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Escuela: Centro de Estudios Científicos y

Tecnológicos N°8 “Narciso Bassols” IPN

Nombre del alumno: Valdez Valdivia Marcos Yamil

Grado y Grupo: 2IV2

Materia: Comunicación y Liderazgo

Nombre del Profesor: Reynoso Urbano Agustín

Tarea: Liderazgo

Fecha: 11/05/2023
a) Liderazgo y autoestima

La autoestima es la base que sostiene la personalidad, pues influye en el


valor que cada uno percibe de sí mismo. Los líderes se caracterizan por
tener alta autoestima, pero también debe ser la característica más
importante de los empleados. Un líder con autoestima sana busca que
sus colegas y empleados exploten sus habilidades para mejorar en todos
los ámbitos de su vida, incentiva la creatividad y la innovación en la
empresa. Además, un líder con alta autoestima será capaz de tomar
decisiones importantes de manera responsable porque está seguro de la
corrección del análisis que se realizó antes de tomar esas decisiones.
Son personas seguras de sí mismas y muy competentes. Esto conlleva a
ser capaz de manejar los momentos de mayor estrés en una empresa,
así como saber manejar y guiar a un equipo de trabajo. Un líder
competente tiene muchas ventajas, pues tomará buenas decisiones y
será muy efectivo para resolver los problemas. Se respetan a sí mismos
y a los demás. Son propensos a seguir y valorar los lineamientos de la
institución en la que laboran y trabajarán conforme a la misión y visión
de la empresa. Aunado a lo anterior, un líder con buena autoestima es
ideal para enseñar a los miembros de su equipo a ser cooperativos entre
ellos. Es decir, a evitar la competencia innecesaria y la envidia o la
individualidad. Un líder con autoestima también fomentará un buen clima
laboral, así como la responsabilidad y las prácticas laborales de calidad.

La autoestima y el liderazgo están estrechamente relacionados. Un líder


con una autoestima saludable tendrá más confianza en sí mismo y en su
capacidad para tomar decisiones, comunicarse efectivamente, motivar a
su equipo y enfrentar desafíos. Por otro lado, un líder con baja
autoestima puede tener dificultades para tomar decisiones importantes,
comunicarse de manera clara y efectiva, o liderar a un equipo de manera
eficaz. Además, una baja autoestima puede hacer que un líder sea más
propenso a la indecisión, la falta de confianza y la ansiedad, lo que
puede obstaculizar su capacidad para liderar con éxito. Es importante
destacar que la autoestima no se trata de tener una opinión
exageradamente positiva sobre uno mismo, sino de tener una evaluación
realista de las fortalezas y debilidades, y de aceptarse a uno mismo tal
como es. Un líder con una autoestima saludable será capaz de aceptar y
aprender de los errores, y utilizar sus fortalezas para liderar de manera
efectiva y alcanzar los objetivos del equipo.
b) Liderazgo y motivación

Uno de los elementos que más relación tiene con el liderazgo es la


motivación. A pesar de que al pensar en liderazgo lo primero que se
suele asociar es la capacidad de gestión de personas y las tareas que
estas realizan, la motivación del equipo es también otra de las
habilidades que más debe trabajar un líder. Esto se debe a que liderazgo
y motivación siempre van de la mano. El líder de un equipo es el
responsable de que el trabajo que se ejecute en conjunto tenga éxito.
Sin embargo, más allá de ciertos elementos objetivos y perfectamente
tangibles (como pueden ser los objetivos y metas del proyecto, así como
los datos concretos obtenidos respecto a ingresos y gastos asociados al
proyecto), existen otros elementos menos visibles que también afectan
al desarrollo del proyecto y de cada una de las tareas que lo conforman,
y la motivación es uno de los principales. Al hablar de motivación se
hace referencia a la capacidad del líder para animar e influir para que
una persona o su equipo en conjunto actúen de la forma más eficiente
posible en su trabajo. Es decir, es la capacidad que permite que el
trabajo se desarrolle con ganas e ilusión, lo que permite que este
ofrezca resultados mucho mejores que cuando se ejecuta de una manera
únicamente mecánica.

El liderazgo y la motivación están estrechamente relacionados. Un líder


efectivo es capaz de motivar a su equipo para alcanzar sus metas y
objetivos. A continuación, se presentan algunas formas en que el
liderazgo puede influir en la motivación de un equipo:

1. Comunicación efectiva: Un líder efectivo debe ser capaz de


comunicarse de manera clara y efectiva con su equipo. Esto puede
incluir proporcionar retroalimentación regular, escuchar las
preocupaciones y opiniones de los miembros del equipo y asegurarse de
que todos entiendan los objetivos y las expectativas del equipo.

