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Además es importante recordar que el terapeuta no está frente a un enfermo: paciente-objeto-cosa, sino a un ser
humano en el cual enfermar es un estado pasajero o terminal, una situación que vive, de la cual es actor y no
paciente, y ante la cual debe asumir una actitud.
Entonces como terapeutas es necesario tener una concepción de hombre. El tratamiento psicoterapéutico es un
aprendizaje de la responsabilidad, es conducir a la salud para que ese ser humano que sufre se haga consciente de
ser único e irrepetible y descubra el poder hacerse responsable de su vida.
La logoterapia en su tarea psicoterapéutica busca acerarse al ser humano sufriente y lo hace a través de un camino
específico como el Logos y Frankl rescata las acepciones de sentido y espíritu.
La reflexión antropológica sobre nosotros mismos nos lleva a distinguir en el ser humano tres dimensiones en una
unidad antropológica. Esas dimensiones son la somática, la psíquica y espiritual (noetica o del logos). Estas
dimensiones están dadas en una unidad que e hace del hombre un ser corpóreo-anímico-espiritual o
biopsicoesperitual. Las dos primeras son propias de todos los seres vivos animados. La tercera es única y especifica
del hombre. En ella descubrimos ciertos caracteres:
El ser humano es único: despierta el amor por su vida y base para amar a los demás.
Es irrepetible: uno no es intercambiable
Está llamado a la libertad: no es absoluta ni tiene determinismos que la anulen, uno no es libre de los
condicionamiento pero si de su actitud
Está llamado a la responsabilidad: cuando uno elige debe hacerse responsable de ello
Está llamado a buscar un sentido: debe descubrirse
Cuando el sentido no puede encontrarse las personas enferman y lo comprobamos con los vacíos existenciales de
nuestra época. Pero ¿Cómo descubrimos el sentido? Cuando transcendemos hacia algo: una tarea, un ideal, alguien,
etc. Además hay una serie de cuestiones que podemos señalarle al sujeto que tienen que ver con ayudarlo a
descubrir el sentido de su vida (independiente de su género, religión, edad, etc.):
Valores de creación: Lo que un ser humano da en forma de trabajo, creación, transformación. Importa no el
tipo de trabajo sino el cómo se lo realiza. No las reglas frías, sino lo que pongo de mí.
Valores de experiencia: Lo que un ser humano recibe gratuitamente del mundo, en forma de vivencia
estética, contemplación de la naturaleza y encuentro humano. Así se realizan la amistad, el amor y
comunidad humana.
Valores de actitud: encontrar sentido al trabajo, a la creación, al amor, al arte, es más fácil. Encontrarle
sentido al sufrimiento no lo es.
- Dolor y sufrimiento: el dolor es lo que siente, remite a la sintomatología. Ej. Un cólico, etc. Es experimentado
por animales y hombres. El sufrimiento es la conciencia del dolor, es una capacidad específicamente humana
porque solo el ser humano se da cuenta de lo que implica sentir dolor.
- Sufrimiento innecesario o reversible e inevitable e irreversible: Frente al primero debe ponerse en marcha la
capacidad profesional del terapeuta. Frente a lo segundo puede llegar a aliviarse
- Enfermar de modo pasajero y terminal.
Acostumbramos a decir que las enfermedades son: somatogenas psicógenas y noegenas. Y esto es verdad, el
sufrimiento puede penetrar en la cc desde sus diferentes dimensiones.
Pero en tanto hemos dicho que el ser humano es una unidad bio psico espiritual y lo que se manifiesta en una
dimensión hiere también a las otras no hay enfermedades orgánicas exclusivamente, o psicológicas, sino que hay
enfermedades humanas.
Para la medicina antropológica, lo central es el ser humano en el cual el enfermar es una acción. Cuando un grupo de
síntomas o manifestaciones se repiten por abstracción, se habla de enfermedad. Sin embargo la enfermedad no es
una entidad, si se manifiesta igual en diferentes personas.
Cuando el objetivo del terapeuta es la enfermedad, el enfermar se convierte en sustantivo. El sujeto en objeto-cosa-
manipulable y el lenguaje aunque no lo hagamos consciente, revela lo que en realidad se está pensando y la actitud
asumida; es así que se habla de paciente. Este término refleja parcialmente la realidad.
Preferimos hablar del enfermar humano porque el hombre es actor y marca a la enfermedad con su impronta. Hay
una actuación libre del hombre sobre su enfermedad
La logoterapia hace un giro de 180º y en vez de centrarse en la enfermedad, se centra en el sujeto actor y paciente
¿Qué sucede con las enfermedades terminales? Cuando llega el sufrimiento ineludible que nos lleva a la muerte
inevitable, tenemos la posibilidad de caer en la desesperación o convertir la tragedia en algo positivo. La posibilidad
de darle un sentido al sufrimiento.
¿Cómo se vive la relación terapéutica cuando el terapeuta sabe que el enfermo va a morir? Los terapeutas están
acostumbrados a la muerte. A veces se forman una coraza de dureza para no derrumbarse y poder desempeñar su
profesión con eficacia. Y ello es necesario.
Generalmente los médicos han sido preparados para curar y no cuidar, muchas veces cuando comprende que el
enfermo va a morir lo vive como un fracaso, siente rechazo y se va retirando. Inclusive la experiencia clínica muestra
que en la mayoría de los casos que el paciente sabe que va a morir pero no siempre lo comunica y entra en el
doloroso juego en que los profesionales y sus familiares le dicen que ay va a mejorar. Sigue en esa situación falsa que
no le dejan expresar sus sentimientos. Su resultado es un gran sufrimiento espiritual que le impide morir con
aceptación y tranquilidad.
V. Frankl sostiene que el enfermo no debe ser engañado y hay que darle una oportunidad para hablar del tema,
expresar dudas angustias y deseos. El que sabe que se va a morir no deja de estar vivo por ello. Ayudar a recorrer la
última etapa es tan importante como ayudar a superar las primeras.
En la relación terapéutica se debe curar y, si no se puede, cuidar y consolar. Interesa la actitud humana de estar de
veras con el otro. La logoterapia insiste en la necesidad de ayuda, asistir, amparar al hombre doliente. Porque cree
que el hombre necesita la asistencia del semejante, del prójimo.
V.F - ANTE EL VACIO EXISTENCIAL
Introducción
Cada época tiene su neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia. Hoy nos enfrentamos con la frustración
existencial, se sufre bajo un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío.
Cuando explico la génesis de este vacío suelo ofrecer la siguiente formula abreviada: contrariamente al animal, el
hombre carece de instintos que le digan que hacer, y a diferencia de los hombres del pasado, el hombre actual ya no
tiene tradiciones que le digan lo que debe ser. Entonces ignorando lo que tiene que hacer y debe ser, parece que no
sabe lo que quiere de fondo y así termina queriendo lo que los demás hacen (conformismo) o bien solo hacer lo que
otros quieren, lo que quieren de el (totalitarismo).
Pero estas dos secuelas no deben inducirnos a pasar por alto una tercera, las neurosis noogenas que se deben a
conflictos de cc, colisión de valores y una frustración existencial que algunas veces puede expresarse bajo la forma de
sintomatología neurótica.
