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Consecuencias políticas y diplomáticas de los Tratados Torrijos – Carter

Introducción

Los pueblos que desconocen u olvidan su historia pierden su identidad, y por tanto rememorar
este acontecimiento es fortalecer la conciencia crítica de nuestras juventudes frente al
complejo proceso de negociación que culminó con la firma de los tratados el 7 de septiembre
de 1977. Un escenario en que la determinación y la tenacidad diplomática, inspirada en la
lucha de los mártires de 1964 y de generaciones de patriotas que dieron su cuota por la
reivindicación de la jurisdicción nacional y del Canal, crearon las condiciones histórico-
políticas que forjaron un sentimiento de unidad y pertenencia entre los panameños.

El diseño de una administración estatal de un Canal indispensable en el desarrollo del


comercio marítimo internacional y la reversión en beneficios sociales de la actividad
interoceánica hacia su legítimo dueño, el pueblo panameño, se constituyeron en desafíos de
la visión estratégica del general Omar Torrijos, y se logró no solo la derogación del Tratado de
1903 y su ignominiosa cláusula de perpetuidad, sino que estableció el término de la presencia
militar estadounidense.

Tratados Torrijos – Carter

Los tratados Torrijos – Carter y otros documentos relacionados, fueron firmados en


Washington DC el 7 de septiembre de 1977 por Omar Torrijos (jefe de estado de Panamá) y
Jimmy Carter (presidente de los Estados Unidos de América). Con ellos, se pone fin a la
presencia colonial estadounidense en el Canal de Panamá, el cual era devuelto al país
latinoamericano.

Antecedentes

En 1903 se firmó el Tratado Hay – Bunau Varilla, el cual generó roces entre Estados Unidos y
Panamá. A pesar de las revisiones de 1936 y 1955, las condiciones impuestas por el tratado
no satisficieron los intereses panameños. Esos tratados fueron consecuencia de la injusta
arremetida de agentes gringos el 9,10 y 11 de enero de 1964 contra la población que se lanzó
a calles de Panamá y Colón en demanda de una reivindicación soberana y que llevaron a la
ruptura de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Panamá, situación que duró 4
meses. Empezó una negociación al asumir, de facto, el poder el general Torrijos. EU
pretendía una negociación bilateral, sin embargo Panamá internacionalizó la lucha y se
apalancó en el Movimiento de los Países no Alineados.

Una de las condiciones que el presidente panameño Roberto Chiari impuso para el
restablecimiento de las relaciones fue que el gobierno de Estados Unidos acordara negociar
un nuevo tratado.

Negociación, firma y ratificación


Las negociaciones comenzaron el 3 de abril de 1964 cuando ambos países se
comprometieron a «nombrar Embajadores Especiales con poderes suficientes para llevar a
cabo discusiones y negociaciones con el objetivo de llegar a un convenio justo y equitativo
que elimine las causas de conflictos relativos al Canal de Panamá y para tratar de resolver
otros problemas existentes». El 22 de junio de 1967 se llegó a un acuerdo sobre 3 proyectos
de pactos entre ambos países (conocidos como tratados 3 en 1):

1. Tratado del Canal de Panamá: mediante el cual era derogado el tratado de 1903
restituyendo la soberanía panameña en el canal el 31 de diciembre de 1999 o el 31 de
diciembre de 2009 si se construyera un canal a nivel del mar.
2. Tratado de defensa del Canal de Panamá y de su Neutralidad.
3. Tratado sobre el Canal a Nivel del Mar: mediante el cual Estados Unidos ejercería
(durante los siguientes 20 años a partir de su entrada en vigor) una obra marítima
administrada por ambos países a través de un convenio vigente por 60 años a partir de
su apertura, cuyo término se acabaría a más tardar el 31 de diciembre de 2067.

En 1970 el gobierno panameño rechazó estos acuerdos, al considerar que no eran utilizables
ni siquiera como base para negociaciones posteriores, tomando la decisión de buscar un
nuevo proceso de negociación con Estados Unidos.

En 1973, el jefe de gobierno panameño, Omar Torrijos convenció al Consejo de Seguridad de


la ONU para que se reuniera en Panamá en ese año. En esa reunión los países miembros
votaron una resolución de apoyo a Panamá para que se firmara lo antes posible un nuevo
tratado justo para ambas partes. Estados Unidos vetó la resolución.

