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Prof.

Josefina Bentifeci
6to año

Unidad 1- METAFÍSICA

Texto 1

GOTTLOB FREGE- EL PENSAMIENTO: UNA INVESTIGACIÓN LÓGICA.

He admitido varias veces que la misma cosa que yo veo puede ser contemplada también por
otro. Pero ¿qué tal si todo fuera sólo un sueño? Si yo soñara solamente mi paseo con mi
acompañante, si yo sólo soñara que mi acompañante ve, como yo, el prado verde, si todo eso
no fuera más que un espectáculo montado en el escenario de mi conciencia, entonces sería
dudoso que hubiese cosas en el mundo exterior.

Quizá el reino de las cosas está vacío y no veo cosas, tampoco seres humanos, sino tal vez sólo
tengo representaciones cuyo portador soy yo mismo. Una representación, que así como mi
cansancio, no puede existir independientemente de mí, no puede ser una persona, no puede
contemplar conmigo el mismo prado, no puede ver la fresa que yo sostengo en mi mano. Es
del todo imposible de creer que tenga sólo mi mundo interior, en lugar de todo el mundo
circundante en el que creo moverme y actuar. Y sin embargo, es la consecuencia inevitable de
la propuesta de que sólo lo que es mi representación puede ser objeto de mi conciencia. ¿Qué
se seguiría de esta propuesta si fuera verdadera?

Texto 2

JORGE LUIS BORGES- LA ENCRUCIJADA DE BERKELEY

Esse rerum est percipi; la perceptibilidad es el ser de las cosas: sólo existen cosas en cuanto
son advertidas: sobre esa perogrullada genial estriba y encumbra la ilustre fábrica del sistema
de Berkeley, con esa escasa fórmula conjura los embustes del dualismo y nos descubre que la
realidad no es un acertijo lejano, huraño y trabajosamente descifrable, sino una cercanía
íntima, fácil y de todos lados abierta. Escudriñemos los pormenores de su argumentación.

Elijamos cualquier idea concreta: poned el caso la que la palabra higuera designa. Claro está
que el concepto así rotulado no es otra cosa sino una abreviatura de muchas y diversas
percepciones: para nuestros ojos la higuera es un tronco apocado, retorcido que hacia arriba
se explaya en clara hojarasca, para nuestras manos es la dureza redondeada del leño y lo
áspero de las hojas, para nuestro paladar sólo existe el sabor codiciable de la fruta (…)

Todas ellas, afirma el hombre ametafísico, son diferentes cualidades del árbol. Pero si
ahondamos en este aserto sencillo, nos espantará la multitud de neblinas y de contradicciones
que encubre.
Así, mientras cualquiera admite que el verdor no es una cualidad esencial de la higuera, ya que
al anochecer caduca su brillo, amarillecen las hojas y el tronco vuélvese renegrido y oscuro,
todos concuerdan en aseverar que la convexidad y el volumen son realidades intimas del árbol.

Por regla general, sólo se adjudica sustantividad a la extensión y en cuanto a las demás
cualidades, color, gusto, y sonido se las considera enclavadas en un terreno fronterizo entre el
espíritu y la materia.

Berkeley, en decisiva argumentación, arranca mal de raíz:

Cualquiera admite, escribió, que ni nuestras pasiones, ni las ideas formadas por nuestra
imaginación existen sin la mente. No es menos cierto a mi entender que las diversas
sensaciones o ideas que afectan los sentidos, de cualquier modo que se mezclen (vale decir,
cualesquiera objetos que formen) sólo pueden subsistir en una mente que las advierta. Afirmo
que la mesa sobre la cual estoy escribiendo existe, esto es, la miro y la palpo. Si estando fuera
de mi gabinete afirmo lo mismo, quiero indicar por ello que si me hallara aquí la advertiría o
que la advierte algún otro espíritu. En cuanto se vocea acerca de las cosas no presentes, sin
relación al hecho de si son o no perceptibilidad, confieso no entenderlo. La perceptibilidad es
el ser de las cosas, o imposible es que existan fuera de las mentes que las perciben.