En la logoterapia lo que intentamos describir es el concepto de voluntad de sentido, ya que el hombre tiende
genuinamente a descubrir un sentido en su vida y llenarlo de contenido. Que por cierto esta voluntad de sentido
tiene que ver con una profecía auto cumplida, lo que empieza como proyecto termina cumpliéndose
Critica a Maslow: para el la satisfacción de las condiciones inferiores es condición sine quanon para satisfacer las
superiores (donde se encontraría, entre ellas, la voluntad de sentido) pero nosotros tenemos ocasión de observar
una y otra vez que la necesidad y la pregunta de sentido llamea precisamente cuando todo va de mal en peor.
Entonces la voluntad de sentido es una motivación sui generis que no puede reducirse a otras necesidades ni puede
derivar de ellas.
Nos sale aquí un fenómeno humano que yo considero fundamental desde el punto de vista antropológico: la
autotrascendecia de la existencia humana. Quiero describir con esta expresión el hecho de que en todo momento el
ser humano apunta , por encima de si mismo, hacia algo que no es el mismo, hacia algo o hacia un sentido que hay
que cumplir, o hacia otro ser humano a cuyo entero vamos con valor. En el servicio a una causa o en el amor hacia
una persona se realiza el hombre a sí mismo.
Retomando la frase del comienzo podemos agregar algo más: Sólo la psicoterapia re humanizada puede comprender
los signos del tiempo y solo ella puede hacerse cargo de las necesidades de nuestra época.
Volviendo al complejo de vacuidad… ¿Puede fabricarse un sentido? Dar sentido tendría una finalidad moralizante. Y
la moral, en su antiguo sentido, quedaría muy pronto agotada.
El sentido no puede darse, debe descubrirse. Este proceso de descubrimiento del sentido tiene como finalidad la
percepción de una figura (Gestalt). Lo que caracteriza a el descubrimiento de sentido frente a la percepción
gestáltica, es a mi modo de ver, lo siguiente: lo que s percibe no es solamente una figura que salte ante nuestra
mirada desde un “trasfondo” de la realidad y esta esta posibilidad es en cada caso única, es pasajera. Si esta
posibilidad de sentido se realiza, se ha cumplido el sentido, y se ha cumplido para siempre
El sentido debe descubrirse, pero no puede inventarse. Lo que se inventa es un sentido subjetivo, un mero
sentimiento de se sentido, o un contrasentido. Se comprende pues que el hombre no es capaz de descubrir un
sentido en su vida, ni tampoco imaginarse, se inventan para huir de la maldición del complejo de vacuidad o bien un
contrasentido o bien un sentido subjetivo.
El sentido no solo debe sino que también pude encontrarse, y su búsqueda guía al hombre la conciencia. En una
palabra, la cc es un órgano del sentido. Podría definírsela como la capacidad de rastrear el sentido único y singular
oculto en cada situación.
Vivimos en una época de creciente difusión del complejo de vacuidad, estamos sobresaturados de incentivos a través
de los medios de comunicación y nos hallamos en la edad de la píldora. Si no queremos quedar sepultados bajo esta
ola de incentivos entonces tenemos que empezar a distinguir entre lo que es esencial y lo que no es, entre lo que
tiene sentido y no lo tiene, entre lo que es responsable y lo que no.
Sentido es, por tanto, el sentido concreto de una situación determinada. Es siempre el requerimiento del momento.
Pero este requerimiento está siempre dirigido a una persona concreta. Y del mismo modo que cada situación
concreta es singular, de ese mismo modo es también singular la persona concreta. De todo lo dicho se entiende que
el sentido que aquí tanto tratamos debe cambiar de situación en situación y persona en persona, además de que ese
descubrimiento de sentido es independiente del carácter y el medio ambiente.
El sentido una persona puede descubrirlo: en lo que hace/crea, amar a alguien y en situaciones desesperadas a las
que se enfrenta desvalidamente. Solo la actitud y el talante le permiten dar testimonio de algo que solo el hombre es
capaz. De transformar y remodelar el sufrimiento a nivel humano para convertirlo en un servicio.
LA FRUSTRACIÓN EXISTENCIAL
El hombre es capaz de malograr su voluntad de sentido, en cuyo caso la logoterapia habla de “frustración existencial”.
El término “existencial”, admite tres significados distintos:
1. Para referirse a la existencia misma, al modo de ser específicamente humano
2. El sentido de la existencia
3. El afán por encontrarle un sentido concreto a la existencia personal, es decir, la voluntad de sentido.
La frustración existencial también puede cursar como neurosis. La logoterapia ha acuñado el término “neurosis
noógenas”, por oposición a la neurosis en el sentido estricto de la palabra: la neurosis psicógena. El origen proviene
de la dimensión noológica (del griego noos, que significa mente), y no brotan directamente de lo psicológico. Este
término logoterapéutico denota elementos que anidan en el núcleo “espiritual” de la personalidad humana.
Conviene recalcar que en el léxico de la logoterapia el término “espiritual” se encuentra ajeno a toda connotación
religiosa: describe y define (antropológicamente) la dimensión específicamente humana.
NEUROSIS NOÓGENAS
No surgen por conflictos entre impulsos e instintos, sino de problemas existenciales (problemas espirituales). Entre
ellos, la voluntad de sentido suele jugar un papel primordial.
La terapia apropiada para las neurosis noógenas no es la psicoterapia tradicional, sino la logoterapia: una
psicoterapia que se atreve a penetrar en la dimensión espiritual, la dimensión genuina del ser humano.
La logoterapia contempla desde niveles espirituales los temas espirituales, como pueden ser el afán del hombre por
encontrarle un sentido a la vida o la frustración de ese sentido. Estas cuestiones se afrontan con sinceridad humana y
frontalmente, en su actual consistencia psíquica o espiritual, sin pretender rastrearlos hasta encontrar en ellos unas
raíces y orígenes inconcientes, que serían instintivos. Dimensión espiritual: opuesta a la dimensión instintiva.
No todos los conflictos son necesariamente neuróticos; es más, a veces, es normal y saludable cierta dosis de
conflictividad. El sufrimiento no es siempre un fenómeno patológico; más que interpretarlo en términos de síntoma
neurótico, el sufrimiento puede muy bien constituir un logro humano, especialmente cuando nace de la frustración
existencial.
La frustración existencial no es en sí misma ni patológica ni patogénica. La preocupación, o la desesperación, por
encontrarle a la vida un sentido valioso es una angustia espiritual, pero en modo alguno representa una enfermedad.
El psiquiatra deberá guiar a ese paciente a través de su crisis existencial, una crisis que seguramente generará
ocasiones de desarrollo y crecimiento interior.
La logoterapia entiende que su cometido consiste en ayudar al paciente a encontrar el sentido de su vida; por lo
tanto, procede de un modo analítico al activar en la conciencia de la persona el logos oculto de su existencia. En ese
aspecto, se parece al psicoanálisis. Ahora bien, los intentos de la logoterapia por recuperar los contenidos de la
conciencia no se reducen a los hechos instintivos – que conforman el inconciente del individuo – sino que también le
fuerzan a avivar las realidades espirituales que inciden en la vida, como el potencial sentido de la vida o la voluntad
de sentido.
