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PSICOANALISIS Y TECNOLOGIA: encuentros y desencuentros

Lic. Czerlowski, Mónica1, Lic. Meilerman, Deborah2, Lic. Melamed, Eugenia3, Lic.
Mirochnik, Patricia4

INTRODUCCION

Vivimos en un mundo donde la tecnología es parte de nuestra vida cotidiana, y

cambia continuamente. Los portarretratos digitales, las heladeras con televisión

incorporada y los D.V.R., probablemente en un tiempo no muy remoto pasarán a ser

piezas de museo.

Los nuevos aparatos muchas veces pueden funcionar propiciando la ilusión

omnipotente que la otra persona está siempre presente, dificultando la capacidad

de simbolizar la ausencia y tolerar la frustración.,

En el mundo contemporáneo la instantaneidad gobierna a nuestra sociedad

hambrienta de estímulos que está abierta las 24 horas, todo funciona en continuado.

La instalación de un presente permanente que no se detiene va configurando

transformaciones en la concepción de la temporalidad.

Estos cambios, también afectan las relaciones personales, las supone frágiles,

débiles e inconsistentes. En la nueva condición cultural la ausencia o vacío del

sentimiento de ser es sustituido por el tener.

Nos preguntamos, cómo repercute la tecnología en la práctica analítica y en el

quehacer del psicoanalista. Cuando favorece y cuando interfiere en el trabajo

analítico, tanto en el encuadre, en el proceso como en la instalación del vínculo

transferencial.

1
mczerlowski@hotmail.com,2debomei@yahoo.com.ar,
3
licmelamed@hotmail.com,4patricia_abas@hotmail.com

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LA TECNOLOGÍA EN EL TRATAMIENTO ANALITICO

Entendemos que el celular es un dispositivo ideal para satisfacer las necesidades de

comunicación, pertenencia y personalización. Se lo valora porque brinda la ilusión de

estar al alcance de todo y de todos, siempre disponible. Por otro lado, interfiere

cuando aparece desde su aspecto obturante, generando un uso con características

más del orden de lo adictivo que desde lo creativo.

Viñetas clínicas:

Paciente A: Tiene un problema y llama en el momento generando una sensación de

presencia continua que no contempla la espera entre sesión y sesión e interfiere en

la posibilidad de desarrollar la tolerancia a la frustración.

Paciente B: Llama avisando que no viene y supone que el analista recibió el mensaje

sin constatarlo. Observamos desde el paciente, que su sensación es que “no faltó”,

porque avisó. En este caso consideramos que la paciente responde a una lógica

narcisista que implica que si ella emite una señal la mamá analista tiene que

captarla, entenderla y actuar en consecuencia. No se trata del gesto que posibilita la

emergencia del verdadero self porque no se hace en presencia de otro, sino de una

emoción arrojada al vacío (virtual) que en caso de no ser trabajado puede volver

como angustia o favorecer la instalación de mecanismos omnipotentes.

Paciente C: Vuelve de vacaciones manda un mensaje de texto a su analista con un

comentario de lo acontecido durante ese tiempo. La analista la convoca a la próxima

sesión y la paciente le responde: “no te llamé porque tenía ganas de descansar de

todo. Perdón”. El mensaje si bien le genera la sensación de “resolver” la situación,

pone en evidencia la resistencia en juego. .

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La inmediatez del mensaje de texto instala una temporalidad que se contrapone al

proceso inherente a toda práctica analítica.

Paciente D: Es derivada por presentar un severo trastorno del habla, sólo la

entienden sus amigas, y la retraduce su mamá. La terapeuta inicia el vínculo a

través del Chat.

Paciente E: Emigra por razones de trabajo y sigue manteniendo el vínculo con su

terapeuta, a través del Chat o teléfono.

Paciente G: Vive en el interior del país. Concurre a su sesión mensualmente y el

vínculo entre cada encuentro presencial se sostiene vía Chat.

En estos casos vemos que la tecnología opera como medio facilitador. Propiciando

el inicio y la continuidad del tratamiento.

La tecnología conforma una realidad cotidiana, ni demonio, ni panacea. Planteamos

en un trabajo anterior la posibilidad de incluir otras conductas en las que se suponen

“modos particulares de presencia”, no se trata de quebrar los preceptos

psicoanalíticos tradicionales, sino de ampliarlos y proponer intervenciones

específicas que nos permitan superar el empleo de una técnica monocorde. En ese

sentido consideramos que la inclusión del celular o Internet debe ser incorporada

cuando establecemos el contrato analítico.

USO Y ABUSO

Winnicott plantea que lo que importa del objeto, es el “uso” que de él se haga. Esto

incluye tanto al paciente como al analista.

Utilizar la tecnología como herramienta no implica sustituir ni un espacio ni un

vínculo, pero si pensar cuándo beneficia y cuándo perjudica. Beneficia si ayuda a

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elaborar la separación, perjudica cuando dificulta la creación de la representación

interna.

