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TP Nº1

Guía de lectura
Marco general de Política Curricular
Estado y políticas educativas
Crear futuros
Enfoque curricular

Práctica Docente II
Práctica Generalista II | Dora Vera, (Anahí Ponce)

Profesorado de Teatro 2ºAÑO


CePEAC N°1
Centro de Producción Educativa Artístico-Cultural de Almirante Brown

dd de Diciembre, 2020.

Temperley, Buenos Aires, Argentina.

Por OPPIZZI, Clara Regina

15 de Agosto, 2020

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1 Estado, políticas públicas y políticas educativas

Se considera política pública a toda cuestión relacionada con el estudio de los modelos de definición,
planeación, implementación y evaluación de las acciones que se realizan con un carácter obligatorio en
nombre del interés público. En ese sentido, la política pública no es simplemente una acción de relevancia
colectiva o que involucre a distintos actores gubernamentales y sociales. Es una acción que, a través de
distintos medios, pretende alcanzar un objetivo que está respaldado por la legalidad y la autoridad estatales.

Expresado mediante procesos políticos, el Estado representa al cuerpo social organizado de forma
jurídica-democrática, cuya finalidad/base se sustenta en procurar el bien común de una sociedad con motivo
de garantizar los derechos, proyectos, demandas e intereses de todxs lxs sujetos dentro del marco de
procesos sociales en particular.
Aunque quizás sea difícil de percibir, nuestras vidas transcurren dentro de marcos amplios de tensión que
enfrentan a quienes tienen aspiraciones por llegar al control del aparato estatal, o quieren mantenerlo, y
quienes lo consideran un estorbo; o a quienes quieren acabarlo o reducirlo y quienes lo consideran necesario
para regular la vida social. Dependemos de lo que en este contexto se haga o deje de hacer. Si podemos
trabajar y en qué, bajo qué condiciones; si podemos estudiar o no, y en qué tipo de condiciones; si podemos
tener servicio de salud o no; si podemos tener o no una jubilación, vivienda, conectividad tecnológica, si
podemos viajar, descansar. Todo eso se resuelve en el marco de nuestras relaciones con el Estado (que es
una abstracción) y con el Gobierno (que encarna y materializa al Estado); relaciones que pueden ser de
mayor o menor grado de proximidad.

Es por medio de la construcción de políticas públicas integrales, que el Estado (materializado por el gobierno),
debería asumir como principal promotor de los proyectos de vida y demandas diversas de un pueblo. Por
tanto, gobernar por políticas implica que las necesidades de la sociedad que el mercado no pueda atender se
enfrenten con acciones que usen recursos públicos, sin descartar que también haya recursos privados, pero
que se emprendan con base en decisiones tomadas con la participación de todas las partes con interés
legítimo, por consenso o mediante mecanismos democráticos de decisión. Eso es lo fundamental. Las
políticas públicas son la forma adecuada de decidir sobre temas de interés público en una sociedad
democrática, en contraste con ideas basadas en concepciones liberales, o las que postulan una planeación
autoritaria.

Más allá de su dimensión técnica instrumental, las políticas públicas tienen que ver con los paradigmas
ético-políticos a los que responden, a su relación con los modelos de desarrollo en los cuales se inscriben,
con los proyectos económicos, sociales y políticos en disputa por parte de actores específicos. Esto no quiere
decir que su dimensión técnica e instrumental deje de ser importante; son dos caras de una moneda que se
implican mutuamente, pero su sentido está dado por la dimensión política por excelencia.
En este orden de ideas, lo que importa establecer es que la política pública aparece, así, como resultado de
un conjunto de negociaciones complejas determinadas por condiciones de tiempo, lugar y dependen de
correlaciones de fuerzas sociales determinadas. En tal sentido, las políticas públicas no son neutras, como se
pretende en los enfoques de tipo técnico-instrumental; los contenidos del “bien común” dependen de estas
correlaciones de fuerza.

