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individuales y el
aprendizaje
Contenido
¿Qué son las diferencias individuales?......................................................................3
La personalidad……………………………………….................................................………………..3
La inteligencia……………………………………......................................................…………………5
El profesor y las diferencias individuales………........................................………………….9
La motivación…………………………………………................................................……………….12
Programas de intervención en motivación para aprender….............................……….17
Conclusión………………………………………………….......................................................….22
Bibliografía..................................................................................................24
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
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1. ¿QUÉ SON LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES?
A) LA PERSONALIDAD
El temperamento está muy relacionado con la personalidad. Éste puede definirse como
el estilo de comportamiento y la forma característica de responder de una persona. Al-
gunos estudiantes son activos, otros son tranquilos, otros cálidos y acogedores y otros
inquietos y molestos. Algunos son lentos para responder y otros de temperamento
difícil. La personalidad, entendida como un conjunto o sistema bastante amplio, in-
cluye otras características diferenciales y otros procesos del sujeto que involucran un
conjunto de aptitudes y la capacidad cognitiva generalmente acuñados bajo el tér-
mino de “inteligencia”. De hecho, según Santrock (2006) se puede hablar acerca de las
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diferencias individuales de la personalidad y en otras áreas, pero la inteligencia es la
que recibe la mayor parte de la atención, y sobre la cual se han planteado la mayoría
de las conclusiones acerca de las distintas capacidades de los estudiantes.
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B) LA INTELIGENCIA
cada persona tiene una capacidad mental general que puede medirse y cuantificarse
por medio de un número (Santrock, 2006, p. 106). La inteligencia es una de las pose-
siones más apreciadas aun cuando la mayoría de la gente no ha podido coincidir en
su definición. A diferencia de otras características humanas como la estatura, el peso
y la edad, la inteligencia no puede medirse en forma directa. Sólo se puede evaluar la
inteligencia de un estudiante de manera indirecta al estudiar sus actos inteligentes.
En su mayoría, se ha basado en pruebas escritas de inteligencia para proporcionar un
estimado de la inteligencia de un estudiante.
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• Algunos teóricos consideran que la inteligencia es una habilidad básica que
influye en el desempeño de todas las tareas de índole cognoscitiva, y tienen
algunas evidencias que los apoyan.
• Charles Spearman en 1927 propuso la existencia de un factor o atributo men-
tal al que llamó “g” o inteligencia general que se utiliza para realizar cualquier
prueba mental, pero que cada instrumento requería además de “g” algunas ha-
bilidades específicas.
• Spearman suponía que los individuos varían en cuanto a su inteligencia gener-
al y sus habilidades específicas, y que estos factores en su conjunto determinan
el desempeño de las tareas mentales (Woolfolk, 1999).
Pero fue Howard Gardner que en 1983 propuso su teoría de las inteligencias múlti-
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
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mentales para coordinar movimientos corporales. Gardner ve como correlatos
la actividad mental y física.
• Interpersonal: Relacionada con la capacidad para comprender las intenciones,
motivaciones y deseos de otras personas. Permite a las personas trabajar de
manera efectiva con otros. Educadores, comerciales, religiosos y líderes políti-
cos son personas que necesitan tener bien desarrollado este tipo de inteligen-
cia.
• Intrapersonal (Woolfolk, 1999): Supone la capacidad para comprenderse a
uno mismo, para apreciar los propios sentimientos, temores y motivaciones. El
punto de vista de Gardner implica la necesidad de tener trabajado de manera
efectiva el modelo sobre nosotros mismos, y ser capaz de usar esa información
para regular nuestras propias vidas.
Pero además de la inteligencia, hay muchas otras variaciones individuales que inciden
en el aprendizaje. Una de ellas es la creatividad. Howard Gardner (en Woolfolk, 1999)
define al individuo creativo como una persona que por lo general resuelve problemas,
genera productos o define nuevas preguntas de un dominio de una manera que al
principio se considera novedosa pero que al final es aceptada por determinado en-
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
torno cultural. Esto implica que no hay algo llamado creatividad general pero también
significa que la creatividad implica ser inventivo. Al parecer la creatividad necesita
conocimiento amplio, flexibilidad y reorganización continua de las ideas.
