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República Bolivariana de Venezuela

Universidad de Carabobo
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
Valencia, Estado Carabobo

JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL Y DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN

Oscar O. Triana B.

V-7.117.740
EL REFERENDUM
Introducción

Las críticas a la democracia representativa, han provocado en el

constitucionalismo contemporáneo, la introducción de reformas para consagrar en las

Constituciones, tanto instrumentos de democracia directa como mecanismos para

asegurar la participación ciudadana directa en la conducción de los asuntos públicos,

sin la intermediación o mediatización de partidos o de asambleas. Es con ocasión de

esta critica que se ha concluido en la necesidad de introducir en los textos

constitucionales la posibilidad del ejercicio de la soberanía por el pueblo o derecho a la

participación política, además de indirectamente mediante representantes, en forma

directa en la forma prevista en la Constitución.

En el debate contemporáneo, sobre todo, en la materia de las ciencias políticas y

su relación con el derecho administrativo público destaca el vínculo entre

gobernabilidad y democracia, cuyo principio radica en la soberanía popular y en sus

manifestaciones concretas, como son las elecciones periódicas y la participación

ciudadana. Esta premisa parte de considerar que en un sistema democrático avanzado,

los mecanismos para desarrollar estos principios pueden encontrarse en las fuentes del

federalismo, la separación de poderes, el sistema de partidos, la correlación entra

mayorías y minorías las elecciones periódicas, las posibilidades de la alternancia y las

múltiples formas de participación ciudadana que hacen que la democracia sea el


espacio institucional idóneo para dirimir pacíficamente la confrontación de programas y

proyectos políticos.

La doctrina de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido

el derecho de participar en procesos de transformación social en los siguientes

términos:

“el Derecho de la Participación se aplica no sólo durante

elecciones periódicas y de manera permanente a través del

funcionamiento de las instituciones representativas, sino también

en el momento de transformación institucional que marca la vida

de la Nación y la historia de la sociedad”.

La importancia de la participación ciudadana ha sido recogida en la

Carta Iberoamericana de Participación en la Gestión Pública, que es como se titula el

documento oficial aprobado y suscrito en la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes

de Estado y de Gobierno, celebrada en Portugal en el año 2009, en la que se inicia

señalando que en la actualidad las sociedades contemporáneas demandan la

ampliación y profundización de la democracia como sistema político.

En Venezuela, la participación ciudadana en Venezuela, a partir de la

Constitución de 1.999, es un derecho, en sus distintas acepciones ya sea como

principio, derecho, deber, espacio o instancia de participación y como proceso

sociopolítico; en el desarrollo del articulado constitucional se tiene que la participación

es una característica propia del sistema de gobierno venezolano.

En el preámbulo de la constitución, al referirse a la sociedad venezolana,

expresamente señala como fin supremo el “…refundar la República para establecer una

sociedad democrática, participativa y protagónica…”


Los artículos 5º y 62 de la Constitución prevén el ejercicio del sufragio y del

derecho a la participación política mediante la elección de representantes o en forma

directa, a través de los mecanismos previstos en la Constitución y en la Ley, en

particular, además de los previstos en el artículo 70, mediante los referendos que son

de 4 tipos en la Constitución: el referendo consultivo, el referendo revocatorio, el

referendo aprobatorio y el referendo abrogatorio.

Siendo entonces el referéndum la materialización de este derecho y principio

constitucional a la participación en los asuntos públicos, el objeto del presente análisis

estará representado por lo que consagra nuestra constitución en cuanto a esta figura.
Etimología, Concepto y Origen

Etimológicamente la palabra referendo remite su origen al francés référendum,

tomado del latín referendum. Está asociado al verbo referre, que señala la acción de

consultar, y a refero, sobre lo cual se entiende la idea de -trasladar nuevamente- una

inquietud, en este caso con respecto a la comunidad involucrada. Se utiliza

extendidamente en el ámbito político comprendiendo un acto a través del cual se

somete a votación popular un proyecto de ley o determinación, con la clara misión de

atribuirle una aceptación y ratificación o rechazo, valorizando la voz de la ciudadanía. 1

Según el Diccionario de la Real Academia Española es el Procedimiento por el

que se someten al voto popular leyes o decisiones políticas con carácter decisorio o

consultivo.2

El Referéndum tiene su origen en el siglo XVI como institución de la democracia

directa, tuvo auge en los comienzos federales del gobierno en los dos grandes

cantones que actualmente conforman la Confederación Suiza; el Graubunden y el

Valais. Internamente estos cantones estaban conformados por municipios y los

delegados que enviaban estos municipios a la Asamblea Federal del Distrito tenían

como obligación dar cuenta de sus actuaciones en determinadas materias a sus

electores como también recibir directrices en cuanto a la forma o sentido en que debían

votar en la Asamblea Federal, a estas actuaciones se les denominaba "estar

1
Consultado en https://etimologia.com/referendum/ en fecha 16-03-2023
2
Consultado en https://dle.rae.es/refer%C3%A9ndum en fecha 16-03-2023
comisionado ad audiendum et referéndum". Posteriormente el Referéndum cae en un

letargo ante el predominio de la Democracia Representativa y su expresión en el

sistema de gobierno parlamentario: el ejercicio y ampliación del Sufragio Universal.

