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Exp. 2011-000288
Magistrado Ponente: Luís Antonio Ortíz Hernández
En el juicio por daños y perjuicios, daño moral y lucro cesante, incoado ante el
Alberto Ravell N., Bernardo Wallis Hiller, Gonzalo Salima Hernández, Henry
Torrealba Araque, Pedro Saghy Cadenas, Jesús Sánchez García, Jorge A. Almandoz
CH., José Luis Falcón Guzmán, Ramón José Alvins Santi, Ronald José Puente,
Ernesto José Zoghbi Zoghbi, Ignacio Rodríguez O., Rafael Enrique Caballero Castillo
ley, pasa la Sala a dictar sentencia bajo la ponencia del Magistrado que con tal
PUNTO PREVIO
Mediante escrito de impugnación presentado por los ciudadanos abogados Ana
Teresa Celis De Palazzi y Alberto José Palazzi Octavio, asistidos por el profesional
“...Primero : Como punto previo alegamos la extemporaneidad
del escrito de ampliación a la formalización que presentó la
contraparte, puesto que habiendo culminado el lapso para
anunciar el recurso el día 6 de abril de 2011 , es claro que los
cuarenta (40) días que se dan para formalizarlo expiraron el día
16 de mayo de 2011.
En vista que, con excepción de dos denuncias adicionales que
se incorporaron en la ampliación, ambos escritos son idénticos,
la única consecuencia que se genera en la práctica es que no
deben ser valoradas estas dos denuncias adicionales, las cuales
aparecen referidas en la ampliación con la numeración 4.4 y
4.6, respectivamente.
Así le pedimos respetuosamente a la Sala que lo declare.”.
(Cursivas y subrayados de lo exponentes).
2011, por auto expreso que cursa al folio 97 de la tercera pieza, difirió la oportunidad
para dictar sentencia por 30 días continuos, advirtiendo a las partes que el 25 de
enero de 2011, fue el último día de los 60 días del término para decidir, por lo cual el
La sentencia definitiva fue dictada en fecha 14 de febrero de 2011, vale decir
dentro del lapso de diferimiento establecido expresamente. (Folio 160, pieza 3).
casación.
El 8 de abril de 2011, una nueva juez provisoria se abocó al conocimiento del
caso, y ordenó el cómputo de los diez (10) días de despacho transcurridos desde el día
4 de marzo de 2011 exclusive, hasta el día 6 de abril de 2011 inclusive. (Folios 169
se repitieron las denuncias del primer escrito y se amplió con la incorporación de dos
nuevas delaciones.
nuevo cómputo de los diez (10) días de despacho concedidos para el anuncio del
2011, emanado del juez de alzada de la recurrida, en el cual certifica que el lapso
transcurrió desde el día 4 de marzo de 2011 exclusive, hasta el día 6 de abril de 2011
inclusive .
Ahora bien, el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil, prevé en su
Por lo cual, el lapso para interponer la formalización de 40 días continuos,
comenzó el día siguiente al vencimiento de los diez (10) días de despacho que se dan
Pero en este caso, el juez superior estableció por dos autos expresos, que el
vencimiento del lapso se había verificado en dos fechas distintas, en los días 6 y 8 de
abril de 2011.
de 2011, vale decir desde el 7 de abril de 2011, los 40 días continuos de dicho lapso
Pero si se computa el lapso de formalización a partir del día 8 de abril de 2011,
vale decir desde el 9 de abril de 2011, los 40 días continuos de dicho lapso se
Ahora bien, todo lo discernido anteriormente, debe ser valorado por esta Sala
Por su parte la decisión N° 432, de fecha 20 de mayo de 2004, antes citada,
dispuso lo siguiente:
Cabe aclarar, que el lapso para la formalización comenzó en fecha 7 de abril de
por el juez de alzada a esta Sala, donde se le ordenó remitiera el computó de los 10
La confusión en este caso radica, en la afirmación hecha por el juez superior
cuando señala, que el lapso venció en fecha 6 de abril de 2011 (Folios 170 al 172,
pieza tres –auto y computo, y folio 407, pieza tres –oficio-), y en otro cómputo señaló
que venció en fecha 8 de abril de 2011 (Folios 173 al 176, pieza tres –auto de
admisión del recurso), estableciendo dos fechas de vencimiento del lapso distintas.
Ahora bien, con vista a la doctrina de esta Sala antes citada, como en el
presente caso el error en el cómputo del lapso fue inducido directamente por el juez
no puede actuar en detrimento del derecho a la defensa de las partes, por lo cual, se
la formalización presentada dentro del lapso será atendida con la inclusión de las dos
Así se decide.
-I-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos 15 y 208 del Código
Ante esta situación se observa, que dada la naturaleza del recurso que permite a
resolviendo una denuncia por defecto de actividad, cuyos supuestos hacen necesario
de la demanda y reconvención.
346 del Código de Procedimiento Civil, y admite en un sólo efecto la apelación del
ordinal 11°. Asimismo, mediante otro auto expreso, dio por subsanada la cuestión
demanda una vez que se notificaran las partes, en conformidad con el artículo 354 del
El 12 de diciembre de 2005, la parte demandante pidió aclaratoria del auto del
Procedimiento Civil.
En fecha 13 de diciembre de 2005, la parte demandada apeló del auto del 9 de
esta.
Caracas, mediante auto dictó aclaratoria, señalando que el artículo aplicable era el
despacho.
pidió cómputo y copias certificadas, los cuales le fueron proveídos en fecha 6 del
admisión de la reconvención.
El 6 de abril de 2006, por auto expreso, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia
nulidades procesales, el principio de que toda nulidad para ser decretada debe haber
lado esa nulidad debe ser de tal entidad que sea realmente útil al proceso mismo , sin
lo que reportaría una nulidad inoficiosa que retrasaría el procedimiento sin que esto
reposición sino cuando son de tal naturaleza que causen nulidad de lo actuado , o
vayan contra el orden o interés público, o lesione derechos de los litigantes y siempre
declarado que la reposición debe perseguir una finalidad útil, que no proceden las
público, necesario según el artículo 212 del Código de Procedimiento Civil para que
un íntegro proceso cumplido, en que se han respetado las formas sustanciales que
garantizan el debido proceso. Por tal motivo considera también esta Sala que al
del Código de Procedimiento Civil al invocar una inexistente razón de orden público
convertirían en una manera de hacer los procesos interminables. Es por ello que
211 y 212 del Código de Procedimiento Civil, al establecer que en ningún caso se
comenta:
ámbito del Derecho Procesal, ya que viene siendo utilizado habitualmente desde hace
Código de Procedimiento Civil, está vinculado a la idea de que los jueces tienen que
permitir a todos los litigantes el acceso a los derechos y facultades que tienen en el
medios o recursos entre uno y otro litigante de forma que se puedan distinguir
las decisiones que contienen la apreciación de los jueces acerca del medio o recurso
propuesto, pues en ellas se materializa la obligación que tiene todo juez de considerar
las peticiones de las partes. Sólo puede hablarse de desigualdades en el acceso a las
acaecidas en este caso, esta Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia
demandada, pues esta ejerció su defensa plena, impugnando las decisiones que
del libelo, no existiendo pues, ninguna finalidad útil en la reposición de esta causa, ni
del Código de Procedimiento Civil para que pueda ordenarse la reposición. Así se
declara.
ningún caso se declarará la nulidad si el acto alcanza el fin al cual está destinado, y
-II-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos 15 y 208 del Código
Señala el formalizante:
abril de 2006, cuando se revocó por contrario imperio el auto de fecha 5 de abril de
2006, que admitió en ambos efectos la apelación ejercida contra la decisión dictada el
Ante esta situación se observa, que dada la naturaleza del recurso que permite a
resolviendo una denuncia por defecto de actividad, cuyos supuestos hacen necesario
de la demanda y reconvención.
346 del Código de Procedimiento Civil, y admite en un sólo efecto la apelación del
ordinal 11°. Asimismo, mediante otro auto expreso, dio por subsanada la cuestión
demanda una vez que se notificaran las partes, en conformidad con el artículo 354 del
El 12 de diciembre de 2005, la parte demandante pidió aclaratoria del auto del
Procedimiento Civil.
En fecha 13 de diciembre de 2005, la parte demandada apeló del auto del 9 de
esta.
Caracas, mediante auto dictó aclaratoria, señalando que el artículo aplicable era el
despacho.
pidió cómputo y copias certificadas, los cuales le fueron proveídos en fecha 6 del
admisión de la reconvención.
El 6 de abril de 2006, por auto expreso, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia
admitida en ambos efectos por auto expreso, siendo posteriormente revocado por
supone el rechazo de tal pretensión, sino la determinación de que ésta debe resolverse
en un proceso distinto.
N° RH-829, lo siguiente:
“...De esta manera, interpreta la Sala que la reconvención es en el ordenamiento
procesal vigente, según el artículo 361 del Código de Procedimiento Civil, al
igual que el Código derogado, una defensa que debe el demandado oponer en la
contestación de la demanda con la característica de ser reputada, uno de los
casos de conexión específica, esto es reputada así por la propia Ley, al contrario
de la genérica del artículo 52 del Código Procesal actual, ni otro juicio
acumulado y, por ende, la sentencia que la declara inadmisible, es una
interlocutoria que, en vez de terminar el juicio, el único que existe, más bien
ordena su continuación, y la definitiva puede repararle el gravamen causado
por la inadmisión de la reconvención en el proceso donde fue propuesta.
Entonces, la sentencia que declare inadmisible la reconvención no pone fin al
juicio y el gravamen puede ser reparado en la forma explicada, o no serlo en la
decisión definitiva, y en el juicio donde primeramente se intentó, no tiene
casación de inmediato, sino conforme al régimen de las interlocutorias en la
parte in fine del artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, por lo que se
abandona expresamente la doctrina contenida...".
“...La Sala observa, que además en el caso de estudio existe doctrina
específica de este Tribunal Supremo referente acerca del recurso de casación
contra la sentencia de alzada que declara inadmisible la reconvención. Al
respecto, este Tribunal Supremo en sentencia de esta Sala de fecha 9 de junio de
1999, en el juicio seguido por Modas Glamour V.F.A, S.R.L., contra la abogada
Dexi Coromoto Veroes Rodríguez, expediente No. 99-073, sentencia No. 143,
citando a la sentencia de fecha 18 de febrero de 1997 de la misma Sala, expresó
que:
“...la reconvención implica la acumulación sucesiva de una pretensión contra el
demandante para ser decidida en el proceso ya en curso.
En tal sentido, la negativa de admisión no supone el rechazo de tal pretensión,
sino la determinación de que ésta debe resolverse en un proceso distinto. En
consecuencia, dicho fallo es una decisión interlocutoria que no pone fin al
juicio, condición necesaria para la admisión inmediata del recurso de casación”.
(Destacados de la Sala).
De igual forma cabe señalar, que los artículos 289, 291 y 295 del Código de
Artículo 289
“De las sentencias interlocutorias se admitirá apelación solamente cuando
produzcan gravamen irreparable.”
Artículo 291
“La apelación de la sentencia interlocutoria se oirá solamente en el efecto
devolutivo, salvo disposición especial en contrario.
Cuando oída la apelación, ésta no fuere decidida antes de la sentencia definitiva,
podrá hacérsela valer nuevamente junto con la apelación de la sentencia
definitiva, a la cual se acumulará aquélla.
En todo caso, la falta de apelación de la sentencia definitiva, producirá la
extinción de las apelaciones de las interlocutorias no decididas.”
Artículo 295
“Admitida la apelación en el solo efecto devolutivo, se remitirá con oficio al
Tribunal de alzada copia de las actas conducentes que indiquen las partes, y de
aquellas que indique el Tribunal, a menos que la cuestión apelada se esté
tramitando en cuaderno separado, en cuyos casos se remitirá el cuaderno
original.”
Por lo cual, en aplicación las normas legales antes citadas y en aplicación de la
doctrina de esta Sala antes transcrita, se hace obvio que la admisión de la apelación
-III-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos 15 y 208 del Código
Expresa el formalizante:
El formalizante alega, que en conformidad con los artículos 367 y 369 del
lo estatuido en los artículos 367 y 369 del Código de Procedimiento Civil, que
De las normas antes citadas se desprende, que una vez admitida la
resulta obvio que el formalizante entendió como supuesto abstracto de la norma, uno
la parte recurrente.
-IV-
Con fundamento en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida de los artículos 15 y 208 del Código
Señala el formalizante:
fundamental, debe encajar dentro del supuesto del ordinal 6° artículo 340 del Código
dificultad para que el demandado conozca los hechos en que el actor funda su
febrero de 2004. Exp. N° 2001-429, caso: Isabel Álamo Ibarra y otras contra
que la ley confiere al demandado por razones de celeridad procesal, en virtud del cual
que pueda tener contra el actor primitivo, incluso referidas a situaciones diferentes a
Así mismo, esta Sala ha dicho, que el artículo 366 del Código de Procedimiento
Civil, establece que el juez a solicitud de parte y aún de oficio, declarará inadmisible
deben entenderse concatenadas con el artículo 341 del mismo Código, de acuerdo al
trata de una demanda solo acumulada a la principal por obra de mutua petición.
Por su parte los artículos 340, 341, 346, 365, 366 y 368 del Código de
Artículo 340
“El libelo de la demanda deberá expresar:
1° La indicación del Tribunal ante el cual se propone la demanda.
2° El nombre, apellido y domicilio del demandante y del demandado y el
carácter que tiene.
3° Si el demandante o el demandado fuere una persona jurídica, la demanda
deberá contener la denominación o razón social y los datos relativos a su
creación o registro.
4° El objeto de la pretensión, el cual deberá determinarse con precisión,
indicando su situación y linderos, si fuere inmueble; las marcas, colores, o
distintivos si fuere semoviente; los signos, señales y particularidades que
puedan determinar su identidad, si fuere mueble; y los datos, títulos y
explicaciones necesarios si se tratare de derechos u objetos incorporales.
5° La relación de los hechos y los fundamentos de derecho en que se base la
pretensión, con las pertinentes conclusiones.
6° Los instrumentos en que se fundamente la pretensión, esto es, aquéllos
de los cuales se derive inmediatamente el derecho deducido, los cuales
deberán producirse con el libelo.
7° Si se demandare la indemnización de daños y perjuicios, la especificación
de éstos y sus causas.
8° El nombre y apellido del mandatario y la consignación del poder.
9° La sede o dirección del demandante a que se refiere el artículo 174.”
Artículo 341
“Presentada la demanda, el Tribunal la admitirá si no es contraria al orden
público, a las buenas costumbres o a alguna disposición expresa de la Ley.