Hay otras diferencias individuales, que si bien tienen poco que ver con la inteligen-
cia, sí influyen en el aprendizaje escolar. Se trata de los estilos cognitivos y estilos de
aprendizaje, términos que a menudo se usan indistintamente; en general, los profe-
sores prefieren hablar de estilos de aprendizaje y los psicólogos de estilos cognitivos.
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a actuar con rapidez y de manera impulsiva o a tomarse más tiempo para responder
y reflexionar sobre la exactitud de una respuesta. Los estudiantes impulsivos suelen
cometer más errores que los estudiantes reflexivos, y por tanto tienen más proba-
bilidades de tener éxito que los estudiantes impulsivos en las siguientes tareas: re-
cordar información estructurada, lectura de comprensión y de interpretación de tex-
tos y solución de problemas y toma de decisiones. También los estudiantes reflexivos
tienden más que los impulsivos a establecer sus propias metas de aprendizaje y a
concentrarse en información relevante.
Se han desarrollado distintos modelos y teorías sobre los estilos de aprendizaje los
cuales ofrecen un marco conceptual que permite entender los comportamientos dia-
rios en el aula, cómo se relacionan con la forma en que están aprendiendo los alum-
nos y el tipo de acción que puede resultar más eficaz en un momento dado.
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Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
¿Por qué el profesor enseña en la forma que enseña? Seguramente hay muchas ra-
zones por las que los profesores desarrollan las actividades de enseñanza, es decir,
actividades que tienen la intencionalidad de generar aprendizajes en los alumnos, en
determinadas formas o con determinados estilos. Una es que el profesor reproduce
inconscientemente prácticas de enseñanza a partir de la práctica pedagógica a que
estuvo sometido durante sus años de estudiante. Otra es que genera esas actividades
de enseñanza a partir de su forma particular de ser y de aprender, lo que privilegia a
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aquellos estudiantes que aprenden de la misma forma que él.
En todo proceso de aprendizaje hay un sujeto que aprende. Ese alguien con sus carac-
terísticas, su capacidad, aptitudes e intereses, pero también sus energías, sus procesos
propios, su autoconciencia, es relevante para los procesos mismos de aprendizaje. Ne-
gar, ignorar o no entender ese concepto básico es de antemano negar o disminuir las
posibilidades de un aprendizaje efectivo. Desde un enfoque de aprendizaje a partir de
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
En un primer momento, el profesor necesita tener una formación sólida en este tema.
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Los programas de formación docente deben no sólo profundizar en la base conceptual
y teórica de este tema, sino también proporcionar una serie de opciones didáctico-
pedagógicas que aborden consistente y efectivamente las diferencias individuales
dentro del salón de clases. Ese vacío en la formación puede imposibilitar al docente
de hacer, de orientar y de facilitar mejores propuestas de aprendizaje para sus alum-
nos. En un segundo momento, los maestros en servicio necesitan reforzar continu-
amente este concepto y práctica a través de nuevas formas metodológicas de abordar
las diferencias de aprendizaje. Además, las instituciones educativas pueden y deben
apoyarse en psicólogos y expertos para que ayuden al maestro por un lado a identifi-
car y por otro a trabajar en función de dichas diferencias individuales.
Por lo tanto se impone la necesidad de concebir una intensa labor pedagógica, me-
diante la cual se pueda atenuar las diferencias individuales de los estudiantes, pues
existe una gran heterogeneidad tanto en lo cognitivo como en lo educativo entre
nuestros estudiantes, de aquí es que se propone reflexionar sobre cómo lograr una
mejor atención a las diferencias individuales, específicamente a aquellos que están
por encima del nivel promedio del grupo de estudiantes con el cual o con los cuales
se trabaja.
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
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Un tratamiento inadecuado en este aspecto puede llevar a que perdamos a ese alumno
por el resto del proceso, ya que su autoestima puede verse afectada y no responderá
más por temor a las burlas o bromas de sus compañeros. Aquí es necesario enfatizar
en el valor y la importancia de los valores socio-afectivos que ayudan al desarrollo del
aprendizaje. En este punto juega un papel muy importante la motivación que se haga
en las aulas.