El cuerpo social no es un conjunto homogéneo y neutro, sino un campo heterogéneo constituido por sectores
sociales, grupos, clases, con intereses y necesidades diferentes que pueden llegar a ser contradictorios, que
se disputan permanentemente la supremacía sobre el conjunto social en los ámbitos económico, político,
cultural, en función de sus particulares formas de concebir lo que es mejor para todxs.
Por tanto, significa que el conjunto de la política pública se construye en un movimiento de ida y vuelta, entre
las ofertas que emanan de los grupos y sectores que participan del gobierno, y las demandas de lxs
“gobernadxs”, y entre los grupos, sectores y clases que integran a estos últimos, en la medida en que puedan

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constituirse en sujetos sociales y políticos con capacidad para actuar políticamente en función de sus
particulares intereses y necesidades.
La participación, pero sobre todo la capacidad de incidencia de la sociedad civil da a la política el atributo
intrínseco que la hace pública; son condiciones esenciales que permiten entender el asunto de la política
pública en perspectiva de derechos, no como un enfoque más o un añadido que puede estar o no estar, ya
que los derechos son de las personas, no del Estado. Éste tiene la obligación de garantizar su realización en
lxs sujetos de derechos, individuales o colectivos; lo que da pie para hablar de políticas públicas en
perspectiva de derechos y de sujetos.

Llegado a este punto, es momento de introducir a la educación como política pública educativa. La educación
constituye uno de los derechos humanos inalienables que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar. La
educativa no es una más, entre otras políticas del Estado, sino que debería tener un rango y una
preeminencia especial, ya que a ella le corresponde articular las demás políticas, definiendo el proyecto de
nación que se desea e imprimiéndole un significado humano. Es una herramienta que tienen los gobiernos
para involucrarse en el modo en el cual se producen y distribuyen los conocimientos en una sociedad. La
transformación del sistema educativo requiere de reformas y políticas educativas orientadas a mejorar y
aumentar la calidad de la educación, y que a la vez se genere un proceso de transformación del sistema
educativo mediado por políticas del estado que propicie el bienestar de todxs lxs actores.

A su vez, las políticas educativas no escapan a las lógicas, anteriormente descritas, dentro del campo político
social de disputas y correlaciones de fuerzas.
En toda la historia argentina ocurrieron muchos cambios en el Estado, relacionados con transformaciones
sociales, políticas, económicas y culturales. La crisis del Estado de “Bienestar” se fue organizando en un
orden estatal autoritario, que culminó con la instauración de una dictadura cívico-militar-eclesiástica mediante
políticas represivas y desarticulación social, que a través de la violencia material y simbólica, afectaron a
todos los ámbitos, incluido el educativo. A partir de aquí los gobiernos que se iniciaron luego de estos
sucesos, tuvieron como objetivo lograr la democratización y la participación política. Hoy, si bien ya no existe
el Estado de “Bienestar” se deberían pensar las políticas públicas (y educativas) en función de: la
redistribución de la riqueza, inclusión de mayorías y motivar las prácticas democráticas y políticas.
Infelizmente, uno de los aspectos que marcó la orientación de las políticas educativas en la Argentina de la
última década del siglo XX fue el papel protagónico desempeñado por las recomendaciones de organismos
internacionales y sectores privados que alentaron la discusión en torno a la necesidad de “modernizar” el
sistema educativo, y contribuyeron a la configuración de una agenda gubernamental que apeló a la relación
entre la calidad de la educación y la competencia, a la evaluación como rendición de cuentas. En
consecuencia, el sistema educativo entra en crisis por causa de políticas (no) públicas, educativas, de corte
neoliberal.