En caso contrario, negará su admisión expresando los motivos de la
negativa. Del auto del Tribunal que niegue la admisión de la demanda, se
oirá apelación inmediatamente, en ambos efectos.”
Artículo 346
“Dentro del lapso fijado para la contestación de la demanda, podrá el
demandado en vez de contestarla promover las siguientes cuestiones previas:
1° La falta de jurisdicción del Juez, o la incompetencia de éste, o la
litispendencia, o que el asunto deba acumularse a otro proceso por razones
de accesoriedad, de conexión o de continencia.
2° La ilegitimidad de la persona del actor por carecer de la capacidad
necesaria para comparecer en juicio.
3° La ilegitimidad de la persona que se presente como apoderado o
representante del actor, por no tener capacidad necesaria para ejercer poderes
en juicio, o por no tener la representación que se atribuya, o porque el poder
no esté otorgado en forma legal o sea insuficiente.
4° La ilegitimidad de la persona citada como representante del demandado,
por no tener el carácter que se le atribuye. La ilegitimidad podrá proponerla
tanto la persona citada como el demandado mismo, o su apoderado.
5° La falta de caución o fianza necesaria para proceder al juicio.
6° El defecto de forma de la demanda, por no haberse llenado en el libelo
los requisitos que indica el artículo 340, o por haberse hecho la
acumulación prohibida en el artículo 78.
7° La existencia de una condición o plazo pendientes.
8° La existencia de una cuestión prejudicial que deba resolverse en un
proceso distinto.
9° La cosa juzgada.
10° La caducidad de la acción establecida en la Ley.
11° La prohibición de la Ley de admitir la acción propuesta, o cuando sólo
permite admitirla por determinadas causales que no sean de las alegadas en
la demanda.
Si fueren varios los demandados y uno cualquiera de ellos alegare cuestiones
previas, no podrá admitirse la contestación a los demás y se procederá como
se indica en los artículos siguientes.”
Artículo 365
“Podrá el demandado intentar la reconvención o mutua petición, expresando
con toda claridad y precisión el objeto y sus fundamentos. Si versare sobre
objeto distinto al del juicio principal, lo determinará como se indica en el
artículo 340.”
Artículo 366
“El Juez, a solicitud de parte y aun de oficio, declarará inadmisible la
reconvención si ésta versare sobre cuestiones para cuyo conocimiento
carezca de competencia por la materia, o que deben ventilarse por un
procedimiento incompatible con el ordinario.”
Artículo 368
“Salvo las causas de inadmisibilidad de la reconvención, indicadas en el
artículo 366, no se admitirá contra ésta la promoción de las cuestiones
previas a que se refiere el artículo 346.” (Destacados de la Sala).
que se contrae el artículo 340 del Código de Procedimiento Civil antes transcrito, y el
juez observa este defecto, este claramente puede en aplicación concatenada de los
defecto de forma no es oponible por la parte demandante reconvenida, (Ex art. 340
Ord. 6°) y en ese caso se generaría una ventaja indebida a favor del demandado
supuesto error de percepción del juez, entre otras razones, porque se basó en la
exigencia de una supuesta prueba cuya inexactitud resulta de actas e instrumentos del
reconvención propuesta, dado que, si lo que pretende combatir con esta denuncia el
formalizante es dicha apreciación del juez, este debió dirigir su denuncia a las normas
hechos y de las pruebas, o alegar la comisión del vicio de suposición falsa para que la
y artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, para que la Sala pudiera como
fue en este caso, que sólo permitiría analizar si se encuentra ajustada o no a derecho
Así se declara.-
señala lo siguiente:
“En materia civil el Juez no puede iniciar el proceso sin previa demanda de
parte, pero puede proceder de oficio cuando la ley lo autorice, o cuando en
resguardo del orden público o de las buenas costumbres, sea necesario
dictar alguna providencia legal aunque no la soliciten las partes…”
Ahora bien, el juez es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta
con lo dispuesto en el artículo 11 antes señalado, le permite al juez revisar, sin que
procesales , así como también le permite al juez actuar de oficio cuando evidencie que
produjo los efectos de la cosa juzgada; cuando evidencie que para hacer valer una
pretensión determinada se invocaron razones distintas a las que la ley señala para su
acción propuesta.
Es necesario que estén dados todos los presupuestos procesales para que nazca
planteado.
Por ello, tanto las partes como el juez, están autorizados para controlar la
Tribunal, en sentencia N° 779, del 10 de abril del 2002, caso: Materiales MCL, C.A.,
“…Visto lo antes expuesto, aprecia esta Sala que, mediante la acción interpuesta, la
ciudadana LILA ROSA GONZÁLEZ DE PÉREZ cuestionó la valoración del juez de la
alzada, dado que en su solicitud de tutela constitucional expuso los razonamientos que –
en su criterio- debieron darse en el caso bajo examen, tomando además en
consideración que el juzgador se extralimitó en sus funciones al declarar inadmisible la
demanda, por “inepta acumulación de pretensiones”, sin que la misma haya sido
alegada por la parte demandada durante el proceso.
Al efecto, esta Sala considera necesario precisar que, de acuerdo con el artículo 14
del Código de Procedimiento Civil, el juez es el director del proceso y debe
impulsarlo de oficio hasta su conclusión, a menos que la causa esté en suspenso por
algún motivo legal. No obstante, este principio ya se anticipa en el artículo 11
eiusdem, donde como excepción al principio del impulso procesal, se permite
actuar al Juez de oficio cuando la ley lo autorice o cuando en resguardo del orden
público o de las buenas costumbres sea necesario dictar alguna providencia legal,
aunque no lo soliciten las partes.
Ahora bien, la aplicación del principio de la conducción judicial al proceso no se limita
a la sola formal condición del proceso en el sucederse de las diferentes etapas del
mismo, sino que él encuentra aplicación provechosa en la labor que debe realizar el juez
para evidenciar, sin que se requiera la prestancia de parte, los vicios en la satisfacción
de los presupuestos procesales, o cuando evidencie, también de oficio, la inexistencia
del derecho de acción en el demandante en los casos en que la acción haya caducado, o
respecto a la controversia propuesta se haya producido el efecto de la cosa juzgada o
cuando para hacer valer una pretensión determinada se invoquen razones distintas a las
que la ley señala para su procedencia o cuando la ley prohíba expresamente la acción
propuesta. Todos estos actos están íntimamente ligados a la conducción del proceso, ya
que si no se satisfacen los presupuestos procesales no nace la obligación en el juez de
prestar la función jurisdiccional para resolver la controversia propuesta.
En tal sentido, considera esta Sala que si nuestro ordenamiento jurídico establece
que la relación jurídica procesal debe constituirse válidamente satisfaciendo las
formalidades que la ley determina, sólo después de que se haya depurado el
proceso de cualquier vicio que afecte la válida constitución de la relación procesal
o la haga inexistente, es que nace para el órgano jurisdiccional la obligación de
conocer y resolver el fondo de la controversia. Por ello, para verificar el
cumplimiento de los llamados presupuestos procesales, tanto las partes como el
Juez, están autorizados para controlar la válida instauración del proceso,
advirtiendo los vicios en que haya incurrido el demandante respecto a la
satisfacción de los presupuestos procesales.
Así, contrariamente a lo alegado por la accionante, la falta de oposición por el
demandado de las cuestiones previas a que se refiere el artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, no obsta para que el Juez, que conoce el derecho y dirige el
proceso, verifique en cualquier estado de la causa, incluso en la alzada, el
cumplimiento de los presupuestos procesales, aunque al momento en que fue
admitida la demanda por el Juez de la causa, no se hubiere advertido vicio alguno
para la instauración del proceso.
Así pues, con independencia de cualquier consideración acerca de los razonamientos
del Juez Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción
Judicial del Estado Nueva Esparta acerca de la existencia o no de una inepta
acumulación de pretensiones y del carácter de orden público que ostenta la prohibición
contenida en el artículo 78 del Código de Procedimiento Civil, debe esta Sala reiterar
que, la valoración forma parte de la autonomía e independencia de la que gozan
los jueces al decidir, quienes -si bien deben ajustarse a la Constitución y las leyes al
resolver una controversia- disponen de un amplio margen de apreciación del
derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo a su
entendimiento, como actividad propia de su función de juzgar, sin que el juzgador
de amparo pueda inmiscuirse dentro de esa autonomía del juez en el estudio y
resolución de la causa, salvo que tal criterio viole notoriamente derechos o
principios constitucionales…”
conforme a derecho, por cuanto forma parte de la activad oficiosa del juez, revisar en
de este Alto Tribunal, en fallo N° 1618 del 18 de abril de 2004, caso: Industria
“...Ahora bien, la sentencia impugnada por la accionante fue dictada en la fase ejecutiva
del proceso de estimación e intimación de honorarios, en virtud de haber finalizado la
etapa declarativa como consecuencia de su falta de impugnación del derecho reclamado
y por haberse acogido a la retasa de los montos intimados. En tal sentido, se ha dicho
que el juzgado de retasa sólo podrá pronunciarse sobre el quantum de los emolumentos,
no sobre la procedencia del cobro de los mismos, ni sobre su carácter judicial o
extrajudicial, ya que esta cuestión debe ser dirimida por el juez de la causa en la fase
declarativa del juicio de intimación de honorarios.
No obstante lo anterior, la Sala estima que el rol del juez como director del proceso no
se agota con este pronunciamiento, porque de existir circunstancias que hagan
presumir la inadmisibilidad de la pretensión, como la misma está estrechamente
vinculada con la constitución válida del proceso, debe ser analizada, incluso en la
fase ejecutiva.
En el caso en cuestión se denunció la inepta acumulación de pretensiones, porque en el
juicio de intimación y estimación de honorarios iniciado por los abogados Alexis José
Balza Meza, María Elena Meza de Balza y Elizabeth Bravo Márquez contra la
accionante se reclamaron honorarios judiciales y extrajudiciales, los cuales tienen un
procedimiento distinto, cuya acumulación está prohibida por el legislador para
mantener la unidad del proceso.
En la sentencia consultada se indica que esta circunstancia debió exponerse al juez de la
causa principal y no al Juez de Retasa; pero la Sala considera que éste último, quien
igualmente es director del proceso, sin necesidad de que la inepta acumulación haya
sido denunciada, debió declararla.
La Sala, en otras oportunidades (cfr. sentencia nº 779/2002 del 10 de abril) ha señalado
que el juez, de conformidad con los artículos 11 y 14 del Código de Procedimiento
Civil, es el director del proceso y debe impulsarlo de oficio hasta su conclusión; dicha
conducción judicial que no se circunscribe sólo al establecimiento de las
condiciones formales del proceso en el sucederse de las diferentes etapas del
mismo, encuentra aplicación provechosa en la labor que debe realizar el juez para
evidenciar, sin instancia de parte, los vicios en la satisfacción de los presupuestos
procesales o en la existencia del derecho de acción en el demandante. En efecto, si
el proceso es una relación jurídica, el mismo debe constituirse válidamente
satisfaciendo las formalidades que la ley determina, y sólo después de que se haya
depurado el proceso de cualquier vicio que afecte su válida constitución o lo haga
inexistente, es que nace para el órgano jurisdiccional la obligación de conocer y
resolver el fondo de la controversia.
Se insiste que para verificar el cumplimiento de los llamados presupuestos
procesales, tanto las partes como el Juez, están autorizados para controlar la
válida instauración del proceso, con la advertencia de los vicios en que haya
incurrido el demandante respecto de la satisfacción de los presupuestos procesales
y la falta de oposición por el demandado de las cuestiones previas a que se refiere
el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil o de cualquier otro mecanismo
de defensa de cuestiones procesales, no obsta para que el Juez, que conoce el
derecho y dirige el proceso, verifique en cualquier estado y grado de la causa –v.g.:
en la ejecución o en la alzada-, el cumplimiento de los presupuestos procesales,
aunque al momento en que fue admitida la demanda por el Juez de la causa, no se
hubiere advertido vicio alguno para la instauración del proceso.
La Sala admite que, en condiciones de normalidad, en la etapa de admisión de la
demanda, el juez de la causa debe evidenciar la falta de cumplimiento de los
presupuestos procesales; pero si ello no ocurre deberá ser verificado en cualquier
estado y grado de la causa. En efecto, en la presente causa, como el juez de la causa
no advirtió la inepta acumulación de pretensiones, pues en el libelo se indicó que “en el
desarrollo del proceso y hasta la fecha que estuvimos acreditados como Apoderados
Judiciales de la Empresa, realizamos una ‘gran cantidad de actuaciones’ (...) tampoco
descartamos las múltiples reuniones que sostuvimos con los socios y la Apoderada
Judicial” (folios 500-501), el Juez de Retasa debía declararla, aun cuando no hubiese
sido opuesta por la parte demandada.
artículo 26 de nuestra actual y vigente Carta Magna cuando consagra que “…el
De manera que la actividad del juez no puede estar sujeta a que las partes
inicio éste ha advertido de la existencia del vicio, más aún cuando tal desatino puede
Constitucional y es acogida por esta Sala, antes citada, que se corresponde con el
tercer supuesto que expresa: “...3) Cuando la acción no cumple con los requisitos de
existencia o validez que la ley o los principios generales del derecho procesal le exigen...”,
que ésta debe resolverse en un proceso distinto, lo que determina que dicha
proceso, y por ende es obvio concluir que no causa gravamen alguno a la parte
los requisitos a que se contrae el artículo 340 del Código de Procedimiento Civil,
claro desequilibrio y desigualdad procesal entre las partes, dando una ventaja
-V-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida del ordinal 4° del artículo 243 del
Expresa el formalizante:
del ordinal 4° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, al considerar que
el juez no podía desechar unas pruebas trasladadas del juicio penal a este juicio civil,
Justicia, de fecha 27 de marzo 1990, expediente N° 538, caso: Procter & Gamble de
Venezuela C.A., que remite a sentencias de esta Sala de Casación Civil del 7 de
“...En el presente caso la recurrente pretende que la empresa no es un
laboratorio de productos químicos e industriales (no medicinales) como
se señaló anteriormente, sino una fábrica de detergentes, pero el fiscal
consideró que la misma actividad de fábrica de detergentes se
corresponde al renglón de Laboratorio de Productos Químicos e
Industriales. A este respecto la Sala observa:
Dentro de la oportunidad legal, la recurrente promovió la siguiente
prueba:
“Producimos en treinta y cuatro (34) folios útiles copia certificada
por esta misma Honorable Corte, contentiva del escrito de
promoción y de las actuaciones y resultas de la evacuación que la
prueba de experticia técnica que la Procter & Gamble de
Venezuela C.A., promovió e hizo evacuar con ocasión del juicio
de nulidad que por idénticos motivos e entre las mismas partes
(con la única diferencia de que se refiere a otro ejercicio fiscal)
sigue por ante esta misma Corte Suprema de Justicia en Sala
Político Administrativa la Procter & Gamble de Venezuela, C.A.
contra la Resolución N° 14 de fecha 20 de marzo de 1973 de la
Gobernación del Distrito Federal a que se refiere el expediente N°
73-281.