En tal sentido, vale la pena poner en relieve que el concepto de referéndum

sugiere de inmediato un régimen político que combina elementos de dos formas ideales

de democracia: la directa y la representativa. El elemento de la primera está dado,

naturalmente, por la participación directa del pueblo para decidir en última instancia

sobre algún asunto sometido a su consideración. El elemento de la democracia

representativa, en cambio, está dado por el hecho que los asuntos a ser sometidos a

referéndum suelen ser objeto de deliberación y aprobación previas por algún órgano

competente, de naturaleza representativa.

Así, el referéndum aparece como una figura que no podría ser concebida en un

contexto de democracia directa absoluta, puesto que ello implicaría no sólo que todas

las decisiones deben ser aprobadas por el pueblo, sino que todas deben ser objeto de

deliberación de parte de éste, lo que resultaría a todas luces impracticable.

En buena cuenta, la figura del referéndum sólo podría tener cabida en una

democracia mixta, caracterizada al decir de Grisel por la existencia de una “relación

dialéctica entre los ciudadanos y sus diputados.” 3 Naturalmente, el grado de

participación de la ciudadanía en las decisiones públicas de un Estado puede variar

según la configuración constitucional de cada país.

.- En Venezuela

En nuestro país, prácticamente ha sido nula o inexistente la consagración del

referendo como mecanismo de participación ciudadana. En la Constitución de 1.961 es


3
GRISEL, Etienne. Initiative et référendum populaires, Traité de la Démocratie semi-directe en droit suisse. p. 38.
que concretamente se refiere la figura del referendo aprobatorio en el caso de la

reforma general a que podría haberse sometida la misma, al consagrar en su artículo

246 que:

Esta Constitución también podrá ser objeto de reforma

general, en conformidad con el siguiente procedimiento:

1.- La iniciativa deberá partir de una tercera parte de los

miembros del Congreso, o de la mayoría absoluta de las

Asambleas Legislativas en acuerdos tomados en no menos de

dos discusiones por la mayoría absoluta de los miembros de

cada Asamblea;

2.- La iniciativa se dirigirá a la Presidencia del Congreso,

la cual convocará a las Cámaras a una sesión conjunta con

tres días de anticipación por lo menos, para que se pronuncie

sobre la procedencia de aquélla. La iniciativa será admitida por

el voto favorable de las dos terceras partes de los presentes.

3.- Admitida la iniciativa, el proyecto respectivo se

comenzará a discutir en la Cámara señalada por el Congreso, y

se tramitará según el procedimiento establecido en esta

Constitución para la formación de las leyes;

4.- El proyecto aprobado se someterá a referéndum en

la oportunidad que fijen las Cámaras en sesión conjunta, para

que el pueblo se pronuncie en favor o en contra de la reforma.

El escrutinio se llevará a conocimiento de las Cámaras en

sesión conjunta, las cuales declararán sancionada la nueva


Constitución si fuere aprobada por la mayoría de los

sufragantes de toda la República. (Subrayado mío)

Es conocido todo lo ocurrido con ocasión del planteamiento de la convocatoria a

una Asamblea Nacional Constituyente como proyecto político del reciente electo como

presidente, en ese entonces, Hugo Chávez Frías, pues tal cuerpo constitucional no

tenía previsto tal posibilidad, lo que llevó a que se planteara a la entonces Corte

Suprema de Justicia, en Sala Político-Administrativa que se interpretara la viabilidad en

el ámbito del Estado Constitucional de Derecho la Consulta y Convocatoria

Constituyente, siendo en fecha 19 de enero de 1999 que emite el pronunciamiento en el

que comienza por considerar el Artículo Cuarto y señala que allí se consagra el

principio de representación popular por estimar que la Soberanía reside en el Pueblo,

pero que éste no puede ejercerla directamente, sino que lo hace a través de los

Órganos del Poder Público, comenta el Magistrado ponente Dr. Humberto J. La Roche.

“Un Sistema Participativo consideraría que el Pueblo

retiene siempre la Soberanía, ya que, si bien, puede ejercerla a

través de sus representantes, también puede por sí mismo

hacer valer su voluntad frente al Estado, indudablemente quién

posee un poder y puede ejercerlo delegándolo con ello no

agota su potestad, sobre todo, cuando la misma es originaria,

al punto que, la propia Constitución lo reconoce”.

Una de las conclusiones fundamentales de la sentencia es que la Soberanía

Popular se convierte en Supremacía de la Constitución cuando aquella dentro de los

mecanismos jurídicos de participación decida ejercerla. Asimismo, en la sentencia in

comento se expresa que la tesis del derecho a la consulta popular sobre la


convocatoria al Pueblo para una Asamblea Constituyente se entiende como un derecho

no enumerado o implícito previsto en el Artículo 50 de la Constitución de la República

de 1961.

