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Qué es la autoestima: definición, significado y tipos

de autoestima

Se habla mucho de la autoestima como quererse a una misma, como “el amor


propio”... pero, ¿qué más es la autoestima? Lo cierto es que se trata de un aspecto
nuclear en la identidad y el bienestar que nos permite construir una relación sana con
nosotras mismas y también con los demás. 
Y es que la autoestima está en la base de muchas de las cosas que construimos a
diario: nuestros estudios, trabajo, relaciones… ¿Crees que existe un único tipo de
autoestima, o que esta, en cambio, puede fragmentarse/dividirse?
Lo cierto es que existen diferentes tipos de autoestima. En Diario Femenino
conoceremos qué es la autoestima y cómo puede variar según su grado de estabilidad
y positividad/negatividad (valencia) y también según la faceta de la vida que impregne
(vida laboral, social, personal, etc.). Además, también hablaremos de
las causas y consecuencias de tener una autoestima baja, de los síntomas que se
experimentan y del tratamiento o remedios para aumentarla hasta niveles óptimos.
¡Presta mucha atención!
En qué consiste exactamente la autoestima  
La autoestima es el concepto que hace referencia al amor hacia una misma; tiene que
ver con la manera que tenemos de relacionarnos con nosotras mismas, de tratarnos y,
en definitiva, de valorarnos. Incluye todo tipo de creencias, comportamientos y
actitudes hacia nosotras mismas.
La autoestima no es un concepto estable a lo largo de la vida; lo que vivimos y cómo lo
vivimos la va moldeando y modificando, haciendo que esta pueda estar muy alta (ser
muy positiva) en algunos momentos y estar más bajita (o negativa) en otras ocasiones.
Los rechazos o las malas experiencias, por ejemplo, pueden influir en nuestra
autoestima.
Lo que los demás ven en nosotras o, más bien, lo que nosotras pensamos que los
demás ven, es crucial para determinar nuestro grado de autoestima. Entramos en el
terreno de la seguridad y la confianza en una misma, minado por las influencias del
exterior. Pero si hay algo que determina el estado de salud de nuestra autoestima
es la infancia. El refuerzo positivo o negativo con el que hayamos contado desde los
primeros pasos de nuestra vida va a ser fundamental para nuestra seguridad
emocional en el futuro.
Es importante subrayar que no es lo mismo la autoestima que la autoconfianza. La
autoconfianza está vinculada con aquellos objetivos y metas concretas que nosotros
mismos nos marcamos, mientras que la autoestima hace referencia a la valoración
global que hacemos de nosotros mismos. Es decir, una persona puede pensar que es
muy buena tocando el piano o jugando al baloncesto, sin embargo eso no quiere decir
que esa persona no pueda tener una autoestima baja. Se trata de alguien que confía
en su habilidad en esas áreas específicas, pero igual le gustaría ser más alto o tener
mejor físico…
Sin embargo, depende de nosotras cómo queremos que sea esta autoestima, ya
que podemos trabajar en ella para que sea más positiva o adecuada.

 Artículo relacionado: "Me veo fea: no es tu belleza real, sino tu baja


autoestima"
Bases de la autoestima
Como habrás podido comprobar, la autoestima también tiene sus bases y resulta
fundamental conocerlas en profundidad para poder mejorarlas y reforzarlas: Estas
bases son las siguientes:

+Universo social y material que te rodea: el contacto con otras personas es una de las
fuentes más importantes que tenemos para poder crear nuestra propia visión del
mundo. La relación que tienes con cada una de las personas de tu entorno
(amigos, familia, pareja) va a ser la responsable de desarrollar tu idea de cómo crees
que eres.

