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Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

Módulo 4

 Hiperfagia

 Megarexia

 Ortorexia

 Pregorexia

 Obesidad

 Hiperfagia

Es el aumento de hambre.

Tener hambre es un deseo normal de comer alimentos cuando se


tiene necesidad. Cuando este deseo está aumentado o incontrolado
(se come a cualquier hora e incluso después de haber comido
adecuadamente) se habla de polifagia, hiperfagia o aumento de apetito.
Hay cuadros de aumento de apetito persistente o en ciclos de más o
menos apetito, como efecto secundario directo puede haber aumento o
no del peso corporal.

Causas del aumento de apetito

Los dos grandes grupos de posibilidades del aumento de apetito son las
psicológicas y las alteraciones hormonales.

 Ansiedad.

 Bulimia (frecuente en mujeres entre los 17 y 30 años).

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 Diabetes mellitus.

 Diabetes del embarazo.

 Enfermedad de Graves.

 Hipertiroidismo.

 Hipoglucemia.

 Medicamentos (corticoides, antialérgicos, antidepresivos, etc).

 Síndrome premenstrual.

Cuidados y Tratamiento

Las posibles causas deben de ser estudiadas para poner el tratamiento


adecuado. Por ello si está tomando medicamentos debe de consultar con
su médico la necesidad de seguir tomándolos o de bajar la dosis de los
mismos.

En cuadros de ansiedad o depresión deberá consultar con su médico y


ponerse en tratamiento. Si no existen causas psicológicas o por la toma
de medicamentos se deberá hacer un estudio del metabolismo. En este
caso su médico además de recoger un historial del proceso y examen
físico solicitará unas pruebas complementarias:

 Análisis de sangre y orina rutinarios.

 Pruebas de función tiroidea.

 Megarexia

Se trata de un trastorno alimenticio bastante menos conocido que la


anorexia nerviosa, la bulimia o el trastorno por atracón pero con
idénticas y nefastas consecuencias para la salud. La megarexia
representa el lado opuesto de la anorexia: las personas que la
sufren se ven a sí mismas sanas y delgadas cuando en realidad padecen
obesidad.

Su distorsión del esquema corporal, tan común en los trastornos


relativos a la alimentación, les lleva a sentirse satisfechos y orgullosos

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de su físico (opinan que el exceso de peso es sinónimo de fuerza y
vitalidad), por lo que no siguen ningún tipo de dieta, no hacen ejercicio
y suelen llevar hábitos de vida poco saludables, incluyendo la ingesta de
una gran cantidad de alimentos con “calorías vacías” (bollería
industrial, patatas fritas, golosinas, dulces, comida precocinada...) cada
día de la semana, lo que conduce, con el tiempo a tener una grave y
preocupante carencia de vitaminas o minerales. Como mínimo puede
llevar al paciente a padecer anemia, pero también puede causar la
muerte.

El déficit de nutrientes provoca una alteración en la bioquímica


del cerebro (como en la anorexia), por lo que los megaréxicos no son
conscientes de que padecen una enfermedad. Además, teniendo en
cuenta que la obesidad es una enfermedad en ascenso en la actualidad,
es posible que existan muchos individuos con sobrepeso que sean
megaréxicos no diagnosticados y que acaben convirtiéndose en obesos.

 Ortorexia

Este trastorno fue definido en el año 2000 por Steven Bratman. Es un


término que procede del griego (ortho, justo, recto, y orexia,
apetencia), así que ortorexia vendría a significar “apetito correcto”,
aunque hoy en día denominamos así a un trastorno que consiste en la
obsesión por la comida sana.

Aunque la ortorexia no ha sido reconocida oficialmente en los manuales


terapéuticos de trastornos mentales, los escasos estudios en torno a ella
sí parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú
escrupulosamente limpio subyace con frecuencia un trastorno psíquico.

La preocupación patológica por la comida sana lleva a consumir


exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es
decir, que estén libres de componentes transgénicos, sustancias
artificiales, pesticidas o herbicidas, además de aquellas sustancias que
hayan sufrido alguna clase de “condena o superstición”. Esta práctica
puede conducir muchas veces a que se supriman la carne, la grasa y
algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan

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correctamente por otros que puedan aportarle los mismos
complementos nutricionales.

