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TEMA 12: ANCIANO: SALUD

Y ENFERMEDAD
Índice
1. Anciano y envejecimiento
2. Cambios en el proceso del envejecimiento
3. Enfermedad en el anciano
4. Geriatría y gerontología
5. Recursos asistenciales
6. Apoyo psicológico al anciano
1. ANCIANO Y ENVEJECIMIENTO
1.1. Anciano
A lo largo de la vida, las personas atravesamos diferentes etapas y
transiciones vitales; dejamos de ser niños para convertirnos en
adolescentes, más tarde en adultos y finalmente en ancianos. El paso a
la ancianidad no se produce “de golpe” ni se llega a ser anciano a partir
de un momento determinado, sino que supone un proceso dinámico y
por tanto, debemos entender la ancianidad como una época vital con
sus propias peculiaridades, ni mejores ni peores que en otras edades.
1.1. Anciano
En la RAE, un anciano es una “persona de mucha edad”. A su vez, entre
los sinónimos, encontramos palabras que normalmente se usan de
forma despectiva: viejo, abuelo, cano, etc. A la hora de dirigirnos a un
anciano debemos tener cuidado y hacerlo con respeto, sin emplear
términos que le puedan molestar.
1.1. Anciano
Además de la edad cronológica, debemos tener en cuenta la edad social, la
biológica y la psicológica:
– Edad cronológica: es el número de años vividos.
– Edad social: es la conducta social del individuo y se manifiesta en sus
relaciones sociales y en la capacidad funcional y productiva en el trabajo.
– Edad biológica: es la que viene dada por los cambios físicos y fisiológicos.
– Edad psicológica: es el funcionamiento del individuo en cuanto a su
conducta y capacidad de adaptación, lo cual está relacionado con los
cambios cognitivos, afectivos y de personalidad producidos a lo largo del
tiempo.
1.1. Anciano
Tomando la edad como referencia, la vejez se divide en cuatro etapas:
1. Tercera edad: a partir de los 65 años, edad de jubilación.
2. Ancianidad: comprende entre los 70 y 75 años. Se caracteriza por
cambios importantes a nivel físico y en las relaciones sociales y
familiares.
3. Última senectud: desde los 80 años, en la que existe un aumento de
las limitaciones de todo tipo.
4. Cuarta edad: a partir de los 90 años y caracterizada por un mayor
deterioro y la proximidad de la muerte.
1.2 Envejecimiento

El envejecimiento es el conjunto de cambios que van apareciendo a


nivel biológico, psicológico y social como consecuencia del paso del
tiempo.
1.2 Envejecimiento

Las características que definen el envejecimiento son:


– Lineal: ya que es un proceso que se inicia en el mismo momento en
que nacemos y que se desarrolla a lo largo de la vida.
– Inevitable: porque no puede detenerse, salvo con la muerte.
1.2 Envejecimiento

Las características que definen el envejecimiento son:


– Variable: puesto que no es semejante en los individuos, aunque
nacieran en la misma época y situación. En este proceso influyen otros
factores como la herencia, la configuración física, la personalidad, la
biografía y el entorno. Podemos observar cómo personas de la misma
edad muestran notables diferencias en cuanto a sus capacidades y
experiencias, así como en su actitud, comportamiento y personalidad.
– Asíncrono: ya que no envejecen a la misma velocidad los distintos
órganos del cuerpo.
1.2 Envejecimiento