Ya concretado todo el proceso constituyente y aprobada la Constitución en

1999, la misma, como bien se ha referido regula como medio de participación el

referéndum, sobre el cual la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, en

sentencia Nº 170 de 22 de diciembre de 2000 (Caso: Club Social Layalina, C.A. vs.

Consejo Nacional Electoral) señaló que:

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela plantea un

nuevo marco conceptual y teleológico en materia de participación

política del ciudadano en los asuntos públicos. Es así que, los

artículos 5 y 6 de la Carta Fundamental, consagran un nuevo modelo

de democracia participativa, evolucionando de la clásica concepción

de la democracia representativa, limitada al ejercicio de la soberanía

popular únicamente por medio de la elección periódica de

representantes. Por el contrario, la novel Carta Magna establece que

la soberanía se ejerce directamente en la forma prevista en la

Constitución y en las leyes, e indirectamente mediante el sufragio,

por los órganos que ejercen el Poder Público. En consonancia con

tales principios, el texto constitucional dedica una serie de normas a

la consagración y regulación de las pautas fundamentales de

novedosos mecanismos en el ordenamiento jurídico venezolano que

permiten la participación política del soberano en los asuntos que le

conciernen, mecanismos que enumera el artículo 70 de la


Constitución, entre los cuales se encuentra el referendo, en sus

distintas modalidades: revocatorio, abrogatorio, consultivo y

aprobatorio. De igual manera, se prevé la participación soberana en

el ejercicio de los mecanismos de enmienda y reforma

constitucional, así como en la iniciativa de convocatoria en la

Asamblea Nacional Constituyente. De tal manera que, a la luz de tal

regulación, y de los principios constitucionales de participación

ciudadana protagónica en los asuntos de interés público, es evidente

que la figura del referendo, u otras modalidades de consultas

populares, que en el ordenamiento jurídico preconstitucional

constituía prácticamente un mecanismo excepcional de participación

ciudadana, el cual se encontraba regulado (si se quiere de una

manera tímida) en diversas materias (electoral, municipal,

urbanística y de ordenación territorial, etc.) ha pasado a ser uno de

los más variados que prevé la Carta Magna. Esta consideración

resulta ser de importancia fundamental al momento de interpretar el

ordenamiento jurídico, puesto que, en virtud del principio de

supremacía constitucional (artículo 7 de la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela) el intérprete jurídico, mucho

más el juez, está llamado a aprehender el sentido de las normas

preconstitucionales, adaptándolas a los valores, principios y reglas

que pauta el nuevo Texto Fundamental, que resulta ser la guía

orientadora en toda labor hermenéutica progresiva y ajustada a los

nuevos valores de nuestro ordenamiento.


.- Tipos de Referéndum.

La Constitución de 1999 consagra y regula la figura en el Título III, De Los

Derechos Humanos Y Garantías, y de Los Deberes, Capítulo IV, De los Derechos

Políticos y del Referendo Popular, artículos 71 al 74 los diferentes tipos de referéndum,

que a saber son: Consultivos, Revocatorios, Aprobatorios y Abrogatorios.

.- El Referéndum Consultivo.

Consagrado en el artículo 71 de la Constitución, está consagrado para tratar

materias de especial trascendencia nacional, cuya iniciativa la puede tener el

Presidente de la República en Consejo de Ministros, la Asamblea Nacional, mediante

Acuerdo aprobado por el voto de la mayoría de sus integrantes, o a solicitud de un

número no menor del 10% de los electores inscritos en el registro civil y electoral.

También pueden ser sometidas a referendo consultivo las materias de especial

trascendencia, parroquial, municipal, y estadal en cuyo caso, la iniciativa le

corresponde a la Junta Parroquial, al Concejo Municipal y al Consejo Legislativo,

respectivamente, por acuerdo de los 2/3 de sus integrantes; al Alcalde y al Gobernador

de Estado, o a solicitud de un número no menor del 10% del total de inscritos en el

registro civil y electoral en la circunscripción correspondiente.

En relación con esto, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en

sentencia Nº 23 de 22 de enero de 2003 (Caso: Interpretación del artículo 71 de la

Constitución) sentó los siguientes criterios interpretativos:

De la interpretación literal del artículo transcrito, se extraen

dos requisitos -uno objetivo y otro subjetivo- para la operatividad de

dicho medio de participación política, a saber:


1.- Que se trate de materias de especial trascendencia

nacional, parroquial, municipal y estadal;

2.- Que haya sido solicitada su realización al Consejo

Nacional Electoral, órgano competente para organizar, administrar,

dirigir y vigilar todos los actos relativos con los referendos, de

conformidad con el artículo 293.1 de la Constitución,

2.1.- En caso de tratarse de materias de especial

trascendencia nacional, por: El Presidente o Presidenta de la

República en Consejo de Ministros; La Asamblea Nacional, mediante

acuerdo aprobado por el voto de la mayoría de sus integrantes; Un

número no menor del diez por ciento de los electores y electoras

inscritos en el registro civil y electoral.

