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Respuesta inmunitaria

Es la forma como el cuerpo reconoce y se defiende a sí mismo contra bacterias, virus y


sustancias que parecen extrañas y dañinas.

Información
El sistema inmunitario protege al organismo de sustancias posiblemente nocivas,
reconociendo y respondiendo a los antígenos. Los antígenos son sustancias (por lo
general proteínas) que se encuentran en la superficie de las células, los virus, los hongos o
las bacterias. Las sustancias inertes, como las toxinas, químicos, drogas y partículas
extrañas (como una astilla), también pueden ser antígenos. El sistema inmunitario
reconoce y destruye sustancias que contienen antígenos.
Las células corporales tienen proteínas que son antígenos. Éstos incluyen a un grupo
llamado antígenos HLA. Su sistema inmunitario aprende a ver estos antígenos como
normales y por lo general no reacciona contra ellos.
INMUNIDAD INNATA

La inmunidad innata, o inespecífica, es un sistema de defensas con el cual usted nació y


que lo protege contra todos los antígenos. La inmunidad innata consiste en barreras que
impiden que los materiales dañinos ingresen en el cuerpo. Estas barreras forman la
primera línea de defensa en la respuesta inmunitaria. Ejemplos de inmunidad innata
abarcan:

 El reflejo de la tos
 Las enzimas en las lágrimas y los aceites de la piel

 El moco, que atrapa bacterias y partículas pequeñas

 La piel

 El ácido gástrico

La inmunidad innata también viene en forma de químico proteínico, llamado inmunidad


humoral innata. Los ejemplos abarcan: el sistema de complementos del cuerpo y
sustancias llamadas interferón e interleucina 1 (que causa la fiebre).

Si un antígeno traspasa estas barreras, es atacado y destruido por otras partes del sistema
inmunitario.

INMUNIDAD ADQUIRIDA

Es la inmunidad que se desarrolla con la exposición a diversos antígenos. El sistema


inmunitario de la persona construye una defensa contra ese antígeno específico.

INMUNIDAD PASIVA

La inmunidad pasiva se debe a anticuerpos que se producen en un cuerpo diferente del


nuestro. Los bebés tienen inmunidad pasiva, dado que nacen con los anticuerpos que la
madre les transfiere a través de la placenta. Estos anticuerpos desaparecen entre los 6 y
los 12 meses de edad.
La inmunidad pasiva también puede deberse a la inyección de antisuero, que contiene
anticuerpos formados por otra persona o animal. Esto brinda protección inmediata contra
un antígeno, pero no suministra una protección duradera. La inmunoglobulina sérica
(administrada para la exposición a la hepatitis) y la antitoxina para el tétanos son ejemplos
de inmunidad pasiva.
COMPONENTES DE LA SANGRE

El sistema inmunitario incluye ciertos tipos de glóbulos blancos al igual que sustancias
químicas y proteínas de la sangre, como anticuerpos, proteínas del complemento e
interferón. Algunas de éstas atacan directamente las sustancias extrañas en el cuerpo,
mientras que otras trabajan juntas para ayudar a las células del sistema inmunitario.

Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos y los hay del tipo B y T.

 Los linfocitos B se convierten en células que producen anticuerpos. Los anticuerpos se adhieren a un
antígeno específico y facilitan la destrucción del antígeno por parte de las células inmunitarias.

 Los linfocitos T atacan los antígenos directamente y ayudan a controlar la respuesta inmunitaria.
También liberan químicos, conocidos como citoquinas, los cuales controlan toda la respuesta
inmunitaria.

A medida que los linfocitos se desarrollan, aprenden normalmente a diferenciar entre los
tejidos corporales propios y las sustancias que normalmente no se encuentran en el
cuerpo. Una vez que se forman las células B y T, algunas de ellas se multiplican y brindan
"memoria" para el sistema inmunitario. Esto permite responder más rápida y
eficientemente la próxima vez que usted esté expuesto al mismo antígeno y, en muchos
casos, impide que usted se enferme. Por ejemplo, un individuo que haya padecido o que
haya sido vacunado contra la varicela es inmune a contraer esta enfermedad de nuevo.

Mire éste video sobre:Respuesta inmunológica

INFLAMACIÓN

La respuesta inflamatoria (inflamación) se presenta cuando los tejidos son lesionados por
bacterias, traumatismo, toxinas, calor o cualquier otra causa. El tejido dañado libera
químicos, entre ellos histamina, bradiquinina y prostaglandinas. Estos químicos hacen que
los vasos sanguíneos dejen escapar líquido hacia los tejidos, lo que causa inflamación.
Esto ayuda a aislar la sustancia extraña del contacto posterior con tejidos corporales.
Los químicos también atraen a los glóbulos blancos llamados fagocitos que se "comen" a
los microorganismos y células muertas o dañadas. Este proceso se denomina fagocitosis.
Los fagocitos finalmente mueren. El pus se forma debido a la acumulación de tejido
muerto, bacterias muertas y fagocitos vivos y muertos.

Mire éste video sobre:Fagocitosis

TRASTORNOS DEL SISTEMA INMUNITARIO Y ALERGIAS


Los trastornos del sistema inmunitario ocurren cuando la respuesta inmunitaria está
dirigida contra el tejido extraño, excesiva o no se presenta. Las alergias involucran una
respuesta inmunitaria a una sustancia que el cuerpo de la mayoría de las personas
perciben como inofensiva.
INMUNIZACIÓN

La vacunación (inmunización) es una forma de desencadenar la respuesta inmunitaria. Se


suministran pequeñas dosis de un antígeno, como virus vivos debilitados o muertos, para
activar la "memoria" del sistema inmunitario (linfocitos B activados y linfocitos T
sensibilizados). Dicha memoria le permite al cuerpo reaccionar rápida y eficientemente a
exposiciones futuras.