Los individuos llegan a la vejez con distintos bagajes y experiencias


debido, no sólo al estado biológico de su organismo sino, sobre todo, a
la historia de aprendizaje y a las circunstancias que les ha tocado vivir.
Es importante que tengamos en cuenta una serie de factores que
repercuten en la actitud y el comportamiento frente al
envejecimiento: en primer lugar, la experiencia o historia de vida
individual; también influye el entorno familiar y social (posición
económica, naturaleza y grado de vida social, ocupaciones o
condiciones de vida) y, por último, la propia orientación hacia el futuro
del anciano, sus planes, miedos y esperanzas.
1.2 Envejecimiento
En nuestra sociedad, se observa un aumento de la edad media de la
población, esto es lo que denominamos envejecimiento demográfico.
Todo lo que contribuye a disminuir la proporción de niños y jóvenes
hace aumentar la proporción de adultos y ancianos, y a la inversa.
Estos cambios en la estructura son el resultado de los flujos de entrada
y salida de la población: nacimientos, defunciones y migraciones.
1.2 Envejecimiento
El proceso de envejecimiento de la población trae consigo una serie de
consecuencia sociales que debemos tener en cuenta:
– Diferencias internacionales. Los países desarrollados tienen pirámides
más envejecidas que las que han iniciado el proceso recientemente. Así
por ejemplo, Europa en su conjunto podría haber alcanzado un 16 % de
mayores de 64 años mientras que África apenas llega al 4 %.
– Feminización de la vejez. Existe una diferencia de mortalidad entre
ambos sexos y en todas las edades a favor de las mujeres, por lo que al
final hay más mujeres en edades avanzadas.
1.2 Envejecimiento
El proceso de envejecimiento de la población trae consigo una serie de
consecuencia sociales que debemos tener en cuenta:
– Sobreenvejecimiento. Las nuevas generaciones de mayores alcanzan
edades más avanzadas por haber llevado una vida más saludable que
las anteriores, lo cual, unido a las mejoras médicas y farmacológicas y a
un mejor estatus socioeconómico está generando una mejora de la
salud y mayor esperanza de vida.
– Mayor presencia social de los ancianos. Los mayores han ganado
presencia y relevancia no sólo en la familia, sino también en la vida
colectiva en general (electorado, patrimonio, demanda de servicios,
etcétera).
1.2 Envejecimiento
El proceso de envejecimiento de la población trae consigo una serie de
consecuencia sociales que debemos tener en cuenta:
– Mayor duración de las etapas previas a la vida adulta. El
alargamiento de la vida no se ha producido por tener más años de
vejez, sino de infancia y juventud. Estas etapas de aprendizaje y
experimentación permiten vidas más libres y mejor dotadas. Hoy se
consideran jóvenes a personas que hace un siglo estarían en las
puertas de la vejez. Por lo tanto, a este proceso, en lugar de
envejecimiento poblacional, podríamos denominarlo
“rejuvenecimiento demográfico”.
2. CAMBIOS EN EL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO:
BIOLÓGICOS, PSICOLÓGICOS Y SOCIALES
Vamos a conocer a continuación los cambios que se pueden producir
durante el proceso del envejecimiento en los aspectos biológico,
psicológico y social.
2.1. Cambios biológicos

El paso del tiempo hace que, con la vejez, el cuerpo presente diferentes
modificaciones.
En la siguiente tabla se pueden observar estas modificaciones
biológicas agrupadas en función de los aparatos o sistemas en los que
se desarrollen. Además, también se incluyen las consecuencias de
estas modificaciones.
2.1. Cambios biológicos
2.2. Cambios psicológicos