Cómo diagnosticar la ortorexia

Aunque todavía no están lo suficientemente contrastados, existen


algunos criterios diagnósticos para la ortorexia, que según Bratman
serían:

1. Dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana.

2. Preocuparse más por la calidad de los alimentos, que del placer de


consumirlos.

3. Disminución de su calidad de vida, conforme disminuye la calidad de


su alimentación.

4. Sentimientos de culpabilidad cuando no cumple con sus convicciones


dietéticas.

5. Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente.

6. Aislamiento social provocado por su tipo de alimentación.

La respuesta afirmativa a estas y otras cuestiones similares permitiría,


según Bratman, diagnosticar ortorexia nerviosa y sus grados. También
se consideran síntomas algunas conductas relacionadas con la forma de
preparación (verduras siempre cortadas de determinada manera) y con
los materiales utilizados (sólo cerámica, sólo madera, etc.), ya que
también forman parte de los rituales obsesivos.

En definitiva, la vida cotidiana se ve afectada, ya que lo que empezó


como un hábito alimentario, deriva casi en una “religión” donde la
mínima trasgresión equivale al pecado.

Diferencias con otros Trastornos de la Conducta Alimentaria


(TCA)

Las diferencias de la ortorexia con respecto a otros TCA están en que


mientras en la Anorexia y Bulimia Nerviosas el problema gira en torno a
la “cantidad” de comida, en la ortorexia gira en torno a la “calidad”.

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La persona que sufre ortorexia no está preocupada por el sobrepeso, ni
tienen una percepción errónea de su aspecto físico, sino que su
preocupación se centra en mantener una dieta equilibrada y sana.

Consecuencias de la Ortorexia

Las consecuencias físicas, son las mismas que las que una


inadecuada alimentación puede provocar: desnutrición, anemias,
hipervitaminosis o en su defecto hipovitaminosis, carencias de
oligoelementos, hipotensión y osteoporosis, etc. Así como, en fases
avanzadas, trastornos obsesivos-compulsivos relacionados con la
alimentación. La propia carencia de vitaminas como la B12 provoca
alteraciones del comportamiento, que acentúan todavía más su
obsesión.

Consecuencias psicológicas: tales como depresión, ansiedad y


trastornos obsesivos.

Factores predisponentes

 Normalmente, quienes sufren de ortorexia, son personas muy


estrictas, controladas y exigentes consigo mismas y con los
demás.

 Tener comportamientos obsesivo-compulsivos.

 La ortorexia parece no afectar a los sectores marginales, sino más


bien al contrario, ya que este tipo de comida es mucho más cara
que la normal y más difícil de conseguir. De hecho, es en los
países desarrollados, donde las personas tienen mayores
posibilidades de preocuparse por los ingredientes de los alimentos
que compran en los supermercados.

 Las mujeres, los adolescentes y quienes se dedican a deportes


tales como el culturismo, el atletismo y otros, son los grupos más
vulnerables ya que en general son muy sensibles al valor nutritivo
de los alimentos y su repercusión sobre la figura o imagen
corporal.

 Se ha observado también que muchos pacientes que han sufrido


anorexia nerviosa, al recuperarse optan por introducir en su dieta
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sólo alimentos de origen natural cultivados ecológicamente, sin
grasa o sin sustancias artificiales que puedan causarles algún
daño.

En general, existe un deseo de verse perfectos, lo que coincide con otros


trastornos de la conducta alimentaria tales como la anorexia y bulimia
nerviosas.