El profesor debe tratar en la medida de lo posible, que la clase sea amena y diver-
tida para lograr captar la atención de los alumnos, siempre trazando pautas para una
correcta asimilación y comprensión de la asignatura. Debido a que la motivación en
estudiantes universitarios es más difícil, es vital que el docente mantenga una actitud
positiva y afable con sus estudiantes para que gradualmente se eliminen temores ha-
cia la asignatura.
Para lograr este objetivo se debe crear un ambiente agradable, una relación profesor-
alumno de respeto mutuo, de compañerismo que propicie la autoconfianza ante los
errores o preguntar dudas. El trabajo con los alumnos aventajados también se puede
incluir dentro de un tipo de atención a las diferencias individuales, pues estos a difer-
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
encia de aquellos que tienen problemas con el aprendizaje, asimilan los contenidos de
una forma más rápida y en momentos quedan ansiosos de actividad docente; y es ahí
donde desvían su atención hacia otras actividades.
LA MOTIVACIÓN
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se esbozaron nuevos conceptos explicativos de por qué los organismos se compor-
tan como lo hacen, sobresaliendo los de impulso (Woodwoorth, 1918) y necesidad
(Dunlap, 1919), adquirida o aprendida. Desde entonces, los investigadores apenas se
preocuparon por identificar tipos específicos de motivos, sino más bien de describir y
explicar los factores que influyen y determinan la dirección, fuerza y persistencia de la
conducta motivada. Es decir, se dedicaron de lleno al estudio de la motivación.
Así, por ejemplo, cuando el profesor advierte que un estudiante permanece largo
tiempo sentado o quieto en su pupitre, puede pensar o inferir que está fuertemente
motivado para el aprendizaje, pero también puede pensar que está poco motivado
por la falta de actividad aparente. Con todo ello y, a pesar de estas interpretaciones
subjetivas de la conducta, la motivación supone un acercamiento notable al proceso
de explicación científica de la conducta y, sobre todo, constituye un elemento útil y
esencial en el ámbito de la acción educativa (Beltrán, 1984).
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sujetos para el examen, o para hacer una demostración brillante ante las autoridades,
sino que debe actuar de tal manera que la motivación trascienda del ambiente físico
inmediato y se proyecte hacia el futuro, activando los dinamismos del alumno al mar-
gen de los incentivos externos habitualmente presentados (Vargas 1980).
Esto quiere decir que la motivación es uno de los factores, junto con la inteligencia y
el aprendizaje previo, que determinan si los estudiantes lograrán los resultados aca-
démicos apetecidos (Beltrán et Al., 1987). En este sentido la motivación es un medio
con relación a otros objetivos.
De todas formas, la motivación también constituye,
por sí misma, un objetivo de la educación. La sociedad necesita y desea que los es-
tudiantes se sientan interesados por las actividades intelectuales, no sólo durante la
etapa de la enseñanza formal, sino también después que ésta haya terminado, lo que
se consigue poniendo al estudiante al control de lo que produce; es decir, haciendo
que el aprendizaje sea reforzante por sí mismo.
El profesor habrá de lograr que los alumnos no sólo mantengan un elevado nivel de
regularidad en el estudio de una determinada materia, sino que, incluso, se sientan
atraídos hacia esa materia y, para conseguirlo, será preciso que el alumno encuentre
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
En el contexto escolar, Good y Brophy (1983) afirman que el término motivación des-
igna el grado de participación y perseverancia de los alumnos en la tarea, cualquiera
que sea la índole de la misma. Por otra parte, la motivación es extremadamente com-
pleja como para reducirla a un proceso unitario, en realidad, representa uno más entre
los muchos factores determinantes de la conducta, como son el cognitivo, emocional
y actitudinal.
Debido a este carácter complejo y difuso, la motivación mantiene am-
plias relaciones con otros conceptos también comprometidos con la dirección y la
intensidad de la conducta, como son el interés, la necesidad, el valor, la actitud y la
aspiración.