En la vejez, se producen cambios afectivos, en el funcionamiento


cognitivo y en la sexualidad que deben ser considerados como
normales y esperables.
Pero como se ha dicho anteriormente, no todo el mundo envejece de la
misma manera ni a la misma velocidad, y lo mismo ocurre en el área
psicológica, en la que influyen aspectos biológicos, sociales,
económicos y culturales. Vamos a ver los cambios psicológicos que se
producen en las áreas cognitiva, afectiva y sexual
– Área cognitiva
Es la referida a la capacidad intelectual y a la manera de pensar del
individuo. Entendemos por inteligencia la suma de capacidades para
adaptarse al medio de manera efectiva. Hay una inteligencia fluida
(capacidad de resolver problemas nuevos) y una inteligencia cristalizada
(que aplica a la situación presente la acumulación de experiencias
anteriores).
La inteligencia fluida, que depende de la capacidad de evolucionar y
adaptarse a situaciones nuevas, disminuye con el paso del tiempo, mientras
que la cristalizada, relacionada con la acumulación de experiencia, aumenta
con la edad.
– Área cognitiva
Los cambios que se producen en el lenguaje se reducen a la dificultad de
denominación o evocación de palabras y reducción de la fluidez verbal,
mientras que el vocabulario y la expresión verbal mejoran con las
experiencias acumuladas.
La memoria es un proceso cognitivo que permite al individuo almacenar
experiencias y percepciones que luego puede recordar en situaciones
posteriores. En el anciano se ve afectada la entrada de datos o fijación de las
impresiones sensoriales debido a las deficiencias en los sentidos, pero
también está influenciado por la atención e interés. En general, la memoria
a corto plazo está más deteriorada que la memoria a largo plazo.
– Área cognitiva
El tiempo de reacción también se alarga en el anciano, pero esto no supone
una disminución de la inteligencia. Se mantiene la capacidad de aprendizaje
aunque el ritmo sea menor y se deba enfocar la metodología a las
circunstancias del anciano. Entre los recursos para facilitar el aprendizaje
podemos señalar: dar más tiempo, compensar las deficiencias sensoriales
con métodos auxiliares, establecer un ambiente estimulante, no dar
demasiada importancia si al principio no se recuerda lo aprendido, o no estar
muy fatigado o ansioso a la hora de aprender, atender y preguntar dudas
– Área cognitiva
Por último, existen otros factores que influyen en el rendimiento de la
actividad mental como el estado de salud, las dotes iniciales, la formación
académica, el tipo de actividad profesional previa o un entorno
estimulante
– Área afectiva
La vejez conlleva una serie de situaciones conflictivas con vivencias de
pérdida: jubilación, marcha de los hijos, pérdida de seres queridos, mayor
proximidad de la muerte, enfermedades crónicas y pluripatología que, en
muchas ocasiones, conducen a la discapacidad y dependencia
– Área afectiva
Es lógico pensar que estas situaciones producen en el anciano reacciones
afectivas negativas, sin embargo:
● Las personas no cambian su personalidad al alcanzar la vejez. Los
principales rasgos de la personalidad no varían con el tiempo.
● Los mayores manifiestan los mismos niveles de felicidad que los
jóvenes.
– Área afectiva
Es lógico pensar que estas situaciones producen en el anciano reacciones
afectivas negativas, sin embargo:
● La experiencia emocional negativa se produce con menor
frecuencia a partir de los 60 años, existiendo mayor expresión de “felicidad”,
“gratitud” o “contento” que de “frustración”, “tristeza” o “rabia”.
● Las personas mayores se acomodan a las circunstancias y aprenden
acconceder distinto significado a los problemas entendiéndolos de
unacmanera más positiva
– Área afectiva
La mayoría de los rasgos negativos de la personalidad del anciano
(machaconería, sensiblería, autoritarismo, rechazo social, tendencia al
aislamiento y pasividad, estado de ánimo decaído, tendencia a la rutina y
evitación de situaciones nuevas) son consecuencia de factores no
relacionados directamente con la edad, sino con la situación
socioeconómica, el estado civil, la salud, el estado funcional o la educación.
– Área sexual.
Aunque la mujer pierde su capacidad reproductora tras la menopausia, se
comprueba que no tiene límite de edad para la actividad sexual y en el caso
del hombre, también se mantiene hasta edades avanzadas.
Sin embargo, y a pesar de que fisiológicamente no hay razón para ello,
parece ser que la actividad sexual disminuye en los ancianos varones
manteniéndose mejor el deseo; en la mujer, en cambio, existe un declive
en ambos aspectos. En cualquier caso, hay que desterrar la idea de que en
los ancianos desaparecen totalmente las relaciones y el deseo sexual.
– Área sexual.
En el caso del anciano sano y desde el punto de vista psicológico, es tan
normal mantener relaciones sexuales en la vejez como no hacerlo. Así
como muchos mantienen una actividad sexual, otros, por diferentes
motivos, llevan a cabo un desplazamiento hacia otros intereses de la vida
como la familia, los nietos, los viajes, etc., siendo personas
emocionalmente equilibradas
2.3 Cambios sociales
Tal como se ha señalado en apartados anteriores, en la vejez, las personas
tienen que ir adaptándose a numerosos cambios, muchos de los cuales
condicionan, con frecuencia, las relaciones sociales.
Entre estos cambios sociales, podemos encontrar la jubilación, la viudedad
y otras pérdidas
Jubilación
La jubilación consiste en el retiro del mundo laboral por haber cumplido la
edad exigida por la ley o por estar incapacitado para trabajar. Constituye un
importante cambio en el ciclo vital, porque modifica hábitos, organización
de la vida diaria, estructura de funciones y el sentido de eficacia y
competencia personales.
Aunque la jubilación es un cambio brusco al pasar de la actividad laboral a la
inactividad, se puede entender como un proceso que comienza cuando
todavía se está trabajando y pasa por una serie de etapas.
Jubilación
Etapas:
– En un principio, en la fase de prejubilación, se plantean expectativas y
objetivos más o menos alcanzables.
– En los primeros momentos de la jubilación, en la fase de “luna de miel”, se
intenta hacer todo lo que se deseó y no se pudo hacer cuando se trabajaba,
pero algunas personas no encuentran actividades satisfactorias y al no
cumplirse sus expectativas entrarían en la fase de desencanto.
– Más tarde, en la fase de reorientación, se empiezan a formar objetivos
más realistas para llegar, al final, a la fase de estabilización.
Jubilación
Afrontar modificaciones en el rol productivo, reconocimiento social y
laboral, nivel adquisitivo, habilidades y capacidades personales puede
resultar estresante para el jubilado. Sin embargo, no todas las personas se
ven afectadas negativamente.
Son muchos los factores psicológicos, físicos o sociales que influyen en la
vivencia de la jubilación, facilitando su aceptación, su adopción como una
oportunidad o liberación, o permitiendo ser ambivalentes, pero los más
relevantes son: el estado de salud, la personalidad, el apoyo social, el nivel
educativo, los ingresos económicos, la categoría y los factores laborales
previos.
Jubilación
Una jubilación positiva es el resultado de una correcta programación
respecto a la identificación de deseos, necesidades y planes para llevarlos a
cabo. La realización de distintos tipos de actividades sociales, productivas o
de tipo físico tiene efectos positivos como la disminución de la mortalidad, la
mejora del estado físico o la reducción de estados depresivos y aumento de
la felicidad
La viudedad
La viudez es una situación que conlleva problemas de adaptación social. Es
más frecuente que sea la mujer la que se quede viuda debido a la mayor
esperanza de vida del sexo femenino y porque tradicionalmente los hombres
se han casado con mujeres más jóvenes que ellos.
La viudedad introduce muchos cambios negativos aparte de la pérdida del
compañero: soledad, aislamiento, empeoramiento en la situación
económica, pérdida de relaciones sociales que se basaban en la pareja o
cambios del lugar de residencia (cuando el miembro que se queda solo se va
a vivir con los hijos o es institucionalizado).
Otras pérdidas
Las personas sufren, en el proceso del envejecimiento, un aumento de la
vivencia de pérdida o de “ya no tener algo”:
– Pérdida de salud: apareciendo enfermedades crónicas y la pluripatología.
– Pérdida de autoeficacia o competencia personal: el abandono del trabajo
por jubilación conlleva, como se ha explicado, otro tipo de pérdidas de
aspecto psicológico como la de autoeficacia o competencia personal.
– Pérdida de personas queridas: por la muerte de personas que formaban
parte del entorno habitual o porque los hijos se casan o se van a vivir fuera
del núcleo familiar aparece el síndrome del “nido vacío”.
3. ENFERMEDAD EN EL ANCIANO
3.1. Características de la enfermedad en el anciano