+Creencias negativas: es muy complicado cambiar las creencias y pilares que hemos
ido asumiendo a lo largo de la vida, pero esto no quiere decir que sea imposible. Por lo
general, las personas somos muy reacias a los cambios, mucho menos a aquellos que
afecten a creencias muy arraigadas de las que nos hemos ido autoconvenciendo con el
paso de los años. Por ejemplo, si en tu interior siempre has creído que eres una
persona fea o que no sirves para hacer cierta actividad, a día de hoy será muy difícil
que cambies esos pensamientos y comiences a valorarte como realmente mereces. 
Por eso, para subir y fortalecer la autoestima, es fundamental tratar el problema de
raíz, es decir, desde tus convicciones más internas.

+La teoría que has elaborado sobre ti mismo: todos y cada uno de los calificativos con
los que nos definimos a nosotros mismos (independientemente de que estos sean
buenos o malos) forman una teoría sobre quién creemos que somos. Cuando estos
calificativos son en su mayor parte negativos, inevitablemente y tarde o temprano,
tendremos una autoestima baja. Empezar a definirnos con palabras más bonitas y
reales nos ayudará a comenzar a querernos un poquito más a nosotras mismas.

Los diferentes tipos de autoestima que existen


Pero, ¿existe un único tipo de autoestima? ¿O más de uno? En realidad, podemos
hablar de dos grandes clasificaciones de la autoestima: aquella que la clasifica según
un criterio de estabilidad y valencia (positiva o negativa, o alta o baja) y aquella que la
clasifica según sus facetas.
Vamos a ver ambos tipos de clasificaciones de la autoestima:

+Según su estabilidad y valencia

- Autoestima alta y estable

Cuando disfrutamos de una autoestima alta y estable, nos sentimos seguras de


nosotras mismas y nuestras acciones reflejan esta seguridad. Así, podríamos decir que
es positivo tener este tipo de autoestima, porque los acontecimientos externos
influyen muy poco en ella (ya que es sólida y estable por sí misma). Es una autoestima
que, en muchos casos, se ha tenido que trabajar (por ejemplo, trabajando en nosotras
mismas, conociéndonos y autocuidándonos, acudiendo a terapia, etc.).
Como aspecto positivo de este tipo de autoestima, las que la tienen, son personas
con cierta facilidad para defender su punto de vista sin miedo al qué dirán o al
rechazo.

- Autoestima alta e inestable

Otro de los tipos de autoestima es la alta e inestable o lo que también podemos


denominar como autoestima media. Se trata de una autoestima que suele estar alta (o
ser positiva), pero que no se mantiene constante en esos niveles. Así, las
circunstancias externas pueden alterar fácilmente este tipo de autoestima. 
En general, las personas con esta autoestima responden con una actitud crítica frente
al fracaso, ya que lo perciben como una amenaza. Defienden su propio punto de vista
pero no aceptan el de los demás. Además, esta inestabilidad de la que hablábamos,
conduce al sujeto a preocuparse por mantener estable la autoestima, lo que hace que,
en muchas ocasiones, la intente preservar “a cualquier precio”.
- Autoestima baja y estable
La autoestima también puede ser baja o negativa. En estos casos, hablamos de
personas con bastante inseguridad personal, a las que las críticas o el rechazo puede
hacerles “tambalear” esa poca seguridad que les queda.
Por otro lado, su baja autoestima es estable en el tiempo, por lo que les cuesta mucho
confiar en sí mismas, comprometerse realmente con los demás, probar cosas nuevas o
arriesgarse, etc. Es decir, su baja autoestima casi siempre se mantiene así.
Es un tipo de autoestima muy frecuente en personas con tendencia a la depresión.
Personas que, además, suelen tener una mentalidad pesimista y que no suelen
percibir sus logros personales como tal (como ocurre con el denominado “síndrome
del impostor”).

-  Autoestima baja e inestable

Es quizás la autoestima más “caótica” de todas porque la persona se muestra insegura


consigo misma, no cree en ella, pero a veces tiene “subidones” de autoestima (que no
suelen durar mucho). Suelen ser personas muy sensibles que se dejan influenciar
bastante por los eventos externos.