En la redefinición del marco legal de la política educativa y con el propósito de revertir la crítica situación del
sistema educativo que las reformas de la década de 1990 habían dejado como herencia, es posible distinguir,
contextualizando y analizando, dentro de este trabajo que parte de la lectura del documento oficial “Marco
general para la Política Curricular” (año 2007/ último tramo del gobierno de Néstor Kirchner); como dicho
documento representa un tipo de política educativa que busca, por medio de una educación integral e
inclusiva y haciendo énfasis en la equidad social, la consolidación de la democracia, sentando las bases para
un desarrollo a largo plazo y avanzando en la integración regional; superar las tendencias centradas en la
mercantilización y concepción comercial de la educación que había dejado de considerarla como derecho
fundamental.

En conclusión, tanto las políticas públicas como las políticas educativas son dos conceptos fundamentales en
el presente de nuestras sociedades, es preciso reconocerlas como fuentes importantes para la construcción

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de futuro, y de uno mejor. Las políticas de Estado son el resultado de un proceso histórico, en torno a temas
que son centrales en la relación Estado/sociedad y como tal constituyen visiones estratégicas.

2 La educación en los posibles futuros

La educación tiene un aspecto con visión en el futuro. Supone una intervención destinada a generar algunas
condiciones para que lxs sujetos puedan vivir plenamente su presente, no resigna el compromiso a educar,
entendido como una apuesta al futuro. Al diseñar un curriculum se imaginan sujetos capaces de insertarse en
los mundos que “vendrán”.

Las sociedades contemporáneas han ido perdiendo estos objetivos. A medida que las instituciones mutan y
entran en crisis, el mercado avanza en su capacidad de delimitar y determinar las condiciones de vida. Y en
un país pasado por una reciente crisis económica (en este caso la del 2001), es imprescindible poner en
juego una mirada prospectiva.

Se debe asumir que el futuro no está determinado sino que se va construyendo por las acciones humanas. Si
se considera que el presente depende de las decisiones que se tomaron en el pasado, entonces, lo que
suceda en el futuro, depende de las decisiones en el presente.

Desde la Dirección General de Cultura y Educación se considera que diseñar el futuro implica crear hoy las
condiciones para que todos los sujetos puedan elegir, entre varios futuros, aquellos que deseen y puedan
concretar sus proyectos de vida desde el presente.

En este sentido los diseños curriculares constituyen un anunciamiento de mundos posibles, promueven en el
presente conocimientos que permiten a las nuevas generaciones participar en una sociedad democrática.

3 Currículum

El currículum es entendido como una síntesis de elementos culturales que conforman una propuesta
político-educativa. En tanto propuesta histórica, cultural, social y políticamente contextuada el curriculum
constituye una selección arbitraria y transitoria del patrimonio cultural. En relación a la arbitrariedad hace
referencia a los contenidos culturales considerados valiosos para formar a una persona.

Entonces, se debe realizar una distinción en los documentos curriculares. Por un lado los diseños
curriculares, que refieren a documentos que prescriben las finalidades, principios y fundamentos
político-ideológicos de la enseñanza, enfoques de aéreas, contenidos, orientaciones didácticas y evaluación
para cada nivel. Estos mismos elaborados por los niveles educativos en articulación con las modalidades. Por
otro lado, las propuestas curriculares aportadas por las modalidades y que pueden ser de dos tipos: unas que
prescriben la enseñanza en instituciones que acreditan la terminalidad de nivel, y otras que prescriben la
enseñanza en instituciones que no acreditan la terminalidad de nivel.

Diseños Curriculares Comunes


Los niveles educativos prescriben diseños curriculares comunes que garantizan el derecho universal a la
educación. Todos los diseños curriculares se fundan en la concepción de la educación común como la
práctica social de transmisión cultural. Propone que todos apropien los conocimientos socialmente producidos
y científicamente significativos, que les permitan acceder al mundo del trabajo y estudios superiores.
Aquí se recupera el aspecto de diversidad, distinguiéndolo del concepto de desigualdad. El currículum da
lugar a la diversidad, y tiene como objetivo que los sujetos reconozcan y valoren la diferencia y se inscriban

