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NULIDAD DE LOS CONTRATOS.

Según el Código Civil Venezolano en el artículo 1.133 el contrato se define


como: “una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, modificar,
transmitir o extinguir entre ellas un vínculo jurídico”, por lo cual este acuerdo de
voluntades que genera derechos y obligaciones relativos, exigen, para su perfección,
otros hechos o actos de alcance jurídico, tales como efectuar una determinada entrega
(contratos reales), o exigen ser formalizados en documento especial (contratos
formales); de modo que, en esos casos especiales, no basta con la sola voluntad. Sin
embargo, esto no siempre ocurre así debido a factores que hacen variar o deformar
esa libertad, esa coincidencia entre lo querido y lo manifestado. En estos casos, el acto
jurídico tiene una existencia imperfecta la cual se le puede denominar como nulidad; la
nulidad es una sanción jurídica, que le resta la eficacia que puede tener un acto
jurídico, que ha nacido con algún vicio o que simplemente no ha nacido formalmente al
mundo del derecho. Para que una norma o acto sean nulos se requiere de una
declaración de nulidad, expresa o tácita y que el vicio que lo afecta sea coexistente a la
celebración del mismo. Retomando un poco la historia, en el Derecho Romano era
necesario la existencia de un consentimiento para que se formara un contrato, y en el
caso de que hubiese vicios o cuando el objeto era prohibido, el contrato no produce
ningún efecto. Más tarde, se fueron creando las acciones Acto doli y actioquod metus
causa, las cuales dejaban sin efecto el contrato pero no era declarada su nulidad.
Posteriormente aparece la restitutio in integrum, y tal como lo explica Maduro y Pittier
(2008, pg. 254) “la acción correspondía sólo a la víctima, el contrato no era
convalidable y en principio, la nulidad es absoluta y de aplicación automática”; en
consecuencia, en Roma no se crearon reglas con relación a una teoría de la nulidad de
contratos. Siguiendo este mismo orden de ideas, en el siglo XVIII se estructura en
Francia con la incorporación de las costumbres, la Teoría de las Nulidades, las cuales
hacen distinción entre las nulidades relativas y absolutas; sobre esta clasificación se
hará mención más adelante.

Luego que el Código Civil Francés acogiera la teoría de las nulidades, la misma
pasó en 1865 al Código Civil italiano. En este Código la nulidad absoluta es la sanción
a la ausencia de un elemento de existencia del contrato, mientras que la nulidad
relativa se refiere a los elementos de validez del mismo. A mediados del siglo XIX la
doctrina establece que sólo existe una nulidad relativa, e indicando que la nulidad
absoluta debería sancionar aquellos casos que fueran contrarios al orden público y a
las buenas costumbres. Esta teoría fue rechazada por la doctrina moderna motivado a
que si se habla de un contrato inexistente, debió existir un contrato aparente para que
el juez lo declarara nulo y así evitar que las partes hicieran justicias por sí mismas.