Consignamos y hacemos valer, por vía de traslado de prueba, (ya
que como se señaló el juicio en que la referida experticia se
promovió y evacuó se sigue entre las mismas partes y por
idénticos motivos y causas que el presente proceso) la referida
prueba de experticia técnica contenida en el documento producido,
en seguimiento de la jurisprudencia que en materia de traslado de
pruebas ha asentado en forma reiterada esta Corte Suprema de
Justicia.
Pedimos que el documento consignado sea agregado a los autos y
que la prueba promovida sea apreciada en todo su mérito y
extensión en la sentencia definitiva”.
El juzgado de Sustanciación de esta Sala, por auto de 4 de marzo de
1976, admitió la mencionada prueba en cuanto ha lugar en derecho salvo
su apreciación en la sentencia definitiva (folios 48 vto). Tal prueba como
se expresó consiste en copia certificada de una experticia practicada en el
expediente N° 1941 (folios 71 al 87 del presente caso), correspondiente
al recurso de anulación seguido por la propia recurrente en contra de la
Resolución N° 14 de 20 de marzo de 1973, dictada por la misma
Gobernación del Distrito Federal.
No obstante haberse admitido la copia de la anterior prueba (en los
señalados términos) es necesario, en primer lugar hacer algunas
consideraciones sobre la procedencia en el derecho procesal venezolano
de la prueba trasladada, en vista de que nuestro Código de Procedimiento
Civil no contiene disposiciones legales al respecto; para concluir así
acerca de la validez de dicha prueba.
La Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil, en sentencia de
7 de agosto de 1963, Gaceta Forense N° 41, 2° Etapa, pág. 435,
refiriéndose al tema que nos ocupa estableció:
“Y las pruebas simples practicadas en el juicio son admisibles en
otro habido entre las mismas partes, por la razón justificadora de
la Ley, pues, el carácter de la verdad de las pruebas entre las
partes que la controvierten, se derivan de las formalidades
procesalmente cumplidas ; por lo que de no constar la
inobservancia de esas formalidades, bien pueden apreciarse en un
juicio distinto. Además, que las pruebas cursadas en un juicio
sean valederas en todo, es cosa tan cierta que el legislador con
ocasión de la perención de la instancia, en el artículo 204 del
Código de Procedimiento Civil, establece que ella no extingue la
acción y los efectos de las decisiones dictadas, como tampoco las
pruebas que resulten de los autos”. (Subrayado de la presente
sentencia).
Respecto al señalado punto (los efectos de las pruebas) y para los fines
de actualizar la citada sentencia, en cuanto a la norma que se menciona
en ella, se observa que el derogado artículo 204 le corresponde el artículo
270 del vigente Código que es del mismo tenor.
Esencial pues, para que sea válida la posibilidad de traslado de la prueba,
como lo afirma la doctrina, es que los juicios respectivos sean entre las
mismas partes para cumplirse así los principios de contradicción y
publicidad:
“La doctrina acepta casi unánimemente que las pruebas evacuadas
en un juicio no tienen ningún valor cuando se presentan en otro
juicio si las partes del primer juicio son diferentes a las del otro
en que se quieren hacer valer”.
Oscar R. Pierre Tapia; “La Prueba en el Proceso venezolano”,
Tomo I, pág. 173 y 174” (Edit. PAZ PÉREZ-Caracas, 1980).
El mencionado autor venezolano al citar la Casación Napolitana y de
Florencia y a los tratadistas Ricci, Rocha, Devis Echandía, entre otros,
señala las siguientes condiciones para que proceda el traslado de prueba:
a) Que la prueba haya sido practicada en contradicción de las mismas
partes;
b) Que sea idéntico el hecho; y
c) Que hayan sido observadas las formas establecidas por la Ley para la
ejecución de la prueba.
Es oportuno al respecto, referirnos a la regulación de este procedimiento
en el derecho comparado, específicamente, en el Derecho colombiano. El
artículo 185 del Código de Procedimiento Civil de este país prevé:
“Las pruebas practicadas válidamente en un proceso podrán
trasladarse a otro en copia auténtica, y serán apreciables sin más
formalidades, siempre que en el proceso primitivo se hubieren
practicado a petición de la parte contra quien se aducen o con
audiencia de ella”.
Referente a la citada norma, el tratadista colombiano José Fernando
Ramírez Gómez señala que la disposición obedece al principio de
economía procesal, que “la naturaleza jurídica del medio se torna mixta,
participando de un lado la propia del medio utilizado originalmente en el
primitivo proceso, ésta es su forma de aducción”.
Entre las posibles pruebas que pueden trasladarse el autor cita la
“pericial-documental”. En cuanto a la eficacia de la prueba trasladada
dicho autor precisa el requisito de que haya sido practicada válidamente
en el primitivo proceso y que su aducción, al nuevo proceso sean por
medio de la copia autenticada. Al Juez de la causa se la asigna “una doble
función crítica” que consiste en el examen del medio primigenio bajo los
parámetros legales, para luego proceder al análisis de la autenticidad de
las copias, aspectos que tiene que ver con el derecho de defensa, del
cumplimiento del principio de contradicción y publicidad de la prueba.
(Revista del Instituto Colombiano de Derecho Procesal, Vol. I, N° 3,
1985, págs. 120 y 121, Ediciones Librería del Profesional, Bogotá.
Colombia).
Por su parte, el tratadista Devis Echandía al referirse a la modalidad de
traslado señala que al ser la prueba en juicios entre las mismas partes
resulta suficiente llevar copia certificada (como se hizo en el presente
caso), sin que sea necesaria la ratificación en el proceso donde se lleva.
(Tratado sobre la Teoría General de la Prueba Judicial”. Tomo I, Pág.
367).
Volviendo de nuevo a nuestra doctrina se observa que se sostiene que el
traslado de prueba es dificultoso, “ya que el valor que se le da a la
prueba, va unido a elementos como la posibilidad de contradicción y
control que sobre ella pueden ejercer las partes mientras se constituye,
los cuales muchas veces, no se denotan del acto de pruebas en sí, sino del
tracto procesal.
Incluso en juicios entre las mismas partes, pero por hechos conexos o
que generaron pedimentos distintos, las pruebas simples de un proceso no
se pueden trasladar a otros, porque la constitución en uno, en relación
con los mecanismos de control y de contradicción de la prueba, y hasta la
intervención del Juez en su formación, son o pueden ser distintas en uno
u otro caso” (Jesús Eduardo Cabrera Romero: “Contradicción y Control
de la Prueba Legal y Libre”), págs. 177-178. Editorial Jurídica ALVA,
Caracas, 1989).
De esta última tesis doctrinaria, por argumento a contrario , se puede
colegir, que es factible el traslado de prueba cuando las partes son las
mismas, están en juicio los mismos hechos y los pedimentos son
idénticos, todo lo cual sucede en el presente caso subjudice.
Finalmente, a lo anteriormente expuesto, debe agregarse que del hecho de
que el traslado de prueba no esté previsto expresamente en el Código de
Procedimiento Civil venezolano no debe deducirse que dicho acto
procesal esté prohibido. El artículo 7 ejusdem es ilustrativo al respecto:
“(omissis) “Cuando la ley no señale la forma para la realización de algún acto,
serán admitidas todas aquellas que el Juez considere idóneas para lograr los
fines del mismo”. (...)
(...) Considerando que las copias certificadas promovidas por la
recurrente, se trata de actas procesales expedidas por la Secretaría de esta
Sala (folio 56 al 88) y, por ende, de acuerdo a los artículos 1359 y 1360
del Código Civil debe otorgársele fe pública en cuanto al hecho de la
verdad de la certificación, o sea, autenticidad (en este sentido, sentencias
de la CSJ-SCC de 23 de abril de 1980 y 30 de mayo de 1984, publicadas
en las gacetas Forenses N° 108, Tercera Etapa, Vol. II, pág. 805 y N°
124, Vol. II, 2° Trim. Pág. 1195, respectivamente) y, según lo expuesto,
vista la posibilidad de traslado de la experticia, la Sala declara la validez
de este acto procesal como medio de prueba en el caso subjudice ,
procediendo por consecuencia a valorarla con base a los artículos 331 y
siguientes de la normativa procesal vigente para la época, aplicable de
conformidad con los artículos 9 y 941 del Código Procesal vigente, y a
tal efecto, observa que la experticia promovida por la recurrente, en el
primer juicio (Exp. 1941), fue admitida por el Juzgado de Sustanciación
de esta Sala, se comisionó al Juez Sexto de Primera Instancia en lo Civil
de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda,
Tribunal ante el cual se cumplieron los trámites legales correspondientes
y, luego de cumplida la comisión, la experticia fue remitida a este Alto
Tribunal.
De lo anterior se concluye que la experticia fue practicada válidamente
en el primer juicio (Exp. 1941), asimismo, se observa que su traslado se
hizo en forma idónea.” (Destacados del fallo transcrito).
De dicho fallo se desprende la doctrina de esta Sala de Casación Civil, que en
I.- Que las pruebas simples practicadas en un juicio primigenio son admisibles
IV.- Que dicha posibilidad legal de traslado de prueba de un juicio primigenio
V.- Que las pruebas evacuadas en un juicio, no tienen ningún valor cuando se
presentan en otro juicio, si las partes del primer juicio son diferentes a las partes del
VI.- La prueba para que tenga validez en su traslado, debió haber sido
VIII.- Que para su valoración, al juez se le asigna una doble función crítica,
IX.- Que al cumplir con los requisitos para el traslado de prueba, no se hace
Ahora bien, en cuanto a la validez de una copia certificada de una sentencia de
un juicio, que se pretenda hacer valer en otro juicio, la Sala ha dicho lo siguiente:
están dados los supuestos exigidos en el artículo 1.395 del Código de Procedimiento
Acorde con ello, la Sala ha dejado sentado que “…no existe la triple identidad
de sujetos, pretensión y causa exigida en la ley para que opere la cosa juzgada, pues
que participaron otras partes, pues solo el ciudadano… intervino en ambos procesos,
“...Aunado a lo anterior, es menester referir que, en principio, corresponde a los
Tribunales penales la competencia –como condición necesaria para que exista
válidamente el proceso-, al objeto de conocer solamente de aquellos asuntos que
incumban el juzgamiento de hechos punibles, sean estos tipificados en las leyes penales
nacionales o en tratados, convenios o acuerdos internacionales suscritos por la
República, ello en virtud, de que el ius puniendi se refiere al poder-deber que tiene el
Estado de juzgar a aquellos ciudadanos que mediante su comportamiento tipificado en la
ley como delito o falta hayan ocasionado, sin justa causa, una lesión o hayan puesto en
peligro algún interés jurídicamente tutelado, imponiendo como consecuencia de esa
conducta ofensiva a la majestad del derecho, una sanción penal.
Pero es el caso que, de esos hechos punibles se derivan, en ocasiones, una serie de
eventos que lesionan el entorno económico o patrimonial de quien se haya determinado
como víctima el cual puede extenderse a sus herederos y, en virtud de que toda persona a
quien, luego de un debido proceso, se le declare culpable en la comisión de un hecho
punible –como autor o partícipe- se encuentra en la obligación de restituir las cosas al
estado en que se encontraba antes de lesionarlas, por lo que se genera, además, una
acción civil derivada del delito.
Esa responsabilidad civil derivada del delito, tiene su fundamento legal en el Código
Penal, específicamente en el artículo 113 y un fundamento lógico jurídico derivado de
que si el delito estructuralmente es una acción típica antijurídica y culpable, tal acción
comprende el hecho ilícito de carácter extra contractual.
Establece el artículo 113 del Código Penal lo que sigue:
“Toda persona responsable criminalmente de algún delito o falta, lo es también
civilmente.
La responsabilidad civil nacida de la penal no cesa porque se extingan ésta o la
pena, sino que durará como las obligaciones civiles con sujeción a las reglas del
derecho civil [...]”.
Ahora bien, el legislador otorga al juez penal, excepcionalmente, competencia para
determinar la reparación de los daños e indemnización de perjuicios provenientes del
delito, dado que, en tal caso, la acción civil y la acción penal tienen un mismo origen, el
delito; aunque la naturaleza y objeto en una u otra acción sean completamente distintas
y, es por estas dos últimas características que se faculta al legitimado a interponer la
acción civil ante los tribunales civiles, si así lo quisiere.
Es trascendental, por tanto, para originar la responsabilidad civil derivada del
hecho punible, la declaración del Tribunal penal sobre la condenatoria del acusado,
cuya sentencia haya alcanzado la autoridad de cosa juzgada, esto es, que se
encuentre definitivamente firme el pronunciamiento judicial sobre la culpabilidad
del agente en la comisión de un delito, como autor o partícipe, independientemente
de cuál sea la jurisdicción ante quien se pretenda intentar”. (Resaltado de la Sala)
Con fundamento en todas las anteriores consideraciones, y en base al criterio
tribunal penal sobre la condenatoria del acusado, cuya sentencia haya alcanzado la
“...En orden a la valoración de un expediente penal, debe señalarse, que las actuaciones
procesales contenidas en un expediente judicial son esas elaboradas durante un iter
procesal en determinado juicio, y que comúnmente se denominan documentos
procesales –latu sensu-, los cuales se acostumbra asimilarlos a los documentos públicos
dada la mediación del Juez y Secretario del Tribunal en su constitución (arts. 1357, 1359
y 1360 Cciv). Sin embargo, afirma la Sala Civil que en rigor técnico el documento
procesal no es un documento público, sino una actuación judicial documentada que
merece fe pública, lo cual es distinto (sent. 10.06.1994, CSJ, tomada de PIERRE TAPIA
O., Nº 10, p. 265).
Al respecto, se impone hacer dos consideraciones acerca de su valor como medio
probatorio. Uno, la autoridad de la cosa juzgada criminal cuando deriva de una sentencia
de condena, tiene carácter irrefutable en cualquier otro proceso judicial, a contrario
sensu de la cosa juzgada civil, lo cual, nos enseña JOSÉ MELICH ORSINI (vid. aut. cit.
