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El término dificultad de aprendizaje conlleva una definición muy amplia y a veces confusa.
En ocasiones se convierte en una franca amenaza para tantos padres que reciben el
siguiente diagnóstico: “Sí, su hijo presenta dificultades de aprendizaje". En ese momento
sobrevienen las dudas, interrogantes y una fuerte ansiedad frente al tema (Díaz, 1995)
Y por otra parte, pero analizado desde una visión más restringida propuesta por Samuel
Kirk, padre de la educación especial, las Dificultades en el Aprendizaje conforman un
grupo diferenciado dentro del alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo.
Cabe destacar que todos en algún momento de nuestro desarrollo hemos presentado
dificultades para aprender. Sin embargo la duda es ¿Cuándo? esta situación se califica en
un rango más o menos acorde a lo esperado en relación al desarrollo y exigencias del medio
a una edad determinada (Díaz, 1995)
Para Rebollo & Rodríguez (2006) una dificultad de aprendizaje sería una alteración
neurológica o del sistema nervioso, sináptica y en la que el estímulo adecuado no provoca
los cambios descritos y característicos en el plano estructural y funcional. Para aclarar este
aspecto se han descrito características. (López, 2007).
"Un retraso, desorden o un desarrollo retrasado en uno o más de los procesos del habla, lenguaje, lectura,
escritura, aritmética u otras materias escolares como resultado de un hándicap psicológico causado por una
posible disfunción cerebral y/o trastornos emocionales o de conducta. No es el resultado de retraso mental,
Sin embargo, es necesario tomar en consideración los dichos de Romero & Lavigne (2005)
en los cuales indican que las dificultades de aprendizaje pertenecen al grupo de trastornos
que se confunden frecuentemente entre sí, y esto se produce debido a que no existe una
definición clara y porque hay un solapamiento entre los diferentes trastornos que integran
las Dificultades en el Aprendizaje, especialmente en los ámbitos educativos y sociales.
En torno a las características educacionales que pueden presentar los estudiantes con alguna
dificultad de aprendizaje (DA), se tiene que pese a lo señalado por el DSM-V en 2013,
estos no suelen presentar mayores problemas escolares, y tal como plantea Romero &
Lavigne (2005) dichos problemas escolares no suelen ser graves, y en la gran mayoría de
los casos no necesitan de una intervención especializada, sino que solamente requieren de
un seguimiento tutorizado.
Para Romero & Lavigne (2005), los alumnos/as con DA además manifiestan un
rendimiento académico medio-bajo o bajo pese a que sus capacidades indican que estos
alumnos son perfectamente capaces de obtener mejores resultados, junto con esto, dicho
rendimiento con frecuencia suele estar en alguna materia específica o parte de esta, como
por ejemplo: en lectura, ortografía o comprensión lectora de textos. Otra característica que
presentan los sujetos con DA en el ámbito educacional es que suelen estudiar poco y que
tienen malos hábitos de estudio, y que si bien leen correctamente, pocas veces o nunca
comprenden lo que leen, y además, presentan dificultades para expresarse de forma escrita,
tal como lo señalan Romero & Lavigne (2005):
“ […] Un ejemplo muy frecuente, lo constituyen alumnos que tienen problemas para aprender sólo
determinados contenidos de matemáticas o de lengua, o que manifiestan un rechazo generalizado hacia las
mismas (porque “no les gustan” o porque dicen que ellos “no valen” para aprenderlas), sin que, por ello,
Asimismo, y como complemento a lo que dice Ruiz (2010), es evidente que las
percepciones que los padres puedan tener de sus hijos pueden determinar en gran parte sus
actitudes y conductas hacia su entorno, influyendo esto de forma directa en el desarrollo,
maduración y rendimiento del alumno (Haager y Vaughn, 1995).
Se tiene además que las variables económicas de los sujetos con DA pueden ser un gran
obstáculo, puesto que no se puede diagnosticar precozmente la dificultad y por consiguiente
quienes sufren alguna DA son etiquetados de forma negativamente errada, lo que les priva
de una estimulación temprana y de metodologías de enseñanza que estén acordes a sus
necesidades. Muchos autores plantean además que las desventajas económicas y sociales
tienen diversos efectos sobre el desarrollo cognitivo, socioemocional y escolar de los niños,
de esta forma, indican que los ingresos familiares pueden influenciar de manera indirecta en
el rendimiento académico descendido de estos alumnos producto de las escasas
oportunidades de interacción con entornos estimulantes que tienen, a la limitación de
recursos o a los conflictos derivados de esta escases económica (Vera, Morales & Vera,
2005).
Por otro lado, la incorporación de alternativas válidas de formación para realizar acciones
laborales reales constituye uno de los principales desafíos de las personas con DA, de tal
forma que quien se educa mediante la capacitación o de las propuestas académicas sienta y
tenga claro que el ofrecimiento es un hecho concreto que valora sus habilidades y que no
corresponde a un acto de caridad (Florit, 2008).
Entrando en el terreno de las clasificaciones de las DA, durante los últimos veinte años se
han propuesto una serie de clasificaciones con respecto a las dificultades de aprendizaje,
dentro de las cuales existen cuatro posturas más importantes, que señalan que las
principales dificultades de aprendizaje se encuentran en el área de la lectura, la aritmética y
la expresión escrita.
Dificultades en la lectura
Los niños que presentan esta dificultad, en general tienen puntuaciones promedio en lectura
y escritura, pero en aritméticas están al menos dos años por debajo de aquéllas. Su
prevalencia se estima en uno de cada cinco casos de DA (Romero, 2005).
Un ejemplo de este trastorno es la digrafía, según Riera (2003) que corresponde a trastornos
en la organización psicomotora que controla la mano y el brazo, además de la regulación
visual motora que permite corregir errores que se cometen al momento de escribir.
Es necesario destacar que para poder ayudar a un niño/a que tenga alguna DA, el primer
paso para lograrlo es evaluar al alumno, para posteriormente poder diagnosticarlo, y dichas
evaluaciones se deben regir por las normativas evaluativas de cada país.
Biblio
DSM V (2013): “Manual del diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: texto
revisado”. Barcelona: Masson
Díaz, M. Gallardo, E. Niño, C. Niño, P. Paneque, J. & Rodríguez, R., (2005): “Dificultades
en el Aprendizaje: Unificación de Criterios Diagnósticos. I. Definición, Características y
tipos”. Andalucía. Vol. Nº 1.
Haager, D., & Vaughn, S. (1995): “Parent, teacher peer and self-reports of social
competence of students with learning disabilities”. Vol. 28 (4) 205-231
Krichesky, M., Giangreco, S., Socolovsk, T., Sirviendo V. (2006): “Escuela y comunidad:
desafíos para la inclusión educativa”. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología de la Nación.