Mire éste video sobre:Vacunas

COMPLICACIONES DEBIDO A UNA RESPUESTA INMUNITARIA ALTERADA

Una respuesta inmunitaria eficiente protege contra muchas enfermedades y trastornos,


mientras que una respuesta inmunitaria ineficiente permite que las enfermedades se
desarrollen. Una respuesta inmunitaria excesiva, deficiente o equivocada causa trastornos
del sistema inmunitario. Una respuesta inmunitaria hiperactiva puede llevar al desarrollo
de enfermedades autoinmunitarias, en las cuales se forman anticuerpos contra los tejidos
del propio cuerpo.
Las complicaciones a raíz de la alteración de las respuestas inmunitarias son, entre otras:

 Alergia o hipersensibilidad

 Anafilaxia, una reacción alérgica que amenaza la vida


 Trastornos autoinmunitarios

 Enfermedad injerto contra huésped, una complicación del trasplante de médula ósea
 Trastornos por inmunodeficiencia

 Enfermedad del suero


 Rechazo al trasplante

https://medlineplus.gov/

ÓRGANOS DEL SISTEMA INMUNE


4 SEPTIEMBRE, 2013 13 COMENTARIOS
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El sistema inmunológico, inmunitario o inmune que nos protege de factores


externos e internos, es una red compleja de órganos, tejidos y células
especializadas, distribuidos a lo largo de nuestro cuerpo, intercomunicados y
coordinados.
Funcionalmente los órganos del sistema inmune se dividen en dos categorías:

1. ÓRGANOS PRIMARIOS O CENTRALES

Su función es la de proporcionar el microambiente para la formación y


maduración de los linfocitos, proceso que se denomina linfopoyesis. Los
linfocitos son las células principales del sistema inmune encargadas de la
inmunidad específica

Los órganos primarios del sistema inmune son:

 El hígado en el feto, es el órgano donde se realiza la función de


maduración de los linfocitos B, aunque va siendo sustituido por
la médula ósea de manera progresiva.
 La médula ósea en los adultos, lugar donde maduran los linfocitos B.
 El timo, glándula endocrina donde maduran los linfocitos T.

2. ÓRGANOS SECUNDARIOS O PERIFÉRICOS

Su función es proporcionar el entorno adecuado para que los linfocitos


interaccionen entre sí, con las células presentadoras de antígeno y/u otras
células, con el fin de que entren en contacto con el antígeno y se active
la respuesta inmune.
Los órganos secundarios del sistema inmune son:

 Los nódulos o ganglios linfáticos, cúmulos de tejido linfático aislados o


agrupados en racimos y repartidos por todo el cuerpo, que actúan como
filtros para capturar antígenos.
 Amígdalas, extensiones de tejido linfoide situados en la faringe y que
constituyen el anillo de Waldeyer, protegiendo la entrada de las vías
respiratorias de la invasión bacteriana.
 Placas de Peyer, cúmulos de tejido linfático que recubren interiormente
las mucosas como las del intestino y las vías respiratorias.
 El bazo, órgano situado en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad
abdominal de gran importancia tanto en la inmunidad celular como en la
inmunidad humoral.
 Los tejidos linfoides asociados a mucosas (MALT), agrupaciones de
células linfoides sin organización o estructura asociadas a diferentes
localizaciones en el organismo como por ejemplo bronquios, tubo
digestivo o nariz.
 La médula ósea, tejido localizado en el interior de los huesos largos,
pelvis, vértebras, etc. que también actúa como órgano secundario en la
respuesta inmune.
Los órganos del sistema inmune a excepción del timo también constituyen el
llamado sistema linfático periférico o sistema linfoide.

Otra información del sistema inmune que puede ser de interés: Sistema
Inmune
Bibliografía:

Brostoff J, Male D y Roitt I (1997). Inmunología. Ed. Harcourt-Brace,


Madrid. España.
Kimball JW (1990). Introduction to Immunology. Macmillan Publishing
Company. Nueva York, Estados Unidos.
Iáñez Pareja, E (1999). Curso de Inmunología General. Universidad de
Granada, España. http://www.ugr.es/~eianez/inmuno/cap_03.htm

LINEAS DE DEFENSA

El sistema inmunológico es un sistema complejo que es responsable de protegernos


contra infecciones y sustancias extrañas. Hay tres líneas de defensa: la primera es
mantener a los invasores afuera (a través de la piel, las membranas mucosas, etc.), la
segunda línea de defensa consiste en formas no específicas de defenderse contra
patógenos que han roto la primera línea de defensa: como con la respuesta inflamatoria y
la fiebre). La tercera línea de defensa es contra patógenos específicos que están
causando la enfermedad (las células B producen anticuerpos contra las bacterias o virus
en el líquido extracelular, mientras que las células T matan las células que se han
infectado). El sistema inmunológico está estrechamente ligado al sistema linfático, con los
linfocitos B y T que se encuentran principalmente en los ganglios linfáticos. Las amígdalas
y la glándula del timo también se consideran órganos linfáticos y están implicados en la
inmunidad. A menudo no nos damos cuenta de la eficacia del sistema inmunológico hasta
que fracasa o funciona mal, como cuando los linfocitos son atacados por el VIH en un
paciente con SIDA.

Componentes celulares del


sistema inmunitario
Por

Peter J. Delves

, PhD, University College London, London, UK

Última modificación del contenido abr. 2020

INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

El sistema inmunitario tiene componentes celulares y componentes moleculares que


trabajan juntos para destruir a los antígenos. (Véase también Generalidades sobre el
sistema inmunitario).
Células presentadoras de antígeno
Aunque algunos antígenos (Ag) pueden estimular la respuesta inmunitaria directamente,
las respuestas inmunitarias adquiridas dependientes del linfocito T necesitan células
presentadoras de antígeno (CPA, o por su sigla en inglés, APC) para presentar péptidos
derivados del Ag dentro de moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH).