La logoterapia se diferencia del psicoanálisis porque concibe al hombre como un ser cuyos intereses primordiales se
inscriben en la órbita de asumir un sentido a la existencia y realizar un conjunto de valores, y no en la mera
gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos, o en el mero ajuste del conflicto interior generado por las
exigencias del ello, del yo, y del superyó, o en las luchas de adaptación y ajuste al entorno circundante y a la
sociedad.
NOODINÁMICA
La búsqueda humana de sentido y de valores puede nacer de una tensión interior y no de un equilibro interno. Ahora
bien, esa tensión es un requisito indispensable de salud mental.
Nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aún en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un
sentido.
La salud psíquica precisa un cierto grado de tensión interior, la tensión existente entre lo que uno ha logrado y lo que
queda por conseguir, o la distancia entre lo que uno es y lo que debería llegar a ser. Una tensión de esta naturaleza es
inherente al ser humano y, por consiguiente, indispensable para su bienestar psíquico. En consecuencia, convendría
no acobardarse y situar al hombre frente al sentido de su existencia. Únicamente así despertaremos el estado de
latencia de su voluntad de sentido.
El hombre no necesita realmente vivir sin tensiones (homeostasis), sino esforzarse y luchar por una meta o misión
que le merezca la pena. Vivir sin tensiones a cualquier precio no resulta un proceder psicohigiénico, es más
beneficioso sentir la urgencia de una misión por cumplir o el apremio del cumplimiento del deber.
Releguemos la “homeostasis” y situemos en primer lugar la “noodinámica”: la dinámica espiritual dentro de un
campo de tensión bipolar, en el cual un polo representa el sentido a consumar, y el otro polo corresponde al hombre
que debe cumplirlo. Y si la noodinámica significa un proceder válido para las condiciones normales del psiquismo,
todavía se presenta más necesario en el caso de individuos neuróticos. Si los terapeutas procuran fortalecer la salud
mental de sus pacientes, no deben tener miedo a aumentar la tensión interior, si con ello les conducen a reorientar o
encontrar el sentido de sus vidas.
El fenómeno contrario al sentido de la vida, la carencia total y absoluta de un sentido en la vida, acarrea nocivas
consecuencias. Es un fenómeno muy frecuente entre los pacientes de nuestros días, acosados por una íntima
vaciedad, por el desierto o páramo que albergan en su intimidad. Y eso les arrastra o atrapa en una amarga sensación
que ellos mismos denominan “vacío existencial”.
EL VACÍO EXISTENCIAL
Es un fenómeno muy extendido en el siglo XX. Es comprensible y quizá se explique por el doble arancel que el
hombre pagó para convertirse en un verdadero ser civilizado:
- perdió algunos de los instintos básicos que rigen la vida del animal y le confieren seguridad, por lo que se ve forzado
a elegir.
- ha sufrido otra pérdida nuclear: las tradiciones.
Carece, pues, de instintos que le impulsen a determinadas conductas, y ya no conserva las tradiciones que le
indicaban los comportamientos socialmente aceptados; en ocasiones ignora hasta lo que le gustaría hacer. En su
lugar, desea hacer lo que otras personas hacen (conformismos), o hace lo que otras personas quieren que haga
(totalitarismo).
El vacío existencial se manifiesta principalmente en un estado de tedio (aburrimiento). En la actualidad, el hastío
genera más problemas que la tensión. Por ejemplo, la “neurosis dominical”, esa especie de depresión que aflige al
cesar el trajín de la actividad semanal y encontrarse a solas con su intimidad, una intimidad quizá vacía de sentido o
de dirección. Esta sustenta bastantes casos de suicidios, el aumento del alcoholismo, los fenómenos de delincuencia
juvenil, las crisis de los jubilados y de los ancianos.
Con frecuencia el vacío existencial se presenta bajo máscaras y disfraces. A veces, la frustración de la voluntad de
sentido se compensa mediante la voluntad de poder, hasta en su expresión más tosca: la voluntad de tener dinero.
En otras ocasiones, el vacío de la voluntad de sentido se rellena con la voluntad de placer. Y eso explica que la
frustración existencial suela provocar un desenfreno libidinoso, e incluso que las pulsiones de la libido se mezclen con
las agresivas.
Algo parecido sucede en las neurosis. Una sintomatología similar a las neurosis invade a las personas con una
frustración de sentido; en ese vacío existencial germinan y florecen los procesos y mecanismos neuróticos. A pesar
de la coincidencia sintomatológica, estos pacientes no sufren una neurosis noógena. No obstante, nunca
conseguiremos que el paciente supere ese estado si no complementamos su tratamiento con la logoterapia. La única
manera para que esa persona no recaiga consiste en dotar de sentido su vacío existencial. La logoterapia está
indicada no solo en las neurosis noógenas, sino también en las psicógenas y especialmente, en los casos que he
denominado “(pseudo) neurosis somatógenas”.
Qué podemos hacer si un paciente nos pregunta cuál es el sentido de la vida…
EL SENTIDO DE LA VIDA
Difiere de un hombre a otro, de un día a otro, y de una hora a otra. Por tanto, lo que importa no es el sentido de la
vida en formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado.
No deberíamos perseguir un sentido abstracto de la vida, pues a cada uno le está reservada una precisa misión, un
cometido a cumplir; no puede ser reemplazado en su función, ni su vida puede repetirse: su tarea es única, como es
única la oportunidad de consumarla.
Cualquier situación plantea y reclama del hombre un reto o una respuesta a la que él solo está en condiciones de
responder. En última instancia, el hombre no debería cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que
la vida le interroga a él. La vida pregunta por el hombre, y éste le contesta de una única manera: respondiendo de su
propia vida y con su propia vida. Únicamente desde la responsabilidad personal se puede contestar a la vida. La
logoterapia considera que la esencia de la existencia consiste en la capacidad del ser humano para responder
responsablemente las demandas que la vida le plantea en cada situación particular.
LA ESENCIA DE LA EXISTENCIA
El énfasis en la fuerza de la responsabilidad humana se refleja en el imperativo categórico de la logoterapia: “Obra
como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto de
hacerlo ahora”. Esta máxima invita a imaginar, en primer lugar, que el presente ya es pasado, y en segundo lugar, que
ese pasado es factible de modificarse y enmendarse: este precepto enfrenta al hombre con la finitud de la vida y con
su finalidad personal y existencial.
La logoterapia intenta que el paciente cobre conciencia plena de sus responsabilidades personales; en consecuencia,
le fuerza a elegir por qué, de qué o ante quién se siente responsable. El logoterapeuta, es el menos inclinado a
imponer algún juicio de valor, porque jamás permitirá que una persona transfiera al médico la responsabilidad de
juzgar su propia existencia.
Corresponderá al paciente decidir si debe interpretar su existencia como una responsabilidad ante la sociedad o ante
su propia conciencia. Una gran mayoría siente esa responsabilidad ante Dios.