2. Proporcionar un propósito claro: Los líderes deben ser capaces de


proporcionar un propósito claro y significativo para su equipo. Esto
puede incluir establecer objetivos claros y desafiantes, y ayudar a los
miembros del equipo a entender cómo su trabajo contribuye a los
objetivos generales de la organización.

3. Proporcionar apoyo: Los líderes efectivos deben ser capaces de


proporcionar el apoyo necesario para ayudar a su equipo a alcanzar sus
metas. Esto puede incluir proporcionar recursos y herramientas
necesarias, así como apoyo emocional y motivacional.

c) Liderazgo y control

La predisposición al control y a la responsabilidad son atributos que


todos esperamos encontrar en un buen líder. Pero la decisión sobre
cuánta responsabilidad y cuánto control asumir debe tomarla cada
individuo. Seth Godin asegura que estas dos variables pueden cruzarse,
dando lugar a cuatro tipos de persona. 
Un líder debe ser capaz de tomar el control y a la vez asumir la
responsabilidad de los problemas causados por su propia toma de
decisiones. La capacidad de asumir responsabilidades es algo que
habitualmente debe aprenderse o adquirirse, aunque algunas personas
tienen mayor instinto para ello.

Lo mismo sucede con el control. No todo el mundo está preparado para


tomar las riendas de cualquier situación; hay personas con mayor
predisposición que otras, pero la inclinación a asumir el control sobre un
asunto también puede desarrollarse.

El liderazgo y el control son dos conceptos que a menudo se confunden,


pero en realidad son diferentes. Un líder efectivo no necesariamente
controla todo lo que ocurre en su equipo, sino que es capaz de guiar a
los miembros del equipo para que trabajen juntos hacia un objetivo
común. El control implica la supervisión y la regulación del
comportamiento de los demás. Mientras que el liderazgo implica influir
en la dirección del comportamiento de los demás, sin necesidad de tener
un control total sobre ellos. Un líder efectivo tiene la capacidad de
inspirar y motivar a su equipo para trabajar en una dirección común,
pero también es capaz de delegar tareas y responsabilidades a los
miembros del equipo y permitirles que asuman cierto nivel de control y
autonomía. El líder establece las directrices y los objetivos, pero luego
confía en que los miembros del equipo trabajarán juntos para
alcanzarlos. En resumen, el liderazgo y el control son dos conceptos
diferentes y el liderazgo efectivo implica encontrar un equilibrio entre
proporcionar una dirección clara y permitir que los miembros del equipo
tengan cierto nivel de autonomía y control en su trabajo.
d) Liderazgo y autoridad

Tal como hemos definido, el liderazgo tiene que ver con lograr la
adaptación del sistema social (y nosotros como parte de él) en situación
de incertidumbre, para restaurar el equilibrio o llevarlo hacia uno mejor.
Es decir, ocurre cuando las respuestas, y a veces también los
problemas, son desconocidos y requieren aprendizaje. De la autoridad,
en cambio, las personas esperan dirección, protección y orden: dirección
hacia un objetivo concreto y conocido; protección de las amenazas y
orden en cuanto a normas que definan las alternativas de acción frente a
los escenarios posibles. Y las respuestas correctas, por definición, sólo
pueden venir de quien las conoce, ya sea por su experiencia o
competencia y ocurre en escenarios conocidos o dentro de nuestra zona
de confianza (comfort zone).

El liderazgo y la autoridad son dos conceptos relacionados pero


diferentes. La autoridad se refiere al poder formal otorgado a una
persona por una organización o institución, mientras que el liderazgo se
refiere a la capacidad de influir en las personas para que trabajen juntas
hacia un objetivo común. Un líder puede o no tener autoridad formal,
pero puede influir en las personas a través de su carisma, conocimiento
y habilidades para comunicarse y motivar a los demás. Por otro lado, una
persona con autoridad puede no ser necesariamente un líder efectivo si
no tiene las habilidades y cualidades necesarias para influir en las
personas y guiarlas hacia el éxito. En algunos casos, un líder puede
obtener su autoridad a través de su habilidad para influir en los demás, y
en otros casos, una persona con autoridad puede ser un líder efectivo si
tiene las habilidades necesarias para motivar y guiar a los miembros del
equipo hacia el éxito. En resumen, la autoridad y el liderazgo son dos
conceptos diferentes, pero un líder efectivo puede obtener su autoridad
a través de su capacidad para influir en las personas y guiarlas hacia el
éxito.