Un año después, el 7 de febrero de 1974, se firmó en Ciudad de Panamá una declaración


conjunta entre Juan Antonio Tack (canciller panameño) y Henry Kissinger (Secretario de
Estado de Estados Unidos) que estableció los principios básicos para el nuevo entendimiento
entre ambos países. Entre los 8 puntos de la declaración (conocida como Declaración Tack-
Kissinger) destacan los siguientes:

1) Derogación del tratado Hay-Bunau-Varilla


2) Definición de una fecha fija para la entrega del canal
3) Fin de la jurisdicción estadounidense en Panamá
4) Devolución de la Zona del Canal a Panamá
5) Participación justa y equitativa de Panamá en los beneficios, defensa y administración
del canal

Por aquellos años, Torrijos intensificó su lucha diplomática para buscar apoyo concerniente al
caso del canal. Incluso el tema fue tratado en la reunión de los No Alineados en Colombo (Sri
Lanka) en 1976.
Después de arduas negociaciones, el 7 de septiembre de 1977 tuvo lugar en la sede de la
OEA en Washington la firma del Tratado del Canal de Panamá y el Tratado concerniente a la
neutralidad Permanente y Funcionamiento del Canal de Panamá, mejor conocidos como
Tratados Torrijos – Carter, llevada a cabo entre Torrijos y el presidente estadounidense Jimmy
Carter. Al evento acudieron representantes de 27 naciones del hemisferio, entre los cuales
había 18 jefes de estado. Cabe destacar que los únicos mandatarios extranjeros que
apoyaron principalmente a esta negociación fueron Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Alfonso
López Michelsen (Colombia), Daniel Oduber (Costa Rica) y José López Portillo (México),
siendo este apoyo de vital importancia para el éxito de los Tratados Torrijos - Carter.

De regreso en Panamá, Torrijos convocó un plebiscito para ratificar los tratados, a realizarse
el 23 de octubre. El plebiscito tuvo una oposición en la que estuvieron grupos políticos
desplazados del poder político, de la democracia cristiana y sectores de la extrema izquierda.
La Federación de Estudiantes de Panamá (FEP) y la Central Nacional de Trabajadores,
exhortaron al apoyo a los Tratados expresando, que si bien no liquidaban inmediatamente el
enclave colonial, sí ponía fin al mismo. Advirtiendo que el peligro de una intervención es un
delito internacional y nunca puede ser un derecho de ninguna potencia. Las fuerzas populares
no conforme con lo pactado, valoraron lo esencial y coincidían con Torrijos en la lucha y
vigilancia continuada por su cumplimiento y para impedir futuras intervenciones de Estados
Unidos en Panamá. Había un duelo entre consignas como "panameño si votas sí estarás
traicionando a la patria, a la lucha histórica de tu pueblo, a tus mártires y a la esperanza de tus
hijos" o "panameño, si votas no será no al paraguas del Pentágono, no al derecho de
intervención, no al canal norteamericano" (ambas por el no). Al final, 506,805 panameños
salieron a votar y de los cuales el 67% votó por el sí, con lo cual quedaron ratificados los
tratados por parte de Panamá.

En Estados Unidos, a pesar de una intensa oposición (principalmente por parte de sectores
conservadores), el senado aprobó el Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá el 16 de
marzo y el Tratado del Canal de Panamá el 18 de abril. Los instrumentos de ratificación fueron
intercambiados el 16 de junio en Ciudad de Panamá y los tratados entraron en vigor el 1° de
octubre de 1979.

Estados Unidos conserva dos prerrogativas hasta que expire el contrato: el derecho de hacer
funcionar el Canal, disponiendo de las aguas y las tierras necesarias, y la responsabilidad
primordial de su defensa. La administración de la vía interoceánica y sus instalaciones,
confiada a la Comisión del Canal de Panamá, organismo público estadounidense regido por la
legislación de Estados Unidos y dirigido por nueve miembros (cinco estadounidenses y cuatro
panameños, todos nombrados por las autoridades de Estados Unidos, que también tienen el
poder de revocarlos).

Resultados del plebiscito


Los siguientes resultados oficiales fueron dados por el Tribunal Electoral.