Mientras que el interés hace referencia a la atención selectiva dentro del campo, la
necesidad implica falta o carencia de algo que puede ser suministrado por una deter-
minada actividad.
Más complejo resulta el concepto de valor, que implica una orien-
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tación a la meta o metas centrales en la vida de un sujeto. También, la actitud tiene
un cierto parentesco con la motivación. En la actitud se distinguen tres componentes:
el cognitivo (ideas o creencias acerca de algo o alguien), emocional (sentimientos de
agrado o desagrado) y conductual (conducta relacionada con el objeto de la actitud).
0,45, con lo que podemos pensar que, a mayor inteligencia, habrá mayor rendimiento.
Ahora bien, al no darse una correlación perfecta, habrá algunos sujetos de baja capaci-
dad con alto rendimiento y, al revés, sujetos de alta capacidad con bajo rendimiento;
esto es, precisamente, lo que configura los conceptos de supra-rendimiento y de infra-
rendimiento; es decir, un rendimiento mayor o menor que el predicho sobre la base
de la inteligencia individual.
No obstante, a pesar de que son muchos los constructos relacionados (locus control,
valor dado a las metas, expectativas de éxito, percepción de competencias, atribu-
ciones, ansiedad, etc.), han terminado por integrarse en modelos o teorías sobre la
motivación que intentan explicar sus interrelaciones.
Weiner (1986), señala que, en-
tre otros aspectos, toda teoría de la motivación debe contemplar los siguientes:
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• Estar basada sobre otros conceptos más allá del de homeostasis.
• Abarcar bastante más que el hedonismo.
• Incluir todos los procesos cognitivos.
• Tener en cuenta la experiencia consciente.
• Interesarse por el self.
(yo)
• Integrar un amplio abanico de emociones.
• Construirse sobre el apoyo de relaciones empíricas.
• Explicar las relaciones causales entre cognición, afectividad y comportamien-
to.
1º. Desde los años 20 hasta mediados de los 60, se caracterizó por el estudio psico-
analítico y del drive, cuyo concepto dominante fue el de homeostasis. La investigación
estuvo asociada a la conducta subhumana, particularmente, en la investigación ex-
perimental sobre: conducta motora, instinto, impulso, arousal, drive y energetización.
Los psicólogos intentaron averiguar qué es lo que mueve a un organismo a restaurar
su estado de equilibrio (homeostasis), ocupándose de factores externos como los re-
fuerzos. En la década de los 50, algunos autores, como Lewin, Atkinson y Rotter, im-
pulsaron teorías motivacionales cuasicognitivas, pero siguieron aludiendo a los drives
internos y los refuerzos externos como determinantes de la motivación.
2º. A partir de los años 60, nacen las teorías cognitivas sobre la motivación, centrán-
dose en la experiencia consciente; siendo, a partir de entonces, cuando surge el in-
terés por la motivación de rendimiento, destacando su importancia en la vida de las
personas, junto a los logros. Así, la teoría de Atkinson, destacó que la motivación de
rendimiento está determinada por el valor dado a la meta y las expectativas de con-
seguirla, atendiendo a las características de las personas con alta y baja necesidad de
rendimiento, ansiedad y control interno.
3º. Desde los años 70 hasta nuestros días, la pauta viene marcada definitivamente por
las teorías cognitivas, decayendo el interés por el estudio de la motivación (Toates,
1986), orientándose a la determinación de la importancia de algunos de sus aspectos
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constitutivos (Vila,1984), destacando el autoconcepto como elemento nuclear de las
teorías motivacionales. Los estudios se centran en el papel de la atribución causal, la
percepción de competencia, la percepción de control, las estrategias de creencias so-
bre capacidad y autoeficacia, la indefensión aprendida y un amplio etc. Precisamente,
su valor educativo resulta notable, especialmente, porque facilita el conocimiento de
la conducta y el rendimiento escolar, así como las líneas maestras necesarias para mo-
tivar a los estudiantes, enriquecedoras de la personalidad y eficaces para implicarlos
activamente en su propio aprendizaje.