e) Liderazgo y poder

Liderazgo inevitablemente requiere del uso del poder para influir en los
pensamientos y en las acciones de otras personas. El poder en las
manos de una persona, supone riesgos humanos: primero, el riesgo de
equiparar poder con la habilidad para obtener resultados inmediatos;
segundo, el riesgo de ignorar los diferentes caminos por los que se
puede acumular legítimamente poder, y caer en la ilegalidad; y tercero,
el riesgo de perder el control por el afán de obtener más poder. La
necesidad de acotar estos riesgos, implica el desarrollo de un liderazgo
colectivo y un manejo ético. Las biografías de los líderes que han
trascendido, repetidamente han demostrado la parte importante que
juega el maestro o el guía político, en el desarrollo individual. Por lo que
hace a los grandes maestros, estos toman riesgos. Ellos apuestan
inicialmente al talento que perciben en la gente joven. Y ellos toman el
riesgo emocional de trabajar cercanamente con sus pupilos. El riesgo no
siempre paga, pero la buena voluntad y el interés del maestro seguirá
siendo crucial para el desarrollo de auténticos líderes. Dentro de este
marco general, por lo que respecta al liderazgo y el poder, también han
sido frecuentes los análisis de este fenómeno, buscando
insistentemente una serie de características especiales, de rasgos y
atributos, que por su escasa frecuencia o por su intensidad inusual,
permitan comprender una supuesta excepcionalidad de la mujer o del
hombre que llega a ser líder en contextos políticos.

El poder se refiere a la capacidad de una persona para influir en las


decisiones y acciones de los demás, mientras que el liderazgo se refiere
a la capacidad de guiar e inspirar a un grupo de personas hacia un
objetivo común. El poder puede ser obtenido de muchas maneras, como
la posición jerárquica en una organización, la posesión de recursos
valiosos, la capacidad de controlar información o la capacidad de influir
en las emociones y motivaciones de los demás. Un líder efectivo puede
utilizar el poder para influir en su equipo y lograr los objetivos del grupo,
pero también debe tener habilidades de liderazgo como la capacidad de
comunicarse efectivamente, escuchar y entender las necesidades de su
equipo y motivar a los miembros del equipo para alcanzar su potencial
máximo. Es importante destacar que el poder puede ser utilizado de
manera negativa si se utiliza para controlar y manipular a las personas,
mientras que un liderazgo efectivo debe ser ético y utilizar el poder para
inspirar y guiar a su equipo hacia el éxito. En resumen, mientras que el
poder y el liderazgo están relacionados, el liderazgo efectivo implica
mucho más que el uso del poder para lograr los objetivos del equipo. Un
líder efectivo debe tener habilidades de liderazgo y utilizar el poder de
manera ética y efectiva para motivar e inspirar a su equipo hacia el
éxito.
f) Liderazgo y ética

La ética es un aspecto fundamental en el desarrollo del liderazgo porque


a diario, en cada momento, se nos presentan situaciones en las cuales
debemos ponderar nuestro comportamiento. Si estamos haciendo bien o
mal; si somos justos o injustos. Más aún en el trabajo y en puestos de
liderazgo, nos encontramos con este tipo de dilemas, en dónde debemos
escoger entre lo que está bien para todos, para la empresa, para las
personas que tienes a tu cargo y para ti. Pero, ¿qué es la ética?, ¿es lo
mismo que la moral? Para empezar diremos que la ética no es otra cosa
que la reflexión que hacemos, cada uno de nosotros, acerca de lo que es
bueno, malo, obligatorio, permitido y que determinará nuestras acciones.
A diferencia de la moral la ética es algo muy personal, es una elección
propia, hacer el bien o el mal, transgredir las normas o aceptarlas.
Por otro lado, la moral es un conjunto de normas que la sociedad
establece y que se transmiten de generación en generación, como por
ejemplo: cuidar la salud y bienestar de los hijos, ser leal y honrar la
palabra, no mentir, evitar el incesto, no matar, entre otros. Cada
individuo adopta o no estas normas morales. Decide si está bien mentir o
decir la verdad, robar o ser una persona honrada. Se podría decir que la
ética es una continua reflexión sobre las normas morales que la
sociedad nos impone.

El liderazgo y la ética son conceptos estrechamente relacionados. Un


líder efectivo debe ser ético en su toma de decisiones y en su
comportamiento hacia los demás. La ética implica principios y valores
que rigen el comportamiento de una persona en relación con los demás y
con el mundo en general. Un líder ético es aquel que toma decisiones
justas y equitativas que benefician a su equipo y a la organización en su
conjunto. Además, un líder ético es transparente en su comunicación y
es capaz de establecer un ambiente de trabajo honesto y confiable. La
ética también implica la responsabilidad social y ambiental. Un líder
ético se preocupa por el impacto de las decisiones de su organización en
la sociedad y el medio ambiente, y toma medidas para reducir cualquier
impacto negativo. En resumen, un líder efectivo debe ser ético en su
toma de decisiones y en su comportamiento hacia los demás y el mundo
en general. La ética es esencial para establecer la confianza y la
credibilidad en el liderazgo y para garantizar que el éxito de la
organización no se logre a costa de la justicia y la equidad.

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