por sí solo, los celebrados
vulnerando una prohibición de contratar; incumplimiento de la forma necesaria, los
celebrados por concursado que infringen las limitaciones establecidas por la ley. No
siempre el régimen de anulabilidad es el establecido en el art. 1301 y siguientes, sino que
pueden modularse caso a caso.

2. Legitimación.

Legitimación activa: únicamente pueden interponerla algunos sujetos concretos,


aquellos a los que se trata de proteger. Art. 1302 CC no puede alegar la nulidad los
contratantes que no sufren el vicio de consentimiento, ni los que contratan con
menores…cuando el menor engaña a sabiendas para hacer el contrato, lo que se puede
hacer es oponer una excepción dilatoria, negándose a pagar por el deudor en tanto este
pueda impugnar el contrato.

Plazo de ejercicio: un plazo de 4 años, es de prescripción. El plazo comienza a correr en


caso de intimidación y violencia, desde el día en que estas cesaron. En caso de dolo,
error o falsedad de la causa, desde que el contrato se consumó. En el caso de menores o
incapaces, desde que salen de la tutela, cuando adquieren la mayoría de edad, se
emancipan… En los celebrados por un cónyuge sin permiso del otro, desde el día de la
disolución de la sociedad conyugal o matrimonio. La acción puede interponerse antes del
día en que comience el cómputo del plazo, en todos los casos.

Régimen de la anulabilidad: no es un contrato válido, con eficacia claudicante, sino un


contrato inicialmente ineficaz con apariencia de validez. La sentencia que estima la
nulidad es declarativa, por lo que las partes pueden aceptar mutuamente la extinción de
los efectos del contrato. En un proceso la nulidad relativa no puede ser apreciada de
oficio, sino solo tras la alegación de la parte interesada.
3. La confirmación del contrato anulable.

La confirmación: requisitos y efectos: la confirmación es una declaración de voluntad


del sujeto legitimado para ejercitar la acción de nulidad en la que confirma o afirma la
validez del contrato, solo cabe en los contratos anulables. Únicamente puede confirmar el
sujeto protegido por las reglas de la anulabilidad, por lo que no requiere concurso,
consentimiento o asentimiento contractual de la otra parte. Art. 1311 CC. En cuanto a sus
efectos, la confirmación extingue la acción de nulidad y purifica el contrato desde su
celebración.

Confirmación expresa y tácita: expresa: cuando el sujeto legitimado para impugnar el


contrato emite una declaración de voluntad unilateral, no sometida a forma alguna, basta
con que conforme a las reglas generales de interpretación. Tácita: cuando conocida la
causa de nulidad y habiendo cesado esta, se realiza mediante un comportamiento
concluyente, del que se deduce la voluntad de confirmar.

IV.Los efectos de la anulación del contrato.

La recíproca restitución de las prestaciones: la declaración de anulabilidad supone la


desaparición retroactiva del vínculo contractual, surge entre los contratantes la obligación
de restituirse recíprocamente las obligaciones ejecutadas. Las obligaciones de restituir
deben ser cumplidas simultáneamente por los dos contratantes. Cuando la prestación no
es restituible en forma específica, la obligación restitutoria se convierte en una deuda de
dinero. Cuando una clausula incluida en contratos con consumidores es abusiva, se
considera como no puesta, y el empresario deberá restituir las cantidades que cobró
aplicando esa cláusula.

La imposibilidad de restituir la cosa: si la cosa se pierde de forma fortuita, el obligado


a restituir tendrá que abonar el valor que tenía en el momento de su pérdida. Si la pérdida
es imputable por dolo o culpa al contratante legitimado para ejercitar la acción de nulidad,
la acción de nulidad se extingue. A la perdida culposa de la cosa se le atribuye un efecto
conformatorio del contrato. Si la pérdida es imputable al incapaz, la acción de nulidad no
se extingue, salvo que la pérdida se produzca cuando este ya ha alcanzado o recuperado
la plena capacidad.

La propagación de la ineficacia del contrato: en ocasiones la ineficacia del contrato se


extiende a otros contratos, cuando el primer contrato (nulo) es presupuesto para la
validez del segundo. En otras ocasiones existe una conexión causal entre los contratos,
que constituyen una unidad económica para las partes, que hace que la ineficacia de uno
de ellos derive en la ineficacia del otro. Otras veces existe una evidente relación de
subordinación entre los contratos, de manera que la ineficacia de uno de ellos afecta
necesariamente al otro. Declarado nulo un contrato, deviene nula la garantía
contemplada para asegurar su cumplimiento, salvo que la garantía se haya establecido
precisamente para asegurar la obligación restitutoria.
Limitación de la restitución del contratante menor de edad o incapaz: la finalidad de
la norma es proteger a aquel sujeto que, sin tener capacidad, ha celebrado un contrato y
ha recibido la prestación. Sólo están obligados a restituir aquello en que se han
enriquecido. Para que el pago les haya sido útil es necesario que haya usado
adecuadamente la prestación recibida.

