María Manuela Ferrer Scarpetta, óleo sobre tela pintado
a finales de 1850. Autor desconocido
ESTOY TRABAJANDO SOBRE SU NOMBRE REAL
María Manuela Ferrer Y Scarpetta Santander
FUE UN GRAN ADMIRADOR DEL GENERAL Y NUNCA
FALTO AN LA SALA DE SU CASA UN OLEO DE EL El óleo en negro es el original del que me enviaste Francisco José de Paula Santander de Omaña (Villa del Rosario, 2 de abril de 1792-Bogotá, 6 de mayo de 1840) fue un militar y político colombiano, célebre por su participación en el proceso de independencia luchando al lado de varios patriotas junto a Simón Bolívar. Santander participó en la guerra que se libró contra las fuerzas centralistas en 1813. Más tarde fue uno de los principales organizadores de la campaña de resistencia contra la reconquista española, que dio la libertad definitiva a la Nueva Granada. También, intervino en las concluyentes batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá, en 1819.1 Conocido como El Hombre de las leyes y el Organizador de la victoria,23 Santander fue vicepresidente de la República de Colombia en el período de 1819 a 1827 (Encargado del poder ejecutivo) y primer presidente de la República de la Nueva Granada (actual Colombia) entre 1832 y 1837, construyó el primer sistema de educación pública de Colombia al impulsar la creación de escuelas y universidades. Manuel Santos cabrera la fotografía del esclavo es la única imagen que existe de él la conservan en la hacienda y uno de sus nietos.
MANUEL SANTOS CABERA (1808 - 1933), uno de los
personajes insignia de la historia de Santa Elena y quien al parecer fue jardinero de los Isaacs en El Paraíso, contribuyó con sus testimonios a formalizar la creencia de que el cementerio donde tuvo lugar el desenlace del drama isaacsiano no fue otro más que el de este caserío, ya para entonces fusionado con los de Amaimito, Campoalegre, La Playa y Pajonales (López, 2002; Entrevista con Juan Villegas, 5 de diciembre de 1995). Cabrera afirmaba a los visitantes que en la residencia de sus patrones tuvo oportunidad de conocer a una muchacha “(…) llamada María. Esta murió de una enfermedad muy rara, todavía mocita (…) la pusieron en el oratorio y recuerdo que todos los esclavos lloraban” (En: Hispano, 1948). De esa forma, la novela terminó siendo asumida como un documento que reflejaba con todo detalle el trasfondo biográfico del autor. Dicho panorama cultural facilitó el origen de la leyenda con sus respectivas variantes, y es necesario distinguir en este proceso las relaciones de compadrazgo que los Isaacs mantenían con los antiguos habitantes de la zona, antepasados de los actuales santaeleneños. El 17 de julio de 1855, Jorge Enrique Isaacs Adolfus se convirtió en padrino de bautismo de la niña María de la O. López, hija de los mestizos Joaquín López y Ángela Hurtado que habían contraído matrimonio en 1829. Dos meses después la pequeña falleció y su cuerpo fue conducido hasta la aldea de El Cerrito, donde recibió sepultura en el cementerio parroquial: “(…) a quince de setiembre de mil ochocientos cincuenta i cinco”, escribe el sacerdote José Patricio Paredes (APNCHC, Defunciones, Libro 3, f. 18v). Las reconstrucciones genealógicas muestran además, una serie de vínculos económicos y territoriales donde los López y otros grupos como los García, Rodríguez y Cabrera son quienes impulsan la obra del cementerio y la capilla entre 1880 y 1894 (López, 2002; APNCHC. Libro de Actas de la Junta Parroquial de El Cerrito. 1873-1898). Ya en ± 1927 el sepulturero Adolfo López (1848-1932), quien tenía siete años al arribo de la familia del poeta, aseguraba haber participado en los funerales de María en dicho cementerio: “Si, yo la llevé a enterrar. Ahí la tuvimos a la sombra de un guayabo hasta que hicimos el hoyo y la enterramos” (Entrevista con Eva Arias de Vidal, 9 de diciembre de 1995); testimonio que también conservó su nieta Eulalia Canizales, a quien tuvimos oportunidad de entrevistar el 27 de marzo de 1996: 7 “(…) en [la quebrada] La Honda la bajaron, y volvieron y siguieron hasta allí al cementerio y ahí la enterraron. Y está allá la tumba de la María, ahí dizque la enterraron, me decía él, donde está la cruz” Resultó evidente que el imaginario colectivo había logrado entretejer una serie de discursos encaminados a convertir a la “tumba de María”, y al cementerio del que hace parte, en un referente tangible de la memoria local. Así por ejemplo, Diógenes Cabrera del sector de Amaimito, nunca olvida la fecha de muerte de su antepasado Manuel Santos gracias a que lee con alguna frecuencia, los datos cronológicos inscritos en las lápidas de otros parientes fallecidos (López 2002). Teóricamente, sería posible reconstruir el origen de la identidad santaeleneña desde el análisis arqueológico de su monumentalidad funeraria, siempre y cuando, dicho ejercicio obre en estrecha correlación con las fuentes orales, archivísticas y etnográficas. Alrededor de este núcleo consagratorio se comenzará a tejer la leyenda isaacsiana: el relativo aislamiento de esta comunidad del piedemonte cordillerano, la presión cultural ejercida por los peregrinos que buscaban en el paisaje correspondencias históricas con la obra, el mismo fallecimiento de Jorge Isaacs el 17 de abril de 18952 , el hallazgo del “negrito” Juan Ángel Molina (1830-1899) (supuesto paje de Efraín) en Caloto-Cauca y, los testimonios de algunos ancianos como Manuel Santos Cabrera, Adolfo López y Sixto Borrero, propiciaron la evolución física o arquitectónica de la cruz de madera hacia un túmulo improvisado de cantos rodados que se adosó…. TEXTO ANTERIOR DE LAS FOTOS DE LAS DOS DAMAS EN LA SALA. En la sala, los rostros al óleo de Sara Orduz, madre de María, y Manuela Ferrer Escarpeta, madre de Efraín, tienen tanta vivacidad, que parecen seguir alguna inconclusa tertulia, aunque tengan la mirada fija en la mesa de centro donde está el cofre hecho en la raíz de un árbol jamaiquino (según la historia, María nació en Kingston). En el joyero, adornado con un ave negra, que la perseguirá hasta el día de su muerte, traía su dote. No la alcanzó a recibir. Aún hoy, en una esquina, el reloj marca el día y la hora en el cual María murió.
La Humanidad Es Una Estudio Acerca de La Querella Que Sobre La Capacidad Intelectual y Religiosa de Los Indigenas Americanos Sostuvieron en 1550 Bartolome de Las Casas y Juan Gines de Sepulveda by Le