La logoterapia no es una labor docente ni misionera. Se encuentra tan lejana del razonamiento lógico como de la
exhortación moral. La función del logoterapeuta consiste en ampliar y ensanchar el campo visual del paciente hasta
que visualice responsablemente el amplio espectro de valor y de sentido contenido en su horizonte existencial. La
logoterapia no necesita imponer al paciente ningún juicio de valor, ya que la verdad se impone por sí misma.
Al declarar al hombre un ser responsable y capaz de descubrir el sentido concreto de su existencia, quiero acentuar
que el sentido de la vida ha de buscarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique, como si se
tratara de un sistema cerrado. La auténtica meta de la existencia humana no se cifra en la denominada
autorrealización. No debe considerarse el mundo como simple expresión de uno mismo, ni tampoco como mero
instrumento, o como un medio para conseguir la ansiada autorrealización.
Característica esencial del hombre: “autotrascendencia de la existencia”. → dirigirse hacia algo o alguien distinto de
uno mismo, bien sea a realizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuanto más se olvida
uno de sí mismo – al entregarse a una causa o a una persona amada – más humano se vuelve y más perfecciona sus
capacidades.
La verdadera autorrealización solo es el efecto profundo del cumplimiento acabado del sentido de la vida. La
autorrealización no se logra a la manera de un fin, más bien como el fruto legítimo de la propia trascendencia.
El sentido de la vida cambia continuamente, pero no cesa nunca de existir. Podemos descubrir o realizar el sentido de
la vida según tres modos diferentes:
1. Realizando una acción
2. Acogiendo las donaciones de la existencia
3. Por el sufrimiento
LA NEUROSIS COLECTIVA
Cada época tiene su propia neurosis colectiva. El vacío existencial es la neurosis colectiva más frecuente en nuestro
tiempo. Se describe como una forma privada y personal de nihilismo, y el nihilismo se define por la radical afirmación
de la carencia de sentido del hombre. Por eso la psicoterapia nunca podrá recomponer esta situación social si no se
mantiene a salvo del impacto y la influencia de las tendencias actuales de la filosofía nihilista. La psicoterapia no solo
sería reflejo de una filosofía nihilista, sino que además –involuntariamente- trasmitiría al paciente una caricatura del
hombre, y no su verdadera imagen. Esta concepción del hombre lo convierte en un robot, no en un ser humano. El
fatalismo neurótico se ve alimentado y fortalecido por una psicoterapia que niega al hombre su libertad.
Sin ninguna duda, el hombre es un ser finito y su libertad limitada. No se trata pues, de liberarse de los
condicionantes (biológicos, psíquicos, sociológicos), sino de la libertad para adoptar una postura personal frente a
esos condicionantes.
De todos modo el tema no es si la psicoterapia está o no basada en una visión del mundo, sino más bien, si la visión
del mundo es correcta o no. Correcta o no, de todos modos, en este contexto, significada si la humanidad del hombre
es preservada o no los es por esa filosofía y esa teoría. La cualidad humana del ser humano es desatendida y negada,
por ejemplo por aquellos psicólogos que se adhieren al modelo mecánico.
El concepto logo terapéutico de hombre está basado en tres pilares: la libertad de voluntad, la voluntad de sentido y
el sentido de la vida. El primero de ello, la libertad de la voluntad, es opuesto al principio que caracteriza muchos
bordajes del hombre conocidos como determinismos. La libertad de la voluntad significa la libertad de la voluntad
humana, es decir, la libertad de un ser finito. La libertad del hombre no es una libertad respecto de todo
condicionamiento, sino más bien, la posibilidad de tomar posición ante cualquier condición que deba enfrentar.
Tomar distancia de las peores condiciones es una capacidad exclusivamente humana. Asimismo, esta capacidad
únicamente humana de distanciarse de cualquier situación que deba enfrentar, se manifiesta no solamente a través
del heroísmo, como fue el caso de los campos de concentración, sino también a través del humor que también es
una capacidad exclusivamente humana.
El humor y el heroísmo nos refieren a la capacidad, exclusivamente humana, de autodistanciamento. En virtud de tal
capacidad, el hombre es capaz de tomar distancia no solo de una situación, sino también de sí mismo. Puede elegir
una actitud ante sí mismo. Haciéndolo, realmente toma posición respecto de sus propios condicionamientos y
determinantes somáticos y psicológicos.
Visto así, una persona es libre de moldear su propio carácter, y el hombre es responsable por aquello que pueda
hacer de sí mismo. Lo que importa no son los rasgos de nuestro carácter o las fuerzas o instintos per se, sino más
bien la posición que tomamos ante ellos. Y esa capacidad de posicionarnos es lo que nos constituye como seres
humanos.
Tomar posición ante los fenómenos somáticos y psicológicos implica ponerse por encima de su nivel y abrirse a una
nueva dimensión, la del fenómeno noetico o la dimensión noetica, en contraste con la biológica y psicológica.
También puede ser definida como la dimensión espiritual. Sin embargo, como espiritual tiene una connotación
religiosa, es preferible evitar esta denominación todo lo posible. La dimensión noetica debe entenderse como
dimisión antropológica más que teológica.
Aquí el logos significa lo humano del ser humano, ¡más el sentido de ser humano!
El hombre pasa a la dimensión noeetica cada es que reflexiona acerca de sí mismo o que se hace objeciones a sí
mismo; cada vez que se hace consiente de sí mismo. De hecho, tener conciencia presupone la exclusiva capacidad
humana de ponerse por sobre uno mismo, juzgar y evaluar los propios actos en términos de moral y ética.
Reducir la conciencia al mero resultado de condicionamientos es, en primera instancia, un reduccionismo ya que
desatiende e ignora lo más humano del fenómeno.
El amor y la cc son las más contundentes manifestaciones de otra capacidad exclusivamente humana, la auto
trascendencia. EL hombre se transciende a sí mismo, tanto a otro ser humano, como hacia el sentido.
Amor capta al otro ser humano en su singularidad – CC le posibilita percibir el sentido de una situación en su
más pura singularidad.
Finalmente cada persona es irremplazable, y esa singularidad, aunque más no sea, es captada por quien la ama.
La diferencia entre estas manifestaciones es que la singularidad concebida desde el amor se refiere a las particulares
posibilidades de ser de la persona amada. Por otro lado, la singularidad concebida, refiere una necesidad particular,
aquello que uno necesita encontrar.
Finalmente podemos decir que un desafío – para hablar de los reduccionismos y las especializaciones- es como
lograr, como mantener y como restaurar un concepto unificado de hombre ante tantos datos, hechos y
descubrimientos dispersos, aportados por una fragmentada conciencia del hombre.
Lo peligroso es que un hombre, experto, por decir, en el terreno de la biología, intente comprender y explicar a los
seres humanos, exclusivamente en términos de biología. Lo mismo vale para la psicología y la sociología.
Aquellos que debemos deplorar, podría decir, no es que los científicos se especialicen, sino más bien que los
especialistas generalicen.
2 – Insumabilidad de la persona. Cada persona no solo es unidad, sino también una totalidad. Es única e irrepetible.
No es asimilable a las categorías englobantes en que se pierde la individualidad. Esta individualidad tampoco se
puede llevar al extremo de pensar en un aislamiento, los entes aislados son una ficción. Pero el ser-con-los-otros no
significa una fusión con los otros.