Los antígenos intracelulares (p. ej., virus) puede ser procesado y presentado a los
linfocitos T CD8 citotóxicos por cualquier célula nucleada porque todas ellas expresan
moléculas CMH clase I. Mediante proteínas codificadas que interfieren con este proceso,
algunos virus (p. ej., citomegalovirus) pueden evadir la eliminación.
Los antígenos extracelulares (p. ej., de muchas bacterias) deben ser procesados en
péptidos y formar complejos con las moléculas de superficie del CMH de clase II en las
CPA (que se especializan en presentar antígenos a las células T) para que pueda ser
reconocido por los linfocitos T (Th) helper CD4. Las siguientes células expresan de
manera constitutiva moléculas de MHC clase II y, por lo tanto actúan, como CPA
profesionales:
 Células dendríticas
 Monocitos
 Macrófagos
 Células B
Las células dendríticas están presentes en la piel (como células de Langerhans), los
gánglios linfáticos y tejidos de todo el cuerpo. Las células dendríticas de la piel actúan
como CPA centinelas que captan el antígeno y después viajan hasta los gánglios
linfáticos locales donde pueden activar a los linfocitos T. Las células dendríticas
foliculares son una línea diferente, no expresan moléculas de MHC clase II y por lo tanto
no presentan antígenos a los linfocitos Th. No son fagocíticos: tienen receptores para la
región del fragmento cristalizable (Fc) de la immunoglobulina (Ig) y para el complemento,
lo que posibilita que se les unan inmunocomplejos y los presenten a los linfnocitos B en
los centros germinales de los órganos linfáticos secundarios.
Los monocitos circulantes son precursores de los macrófagos tisulares. Los monocitos
emigran a las tejidos, donde en unas 8 h evolucionan a macrófagos por la influencia del
factor estimulante de colonias de macrófagos (M-CSF), secretado por varios tipos
celulares (p. ej., células endoteliales, fibroblastos). En las zonas de infección, los
linfocitos T activados secretan citocinas (p. ej., interferón-gamma [IFN-gamma]) que
inducen la producción del factor inhibidor de la migración de los macrófagos, lo cual evita
que los macrófagos abandonen la zona.
Los macrófagos se activans por la acción de citocinas (p. ej., IFN-gamma, interleucina
(IL)-4, IL-13) y por diversos componentes microbianos (p. ej., lipopolisacárido). Los
macrófagos activados matan a los microorganismos intracelulares y secretan citocinas
(p. ej., factor de necrosis tumoral alfa [TNF-alfa], IL-10. En base a diferentes perfiles de
expresión génica, se han identificado los subtipos de macrófagos (p. ej., M1, M2).
TABLA

Subtipos de macrófagos

Linfocitos
Los 2 tipos principales de linfocitos son

 Células B (que maduran en la médula ósea)


 Células T (que maduran en el timo)

Los principales tipos de linfocitos son morfológicamente iguales pero tienen funciones
inmunitarias diferentes. Pueden distinguirse por sus receptores de superficie específicos
de antígenos y por moléculas llamadas grupos de diferenciación (CD), cuya presencia o
ausencia define algunos subgrupos. Se han identificado más de 300 CD (para mayor
información acerca de los antígenos CD, véase el sitio web Human Cell Differentiation
Molecules). Cada linfocito reconoce un antígeno específico a través de receptores de
superficie.
Generalidades sobre la función de las células B y T

VIDEO

Células B
Alrededor del 5 al 15% de los linfocitos de la sangre son linfocitos B; también están en la
médula ósea, el bazo, los gánglios linfáticos y las amígdalas.

Las células B pueden presentar antígenos a las células T y liberar citocinas, pero su
función principal es convertirse en células plasmáticas, que fabrican y
secretan anticuerpos.
Los pacientes con inmunodeficiencias de células B (p. ej., agammaglobulinemia ligada a
X) son especialmente susceptibles a las infecciones bacterianas recurrentes.
Después del reordenamiento aleatorio de los genes que codifican las inmunoglobulinas
(Ig), las células B en forma conjunta tienen el potencial de reconocer un número casi
ilimitado de antígenos singulares. El reordenamiento génico tiene lugar en pasos
programados en la médula ósea durante el desarrollo del linfocito B. El proceso
comienza con una célula madre comprometida, sigue a través de los estadios de célula
pro-B y pre-B y da lugar a un linfocito B inmaduro. En este punto, las células que
interactúan con el antígeno propio (células autoinmunes) se eliminan de la población de
células B inmaduras a través de la inactivación o la apoptosis. La eliminación de estas
células asegura que es menos probable que el sistema inmunitario reconozca estos
antígenos como extraños (tolerancia inmunitaria). Las células que no se eliminan (es
decir, aquellas que reconocne antígeno no propios) pueden continuar desarrollándose
para dar linfocitos B maduros y vírgenes, dejar la médula y entrar en los órganos
linfáticos periféricos, donde pueden encontrar el antígeno.

Sus respuestas hacia el antígeno tiene 2 etapas:

 Respuesta inmunitaria primaria: cuando los linfocitos B maduros vírgenes se


encuentran con el antígeno por primera vez, estas células se convierten en
linfoblastos, sufren una proliferación clonal y se diferencian en linfocitos de
memoria, que pueden responder al mismo antígeno en el futuro, o en células
plasmáticas secretoras de anticuerpos. Después de la primera exposición, existe
un período latente de días antes de que se produzca el anticuerpo. Luego, sólo se
produce IgM. Después de esto, con la ayuda de las linfocitos T, los linfocitos B
pueden reordenar sus genes de Ig y cambiar a la producción de IgG, IgA o IgE. De
este modo, ante la primera exposición, la respuesta es lenta e inicialmente
proporciona una inmunidad protectora limitada.
 Respuesta inmunitaria secundaria (anamnésica o de refuerzo): cuando los
linfocitos B de memoria y los Th se vuelven a exponer al antígeno, los linfocitos B
de memoria proliferan rápidamente, se diferencian en células plasmáticas maduras
y pronto producen grandes cantidades de anticuerpos (sobre todo, IgG debido a
un cambio de isotipo inducido por un linfocito T). El anticuerpo se libera en la
sangre y otros tejidos, donde puede reaccionar con el antígeno. De este modo,
tras la reexposición, la respuesta inmunitaria es más rápida y eficaz.

Células T
Los linfocitos T se desarrollan a partir de células progenitoras de la médula ósea que
viajan hasta el timo, donde sufren una selección rigurosa. Existen 3 tipos principales de
linfocitos T:

 Helper
 Reguladoras (supresoras)
 Citotóxicas

En la selección, los linfocitos T que reaccionan contra un antígeno propio presentado por
moléculas de CMH propias o por moléculas del CMH propias (independientemente del
antígeno presentado) son eliminados por apoptosis, lo que limita la probabilidad de
autoinmunidad. Sólo los linfocitos T que pueden reconocer al antígeno ajeno forman
complejo con las moléculas del MHC propio; dejan el timo y van a la sangre periférica y
los tejidos linfáticos.