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en lo diferente. Y también rechaza toda idea de índole desigualitario.
Por otro lado, la interculturalidad se incluye en los diseños curriculares como enfoque, estrategia y contenido.
Como enfoque, por un posicionamiento pedagógico. Como estrategia, al identificar diferentes escenarios
escolares, sujetos y modos de conocer. Como contenido, al incorporar nociones, temas y saberes
relacionados a las identidades culturales, lxs estudiantes se reconocen entre sí.
El currículum común también promueve las condiciones de justicia y democratización. Debe garantizar que
todos lxs estudiantes del sistema educativo provincial accedan y se apropien de los conocimientos para luego
participar en la toma de decisiones en una sociedad democrática.
El currículum común incorpora los saberes y conocimientos que deben aprender todxs lxs niñxs, adolescentes
y jóvenes para ser sujetos con igualdad en derecho y dignidad. No se debe discriminar algún saber o
conocimiento dicho anteriormente por algún tipo de discapacidad. No se debe etiquetar y discriminar al sujeto
por alguna dificultad al aprendizaje sino debe ser abordado como desafíos para la enseñanza.
Las propuestas curriculares a lxs estudiantes con capacidades diferentes, que asisten a la escuela especial o
reciben integración a la escuela común, en algunos casos se entiende como un recorte de contenidos y
objetivos del currículum común para adaptarlo a las posibilidades del sujeto.
También así, en el caso de lxs sujetos adultos o mayores de edad, se debe poner a su disposición
oportunidades adecuadas a sus requerimientos para lograr el mayor aprendizaje, sin desviar el currículum
común. Deben ser reorganizados los contenidos y estrategias de enseñanza para fortalecer el currículum
común.

Diseños Curriculares Prescriptivos


Los diseños curriculares son prescriptivos porque pautan la enseñanza de conocimientos social y
científicamente significativos, pertinentes a la realidad sociocultural del momento.
Establecen con carácter de ley qué y cómo enseñar. Un ejemplo notable es en la década del 90, cuando se
produjo una desresponsabilización del Estado como garante de lo común. Lo que trajo como consecuencia
una división de las prácticas de enseñanza y desigualdades sociales.
Por tal motivo se hace hincapié en garantizar la unidad del sistema educativo y la igualdad de los sujetos en
su derecho de educación.

Diseños Curriculares Paradigmáticos


Se llaman paradigmáticos porque centralizan una serie de conceptos y fundamentaciones que, al articularse,
generan nuevos sentidos enmarcando y direccionando la propuesta político-educativa. Algunos conceptos
son la inclusión, justicia, la interculturalidad, sujeto pedagógico, enseñanza, ciudadanía, trabajo, ambiente,
entre otras.

Diseños Curriculares Relacionales


Además son relacionales, ya que los conceptos seleccionados en el párrafo anterior guardan vínculos entre
sí, los procesos de revisión y desarrollo curricular son entendidos como procesos simultáneos que se dan en
el diálogo de las prácticas y también porque se adopta a una concepción relacional del sujeto pedagógico.

4 Valoración personal y conclusión

El desarrollo de políticas públicas para la democracia lo que intenta es producir condiciones efectivas de
equidad e inclusión política. Este desarrollo se enfrenta a múltiples obstáculos, originados en las disparidades
políticas estructuradas a lo largo del tiempo y la historia de cada gobierno. De ahí que el diseño institucional,
las reformas y las innovaciones en materia de política pública requieran, no solamente encontrarse
respaldados por capacidades efectivas de actuación pública, sino por coyunturas políticas propicias y
convicciones democráticas firmes.