Por ejemplo, ante un éxito, su autoestima sube, pero la euforia se termina rápido y
entonces vuelven los niveles bajos de autoestima.
En este sentido, la inestabilidad que presentan también puede aparecer en otras
facetas de su vida, y sobre todo, en su bienestar emocional. Este tipo de autoestima es
típica de personas con trastorno límite de la personalidad (TLP), por ejemplo.
También, en personas narcisistas, que aunque parezca que gozan de una gran
autoestima, la realidad es que sus rasgos narcisistas a menudo son una “máscara”
para tapar sus grandes carencias de amor propio.

- Autoestima inflada

Algunos autores hablan de un tipo más de autoestima dentro de este rango de


clasificación. Recibe la denominación de ‘autoestima inflada’ y es aquella que tienen
las personas que se creen mejores que el resto, que son incapaces de escuchar a los
demás y mucho menos de aceptar o reconocer un error (no tienen capacidad de
autocrítica). Su autoestima se encuentra tan sumamente abultada y exagerada que se
creen con el derecho de menospreciar a los que están alrededor. Este tipo de
autoestima genera conductas muy negativas y hostiles.

+Según sus facetas o ámbitos 

Por otro lado, también podemos hablar de diferentes tipos de autoestima según la


faceta de la vida con la que tengan que ver. Así, podemos desglosar la autoestima en:
autoestima personal, social y laboral o académica. 

En general, si una persona tiene una autoestima estable, sus diferentes tipos de
autoestima en este sentido son altos. Sin embargo, también es cierto que podemos
tener una muy buena autoestima laboral y una muy mala autoestima social, por
ejemplo. Es decir, son conceptos bastante independientes, aunque en algunas
ocasiones puedan influenciarse mutuamente.

- Autoestima personal

La autoestima personal es aquella que tiene que ver con nuestro propio bienestar;
sería la autoestima “general”, la que se relaciona con cómo nos tratamos y con el
amor que nos dedicamos a nosotras mismas.

- Autoestima social
La autoestima social hace referencia a cómo de seguras nos sentimos en nuestras
relaciones personales, relacionándonos con los demás, haciendo amigos, etc. Es una
autoestima que toma relevancia en la adolescencia, por ejemplo, cuando formar parte
de un grupo se convierte en un aspecto esencial para la identidad de la persona.

- Autoestima laboral o académica

Finalmente, la autoestima laboral o la autoestima académica es aquella que tiene


relación con cómo de seguras y orgullosas nos sentimos en el ámbito laboral o
académico.

Tiene que ver, también, con el reconocimiento de nuestros logros en esta área y con la
capacidad que tenemos de reconocerlos como propios y como fruto de nuestro
esfuerzo y/o talento. Implica reconocer las fortalezas en nuestra forma de trabajar o
estudiar.

Como hemos visto, no existe un único tipo de autoestima sino muchos. Además, la
autoestima no es algo 100% estable en el tiempo (aunque haya personas que no
presenten grandes oscilaciones en ella). Esto hace que podamos tener un determinado
tipo de autoestima (alta y estable) durante una determinada época, pero que esta
pueda disminuir, sobre todo cuando es inestable. 

Por otro lado, como la autoestima es un concepto que engloba muchas facetas de
nuestra vida, podemos tener una buena autoestima en un área (por ejemplo, el
trabajo) y una autoestima un poco más frágil en otra (en las relaciones personales, por
ejemplo). 

Sea como sea, cuidar (y fomentar) nuestra autoestima pasa por cuidar cómo nos
dirigimos a nosotras mismas (cuidar nuestro lenguaje o diálogo interno), conocer qué
nos gusta y qué no, poner límites, escoger personas que nos aporten algo como
acompañantes de vida (huir de las personas tóxicas), etc. Y sobre todo, pedir ayuda
profesional si sentimos que la necesitamos, porque esta es otra forma de cultivar una
buena autoestima.

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