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Escuela Diocesana de Trabajo Social

Estudiante: Román Gates

LA MIRADA PERFORMATIVA
un ensayo alfabetizador sobre lo obvio

“Intentó imaginar cómo sería el lugar donde se encontraba,


para él era todo blanco, luminoso, resplandeciente,
lo eran las paredes y el suelo que no podía ver,
y, absurdamente, concluyó que la luz
y la blancura, allí, olían mal”

Ensayo sobre la ceguera


José Saramago (2006)

La mirada nace en los ojos, pero el sentido captado los trasciende. Ante lo Otro frente a
nosotros nos expatriamos por el simple hecho ocular de que el ojo no puede verse a sí
mismo: la visión siempre es visión de algo del mundo. Viktor Frankl1 psiquiatra vienés
acude a esta analogía para fundamentar la base de la Logoterapia: la autotrascendencia
es lo que nos hace humanos debido a que no podemos construir, sino descubrir el sentido.

Esto despierta en mi la cuestión fenomenológica de la mirada como la expresión


generadora de sentidos en nosotros y, sobre todo, en los otros.

En el mirar habita ya un nombrar, un decir no dicho. Y si “decir es hacer”, afirmación del


filósofo del lenguaje John Austin2 obtenida de sus exploraciones en el campo del lenguaje
de todos: el “lenguaje ordinario” en emisiones performativas como las siguientes:

“[yo] Te aprecio mucho” / “[yo] te deseo lo peor…” / “¡[yo] te juro que no fui!” /

¿Acaso algunas de estas frases enunciadas en primera persona del singular en tiempo
presente las podrías traducir en alguna mirada recibida alguna vez? Entonces podría
afirmarse que no solo las palabras, sino también las miradas logran (o malogran)
comportamientos. Esto es la performatividad de la mirada: hacernos experimentar cosas.

1
Viktor Frankl (1905-1997), psiquiatra y filósofo austriaco fundador de la Logoterapia o terapia centrada
en el sentido. Una de su publicación reconocida es El hombre en busca del sentido (1946)
2
John Austin (1911-1960), filósofo británico dedicado a la filosofía del lenguaje. Sus investigaciones más
prominentes son posibles de encontrarlas en Cómo hacer cosas con palabras (1962)
Escuela Diocesana de Trabajo Social
Estudiante: Román Gates
Quizás te pueda resultar un razonamiento poco convincente. Para eso te propongo el
siguiente experimento mental: imagina que estás caminando por una calle habitual. En
tu recorrido cada vez más vas advirtiendo que las personas están mirándote. ¿Cómo es
sentir esas miradas en vos? ¿Te genera ansiedad o incomodidad? ¿Todas las miradas te
generan lo mismo? ¿Qué sucede con tu mirada? ¿Qué es lo que miras? ¿Qué es lo que dejas
de mirar? ¿Podes sostenerla y habitarla sin perderte en la mirada del otro?

Esta experiencia es lo que se llama tomar un contacto fenomenológico con lo dado: sea en
el registro de lo imaginario como en el de lo real, la mirada es la mirada y su “esencia” es
la de captar algo de lo ajeno y hacerlo propio.

Ya sea un grupo de estudiantes manipulados por un docente inescrupuloso con tal


demostrar su academicismo o bien una comunidad reunida por una misma consigna. Son
escenarios en el que la mirada es el protagonista principal: cómo me mira el otro provoca
cosas en mí ¿Escuchaste alguna vez a alguien decir “¡cada vez que mira me bloqueo!”?

“El infierno son los otros” expresión de la renombrada obra dramática del filósofo
existencialista Jean-Paul Sartre titulada A puerta cerrada la cual alegoriza el infierno
bajo la figura de un hotel y en éste un rebelde hombre de letras (Garín), una nociva
empleada de correo (Inés) y una infanticida (Estella) se encuentran encerrados en una
habitación y con el correr del tiempo comprenden que el verdadero infierno está en la
mortificante que la mirada del otro hacia nosotros, una capaz de ingresar en nuestra piel
hasta nuestros huesos, desnudándonos y hurgando en nuestras heridas.

En este sentido, tanto la mirada como la escritura poseen una dimensión epistemológica,
es decir, generamos conocimiento y elaboramos afirmaciones del Otro.

Ahora bien, hay una condición física capaz de hacerse psíquica: el escotoma. Para Fritz
Perls3 es el “punto ciego” propio de una “infección neurótica” en la que la persona a
percibir que algo o alguien le genera malestar, recurre a la evitación de esa experiencia.

En definitiva, así como mirar es mucho más que ver, la visión excede la condición orgánica
tal como lo supone la ceguera para Saramago, quien en su novela Ensayo sobre la ceguera
narra la crueldad y la deyección humana a partir de una ceguera epidémica: “…la ceguera
también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza” (2006: 240)

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
AUSTIN, J. L (2006) Cómo hacer cosas con palabras, Paidós, Buenos Aires.
FRANKL, V (1990) El hombre doliente, Herder, Barcelona.
GONZÁLEZ FISAC, J (2009) “Notas fenomenológicas a la teoría performativa de John. L
Austin”. Recuperado: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5769456
PERLS, F. (1985) Yo, hambre y agresión, FCE, México.
SARTRE, J. P (2016) A puerta cerrada, Losada, Buenos Aires.
SARAMAGO, J (2006) Ensayo sobre la ceguera, Alfaguara, Buenos Aires.

3
Fritz Perls (1983-1970), médico y psicoanalista quien confrontó con el psicoanálisis ortodoxo para
desarrollar la “Terapia de la concentración” en su obra fundacional Yo, hambre y agresión (1942)

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