La Responsabilidad Civil por Hechos Ilícitos, Tomo I, p. 268) se funda “en la idea de
que la jurisdicción penal, esencial al buen funcionamiento del organismo social, exige
para obtener la colaboración y merecer la confianza de la colectividad que las decisiones
que emanen de ella no puedan ser contradichas por sentencias que estatuyen
simplemente sobre intereses privados”. Continúa señalando el mismo autor (ibídem, p.
269) que el “que la sentencia penal tenga autoridad aún respecto de personas que no
fueron partes en el proceso penal se explica, porque ella fue dictada en un proceso en
que todos los componentes del cuerpo social tenían el derecho aún el deber de intervenir
para asegurar el respeto de un interés general a toda la colectividad. Poco importa, pues,
que quien invoque la autoridad de la sentencia penal sea el propio procesado, la víctima
del delito penal o cualquier otro tercero que haya resultado afectado civilmente por el
mismo. La decisión definitiva de la jurisdicción penal no puede ser contradicha
oficialmente por un juez del orden civil, por muy importante que sea el interés privado
que se debata en el mismo.”
La otra, en relación al conjunto de medios probatorios que engrosan el expediente penal,
y que nada tienen que ver con la cosa juzgada. Al respecto, según nos comenta JESÚS
EDUARDO CABRERA ROMERO (vid. aut. cit. Contradicción y Control de la Prueba
Legal y Libre, p.177 y 178) “la prueba simple o judicial se constituye dentro de un
proceso contencioso y para ese proceso (salvo excepciones), y su traslado fuera de él, es
en principio, muy dificultoso, ya que el valor que se le da a la prueba, va unido a
elementos como la posibilidad de contradicción y de control que sobre ella pueden
ejercer las partes mientras se constituye, los cuales muchas veces, no se denotan del acto
de pruebas en sí, sino del tracto procesal”. Empero, el hecho de ser dificultoso el
traslado de la prueba de un juicio penal a uno civil en razón de su valoración, no niega,
en concepto de nuestra Sala Civil, la factibilidad de dicho traslado, pero condicionado
esto a (sic) que las partes sean las mismas, que estén en juicio los mismos hechos y que
los pedimentos sean idénticos (sent. 02.06.1998, CSJ, tomada de PIERRE TAPIA O., N°
6, p. 286).
Partiendo de tales parámetros, es que se valorará el expediente penal sub iudice,
denotando que se trata de un procedimiento penal iniciado por ante el Juzgado
Cuadragésimo Octavo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas contenido en el mencionado
expediente signado con el Nº 981-02, a través de acción pública interpuesta por la Fiscal
Nonagésima (90º) del Ministerio Público, Dra. GENNY RODRÍGUEZ MÉNDEZ, a la
que se adhirieron las víctimas, ciudadanos ALBERTO JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y
ANA TERESA CELIS de PALAZZI, mediante la cual se le imputó a la ciudadana
YUMAIRA JOSÉ ARIAS IBARRA la comisión del delito de homicidio culposo (Art.
411 Cpenal), al haber ocasionado la muerte de la niña PALAZZI de nueve (09) (sic) días
de nacida, como consecuencia de su conducta negligente y descuidada de brindarle
atención y tratamiento médico a la misma; y que derivó en sentencia de condena para la
imputada, dada la admisión expresa de los hechos. Por virtud de esa sentencia de
condena, oponible a todos los terceros no litigantes en ese proceso, para este
sentenciador tiene en calidad de hechos incontrovertibles: (1) el que la médico
neonatóloga YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA incurrió en un hecho ilícito; (2) el
que el mismo tuvo lugar en la ubicación de la CLÍNICA EL ÁVILA; y, (3) el que el
mismo tuvo ocasión durante su jornada laboral como médico del mencionado centro
clínico. ASÍ SE DECLARA.
Ahora bien, distinta es la situación de las pruebas que constan en el mismo expediente
mencionadas por la actora en su libelo de demanda, como lo son las testificales de
trabajadores del centro clínico, la comunicación de terminación de relación laboral a la
médico YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA, el peritaje médico-legal e informe de
exhumación de la niña PALAZZI, entre otras más que aparecen en el mismo, las cuales
se tienen a priori como inadmisibles al no poderse oponer en este juicio sin el control de
la sociedad mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., que no fungió como parte procesal en
ese procedimiento penal. Sin embargo, se deja a salvo su valoración mediante la
promoción ex novo de las mismas que haya hecho la actora en el lapso de pruebas de
este juicio civil. ASÍ SE DECLARA.
(...omissis...)
Por otro lado, se tiene en calidad de hecho incontrovertible al desprenderse de una
sentencia de condena constante en el expediente signado con el Nº 981-02, que cursa por
ante el Juzgado Cuadragésimo Octavo de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que no puede este
sentenciador civil contradecir en virtud de haber sido dictada por la jurisdicción penal, el
hecho ilícito en que incurrió la dependiente consistente en la comisión del homicidio
culposo de la niña ANA TATIANA PALAZZI CELIS, hija de los demandantes
ALBERTO JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y ANA TERESA CELIS DE PALAZZI, en su
calidad de víctimas. Se trata de una sentencia de condena, que tiene carácter irrefutable
en cualquier otro proceso judicial, fundada “en la idea de que la jurisdicción penal,
esencial al buen funcionamiento del organismo social, exige para obtener la
colaboración y merecer la confianza de la colectividad que las decisiones que emanen de
ella no puedan ser contradichas por sentencias que estatuyen simplemente sobre
intereses privados”. Sentencia penal que tiene autoridad aún respecto de personas que no
fueron partes en el proceso penal y se explica, porque ella fue dictada en un proceso en
que todos los componentes del cuerpo social tenían el derecho aún el deber de intervenir
para asegurar el respeto de un interés general a toda la colectividad. Poco importa, pues,
que quien invoque la autoridad de la sentencia penal sea el propio procesado, la víctima
del delito penal o cualquier otro tercero que haya resultado afectado civilmente por el
mismo. La decisión definitiva de la jurisdicción penal no puede ser contradicha
oficialmente por un juez del orden civil, por muy importante que sea el interés privado
que se debata en el mismo. Luego, se admite como hecho incontrovertible el hecho
ilícito en que incurrió la dependiente consistente en la comisión del homicidio culposo
de la niña ANA TATIANA PALAZZI CELIS, hija de los demandantes ALBERTO
JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y ANA TERESA CELIS DE PALAZZI, en su calidad de
víctimas, y se desestima el alegato de la parte demandada de que no le es oponible esta
ilicitud por no haber participado en el proceso penal. ASÍ SE DECLARA.
Finalmente, no cabe duda, pues, que el homicidio culposo ocasionado por la médico
neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA, lo fue en el ejercicio de las funciones en que
la había empleado la empresa mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., esto es, en la
prestación de servicios y atención médica, aspecto éste último que no ha sido
controvertido por la parte demandada. ASÍ SE DECLARA.
Ciertamente puede afirmarse la existencia de un nexo contractual entre la empresa
CLÍNICA EL ÁVILA, C.A. y la víctima, ese que se denomina en doctrina como un
contrato de asistencia médica hospitalaria. Sin embargo, como se explicó en
precedencia, ello no excluye la posibilidad de reclamación de responsabilidad delictual,
al haberse extremado la parte demandada en el ejercicio de su función contractual,
llegando uno de sus dependientes a ocasionar un delito penal, que sin duda, la debe
despojar de su condición de contratante para se juzgada como un tercero.
De consiguiente, resulta forzoso para este sentenciador declarar la responsabilidad civil
objetiva (art. 1191 Cciv) (sic) de la sociedad mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., en
su carácter de principal de la médico neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA, quien
era su dependiente al momento de los hechos, quien incurrió en homicidio culposo, en el
ejercicio de sus funciones, ocasionándole la muerte a la niña ANA TATIANA
PALAZZI. ASÍ SE DECIDE.” (Mayúsculas de la sentencia transcrita).
Ahora bien, en cuanto al traslado de prueba, referente a las distintas actas del
expediente penal, consignadas en copia certificada, en este caso no se cumple con los
demandado.
esta Sala antes citada, se observa que dicha apreciación es correcta, dado que la cosa
juzgada penal, referida a una sentencia penal condenatoria, tiene carácter de efecto
general, dada la naturaleza de orden público del juicio penal, en aras de la seguridad
civil no puede negar la existencia del hecho, ni la imputabilidad, tanto material como
moral de la culpa que el juez penal ha tipificado como delito o infracción. La cosa
juzgada penal obra como un límite a la jurisdicción del juez civil, por cuanto no
puede admitir hechos que sean contradictorios con los constatados en el juicio penal.
Por todo lo antes expuesto concluye esta Sala, que las apreciaciones hechas por
-VI-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida del ordinal 4° del artículo 243 del
Expresa el formalizante:
del ordinal 4° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, al considerar que
según la historia médica “al momento del fallecimiento la víctima presentaba una
penal que lo contradecía y luego, considerar como falso tal argumento antes fijado,
por el hecho que la sentencia penal basada en la misma prueba no admitida por
“...El requisito de la motivación del fallo se fundamenta en el principio de legalidad de
los actos jurisdiccionales. La tutela judicial eficaz requiere respuestas de los órganos de
administración de justicia, que estén afincadas en motivos razonables, por lo que es
necesario que toda sentencia contenga los motivos de hecho y de derecho en que apoye
su dispositivo para el conocimiento y la comprensión de los litigantes, como condición
y presupuesto para el control de la legalidad del pronunciamiento, mediante la
proposición de los recursos ordinarios y extraordinarios que la ley otorgue a las partes
que tengan legitimación para oponerlos. Si no consta en el acto jurisdiccional la
motivación sobre los supuestos de hecho o la cuestión de derecho, se configura el vicio
de inmotivación o falta de fundamentos, cuya consecuencia es, se insiste, la
obstaculización para la verificación del control de la legalidad del dispositivo de la
sentencia.
El procesalista Leopoldo Márquez Añez explicó que el requisito de la motivación se
incorporó en nuestra legislación desde la promulgación del Código de Procedimiento
Judicial de 12 de mayo de 1836 (Código de Aranda). Asimismo, aludió al hecho de que
en nuestras primeras constituciones existió una norma de carácter procesal. Sobre el
particular comentó que:
El requisito de la motivación se consagró por primera vez en la Constitución de
15 de agosto de 1819, cuyo artículo 12, Sección Tercera, exigía que “Todo
tribunal debe fundar sus sentencias con expresión de la ley aplicable al caso”.
Esta consagración constitucional de la motivación representó un hito en la historia
de las instituciones procesales en Venezuela, tanto más destacado y relevante,
cuanto que ello significó la ruptura radical con el derecho español, que había
eliminado el requisito de motivación de las sentencias desde 1778. En efecto, por
Real Cédula de 23 de junio de 1778, Carlos III mandó derogar la práctica de
motivar las sentencias, con la siguiente justificación: "Para evitar los perjuicios
que resultan con la práctica… de motivar sus sentencias, dando lugar a
cavilaciones de los litigantes, consumiendo mucho tiempo en la extensión de las
sentencias, que vienen a ser un resumen del proceso, y las costas que las partes se
siguen; mando, cese en dicha práctica de motivar las sentencias, ateniéndose a las
palabras decisorias...”. (Motivos y Efectos del Recurso de Forma en la Casación
Civil Venezolana, Colección de Estudios Jurídicos n.° 25, págs., 31-33)
Igualmente, esta Sala Constitucional en reciente decisión n.° 889/2008 del 30 de mayo,
y que hoy se reitera, señaló respecto a la necesidad de motivación de la sentencia lo
siguiente:
...la motivación del fallo debe estar constituida por las razones de hecho y de
derecho que expresan los jueces como fundamento de su dispositivo; las primeras
están formadas por el establecimiento de los hechos con ajustamiento a las
pruebas que los demuestran y, las segundas, por la aplicación a éstos de los
preceptos y los principios doctrinarios atinentes; por tanto, el vicio de
inmotivación en el acto jurisdiccional consiste en la falta absoluta de
afincamientos, que es distinto de que los mismos sean escasos o exiguos, lo cual
no debe confundirse con la falta absoluta de motivación, que puede asumir varias
modalidades: a) que la sentencia no presente materialmente ningún razonamiento;
b) que las razones que haya dado el sentenciador no guarden relación alguna con
la pretensión o la excepción, de modo que deben tenerse por inexistentes
jurídicamente; c) que los motivos se destruyan los unos a los otros por
contradicciones graves e irreconciliables y; d) que todos los motivos sean falsos.
el cual los motivos aducidos, a causa de su manifiesta incongruencia con los términos
c) Que los motivos se destruyen los unos a los otros por contradicciones
fundamentación; y
d) Que todos los motivos son falsos. Caso en que los motivos sean tan vagos,
conocer el criterio jurídico que siguió el juez para dictar su decisión, caso éste
caso: Juan Nazario Perozo, contra Freddy Victorio Escalona Cortez y otros, reiterada
mediante fallo Nº RC-182 del 9/4/08, Exp. 2007-876, entre otras, caso: Marlene
Evarista Revete Abreu y otros, contra la Asociación Civil Unión de Conductores del
Oeste).
se destruyen los unos a los otros por contradicciones graves, generando así la falta
Alfredo Padra Rivodó contra Giacoma Cuius Cortesía y otro, de la siguiente forma:
La motivación debe estar constituida por las razones de hecho y de derecho que
dan los jueces como fundamento del dispositivo. Las primeras están formadas por el
establecimiento de los hechos con ajustamiento a las pruebas que las demuestran; y
atinentes.
fundamentos y no cuando los mismos son escasos o exiguos con lo cual no debe
confundirse.
hechas por el juez, bajo una denuncia por defecto de actividad por inmotivación, no le
sería posible a la Sala, revisar dicho pronunciamiento, el cual sólo es revisable bajo
la formulación de una denuncia de casación sobre los hechos, en la cual se impugne el
pruebas realizado por el juez, cumpliendo con los requisitos de una denuncia por
denuncia.
-ÚNICA-
Civil, se denuncia la infracción por la recurrida del artículo 118 del Código Penal de
“1964”, por falta de aplicación y del artículo 1191 del Código Civil, por falsa
aplicación.