La persona, la existencia en su aspecto espiritual, no se propaga como los organismos.
3 – Novedad absoluta en que consiste cada ser humano. Plexo de posibilidades que constituye todo ser humano. Las
eleccione`’ç’s que la persona realiza le darán la personalidad que presentará a la hora de la entrevista. Nosotros
realizamos con nuestro organismo, en la normalidad, los planes de vida que elegimos.
4 – Concepto de persona espiritual. Introduce el concepto del organismo como lo instrumental del ser espiritual.
Dada la capacidad de expresividad, la persona necesita su organismo para actuar y expresarse en el mundo. Esto ha
llevado a que en algunas oportunidades se confunda y se utilice a la persona y se la tome como un medio para otros
fines. El criterio inverso a lo utilitario es la dignidad de la persona, que le pertenece más allá de la utilidad social o de
mero instrumento laboral.
“Vida y obra”: en ella se encuentra el valor de un ser humano, en los valores que ha actualizado, en las obras
realizadas e incluso en el sufrimiento que le pudo haber tocado. Podemos así percibir porqué el enfermo, el anciano,
el psicótico, mantienen vigente su dignidad.
De esta pregunta surge la no enfermabilidad del espíritu. La necesidad de considerar la dignidad humana como
elemento raigal de la persona.
En el campo de la patología, expresa Frankl que no existen enfermos “del espíritu”, pues el espíritu, la persona
espiritual misma, no puede enfermarse, y permanece allí, detrás de la psicosis. PRIMER CREDO PSIQUIÁTRICO: Fe en
la continuidad de la persona espiritual aun detrás de los síntomas de la enfermedad psicótica; pues si no fuera así, no
tendría sentido para el médico curar el organismo psicofísico, “repararlo”, no sabría nada de la dignidad de la persona
que no tiene relación con ese organismo. Este tipo de médico, el puramente técnico y con tal pensamiento muestra
que para él el hombre enfermo es meramente un “hombre máquina”.
5 – Existencialidad de la persona. La persona no es un ser fáctico, de hecho, acabado. Es un ser en devenir, un ser-
siendo. La libertad entraña responsabilidad. El “para qué” de la libertad se torna en el camino por el cual va a
transitar el sentido de nuestra vida. Orientación de la persona hacia el sentido.
6 – El concepto de “yo” como algo originario de la persona y no un sucedáneo del “ello”. El ello puede llegar a ser
una instancia de la persona, superada y actualizada en la persona adulta. La propuesta de la persona espiritual,
contiene una espiritualidad inconciente y a ella apelamos en el caso de lo que podría denominar la represion
espiritual.
Por lo tanto, podemos hablar de un inconciente instintivo, tal como propone el psicoanálisis y la psicología individual,
y también en un inconciente espiritual, según propone la logoterapia. En los dos primeros encontramos el sexo, el
poder, el hedonismo, y en la logoterapia el inconciente espiritual se encuentra habituado por la fe inconciente, la
trascendencia, Dios. El ser humano participa de todos ellos y en la normalidad, tiene la posibilidad de decidir frente a
los mismos.
El yo no es algo completo, acabado, sino que tiene constantemente la posibilidad de ser de otro modo. Frente al yo
fáctico está el yo facultativo. Y este yo representa el ámbito de cumplimiento de la voluntad de sentido, que
naturalmente constituye a la persona. Sobre todo si no ha sido deformada por una educación que ignora esta
posibilidad humana, en cuyo caso, podemos hablar de una “falta de sentido aprendida”.
7 – Propone que la persona es precisamente lo que brinda unidad y totalidad, por lo tanto el ser humano es el
representante de la ciudad corpóreo-anímico-espiritual. Los seres humanos somos los únicos que podemos tener
esta autoconciencia –se la puede ignorar por desconocimiento o rechazar por razonamiento- que coexiste con el
organismo psicofísico. Es necesario no olvidar la coexistencia dado que el espiritualismo, separado de lo psicofísico,
no constituye verdaderamente al hombre. La interacción e integración de los tres niveles de existencia representan el
ser que somos, abierto a la trascendencia.
Así como se habla de niveles, también podría hablarse de dimensiones. La dimensión espiritual pertenece solo al
hombre, es la verdadera dimensión humana. Solo lo elevado del hombre es el hombre. SEGUNDO CREDO,
PSICOTERAPÉUTICO: apelar a la espiritualidad latente en distintas circunstancias y situaciones, para situarse a la
distancia fecunda que le permita despegarse de lo psicofísico. Otorga a la psicología posibilidades de ayuda, con una
fundamentación antropológica que tiene en cuenta la altura del hombre, aunque sin olvidar la plataforma de
sustentación.
8 – Dinamismo que implica la facultad humana de autodistanciamiento. Sin embargo no debemos confundirlo con
un psicodinamismo, dado que se trata de un noodinamismo. Este diálogo consigo mismo que puede establecer la
persona, es una nota distintiva de su espiritualidad. Capacidad de ensimismamiento, específicamente humana.
9 – Lo que diferencia al hombre del animal, es que este no tiene la capacidad de trascendencia ni de
autodistanciamiento. Menos aún puede comprender el sentido del sufrimiento. Frankl se pregunta si puede conocer
la persona el sentido trascendente que tiene el mundo: en realidad, se trata de un orden superior, al que no tenemos
un acceso directo. La apertura al mundo y a la trascendencia, típica del ser humano, no la posee el animal que a lo
sumo se abre a su entorno, a su hábitat.
10 – Tema de la trascendencia humana. Observaciones raigales para su comprensión, como así también para los
límites que esta psicología comprensiva tiene. Hombre en su aspecto autocomprensivo, como un ser estrechamente
vinculado y dependiente de la trascendencia. Nos movemos en la noodinamia de la persona y esta recibe en la
conciencia el llamado de la trascendencia. Si recordamos que la conciencia, según Frankl, es el órgano del sentido,
sentido y trascendencia comparten, junto con la intencionalidad, características de la conciencia que en general no
están incluidas en otras escuelas psicológicas. Ello otorga una alta valoración a la conciencia humana, que no es típica
de la psicología moderna, que ha reducido a la persona más bien a sus aspectos inconcientes. Aspecto de religiosidad
que nos sugieren estas observaciones. Sin embargo, para la logoterapia, la religión es un tema importante pero no
una postura básica, dado que se maneja más acá de la fe en la revelación, pero también más allá de la fe en un
sentido.
En el marco de la logoterapia, la fe en el sentido como también la fe religiosa se pueden pensar como vinculadas a la
“voluntad de sentido” que en su profundización, nos sugiere la existencia de una “voluntad de sentido último”. Frankl
habla de un “suprasentido”, un sentido total, absoluto. Y la persona no puede contestar racionalmente esa pregunta,
supera nuestra capacidad de expresión, pero la contesta desde la fe. El todo no tiene sentido, tiene suprasentido. La
realización de un sentido, que me imagino, depende de mi acción y omisión, pero el suprasentido, se impone
independiente de mi acción u omisión: con mi intervención o sin ella, con mi colaboración o sin ella.