Ser anciano no significa estar enfermo. Sin embargo, es evidente que a


medida que transcurre el tiempo el organismo sufre una serie de cambios
que hacen a la persona más susceptible de padecer determinadas
enfermedades.
El envejecimiento representa una dificultad progresiva para mantener el
equilibrio fisiológico a la que se añade un aumento de la vulnerabilidad ante
cualquier agresión.
Las enfermedades, en la vejez, presentan una serie de propiedades
diferentes a las que tienen en otras etapas de la vida.
3.1. Características de la enfermedad en el anciano
Podemos observar:
– Multicausalidad: las enfermedades están causadas por distintos factores
externos e internos.
– Polipatología: suelen aparecer varias enfermedades a la vez, ya que existe
una afectación múltiple de órganos y sistemas. Es una constante que los
planos cognitivo y psíquico se vean afectados.
– Tendencia a la cronicidad: existe lentitud en la reparación de las lesiones
y es frecuente que se presenten diversos trastornos funcionales, pudiendo
afectar unos en la recuperación de los otros, haciendo que los procesos se
cronifiquen.
3.1. Características de la enfermedad en el anciano
Podemos observar:
– Riesgo de invalidez: existen dificultades para alcanzar el grado óptimo de
recuperación funcional.
– Sintomatología peculiar: en los ancianos, a veces, las enfermedades no
presentan su clínica característica y, en otras ocasiones, las personas
mayores ocultan o no llegan a expresar correctamente lo que les ocurre.
– Diferente respuesta terapéutica: se debe tener prudencia terapéutica, es
decir, ante la vulnerabilidad del anciano hay que poner especial cuidado en
la acción de los fármacos y en el uso combinado de varios de ellos.
3.1. Características de la enfermedad en el anciano
– Diferencias en las enfermedades:
● Aparecen enfermedades específicas, muy raras o inexistentes en
edades anteriores: como el carcinoma prostático o la incontinencia urinaria.
● Ciertas enfermedades tienen mayor prevalencia y trascendencia
clínica en el anciano que en otras edades: hipertensión arterial (HTA),
patología cardiovascular, problemas osteoarticulares, diabetes o alteraciones
en la visión y audición, etcétera.
● Enfermedades con particularidades en el abordaje y/o manejo:
estreñimiento, depresión y ansiedad e insomnio.
● Grandes síndromes geriátricos: determinados problemas y
enfermedades que afectan especialmente a los ancianos.
3.2. Grandes síndromes geriátricos
No hay enfermedades exclusivas de la vejez, pero sí existen ciertas
enfermedades y procesos que aparecen sobre todo en edades avanzadas y
con unas características distintas a cuando aparecen en otra época de la
vida, haciendo que su desarrollo, tratamiento y cuidados sean diferentes en
el anciano. Son lo que llamamos “grandes síndromes geriátricos”. Entre los
síndromes geriátricos que tienen mayor repercusión psicológica podemos
destacar: la incontinencia urinaria, el deterioro cognitivo y la demencia, el
síndrome confusional agudo, el síndrome de inmovilidad o el síndrome de
inestabilidad y las caídas
Incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria (IU) consiste en la pérdida involuntaria de orina
objetivamente demostrable y que ocurre en una cantidad o con una
frecuencia que la convierten en un problema social o higiénico. Con
frecuencia, aparecen efectos negativos a nivel físico, lesiones dérmicas o
infecciones; a nivel psíquico, frustración, depresión, tendencia al aislamiento
social o ingreso en instituciones, o social, aumento de costes sanitarios.
Sin embargo, con un adecuado estudio de la situación, una valoración
metódica y un tratamiento racional, la mayoría de los pacientes pueden ser
curados o adaptados a la sociedad.
Síndrome confusional agudo
El síndrome confusional agudo consiste en la alteración, de forma
momentánea y transitoria, de la función cerebral y del estado mental. Este
síndrome se caracteriza por una alteración en el estado de vigilia, su
aparición rápida y con vaivenes a lo largo del día, empeorando con
frecuencia por la tarde, (se le llama “síndrome del atardecer”), una
disminución de la alerta-conciencia, la desorganización del pensamiento y,
a veces, se sufren alucinaciones y pensamientos delirantes.
Síndrome de inmovilidad
El envejecimiento conlleva una serie de cambios: físicos (atrofia muscular y
enfermedades articulares), psicológicos (soledad, depresión y deterioro cognitivo) o
socioeconómicos (limitación de recursos y aislamiento social) que pueden llevar a la
inmovilidad. Esta inmovilidad se puede entender como el descenso de la capacidad
para desempeñar actividades de la vida diaria debido al deterioro del sistema
músculo-esquelético.
Podemos evitar las negativas consecuencias psicológicas de este síndrome de
inmovilidad siguiendo estas pautas: favoreciendo la expresión de sus sentimientos,
manteniendo la motivación hablando de objetivos realistas, explicando al anciano el
tratamiento que va a seguir, personalizando su entorno con objetos que sean
significativos para él, así como reduciendo al máximo la monotonía y rutina diaria.
Deterioro cognitivo y demencia