La opinión de Brophy y Kher (1986) es que, cuando los alumnos empiezan la escuela,
poseen un cierto entusiasmo que gradualmente se transforma en rutina, en la que el
interés se centra en ser capaz de responder a los requerimientos formulados. Pero,
¿por qué se da ese descenso en el entusiasmo-motivación?
Los profesores no son meros reactivos de los patrones motivacionales que los alum-
nos han desarrollado antes de entrar en la escuela (Wlodkowski, 1981). Crear un en-
torno en el que se eliminen los elementos deprimentes y se creen las condiciones
deseables, como:
a) Asegurar un adecuado equilibrio entre las exigencias de la tarea y las habili-
dades de los sujetos,
b) Animarles a que hagan preguntas y aprendan de sus errores,
c) Minimizar el papel de maestro como figura autoritaria y el valor de los
exámenes y las calificaciones,
d) Emplear la alabanza y el elogio correctamente (tal como indica Brophy, 1981);
Estas serían algunas de las funciones más significativas del profesor en el aula (Brophy,
1987; Elliott, 1988).
Para llevar a cabo esa «socialización» de la motivación, Brophy y
Kher (1986) proponen las siguientes técnicas:
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3ª. Instruir directamente a los alumnos en el procesamiento de la información, resolu-
ción de problemas, conciencia metacognitiva y destrezas de autocontrol.
4ª. Establecer situaciones óptimas de aprendizaje, a través de introducciones a la tar-
ea, que subrayen los propósitos y resultados por ella requeridos.
5ª. Centrar la atención sobre estos resultados a través del tipo de preguntas que se
hacen y la retroinformación que los alumnos reciben.
Las estrategias para socializar la motivación para aprender de los estudiantes se agru-
pan según Brophy (1987), como ya esbozan Brophy y Kher (1986), alrededor de tres
núcleos: Recondiciones para estimularla, estrategias para inducirla, diseño de tareas y
selección de estrategias. Estas estrategias, que han sido posteriormente desarrolladas
y ampliadas por Brophy (1987) y generalizadas por McCombs y Whisler (1989), con-
stituyen actualmente los puntos culminantes de la investigación en estrategias moti-
vacionales, tales son (Brophy, 1987):
1. Entorno de apoyo (un ambiente que no cree ansiedad, anime a los estudiantes,
apoye sus esfuerzos de aprendizaje y les haga sentirse a gusto, sin miedo a ser critica-
dos cuando cometan errores).
2. Nivel de dificultad apropiado (las tareas deben permitir el éxito a los alumnos con
un nivel de esfuerzo razonable).
5. Programar para el éxito (para alcanzar el éxito, la instrucción deberá partir del nivel
de cada alumno, avanzar paso a paso y preparar suficientemente a los alumnos para
pasar de un nivel a otro sin problemas. Esto no dependerá de la dificultad de la tarea
sino de preparar a los estudiantes, a lo largo de la instrucción, apoyándoles en sus es-
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fuerzos a través de las orientaciones y las retroalimentaciones adecuadas).
7. Ayudar a los alumnos a reconocer los nexos entre esfuerzo y resultados (mediante
el modelado, la socialización y la retroalimentación).
III. Para sustituir los incentivos extrínsecos.
Las estrategias para suplantar la mo-
tivación extrínseca no intentan incrementar el valor que los estudiantes dan a una
tarea en sí misma, sino unir la ejecución exitosa con el acceso a recompensas apre-
ciadas.
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
11. Llamar la atención sobre el valor instrumental de las actividades académicas (don-
de sea posible, mostrar que el conocimiento o las destrezas desarrolladas a través
de una tarea académica, permiten al estudiante hacer frente a sus necesidades y le
proporcionan una oportunidad más para el mañana).
13. Incluir elementos nuevos y variados (por ejemplo, hacer, que el ejercicio siguiente
se resuelva de modo distinto al anterior).
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14. Permitir elecciones o decisiones autónomas (dentro de las limitaciones impuestas
por los objetivos instruccionales, dar a los estudiantes oportunidades para que ex-
perimenten su libre decisión o creatividad, determinando cómo organizar su tiempo
y esfuerzos).