La mayoría de los linfocitos T maduros expresan CD4 o CD8 y tienen receptores de tipo
Ig que se unen al antígeno en la superficie, llamados receptores del linfocito T (TCR, T
Cell Receptors). Hay dos tipos de TCR:
 TCR alfa-beta: compuesto de cadenas alfa y beta de TCR; presente en la mayoría
de las células T
 TCR gamma-delta: compuesto de cadenas TCR gamma y delta de TCR; presente
en una pequeña población de células T

Los genes que codifican los TCR se reordenan, como los genes Ig, lo que da lugar a una
especificidad y afinidad definidas por el antígeno. La mayoría de las células T (aquellas
con un TCR alfa-beta) reconocen el péptido derivado del antígeno que se muestra en la
molécula del CMH de una célula presentadora de antígeno. Las células T gamma-delta
reconocen la proteína antígeno directamente o reconocen el lípido antígeno exhibido por
una molécula similar al CMH llamada CD1. Al igual que para los linfocitos B, el número
de especificidades del linfocito T es casi ilimitado.

Para que los linfocitos T alfa-beta se activen, el TCR debe unirse al antígeno-CMH
(véase figura Modelo de dos señales para la activación de linfocitos T). También deben
interactuar con moléculas accesorias coestimuladoras (p. ej., CD28 en la célula T
interactúa con CD80 y CD86 en la célula presentadora de antígenos); de otro modo, los
linfocitos T se tornan anérgicos o mueren por apoptosis. Algunas moléculas accesorias
(p. ej., CTLA-4 [Antígeno-4 asociado al Linfocito T Citotóxico] en la célula T, que también
interactúa con CD80 y CD86 en la célula presentadora de antígeno, PD-1 [proteína 1 de
la muerte celular programada] en la célula T, que interactúa con PD-L1 [ligando 1 de la
proteína de la muerte celular programada] en la célula presentadora de antígeno) inhiben
células T previamente activadas y por lo tanto amortiguan la respuesta inmunitaria. Las
moléculas como CTLA-4 y PD-1 y sus ligandos se denominan moléculas de punto de
control porque señalizan la limitación de la activación de las células T para que no
continúen con su actividad. Por lo tanto, las células cancerosas que expresan moléculas
del punto de control pueden protegerse del sistema inmune restringiendo la actividad de
las células T específicas contra el tumor.
Se utilizan anticuerpos monoclonales que se dirigen contra moléculas del punto de
control sobre las células T o las células tumorales (denominados inhibidores del punto de
control, véase tabla Algunas sustancias inmunoterapéuticas de uso clínico) para prevenir
la regulación negativa de las respuestas antitumorales y tratar eficazmente algunos
cánceres resistentes hasta ahora. Sin embargo, debido a que las moléculas del punto de
control también están involucradas en otros tipos de respuesta inmunitaria, los
inhibidores del punto de control pueden causar reacciones inflamatorias y
autoinmunitarias graves relacionadas con el sistema inmunitario (tanto sistémicas como
específicas de órganos).
Los polimorfismos en el gen CTLA-4 están asociados con ciertos trastornos
autoinmunitarios, incluyendo la enfermedad de Graves y la diabetes de tipo I.
Modelo de dos señales para la activación de linfocitos T

Las cadenas alfa (α) y beta (β) del receptor de las células T (TCR) se unen al
antígeno (Ag)–complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) en una célula
presentadora del antígeno (CPA), y el CD4 o el CD8 interactúan con el CMH. Ambas
acciones estimulan al linfocito (primera señal) a través de las cadenas accesorias
CD3. Sin embargo, sin la segunda señal (coactivación), la célula T es anérgica o
tolerante.
El TCR es estructuralmente homólogo al receptor del linfocito B; las
cadenas α y β (o gamma [γ] y delta [δ]) tienen regiones constantes (C) y variables
(V). (1) = primera señal; (2) = segunda señal.

Linfocitos T helper o colaboradores (Th): suelen ser CD4, pero pueden ser CD8. Se
diferencian a partir de los Th0 en una de las siguientes células:
 Linfocitos Th1: en general, los Th1 estimulan la inmunidad mediada por célula a
través de los linfocitos T citotóxicos y los macrófagos y por lo tanto están
involucrados en la defensa contra patógenos intracelulares (p. ej., virus). También
pueden estimular la producción de algunos serotipos de anticuerpos.
 Células Th2: las células Th2 son particularmente adeptos a promover la
producción de anticuerpos por las células B (inmunidad humoral) y por lo tanto
están particularmente involucrados en dirigir respuestas hacia patógenos
extracelulares (p. ej., bacterias, parásitos).
 Linfocitos Th17: Th17 estimulan la inflamación del tejido.

Cada tipo celular secreta diversas citocinas (véase tabla Funciones de las células T).
Diferentes patrones de producción de citocinas identifican otros fenotipos funcionales del
linfocito Th. Dependiendo del patógeno estimulante, las células Th1 y Th2 pueden, hasta
cierto punto, regular negativamente la actividad entre ellas, lo que lleva a la dominación
de una respuesta de Th1 o una Th2.
TABLA