2.2.- En caso de tratarse de materias de especial

trascendencia parroquial, municipal o estadal, por: La Junta

Parroquial, el Concejo Municipal o el Consejo Legislativo, por

acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; El Alcalde o

Alcaldesa, o el Gobernador o Gobernadora de Estado; o, por un

número no menor del diez por ciento del total de inscritos en la

circunscripción correspondiente.

Ahora bien, la constatación de dichos requisitos corresponde,

en todo caso, al Consejo Nacional Electoral, quien junto con los

ciudadanos y órganos mencionados son los principales operadores

de la norma en cuestión, siendo el referido órgano competente

además para organizar, administrar, dirigir y vigilar todos los actos


relativos con los referendos, de conformidad con el artículo 293.1 de

la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,…

Lo que sí será objeto de análisis por la Sala, son los efectos

que el referendo consultivo tiene, dado el caso de consulta a la

población sobre una determinada cuestión, estimada como de

especial trascendencia nacional.

El referendo consultivo, como se apuntó, es un medio de

participación directa, mediante el cual es posible consultar a la

población su opinión sobre decisiones políticas de especial

trascendencia. Consultar, en lenguaje natural, es examinar, tratar un

asunto con una o varias personas; buscar documentación o datos

sobre algún asunto o materia; pedir parecer, dictamen o consejo

(Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española,

Madrid, Vigésima Segunda Edición, 2001, Tomo I, págs. 633-634).

Es un mecanismo de democracia participativa, en tanto que

persigue complementar el método de representación implementado

para la asunción de dichas decisiones –adoptado por el principio de

división del trabajo y sin el cual el ciudadano tendría que dedicarse

exclusivamente a la esfera de lo público. Bobbio (op. cit., pág. 62),

señala que “el referéndum, (...) única institución (...) que se aplica

concreta y efectivamente en la mayor parte de los Estados de

democracia avanzada, es un expediente extraordinario para

circunstancias excepcionales. Nadie puede imaginar un Estado que

pueda ser gobernado mediante el llamado permanente al pueblo;


teniendo en cuenta las leyes que son promulgadas en (Italia) cada

año, debería preverse un promedio de una llamada al día”. Con ello,

el profesor de la Universidad de Turín recalca la importancia de la

representación y la insuficiencia de los mecanismos de democracia

directa, para la toma de las decisiones de trascendencia.

El referendo consultivo es facultativo, en tanto que su

iniciativa depende de la voluntad de ciertas autoridades

competentes, así como de la iniciativa popular (Cf. Manuel García

Pelayo. Derecho Constitucional Comparado, Madrid, Alianza

Editorial, 1999, pág. 183), y en cuanto su eficacia jurídica, no tiene

carácter vinculante (Ibíd.), ya que consiste, únicamente, en una

consulta a la población sobre su parecer en determinadas materias

consideradas de especial trascendencia.

En España, dicho medio de participación se encuentra

consagrado en el artículo 92 de su Constitución y regulado en la Ley

Orgánica 2/1980, del 18 de enero y tiene por fin “servir de cobertura

a la mayoría de gobierno en las decisiones socialmente

comprometidas” (A. Oliet Pala. “El Principio Formal de Identidad en

el Ordenamiento Constitucional Español”, en RDP N° 24, 1987, pp.

111-112), lo cual implica una búsqueda de legitimidad en la toma de

las decisiones asumidas, en ejercicio de la legalidad democrática,

por los órganos competentes, a quienes, finalmente corresponderá,

por mandato constitucional, tomar las decisiones a las que haya

lugar.
Sobre su efecto, señala Josep Castellà Andreu (Los Derechos

Constitucionales de Participación Política en la Administración

Pública, Barcelona, Cedecs Editorial, 2001, pág. 99), que no es

vinculante, puesto que el ejercicio de la función pública se basa en la

realización de los postulados fijados en la Constitución y la Ley,

máximas expresiones de la soberanía nacional, por las personas

elegidas a tal fin conforme al ordenamiento jurídico, a quienes, en

procura del interés general, les corresponde asumir las decisiones

políticas trascendentales.

Ahora bien, en el contexto del Estado democrático y social

(artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela), la legitimidad de quienes ejercen la función pública no

es sólo ab initio, o formal, sino también el resultado de una continua

interacción entre el Estado y la sociedad (Cf. García Pelayo, Las

Transformaciones del Estado Contemporáneo, op. cit., pp. 1593-

1654) con la consecuente materialización de los postulados de la

Constitución. Así, quienes ejercen la función pública, dada la

transparencia y publicidad en su ejercicio (artículo 141 eiusdem), son

escrutados día a día por los ciudadanos, quienes evalúan de manera

permanente la performance de aquellos que la ejercen.