El contexto sociopolítico argentino cambiante, que marca los límites y posibilidades de la acción estatal para

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orientar y conducir el sistema educativo, es posible de ser analizado dentro de cuatro etapas postdictadura: a)
las políticas educativas durante la transición democrática, momento de reconfiguración institucional y
reapertura del debate político b) la reforma educativa de la década de 1990 , la tecno burocratización de la
política y mercantilización de la educación en sintonía con las políticas neoliberales, vaciamiento de contenido
político c) las políticas educativas de la década de 2000 y la reapertura del debate político, y d) las políticas
educativas durante el macrismo (2015-2019)
La pérdida de centralidad del Estado como articulador de las relaciones sociales, a favor del mercado que se
vivió en los años noventa (y durante el macrismo) vació de contenido a la política volviéndola una cuestión
técnica o de expertos. La política educativa fue utilizada para legitimar un cambio que, lejos de orientarse al
logro de la calidad, se orientaba exclusivamente a la disminución del gasto fiscal, al ajuste presupuestario.
Las políticas llevadas adelante por el presidente Mauricio Macri han tenido como objetivo producir la
restauración de un nuevo orden neoliberal.
Citando al ex Ministro de Educación de Cristina Kirchner, Juan Carlos Tedesco: “La debilidad del debate
político-educativo se expresa en el carácter angelical, tecnocrático o abstracto que suelen asumir los
discursos con los cuales se discute de educación, en los que predominan un fuerte anacronismo y falsos
dilemas ideológicos. Para los sectores generalmente identificados con posiciones progresistas parecería que
la defensa de la justicia social les impide hablar de excelencia académica, eficiencia, competitividad y
responsabilidad por los resultados. Para los sectores preocupados por la eficiencia parecería que la condición
necesaria para lograrla es seleccionar y excluir a los que no acceden a los estándares definidos como metas
que deben ser alcanzadas. Superar la antinomia entre justicia social y excelencia académica constituye el
gran desafío que enfrenta la política educativa argentina en el mediano y largo plazo.” (2015)
Ciertamente, los debates político-educativos permiten dar cuenta de la complejidad de la problemática,
posibilitan explorar los diferentes posicionamientos y las formas de intervención frente a las políticas, las
narrativas/ argumentaciones que se ponen en juego para fundamentar dichas posiciones. La falta de
consensos en los sectores dirigentes tiene inmediatas repercusiones en una sociedad civil que soluciona sus
problemas educacionales concretos como puede, y esto mismo me fue posible de ser develado durante las
Prácticas Docentes realizadas en el 1er año del Profesorado de Teatro. Las visitas, observaciones y
entrevistas realizadas en las instituciones educativas durante este período (2019) dieron cuenta de la
diversidad de situaciones particulares en las que se desarrolla la enseñanza dentro del conurbano
bonaerense, en contextos vulnerables, con escaso acompañamiento de recursos por parte de las políticas
educativas.
Es dentro mismo de los mundos escolares, en contacto estrecho con ellos, donde une se da cuenta de lo
relevante que es que el diseño curricular, las políticas educativas se adapten a las necesidades de cada
contexto para así fortalecer el diseño curricular común integral e inclusivo y colaborar a garantizar los
aprendizajes de todos, todas y todes, evitando así, caer en posiciones meritocráticas, características de la
cultura neoliberal, que continúan (aún) tan presentes en nuestra sociedad.
Más allá de los documentos oficiales (y este mismo siendo un ejemplo de avance); siempre queda para
garantizar la apertura a esos mundos posibles, a esos futuros posibles anhelados, la memoria colectiva y la
posibilidad, siempre latente, de desafiar las contradicciones y de cuestionar de raíz las fuerzas que dominan,
sean estatales, privadas, o más bien político-culturales cuyos intereses y disputas muchas veces nos han
llevado a retroceder en cuanto a lo avanzado en términos de política educativa heterogénea, inclusiva y
democrática.
Interpelar la inclusión implica repensar los binarismos para reflexionar acerca de los modos en los que
construimos lazo social. Los compromisos normativos con la democracia, la legalidad y los derechos
humanos no se adquieren de modo espontáneo; es necesario promoverlos en nuestras prácticas.

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