Texto 3

GEORGE BERKELEY: TRATADO SOBRE LOS PRINCIPIOS DE CONOCIMIENTO HUMANO.

“Había un olor”, esto es, fue olido, “había un sonido” es decir, fue oído; “había un color, una
figura”: es que fueron percibidos por la vista o por el tacto. Esto es todo lo que yo puedo
entender cuando se emplean estas y otras expresiones semejantes. Pues lo que se dice de la
existencia absoluta de cosas impensadas sin relación alguna con el hecho de ser percibidas me
resulta completamente ininteligible. Su ese es su percipi, y no es posible que posean existencia
alguna fuera de las mentes o las cosas pensantes que las perciben.

Es extraño, ciertamente que prevalezca entre los hombres la opinión de que las casas, las
montañas, los ríos, y en una palabra, todos los objetos sensibles tienen una existencia natural
o real, distinta de su ser percibidos por el entendimiento. (…) ¿Qué son los objetos
mencionados arriba sino cosas percibidas por el sentido? ¿Y qué es lo que percibimos que no
sean nuestras propias ideas o sensaciones.

La luz y los colores, el calor y el frío, la extensión y las figuras, y en una palabra, las cosas que
vemos y sentimos ¿qué son sino otras tantas sensaciones, nociones, ideas, o impresiones
sobre el sentido? ¿Es que nos resultaría imposible separar alguna de ellas, aunque sólo fuera
en el pensamiento de la mera percepción? Si así fuera, ello implicaría que yo puedo separar
una cosa de sí misma (…) Me es imposible ver o sentir alguna cosa sin tener una actual
sensación de esa cosa, así también me resulta imposible concebir en mis pensamientos alguna
cosa sensible u objeto, distinto de la sensación o percepción del mismo. Lo cierto es que el
objeto y la sensación son la misma cosa, y no pueden, por tanto, considerarse separados uno
de la otra.
18. Pero aunque fuera posible que existieran fuera de la mente sustancias sólidas con figura y
con movimiento que correspondieran con las ideas que tenemos de los cuerpos ¿cómo nos
sería posible saberlo? O bien tendría que llegar a nuestro conocimiento mediante los sentidos,
o bien mediante la razón. Por lo que respecta a nuestros sentidos, mediante ellos sólo
tenemos conocimiento de nuestras sensaciones, ideas, o aquello que es inmediatamente
percibido por los sentidos; pero los sentidos no nos dicen que las cosas existe fuera de la
mente, ni nos dicen tampoco que hay cosas no- percibidas semejantes a aquellas que
percibimos. Esto lo reconocen hasta los mismos materialistas.

Sólo nos queda, por tanto, aventurar que si tenemos algún conocimiento de las cosas externas,
éste habrá de ser adquirido mediante la razón, la cual inferirá que muchas cosas existen,
basándose en o que inmediatamente es percibido por el sentido. Pero ¿cómo podrá la razón
inducirnos a creer en la existencia de cuerpos externos a la mente basándose en lo que
percibimos, cuando hasta los mismos defensores de la materia jamás han pretendido que haya
una conexión necesaria entre los cuerpos y nuestras ideas? Todo el mundo admite (y lo que
tiene lugar en nuestros sueños, fantasías y demás, hace de ello algo indiscutible) que es
posible que seamos afectados por las ideas que ahora tenemos, aunque no existan cuerpos
externos que se asemejen a ellas.

22. Me contento con centrar todo el peso del argumento en este punto: si hay alguien que
pueda concebir que es posible que una sustancia extensa y móvil o en general, una idea o algo
que se parezca a una idea exista fuera de la mente que las percibe, estaré dispuesto a
renunciar a la causa que defiendo.