Funciones de las células T

La distinción entre los linfocitos Th tiene importancia clínica. Por ejemplo, en la lepra
tuberculoide domina una respuesta Th1 y en la lepra lepromatosa, una respuesta Th2.
Una respuesta TH1 es característica de ciertas enfermedades autoinmunitarias (p.
ej., diabetes tipo 1, esclerosis múltiple), y una respuesta Th2 estimula la producción de
IgE y el desarrollo de trastornos alérgicos, como así también contribuye a que las células
B produzcan autoanticuerpos en algunos trastornos autoinmunitarios (p. ej, enfermedad
de Graves, miastenia grave). Los linfocitos Th17, mediante su papel en la inflamación,
también pueden contribuir a los trastornos autoinmunitarios como la psoriasis y la artritis
reumatoide. Los pacientes con inmunodeficiencias que se caracterizan por células Th17
defectuosas (p. ej., síndrome de la hiper-IgE [de trabajo]) son especialmente
susceptibles a la infección por Candida albicans y Staphylococcus aureus.
Los linfocitos T reguladores (supresores) (Treg) median la supresión de respuestas
inmunitarias y suelen expresar el factor de transcripción Foxp3. Comprenden subgrupos
funcionales de células T CD4 o CD8 que se desarrollan dentro del timo (Treg natural) o
de células T convencionales al encontrarse con el antígeno en la periferia (Treg
inducida). Los linfocitos T reguladores secretan citocinas como factor de crecimiento
transformante (TGF) -beta e interleucina (IL)-10 con propiedades inmunosupresoras, o
suprimen la respuesta inmunitaria por mecanismos que requieren el contacto entre
células e involucran moléculas de superficie celular como CTLA- 4 y CD25. Los
pacientes con mutaciones funcionales en Foxp3 desarrollan el trastorno
autoinmunitario síndrome IPEX (síndrome
de immunodeficiencia, poliendocrinopatía, enteropatía, ligada al cromosoma X).
Los linfocitos T citotóxicos (Tc) suelen ser CD8, pero pueden ser CD4; son todos
vitales para eliminar microorganismos intracelulares, en especial virus. Los linfocitos Tc
intervienen en el rechazo de órganos trasplantados.
En el desarrollo de los linfocitos Tc, intervienen 3 fases:

 Una célula precursora, cuando recibe el estímulo adecuado, puede diferenciarse


en un linfocito Tc
 Una célula efectora que se ha diferenciado y puede matar a su blanco adecuado
 Una célula memoria quiescente (que no se estimula más) pero está preparada
para convertirse en efectora cuando es reestimulada por la combinación original
de antígeno-MHC

Los linfocitos Tc totalmente activos, como las células natural killer (NK), pueden matar
una célula blanco infectada induciendo apoptosis.

Las células Tc pueden secretar citocinas y, al igual que las células Th, se han dividido en
tipos Tc1 y Tc2 en base a sus patrones de producción de citoquinas.

Los linfocitos Tc pueden ser

 Sinérgicos: generados en respuesta a células propias (autólogas) modificadas por


una infección vírica y otras proteínas extrañas
 Alogénicos: generados en respuesta a células que expresan productos extraños
del MHC (p. ej., en el trasplante de órganos cuando las moléculas del MHC del
donante difieren de las del receptor)

Algunos linfocitos Tc pueden reconocer directamente MHC extraños (vía directa); otros
pueden reconocer fragmentos del MHC presentados por moléculas del MHC propias del
receptor del trasplante (vía indirecta).
Las células T natural killer (NK) son un subgrupo distinto de linfocitos T. Las células NK
activadas secretan IL-4 e interferón-gamma y pueden contribuir a regular respuestas
inmunitarias. Las células NKT difieren de las células NK en el fenotipo y en ciertas
funciones.
Mastocitos
Los mastocitos que se encuentran en los tejidos tienen una función parecida a la de los
basófilos circulantes en la sangre.

Los gránulos de los mastocitos mucosos contienen triptasa y condroitín sulfato; los
gránulos del mastocitos tisulares contienen triptasa, quimasa y heparina. Al liberar estos
mediadores, los mastocitos ejercen una función clave en la generación de respuestas
inflamatorias agudas protectoras; los basófilos y los mastocitos son fuente de reacciones
de hipersensibilidad del tipo I asociadas a la alergia atópica. La degranulación también
puede desencadenarse por los fragmentos anafilotoxina del complemento C3a y C5a.
Células Natural Killer (NK)
Las células natural killer típicas (NK) pertenecen a una categoría de células
denominadas colectivamente células linfoides innatas (que también incluye ILC1, ILC2 e
ILC3). Las células NK constituyen el 5 al 15% de las células nononucleares de la sangre
periférica y tienen un núcleo redondo y citoplasma granular. Inducen apoptosis en las
células anómalas o infectadas a través de varias vías. Al igual que otras células linfoides
innatas, carecen de receptores específicos de antígeno; sin embargo, la evidencia
reciente sugiere que algunas células NK tienen una forma de memoria inmunológica.

Los marcadores de superficie que mejor caracterizan a las células NK son CD2+, CD3-,
CD4-, CD8+, CD16+ (un receptor para IgG-Fc) y CD56+.

Las células NK típicas se consideran importantes para la vigilancia contra los tumores.
Estas células expresan receptores de activación y e inhibición. Los receptores de
activación en los linfocitos NK pueden reconocer varios ligandos sobre las células (p. ej.,
las cadenas A y B relacionadas con las moléculas del MHC clase I [MICA] and chain B
[MICB]); los receptores inhibidores pueden reconocer moléculas del MHC clase I. Las NK
pueden eliminar a sus blancos sólo cuando no existe una señal fuerte proveniente de los
receptores ihibitorios. La presencia de las moléculas del CMH de clase I (expresadas
normalmente en células nucleadas) sobre las células impide así su destrucción; su
ausencia indica que la célula está infectada con ciertos virus que inhiben la expresión del
CMH o ha perdido la expresión del CMH debido a que un cáncer ha transformado la
célula.

Los linfocitos NK también pueden secretar varias citocinas (p. ej., IFN-gamma, IL-1, TNF-
alfa); son una fuente importante de IFN-gamma. Al secretar IFN-gamma, las NK pueden
influir en el sistema inmunitario adquirido al favorecer la diferenciación de los linfocitos T
helper tipo 1 (Th1) e inhibir la de los linfocitos T helper tipo 2 (Th2).

Los pacientes con deficiencias de células NK (p. ej., algunos tipos de inmunodeficiencia
combinada grave) son especialmente susceptibles a las infecciones
por herpesvirus y papilomavirus humano, mientras que un exceso de células NK podría
contribuir al desarrollo de enfermedad autoinmunitaria.
Leucocitos polimorfonucleares
Los leucocitos polimorfonucleares, también denominados granulocitos por los gránulos
citoplasmáticos que contienen, son:

 Neutrófilos
 Eosinófilos
 Basófilos

Los leucocitos polimorfonucleares se encuentran en la circulación y tienen núcleos


multilobulados.

Neutrófilos
Los neutrófilos constituyen el 40 a 70% de todos los leucocitos circulantes; son la
primera línea de defensa contra las infecciones. Los neutrófilos maduros tienen una vida
media de aproximadamente 2 a 3 días.

