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El liderazgo es un tema esencial para el éxito del administrador y cualquier persona con autoridad.

El líder es visto como


un guía o conductor que une y dirige a un grupo hacia un propósito común. En el ámbito empresarial, el líder también
puede ser denominado supervisor, gerente o director general.

El administrador profesional debe poseer habilidades de liderazgo, aunque no necesariamente tenga que ser un líder
protagónico. Es importante conocer los diferentes estilos de liderazgo y saber cuál es el más adecuado para cada
situación. Aunque muchas empresas fomentan un liderazgo democrático y participativo, en la práctica, algunos gerentes
carecen de habilidades de liderazgo, lo que puede requerir capacitación y desarrollo.

El liderazgo es esencial en la organización y la norma ISO 9000 destaca la importancia de contar con líderes en todas las
áreas de trabajo. Los líderes deben trabajar en equipos y fomentar la participación libre, facilitando la aportación de
ideas y creando un sentido de orgullo y pertenencia en la empresa. Su función es establecer la unidad de propósito,
dirección y ambiente interno de la organización, permitiendo que el personal se involucre plenamente en el logro de los
objetivos.

El conocimiento del liderazgo es fundamental para la administración contemporánea y es la base del desarrollo
organizacional, la calidad total y otras herramientas clave para el éxito empresarial. Para entender técnicas como el
desarrollo organizacional, se requiere una base sólida de liderazgo.

El liderazgo es el arte de influir en un grupo humano definido para perseguir un objetivo común, con la aceptación
voluntaria de los participantes. Implica claridad en los objetivos y misión, pasión por lo que se realiza y respeto por
quienes lo hacen. Los líderes logran que las personas transformen sus puntos de vista y se convenzan por sí mismas. Es
una influencia interpersonal ejercida en situaciones concretas, orientada hacia el logro de metas específicas. Un líder
convence en lugar de coaccionar, y su autoridad y poder se adaptan según la situación. Además, para ser un buen líder,
se debe comprender la misión de la organización y demostrar integridad y responsabilidad en el ejercicio del liderazgo.

Actitudes del líder

Empatía: Comprende y se preocupa por las necesidades y puntos de vista de sus colaboradores.

Comunicación efectiva: Es claro en la transmisión de mensajes y escucha activamente a los demás.

Inspiración: Motiva y entusiasma a sus colaboradores con un propósito compartido.

Toma de decisiones: Tiene capacidad para tomar decisiones asertivas y oportunas.

Integridad: Actúa con honestidad, ética y congruencia entre sus palabras y acciones.

Debilidades del líder

Autoritarismo: Ejerce un liderazgo basado en el control y la imposición en lugar de la inspiración y la colaboración.

Falta de empatía: No comprende ni muestra interés por las necesidades de los demás.

Comunicación deficiente: No logra transmitir sus ideas de manera clara o no escucha a los demás.

Falta de visión: Carece de un propósito claro y no inspira a los colaboradores hacia un objetivo común.

Inseguridad: No se siente seguro en su posición y toma decisiones con miedo a las consecuencias.
El liderazgo, la autoridad y el poder están interconectados en la administración.

Se considera que un liderazgo sano para un administrador debe ser sutil, donde la autoridad del líder se perciba menos
para que sea más efectivo. El líder administrativo actúa como facilitador de procesos y coordinador para que los
colaboradores puedan trabajar eficientemente. Sin embargo, esto no significa renunciar a la toma de decisiones.

Un líder no debe temer enfrentar decisiones difíciles y debe mantener su autoridad para ser respetado. La actitud
pusilánime ante situaciones complicadas puede socavar su liderazgo y provocar una pérdida irreversible de autoridad.
Por otro lado, un exceso de preocupación por ser respetado puede convertir al gerente en un autócrata, lo que puede
tener efectos negativos en la administración y permitir que el poder se acumule en otros miembros del equipo.

El poder es la autoridad acumulada que permite influir en personas dentro de una organización, pero la diferencia clave
entre el poder de un gerente y el liderazgo radica en la aceptación de la influencia. Mientras que el poder del gerente se
basa en la obediencia por temor o disciplina, el liderazgo se fundamenta en la convicción y el convencimiento de los
colaboradores.

El liderazgo se fortalece al alcanzar metas y superar desafíos, lo que aumenta la capacidad de influir en otros. Sin
embargo, existe el riesgo de que el poder se acumule de manera insana. Es importante evitar alejarse de la realidad y
resistir la tentación de acumular poder de manera indebida, manteniendo la humildad y la firme creencia de que el
liderazgo es un servicio a los demás.

Antes de que apareciera el concepto de inteligencia emocional, las empresas sólo seleccionaban con base en el
coeficiente de inteligencia medido por la capacidad de resolver problemas matemáticos. Hoy se sabe que un líder no se
mide sólo por este medio, aunque es deseable.

La autoridad la conceden el puesto y la empresa. El liderazgo se adquiere con los logros y el adecuado desempeño
consistente

Clasificación de liderazgo

Por rasgos. Los rasgos son las características de la personalidad que distinguen a un individuo de otro. Todo individuo
tiene su personalidad; sin embargo, hay individuos, como ya se dijo, que destacan por sus habilidades de convocatoria y
por lograr que otros se adhieran a sus proyectos.