23. Dice usted que no hay nada más fácil de imaginar que, por ejemplo, árboles en un parque,
o libros existiendo en el interior de un armario sin que nadie los perciba. A lo cual respondo
que imaginar eso es posible y que no hay dificultad en ello. Pero ¿qué sería esto, sino formar
en la mente de usted ciertas ideas que usted llama libros y árboles, y omitir al mismo tiempo
formarse la idea de alguien que pueda estar percibiéndolos? ¿Y no está usted percibiéndolos o
pensando en ellos todo el tiempo? Así pues, esto no es objeción contra lo que nos
proponemos demostrar; sólo es prueba de que usted tiene el poder de imaginar o formar
ideas en su mente, pero no prueba que usted pueda concebir como posible que los objetos de
su pensamiento puedan existir sin la mente. Para probar esto último sería necesario que usted
concibiera esos objetos como existentes sin que nadie los concibiera o pensara en ellos, lo cual
es una contradicción manifiesta.

Texto 4

ROBERT V. CALABRIA. BERKELEY: UN ESTUDIO DE SU ARGUMENTO.

RUSSELL 1946

En la Historia de la Filosofía Occidental, II, 16, Bertrand Russell analiza la versión de Dialogues
en los siguientes términos:
Hay un sofisma algo parecido referente a lo concebido: Hylas mantiene que puede concebir
una casa que nadie percibe ni está en ninguna mente. Filonús replica que todo lo que Hylas
concibe está en su mente, de suerte que la casa supuesta, es después de todo, mental. Hylas
debería haber contestado “Yo no quiero decir que tenga en la mente una imagen de una casa,
cuando digo que puedo concebir una casa que nadie percibe, lo que en realidad quiero decir es
que puedo entender la proposición ´hay una casa que nadie percibe´ o mejor aún: ´hay una
casa que nadie percibe, ni concibe”.

Buena parte de la crítica posterior puede considerarse como un desarrollo de lo que Russell
expone en estas pocas líneas. (…) Está la denuncia del criterio imaginistico subyacente a la
epistemología berkeliana, y con ello, la denuncia de la identificación entre concebir (o
entender) una proposición, y tener una imagen de algo, típica de la filosofía moderna o al
menos de la filosofía moderna de filiación empirista.

Continúa Russell:

Esta proposición “Hay una casa que nadie percibe ni concibe” está compuesta enteramente
por palabras inteligibles y las palabras están reunidas correctamente. Si la proposición es
verdadera o falsa, yo no lo sé, pero estoy seguro de que no puede demostrarse que es de una
contradicción manifiesta.

Russell prosigue su carga sobre Berkeley mediante un contraargumento (o mejor, un contra


meta-argumento) basado en analogías relevantes.

Algunas proposiciones estrechamente similares pueden ser probadas. Por ejemplo: el número
de multiplicaciones posibles de dos números enteros es infinito, por consiguiente, hay algunos
que nunca han sido pensados. El argumento de Berkeley, si fuera válido, probaría que esto es
imposible.

El sofisma implicado es muy corriente. Podemos por medio de conceptos sacados de la


experiencia, construir afirmaciones acerca de clases, de las cuales, alguno o ninguno de sus
miembros ha sido probado. Tomemos algún concepto muy corriente, por ejemplo, guija,
concepto empírico derivado de la percepción, pero no se sigue de ello que todas las guijas
sean percibidas, a menos que incluyamos el hecho de ser percibidas en nuestra definición de
guija. A menos que hagamos esto, el concepto de guija no percibida no es lógicamente
vituperable, a pesar del hecho de que es lógicamente posible percibir un ejemplo de ello.