Creo oportuno completar este trabajo con una especie de tesis número 11.
11 – Referida a la incidencia del medio sobre la persona. Dos aclaraciones son necesarias para introducirnos en la
temática:
- la temática de lo espiritual, punto fundante de toda la antropología frankliana, se encuentra anclada en un proceso
educativo. Si bien hablamos de una espiritualidad inconciente, es por contexto que el niño accede a lo que
podríamos denominar una espiritualidad madura.
- el material en que se basa la tesis número 11 son las mismas obras del autor, solo que enfocadas con una
perspectiva que podemos denominar, aunque parcialmente, psicosocial.
En la psicología individual encontramos lo que luego Frankl va a profundizar y fundamentar: el sentimiento de
comunidad. Será un aspecto importante de lo que Frankl denomina autotrascendencia. Adler está referido
exclusivamente a los otros, a la comunidad – lo cual lo sitúa en el campo de lo inmanente – y en cambio en Frankl
adquiere una dimensión más amplia al abarcar distintas misiones en la vida e incluso vincularse con lo trascendente.
La temática de la “voluntad de sentido”, punto cardinal de la logoterapia, se desenvuelve desde los primeros años de
vida. En una época temprana se puede percibir inconcientemente, un ámbito de misión en el seno familiar,
encarmado en proyectos, a través de los padres, los hermanos. Esta íntima percepción tal vez sea un primer esbozo
de la voz de la conciencia que no obstante ser subjetiva, apunta más allá del sujeto. En el principio, como voluntad de
sentido es subjetiva y se convierte en objetiva cuando concientemente buscamos un sentido para vivir.
Esta evolución de la persona es posible porque en la logoterapia late una concepción comunitaria de la persona. El
individuo dentro de la comunidad es un miembro absolutamente valioso de este conjunto superior precisamente en
virtud de su dotación imperfecta y parcial. La comunidad, más allá de constituir el medio en que se desenvuelve la
persona, se justifica como el lugar en que el ser humano se compromete y actúa, desarrolla y perfecciona su
existencia.
El conjunto de estos conceptos sobre la persona, cuando ésta se ha apropiado de ellos y los ha actualizado, se
constituyen en su personalidad. Persona y personalidad en realidad son dos conceptos totalmente distintos. La
personalidad es aquella Gestalt que la persona se ha dado a sí misma sobre la base de sus capacidades y facultades.
Desde el punto de vista epistemológico, una relación de sentido no se puede reproducir en el plano de la ciencia.
Pero la ciencia, par Frankl, es un corte transversal a través de una realidad que tiene distintas dimensiones, y el
problema del sentido de la vida tal vez se pueda mostrar en una dimensión superior. Acerca de la duda sobre si
realmente existe una dimensión superior a la de la ciencia, Frankl responde que solamente por una sobrevaloración y
endiosamiento de la ciencia, se cercena captar otras posibilidades. Posibilidades y realidades frente a las que todo
investigador debe permanecer abierto.
VF. “PSICOTERAPIA Y HUMANISMO”
El ser humano ha sido definido como “ser en el mundo”. El mundo incluye razón y sentido, pero estos quedan
excluidos si el H es concebido como un sist. cerrado. Todo queda reducido a causas y efectos. La apertura del H al
mundo es reflejada por la autotrascendencia del ser humano.
Esta se refiere al hecho de que cto. más se olvida un ser humano de sí mismo y se entrega, tanto más humano es. Es
como rstdo., como efecto 2rio de esta cap. que puede ser posible la autorrealización.
La existencia humana se caracteriza tmb. por la cap. de autodesprendimiento: cierta distancia entre el auténtico
estado de cosas y el ideal. Una tensión demasiado escasa entre el yo y el ideal del yo es tan nociva para la salud
mental como una tensión excesiva entre ambos.
En virtud del autodesprendimiento, el H es capaz de bromear acerca de sí mismo, de reírse de sí mismo y de
ridiculizar sus propios miedos.
Los ptos. de vista psiquiátricos del “modelo de máquina” o “modelo de la rata”, se privan a sí mismos de medios
terapéuticos, ninguna computadora es capaz de reírse de sí misma, ni una rata de preguntarse si su existencia tiene
sentido.
GARCÍA PINTOS
Capítulo 1: La humanidad posible
Viktor Frankl nace en Viena en 1905. Pasó su infancia atravesada con un clima pre-guerra, hasta que finalmente la
misma se desata en 1914 lo que trajo en el pequeño Viktor momentos de profunda reflexión y vivencias
contundentes. Después de terminada la guerra, todo alcanza un clima de desorden a nivel socioeconómico y tristeza.
Entre sus influencias se encuentran: Sigmund Freud, debido a los desarrollos de la época; Fechener y Oswald por el
lado de las ciencias naturales y la psicología experimental.
Frankl siempre tuvo inquietudes acerca del sentido de la vida a lo largo de su vida y trayectoria educativa. No solo
por las enseñanzas reduccionistas que impartían sus profesores sino también por el clima de desesperanza por el
cual atravesaba Viena. La convulsión se manifestaba en muchos ámbitos:
Suicidio de un compañero con un libro de Nietzche en sus manos. Lo lleva a reflexionar sobre la filosofía y el
modo de afrontar situaciones en la vida.
Le escribe una carta a Freud y este le contesta invitándolo a continuar una relación epistolar.
Un periódico lo invita a escribir artículos referidos a los problemas existenciales en la post guerra
El segundo episodio influye en su decisión de estudiar medicina y psiquiatría. La carrera de medicina la comenzó en
1924 y concluirían en 1930. A su vez Ingresa al partido socialista ya que la vida política no tenía escisión con su
cosmovisión.
Simultáneamente, Frankl va a cuestionar los principios del psicoanálisis freudiano al entender que no llegan a
explicar lo auténticamente humano. La aparición de Adler en el escenario de la discusión científica, aportando una
ampliación al momento de intentar comprender el fenómeno humano, entusiasma a Frankl, quien de apoco se va a
acercando a los círculos adlerianos y es muy bien acogido por el mismo Adler.
El elemento principal que decide a Frankl separarse de Freud para acercarse a Adler es que al mismo tiempo que
Freud desvalorizaba la búsqueda de un sentido de vida, Adler planteaba desde la psicología de individuo una mayor
atención a los problemas existenciales.
El 22 de marzo de 1926 Frankl expone sus ideas ante la sección vienesa de la asociación de psicología individual y el
27 de septiembre participa del III congreso internacional de psicología individual presentando una ponencia que
desagrada a Adler y dificulta la relación entre ambos ya que sus ideas eran disonantes con las que el enuncia.
En ese mismo año utiliza por primera vez el término logoterapia de manera incipiente. Además junto con Adler había
fundado una revista y aún preocupado por la situación de los jóvenes desde la misma revista organiza y promueve el
establecimiento de centros para la juventud en Austria ya que la misma sufría una profunda depresión, desesperanza
y desesperación que se traducía en un aumento considerable y progresivo del índice de suicidios, enfrentamientos
sociales y fugas de sus hogares.