El deterioro cognitivo, y la demencia en especial, es la patología más


frecuente e incapacitante en el paciente anciano. De hecho, el 20% de los
mayores de 80 años sufre algún tipo de demencia. Como ya se ha visto, el
sistema nervioso sufre, con la edad, múltiples cambios que afectan a
todos los niveles funcionales, pero es muy difícil encontrar el límite entre
lo normal en el envejecimiento y lo patológico.
Deterioro cognitivo y demencia

Se puede definir la demencia como un síndrome clínico adquirido, debido


a múltiples causas y producido por una patología orgánica que produce
un deterioro persistente (durante más de 6 meses) y progresivo de la
memoria y otras funciones mentales superiores (pensamiento abstracto,
capacidad de juicio, etc.) ocasionando una incapacidad funcional que
afecta a las actividades sociales y/o laborales del individuo y representa
una merma importante del nivel de actividad que tuviera anteriormente.
Deterioro cognitivo y demencia

Dentro de las demencias encontramos la enfermedad de Alzheimer (o mal


de Alzheimer) que es una enfermedad neurodegenerativa que produce
deterioro cognitivo y trastornos conductuales. En su forma típica se
caracteriza por una pérdida progresiva de memoria y otras capacidades
mentales, debido a que las células nerviosas (neuronas) mueren y
diferentes zonas del cerebro se atrofian.
Síndrome de inestabilidad y caídas

Las caídas son mucho más frecuentes en los ancianos que en los otros grupos de
edad debido a que sufren enfermedades agudas o crónicas, inestabilidad,
alteraciones visuales, problemas en el sistema vestibular (sistema del equilibrio
situado en el oído interno), el locomotor o el neurológico, la polifarmacia y el uso
incorrecto de fármacos.
Por ello, se le resta importancia al pensar que son un hecho inevitable del
envejecimiento y, sin embargo, tienen importantes repercusiones en todos los
aspectos que pueden llevar a la incapacidad o la muerte: físicos (fracturas y, como
consecuencia, aumento de la mortalidad, daños en los distintos tejidos, hipotermia,
deshidratación, trombosis, etc.), psíquicos (síndrome post-caída o miedo a caer otra
vez con deterioro funcional y disminución de la actividad, estado continuo de
ansiedad, pérdida de confianza en sí mismo y aislamiento social), económicos y
sociales (aislamiento social, institucionalización o sobreprotección por parte de los
familiares).
4. GERIATRÍA Y GERONTOLOGÍA
4.1. Geriatría y gerontología