El ejemplo es claro. Tomemos el caso de una piedra concreta. Acerca de este objeto individual
cabe tener un concepto que se le aplica solamente a él (como podría decirse del maestro de
Platón, para Sócrates). Pongamos que somos capaces de dar el conjunto de especificaciones
que individualizan a este objeto, algo así como tantos gramos de peso, tal y cual coloración,
contiene tantos gramos de cuarzo cristalizado, tantos de mica, etc y llevamos a cabo la
operación hasta agotar la lista. Lo que diría Russell aquí es que no tenemos porqué encontrar
mencionada en la lista la cualidad de ser percibida para esta piedra. Y, de suyo entonces, el
concepto de piedra de tantos gramos de peso, etc no percibida no contendría contradicción no
sería lógicamente vituperable- aunque por otro lado, fuese lógicamente imposible percibir
alguna instancia del mismo, esto es, una piedra de tantos gramos de peso, etc… no percibida.

Texto 5

RUDOLF CARNAP- LA SUPERACIÓN DE LA METAFÍSICA MEDIANTE EL ANÁLISIS LÓGICO DEL


LENGUAJE. (FRAGMENTOS)

Significado emotivo de los términos metafísicos.

No puede haber proposiciones metafísicas plenas de sentido. Ello se sigue de la tarea que la
metafísica se plantea: el descubrimiento y la formulación de un género de conocimiento que
no es accesible a la ciencia empírica. Hemos establecido con anterioridad que el sentido de
una proposición descansa en el método de su verificación. Una proposición afirma solamente
todo lo que resulta verificable con respecto a ella. Por eso, una proposición cuando dice algo,
sólo puede enunciar un hecho empírico. Algo que estuviera en principio más allá de lo
experimental, no podría ser dicho, ni pensado, ni planteado. Las proposiciones (con sentido) se
dividen en las siguientes clases: analíticas, y empíricas o sintéticas. [De una se deducen las
otras] El metafísico cree moverse en el terreno de lo verdadero y lo falso cuando en realidad
no ha negado ni afirmado nada, sino solamente expresado algo como un artista. (...) Son
músicos sin capacidad musical, en sustitución de la cual tienen una marcada inclinación a
trabajar en el campo teorético a conectar conceptos y pensamientos.”

Rudolf Carnap

La superación de la Metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje

(fragmento).

“El desarrollo de la lógica moderna ha hecho posible dar una respuesta nueva y más precisa al
problema de la validez y justificación de la metafísica. Nuestra tesis es que el análisis lógico ha
demostrado que las proposiciones de la metafísica son en realidad pseudoproposiciones. Un
lenguaje consta de un vocabulario y una sintaxis, es decir, de un conjunto de palabras que
poseen significado y de reglas para la formación de las proposiciones. De acuerdo con esto hay
dos géneros de pseudoproposiciones: aquellas que contienen una palabra a la que
erróneamente se supuso un significado, o aquellas cuyas palabras constitutivas poseen
significado, pero que por haber sido reunidas de un modo antisintáctico no constituyeron una
proposición con sentido. A través de ejemplos mostraremos como en la metafísica aparecen
pseudoproposiciones de ambos géneros.”

Rudolf Carnap

La superación de la Metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje

(fragmento).
SEMÁNTICA

¿Cuándo una palabra tiene significado?

“Sea “a” una palabra cualquiera y “P” la proposición elemental en la que aparece, la condición
necesaria y suficiente para que “a” tenga un significado, puede darse en cada una de las
siguientes formulaciones, que dicen fundamentalmente lo mismo:

A: Que las notas empíricas de “a” sean conocidas.

B: Que haya sido estipulado de qué proposiciones protocolares es derivable “P(a)”

C. Que las condiciones de verdad de “P(a)” hayan sido establecidas.

D. Que el método de verificación de “P(a)” sea conocido.

SINTAXIS

¿Por qué ninguna de estas formulaciones tiene sentido?

“La sintaxis de un lenguaje indica qué combinaciones de palabras son admisibles y cuáles
inadmisibles […]

Tomemos como ejemplo las dos secuencias de palabras siguientes:

1) “César es y”

2) “César es un número primo”.

Rudolf Carnap

La superación de la Metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje.

(fragmentos).

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