Expresa el formalizante:
recurrida, la infracción del artículo 118 del Código Penal de “1964”, por falta de
aplicación y del artículo 1191 del Código Civil, por falsa aplicación, alegando que la
responsabilidad de los galenos por sus actos es personalísima, y por ende se excluye
faltas.
generales sobre los delitos y las faltas, las personas responsables y las penas ”, título
República de Venezuela N° 915 extraordinaria, año XCII, mes IX, del martes 30 de
junio de 1964, que estuvo en vigencia hasta el día viernes 20 de octubre del año 2000,
“Artículo 118
Son también responsables subsidiariamente los maestros y las personas
dedicadas a cualquier género de industria por las faltas o delitos en que
incurran sus discípulos, oficiales o aprendices en el desempeño de su
obligación o servicio.
No incurren en esta responsabilidad si prueban que no han podido evitar el
hecho de sus discípulos oficiales o aprendices.
los maestros y las personas dedicadas a cualquier género de industria por las faltas o
Es claro para esta Sala, que esta norma establece una responsabilidad civil
que se pruebe, que los responsables no han podido evitar el hecho cometido por sus
responsabilidad penal y por tanto se genera una responsabilidad civil principal. Que
principal.
por daño moral y lucro cesante, señalándose que existe una responsabilidad especial o
compleja de los dueños, principales o directores por el hecho ilícito de sus sirvientes
Esto es ratificado por las pruebas cursantes en autos, y en especial, dado que la
junio de 2002, que corre inserta en copia certificada a los folios 320 al 328 de la
Instancia en Función de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
niña (identidad omitida conforme a lo estatuido en el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes) (†), de nueve días de nacida, dada su conducta negligente y
emergencia el día 14-10-99 a la Clínica Ávila...” (...) quien “...con su actitud pasiva e indiferente, se
retiró a dormir a una de las habitaciones, según lo afirmaron enfermeras de guardia para ese
“Admito los hechos que se imputan y solicito se me aplique la SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL
PROCESO, es todo”.
demandada, dado que no existió por su parte (la clínica) la supervisión necesaria,
para darse cuenta de que la médico que supuestamente estaba de guardia esa noche,
A este respecto cabe señalar, que no basta únicamente alegar la responsabilidad
dependientes en el ejercicio de sus funciones en que los han empleado, sino que es
necesario demostrar, entre otros requisitos, que el daño ha sido causado por el agente
material del ilícito en el ejercicio de sus funciones propias, para las cuales fue
empleado, pues si bien en doctrina se acepta que existe una presunción de culpa por
parte del dueño o principal en relación con el daño cometido por el sirviente o
que actuó en el ejercicio de las funciones, entonces el principal responde del hecho
por lo menos desde su fallo del año 1973, ratificado el 7 de diciembre de 1988 y el 18
está Sala interpretó el alcance y contenido del artículo 1.191 del Código Civil, que
Por lo cual, la aplicación del artículo 1.191 del Código Civil, que señala: “Los
dueños y los principales o directores son responsables del daño causado por el hecho ilícito de sus
sirvientes y dependientes, en el ejercicio de las funciones en que los han empleado.”, por parte del
imputa, ni incurriendo falta de aplicación del artículo 118 del Código Penal de 1915,
señalado por el formalizante como del año 1964, al estar claro que la responsabilidad
civil subsidiaria o secundaria, descrita en dicha norma, sólo tiene como eximente de
responsabilidad el hecho, de que se pruebe, que los responsables no han podido evitar
el hecho cometido por sus discípulos, oficiales o aprendices en el desempeño de su
médico de la clínica cumpliera con sus deberes en sus guardias, es más que suficiente
para demostrar que los responsables si habían podido evitar el hecho que causó el
daño cometido.
abril de 2011, se observa que, bajo los principios de expectativa plausible y confianza
el que le corresponde, el criterio de esta Sala antes citado, del fallo N° RC-340, Exp.
En el mismo sentido también se observa, que dicho alegato esgrimido por
primera vez ante esta Sala, en base a la sentencia N° 484 antes citada, en cuanto a la
constitucionales del derecho a la defensa y del debido proceso, que generaría una
Al respecto, esta Sala en su fallo N° RC-271 del 2-5-2007, Exp. N° 2006-741,
dispuso lo siguiente:
“Ahora bien, la Sala observa que el alegato de la interrupción de la prescripción es
un hecho nuevo que los recurrentes han formulado por primera vez en el escrito de
formalización del recurso de casación, lo que le impide a esta Sala su
conocimiento.
En efecto, de conformidad con las normas que regulan las funciones de esta Sala en
el conocimiento del recurso de casación, resulta evidente la naturaleza de tribunal
de derecho que le es atribuida, sin que pueda constituirse en una tercera instancia,
lo cual impide cualquier posibilidad de que ante ella se aleguen por primera vez
hechos, que han debido ser objeto de debate y prueba en las instancias del proceso.
Un ejemplo de ello está contenido en el artículo 320 del Código de Procedimiento
Civil, de conformidad con el cual “En su sentencia del recurso de casación la
Corte Suprema de Justicia, se pronunciará sobre las infracciones denunciadas, sin
extenderse al fondo de la controversia, ni al establecimiento ni apreciación de los
hechos que hubiesen efectuado los jueces de instancia…”, lo cual constituye la
norma rectora y el principio general de que la Sala debe velar por la correcta
interpretación y aplicación de la ley.
Aunado a ello es oportuno indicar que si bien el artículo 320 del Código de
Procedimiento, establece algunas excepciones que permiten a la Sala controlar el
error en el juzgamiento de los hechos, sea de derecho o de hecho, ello sólo es
posible si el juez de instancia se ha equivocado al juzgar las pruebas y fijar los
hechos que hubiesen sido oportunamente alegados y demostrados en el proceso,
bien porque cometió un error en el establecimiento o valoración de los hechos y de
las pruebas, o incurrió en algunos de los casos de suposición falsa. No obstante, se
repite, en esos casos existe un pronunciamiento del juez sobre los hechos, por haber
sido alegados oportunamente en el proceso y, por ende, sometido a su
consideración, y la parte considera que dichos hechos fueron erróneamente
juzgados, esto es: los hechos fueron alegados oportunamente en las instancias
procesales, en las cuales la otra parte tiene oportunidad de ejercer su derecho de
defensa y contradicción y, por ende, fueron incorporados oportunamente para la
consideración y decisión del juez.
Por el contrario, no es posible permitir la alegación de hechos nuevos en casación,
por cuanto ello implica la negación del derecho de defensa de la otra parte, y es
opuesto a la naturaleza propia de esta Sala, la cual no podría entrar a considerar
hechos nuevos que no fueron juzgados por los jueces de instancia, por no haber
sido presentados con anterioridad en el proceso y, por ende, no formar parte del
tema que fue sometido a consideración del juez que dictó la sentencia recurrida.”
“Visto y constatado lo anterior, mediante reiterada doctrina ésta Sala ha mantenido el
criterio según el cual es deber de los jueces realizar el análisis de las alegaciones que los
litigantes esgriman en la oportunidad de presentar informes, siempre que estas sean
peticiones relacionadas con la confesión ficta, reposición de la causa u otra petición
similar, sin pretenderse con ello descalificar tal acto procesal -los informes-, sino
simplemente dejar sentado que cuando en tales escritos sólo se sinteticen los hechos
acaecidos en el proceso o dirigidos a reafirmar los derechos que le asisten de las actas
que rielan al expediente conforme a la pretensión o defensas esgrimidos en el libelo o en
su contestación y se apoye la posición de la parte informante en doctrina y
jurisprudencia que, a su juicio, sea aplicable al caso controvertido, tales dichos no
son vinculantes para el juez. Tampoco lo serán aquellos alegatos o defensas que
constituyan hechos nuevos no debatidos, diferentes a los que conforman la litis,
ya que ellos deben ser formulados sólo en la demanda o su contestación.
Por tanto, cuando en los informes se formulen peticiones, alegatos o defensas que,
aunque no aparezcan contenidas en la demanda o en su contestación, que no constituyan
hechos nuevos, pudieran tener influencia determinante en la suerte del proceso, como
serían los relacionados con la confesión ficta, reposición de la causa u otras similares, en
estos casos excepcionales si debe el sentenciador pronunciarse expresamente sobre los
mismos, so pena de incurrir en la violación de los artículos 12 del Código de
Procedimiento Civil, por no atenerse a lo alegado y probado en autos; y de los artículos
243 y 244 eiusdem, contentivos del principio de la exhaustividad de la sentencia que
obliga a los jueces a examinar y resolver todos y cada uno de los alegatos que se hayan
sometido a su consideración.
constitucional incoada por Heberto José Ferrer Castellano, que remite a la doctrina
956, caso: Frank Valero González, entre otros, doctrina esta que resulta aplicable al
demandó y trabó la litis...” , dado que de ser así se violarían “...normas y principios
sus precedentes...”. (Cfr. Fallo de esta Sala N° RC-183 del 3-5-2011. Exp. N° 2010-
617).
Por todo lo antes expuesto, esta delación es improcedente. Así se declara.-
QUAESTIO FACTI
-I-
recurrida del artículo 1.395 ordinal 3° del Código Civil, por falsa aplicación.
Señala el formalizante:
recurrida la infracción del artículo 1.395 ordinal 3° del Código Civil, por falsa
el juicio penal, como prueba del daño en este juicio civil, siendo que la parte
demandada no formó parte de la relación procesal penal y por ende no se cumple los
requisitos necesarios para considerar que se puede aplicar el carácter de cosa juzgada,
“...3.- Aportaciones probatorias.
a.- De la parte actora.
* Recaudos acompañados al escrito libelar:
(i) Marcados con las letras “B” y “C”, copia certificada de expediente penal emanado del
Juzgado Cuadragésimo Octavo de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, contentivo de la acusación
penal presentada por las doctoras GENNY RODRÍGUEZ MÉNDEZ y NATACHA
LÓPEZ CABRERA, actuando como fiscal principal y auxiliar de la Fiscalía
Nonagésima del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, contra la ciudadana YURAIMA JOSEFA ARIAS IBARRA,
por la comisión del delito de homicidio culposo. (f.25 al 369, 1ª p).
En orden a la valoración de un expediente penal, debe señalarse, que las actuaciones
procesales contenidas en un expediente judicial son esas elaboradas durante un iter
procesal en determinado juicio, y que comúnmente se denominan documentos
procesales –latu sensu-, los cuales se acostumbra asimilarlos a los documentos públicos
dada la mediación del Juez y Secretario del Tribunal en su constitución (arts. 1357, 1359
y 1360 Cciv). Sin embargo, afirma la Sala Civil que en rigor técnico el documento
procesal no es un documento público, sino una actuación judicial documentada que
merece fe pública, lo cual es distinto (sent. 10.06.1994, (sic) CSJ, tomada de PIERRE
TAPIA O., Nº 10, p. 265).
Al respecto, se impone hacer dos consideraciones acerca de su valor como medio
probatorio. Uno, la autoridad de la cosa juzgada criminal cuando deriva de una sentencia
de condena, tiene carácter irrefutable en cualquier otro proceso judicial, a contrario
sensu de la cosa juzgada civil, lo cual, nos enseña JOSÉ MELICH ORSINI (vid. aut. cit.
La Responsabilidad Civil por Hechos Ilícitos, Tomo I, p. 268) se funda “en la idea de
que la jurisdicción penal, esencial al buen funcionamiento del organismo social, exige
para obtener la colaboración y merecer la confianza de la colectividad que las decisiones
que emanen de ella no puedan ser contradichas por sentencias que estatuyen
simplemente sobre intereses privados”. Continúa señalando el mismo autor (ibídem, p.
269) que el “que la sentencia penal tenga autoridad aún respecto de personas que no
fueron partes en el proceso penal se explica, porque ella fue dictada en un proceso en
que todos los componentes del cuerpo social tenían el derecho aún el deber de intervenir
para asegurar el respeto de un interés general a toda la colectividad. Poco importa, pues,
que quien invoque la autoridad de la sentencia penal sea el propio procesado, la víctima
del delito penal o cualquier otro tercero que haya resultado afectado civilmente por el
mismo. La decisión definitiva de la jurisdicción penal no puede ser contradicha
oficialmente por un juez del orden civil, por muy importante que sea el interés privado
que se debata en el mismo.”
La otra, en relación al conjunto de medios probatorios que engrosan el expediente penal,
y que nada tienen que ver con la cosa juzgada. Al respecto, según nos comenta JESÚS
EDUARDO CABRERA ROMERO (vid. aut. cit. Contradicción y Control de la Prueba
Legal y Libre, p.177 y 178) “la prueba simple o judicial se constituye dentro de un
proceso contencioso y para ese proceso (salvo excepciones), y su traslado fuera de él, es
en principio, muy dificultoso, ya que el valor que se le da a la prueba, va unido a
elementos como la posibilidad de contradicción y de control que sobre ella pueden
ejercer las partes mientras se constituye, los cuales muchas veces, no se denotan del acto
de pruebas en si, sino del tracto procesal”. Empero, el hecho de ser dificultoso el
traslado de la prueba de un juicio penal a uno civil en razón de su valoración, no niega,
en concepto de nuestra Sala Civil, la factibilidad de dicho traslado, pero condicionado
esto a que las partes sean las mismas, que estén en juicio los mismos hechos y que los
pedimentos sean idénticos (sent. 02.06.1998, (sic) CSJ, tomada de PIERRE TAPIA O.,
N° 6, p. 286).
Partiendo de tales parámetros, es que se valorará el expediente penal sub iudice,
denotando que se trata de un procedimiento penal iniciado por ante el Juzgado
Cuadragésimo Octavo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas contenido en el mencionado
expediente signado con el Nº 981-02, a través de acción pública interpuesta por la Fiscal
Nonagésima (90º) del Ministerio Público, Dra. GENNY RODRÍGUEZ MÉNDEZ, a la
que se adhirieron las víctimas, ciudadanos ALBERTO JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y
ANA TERESA CELIS de PALAZZI, mediante la cual se le imputó a la ciudadana
YUMAIRA JOSÉ ARIAS IBARRA la comisión del delito de homicidio culposo (Art.
411 Cpenal), al haber ocasionado la muerte de la niña PALAZZI de nueve (09) (sic) días
de nacida, como consecuencia de su conducta negligente y descuidada de brindarle
atención y tratamiento médico a la misma; y que derivó en sentencia de condena para la
imputada, dada la admisión expresa de los hechos. Por virtud de esa sentencia de
condena, oponible a todos los terceros no litigantes en ese proceso, para este
sentenciador tiene en calidad de hechos incontrovertibles: (1) el que la médico
neonatóloga YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA incurrió en un hecho ilícito; (2) el
que el mismo tuvo lugar en la ubicación de la CLÍNICA EL ÁVILA; y, (3) el que el
mismo tuvo ocasión durante su jornada laboral como médico del mencionado centro
clínico. ASÍ SE DECLARA.