La iniciativa contó con un altísimo grado de aceptación entre los jóvenes, al punto que en un año de funcionamiento
el porcentaje paso a ser nulo.
En 1927 es el año que entra en crisis la sociedad Adleriana. Los más próximos a Adler, incluido al mismo
consideraban a Allers y Schwarz como una especie de herejes que se apartan de sus ideas de las que originaron el
movimiento. Los expulsados, no dispuestos a renunciar a la defensa de sus ideas, tal vez más humanistas, se separan
del movimiento. Finalmente Adler hecha a Frankl.
Luego del cese de las actividades que Frankl realizaba con Adler un año más tarde una revisa suiza público una
síntesis breve de lo que desarrollaba en un manuscrito. Apareció recién en 1939 con el título psilosophie und
psichotherapie en el que se desarrollan cuatro cuestiones fundamentales:
1) Plantea que el psicoanálisis atiende especialmente las pulsiones del hombre, olvidando sin embargo la
totalidad corporal, psíquica y espiritual de la persona humana.
2) Plantea una crítica a la actitud del psicoterapeuta aludiendo expresamente el abordaje de los problemas
existenciales de los pacientes.
3) Establece el que el paciente debe ser apelado en su libertad y responsabilidad a pleno. Y en este punto de la
crítica, bien podríamos reconocer el nudo o el germen de lo que posteriormente serán las técnicas
específicas de logoterapia (derreflexión e intención paradojal) son modos particulares a través de los cuales
apelando a la libertar y responsabilidad del paciente lo motivamos a que modifique su actitud ante la
situación que se le plantea como su problema. Desde ya implica el convencimiento de que todo individuo,
aún enfermo crónico, mantiene un remanente sano, espiritual, desde el cual puede provenir la fuerza de
oposición que inspira a la libertad y responsabilidad.
4) Enuncia la importancia de no desatender en la clínica el tema de los valores.
En 1930 ya había fijado el núcleo teórico de la logoterapia. En tal sentido consistía en creer que la persona humana
tiene siempre en sí misma la posibilidad de dar un significado a su propia existencia y que el psicoterapeuta tiene la
función de sostener al paciente en la búsqueda y realización de dicho significado.
Al tiempo que Viktor desarrolla sus trabajos de estudio e investigación, la situación sociopolítica de Europa se
complica cada vez más.
Viktor Frankl decide quedarse en su país a pesar de tener la posibilidad de irse a estados unidos y es llevado a los
campos de concentración. En ese momento, paso a formar parte de un mundo en el cual la dimensión humana era
anulada. Todos eran solo números. En la pretensión por conservar un vínculo con su humanidad, su historia, su
identidad, intenta conservar un manuscrito que estaba escribiendo y otros objetos, pero todo le es quitado.
A lo largo de este tiempo su familia se va muriendo, inclusive su mujer a pesar de que el esperaba el rencuentro con
la misma. Finalmente las tropas aliadas llegaron y Frankl ayudo a cruz roja debido a que anteriormente se había
desenvuelto como médico en los campos de concentración.
La adecuación a la vida en libertad no es fácil después de haber vivido el horror. Recuperar la dignidad, la condición
humana tan fuertemente apabullada y arrasada significa un gran esfuerzo. Reparar el daño moral, la fractura interior,
recomponer la identidad es difícil, más aun en medio de un clima convulsionando, turbulento, desconfiando.
Recuperado como hombre entre abril y noviembre de 1945 Frankl va recuperando su actividad. Con pequeños
papelitos en los que pudo taquigráficamente conservar recuerdos, reflexiones e ideas en los últimos tiempos de
prisionero, comienza a reconstruir aquel manuscrito que le habían arrebatado al ser apresado en el 42. Al año
siguiente ese trabajo es publicado como arztliche seelsorge. Grundlangen der logotherapie und existenzanalyse.
Ya sobre fines de 1945, Viktor había convocado a tres secretarias y con lágrimas en los ojos les dicto sus experiencias
y vivencias como prisionero. Su intención era testimoniar ese tiempo, honrar a sus camaradas. Finalmente se publica
como “un psicólogo en el campo de concentración” (acá). Luego se vuelve a publicar como “el hombre en busca de
sentido” pero con una noción básica de conceptos de psicoterapia convirtiéndose en un best seller.
A lo largo de su vida Frankl ha continuado sus desarrollos y ha continuado su formación académica. Ha venido en
varias ocasiones a Argentina, estando a gusto con el entendimiento y la compresión de la logoterapia en nuestro país.
Capítulo 3: Logoterapia
Logoterapia es algo más que un mero nombre para identificar un cuerpo teórico-práctico en psicoterapia; es una
verdadera síntesis que exponer su orientación y su objetivo como práctica psicoterapéutica.
“Terapia centrada en el sentido, o como psicoterapia por el encuentro de sentido (vital): Una traducción literal del
término logoterapia es la de terapéutica mediante el logos, mediante el sentido”
Es reconocida en Europa como la 3ra escuela de psicoterapia de Viena” siendo las primeras la de Freud y Adler y se
inscribe en el movimiento americano que originó la 3ra fuerza.
De cualquier manera, se con él o con los esquemas psicodinámicos, cognitivos o conexionistas, el mérito de la
logoterapia es el afán integrador respecto de los aportes y contribuciones de otras líneas
La logoterapia, entonces, no es anti nada ni tiene por intención remplazar otros esquemas psicoterapéuticos.
Se trata de una psicoterapia que arranca de lo espiritual. ¿Qué significa esto? La reflexión psicoterapéutica sobre el
“logos” equivale a la reflexión sobre el sentido y los valores. La reflexión psicoterapéutica acerca de la existencia,
supone reflexión sobre la libertad y la responsabilidad…Como ambos la logoterapia y el análisis existencial
constituyen una psicoterapia orientada a lo espiritual, esta psicoterapia se divide en logoterapia como terapia desde
lo espiritual y análisis existencial como análisis sobre lo espiritual.
Entonces la logoterapia y el análisis existencial constituirían una psicoterapia con una común orientación pero con
diferencias; veamos:
*¿Qué significa esto último? Partiendo de definir a la naturaleza del hombre como “espiritual”, Frankl ha de señal
como fuerza motivante primera, la voluntad de sentido. Es así que el ser humano podría definirse como un buscar de
sentido.
Según Frankl la psicoterapia tradicional sufrieron de una ceguera axiológica creyendo poder excluir de su abordaje a
las aspiraciones humanas y valores. Así el abordaje termina cosificando a la persona. La logoterapia rescata al
hombre de ese estado y re humaniza la psicoterapia al momento de reinsertar la reflexión sobre el sentido. Pero,
obviamente, en respeto de la dignidad humana, apuesta a la libertad axiológica del individuo y de ninguna manera
impone o persuade al paciente sobre valor alguno. “El hombre es un ser empeñado en la búsqueda de un sentido,
del logos, y ayudar al hombre a encontrar ese sentido es un deber de la psicoterapia y “el” deber de la logoterapia.
Sin desatender o considerar lo orgánico o psicodinámico, esa voluntad de sentido se encuentra muchas veces
resquebrajada o inmovilizada de modo tal que resta al individuo el gran potencia desafiador aún de las peores
adversidades. Allí se impone la movilización de esa voluntad.
