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En particular, precisa las razones por las cuales el análisis cultural del derecho es una
perspectiva descriptiva y analítica, y no una normativa. También, porque no es una
aproximación explicativa, que busca precisar las causas de los fenómenos, sino una
interpretativa que se hunde en una tradición humanista de investigación.
El académico del derecho quiere influenciar al juez no por razones de interés político sino
más bien como una afirmación de lo que el derecho es. Cuando la investigación se aparta de
esa práctica de mostrar la razón del derecho, los jueces la critican no solo porque es errada
sino porque no es realmente derecho. Están en lo correcto: este trabajo académico no es
parte de la práctica del derecho. El ACD toma el derecho como su objeto de estudio pero de
manera resuelta se resiste a ser capturado por la práctica del derecho. Se para frente a la
práctica del derecho como una forma de estudio crítico en el sentido kantiano: no de crítica
política sino más bien de crítica como una exploración de las condiciones de posibilidad
conceptuales del derecho.
3. ¿En qué se diferencia el ACD de otras formas de estudios culturales del derecho?
El ACD no piensa que la cultura sea la causa del derecho; no piensa que el derecho es
simplemente epifenomenal mientras que la cultura es el fundamento de la realidad o la,
realidad misma. Más bien, el ACD entiende el derecho como cultura. La cultura, desde esta
perspectiva, se refiere al carácter sustantivo del imaginario social. La cultura no es algo que
“añadimos” a un mundo al que ya tenemos acceso. No es algo que podemos dejar de tener,
como si pudiéramos llegar a la cosa en sí misma.
Consideraciones finales
Es importante señalar que el autor, como profundo conocedor de la cultura
estadounidense, naturalmente desarrolla su estudio desde esta perspectiva. Si bien es
posible adoptar su propuesta metodológica, en definitiva un análisis cultural del derecho
en el contexto mexicano tiene otras implicaciones, el cual va desde el interés que existe
por la materia dentro de las universidades, hasta las dificultades de definir condiciones
conceptuales comunes a un país que se caracteriza, entre otras cosas, por su diversidad
cultural.
Precisamente porque los estudios culturales en México son más que pertinentes, es
arriesgado asumir que por ejemplo, una política federal puede llevar a los mismos
resultados en cualquier parte de la república, igualmente, resulta ingenuo pensar que con
la expedición de leyes y reformas nuestra realidad se modifica mágicamente. Antes, es
necesario dejar de cuestionar la eficiencia de nuestro sistema jurídico y comenzar a
comprenderlo desde adentro, no porque estemos conformes con la manera en la que se
reproduce, sino porque es al mismo tiempo la causa y el efecto de cualquier
acontecimiento jurídico.
La propuesta de Kahn resulta inspiradora para quienes hemos renunciado a ver en el
derecho únicamente su función normativa. El análisis cultural se presenta como una
interesante alternativa de explorar el potencial de ésta ciencia social, de encontrar lo que
hacemos del derecho y lo que el derecho hace de nosotros.
Si bien desde la academia no podemos cambiar la forma en que el sistema jurídico se
reproduce, sí tenemos los recursos para explicarlo. De cualquier modo, por más caóticos
que parecieran los resultados, el mundo revelado por el análisis cultural del derecho,
sigue siendo nuestro mundo.
Bibliografía
http://www.edkpublicaciones.com/up/index.php/indice/resena-del-libro-el-
analisis-cultural-del-derecho-una-reconstruccion-de-los-estudios-juridicos-de-
paul-kahn.
KAHN, Paul, El análisis cultural del derecho: una reconstrucción de los estudios
jurídicos, traducción de Daniel Bonilla, Gedisa, Barcelona, 2001.