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LA INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICTO

El artículo 1579 del Código Civil regula: “Los contratos


válidamente celebrados, pendientes de cumplimiento, pueden
rescindirse por mutuo consentimiento o por declaración
judicial en los casos que establece este Código”. Claramente,
por tanto, la rescisión supone la invalidez, operando tan sólo
sobre la eficacia del contrato, a la que se destruirá o reducirá
en atención a las particulares circunstancias concurrentes.
La rescisión se distingue, legal y teóricamente, con facilidad de
la nulidad y de la anulabilidad del contrato: la rescisión
presupone un contrato inicialmente válido, mientras que la
nulidad y la anulabilidad implican la invalidez inicial del
contrato a que esten referidas.
Efectos
Una vez declarada la rescisión, el contrato es ineficaz con carácter
retroactivo. El efecto fundamental de la rescisión, tiene un acusado
matiz restitutorio: obtener la devolución de todo aquello que haya sido
entregado por virtud del contrato rescindible (tanto la cosa como el
precio o, en su caso, por ejemplo, en una permuta, las cosas).

En este sentido, el artículo 1583 del Código Civil, regula “Verificada o


declarada la rescisión o resolución de un contrato, vuelven las cosas al
estado en que se hallaban antes de celebrarse; en consecuencia, las
partes deberán restituirse lo que respectivamente hubieren recibido.
Los servicios prestados deberán justipreciarse ya sea para pagarlos o
para devolver el valor de los no prestados”.
Por su parte, el artículo 1080 del Código Civil indica: “En caso de
haberse perjudicado un tercero por la rescisión, se reputará subsistente
la obligación sólo en lo que sean relativo a los derechos de la persona
perjudicada”.
Con apoyo a estos preceptos, podemos establecer que los contratantes
deberán devolverse las mismas cosas objeto del contrato con sus frutos
y el precio con sus intereses. La entrega deberá ser in natura, por lo
que sólo podrá llevarse a efecto la rescisión cuando el que la pretende
pueda devolver aquello a que por su parte estuviese obligado.
Tampoco tendrá lugar la rescisión cuando las cosas se hallaren
legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido
de mala fe.
LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO POR INCUMPLIMIENTO
No debemos confundir resolución con incumplimiento.
POR INCUMPLIMIENTO POR RESOLUCION
Consiste en que, en un acuerdo entre una Es la facultad, que se encuentra implícita en las
pluralidad de partes, alguna de ellas decide relaciones recíprocas o sinalagmáticas, de no
unilateralmente y sin causa legal que le cumplir las obligaciones cuando la otra parte no
respalde, dar por extinguida su ha cumplido con las que le incumbe, según lo
participación en la relación y no cumplir las que se había pactado (configurándose así el
obligaciones de ella derivadas, quedando el incumplimiento como un paso previo para la
pacto sin efecto. Esta negativa a continuar entrada en juego de la resolución), liberándose
con el cumplimiento de lo acordado carece de esta manera la parte que solicita la
de causa legal que permita a esa parte resolución de cumplir con los efectos
poner in a la relación obligatoria; con lo consignados que le competen, sin que ello le
cual se derivarán inefablemente una serie haga incurrir en responsabilidad; al contrario,
de daños y perjuicios a favor de quienes sí podrá pedírsela a quien incumplió
cumplen con ella, en función de la primeramente, si es que se puede, pues no en
responsabilidad contractual. todo caso de resolución hay daño resarcible.
Definición y características
Cabe llamar resolución
“a una extinción sobrevenida de la relación contractual que se
produce como consecuencia de una declaración de voluntad o
de una acción ejercitada por una de las partes, que no es sin
embargo relejo de una facultad absolutamente libre, sino que
tiene que encontrarse fundada en una hipótesis o supuesto de
hecho a tal efecto previsto en la ley”.
El Código Civil admite la resolución como medio de extinción
de las obligaciones y la califica de “efecto de la condición
resolutoria a que (el convenido) está sujeto”, así lo señala
literalmente la exposición de motivos del Código Civil en el
numeral 42, párrafo 3o. (Libro V).

La condición resolutoria puede ser no sólo expresa, sino


también tácita, pues como es sabida en los contratos
bilaterales si una de las partes no cumple, la otra puede pedir
el cumplimiento de lo convenido o la resolución del contrato.
El artículo 1278 del Código Civil regula: “la condición resolutoria
expresa opera de pleno derecho”. Es decir, resuelve (extingue) el
contrato sin necesidad de declaración judicial.
Así lo reitera el artículo 1581 CC, “La condición resolutoria convenida
por los contratantes deja sin efecto el contrato desde el momento en
que se realiza, sin necesidad de declaración judicial”.
La razón del precepto es clara: si uno de los contratantes no quiere o
no puede cumplir, más vale aceptar tal realidad y permitir al otro que
dé por resuelto el contrato: reconocerle una facultad resolutoria del
contrato con base al cumplimiento de la otra parte.
Tan lógica es la regla que el Código Civil entiende que debe
considerarse implícita en las obligaciones recíprocas.
Conviene advertir que la resolución por incumplimiento difiere de la
condición resolutoria en que ésta produce sus efectos ipso jure, nada
más que en virtud de la realización del evento, puesto como condición,
mientras que en la resolución por incumplimiento la falta de ejecución
de una de las obligaciones no produce por sí sola la resolución, sino
que es potestativo del perjudicado optar por la ejecución del contrato
(lógicamente en caso de que sea posible) o su resolución, y en caso de
que opte por esta última tendrá que dirigir una declaración a la parte
contraria o pedir judicialmente la resolución.
La condición resolutoria tácita o implícita opera sólo mediante la
declaración judicial, arts. 1535, 1536, 1582 del Código Civil.
Los casos de resolución contemplados en nuestro Código Civil, son los
estipulados en los artículos 1800, 1801, 1802, 1834, 1836, 1838, 1940,
2128.
Caracteres
Los caracteres de la resolución serán por tanto los siguientes:
• Se trata de un instrumento exclusivo de las relaciones obligatorias
sinalagmáticas (bilateralidad) (y no de tipo accesorio o
complementario de una principal);
• Es un medio de protección y defensa de una de las partes;
• Su presupuesto es el incumplimiento grave o imputable de la
prestación debida (aunque no necesariamente siempre culpable);
• Como regla general opera ex tunc, es decir, sus efectos se retrotraen
al momento de la celebración del contrato, lo que obliga a las partes a
la restitución de las prestaciones debidas.

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