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“El Tratado Torrijos Carter entraría en vigencia a partir del 1 de octubre de 1979 al abrogar
todos los tratados anteriores, desapareciendo la figura del gobernador y recuperando Panamá su
soberanía. Incluyendo el 60% de tierras y aguas de la Zona del Canal que no eran necesarias para el
funcionamiento del Canal. Negociadores y políticos estuvieron directamente comprometidos en
esta tarea, reconocen que fue sobre todo la visión de futuro de los líderes de ambos países: Omar
Torrijos Herrera y Jimmy Carter lo que hizo posible unas negociaciones tan complejas y difíciles
entre dos partes tan desigualmente posicionadas pudieran lograr un final feliz”.
En conjunto, fue a través de los Tratados Torrijos-Carter cuando se estableció un nuevo patrón a
seguir en las relaciones diplomáticas entre Panamá y Estados Unidos, uno de los países más
poderosos del mundo, buscándose mejores días para nuestro país como lo hemos visto desde su
implementación. Para muchos conocedores en materia diplomática los Tratados Torrijos-Carter
iniciaron un proceso de descolonización del territorio, marcado desde 1904 por el término de
perpetuidad en la Zona del Canal, marginando nuestra dignidad de Estado soberano.
Tratado del Canal de Panamá: mediante el cual era derogado el tratado de 1903 restituyendo la
soberanía panameña en el canal el 31 de diciembre de 1999 o el 31 de diciembre de 2009 si se
construyera un canal a nivel del mar.
Tratado sobre el Canal a Nivel del Mar, mediante el cual Estados Unidos ejercería (durante los
siguientes 20 años a partir de su entrada en vigor) una obra marítima administrada por ambos países
a través de un convenio vigente por 60 años a partir de su apertura, cuyo término se acabaría a más
tardar el 31 de diciembre de 2067.
En 1970 el gobierno panameño rechazó estos acuerdos, al considerar que no eran utilizables ni
siquiera como base para negociaciones posteriores, tomando la decisión de buscar un nuevo proceso
de negociación con Estados Unidos.
La consigna del momento era "bases no", con la cual defendían el principio de lucha de los
estudiantes que intentaron enarbolar el pabellón nacional en la Zona del Canal en 1964.
El 23 de octubre llegó, y los resultados dieron el visto bueno a los tratados del Canal, tal como
habían sido firmados semanas atrás. Las cifras oficiales arrojaron un 64% de los votos a favor del
"sí", y un 33% para el "no", cerca del 3% fue votos nulos. Kuna Yala fue la única región donde el
Gobierno reconoció que había ganado el "no".
Sin embargo, el hecho de que Torrijos y el Gobierno se encargaran de asignar a todos los jurados de
las mesas de votación y al personal que organizó los puestos de votación –entre los cuales no se
contó a ningún representante de la oposición–, sirvió para que se acusara al gobierno de que el
plebiscito había sido fraudulento.
Según muchos protagonistas opositores, no hubo listados electorales y una persona podía votar con
solo presentar su cédula de identidad personal, por lo que no era difícil votar varias veces, siempre y
cuando el votante tuviera la habilidad de lavarse la tinta "indeleble" del dedo correspondiente.