Ahora bien, distinta es la situación de las pruebas que constan en el mismo expediente
mencionadas por la actora en su libelo de demanda, como lo son las testificales de
trabajadores del centro clínico, la comunicación de terminación de relación laboral a la
médico YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA, el peritaje médico-legal e informe de
exhumación de la niña PALAZZI, entre otras más que aparecen en el mismo, las cuales
se tienen a priori como inadmisibles al no poderse oponer en este juicio sin el control de
la sociedad mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., que no fungió como parte procesal en
ese procedimiento penal. Sin embargo, se deja a salvo su valoración mediante la
promoción ex novo de las mismas que haya hecho la actora en el lapso de pruebas de
este juicio civil. ASÍ SE DECLARA.
(...omissis...)
b.- De las actas procesales
En el caso sub litis, los ciudadanos ALBERTO JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y ANA
TERESA CELIS DE PALAZZI, reclaman la responsabilidad de la CLÍNICA EL
ÁVILA, C.A., en su calidad de principal de la médico neonatóloga YUMAIRA ARIAS
IBARRA, por el homicidio culposo en que incurrió, terminando con la vida de la niña
ANA TATIANA PALAZZI CELIS. En consecuencia, y en una franca ilación con lo
expuesto, corresponde examinar las condiciones o presupuestos de procedencia de la
responsabilidad civil por los hechos del sirviente o dependiente.
En efecto, existe una relación de dependencia laboral entre la CLÍNICA EL ÁVILA,
C.A. y la médico neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA, conforme lo evidencia las
documentales constantes en autos como la comunicación de trabajo, un acta de
liquidación laboral y una transacción laboral firmada ante la Inspectoría del trabajo del
Estado Miranda, todas entre la médico neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA y la
sociedad mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A. ASÍ SE DECLARA.
Por otro lado, se tiene en calidad de hecho incontrovertible al desprenderse de una
sentencia de condena constante en el expediente signado con el Nº 981-02, que cursa por
ante el Juzgado Cuadragésimo Octavo de Primera Instancia en Funciones de Control del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que no puede este
sentenciador civil contradecir en virtud de haber sido dictada por la jurisdicción penal, el
hecho ilícito en que incurrió la dependiente consistente en la comisión del homicidio
culposo de la niña ANA TATIANA PALAZZI CELIS, hija de los demandantes
ALBERTO JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y ANA TERESA CELIS DE PALAZZI, en su
calidad de víctimas. Se trata de una sentencia de condena, que tiene carácter irrefutable
en cualquier otro proceso judicial, fundada “en la idea de que la jurisdicción penal,
esencial al buen funcionamiento del organismo social, exige para obtener la
colaboración y merecer la confianza de la colectividad que las decisiones que emanen de
ella no puedan ser contradichas por sentencias que estatuyen simplemente sobre
intereses privados”. Sentencia penal que tiene autoridad aún respecto de personas que no
fueron partes en el proceso penal y se explica, porque ella fue dictada en un proceso en
que todos los componentes del cuerpo social tenían el derecho aún el deber de intervenir
para asegurar el respeto de un interés general a toda la colectividad. Poco importa, pues,
que quien invoque la autoridad de la sentencia penal sea el propio procesado, la víctima
del delito penal o cualquier otro tercero que haya resultado afectado civilmente por el
mismo. La decisión definitiva de la jurisdicción penal no puede ser contradicha
oficialmente por un juez del orden civil, por muy importante que sea el interés privado
que se debata en el mismo. Luego, se admite como hecho incontrovertible el hecho
ilícito en que incurrió la dependiente consistente en la comisión del homicidio culposo
de la niña ANA TATIANA PALAZZI CELIS, hija de los demandantes ALBERTO
JOSÉ PALAZZI OCTAVIO y ANA TERESA CELIS DE PALAZZI, en su calidad de
víctimas, y se desestima el alegato de la parte demandada de que no le es oponible esta
ilicitud por no haber participado en el proceso penal. ASÍ SE DECLARA.
Finalmente, no cabe duda, pues, que el homicidio culposo ocasionado por la médico
neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA, lo fue en el ejercicio de las funciones en que
la había empleado la empresa mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., esto es, en la
prestación de servicios y atención médica, aspecto éste último que no ha sido
controvertido por la parte demandada. ASÍ SE DECLARA.
Ciertamente puede afirmarse la existencia de un nexo contractual entre la empresa
CLÍNICA EL ÁVILA, C.A. y la víctima, ese que se denomina en doctrina como un
contrato de asistencia médica hospitalaria. Sin embargo, como se explicó en
precedencia, ello no excluye la posibilidad de reclamación de responsabilidad delictual,
al haberse extremado la parte demandada en el ejercicio de su función contractual,
llegando uno de sus dependientes a ocasionar un delito penal, que sin duda, la debe
despojar de su condición de contratante para ser juzgada como un tercero.
De consiguiente, resulta forzoso para este sentenciador declarar la responsabilidad civil
objetiva (art. 1191 Cciv) de la sociedad mercantil CLÍNICA EL ÁVILA, C.A., en su
carácter de principal de la médico neonatóloga YUMAIRA ARIAS IBARRA, quien era
su dependiente al momento de los hechos, quien incurrió en homicidio culposo, en el
ejercicio de sus funciones, ocasionándole la muerte a la niña ANA TATIANA
PALAZZI. ASÍ SE DECIDE.”
composición procesal que se generó con la aceptación de los hechos y de los cargos
carácter de cosa juzgada no desvirtuable, para cualquier otro proceso, dado el carácter
de cosa juzgada criminal cuando se deriva en una sentencia de condena, que tiene
puede ser contradicha oficialmente por un juez del orden civil, y que poco importa
víctima del delito penal o cualquier otro tercero que haya resultado afectado
Al respecto, cabe señalar en primer lugar, que visto que los documentos
artículo 111 del Código de Procedimiento Civil, según el cual “Las copias
de junio de 2010).
En segundo lugar, lo discutido en esta denuncia por parte del formalizante, ya
fue objeto de análisis por parte de esta Sala, explanándose la doctrina del principio de
traslado de pruebas y señalando que en el presente caso, está ratificado por las
pruebas cursantes en autos, que la Dra. Yumaira Josefa Arias Ibarra, en la audiencia
certificada a los folios 320 al 328 de la pieza uno de este expediente, ante el Juzgado
comisión del delito de homicidio culposo, previsto y sancionado en el artículo 411 del
estatuido en el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes) (†),
tratamiento médico a la misma niña, quien ingresara de emergencia el día 14-10-99 a la Clínica
Ávila...” (...) quien “...con su actitud pasiva e indiferente, se retiró a dormir a una de las
”...Seguidamente, se le interrogó a la imputada (...) quien seguidamente expuso: “Admito los hechos
demandada, dado que no hubo por su parte (la clínica) la supervisión necesaria para
darse cuenta que la médico que supuestamente estaba de guardia esa noche, no
cumplía con sus funciones porque se acostó a dormir, pues no existió un supervisor de
dichos servicios médicos que se diera cuenta de la falta cometida en la prestación del
servicio médico asistencial de vital importancia, para tomar los correctivos del caso,
tal como disponer que los pacientes que se encuentren bajo su resguardo no
Y por ende no entiende esta Sala, como el formalizante señala, que el juez
superior no podía dar “por ciertos es la negligencia médica y en especifico: “que la médico
neonatóloga YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA incurrió en un hecho ilícito; que el mismo tuvo lugar
en la ubicación de la CLÍNICA EL ÁVILA; y, que el mismo tuvo ocasión durante su jornada laboral
En tercer lugar, lo declarado por la Dra. YUMAIRA JOSEFA ARIAS IBARRA,
esencial de validez para que dicha declaración cumpla efecto, conocido por la
juicio penal no tenía el animus necandi, ni siquiera animus nocendi, por cuanto en
justamente para que no pesara sobre élla coacción alguna y tuviera libertad absoluta
para defenderse lo mejor que pueda: de allí que sea imposible que un imputado
cometa el delito de falso testimonio, así como, que su confesión expresa de haber
cometido los hechos por los cuales se le imputó en causa penal, puedan ser objeto de
contradicción en otro juicio, pues adminiculada a las demás pruebas promovidas por
del delito, así sea culposo, el cual está indefectiblemente ligado a la relación de
Por último, para esta Sala, la cosa juzgada penal referida a una sentencia penal
condenatoria, tiene carácter de efecto general, dada la naturaleza de orden público del
juicio penal, en aras de la seguridad jurídica como elemento de preservación de la paz
social, y en contra de ésta, el juez civil no puede negar la existencia del hecho, ni la
imputabilidad, tanto material como moral de la culpa que el juez penal ha tipificado
como delito o infracción. La cosa juzgada penal obra como un límite a la jurisdicción
del juez civil, por cuanto no puede admitir hechos que sean contradictorios con los
dicho lo siguiente:
“...La Cosa Juzgada, según jurisprudencia de esta Sala, entendida como asunto
decidido, son los hechos a que se refieren las afirmaciones contenidas en la sentencia,
relevantes y decisivas, y que por lo general, quedan plasmadas en su dispositiva. La
ley le atribuye a la cosa juzgada, autoridad, en el sentido de valor o fuerza de lo
duradero, de la expresión definitiva e indispensable de la verdad legal.
En materia penal, la cosa juzgada es un instituto de rango constitucional, que con la
derogada Constitución de la República estaba vinculada al artículo 60 ordinal 8º, que
hacía posible la extinción del proceso cuanto éste versare sobre un asunto ya decidido
mediante una sentencia definitivamente firme. "Hoy, con la nueva Constitución, el
mismo principio se mantiene, y así lo dispone el artículo 49 numeral 7º, cuando
ordena que: "Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en
virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente".
Visto lo anterior, y por cuanto en el presente caso es aplicable el principio de la cosa
juzgada, en virtud a lo dispuesto en los artículos 20 y 21 del Código Orgánico Procesal
Penal, el presente recurso de casación de forma debe ser declarado sin lugar, como en
efecto, así se declara.”
(Cfr. Sala de Casación Penal. Fallo N° 141 de fecha 18 de febrero de 2000. Exp. N° 99-
1361. Caso: TOBÍAS ESCALONA OLIVEROS).
“…Artículo 21. Cosa juzgada. Concluido el juicio por sentencia firme no
podrá ser reabierto, excepto en el caso de revisión conforme a lo previsto
en este Código.
Por lo cual, mal podría el juez civil de alzada, infringir lo estatuido en el
artículo 1395 ordinal 3 del Código Civil, pues dicha norma se refiere a la cosa
juzgada civil, más no a la cosa juzgada penal, que por su características de orden
partes del juicio penal, así como a cualquier tercero, en cualquier juicio, pues su
Por todo lo antes expuesto, esta Sala desecha la presente delación, por supuesta
-II-
recurrida del artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, por falsa aplicación, de
los artículos 1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil, por falta de aplicación
“...4.3. CASACIÓN SOBRE LOS HECHOS. (INFRACCIÓN DE UNA
NORMA JURÍDICA EXPRESA QUE REGULE EL
ESTABLECIMIENTO DE LAS PRUEBAS).
De conformidad con el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, en concordancia con lo dispuesto en el artículo 320 eiusdem, invocamos
bajo el supuesto especifico de la infracción de una norma jurídica expresa que
regule el establecimiento de las pruebas, la violación por falsa aplicación del
artículo 431 del Código de Procedimiento Civil y la falta de aplicación de los
artículos 1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil, ya que el Tribunal (sic)
de la Recurrida (sic) le dio valor probatorio a un documento privado emanado de
un tercero sin haber sido debidamente ratificado en autos mediante la prueba
testimonial, en virtud de que la testimonial evacuada se refiere a la testifical de
una persona que según los propios términos del acto testifical en cuestión carecía
de representación de la empresa de la cual se dice emanaba la prueba
documental emanando de un tercero valorada.
A los fines de cumplir con la técnica casacional con respecto a esta denuncia ya
invocamos que la infracción se refiere al supuesto específico de violación de
norma expresa que regula el establecimiento de las pruebas, ya que se trata de la
falsa aplicación del artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, que
establece una formalidad procesal cuyo cumplimiento es necesario para la
validez de una prueba documental que se dice haber emanado de un tercero, en
cuanto a que el testigo llamado a ratificar una documental, carece de toda
relación o vinculo jurídico con la empresa a quien se pretende atribuir la
documental en cuestión y que los hechos positivos y concretos que el juzgador
haya dado por cierto es el pago por los actores de la cantidad estipulada en la
referida documental, cuyo importe forma parte del daño material reclamado.
El vicio delatado se evidencia y patentiza de la factura comercial que se dice
emanar de la sociedad mercantil ARTE BRONCE S.A. (folio 372 al 374 1°
pieza) y de la testimonial de la ciudadana Rosamy La Bruzzo Yépez (folio 29 de
la pieza N° 2).
Con respecto a la fundamentación de la denuncia delatada conviene señalar que
el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, establece una formalidad
procesal cuyo cumplimiento es necesario para la validez de una prueba
documental que se dice haber emanado de un tercero, al estipularse la necesidad
de ratificación por el tercero mediante la prueba testimonial, cuando se señala:
“Los documentos privados emanados de terceros que no son parte en el juicio ni
causantes de las mismas, deberán ser ratificados por el tercero mediante la
prueba testimonial”.
Según la norma comentada, la validez y oponibilidad de un documento privado
emanado de un tercero está condicionado a su ratificación por el tercero
mediante la prueba testimonial, para lo cual si el documento se dice que emana
de una persona jurídica que no es parte del juicio, necesita su ratificación por
parte de la persona natural que la represente, ya sea quien ostente la titularidad
del órgano social encargado de dicha función o del mandatario (apoderado)
instituido convencionalmente, para lo cual resulta oportuno señalar que los
limites subjetivos del mandato previstos en el artículo 1.684 del Código Civil
que reza: “El mandato es un contrato por el cual una persona se obliga
gratuitamente, o mediante salario, a ejecutar uno o más negocios por cuenta de
otra, que la ha encargado de ello”, en cuyo caso “El mandatario no puede
exceder los límites fijados en el mandato” (Código Civil, artículo 1.689)
consagrándose en el artículo 1.172 del Código Civil que “No se requiere que el
representante tenga capacidad para obligarse, basta que él sea capaz de
representar a otro conforme a la Ley y que el acto de que se trate no esté
prohibido al representado”.