Ahora bien, para conceptualizar la nulidad de los contratos, debemos tomar en


consideración la opinión de algunos autores; Maduro y Pittier (2008), pg.752) afirma
que “la nulidad de los contratos es la consecuencia de un defecto en su formación que
lo hace ineficaz o insuficiente para producir los efectos jurídicos de las partes…” Por
otro lado, Guillén (2017, pg. 563) considera que la nulidad borra o elimina al contrato de
la vida jurídica, ante la inobservancia de algún requisito de existencia o de validez.
Igualmente, Calvo (2013, pg. 423) expone que “…la nulidad es una sanción jurídica,
que le resta la eficacia que puede tener un acto jurídico, que ha nacido con algún vicio
o que simplemente no ha nacido formalmente al mundo del derecho, no obstante que
los actos puedan ser sancionados con la nulidad, mientras ella no haya sido declarada
por el juez que conoce de la causa, no será nulo”. Por último es conveniente acotar que
todo contrato será nulo cuando no cumpla con los requisitos establecidos en el artículo
1.141 del Código Civil, o cuando aun cumpliendo con estos requisitos exigidos por la
ley, este impedido de producir sus efectos por incapacidad legal de las partes o de
alguna de ellas, por vicios en el consentimiento o bien porque sea contrario al orden
público o a las buenas costumbres como lo establece el artículo 1.142 del Código in
comento. Resumiendo lo planteado, la nulidad es una sanción que se imputa por la
omisión de los requisitos esenciales de un contrato, con la finalidad de asegurar la
observancia de una regla legal que protege unos intereses concretos, bien sean legales
o particulares; en este sentido, el contrato se considerará como no celebrado y éste no
se puede modificar para que pueda considerarse válido. La nulidad total o parcial de un
contrato dependerá del grado con que el vicio afecte la declaración de voluntad y se
debe observar el carácter que éste tiene con respecto al contrato celebrado, es decir si
es esencial o es accesorio al consentimiento y a la voluntad verdadera de las partes.
Con ello se consigue abstenerse de castigar todo el contrato por una estipulación nula
que no es esencial, prevaleciendo la voluntad de las partes en cuanto a todo lo demás.
Otro punto a analizar es referente a la prescripción de las acciones de nulidad. La
prescripción es un modo de extinción de una obligación derivada de una relación legal
preexistente, con la finalidad de manifestar seguridad jurídica y estabilidad en las
relaciones y actuaciones que se han prolongado con el tiempo, y que proporciona al
deudor una excepción para rechazar la acción que el pretendiente promueve contra él;
es por ello que para que se declare la acción de nulidad de un contrato, éste debe estar
sujeto a prescripción. En Código Civil venezolano en su artículo 1.977 establece que
“Todas las acciones se prescriben por veinte años y son personales por diez sin que la
falta de título o buena fe puedan oponerse a la prescripción, y a menos que la ley
disponga lo contrario”. En este mismo orden de ideas, la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia mediante sentencia número 194 del 1° de abril de 2014,
manifiesta que “Las prescripciones extintivas u ordinarias son las únicas que ameritan
un pronunciamiento previo del juez como “cuestión jurídica previa”, por afectar ésta el
ejercicio de la acción. Por el contrario, las prescripciones breves o presuntivas, al estar
vinculadas al derecho que se reclama y por constituir precisamente una “presunción de
pago”, desvirtuable por prueba en contrario, deben resolverse como un asunto de
fondo”. En concordancia con lo anteriormente expuesto, se puede decir que existen dos
tipos de prescripción de las acciones de nulidad de contrato, la prescripción quinquenal
la cual se aplica solo a la nulidad relativa y la duración para solicitar la acción de
nulidad es de cinco años tal como establece en el artículo 1.346 del Código Civil. El
segundo tipo de prescripción de la acción de nulidad es aquel en que se aplica la
prescripción decenal, utilizada en la mayoría de los casos de nulidad absoluta, aunque
de igual forma este plazo de diez años se puede aplicar en las nulidades relativas
cuando no haya comenzado la prescripción quinquenal. Maduro y Pittier (ob. cit.)
concluyen que por tratarse de nulidades por vicios del consentimiento, la acción de
prescripción aplica a los diez años de la celebración del contrato con la finalidad de
consolidar la seguridad jurídica. Con respecto a la excepción de la nulidad, establece el
aparte tercero del artículo 1.346 ejusdem, que la nulidad puede ser opuesta por aquel
que ha sido demandado por la ejecución del contrato, lo que queda de manifiesto que
cuando un contrato afectado de nulidad relativa no ha sido cumplido por las partes y la
parte en cuyo favor se establece la nulidad es demandada al cumplimiento por su
contraparte, aquella puede negarse a efectuar su obligación alegando dicha nulidad.
Esta es la excepción de nulidad relativa, la cual, a diferencia de la acción por nulidad
relativa, es imprescriptible.

Carrasquero López, Francisco Antonio. Los efectos de la nulidad en los contratos de


trabajo 2ª edición. Caracas. Tribunal Supremo de Justicia, 2008. Colección Estudios
Jurídicos, N° 21. http://www.tsj.gob.ve/documents/10184/170765/Estudios+Jur
%C3%ADdicos+N%C2%B0+21/a18758a3-45f7-4872-8fcd-934b2577e329

Domínguez G., María Candelaria CURSO DE DERECHO CIVIL III. OBLIGACIONES.


Revista Venezolana de Legislación y Jurisprudencia, C. A. Caracas, 2017

Maduro L., Eloy. Curso de Obligaciones. Derecho civil III. Tomo II. 20° edición.
Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 2008.

ESTUDIOS JURIDICOS. CRECER COMPARTIENDO CONOCIMIENTO. Los


contratos. http://juridicoestudios.blogspot.com/2012/03/contratos.html

http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scc/abril/162568-RC.000194-1414-2014-13-
681.HTML

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