Durante las respuestas inflamatorias agudas (p. ej., contra la infección), los neutrófilos,
atraídos por factores quimiotácticos y alertados por la expresión de moléculas de
adhesión en el endotelio de los vasos sanguíneos, abandonan la circulación y entran en
los tejidos. Su objetivo es fagocitar y digerir los microorganismos patógenos. Los
microorganismos mueren cuando la fagocitosis genera enzimas líticas y especies
reactivas del oxígeno (p. ej., superóxido, ácido hipocloroso) y desencadena la liberación
del contenido de los gránulos (p. ej., defensinas, proteasas, proteína bactericida
incrementadora de la permeabilidad, lactoferrina, lizosima). También se liberan DNA e
histonas y, junto con el contenido de los gránulos como la elastasa, se producen
estructuras fibrosas llamadas trampas extracelulares de neutrofilos en los tejidos vecinos
que pueden facilitar la muerte de las bacterias al atraparlas y enfocar la actividad
enzimática.

Los pacientes con inmunodeficiencias que afectan la capacidad de los fagocitos para
matar los agentes patógenos (p. ej., enfermedad granulomatosa crónica) son
especialmente susceptibles a las infecciones bacterianas y micóticas crónicas.

Eosinófilos
Los eosinófilos constituyen hasta el 5% de los leucocitos circulantes.
Su objetivo son los microorganismos que demasiados grandes como para ser engullidos;
matan secretando sustancias tóxicas (p. ej., compuestos reactivos del oxígeno similares
a los producidos por los neutrófilos), la proteína principal básica (que es tóxica para los
parásitos), la proteína catiónica del eosinófilo y varias enzimas.

Los eosinófilos también son una fuente importante de mediadores inflamatorios (p. ej.,
prostaglandinas, leucotrienos, factor activador de las plaquetas, muchas citocinas).

Basófilos
Los basófilos constituyen < 5% de los leucocitos circulantes y comparten diversas
características con los mastocitos, aunque ambos tipos de células son llinajes diferentes.
Ambos tienen receptores de alta afinidad para la IgE llamados Fc-épsilon RI (FcεRI).
Cuando estas células encuentran ciertos antígenos, las moléculas de IgE bivalentes
unidas a los receptores se entrecruzan y desencadenan la degranulación celular con la
liberación de mediadores inflamatorios formados previamente (p. ej., leucotrienos,
prostaglandinas, tromboxanos).

Reacciones de Hipersensibilidad
REACCIONES DE HIPERSENSIBILIDAD

Contenido
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 1Introducción
 2Clasificación de las reacciones de hipersensibilidad
o 2.1HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO I: TIPO ANAFILÁCTICO
 2.1.1ANAFILAXIA SISTÉMICA
 2.1.2ANAFILAXIA LOCAL (ALERGIAS ATÓPICAS)
o 2.2HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO II: CITOTÓXICA
o 2.3HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO III (MEDIADA POR INMUNOCOMPLEJOS)
 2.3.1ENFERMEDAD GENERALIZADA POR INMUNOCOMPLEJOS
 2.3.1.1Enfermedad del suero aguda
 2.3.1.2Enfermedad del suero crónica
 2.3.2ENFERMEDAD LOCAL POR INMUNOCOMPLEJOS (REACCIÓN DE
ARTHUS)
o 2.4HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO IV: DE TIPO CELULAR o "retardada"
 2.4.1HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO RETARDADO
 2.4.2CITOTOXICIDAD MEDIADA POR LAS CÉLULAS T
o 2.5Rechazo de trasplantes
 2.5.1RECHAZO HIPERAGUDO
 2.5.2RECHAZO AGUDO
 2.5.3RECHAZO CRÓNICO
o 2.6TRASPLANTES DE ÓRGANOS
 2.6.1Trasplante de Médula Ósea
 2.6.2Trasplante de corazón
 2.6.3Trasplante de pulmón
 3Vídeos
 4Bibliografía
o 4.1Otras páginas en la web

Introducción
A lo largo del desarrollo evolutivo de los seres vivos, se han producido una serie de
cambios en el sistema inmune que han permitido un reconocimiento específico del
antígeno fundamental en la defensa contra los microorganismos patógenos o extraños. La
alteración de este sistema tan específico puede originar patologías que, dependiendo de la
naturaleza del individuo, pueden tener distinto potencial patogénico. El sistema inmunitario
protege contra las sustancias exógenas (originadas en el exterior), la invasión microbiana
y, posiblemente, también frente a los tumores, pero a veces las respuestas inmunitarias
también alteran los tejidos normales del huésped y reaccionan contra antígenos
homólogos y, en ocasiones, contra antígenos endógenos (originados en el interior),
constituyendo así la base de los trastornos autoinmunitarios. Las alteraciones relacionadas
con el sistema inmunitario pertenecen a uno de los tres grupos siguientes:

