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Una teoría cuestiona que la carne

fuera decisiva para el desarrollo de


los cerebros prehistóricos
La 'hipótesis de la abuela' resurge para explicar el cambio decisivo en la evolución
humana.
POR JAVIER BRAGADO
09/05/2023 – Men’s Health

La evolución humana todavía plantea numerosos interrogantes a los


paleontólogos y otros científicos especializados en este campo. ¿Qué
ocurrió hace 2 millones de años para que una rama de homininos se
convierta en la única superviviente? ¿Qué fue lo que hizo a los
antecesores prehistóricos adquirir una ventaja que colocó a los seres
humanos como los ganadores de la carrera evolutiva? Una reciente
teoría ha cuestionado una de las explicaciones más
habituales: que los humanos empezaron a desarrollar más
su cerebro cuando se aprovisionaron de mayores
cantidades de carne.

La base de la teoría principal del cerebro y la carne se fija en


las necesidades de este órgano para desarrollarse. El cerebro necesita
de aproximadamente el 20 % de la energía total del cuerpo para
completar todas sus funciones con normalidad, así que únicamente
cuando los nutrientes garantizan el fuel para trabajar puede realizar
sus tareas. Resuelta la desventaja con los aportes nutricionales
de la carne, el cerebro pudo aumentar de tamaño y
proporcionar más ventajas que lo convirtieron en el órgano
diferencial de los humanos respecto a otros animales o incluso
compañeros del árbol de la evolución.

La teoría se ha basado también en los descubrimientos


de evidencias físicas. Los arqueólogos y paleontólogos han
registrado un mayor número de restos de huesos de animales
ingeridos en los yacimientos desde el despegue del homo erectus
(aproximadamente entre 2,6 y 2,2 millones de años antes del
presente), así que la base científica parecía sólida.
¿Más carne o más hallazgos?

La vuelta de tuerca a la hipótesis ha llegado con Andrew Barr,


paleontólogo de la Universidad George Washington (Estados
Unidos), quien se preguntó si realmente había aumentado la
ingesta de carne entre los homo erectus. Desarrolló una
investigación que se ha publicado en Proceedings of the National
Academy of Sciences que tiene como tesis principal una cuestión
matemática: se han encontrado más restos en este período
simplemente porque se han buscado más, no porque la proporción
sea mayor. Es decir, que hay más hallazgos, no más ejemplos en
proporción.

"Los datos de yacimientos en todo el este de África no se han


sintetizado cuantitativamente para probar esta hipótesis. Nuestro
análisis no muestra un aumento sostenido en la cantidad
relativa de pruebas de carnívoros después de la aparición
de H. erectus, lo que cuestiona la primacía de los
carnívoros en la configuración de su historia evolutiva",
plantea la investigación.

¿Es demasiado descabellada la idea de Barr que cambiaría una parte


de las bases actuales sobre el conocimiento prehistórico? "En el
algún punto no hay pruebas de que sean carnívoros y en otro hay
numerosas pruebas", reconoce Jessica Thompson, antropóloga de la
Universidad de Yale a la revista Wired. No obstante, defiende la
teoría habitual porque también hay que tener en cuenta que la
ausencia de restos no significa que no se produjera ese aumento de
comida carnívora que ayudó a aumentar el cerebro.

En el punto medio los estudios más recientes ya han demostrado


que el consumo de carne pudo no ser tan elevado como se
planteó en un primer momento. De hecho, la dieta de los
neandertales fue bastante variada, adaptada al entorno y a la
temporada.

¿Cómo creció el cerebro sin tanta carne?

Para justificar que el aporte de la carne no resultó fundamental para


la mejora de las condiciones del cerebro los científicos que han
cuestionado la teoría principal han ofrecido otras alternativas. Una
de ellas ha sido recuperar la "hipótesis de la abuela", que
consiste en que ante una crisis climática con menos animales
disponibles, las hembras que habían sido responsables del
suministro de comida en el pasado enseñaron a los más
jóvenes técnicas de recolección y carroña que habían
empleado en tiempos con menos animales a su disposición para
comer.

Por ejemplo, revelaron cómo aprovechar los tubérculos más


enterrados o cómo abrir las nueces y frutos secos. Gracias a esta
manera de completar la dieta, se diversificaron y mejoraron las
aportaciones nutricionales y esto favoreció el desarrollo del
cerebro.

Las otras alternativas son que aprender a cocinar permitió


obtener nutrientes extra de los alimentos o que simplemente
con las reuniones sociales en torno al fuego se impulsó el
desarrollo del cerebro por las conexiones y relaciones entre los
individuos. En cualquier caso, los expertos en prehistoria han
reconocido que esta nueva teoría permitirá un replanteamiento y
estudiar más en profundidad las posibles causas de la mejora clave
para la supremacía final de los sapiens.

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