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CÓMO AUMENTAR LAS DEFENSAS DE LOS NIÑOS

¿Qué es el sistema inmune?


El sistema inmune es el protector del organismo. Virus, bacterias, hongos… nuestros hijos están todo el
día expuestos a ellos. Es importante saber cuáles son los alimentos que pueden ayudar a que su sistema
inmunológico sea más fuerte para evitar infecciones, tan comunes en esta época del año. Es
simple, mejor nutrición, menos infecciones.

La primera barrera que los virus y bacterias encuentran son la piel y las mucosas, por tanto, es
imprescindible que estén en buen estado.

La segunda es la flora intestinal que actúa impidiendo el crecimiento de virus y bacterias.

¿Qué afecta al sistema inmune?

Aparte de la genética, el uso indiscriminado de antibióticos, el estilo de vida y la


alimentación (aumento del consumo de grasas saturadas, azúcares, procesados y disminución de
legumbres, fibra, pescado, frutas y verduras) repercuten en el sistema inmunológico de nuestros
hijos.

La malnutrición afecta a la inmunidad del niño, tanto por exceso como por defecto. Es poco probable
encontrarse con niños malnutridos por defecto en nuestro país, es mucho más común la malnutrición por
exceso. Los niños obesos tienen más probabilidades de contraer una infección. Esto se debe a que
tienen alteraciones en la flora intestinal, y por su proporción de grasa, las inflamaciones son mayores.

¿Qué nutrientes necesitan para aumentar sus defensas?

Carbohidratos: Pan, pasta, arroz, legumbres, patata… proporcionan energía a las células inmunes.

Grasas: tienen un papel fundamental. Por ejemplo el omega 3 (pescado azul, frutos secos…) es un
potente antiinflamatorio, al contrario que las grasas saturadas (carnes rojas, embutidos,
bollería…) que reducen la respuesta inmunitaria. Son también muy beneficiosos el aceite de oliva y
el omega 6 (aceite de girasol, frutos secos…).
Proteínas: Un déficit proteico (Carne, pescado, huevos, queso, legumbres + cereales) está ligado
a la disminución de la formación de las inmunoglobulinas y producción de linfocitos.

Las vitaminas E y A (Legumbres, frutos secos, aguacate, olivas, pescado, brócoli, zanahoria,
calabaza, boniato, huevos…), C (Frutas y verduras como naranjas, limones, mandarinas, fresas,
kiwi, papaya, brócoli, perejil y pimiento…), y D (Pescado azul, lácteos no desnatados, luz
solar…)son muy importantes, aunque cabe decir que tampoco es bueno suplementarlas sin más, ya que
un exceso podría hacer el efecto contrario. Las vitaminas antioxidantes hacen que las células
encargadas de la inmunidad del niño no se oxiden.

Los minerales, al igual que las vitaminas juegan un papel importante gracias a su
capacidad antioxidante. El zinc es uno de los más importantes y su carencia da lugar a infecciones,
enfermedades autoinmunes y baja cicatrización de heridas (se encuentra en germen de trigo, pipas
de girasol, frutas secas, carne de caballo, legumbres, gambas, langostinos, huevos y quesos
maduros). El hierro (legumbres, frutos secos, carne, pescado, huevos, perejil…), el selenio
(marisco, setas, huevos…), el cobre y el magnesio (chocolate sin leche, frutos secos,
legumbres, fruta seca, gambas, perejil…) son esenciales para el buen funcionamiento del sistema
inmunológico.
Para que vuestros hijos tengan un buen nivel de antioxidantes en el organismo deberían comer
un alimento crudo en cada comida (hortalizas o fruta).

¿Qué alimentos necesitan para aumentar sus defensas?


Aparte de los alimentos nombrados anteriormente: perejil, brócoli, cítricos, frutos secos, legumbres,
verduras, pescado azul, huevos… son igual de importantes estos otros:

• La leche materna es además de un alimento, un sistema de comunicación entre el sistema


inmune de la madre y el del bebé. Se sabe que los bebés alimentados con leche
materna están más protegidos frente a infecciones agudas y crónicas y enfermedades
autoinmunes. Se recomienda amamantar hasta los 6 meses en exclusiva, hasta los 2 años
como mínimo y seguir siempre que madre e hijo quieran.

• Los alimentos funcionales, son los que benefician una o varias funciones del organismo,
que mejoran el estado de salud o reducen el riesgo de padecer una enfermedad. Entre
ellos están los probióticos que son de origen microbiológico y estimula el crecimiento de otros
microorganismos beneficiosos para el niño. Los podemos encontrar en yogures (lactobacillus
y bifobacterias), leches fermentadas y preparaciones farmacéuticas. Muy útiles en
gastroenteritis y diarreas asociadas a antibióticos. La fibra prebiótica es el complemento
ideal de los probióticos, ya que pueden hacer cambios favorables en la flora intestinal.
Contienen fibra prebiótica el plátano, el trigo, el ajo y la cebolla, entre otros.

• El polen es un gran alimento, ya que concentra todos los nutrientes arriba mencionados
(aminoácidos esenciales, minerales, vitaminas…). Se puede dar a partir de los 2 años.

• La miel ayuda a descongestionar bronquios y pulmones, suaviza la garganta, es antiinflamatoria,


desinfectante y bactericida, así que cuando tengáis que endulzar algo usadla y evitad el azúcar. A
partir de un año.
• La Jalea real y el propóleo son suplementos que también son de gran ayuda. A partir de 3 años.

• Es importante que beban agua o caldos durante todo el día, eso ayudará a mantener
las mucosas hidratadas.

Un exceso de sal, azúcar y grasa saturada, no ayudan en absoluto a que nuestros hijos tengan
un sistema inmune fuerte, por tanto, intentad prescindir de zumos envasados, bollería,
chucherías… y no abuséis de carnes rojas y embutidos grasos.

Recordad que para hacer un potaje no es necesario agregar embutidos, tenéis un ejemplo en este potaje
de garbanzos.

¿Qué más podemos hacer?


• Evitar cambios bruscos de temperatura. No poner la calefacción demasiado alta y mantener un
buen grado de humedad (La calefacción reseca mucho las mucosas).

• No fumar en presencia de los niños.

• No exponerlos a los virus. No porque se pongan más veces enfermos tendrán más defensas.

• Ventilar la casa a diario, mejor a primera hora de la mañana. Con 10 minutos es suficiente.

• Acostumbradlos desde pequeñitos a que se laven las manos antes de comer y después de ir al
baño, cuando salen de la guardería o cuando vuelven del parque. (Si ven que nosotros también lo
hacemos, muchísimo mejor).

• Deben dormir bien, tener un buen descanso nocturno y si el niño necesita hacer siesta no
negársela.

• El ejercicio físico moderado ejerce una buena influencia sobre la inmunidad de los niños, en
cambio, el ejercicio de alta intensidad puede disminuir la capacidad inmunológica del organismo.

• Es importante que puedan tomar un poco de sol también en invierno, ya que les ayudará a
sintetizar vitamina D.

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