Son las mujeres más jóvenes las más afectadas imitando, en ocasiones,
a famosas actrices o modelos, muchas veces excéntricas pero con gran
influencia. No es difícil encontrar famosos que han proclamado a la
prensa sus manías alimenticias sin darse cuenta de que, tal vez,
confesaban ser víctimas de la ortorexia. Ejemplo de ello es el diseñador
Jean Paul Gaultier, que confiesa tomar, diariamente, 68 zumos de
naranja. Por otra parte, artistas como Julia Roberts (consume
diariamente varios litros de leche de soja y siempre lleva encima un
envase de ella), Wynona Rider (sólo toma Coca-Cola orgánica), Jennifer
López (sólo come tortillas hechas con clara de huevo) o Mel Gibson (no
come nunca pechuga de pollo porque cree que hace aumentar las
mamas) son algunos otros ejemplos de estos famosos personajes. En
cuanto al desaparecido Marlon Brando, sólo consumía yogures
previamente analizados para certificar que no contenían grasas. En fin,
unos y otros son ejemplos de famosos orgullosos de su “alimentación
sana”.

¿Cuáles son las causas?

Actualmente la oferta alimentaria es más


amplia que nunca, pero también estamos
en una época en que el exceso de
información no siempre es del todo veraz
o contrastada. La influencia de los medios
de comunicación, que cada vez dedican
más tiempo y espacio a temas dietéticos, ha podido incidir en la
aparición de obsesiones sobre la alimentación sana y los consecuentes
trastornos endocrinos.

Según Bratman, entre las razones que pueden conducir a la ortorexia


están la obsesión por buscar una mejor salud, el miedo a ser
envenenado por la industria alimentaria y sus aditivos o, curiosamente,

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haber encontrado una razón espiritual para comer un determinado tipo
de alimento. Las víctimas de estas alteraciones, esperan obtener todo
tipo de beneficios físicos, psíquicos y morales. No hay que confundir
nunca la preocupación por una vida sana con la obsesión. Una persona
vegetariana o macrobiótica, no necesariamente sufre esta enfermedad.

Tratamiento

Al igual que en la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y todos


los TCA, es más costosa la recuperación psicológica que la física, ya que
hay que eliminar todas las conductas que el ortoréxico ha ido adoptando
a lo largo de un largo periodo de tiempo. No se especifica un
tratamiento diferente al del resto de TCA. Por lo que se entiende
que debe ser tratado por un equipo interdisciplinario y desde una
orientación psicológica preferentemente cognitivo conductual. Desde
este modelo los objetivos son modificar aquellos pensamientos y
conductas que están manteniendo la ortorexia y así eliminar las
consecuencias negativas que este trastorno tiene para la vida de la
persona, tanto a nivel físico como emocional y social.

 Pregorexia

La pregorexia es la presentación de un trastorno alimentario durante el


embarazo. Como la vigorexia o la ortorexia pueden ser diferentes
manifestaciones de un trastorno alimentario como anorexia, bulimia o
trastornos atípicos.

Se trata de un temor obsesivo a aumentar de peso que pone en riesgo


la vida de la madre y la del bebe. Puede que haya estado latente y se
haga evidente en el embarazo.

"La falta de nutrientes ingeridos afecta la placenta, la nutrición y el


neurodesarrollo del bebe. Según mi experiencia, el trastorno no aparece
durante el embarazo sino que es un incremento de distorsiones
alimentarias y psíquicas previas como los TOC, depresión, trastornos de
la imagen corporal, embarazo no deseado, conflictos de pareja, etc"

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La alimentación durante el embarazo es fundamental para garantizar
una adecuada salud materna y fetal, por eso, una joven que transita la
pregorexia puede generar consecuencias para el feto, como el bajo peso
al nacer, partos prematuros, abortos espontáneos, hiperémesis
gravídica y varias malformaciones que afectan el neurodesarrollo del
bebé.

"En el caso de una anorexia nerviosa, puede llevar a un cuadro grave de


desnutrición que afecta tanto a la madre como al feto. Por lo tanto
requiere estricto control obstétrico, ya que son embarazos de alto
riesgo", puntualizó Strada.

"Y en el caso de bulimia nerviosa el embarazo puede cursar con


importantes episodios de vómitos que podrían conducir a deshidratación
y desequilibrio electrolítico que comprometen la vida de ambos",

Cuando llega el bebe

Estrés, desorganización, cansancio. La llegada de un bebé a la familia


altera todas las rutinas y, en el afán por cumplir con todo, muchas
mamás dejan su propio cuidado en un segundo plano.