En el presente caso, el Tribunal (sic) de Alzada (sic) da por cierto el pago de la
cantidad de CIENTO UN MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y NUEVE
(Bs.101.859,00) hoy CIENTO UN BOLÍVARES OCHOCIENTOS (sic)
SESENTA CÉNTIMOS FUERTES (Bs.F.101.86), expresada en la referida
factura comercial que se dice efectuado por los demandantes, cuyo reembolso a
modo de daño material se demandó a nuestra representada, por lo tanto el hecho
concreto establecido por el Sentenciador (sic) de Alzada (sic) es el pago por los
actores de la cantidad de CIENTO UN MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA Y
NUEVE (Bs.101.859,00) hoy CIENTO UN BOLÍVARES OCHOCIENTOS
SESENTA (sic) CÉNTIMOS FUERTES (Bs.F.101.86) cuyo reembolso se
reclama a nuestra representada.
El Tribunal (sic) de Alzada (sic) valora una factura comercial que se dice
emanada de ARTE BRONCE S.A., cuando la propia testimonial que se supone
se funda su ratificación (testifical de la ciudadana ROSAMY LA BRUZZO
YEPEZ (folio 29 de la pieza No.2), (sic) se puede evidenciar que dicha
ciudadana carecía de representación de la citada empresa, toda vez que se adujo
que dicha ciudadana representaba a las sociedades mercantiles CEMENTERIO
METROPOLITANO MONUMENTAL S.A. (CEMEMOSA), FUNERARIA
MONUMENTAL S.A. y SERVICIOS DE MEMORIZACIÓN ECUMÉNICA
SEMECA, C.A., pero no de la sociedad mercantil ARTE BRONCE, S.A.
El Tribunal (sic) de Alzada (sic) infringe por falta de aplicación de los artículos
1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil cuando le da valor a modo de
ratificación una testimonial de una persona que carecía de representación de la
persona jurídica que se dice haber emanado la prueba documental promovida.
La ratificación por el tercero mediante la prueba testimonial de los documentos
privados emanados de un tercero, requerida en el artículo 431 del Código de
Procedimiento Civil, no se cumple con la mera promoción y evacuación de una
testimonial de una persona natural carente de toda relación jurídica con el
tercero que se dice autor de la documental en referencia.
El artículo 431 del Código de Procedimiento Civil resulta muy claro cuando
exige que la ratificación del documento mediante la prueba testimonial se haga
por el tercero y no por cualquier persona natural carece de relación con la
persona jurídica que se dice autor del documento.
Cuando se trata de documentos privados emanado de personas jurídicas, la
persona natural llamada a ratificar el documento mediante la prueba testifical,
necesariamente debe ser su representante, por lo tanto carece de todo valor
probatorio, la prueba testifical evacuada para ratificar el documento privado
emanado de tercero, cuando el testigo carece de representación de la persona
jurídica que se dice autor del documento que se pretende ratificar.
Si no hay mandato no hay representación, ya que no se puede hablar
válidamente del ejercicio de la representación dentro de los límites del mandato,
ni de la existencia de un mandato, cuando no se ha conferido en modo alguna
capacidad de representación al testigo llamado a ratificar una prueba documental
que se dice emanada de un tercero.
En el presente caso, se valoró una prueba documental, sin haberse procedido a
su correcta ratificación mediante la prueba testimonial, ya que en el acto de
evacuación de la testigo ROSAMY LA BRUZZO YEPEZ, expresamente se
invocó la representación de las sociedades CEMENTERIO METROPOLITANO
MONUMENTAL S.A. (CEMEMOSA), FUNERARIA MONUMENTAL S.A. y
SERVICIOS DE MEMORIZACIÓN ECUMÉNICA SEMECA, C.A., pero no
de la sociedad mercantil ARTE BRONCE, S.A.
El Tribunal (sic) de Alzada (sic) incurre en falsa aplicación del artículo 431 del
Código de Procedimiento Civil, cuando considera ratificada la factura que se
dice emanada de la sociedad mercantil ARTE BRONCE, S.A., pese a que la
testigo expresamente limita su representación a las sociedades CEMENTERIO
METROPOLITANO MONUMENTAL S.A. (CEMEMOSA), FUNERARIA
MONUMENTAL S.A. y SERVICIOS DE MEMORIZACIÓN ECUMÉNICA
SEMECA, C.A., pero no de la sociedad mercantil ARTE BRONCE, S.A.
El artículo 431 del Código de Procedimiento Civil no establece como requisito
para la apreciación de los documentos privados emanados de un tercero, la mera
promoción y evacuación de una testimonial, sino que exige que esa testimonial
sea del tercero que se dice autor del documento privado a ratificar, por lo tanto,
mal podía apreciarse el documento privado que se dice emanado de ARTE
BRONCE, S.A., cuando no se promovió la ratificación en juicio mediante la
prueba testimonial de su representante, sino que se trajo a una representante pero
de otras empresas.
El artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, establece un requisito para la
valoración de la prueba emanada de terceros que supone la ratificación en autos
mediante la prueba testimonial. No se cumplió con los requisitos para la
promoción de la prueba documental que se dice emanada de un tercero, cuando
no se llama a ratificar dicha documental al tercero, entendido como la persona
natural de quien emana el documento o de su legítimo representante (para el
caso de las personas jurídicas).
La infracción cometida fue determinante en el dispositivo de la sentencia, ya que
se condenó a nuestra representada en el reembolso del costo establecido en dicho
documento sin haberse ratificado debidamente el citado documento privado por
el tercero a quien se le atribuye su autoría. (Mayúsculas y destacados del
formalizante).
recurrida la infracción del artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, por falsa
aplicación, y de los artículos 1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil, por falta
juicio.
Ante esta situación la Sala observa, que dada la naturaleza del recurso, que
permite a la Sala descender al análisis de las actas del expediente, y en razón de estar
resolviendo una denuncia de casación sobre los hechos, cuyos supuestos hacen
testigo Rosamy La Bruzzo Yepez, para ratificar conforme al artículo 431 del Código
demandante.
En dicho acto la juez de la causa dejó constancia de la asistencia del apoderado
de lo siguiente:
Del acta de declaración del testigo se desprende, que se ratificó entre otros
cual mal puede acudir ante esta Sala a señalar que la ciudadana abogada Rosamy La
Bruzzo Yepez, no tenía la representación que se acreditó en el acto de declaración,
cuando su cualidad no fue discutida de ninguna forma en dicho acto, sino que por el
Aunado a lo anterior, se observa lo dispuesto en los artículos 430, 431, 443,
Artículo 430
Respecto de los instrumentos privados, cartas o telegramas provenientes de
la parte contraria, se observarán las disposiciones sobre tacha y
reconocimiento de instrumentos privados.
Artículo 431
Los documentos privados emanados de terceros que no son parte en el juicio
ni causantes de las mismas, deberán ser ratificados por el tercero mediante la
prueba testimonial.
Artículo 443
Los instrumentos privados pueden tacharse por los motivos especificados en
el Código Civil. La tacha deberá efectuarse en el acto del reconocimiento o
en la contestación de la demanda, o en el quinto día después de producidos
en juicio, si antes no se los hubiese presentado para el reconocimiento, o en
apoyo de la demanda, a menos que la tacha verse sobre el reconocimiento
mismo. Pasadas estas oportunidades sin tacharlos, se tendrán por
reconocidos; pero la parte, sin promover expresamente la tacha, puede
limitarse a desconocerlos en la oportunidad y con sujeción a las reglas que se
establecen en la Sección siguiente.
En el caso de la impugnación o tacha de instrumentos privados, se
observarán las reglas de los artículos precedentes, en cuanto les sean
aplicables.
Artículo 486
El testigo antes de contestar prestará juramento de decir verdad y declarará
su nombre y apellido, edad, estado, profesión y domicilio y si tiene
impedimento para declarar, a cuyo efecto se le leerán los correspondientes
artículos de esta sección.
Artículo 499
La persona del testigo sólo podrá tacharse dentro de los cinco días siguientes
a la admisión de la prueba. Aunque el testigo sea tachado antes de la
declaración, no por eso dejará de tomársele ésta, si la parte insistiere en ello.
La sola presencia de la parte promovente en el acto de la declaración del
testigo, se tendrá como insistencia.
Bronce C.A., de donde dimana dicho instrumento, es obvio para esta Sala, que el juez
testimonial, sino mas bien, que ciñó su actuación a las normas de derecho, y en
llevada a juicio, para su valoración en la sentencia definitiva por los jueces de mérito.
Por todo lo antes expuesto la presente denuncia de casación sobre los hechos es
-III-
recurrida del artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, por falsa aplicación, de
los artículos 1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil, por falta de aplicación
Señala el formalizante:
recurrida la infracción del artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, por falsa
aplicación, y de los artículos 1.684, 1.689, 1.169 y 1.172 del Código Civil, por falta
dicha prueba documental, violándose así la valoración de la prueba en este juicio, por
Esta denuncia tiene relación directa con la denuncia anterior analizada por esta
Sala, pues se plantea en los mismos términos, pero con la diferencia de que la
Ahora bien, visto que en la denuncia anterior se concluyó que la prueba fue
bien llevaba a juicio y no hubo vicio en su establecimiento, cabria observar que fue lo
decidido por el juez de la causa al respecto, cuestión que no fue señalada por el
formalizante en su denuncia, por lo cual esta Sala, pasa a transcribir los extractos que
cree tiene relación directa con esta denuncia, que son los siguientes:
1.2.1. Daños materiales:
(...omissis...)
1.2. Igualmente, se incurrió en los gastos fúnebres, tales como los gastos que implicaron
los servicios de entierro de la niña, los cuales a continuación pasamos a discriminar:
Traslado del cadáver de la Niña: Doscientos cuarenta y ocho mil trescientos veinticinco
bolívares (Bs. 248.325,00); Gastos de elaboración de la lápida: Ciento un mil
ochocientos cincuenta y nueve bolívares (Bs. 101.859,00). Lo que suma un total de
Quinientos noventa y cuatro mil ciento veintisiete bolívares con sesenta y dos céntimos
(Bs. 594.127,62) (…)
(...omissis...)
“...(v) Marcadas con las letras “G”, “H” e “I”, originales de facturas emanadas la
primera de Funeraria Monumental, la segunda del Cementerio Metropolitano
Monumental, S.A. y la tercera de Arte Bronce, S.A., (f.372 al 374 1ª p).
En lo relativo a estas facturas, se da por reproducido con relación a su valor probatorio
lo señalado anteriormente, en cuanto a que siendo las facturas unas documentales
privadas, le son aplicables con cierta flexibilidad las normas de éstas, como su valor
probatorio en copias, el reconocimiento de parte y la ratificación testimonial de terceros,
entre otras (arts. 429, 431 y 444 y ss. CPC). En consecuencia, al emanar de un tercero a
la causa la promovente dispuso su ratificación testimonial a los fines de conferirles el
correspondiente valor probatorio. En tal sentido, se tiene que la ratificación se evacuó en
el lapso de pruebas en los siguientes términos.
* Testifical de la ciudadana Rosamy La Bruzzo Yépez (f. 29 de la p. Nº2):
“En horas de Despacho del día de hoy, veintitrés (23) de octubre de dos mil seis (2006),
siendo las 10:00 a.m., oportunidad fijada para que tenga lugar acto de declaración de la
testigo promovida, ciudadana ROSAMY LA BRUZZO YEPEZ, venezolana, mayor de
edad, de este domicilio y titular de la cédula de identidad Nº V-11.195.600, debidamente
autorizada para reconocer facturas en este acto por las siguientes Sociedades
Mercantiles: 1.-Cementerio Metropolitano Monumental, S.A. (CEMEMOSA), según se
evidencia en Acta de Junta Directiva de la referida Sociedad Mercantil de fecha 10 de
octubre de 2006, 2.- Funeraria Monumental, C.A., según se evidencia en Acta de Junta
Directiva de la referida Sociedad Mercantil de fecha 10 de octubre de 2006 y 3.-
Servicios de Memorialización Ecuménica Semeca, C.A., según se evidencia en Acta de
Junta Directiva de fecha 10 de octubre de 2006, conforme a lo previsto en el Artículo
431 del Código de Procedimiento Civil.
Se anunció dicho acto a las puertas del Tribunal por el Alguacil del mismo. Acto
seguido, se deja expresa constancia de la comparecencia al presente acto de la ciudadana
ROSAMY LA BRUZZO YEPEZ, antes identificada, quien juramentada en la forma
legal e impuesta del motivo de su comparecencia y de las generales de ley referente a
testigos manifestó no tener impedimentos algunos para declarar.
De igual forma, se deja constancia de la presencia al presente acto de la abogada en
ejercicio, ISABEL CRISTINA BELLO, inscrita en el Inpreabogado bajo el Nº 117.854,
en su carácter de de apoderada judicial de la parte demandante en el presente asunto,
ciudadanos ALBERTO JOSE PALAZZI Y ANA TERESA CELIS de PALAZZI.
Seguidamente, se deja expresa constancia de la inasistencia al presente acto de la parte
demandada, ni por sí, ni por medio de apoderado judicial alguno.
En este estado la representación judicial de la parte demandante, pasa a formular las
siguientes preguntas a la testigo promovida, PRIMERA: Diga la testigo si ratifica el
documento que se le exhibe el cual corre inserto en el folio trescientos setenta y dos
(372) de la Pieza Nº 1 del expediente 06-8932, emanado de la Sociedad Mercantil
Funeraria Monumental, C.A. – el Tribunal deja constancia de que puso de vista y
manifiesto a la deponente el documento expedido el día 14 de octubre de 1999.
CONTESTO: Si reconozco y ratifico la factura Nº 02530. SEGUNDA: Diga la testigo si
ratifica el documento que se le exhibe el cual corre inserto en el folio trescientos setenta
y tres (373) de la Pieza Nº 12 del expediente 06-8932, emanado de la Sociedad
Mercantil Cementerio Metropolitano Monumental, S.A. – el Tribunal deja constancia de
que puso a la vista y manifiesto a la deponente el documento expedido el día 14 de
octubre de 1999 CONTESTO: Si reconozco y ratifico la factura, identificada con Nro.
De Control 082826, TERCERO: Diga la testigo si ratifica el documento que se le exhibe
el cual corre inserto en el folio trescientos setenta y dos (374) de la Pieza Nº 1 del
expediente 06-8932, emanado de la Sociedad Mercantil Arte Bronce, C.A. – el Tribunal
deja constancia de que puso de vista y manifiesto a la deponente el documento expedido
el día 20 de octubre de 1999. CONTESTO: Si reconozco y ratifico la factura Nº 19771,
copia de la cual reposa en los archivos de mi representada. Consigno en este acto
originales de Acta de Junta Directiva, de las Sociedades Mercantiles: Cementerio
Metropolitano Monumental, S.A. (CEMEMOSA), Funeraria Monumental, C.A. y
Servicios de Memorialización Ecuménica Semeca, C.A., todas de fecha 10 de octubre de
2006, como fotostatos de Acta de Documento Constitutivo de las referidas Sociedades
Mercantil (…)”
En consecuencia, al ser ratificadas las facturas bajo examen por una persona facultada
legalmente por las sociedades mercantiles Cementerio Metropolitano Monumental, S.A.