La gerontología es una ciencia cuyo objetivo es el estudio del fenómeno


del envejecimiento, no sólo en el hombre sino en todos los seres vivos.
Cubre diferentes áreas de conocimiento como: problemas sociales y
económicos, aspectos psicológicos, fisiológicos o biológicos. Existen, por lo
tanto, distintas ramas de la gerontología: gerontología social, psicogeriatría
y geriatría.
La geriatría es una especialidad de la medicina que se centra en la
prevención y tratamiento de las enfermedades del anciano, de modo que
se ocupa tanto de los ancianos sanos como enfermos.
4.1. Geriatría y gerontología
Los objetivos de la geriatría son los siguientes:
– Prevenir la enfermedad vigilando la salud del anciano.
– Evitar la dependencia. Si aparece la enfermedad, hay que evitar que
evolucione hacia la cronicidad e invalidez.
– Asistencia integral. Debe ocuparse de los problemas en todos los
aspectos médicos, sociales, mentales o funcionales mediante una
valoración geriátrica global, programada y exhaustiva y con una
colaboración multidisciplinar.
4.1. Geriatría y gerontología
Los objetivos de la geriatría son los siguientes:
– Rehabilitar, intentando mantener en la comunidad al anciano que ha
perdido su independencia física o social.
– Proporcionar cuidado progresivo, desde el inicio de la enfermedad hasta
su resolución, contando con diferentes recursos asistenciales (hospital,
asistencia a domicilio, unidades de rehabilitación, unidades de larga
estancia o residencias).
4.1. Geriatría y gerontología
Para cumplir estos objetivos la geriatría cuenta con esta serie de recursos:
– La valoración geriátrica: es el proceso de diagnóstico para establecer un
plan de objetivos y cuidados atendiendo a todas las dimensiones que
intervienen en la salud del anciano. Lo que se ha de hacer es:
1. Valorar los problemas médicos, que incluyen aspectos en la
nutrición, estado de órganos de los sentidos, salud bucodental y síndromes
geriátricos.
2. Evaluación de las capacidades funcionales.
3. Valoración mental, atendiendo a aspectos cognitivos y afectivos.
4. Valoración social
4.1. Geriatría y gerontología
Para cumplir estos objetivos la geriatría cuenta con esta serie de recursos:
– Equipo interdisciplinar: para conseguir una atención integral al anciano,
han de colaborar distintos profesionales entre los que se encuentran:
médicos, enfermeros, auxiliares, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales,
trabajadores sociales, psicólogos, etcétera.
– Recursos asistenciales adaptados a las diferentes necesidades del
anciano.
4.2. Valoración geriátrica
La valoración geriátrica está destinada a detectar ancianos con riesgo de
perder su funcionalidad o sufrir alteraciones en su salud e identificar,
describir, valorar y cuantificar sus posibles problemas utilizando diferentes
procedimientos y escalas
Valoración de anciano de riesgo
El anciano de riesgo o anciano frágil es aquel que presenta una mayor
probabilidad de perder progresivamente su funcionalidad y de sufrir
eventos adversos de salud como discapacidad, dependencia, caídas,
institucionalización o muerte.
Es muy importante detectar a tiempo, en estadios precoces, e intervenir
adecuadamente para tener más posibilidades de revertir y modificar la
evolución. Habitualmente, se utiliza el Cuestionario de Barber para la
identificación y captación de ancianos de riesgo. Este cuestionario se
considera positivo con una o más contestaciones afirmativas.
Valoración social
El funcionamiento social comprende las relaciones sociales y actividades
humanas que tienen lugar en la sociedad. En la salud social intervienen
factores como las interacciones sociales y recursos, adaptación personal y
bienestar subjetivo e integración ambiental.
Valoración de problemas médicos
Va dirigida a la valoración de la salud física. Se realiza a través de la historia
clínica, que es el relato de la enfermedad de un paciente, transcrita por un
profesional sanitario y que consta de diversas partes: entrevista o
anamnesis, exploración, diagnóstico o juicio clínico, plan de tratamiento y
cuidados y la evolución clínica. Los pacientes ancianos necesitan mayor
tiempo y dedicación al realizar la entrevista clínica, pues suelen ser más
lentos en comprender y responder las preguntas y pueden cansarse con
más facilidad. En ocasiones, ocultan síntomas creyendo que son normales
en el envejecimiento o por miedo al ingreso.
Valoración mental
Se valorarán la función cognitiva (capacidad para realizar funciones
intelectuales como recordar, orientarse o calcular) y la función afectiva
(centrándose en la ansiedad y en la depresión, que son los trastornos
psíquicos frecuentes en los ancianos). Una de las alteraciones cognitivas
más evidentes y que más preocupa a los ancianos es la que afecta a la
memoria y en especial a la memoria para los hechos cotidianos.
Valoración funcional
Se emplean escalas que valoran la capacidad para poder desarrollar una
vida independiente:
– Valoración de las actividades básicas de la vida diaria (AVD-B) Las AVD-B
son actividades básicas de autocuidado y motilidad como levantarse,
comer, vestirse, desplazarse, control de esfínteres o bañarse.
Valoración funcional
Ante un deterioro funcional son las últimas en perderse y las primeras en
recuperarse.
– Valoración de las actividades instrumentales de la vida diaria (AVD-I) Son
las actividades necesarias para vivir independientemente en la comunidad
(hacer la comida, tomar la medicación, manejar dinero, telefonear o usar el
transporte público).
– Valoración de las actividades avanzadas de la vida diaria (AVD-A). Se mide
la capacidad de realizar actividades complejas, que permiten al individuo
desarrollar un rol social, tales como aficiones (jardinería, bailar…) o
participar en actos comunitarios (reuniones de vecinos, acudir a actos
religiosos…).
5. RECURSOS ASISTENCIALES
Para conseguir sus objetivos, la geriatría cuenta con una serie de recursos
asistenciales adaptados a las diferentes necesidades, que serán distintas
según se trate de un anciano sano, enfermo o un paciente geriátrico. Los
recursos pueden ser sanitarios o sociales, y es necesaria la integración y