Ahora bien, el referendo consultivo es un mecanismo

inspirado en el principio de participación, que otorga mayor

legitimidad a las decisiones de especial trascendencia -las cuales

competen a determinados órganos del Estado- y permite la


realización -a posteriori- de una prueba de legitimidad a dichas

decisiones asumidas por la élite política, de mandato revocable en

nuestro ordenamiento constitucional, sea conforme a lo establecido

en el artículo 72 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela, o mediante su no-reelección y, en ese sentido, el

referendo consultivo legítima -directamente- la asunción de

determinadas decisiones y, consecuentemente, a quienes ejercen

las funciones de dirección política.

En consecuencia, con fundamento en los razonamientos

precedentes, esta Sala considera que el resultado del referéndum

consultivo previsto en el artículo 71 de la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela no tiene carácter vinculante en

términos jurídicos, respecto de las autoridades legítima y legalmente

constituidas, por ser éste un mecanismo de democracia participativa

cuya finalidad no es la toma de decisiones por parte del electorado

en materias de especial trascendencia nacional, sino su participación

en el dictamen destinado a quienes han de decidir lo relacionado con

tales materias.

En cuanto a la convocatoria, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia

en la ya referida sentencia Nº 170 de 22 de diciembre de 2000 (Caso: Club Social

Layalina, C.A. vs. Consejo Nacional Electoral) señaló que:

Bajo las anteriores premisas conceptuales y valorativas,

observa esta Sala que, en la regulación del referendo consultivo

contenido en el texto constitucional, la iniciativa le corresponde a una


serie de órganos públicos, tanto ejecutivos como deliberativos, en

los correspondientes niveles político-territoriales acordes con la

índole de la materia a ser objeto de consulta (de especial

trascendencia parroquial, municipal, estadal o nacional).

Específicamente en cuanto a las materias concernientes al ámbito

municipal, la iniciativa le corresponde al Concejo Municipal por

acuerdo de las dos terceras (2/3) partes de sus integrantes, o al

titular del ejecutivo municipal, inclusive, a los electores en un número

no menor del diez por ciento (10%) del total de inscritos en la

circunscripción electoral (artículo 71, único aparte, de la Constitución

de la República Bolivariana de Venezuela).

De manera que el propio texto fundamental consagra una

amplia legitimación en la determinación de quiénes tienen iniciativa

para convocar referendos consultivos, al punto que no la limita a los

titulares de órganos públicos, sino que la amplía hasta los propios

electores, siempre y cuando éstos alcancen un número determinado.

Esta regulación constitucional, como ya se señaló, sin duda

que debe servir de pauta orientadora en la labor hermenéutica de los

textos anteriores a la Constitución, los cuales, respondiendo al

modelo constitucional derogado, partían de premisas conceptuales y

axiológicas muy limitadas en la regulación de los referendos.

.- El Referéndum Revocatorio.
En concordancia con lo establecido en el artículo 70 de la Constitución, en el

que se identifica como uno de los medios de participación en lo político, “la revocación

del mandato”; conforme lo establecido en el artículo 72, todos los cargos y

magistraturas de elección popular son revocables (art. 6), por lo que a tal efecto,

dispone que transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido un funcionario, un

número no menor del 20% de los electores inscritos en la correspondiente

circunscripción en el momento de formular la solicitud, puede solicitar la convocatoria

de un referendo para revocar su mandato.

Ahora bien, en ausencia de una normativa legal que desarrollara la norma del

artículo 72 de la Constitución, el Consejo Supremo Electoral en septiembre de 2003,

con ocasión del movimiento social de convocatoria al referendo revocatorio del

mandato del Presidente de la República Hugo Chávez Frías, mediante Resolución Nº

030912-461 de fecha 12 de septiembre de 2003, resumió lo que consideró era la

doctrina de la Sala Constitucional sobre los requisitos mínimos de orden formal que se

requería para ejercer el derecho.

De acuerdo con el referido artículo 72 de la Constitución, el derecho político para

solicitar la revocación del mandato nace una vez que transcurra la mitad del período

para el cual fue elegido el funcionario, siendo entonces que, la revocación del mandato

de un funcionario electo sólo puede solicitarse a partir del momento en el cual cumpla

la mitad del período para el cual fue electo el funcionario.