(CEMEMOSA), Funeraria Monumental, C.A. y Servicios de Memorialización
Ecuménica Semeca, C.A. -según se evidencia de los documentos acompañados al acto
de reconocimiento-, se les conceden valor probatorio; y se observa que se trata de unas
facturas de fechas 14.10.1999 y 20.10.1999, las cuales emanan de las sociedades
mercantiles anteriormente señaladas, contentivas de la prestación de unos servicios
funerarios y de sepultura, por un costo global de QUINIENTOS NOVENTA Y
CUATRO MIL CIENTO NOVENTA Y SIETE BOLÍVARES CON SESENTA Y DOS
CÉNTIMOS (Bs. 594.127,62) –denominación anterior a la reconversión monetaria- hoy
QUINIENTOS NOVENTA Y CUATRO BOLÍVARES CON TRECE CÉNTIMOS
(Bsf. 594,13). ASÍ SE DECLARA...” (Mayúsculas de la sentencia transcrita).
De la sentencia antes transcrita se desprende, que el juez de alzada, al igual que
tercero referente a la empresa Arte Bronce C.A., fue debidamente ratificado en juicio,
Semeca C.A., que presta actualmente los servicios que anteriormente prestaba la
empresa Arte Bronce C.A., por lo cual ratificó la validez de dicha factura al reposar
en sus archivos.
declara que el juez de alzada, aplicó correctamente al artículo 431 del Código de
prueba del pago de los gastos que en ella se refieren por parte de los demandantes.
Por todo lo antes expuesto la presente denuncia de casación sobre los hechos es
-IV-
recurrida del artículo 486 del Código de Procedimiento Civil, por falta de aplicación.
Expresa el formalizante:
recurrida la infracción del artículo 486 del Código de Procedimiento Civil, por falta
Ante esta situación la Sala observa, que dada la naturaleza del recurso, que
permite a la Sala descender al análisis de las actas del expediente, y en razón de estar
resolviendo una denuncia de casación sobre los hechos, cuyos supuestos hacen
dudas, que la testigo fue debidamente juramentada por el tribunal de la causa, como
por la parte demandada, la cual no se hizo parte en el mismo, por lo cual mal puede
acudir ante esta Sala a señalar que la declaración no tiene validez, al no cumplirse
-V-
recurrida del artículo 486 del Código de Procedimiento Civil, por falta de aplicación.
Expresa el formalizante:
dada a la prueba testimonial por parte del juez de alzada, a diferencia de la anterior
Al respecto cabe señalar, como ya se explicó en este fallo, que consta en el acta
de declaración del testigo que el juez deja constancia de haber juramentado al testigo,
declara.
-VI-
Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento
recurrida de los artículos 508 y 509 del Código de Procedimiento Civil, por falta de
Dice el formalizante:
recurrida la infracción de los artículos 508 y 509 del Código de Procedimiento Civil,
por falta de aplicación, alegando que incurrió en suposición falsa del tercer tipo, al
dar por demostrado un hecho con pruebas cuya inexactitud resulta de actas e
De igual forma el formalizante describe como el hecho positivo y concreto que
la madrugada de su fallecimiento”.
En este orden de ideas se advierte, que la suposición falsa, tiene como premisa
el establecimiento por parte del juez, de un hecho positivo y concreto sin respaldo
el presente, bien sea por atribuir a un acta o documento del expediente menciones que
no contiene, o por haber dado por demostrado un hecho con pruebas que no aparecen
De tal manera pues, que la figura de suposición falsa, tiene que referirse
presencia de una suposición falsa, de igual forma, si lo que se señala como hecho
positivo y concreto se refiere a una conclusión jurídica del juez, esto también hace
concreto, que resulta falso o inexacto por no tener asidero en las pruebas, sino una
cumplimiento de sus obligaciones por parte del personal que labora en la clínica
demandada, después del análisis de las pruebas cursantes en autos, entre ellas de la
Sobre este particular, la Sala ha indicado de forma reiterada que las
conclusiones jurídicas del juez, no pueden ser atacadas mediante las denuncias de
Judith Brazón Solano Contra Teidy Rafael Morán Pérez y Otra, se dispuso lo
siguiente:
De igual forma cabe señalar, que para la formalización de la denuncia del vicio
de suposición falsa, y para que exista el vicio, éste tiene que consistir en una
del código procesal derogado de 1.916 ahora suposición falsa, se caracteriza por el
de 17-5-1960, G.F. Nº 28, seg. Etapa pág. 139); “No es falso supuesto el eventual
(Sentencia de 1-2-1962. G.F. Nº 35, seg. Etapa. Pág. 32). (Sub-rayado y negrillas de
la Sala).
Ahora bien, dado que la presente delación se contrae al desacuerdo del
Por lo demás, es oportuno advertir que es criterio de esta Sala que la suposición
caso: María Elena Ramírez de Varela y otros, contra Flor de María Ramírez y otros,
aseverando la infracción del artículo 508 del Código de Procedimiento Civil, relativo
norma en la cual fue subsumido el hecho cuya falsedad alega, y que a su criterio fue
norma delatada por falta de aplicación , que la especificación de las normas jurídicas que
indicar las razones que demuestren la aplicabilidad de dichas normas , carga de la cual
2007, expediente N° 2005-615. Caso: SILVIA ROSA DURÁN contra ALBERTO ANTONIO
MONASTERIO MORENO).
demanda de nulidad, por razones de inconstitucionalidad del ordinal cuarto (4°) del
“...Nulidad del ordinal cuarto del artículo 317 del Código de Procedimiento Civil.
En segundo lugar, la parte actora peticionó la nulidad del artículo 317, ordinal 4º, del
Código de Procedimiento Civil. Para ello sostuvo que la norma jurídica objeto de
impugnación es contraria a los artículos 26 y 257 de la Constitución (…)
La norma cuya nulidad por inconstitucionalidad se denunció establece que:
Artículo 317: “Admitido el recurso de casación, o declarado con lugar el de hecho,
comenzarán a correr, desde el día siguiente al vencimiento de los diez (10) días que se
dan para efectuar el anuncio en primer caso, y del día siguiente al de la declaratoria con
lugar del recurso de hecho en el segundo caso, un lapso de cuarenta (40) días, más el
término de la distancia que se haya fijado entre la sede del Tribunal que dictó la
sentencia recurrida y la capital de la República, computado en la misma forma, dentro
del cual la parte o partes recurrentes deberán consignar un escrito razonado, bien en el
Tribunal que admitió el recurso, si la consignación se efectúa antes del envío del
expediente, o bien directamente en la Corte Suprema de Justicia, o por órgano de
cualquier juez que lo autentique, que contenga en el mismo orden que se expresan, los
siguientes requisitos: (...)
4° La especificación de las normas jurídicas que el Tribunal de última instancia
debió aplicar y no aplicó, para resolver la controversia, con expresión de las
razones que demuestren la aplicabilidad de dichas normas. (...).”
Después del establecimiento de que la técnica de formalización del recurso de casación
no es contraria a los principios y valores constitucionales, la Sala Constitucional hará
seguidamente, a propósito del planteamiento de la parte actora, un análisis del contenido
concreto y las consecuencias jurídicas que se deducen del ordinal 4° del artículo 317 del
Código de Procedimiento Civil (…)
De acuerdo con esta disposición, si el escrito de formalización del recurso de casación
no indica o yerra en la indicación de la norma jurídica que debió ser aplicada en el caso
concreto por el tribunal de alzada, ésta sería razón suficiente para la aplicación de la
sanción de perecimiento del recurso de casación que preceptúa el artículo 325 del
Código de Procedimiento Civil, el cual, a su vez, ordena lo siguiente:
‘Se declarará perecido el recurso, sin entrar a decidirlo, cuando la formalización no se
presente en el lapso señalado en el artículo 317, o no llene los requisitos exigidos en el
mismo artículo.’
La exigencia de la especificación de la norma que en su decisión el Juez debió aplicar y
no aplicó para la composición del conflicto forma parte de la técnica de formalización de
los recursos de casación cuyo fundamento se encuentra en otro principio rector del
proceso civil, cual es, el principio de la legalidad de las formas procesales, según el cual
se exige el apego a ciertas formas que se encuentran establecidas en el orden jurídico y
en la medida en que esas formas no sean inútiles, la justicia no se verá sacrificada. A
esto hace referencia el artículo 257 del texto constitucional y no a la falta de
significación de las formas procesales, ya que el acceso a la jurisdicción no tiene
carácter absoluto y una de sus limitantes es el apego a las formas bajo las cuales los
procesos han sido diseñados.
Así, la exigencia de la denuncia concreta de las normas que ha debido aplicar el juez en
su decisión, ya se ha dicho, es consecuencia de la naturaleza extraordinaria del recurso
de casación, el cual abre un conocimiento que está limitado al fallo que se impugna y a
la denuncia que se formula y su justificación radica en que, de esa manera, no sólo se
facilita la tarea del juzgador sino que se centra el ataque al veredicto en un agravio
específico que surge del error en la interpretación o valoración de la ley que se refleja en
el dispositivo del acto de juzgamiento que se cuestionó.
La Sala considera que la exigencia de la especificación de las normas jurídicas que el
Juez debió aplicar y no aplicó, con la expresión de las razones que demuestren la
aplicabilidad de dicha regla, tal y como lo exige el ordinal cuarto del artículo 317 del
Código de Procedimiento Civil, no contradice los artículos 26 y 257 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, que proclaman la tutela judicial efectiva, la
concepción del proceso como un instrumento de realización de la justicia y la exclusión
de los formalismos inútiles.
En este orden de ideas, la Sala Constitucional desestima la denuncia de
inconstitucionalidad del ordinal 4° del artículo 317 del Código de Procedimiento Civil.
Así se declara. (Resaltados del fallo citado).
preceptos legales, así pues, en ejercicio de la facultad otorgada por el artículo 320 del
procesales y realizar sobre ellas una revisión exhaustiva, siendo necesario para ello
que los formalizantes en sus escritos cumplan con determinados requisitos que este
las normas en que fue subsumido el hecho falso, cuya infracción ha debido ser
denunciada por falsa aplicación. Tampoco expresó qué normas ha debido aplicar el
juez y no aplicó para resolver la controversia, pues sólo delata la falta de aplicación
de los artículos 508 y 509 del Código de Procedimiento Civil, aunque trato de
fundamentar su delación sólo en relación al artículo 508, pues del artículo 509 no dijo
nada al respecto.
porque además de ser una función o labor que le es propia, es soberano sobre esa
“...La Sala reitera el criterio jurisprudencial citado y por tanto considera que la
apreciación del juez de instancia en cuanto a la credibilidad que le merece el
testigo y a la existencia de razones para desechar su testimonio escapa del
control de la Sala, porque además de ser una función o labor que le es propia, es
soberano sobre esa apreciación y su determinación es subjetiva. (Subrayado del
texto) (Cfr. Fallo N° RC-707 del 20-10-2005. Exp. N° 2004-021. Sentencia N°
RC-691 del 22-9-2006. Exp. N° 2006-217. Decisión N° RC-808 del 8-12-2008.
Exp. N° 2008-325. Fallo N° RC-176 del 20-5-2010. Exp. N° 2006-451.
Sentencia N° RC-467 del 11-10-2011. Exp. N° 2011-185, entre muchas otras).
Por tales razones, la Sala declara improcedente esta denuncia de suposición
falsa e infracción del artículo 508 del Código de Procedimiento Civil, así como sin
D E C I S I Ó N
de Procedimiento Civil.
del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de marzo
Presidenta de la Sala,
__________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
______________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado-Ponente,
____________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Magistrado,
___________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Secretario,
________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
Exp. AA20-C-2011-000288.-
Nota: Publicada en su fecha a las ( )
Secretario,
El Magistrado Antonio Ramírez Jiménez, se permite disentir del criterio sostenido por la
distinguida mayoría sentenciadora, razón por la cual salva su voto, con fundamento en las siguientes
consideraciones:
En la segunda denuncia por defecto de actividad, se alega la violación por la sentencia recurrida
en casación, de los artículos 15 y 208 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto el juez a quo
ordenó revocar, por contrario imperio, el auto de fecha 05 de abril del año 2.006 en el que oyó en
ambos efectos la apelación contra dicho auto que declaró inadmisible la reconvención propuesta por la
El artículo 296 del Código de Procedimiento Civil claramente pauta que, admitida la apelación
en ambos efectos no se dictará ninguna providencia que directa o indirectamente pueda innovar la
materia de litigio mientras esté pendiente el recurso respectivo. Es decir, no puede el juez desde ningún
punto de vista, tener actividad alguna en el caso, por haber perdido jurisdicción en el mismo, y por lo
cual el juez superior debió advertir obligatoriamente esta situación, reponiendo la causa al tratarse de
una evidente violación al proceso, tal como lo ha decidido esta Sala en varios de sus fallos.
Ciertamente, el juez como Director del proceso está facultado para revocar por contrario imperio en la
situación en que ello sea procedente, pero siempre que tenga potestad sobre el expediente, la cual
pierde cuando se ha admitido un recurso de apelación en ambos efectos que debe ser decidido por el
juez superior. Esto en todo caso ocasiona la procedencia de dicha denuncia, a lo cual se une que la
reconvención constituye una demanda, y el auto que declare su inadmisibilidad, como en el presente
caso, tiene fuerza de definitiva, lo que obliga a oír la apelación en ambos efectos, de conformidad con
lo expresamente pautado en la parte final del articulo 341 eiusdem. Por la naturaleza de la
reconvención, el declarar inadmisible la misma causa un gravamen irreparable, por lo cual la apelación
contra dicha decisión tiene que ser oída en ambos efectos. Ello determina, inexorablemente, una
subversión procesal que afecta el debido proceso como garantía constitucional de obligatoria
observancia.
Queda así expresado el voto salvado del Magistrado que suscribe.
En Caracas, fecha ut-supra.
Presidenta de la Sala,
__________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
______________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado-Ponente,
____________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Magistrado,
___________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Secretario,
________________________
CARLOS WILFREDO FUENTES
Exp. AA20-C-2011-000288.-
Secretario,