coordinación entre ellos para proporcionar una asistencia progresiva,
integral y de calidad.
5.1. Recursos sanitarios
Actualmente, los ancianos disponen de distintos servicios para su atención
sanitaria:
1. Unidades o servicios geriátricos. Son las unidades hospitalarias donde son
atendidos los pacientes geriátricos por un equipo multidisciplinar. Entre sus
objetivos están:
– Ingresar al paciente geriátrico que lo necesite.
– Valorar todos los problemas que influyan en el estado de salud del paciente.
– Rehabilitarlo hasta recuperar las mejores condiciones físicas y mentales
posibles.
– Planificar el momento del alta hospitalaria
5.1. Recursos sanitarios
Los servicios de geriatría cuentan con una serie de secciones o niveles
asistenciales:
– Camas para agudos: destinadas a pacientes con pluripatología o
agudización de una patología crónica que necesitan valoración o
tratamiento hospitalario.
– Camas de media estancia o camas de rehabilitación: para completar el
tratamiento, la rehabilitación o continuar la convalecencia.
– Camas de larga estancia: para cuidados prolongados que no pueden ser
administrados en el domicilio a enfermos con un deterioro avanzado, físico
y/o mental.
5.1. Recursos sanitarios
4. Atención primaria. Sus objetivos son captar a los ancianos de riesgo,
favorecer el apoyo de otros servicios sanitarios y sociales, prevenir y
controlar patologías, rehabilitar y recuperar la independencia del anciano y
apoyar a la familia. El programa de atención domiciliaria es uno de los
instrumentos fundamentales para prestar atención a los ancianos frágiles,
favoreciéndoles la permanencia en su casa. Se trata de un trabajo en
equipo en el que los profesionales se desplazan al domicilio del anciano
para efectuar una valoración de las necesidades y establecer un plan de
actuación; posteriormente, se realizarán visitas de seguimiento para
comprobar si las necesidades se han solucionado y descubrir otras nuevas.
5.2. Recursos sociales
La atención sanitaria al anciano se debe apoyar en los servicios sociales y
comunitarios. Entre estos últimos encontramos:
1. Servicios de ayuda domiciliaria. Apoyan la permanencia del anciano en el
hogar, ayudándole en las tareas que no pueda realizar.
– Servicios de ayuda social: las actividades no sólo deben basarse en la
limpieza de la casa, lavado de ropa o hacer la compra, sino que su tarea
consiste también en dar un apoyo psicológico y otro tipo de cuidados para
los que se necesita una apropiada formación.
– Servicio de catering: lleva la comida al domicilio del anciano, adecuada a
sus necesidades en cuanto a composición y cantidad.
5.2. Recursos sociales
La atención sanitaria al anciano se debe apoyar en los servicios sociales y
comunitarios. Entre estos últimos encontramos:
1. Servicios de ayuda domiciliaria. Apoyan la permanencia del anciano en el
hogar, ayudándole en las tareas que no pueda realizar.
– Teleasistencia: ayuda específica en alguna actividad o cuando sufren
accidentes en el hogar.
– Servicio de lavandería: recogen y lavan la ropa de los ancianos.
– Servicios de compañía: personas que acuden al domicilio durante unas
horas para conversar, salir a pasear, leer el periódico, etcétera.
5.2. Recursos sociales
La atención sanitaria al anciano se debe apoyar en los servicios sociales y
comunitarios. Entre estos últimos encontramos:
2. Servicios sociales comunitarios. Entre ellos, se encuentran:
– Clubes de 3.ª edad: centros diurnos dirigidos a ancianos válidos donde se
realizan principalmente tareas de ocio y socialización.
– Comedores.
– Vacaciones para la 3.ª edad.
– Aulas para la 3.ª edad.
5.2. Recursos sociales
La atención sanitaria al anciano se debe apoyar en los servicios sociales y
comunitarios. Entre estos últimos encontramos:
3. Servicios de soporte.
– Transporte.
– Personal de administración.
– Voluntariado: la tarea de los voluntarios es importantísima en la ayuda al
anciano. Son personas sensibilizadas en lo social que se comprometen de
forma desinteresada y gratuita a poner sus capacidades y tiempo libre al
servicio de las necesidades de la comunidad.
– Ayudas económicas
5.2. Recursos sociales
La atención sanitaria al anciano se debe apoyar en los servicios sociales y
comunitarios. Entre estos últimos encontramos:
4. Servicios residenciales. Lo ideal es que el anciano permanezca en su
domicilio el mayor tiempo posible y con buena calidad de vida pero, en
ocasiones, no puede por su discapacidad, porque la vivienda no está
convenientemente adaptada (escaleras, falta de iluminación, bañeras poco
accesibles o desniveles), o bien el sentimiento de soledad y el aislamiento
social le llevan a abandonar su hogar
5.2. Recursos sociales
Podemos encontrar diferentes servicios asistenciales, que se recogen a
continuación:
– Viviendas protegidas: en ellas conviven pequeños grupos de ancianos con
una persona que les tutela, dependiendo del grado de dependencia de los
miembros de la casa. Favorecen la convivencia, la solidaridad y la ayuda
mutua, aunque la convivencia entre personas con caracteres diferentes y
sin lazos afectivos anteriores puede ocasionar conflictos difíciles de
resolver.
5.2. Recursos sociales
Podemos encontrar diferentes servicios asistenciales, que se recogen a
continuación:
– Acogida familiar: familias que acogen en su casa a ancianos recibiendo
una ayuda económica.
– Apartamentos vigilados: suelen tener servicios complementarios
(restaurante, lavandería, ocio) y ofrecen numerosas ventajas: favorecen la
independencia y preservan la intimidad, mejorando así la autoestima.
– Residencias (públicas o privadas): Centros con atención profesional
integral en los que viven temporal o permanentemente ancianos con algún
grado de dependencia para su desarrollo personal.
5.2. Recursos sociales
En función de las características de los ancianos que son atendidos, las
residencias se clasifican en: residencias de válidos, destinadas a ancianos
que pueden valerse por sí mismos, residencias asistidas, que acogen a
ancianos con incapacidades que necesitan asistencia continuada para las
actividades de la vida diaria, o residencias mixtas, si atienden a ambos tipos
de ancianos.
6. APOYO PSICOLÓGICO AL ANCIANO