La manifestación de voluntad de respaldo a la solicitud de revocación del

mandato, puede formularla cualquier ciudadano venezolano siempre que ello ocurra a

partir del momento en el cual se puede formular. No puede hacerse más de una

solicitud de revocación del mandato, durante el período para el cual fue elegido el
funcionario. La Sala Constitucional en sentencia Nº 1139 de 5 de junio de 2002 (Caso:

Sergio Omar Calderón Duque y William Dávila Barrios) precisó que:

“La frase “electores inscritos” tiene relación con el momento

de la solicitud del referendo revocatorio, por lo que es en esa

oportunidad que la mencionada Comisión de Registro Civil y

Electoral verificará la “inscripción de los electores y electoras que

figuran como solicitantes de la revocación del mandato”

La Sala Constitucional en sentencia Nº 2432 del 29 de agosto de 2003 (caso:

Luis Eduardo Franceschi y otros), precisó que quiénes pueden hacer la solicitud son los

que estén inscritos para la fecha en la cual se puede formular, sin importar si estaban o

no inscritos para el momento de la elección del funcionario cuyo mandato se pretende

revocar, criterio que fue ratificado por la misma Sala Constitucional del Tribunal

Supremo de Justicia en sentencia Nº 2750 de 21 de octubre de 2003 (Caso: Carlos E.

Herrera Mendoza)

Los requisitos de la solicitud, como lo ha establecido la Sala Constitucional en la

sentencia Nº 1139 de 5 de junio de 2002 (Caso: Sergio Omar Calderón y William Dávila

Barrios), son que la misma “debe ir acompañada de los nombres y apellidos, números

de cédulas de identidad y las firmas respectivas, para que sea verificada por el Consejo

Nacional Electoral”, criterio ratificado por sentencias de 13-02-2003 (Caso: Freddy

Lepage y otros); Nº 2432 de 29- 08-2003 (Caso: Luis Eduardo Franseschi y otros).

En cuanto al quorum, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en

sentencia Nº 2750 de 21 de octubre de 2003 (Caso: Interpretación del artículo 72 de la

Constitución) estableció:
“En el referido artículo 72 del Texto Fundamental se prevé

que al menos el: a) 20% de electores inscritos en la circunscripción

de que se trate solicite la convocatoria a referendo; b) que al menos

participe en el referendo un 25% de los electores inscritos para que

pueda ser válido.

Se establecen, así, un porcentaje mínimo para solicitar el

referendo y uno para que pueda tomarse en cuenta el resultado del

mismo, con lo que aunque hubiera sido convocado correctamente,

no tendrá valor alguno si existe escasa participación.

Esto último, sin duda, es una forma de evitar que pueda ser

revocado el mandato de un funcionario electo con base en el

resultado de un referendo con alta abstención.

El artículo 72 también dispone que sólo se revocará el

mandato del funcionario si votan a favor de ello al menos una

cantidad de personas igual al número de quienes lo eligieron en su

momento, como una manera de impedir que funcionarios que

alcanzaron su puesto con altos porcentajes de apoyo popular

puedan perderlo por simple mayoría.

En consecuencia, a los efectos de que se produzca la revocatoria del mandato,

se requiere, en primer lugar, que se produzca un quórum de asistencia consistente en

que concurran al referendo un número de electores igual o superior al 25% de los

electores inscritos en el registro civil y electoral y en segundo lugar, se requiere que

voten a favor de tal revocatoria un número de electores inscritos en el Registro

Electoral para el momento de la celebración del referendo, igual o mayor de los que
eligieron al funcionario. Sobre ello ha precisado la Sala Constitucional en la misma

sentencia Nº 1139 de 5 de junio de 2002 (Caso: Sergio Omar Calderón y William

Dávila) que:

La revocación del mandato no es producto de la arbitrariedad,

sino una consecuencia lógica que se deriva del principio de

soberanía popular, pues, por ser el pueblo soberano puede ejercer el

poder con la finalidad de dejar sin efecto el mandato de sus

representantes elegidos popularmente, que han dejado de

merecerles confianza, por haberse desempañado en el ejercicio de

sus funciones de forma inconveniente o contraria a los intereses

populares o del Estado en general, quienes quedan entonces

sometidos a la decisión del cuerpo electoral. Siendo así las cosas,

considera la Sala que el requerimiento del constituyente de 1999,

cuando estableció en el segundo aparte del artículo 72,

determinadas condiciones cuantitativas para que se considere

revocado el mandato del funcionario electo, tiene como propósito

demostrar fehacientemente la veracidad de los resultados obtenidos

en el referéndum revocatorio ejecutado, de manera que no haya

duda sobre la pérdida tan grave de popularidad del funcionario que

deviene en ilegítimo, y la desaprobación de su gestión, por lo que

resulta lógico que se exija que su revocación se produzca en virtud

de la misma cantidad de votos, e incluso uno más, de los que

previamente lo favorecieron cuando quedó investido del cargo

público que ejercía, siempre que un quórum mínimo considerable de


electores inscritos en el Registro Electoral hayan concurrido a

desaprobar la gestión del mandatario cuestionado. Según los

planteamientos anteriores, interpreta la Sala que el quórum mínimo

de participación efectiva en el referéndum revocatorio, deben estar

representado necesariamente -por lo menos-, por el 25% de los

electores inscritos en el Registro Electoral de la circunscripción

correspondiente para el momento de la celebración de los comicios

referendarios, y además, que la votación favorable a la revocación

debe ser igual o mayor que la que el funcionario obtuvo cuando fue

electo, sin que puedan someterse tales condiciones numéricas a

procesos de ajuste o de proporción alguno.”