Pero dado que el estado nutricional de la mujer que amamanta es crítico


porque repercute en la calidad de su leche e impacta en su propio
estado de salud y los futuros embarazos que pudiera tener, la
Universidad de Buenos Aires, a través del Programa de Intervención
Nutricional (ProINut), con la colaboración de Fundalam, desarrollaron el
estudio Lactar, para indagar sobre qué saben las mujeres sobre la
alimentación durante la lactancia y cómo manejan esa información.

 Obesidad

La obesidad es una enfermedad crónica tratable que aparece cuando


existe un exceso de tejido adiposo (grasa) en el cuerpo.

Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen


porque actúa como un agente que acentúa y agrava a corto plazo y de
forma muy evidente patologías graves como la diabetes, la
hipertensión, las complicaciones cardiovasculares (especialmente la
cardiopatía isquémica), e incluso algunos tipos de cáncer, como los
gastrointestinales.

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Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo
peso supera en un 20 por ciento o más el punto medio de la escala de
peso según el índice de masa corporal (IMC), son consideradas obesas.

Causas

Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Además de


una mala alimentación o la falta de ejercicio físico, también existen
factores genéticos y orgánicos que inducen su aparición.

También pueden influir los factores socioeconómicos. En algunos países


desarrollados, la frecuencia de la obesidad es más del doble entre las
mujeres de nivel socioeconómico bajo que entre las de nivel más alto.

El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen una influencia


tan poderosa sobre el peso de las mujeres no se entiende por completo,
pero se sabe que las medidas contra la obesidad aumentan con el
incremento del nivel social.

Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socioeconómico más


alto tienen más tiempo y recursos para hacer dietas y ejercicios que les
permiten adaptarse a estas exigencias sociales.

Y, por último, están los factores psicológicos, que durante un tiempo


fueron considerados como una importante causa de la obesidad. Se
consideran actualmente como una reacción a los fuertes prejuicios y la
discriminación contra las personas obesas.

Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa del cuerpo,


es un problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas. Ello
conduce a una inseguridad extrema y malestar en ciertas situaciones
sociales.

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Síntomas

La acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en la pared


torácica puede ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad
para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.

La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño,


provocando la parada momentánea de la respiración (apnea del sueño),
lo que causa somnolencia durante el día y otras complicaciones.

La obesidad puede causar varios problemas ortopédicos, incluyendo


dolor en la zona inferior de la espalda (lumbalgia) y agravamiento de la
artrosis, especialmente en las caderas, rodillas y tobillos.

Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las personas
obesas tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso, no
pueden eliminar el calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan
más que las personas delgadas.

Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y los tobillos,


causada por la acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas
cantidades de líquido (edemas).

Prevención

Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica regular de


ejercicio físico son claves para la prevención de la obesidad.

Los expertos aconsejan realizar un mínimo de cinco ingestas de


alimentos al día en raciones reducidas, así como seguir un patrón
alimentario cercano a la dieta mediterránea, es decir, bajo en grasas y
rico en frutas y verduras.

En cuanto al deporte, la constancia es fundamental. La recomendación


es practicarlo de forma habitual al menos tres veces por semana
durante 45 minutos. La intensidad debe adecuarse a las necesidades y
al estado físico de la persona.

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Tipos

La obesidad se clasifica en dos tipos: central o androide y periférica o


imoide. La primera es la más grave y puede conllevar importantes
complicaciones patológicas.

La obesidad central localiza la grasa en el tronco y predispone a sufrir


complicaciones metabólicas (especialmente la diabetes tipo 2 y las
dislipemias). La obesidad periférica acumula el depósito de grasa de
cintura para abajo y produce problemas de sobrecarga en las
articulaciones.

Obesidad mórbida

La obesidad mórbida es una de las enfermedades más características de


nuestro tiempo, sobre todo por el número de complicaciones que tiene
asociadas.