Un mal “uso” del objeto sucede según Moguillansky: “cuando la relación con ciertos

objetos persiste en forma prolongada y exclusiva hablamos de una cronificación

patológica…. Allí el objeto no sirve para elaborar la ausencia, sino exclusivamente

para negarla. Su uso se ha pervertido de la función original, con el consiguiente daño

de la capacidad de simbolizar. El niño y luego el adulto tendrán una tendencia a

buscar objetos concretos de los cuales dependerán adictivamente para aplacar el

sentimiento de vacío y soledad”.

Pensamos en este sentido siguiendo a Winnicott que la capacidad de estar a solas

es un logro que hace al desarrollo de la subjetividad. En este sentido Abadi, S.

considera que “la adquisición de esta capacidad sería un signo importante de

madurez, y es transicional en la medida en que se preservan tanto la relación con el

mundo interno como la conexión con los otros y la realidad”.

La posibilidad de que el paciente ubique a toda hora al analista con el celular o le

deje mensajes de textos, o lo busque en Google produce una ilusión de presencia

permanente que anula el momento inevitable de la separación.

Entre la ilusión y la desilusión, se da el espacio y el tiempo necesarios para el trabajo

de la sublimación. Este espacio es el que no debemos perder más allá de los

innumerables beneficios que la tecnología ha incorporado a nuestra vida.

CONCLUSIONES

La tecnología evidentemente ha generado un cambio en el modo de vida que ha

repercutido en innumerables beneficios. Al mismo tiempo se promueve un consumo

voraz, que genera diferentes respuestas de acuerdo a la posición subjetiva de cada

persona. Estas diferencias estarán dadas entre aquel que puede llevar a cabo una

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adecuado uso del objeto, de aquel que presenta un tipo de personalidad que,

incorporando los ideales de esta época, consume la tecnología de modo tanto

indiscriminado como adictivo. Cuando más frágil es el yo más ávido estará de

buscar objetos para mantener una seudo identidad.

Notamos un fenómeno paradojal que es que aquellos mecanismos utilizados por el

yo contra la angustia pueden convertirse en factores que atentan contra su estructura

e integridad facilitando el debilitamiento.

La clínica nos enfrenta con situaciones en las cuales existe una línea delgada entre

el uso de la tecnología a los fines de la comunicación y su utilización como modo de

actuación en que el proceso simbólico se detiene.

Las patologías de la capacidad para estar a solas pueden oscilar entre el

aislamiento esquizoide o narcisista, y la dependencia patológica, las adicciones a

sustancias, objetos o personas.

Otra posibilidad es el aferramiento patológico a un único objeto que sustituya a la

madre. El cambio es de un objeto único a otro objeto único, no para elaborar la

pérdida, sino para negarla. Esta alternativa significa vivir refugiado en el mundo

interno, en un estado de ensoñación y replegamiento, sin poder amar a los otros ni

participar en la ilusión compartida que forma parte del amor, el arte y la relación con

el mundo en general.

La realidad ha superado la ficción. El viaje a la luna que imaginó Julio Verne pronto

será un destino de vacaciones.

Nos propusimos en este trabajo hacer una pausa a la inmediatez. Frente a las

condensaciones y desplazamientos que imponen las nuevas tecnologías

proponemos un tiempo y un espacio para reflexionar y pensar en conjunto.

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Bibliografía

Abadi, S.: El origen temprano de las patologías adictivas. Academia Biomédica

Digital, Nº 7, 2001. Universidad de La Rioja.

Caro, S.: El Proceso terapéutico en Adicciones: Un cruce de miradas. Psicología

on-line. CIOPA 2001

Czerlowski, M., Dabbah, I., Melamed, E., Mirochnik, P.: Una Mirada hacia el interior

de nuestra práctica analítica. XXVI Congreso FEPAL 2006.

Cukier José: "Abierto las veinticuatro horas, Rev. Psicología.com. vol. nº 2, 2001

Freud, S.: (1927) El Porvenir de una ilusión. Tomo XXI Obras completas Ed.

Amorrortu, Buenos Aires.

Freud, S.: (1930) El Malestar en la cultura. Tomo XXI Obras completas. Ed.

Amorrortu, Buenos Aires.

Liberman, David et al: (1982) Del cuerpo al símbolo. Ed. Kargieman, Bs.As.

Moguillansky R: Algunas reflexiones sobre la regla de abstinencia en el siglo XXI.

Revista de Psicoanálisis Abril 2007 - No. 25

Winnicott, D: (1958) "The capacity to be alone", en The Maturational Process and the

Facilitaitung Enviroment.

Winnicott, D: (1990) El gesto espontáneo. Cartas escogidas. Compilador: F. Robert

Rodman. Ed. Paidós.

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Resumen

La tecnología ha generado una transformación en el modo de vida que repercute en

las relaciones personales.

La instalación de un presente permanente que no se detiene, va configurando

transformaciones en la concepción de la temporalidad

La clínica nos enfrenta con situaciones en las cuales existe una línea delgada entre

el uso de la tecnología a los fines de la comunicación y su utilización como modo de

actuación, en que el proceso simbólico se detiene.

Nos preguntamos, cómo repercute la tecnología en la práctica analítica y en el

quehacer del psicoanalista. Cuando favorece y cuando interfiere en el trabajo

analítico, tanto en el encuadre, en el proceso, como en la instalación del vínculo

transferencial.

Descriptores

Tecnología – Uso y Abuso – Práctica analítica

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