Es muy importante el aspecto psicológico en el anciano, pues como se ha


explicado, aparecen múltiples cambios en su vida y en muchas ocasiones se
sienten rechazados, pierden ilusión y autoestima y se muestran decaídos
por no ser reconocidos ni individual ni socialmente. Todo esto se debe a
que presentan una serie de características que nuestra sociedad valora
negativamente: no cumplen los cánones estéticos, determinadas actitudes
como reaccionar más lentamente o hacer las cosas de manera más
parsimoniosa, no se aceptan, su condición de “no activos”, no rinden
económicamente, presentan amplias demandas de servicios sanitarios,
económicos y sociales, etc.
6. APOYO PSICOLÓGICO AL ANCIANO

Además, está muy extendida la falsa creencia de que todos los cambios que
se producen en la vejez son hacia peor: se encierran en sí mismos, exigen
mucho, son muy irritables y difíciles de tratar, no les gustan los cambios, se
aferran a periodos anteriores porque son incapaces de adaptarse, son
lentos en sus acciones y pensamientos, son menos creativos, rechazan el
aprendizaje, suelen estar aquejados de múltiples enfermedades que les
impiden disfrutar, necesariamente hay que jubilarlos porque su capacidad
de producción ha disminuido y un largo etcétera. Todo lo cual vendría a
potenciar una idea de la vejez como problema de carácter social aislando al
anciano e inutilizándolo.
6. APOYO PSICOLÓGICO AL ANCIANO

Los aspectos que facilitan un buen envejecer en las personas mayores son:
– Poder decidir sobre su cuerpo y su propia vida.
– Mantener una actitud optimista ante la vida considerando la muerte
como algo natural y eliminando así el temor a morir.
– Adaptación a las nuevas condiciones biológicas, psicológicas y sociales.
6. APOYO PSICOLÓGICO AL ANCIANO

Los aspectos que facilitan un buen envejecer en las personas mayores son:
– Evitar las tensiones emocionales, la angustia y el estrés sostenidos.
– Establecer vínculos de intimidad, afecto y cariño.
– Preparación adecuada y con antelación del periodo de jubilación, de
manera que se tenga un proyecto de vida y una organización del tiempo.
– Sentirse activo, útil e implicado socialmente en la comunidad.
– Buscar nuevas metas, nuevos motivos de satisfacción y orgullo es un
medio para conseguir ser feliz en esta etapa de la vida, ya que anclándose
en el pasado sólo se consigue frenar el desarrollo y acelerar la decrepitud.

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