Por su estilo. El estilo es la forma en que se manifiesta el liderazgo: se comunica, decide, motiva, castiga, se comporta
frente a los problemas. Todo líder tiene comportamientos positivos y negativos,

 Autoritarismo: Éstos procuran resolver los problemas con el uso y abuso de autoridad
 Democrático: Convocan al grupo para analizar los problemas y son participativos, en tanto que provocan que los
colaboradores expresen sus puntos de vista en forma individual y grupal.
 Laissez faire: (dejar hacer, dejar pasar) que permite que los colaboradores decidan dentro de sus competencias y
responsabilidades, obviamente, observando reglas y políticas empresariales de trabajo sólidas. En la práctica, el
término laissez faire no se utiliza; este estilo se conoce como facilitador de procesos.

Poder legítimo. Es consecuencia de la posición jerárquica (puesto) y de la autoridad que la organización delega en
los miembros cuya posición es de mando.

Poder de recompensa. Se liga de manera íntima al tipo anterior. Consiste en la capacidad del dirigente formal, en
razón de su posición y diversos mecanismos, como recomendaciones para promociones, ascensos y aumentos de
sueldo, así como reconocimiento por el nivel de desempeño logrado y apoyo al colaborador que se desempeña
satisfactoriamente.

Poder coercitivo: También se relaciona con el poder legítimo. Es la habilidad para castigar las conductas de los
colaboradores que no son adecuadas para un buen desempeño.
Poder de experto: El dominio de técnicas reconocidas por la organización y los miembros de un grupo se da por la
posesión de certificados especiales que avalan el conocimiento del poseedor: licenciado, maestro, doctor. Esta
potestad influye en la conducta de los demás. La experiencia reconocida por los integrantes de un grupo de trabajo
es fuente de poder y no siempre está en el titular de la posición (puesto), lo cual no es necesariamente malo.

Poder por la información: Hay directivos y gerentes de áreas que manejan, por razones propias del puesto,
información muy valiosa, en ocasiones confidencial, por lo que las personas de la organización tienden a buscarlos o
a “respetarlos” en función de ello.

Poder de referencia o prestigio: Surge por resonancia del comportamiento del titular de un puesto directivo en
razón de la admiración y sentimientos favorables que se despiertan en otras personas, quienes incluso pueden
identificarse con la persona y estar dispuestas a aceptar su guía y orientación.

El poder engaña: Existen ciertos individuos en puestos directivos que creen que su poder fue generado por ellos
mismos, sin entender que muchas de las caravanas que reciben son falsas adulaciones y cuando pierden la posición,
pierden identidad y se desubican; por tanto, el administrador debe estar muy consciente de que su liderazgo y su
poder son temporales.

En inglés se denomina empowerment al proceso que utilizan algunos líderes directivos y que implica dotar a los
colaboradores de un equipo de trabajo con facultades, responsabilidades y autoridad suficiente para hacer su labor
sin necesidad de autorizaciones continuas y frecuentes.

Los líderes directivos que requiere la empresa se apoyan, ante todo, en la misión y los objetivos de ésta; no buscan
la dominación como un fi n, sino el convencimiento de los colaboradores mediante el involucramiento.

Empowerment Coaching:

El Empowerment Coaching es un enfoque de coaching centrado en ayudar a las personas a desarrollar su capacidad
para tomar el control de sus vidas y alcanzar sus metas. El coach de empowerment guía a los clientes a descubrir y
utilizar sus fortalezas, habilidades y recursos internos para superar desafíos, aumentar la confianza en sí mismos y
mejorar su calidad de vida. Este tipo de coaching se enfoca en empoderar a los individuos para que se conviertan en
líderes de su propio crecimiento personal y profesional, promoviendo la autoconciencia, la toma de decisiones
informadas y el desarrollo de habilidades de resolución de problemas.

Centralización y descentralización:

Centralización y descentralización son dos conceptos opuestos relacionados con la distribución del poder y la toma
de decisiones en una organización o sistema.

Centralización: Se refiere a una estructura organizativa en la cual la autoridad y la toma de decisiones se concentran
en un solo nivel o en un pequeño grupo dentro de la jerarquía. Las decisiones importantes y la planificación
estratégica se toman en la cúpula de la organización y se transmiten hacia abajo para su implementación. Esto
puede facilitar la coordinación y la uniformidad en la toma de decisiones, pero también puede ralentizar la respuesta
a los cambios y limitar la creatividad y la autonomía de los empleados de niveles inferiores.

Descentralización: Por otro lado, la descentralización implica distribuir la autoridad y la toma de decisiones en
múltiples niveles dentro de una organización o sistema. Las decisiones se delegan a unidades o individuos más
cercanos a la acción, lo que permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad a situaciones locales y cambiantes. La
descentralización también puede fomentar la motivación y el compromiso de los empleados, ya que se les otorga un
mayor grado de autonomía para resolver problemas y participar en la toma de decisiones relevantes para su ámbito
de trabajo.
En resumen, el Empowerment Coaching busca potenciar a las personas para que tomen el control de sus vidas,
mientras que la centralización y descentralización son dos enfoques organizativos que se relacionan con la
concentración o distribución del poder y la toma de decisiones dentro de una estructura jerárquica.

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