Para tratarla es necesario el empleo de cirugía, ya que las dietas no


surten ningún tipo de efecto. Las técnicas para reducirla son de dos
tipos: reseccionistas, encaminadas a inducir una mala absorción de los
alimentos, o restrictivas.

Las segundas son menos agresivas, ya que no precisan resecar nada;


basta con reducir el tamaño del estómago para que el paciente no
pueda comer grandes cantidades. La cirugía reseccionista es la única
forma de que el enfermo pierda peso en muchos casos de obesidad
mórbida.

Con las técnicas reductoras se producen menos efectos secundarios,


pero no se pierde peso con la misma facilidad. Existen tres técnicas
quirúrgicas principales para la obesidad mórbida: la gastroplastia

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vertical o técnica de Maxon, la gastroplastia con banda gástrica
ajustable o el "by-pass" gástrico.

Obesidad infantil

Entraña alteraciones endocrinometabólicas que condicionan un mayor


riesgo cardiovascular en la edad adulta.

Estos factores se relacionan, fundamentalmente, con la edad de inicio de


la obesidad y con el tiempo de evolución. Cuando la obesidad se
presenta en edades muy tempranas o se extiende durante un tiempo
prolongado, el riesgo de presentar problemas cardiovasculares en la
edad adulta es también más elevado.

Los médicos aconsejan que, para prevenir la obesidad en los niños, es


bueno que la dieta sea variada y elástica, reduciendo las grasas de la
bollería, pastelería y la comida industrial, en general. También es
fundamental que hagan ejercicio y que sean conscientes de que deben
tener una alimentación sana.

Diagnóstico

La forma más común de determinar si un paciente padece obesidad es


calcular su índice de masa corporal, por el cual se obtiene la cantidad de
grasa corporal y, dependiendo de los resultados, cuáles son los posibles
riesgos para la salud.

A partir de esto, el especialista podrá determinar si se ha producido


algún daño colateral en el resto del organismo y diagnosticarlo para su
tratamiento.

Tratamientos

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La mejor forma de tratar la enfermedad es previniéndola y para ello,
debe detectarse precozmente en los pacientes en los que a partir de los
20-25 años comienza a cambiar el peso.

Los médicos consideran que una persona obesa debe ser considerada
como un enfermo crónico que requiere un tratamiento a largo plazo, con
normas alimentarias, modificación de los hábitos de conducta, ejercicio
físico y terapia farmacológica.

Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover una


pérdida de peso con programas de control de las enfermedades y
problemas asociados, que dan lugar a problemas vasculares, cardiacos y
metabólicos.

El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y
duraderas que impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario
consolidar la pérdida de peso a largo plazo, y además, reducir el riesgo
de muerte prematura, de enfermedad cardiaca, metabólica y vascular.

En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de cambiar la


dieta y realizar ejercicio físico, es necesario completar el tratamiento con
fármacos, que deben ser administrados con una dieta moderadamente
hipocalórica y equilibrada.

Otros datos

La obesidad puede ser clasificada como leve (del 20 al 40 por ciento de


sobrepeso), moderada (del 41 al 100 por cien de sobrepeso) o grave
(más del cien por cien de sobrepeso). La obesidad es grave en
solamente el 0,5 por ciento de las personas obesas.

Algunos investigadores sugieren que, por término medio, la influencia


genética contribuye en un 33 por ciento aproximadamente al peso del
cuerpo, pero esta influencia puede ser mayor o menor dependiendo de
la persona.

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Actividad

a)Compara las dos pirámides

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b) Realiza una dietas saludable semanal, teniendo en cuenta las
cuatro comidas diarias.

Bibliografía

1. ESI: Curricula NES (Nueva Escuela Secundaria)


2. Chakraborty K, Basu D. Management of anorexia and bulimia
nervosa: An evidence-based review. Indian J Psychiatry. 2010
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patterns in community women with bulimia nervosa and binge
eating disorder. Int J Eat Disord. 2011 Nov;44 (7):618-2.
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de los trastornos de la conducta alimentaria. Med Clin (Barc).
2011; 136 (14): 625- 626

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