En cuanto a los efectos, la revocación del mandato de los diputados a la

Asamblea Nacional, la Constitución es explícita al señalar expresamente que el

diputado revocado “no podrá optar a cargos de elección popular en el siguiente

período” (art. 198). Nada indica la Constitución sobre los efectos de la revocación del

mandato en el caso del Presidente de la República y de los otros funcionarios electos.

Sin embargo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en cuanto a la

posibilidad de que un Presidente revocado pueda ser candidato en la elección que

pueda hacerse como consecuencia de la revocatoria, dado el silencio de la

Constitución, estableció en su sentencia Nº 2404 de 28 de agosto de 2003 (Caso:

Exssel Alí Betancourt Orozco, Interpretación del artículo 72 de la Constitución), que en

la elección del nuevo Presidente:

“Evidentemente no podría participar dicho funcionario

(revocado), pues cualquier falta absoluta del Presidente implica la


separación del cargo y la consecuente sustitución del mismo. Lo

contrario supondría una amenaza de fraude a la soberanía popular.”

Ahora bien, en caso de que se produzca la revocatoria del mandato de un

funcionario electo, debe procederse de inmediato a cubrir la falta absoluta conforme a

lo dispuesto en la Constitución y en la Ley. Si se trata de un Diputado a la Asamblea

Nacional, debería realizarse una nueva elección, pero la Sala Constitucional ha

determinado que lo sustituye su suplente por el resto del período 4.

En relación con el Presidente de la República, la forma de proceder para cubrir

la falta absoluta que se produciría con la revocación del mandato, conforme al artículo

233, varía según que ésta ocurra durante los primeros cuatro años de los seis de su

mandato o durante los dos últimos: en el primer caso, debe procederse a una nueva

elección presidencial para que quien resulte electo complete el período constitucional; y

en el segundo caso, el Vicepresidente Ejecutivo es quien debe asumir la Presidencia

hasta completar dicho período.

.- El Referéndum Aprobatorio.

El artículo 73 establece en relación con estos que aquellos proyectos de ley en

discusión por la Asamblea Nacional deben ser sometidos a referendo cuando así lo

decidan por lo menos las 2/3 partes de los integrantes de la Asamblea. Si el referendo

concluye en un sí aprobatorio, el proyecto correspondiente debe ser sancionado como

ley, siempre que haya concurrido el 25% de los electores inscritos en el registro civil y

electoral.

Se debe resaltar la consagración de un tipo particular de referendo aprobatorio

que debe realizarse cuando presentado un proyecto de ley por iniciativa popular (art.
4
Sentencia de 05-06-2003 (Caso: Sergio Omar Calderón Duque y William Dávila)
204, ord. 7), si la discusión del proyecto no se inicia en la Asamblea Nacional a más

tardar en el período de sesiones ordinarias siguientes al que se haya presentado (art.

205).

La Constitución es explícita, además, en disponer que pueden ser sometidos a

referendo los tratados, convenios o acuerdos internacionales que pudieren

comprometer la soberanía nacional o transferir competencias a órganos

supranacionales, como serían los tratados de integración. En estos casos, la iniciativa

corresponde al Presidente de la República en Consejo de Ministros; a la Asamblea

Nacional por el voto de las 2/3 partes de sus integrantes; o al 15% de los electores

inscritos en el registro civil y electoral.

Por último, también debe hacerse referencia a los referendos aprobatorios de las

enmiendas y reformas constitucionales, regulados en los artículos 341 y siguientes. En

cuanto a las enmiendas, la iniciativa para las mismas corresponde al quince por ciento

de los ciudadanos inscritos en el Registro Civil y Electoral; al treinta por ciento de los

integrantes de la Asamblea Nacional en cuyo caso la Asamblea debe aprobarla por la

mayoría de sus integrantes; o al Presidente de la República en Consejo de

Ministros193. Una vez presentado el proyecto de enmienda ante el Poder Electoral,

este debe someter a referendo las enmiendas a los treinta días siguientes a su

recepción formal. Establece el artículo 341, 4 de la Constitución, que “se considerarán

aprobadas las enmiendas de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y en la

ley relativa al referendo aprobatorio”.

En cuanto a las reformas constitucionales, la iniciativa de las mismas puede

tomarla la Asamblea Nacional mediante acuerdo aprobado por el voto de la mayoría de

sus integrantes; el Presidente de la República en Consejo de Ministros; o un número no


menor del quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el

Registro Civil y Electoral (art. 343). Una vez que la iniciativa de la reforma

constitucional sea tramitada por la Asamblea Nacional en la forma siguiente prescrita

en el artículo 343 de la Constitución, el proyecto de reforma aprobado por la Asamblea

Nacional se someterá a referendo dentro de los treinta días siguientes a su sanción.