Significa esto que el logo terapeuta debe ser moralizador en su práctica? Evidentemente no. El logo terapeuta no
puede prescribir ni puede dar sentido a la vida del paciente. El sentido debe ser descubierto por cada uno y una vez
descubierto, solo tiene valor motivante para uno mismo, siendo intransferible. El sentido:
La logoterapia tiene por intensión movilizar en el paciente la voluntad de sentido cuando está adormecido o
reprimida, reorientando al hombre hacia el descubrimiento del sentido de su propia vida cuando esta desorientado o
aun ya caído en un vacío existencial, ponerse del lado del valor y apelarlo al hombre en su libertad axiológica para
que se trascienda. En definitiva, pretender potenciar esa voluntad de sentido para evitar que el paciente caiga o
permanezca en el foso o vacío que media entre el ser y el deber ser. Por eso es una terapéutica partiendo del sentido.
Se trata del sentido personal y concreto de la vida, cuyo cumplimiento se exige y reclama a cada uno: solo ese
sentido posee una eficacia terapéutica.
Capítulo 4: Personas
Seguramente una de las contribuciones mas celebradas de V.F es la de haberles devuelto el objeto de estudio. A lo
largo del tiempo se ha investigado y actuado de acuerdo con un ser que no es propiamente el hombre ya que en
general se parte de la idea de “decrepitud”, “declinar”, “deterioro”, etc que ha inundado el pensamiento de la
medicina, la Psicología y la psicoterapia. Pero si el H es de nat espiritual, no es objeto de deterioro alguno. El H
entonces no puede ser contemplado y explicado bajo el biologisismo.
En realidad, tenían una parte de V. Ocurre que se habían detenido en las “proyecciones” del H sobre dimensiones
inferiores no pudiendo acceder a la visión tridimensional de su propia realidad, y cometeríamos el error de tomar la
parte como el todo y de interpretar una realidad abierta como si fuera una cerrada.
Si bien es imposible dejar de concebir los mecanismos biológicos, psicológicos, sociales, etc. Y los efectos que de ellos
pueden seguirse, Frankl descubre una “tercera dimensión” que es la que en definitiva caracteriza a la existencia
humana, y le permite pasar de la automatía a la autonomía. Esa tercera dimensión – noética o espiritual – es la
dimensión de la libertad, es la dimensión de la persona, por decirlo de alguna manera y, caracterizando a la
existencia, es la que define la existencia espiritual del hombre.
El hombre es naturalmente libre, aún cuando esté fuertemente condicionado a partir de los mecanismos biológicos,
psicológicos o sociales. Puede resultar que no sea libre de hecho, pero aún así, está facultado para serlo.
Frankl propone una renovación en lo referente a una teoría de la motivación. Se ha creído que la satisf. de las
llamadas “necesidades inferiores” era la base de cualq. esquema sobre el tema y que de ninguna manera podría
pensarse en pretender atender las necesidades superiores contando con las inferiores insatisfechas. Sin embargo,
Frankl confirma lo contrario. La voluntad de sentido puede sobreponerse a la satisf. de las necesidades inferiores. Es
más, no sólo está comprobado que la insatisf. de las necesidades inferiores no obsta para la realización de las
superiores sino, más aún, muchas veces esa misma insatisf. estimula la realización de las superiores.
Los conceptos de “motivo” o “fin” inspiraron los conceptos humanistas de “autorrealización”,
“autodesenvolvimiento”, “autoconfiguración”, que apuntan a una meta intrapsíquica. Mientras que el “sentido”
trasciende al H. Con la autotrascendencia de la existencia humana se quiere expresar precisamente que ser H
significa referirse a algo que no es de nuevo él mismo, a algo o a alguien, a una cosa a la que servimos o a una p° a la
que amamos. La voluntad de sentido le confiere al H una caract. religiosa, al modo como lo define tmb. Einstein al
decir que “ser religioso haber encontrado una rsta. a la preg. de cuál es el sentido de la vida”. Hablar del carácter
religioso del H no significa necesariamente la creencia en Dios sino, fundamentalmente, en un sentido último, dador
de sentido a todo lo que uno realiza en la vida, aquello que Frankl denomina Suprasentido. De ninguna manera
puede negarse la existencia de fines o motivos intrapsíquicos que el H busca resolver, pero lo que define el destino
personal es esa realización autotrascendente. Ese mov. en nombre de una “causa” que “decido” abrazar, me
constituye en p°, y esta “constitución” no responde a un mov. impulsivo (causa decidida).
Finalmente, el tercer supuesto básico de la existencia del hombre es el sentido de la vida. Los supuestos anteriores (la
voluntad libre y la voluntad de sentido) nos hablan de una persona dispuesta libremente a tomar posición ante las
circunstancias y alternativas de vida, especialmente a partir del descubrimiento de un significado convocante, que le
permita asumir así una verdadera actitud ante tales acontecimientos. De allí la definición del hombre como un
“buscador de sentido”, es decir, un ser en procura del descubrimiento de un valor para realizarlo y al hacerlo
constituirse en “sí mismo”.
La realización de valores convocantes (elegidos libremente) satisface la voluntad de sentido. Dicho de manera
coloquial sería algo así como saber o conocer el “para qué” de cada circunstancia cotidiana que debo encarar.
Podría decirse que el “sentido” se refiere a la coherencia, y que la “búsqueda de sentido”, termina siendo en realidad
una búsqueda de coherencia personal. Esto es así porque el descubrimiento y realización de aquel valor, le confiere a
mi vida orientación (porque me marca un “hacia dónde”), unidad o integración (porque nuclea mis esfuerzos en
torno a esa orientación preservándome de la distracción y la dispersión) y dirección (porque conduce mi vida en la
realización de tal tarea).
No se trata del hombre preguntándose por el sentido de la vida sino más bien la vida cuestionando al hombre sobre
su sentido.
Otro aspecto interesante es el rescate que hace Frankl sobre la importancia del sentido de la vida como
“cuestionamiento” dentro del proceso psicoterapéutico y como signo de salud.
Los valores
Frankl nos presenta tres categorías de valores: por un lado están aquellos que son realizables por medio de actos de
creación, y los llama valores creadores; por otro lado, señala que hay otros que se realizan o alcanzan por medio de
la vida misma, es decir, vivenciándola, y los denomina valores vivenciales, finalmente, apunta una tercera categoría
de valores y que están representados por las actitudes que asume la persona ante las limitaciones que la vida le
impone, denominándolos valores de actitud.
El suprasentido
Éste se refiere a la conciencia de que existe un “sentido” último o primero que es a su vez dador de sentido a todos
los sentidos personales posibles.
Frankl ha acentuado que la relación terapéutica debe caracterizarse por un contacto fundado en un elemento
emotivo-cognitivo (empatía), por el cual el paciente adquiera confianza en el profesional, en su competencia como
tal, a la vez que se sienta comprendido, ayudado, protegido. Ahora bien, debe cuidarse que haya una distancia aun
en el contacto, que caracterice propiamente la actitud profesional y que diferencie la relación psicoterapéutica, de
vínculos de amistas o amor.