Contenido de los tratados

Los tratados, que comprometían a que ambos países acordaran en forma amistosa y
cooperativa el proveer de una buena administración, operación y mantenimiento adecuado a
tal obra de ingeniería, están compuestos por:

 Tratado del Canal de Panamá

Las disposiciones del tratado se resumen en 4 grandes aspectos:

 Soberanía: se reconocía la soberanía de Panamá sobre la Zona del Canal, la cual


quedaba sujeta a la legislación panameña pasándose a llamar Área Canalera. Sin
embargo, Panamá le otorgaba a Estados Unidos los derechos necesarios para operar
el Canal, que quedaría en manos panameñas el 31 de diciembre de 1999.
 Administración del Canal: estaría a cargo de una agencia del gobierno de Estados
Unidos llamada Comisión del Canal de Panamá, cuya junta directiva estaría integrada
por 5 estadounidenses y 4 panameños, todos nombrados por Estados Unidos.
 Defensa del Canal: Ambas naciones se comprometían a defender y proteger el
canal, con Estados Unidos teniendo la responsabilidad primaria durante la vigencia
del tratado.
 Beneficios económicos: Panamá recibiría de vuelta el 60% de las tierras e
infraestructuras de la zona (entre ellas el ferrocarril, los puertos de Balboa y Cristóbal
y el Fuerte Gulick, sede de la Escuela de las Américas) así como 10 millones de
dólares por servicios públicos en las áreas devueltas y una suma de dinero
proporcional de los peajes de los barcos en tránsito por el canal.

 Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá

Este tratado (que no tiene fecha de vencimiento) estipuló que el canal sería
permanentemente neutral pero advirtió que si por cualquier razón los barcos de Panamá o
de Estados Unidos debían pasar antes, tendrían el paso inmediato. Aquella rendija que
admitió Torrijos, tras las negociaciones, y que, en su estilo particular, identificó que:
“Panamá queda bajo el paraguas del Pentágono”. Nada buena aquella confesión y nada
de paraguas, más bien paraguón.

Conclusión

Un momento histórico vivimos hoy con la eficiente administración por los panameños, un
escenario en que se superaron los mitos y miedos infundados, y de lo equivocados que
estaban los detractores del Tratado, que en el Congreso de Estados Unidos señalaban que
“Panamá no tenía capacidad para administrarlo y que la corrupción endémica arruinaría su
administración”.

A pesar de injustos prejuicios, superado el trauma de una invasión, no solo los panameños
hemos ampliado el Canal, sino que la experiencia administrativa de los últimos 17 años ha
revelado una capacidad de gestión que supera las expectativas de los usuarios. Incluso pese
a problemas crónicos de violencia en un país fronterizo, los panameños, recurriendo a la
diplomacia preventiva, hemos sabido mantener una neutralidad sustentada en una sociedad
estable que es nuestro principal activo.

Sin embargo, nos encontramos ante el umbral de acontecimientos que pueden poner en
cuestionamiento la neutralidad de la vía interoceánica, precisamente cuando el liderazgo
estadounidense en forma recurrente invoca tradicionales esquemas de seguridad hemisférica,
presagiando aventuras guerreristas de la diplomacia de las cañoneras que se creían
superadas en la región. Mientras, se trastocan compromisos mundiales para mitigar los
cambios climáticos y se alienta retóricamente la amenaza de una conflagración nuclear en la
península coreana.

Después de 42 años transcurridos desde la firma de los Tratados Torrijos – Carter confirman
la dimensión histórica del general Omar Torrijos y su equipo negociador. Cumplidos los
derroteros y consignas, es necesario renovar el compromiso colectivo para edificar un futuro
con prosperidad. Alerta temprana, los recursos provenientes de peajes y demás actividades
del Canal, por más delicada que sea la función de los prácticos, no pueden ser consumidos en
ajustes exorbitantes.

Crear más condiciones privilegiadas en la burocracia canalera lastimaría el sentimiento


nacional y puede generar un caldo de cultivo que amenazaría la estabilidad social del país.
Resulta imperativo poner en marcha políticas distributivas que satisfagan las demandas
populares para que sean sostenibles y socialmente más incluyentes.

Sin mezquindades políticas definidas en el alpinismo generacional, después de 42 años de la


firma de los Tratados Torrijos Carter, nos encontramos en el umbral de acontecimientos
trascendentales, hemos ampliado la vía interoceánica, un escenario que invita a recurrentes
preguntas sobre ¿Dónde estamos? ¿Cuánto hemos avanzado en el afianzamiento de la
identidad nacional? ¿Qué aspiramos en un mundo competitivo en el ámbito comercial? y
¿Hacia dónde nos dirigimos en el desarrollo armonioso de un país neutral?

Las implicaciones del Tratado de Neutralidad en su defensa unilateral aconsejan privilegiar


soluciones negociadas, tomando distancias de ecuaciones geopolíticas que comprometan
nuestra estabilidad política y el progreso social.

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