Conforme al artículo 344, “el referendo se pronunciará en conjunto sobre la reforma,

pero podrá votarse separadamente hasta una tercera parte de ella, si así lo aprobara

un número no menor de una tercera parte de la Asamblea Nacional o si en la iniciativa

de reforma así lo hubiere solicitado el Presidente o Presidenta de la República o un

número no menor del cinco por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en

el Registro Civil y Electoral”. Se declarará aprobada la reforma constitucional si el

número de votos afirmativos es superior al número de votos negativos (art. 345). La

iniciativa de reforma constitucional que no sea aprobada no podrá presentarse de

nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional.

.- El Referéndum Abrogatorio.

La Constitución regula, además, los referendos abrogatorios respecto de las

leyes al señalar, en el artículo 74, que deben ser sometidas a referendo, para ser

abrogadas total o parcialmente, las leyes cuya abrogación fuere solicitada por iniciativa

de un número no menor del diez por ciento de los electores y electoras inscritos e

inscritas en el registro civil y electoral o por el Presidente o Presidenta de la República

en Consejo de Ministros.

También pueden ser sometidos a referendo abrogatorio los decretos con fuerza

de ley que dicte el Presidente de la República en uso de la atribución prescrita en el


numeral 8 del artículo 236 de esta Constitución, en cuyo caso la iniciativa corresponde

sólo a un número no menor del 5% de los electores inscritos en el registro civil y

electoral.

En todo caso, para la validez del referendo abrogatorio es indispensable la concurrencia

del 40% de los electores inscritos en el registro civil y electoral.

La Constitución precisa, además, que no puede hacerse más de un referendo

abrogatorio en un período constitucional para la misma materia. Pero no toda ley puede

ser sometida a referendo abrogatorio pues el artículo 74 de la Constitución excluye a

las leyes de presupuesto, las que establezcan o modifiquen impuestos, las de crédito

público y las de amnistía, así como aquellas que protejan, garanticen o desarrollen los

derechos humanos y las que aprueben tratados internacionales.


Conclusión
Es una novedad a la cual no estábamos acostumbrados. Eso no quiere decir que

no sea un gran avance en cuanto a la posibilidad del ciudadano común de intervenir en

la gestión y hasta juzgamiento de la gestión de los gobernantes y personas electas a

los cargos de responsabilidad en la gestión pública. Es necesario culturizar aun más al

común de la gente en cuanto a la existencia y uso de esta herramienta, y por supuesto

los gobernantes deben saber que existe esta posibilidad, por lo que ya no pueden ni

deben existir propuestas u ofertas populistas que solo busquen captar al elector con

motivo de las elecciones y luego no cumplir con la gestión ofrecida. En pocas palabras,

deben ser más realistas en cuanto a lo ofrecen llevar a cabo, en un contexto en el que,

lamentablemente, la situación económica y social, desde hace casi 20 años ha venido

decayendo al punto que tenemos la crisis económica más grave y profunda de la

historia contemporánea.

Por otro lado, es la intención el que exista una normativa especial que regule

esta herramienta y que según lo establecido en la disposición transitoria de la Ley

Orgánica de Procesos Electorales que a saber dispone que hasta tanto la Asamblea
Nacional dicte la ley que regule los procesos de referendo, el Poder Electoral a través

del Consejo Nacional Electoral como órgano rector y máxima autoridad de acuerdo con

lo dispuesto en el artículo 22 de la Constitución de la República, desarrollará los

instrumentos jurídicos especiales que regulen los procesos de referendo cuando las

circunstancias así lo exijan. Los procesos de referendo se regirán por lo establecido en

la Constitución de la República, la Ley Orgánica del Poder Electoral, la presente Ley y

en las demás leyes electorales, lo cual implica o conlleva a que exista mora en este

aspecto.
La experiencia, en todo caso, hasta el presente ha sido un poco traumática y

hasta decepcionante, no atribuible a la herramienta como tal, sino a como se ha

regulado. Esperemos que a futuro cumpla con el espíritu, propósito y razón que el

constituyentista tuvo para consagrarla.


Referencias

.- Brewer C. Allan R. La Constitución de 1999. Derecho Constitucional Venezolano,

Tomo I, Caracas, 2004

.- Brewer C. Allan. (1991). El Preámbulo de la Constitución. Revista de Derecho

Público, Enero-Marzo (Nº 45), 31-36.

.- Ediciones de la Presidencia de la República. Comisión Ordinaria para la investigación,

verificación y difusión del Índice Legislativo Vigente de la República Bolivariana

de Venezuela. (2021). Índice Constitucional, Volumen I y II. [Archivo PDF].

.- Oropeza, Ambrosio. (1992). La nueva constitución Venezolana 1961. Caracas,

Panapo,

.- Rondón de Sansó, Hildegard. (2000). Análisis de la Constitución Venezolana de 1999

(Parte orgánica y sistemas). Editorial Ex libris, Primera edición.

.- REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión

23.6 en línea]

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