15. Proporcionar ocasiones para que los estudiantes respondan activamente (a través
de juegos, experimentos, proyectos, simulaciones, intercambio de roles, etc.).
16. Dar retroalimentación inmediata a las respuestas de los alumnos (no sólo a través
de la interacción directa con el maestro, sino también dando instrucciones o claves
para supervisar el propio trabajo, o ayudándose de alumnos aventajados en esa tarea).
17. Permitir a los alumnos crear «productos acabados» (los alumnos, ante una tarea
compuesta por varios apartados, prefieren desarrollarla toda a que no se le asigne la
realización de una o más partes; de esta manera experimentan, tras su realización, un
mayor sentimiento de satisfacción personal por el trabajo y esfuerzo realizado).
20. Incluir objetivos de alto nivel y cuestiones divergentes (como actividades de análi-
sis, síntesis, evaluación, aplicación, relación, predicciones, opiniones, soluciones posi-
bles, etc., en el desarrollo del contenido).
21. Dar oportunidades para interactuar con los compañeros (grupos de calidad, equi-
pos de trabajo, reuniones de solución, etc.).
20
22. Modelar el interés en el aprendizaje y la motivación para aprender (el profesor
mostrará que considera el aprendizaje como una actividad gratificante y de autorreali-
zación, que produce satisfacción personal y enriquece nuestras vidas, compartiendo
con los alumnos sus intereses acerca de películas, conciertos, música, etc., o sus opin-
iones acerca de los sucesos diarios).
24. Reducir la ansiedad de los estudiantes durante la realización de las tareas, apli-
cando las estrategias necesarias.
25. Proyectar intensidad (para indicar a los alumnos que el nuevo material exige con-
centración y atención, avanzando despacio, haciendo hincapié en las palabras clave,
modulando la pronunciación, etc.).
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje
26. Proyectar entusiasmo (presentar los contenidos de manera que sugieran que son
interesantes o atractivos, indicando las razones por las que se los considera así).
27. Inducir el interés o aprecio de la tarea (subrayando sus conexiones con conteni-
dos que los alumnos consideran importantes o interesantes, mencionando las aplica-
ciones del conocimiento o destrezas).
28. Inducir la curiosidad o la duda (de modo que resuelvan la ambigüedad propuesta
o rellenen sus vacíos de conocimiento).
31. Inducir a los estudiantes a que generen su propia motivación para aprender (pre-
guntándoles sus intereses en ciertas actividades, identificando las cuestiones que
quieren resolver, o anotando aquello que más les ha sorprendido).
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(dando guías para el aprendizaje del contenido, sobre cómo tomar notas o sobre qué
aspectos concentrarse).
CONCLUSIÓN
La efectividad de los procesos educativos y de aprendizaje está tamizada por una di-
versidad de variables que inciden –positiva o negativamente– en dichos procesos. El
maestro, como mediador y gestor de mejores experiencias de aprendizaje debe no
sólo estar atento a esas variables, sino también conocerlas y asumirlas en su práctica
pedagógica. Una preocupación permanente que tienen los docentes, mejor dicho,
uno de los retos que enfrentan los maestros en el día a día dentro de los salones de
clases es cómo generar una enseñanza más efectiva que se traduce en más y mejores
aprendizajes por parte de los estudiantes. Aunque esa preocupación se puede abordar
desde varios ángulos, dependiendo de las necesidades de los estudiantes y del perfil
profesional del docente, con seguridad un conocimiento más sólido de las diferencias
22
individuales, saber cómo atender las diferencias individuales de los alumnos, ayuda a
generar aprendizajes más significativos y más efectivos. Por tanto, conocer, entender,
comprender desde la práctica pedagógica que cada estudiante es un conjunto único
de talentos, habilidades y limitaciones y que por tanto requieren de educación más
acorde a sus propias formas y estilos de aprender es necesario e importantísimo para
Unidad 2 - Las diferencias individuales y el aprendizaje desplegar todas sus capacidades y desarrollar todas sus potencialidades.
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BIBLIOGRAFÍA
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student motivation to learn. En R.S. Feldman (Ed.): The social psychology of education.
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