Exclusión de la restitución en caso ilícito penal o causa torpe: art. 1305 y 1306
establecen otra excepción a la regla reciproca restitución de las prestaciones, para los
casos de objeto o causa ilícita. Como el contrato es nulo ninguno podrá reclamar al otro
la ejecución de la prestación debida. La exclusión de la restitución se produce en los
contratos con causa torpe. La causa ilícita por ser contraria a las leyes o los contratos
nulos por ser contrarios a una ley imperativa siguen las reglas generales de la restitución
Art.1306 CC.

V. Ineficacia contractual y acción de daños y perjuicios.

Reclamación de daños y/o nulidad contractual: la indemnización solo procede cuando


concurren los requisitos legalmente establecidos, cuando uno de los contratantes causa
daños con su conducta culpable al otro. La reclamación de daños al otro contratante
constituye un supuesto de responsabilidad que obliga a indemnizar el interés negativo o
interés de la celebración de un contrato valido, y no el interés positivo o interés en el
cumplimiento del contrato.

VI. La rescisión del contrato.

La rescisión como ineficacia sobrevenida y funcional: art. 1290 al 1299 CC, tipo de
ineficacia contractual sobrevenida y funcional, porque la causa de la ineficacia no está en
la fase de perfección del contrato, sino en sus efectos. El fundamento de la rescisión: el
derecho no puede tolerar los perjuicios que ese contrato causa. Solo son rescindibles los
contratos válidamente celebrados. No cabe la rescisión en los contratos nulos, tampoco
en los anulables.

Carácter subsidiario de la rescisión: no puede ejercitarse cuando el perjudicado tenga


otro remedio legal para obtener la reparación del perjuicio.

Supuestos de rescisión: solo cabe en los casos expresamente previstos en la ley. Art.
1292 CC. En general los supuestos de rescisión puede agruparse en dos: la rescisión por
lesión y por fraude de acreedores. Al margen está el caso particular de rescisión por
enajenación de bienes litigiosos.

La rescisión por lesión: toma en consideración el valor de los bienes y sus


contraprestaciones en un precio justo. La exclusión de la prestación por lesión se justifica
en los principios de responsabilidad negocial y de libertad de precios. La rescisión por
lesión cabe en dos casos:
- Contratos celebrados por los tutores sin autorización judicial, que básicamente
son los actos de pura administración ordinaria. No son rescindibles los actos
realizados por el menor o incapacitado, ni los realizados por el tutor con
autorización judicial.
- Contratos celebrados por los representantes del ausente.

En ambos casos la lesión ha de ser superior a la cuarta parte del valor.

La rescisión por fraude de acreedores: acción revocatoria o paulatina con la que se


pretenden remediar el perjuicio económico que sufre un acreedor por la conducta de su
deudor, que disminuye su patrimonio mediante la celebración de contratos con terceros o
mediante actos de cumplimiento de contratos preexistentes. El elemento esencial es el
fraude. Para aliviar esta situación, se establecen varias presunciones de fraude en el art.
1297 CC.

La rescisión de la enajenación de bienes litigiosos: la finalidad es evitar una


defraudación potencial de los derechos de un tercero, que espera ser beneficiado por la
decisión judicial que ponga fin al proceso. Para que opere la rescisión deben concurrir
otros presupuestos: que el demandado haya llevado a cabo un acto de enajenación del
bien, que el contrato entre el demandado y el tercero verse sobre un bien litigioso y que la
enajenación al tercero haya tenido lugar sin el conocimiento del demandante o sin la
autorización judicial.

La acción de rescisión: legitimación y plazo: solo hay rescisión cuando una sentencia
judicial así lo declara. La legitimación activa para pedir la rescisión por lesión corresponde
a los perjudicados, y en el caso de enajenación de bienes litigiosos, al demandante. El
ejercicio de la acción está sujeto a un plazo de 4 años, que es de caducidad. Ese plazo
empieza a correr, para el sometido a tutela desde que ha cesado la tutela, y para el
ausente desde que se dicta un auto que deja sin efecto la declaración de ausencia. La
acción de rescisión debe dirigirse contra el autor o representante del ausente y contra el
tercero que contrata con él.

Efectos de la rescisión por lesión: la rescisión tiene efectos retroactivos. En cuanto a


los frutos, gastos y mejoras hechas en la cosa deben aplicarse las reglas de liquidación
de los estados posesorios. Si la cosa ha pasado a poder de un tercero de mala fe,
también él podrá ser demandado, pero si está en poder de buena fe, la rescisión del
contrato no afecta a este tercero. Si no se puede restituir la cosa objeto del contrato
deberá abonar una indemnización de daños, que se concretará en el valor justo o de
mercado del bien. El legitimado pasivo puede pretender evitar los efectos resolutorios de
la rescisión, resarciendo económicamente al sometido a tutela o al ausente por la lesión
sufrida, solo si el lesionado lo acepta.

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