1. Estados de hipersensibilidad.
2. Autoinmunidad.
3. Estados de deficiencia congénita o adquirida.
Mecanismos de lesión producida por la inmunidad (reacciones de hipersensibilidad):
El ser humano habita en un entorno cargado de sustancias capaces de provocar
respuestas inmunitarias. El contacto con estos agentes llamados alérgenos (los pólenes,
los alimentos, los fármacos, los agentes microbianos, los productos químicos y muchos
derivados sanguíneos utilizados en la práctica clínica) no sólo induce una respuesta
inmunitaria protectora, sino también reacciones que pueden ser nocivas para los tejidos.
Las respuestas inmunitarias provocadas por estos antígenos exógenos adoptan diversas
formas, que van desde las molestias triviales, como el prurito cutáneo, a enfermedades
potencialmente mortales, como el asma bronquial. Estas repuestas reciben, en conjunto, el
nombre de reacción de hipersensibilidad (R-HS), y pueden ponerse en marcha bien por
la interacción del antígeno con los anticuerpos humorales, bien por mecanismos
inmunitarios de tipo celular.
No solo los antígenos exógenos pueden desencadenar reacciones inmunitarias nocivas
para los tejidos, sino que también pueden hacerlo los antígenos intrínsecos del organismo.
Muchas de las enfermedades inmunitarias más importantes se deben a antígenos
intrínsecos del ser humano. Algunas reacciones inmunitarias contra el propio organismo
son desencadenadas por antígenos homólogos, distintos en las personas con carga
genética diferente. Las reacciones trasfusionales y el rechazo de los injertos son ejemplos
de trastornos causados por antígenos homólogos. Otro tipo de enfermedades, las debidas
a antígenos autólogos, constituyen el grupo importante de enfermedades autoinmunitarias.
Parece que estas enfermedades son consecuencia de la ocurrencia de respuestas
inmunitarias frente a autoantígenos.
En algunas reacciones del organismo se produce daño de origen inmunológico, el cual
puede ser producido por anticuerpos o células y así fueron clasificadas inicialmente las R-
HS. Este daño se debe a que el organismo ya conocía el antígeno, o sea se había
sensibilizado y ante una nueva llegada de él se establece una reacción exagerada y
dañina o de hipersensibilidad. Estas reacciones pueden ser inmediatas o tardías, y esto
constituye otra manera de dividirlas, según que las manifestaciones sean en minutos u
horas después de la exposición; o, ya sea que haya un lapso de 1 - 2 días para que se
expresen.
Las enfermedades por hipersensibilidad pueden clasificarse en cuatro tipos básicos que se
basan en la clasificación de Coombs y Gells de 1963 (modificada en 1975), es decir, a
partir de los mecanismos inmunológicos que intervienen en la enfermedad, enfoque útil
para aclarar el mecanismo por el que la repuesta inmunitaria termina por dañar el tejido y
producir enfermedad.

 En la enfermedad de tipo I, la respuesta inmunitaria libera sustancias vasoactivas y


espasmogénicas, que actúan en los vasos y el músculo liso, y citocinas
proinflamatorias, que atraen a las células inflamatorias.
 En los trastornos de tipo II, los anticuerpos humorales participan directamente en la
lesión de las células, predisponiéndolas a la fagocitosis o la lisis.
 La mejor forma de recordar los trastornos de tipo III es como enfermedades por
inmunocomplejos, en las que los anticuerpos humorales se unen a los antígenos y al
complemento activado. A continuación, las fracciones del complemento atraen a los
neutrófilos, que son los que provocan la lesión del tejido a través de la liberación de
enzimas lisosómicas y la producción de radicales libres tóxicos.
 Los trastornos de tipo IV suponen una lesión del tejido en la que las respuestas
inmunitarias de tipo celular por los linfocitos T sensibilizados son las que producen la
lesión celular e hística.
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo I, II y III están mediadas por anticuerpos,
mientras que la de tipo IV está mediada por células (linfocitos T sensibilizados).

Clasificación de las reacciones de


hipersensibilidad
MECANISMOS DE LOS TRASTORNOS INMUNOLÓGICOS

Tipo Prototipo de trastorno Mecanismo inmunológico

Formación de anticuerpo IgE


(citotropo)®liberación inmediata de
aminas vasoactivas y otros
Anafilaxia, algunas formas de asma
Tipo I: Anafiláctico mediadores por los basófilos y los
bronquial
mastocitos, seguida de
reclutamiento de otras células
inflamatorias.

Formación de IgG, IgM unión al


antígeno en la superficie de la célula
Anemia hemolítica diana®fagocitosis de la célula diana o
Tipo II: Citotóxico autoinmunitaria, Eritroblastosis lisis de ésta por la fracción C8,9 del
fetal, Síndrome de Goodpasture complemento activado o por
citotoxicidad celular dependiente del
anticuerpo.

Complejos antígeno-anticuerpo,
Reacción de Arthus, Enfermedad del
Tipo III: Enfermedad complemento activado, atracción de
suero, Lupus eritematoso sistémico,
por neutrófilos, liberación de enzimas
ciertas formas de glomerulonefritis
Inmunocomplejos lisosomales y otras moléculas
aguda
tóxicas.

Tipo IV: Tuberculosis, Dermatitis de Linfocitos T sensibilizados®liberación


Hipersensibilidad de linfocinas y citotoxicidad mediada
mediada por células contacto, Rechazo de trasplantes por células T, se produce en
(Retardada) enfermedad granulomatosa.

Nota: Recientemente se ha definido un tipo V, denominado de hipersensibilidad


estimuladora o neutralizante, en la que anticuerpos específicos se unen a receptores
celulares de otras sustancias (por ejemplo hormonas) produciendo el mismo efecto que
dichas sustancias o inhibiendo la recepción de los agonistas, provocando efectos nocivos
como la inflamación. Un ejemplo es la orbitopatía distiroidea y otro la miastenia gravis,
anteriormente englobada junto con las hipersensibilidades de tipo II. (Biología 2º
bachillerato. Ed. Mc Graw Hill; 2009 Madrid)

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO I: TIPO ANAFILÁCTICO


Dentro de la población existen individuos predispuestos genéticamente a sufrir una
determinada reacción anafiláctica. Estos individuos reciben el nombre de sujetos
atópicos.
Las Atopias se asocian a:

 Alelos del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC o HLA) tipo I: A1B8 y A3B7.
 Alelos del CMH que no se presentan en los individuos normales (no atópicos).
 Cambios genéticos en los linfocitos T CD4 (Helper) que regulan la síntesis de Ig E.
La ATOPÍA consiste en una reacción inmune exagerada (HS tipo I) frente a una serie de
sustancias (alérgenos) que no la provocan en los sujetos no atópicos.
La hipersensibilidad inmediata o tipo I se desarrolla rápidamente, ocurriendo en minutos
tras la combinación de un antígeno con un anticuerpo ligado a mastocitos en individuos
previamente sensibilizados al antígeno. La hipersensibilidad de tipo I, también
denominada hipersensibilidad mediada por IgE (anafiláctica, inmediata o dependiente de
reaginas), está mediada por anticuerpos de clase inmunoglobulina E (IgE) formados en
respuesta a un antígeno determinado (alérgeno). Dentro de los posibles alérgenos
encontramos: Ácaros de polvo, fármacos (como la penicilina, AINES, anestésicos,
bloqueantes musculares, la estreptoquinasa (trombolítico usado en el infarto de miocardio)
y antibióticos), venenos de insectos (sobre todo de himenópteros), polen, alimentos,
contrastes radiológicos (yodo), ... etc. Los haptenos son antígenos incapaces de
desencadenar una respuesta inmune de manera individual por su pequeño tamaño
(antígenos no inmunogénicos). Sin embargo, unidos a otras moléculas sí puede provocar
una reacción de hipersensibilidad. Con frecuencia, estas reacciones se denominan alergia,
y los antígenos que lo provocan, alérgenos.
Con la primera exposición al alérgeno, las células presentadoras del antígeno estimulan
a los linfocitos T CD4+ de tipo TH2 que sintetizan IL-3, IL-5 y el factor estimulante de
colonias de granulocitos y macrófagos (GM-CSF) que permiten el reclutamiento de
eosinófilos. También sintetizan IL-4 que estimula a los linfocitos B para sintetizar y secretar
IgE. Las IgE se unen a los mastocitos y a los basófilos mediante un receptor de la fracción
Fc del Ag quedando así sensibilizados. La primera exposición es asintomática.
Cuando las personas sensibilizadas sufren una nueva exposición al alérgeno (segunda
exposición), éste se une a las IgE presentes en las membranas de los mastocitos
formándose enlaces cruzados entre éstos, provocando:

 Liberación (degranulación) de vesículas preformadas que contienen mediadores


primarios.
 Nueva síntesis de mediadores secundarios.
Reacción pseudoanafiláctica. Existen otros diversos estímulos físicos y químicos (no
antigénicos) que también pueden desencadenar la degranulación, entre los que se
encuentran:

 Los fragmentos C3a y C5a del complemento (anafilotoxinas).


 Citocinas de los macrófagos.
 Algunos fármacos (codeína, morfina).
 La melitina (integrante del veneno de las abejas).
 La luz solar.
 Los traumatismos.
 El calor.
 El frío.
En muchos casos de hipersensibilidad de tipo I, pueden distinguirse dos fases:

1. Una respuesta inicial (rápida), que aparece a los 5-30 minutos a partir de la
reexposición y que cede en 30 minutos.
2. La segunda fase (retardada), que se establece 2 a 8 horas después (sin un nuevo
contacto con el antígeno), dura unos días y se caracteriza por una intensa
infiltración de células inflamatorias y lesión del tejido.
Los mediadores primarios de los mastocitos provocan la reacción inicial rápida. Estos
mediadores son los siguientes:

 Aminas biógenas (histamina-adenosina): inhiben la agregación plaquetaria y producen


contracción del músculo liso bronquial (broncoespasmo), aumento de la permeabilidad
vascular, incremento de la secreción de las glándulas mucosas y vasodilatación
(congestión vascular).
 Quimoquinas (mediadores quimiotácticos): aumentan la reclutación de eosinófilos y
neutrófilos.
 Enzimas contenidas en la matriz de los gránulos, proteasas hidrolasas (quimasa,
triptasa, proteasas e hidrolasas), que, actuando sobre las correspondientes proteínas
precursoras, producen cininas y activan el complemento.
 Proteoglucanos (heparina): función anticoagulante.
Mediador Respuesta tisular Signos y Síntomas

Histamina (Receptores H1) Urticaria, angioedema, edema


Permeabilidad Vascular
Leucotrienos, prostaglandinas laríngeo

Histamina (Receptores H1, H2)

Contracción del músculo liso. Sibilancias, cólicos, hiperemia,


Histamina (Receptores H2)
Vasodilatación. Secreción de hipotensión, rinorrea,
Leucotrienos, prostaglandinas
moco broncorrea.

Los mediadores secundarios actúan en la respuesta retardada que tiene comienzo a las
2-24 horas después de la exposición del alérgeno; puede durar varios días y se caracteriza
por una intensa infiltración de células inflamatorias, con lesión tisular infiltrante. Sus
mediadores secundarios son de dos clases:
1. Mediadores lipídicos que son los siguientes:

 El leucotrieno B4 de gran poder quimiotáctico para los neutrófilos, los


monocitos y los eosinófilos.
 Los leucotrienos C4, D4 Y E4 son mil veces más potentes que la histamina en
relación con el aumento de la permeabilidad vascular y la contracción del
músculo liso bronquial. Además, producen un importante aumento de la
secreción de las glándulas mucosas.
 La prostaglandina D2 da lugar a un intenso broncoespasmo, vasodilatación y
secreción de moco.
 El factor activador de las plaquetas (PAF) produce agregación plaquetaria,
liberación de histamina, broncoconstricción, vasodilatación y aumento de la
permeabilidad vascular. Además, tiene efectos proinflamatorios, como la
quimioatracción y la desgranulación de los neutrófilos.
 SRS-A
2. Citocinas: reclutan y activan a células inflamatorias, parecen producidas por los
mastocitos. Estas citocinas incluyen:

 Factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α).


 Interleucinas (IL-1, IL-3, IL-4, IL-5, IL-6).
 GM-CSF, factor estimulador de colonias de granulocitos-macrófagos.
 Quimiocinas (proteínas quimioatrayentes).
El (TNF-α) es una potente citosina proinflamatoria que recluta y activa muchas
células inflamatorias adicionales. Las células así reclutadas liberan nuevas
citocinas. En la respuesta tardía, los eosinófilos adquieren una especial
importancia y las citocinas (IL-3, IL-5 y GM-CSF) procedentes de las células TH2 y
de los mastocitos favorecen su supervivencia. Las células epiteliales activadas por
el TNF-α secretan las quimiocinas eotaxina y RANTES, con propiedades
quimiotácticas para los eosinófilos. Estos últimos intervienen en la lesión tisular a
través de la proteína básica principal y la proteína catiónica eosinófila.

Resumen de las citoquinas que intervienen en el desarrollo de la hipersensibilidad


tipo I y su función

Mediador Función

IL-3 Estimula la proliferación de los Mastocitos.

IL-4, IL-13 Estimulan y amplifican la respuesta de células TH2.

IL-3, IL-5 y GM-


Estimulan la producción y la activación de los eosinófilos.
CSF

Estimula la inflamación y la producción de citoquinas por muchos


TNF-a
tipos celulares y activa el endotelio.

MIP-1a Quimiotaxis de los leucocitos.

La anafilaxia es una situación clínica grave infradiagnóstica, y por consiguiente, el


tratamiento inmediato correcto con adrenalina no se realiza con la frecuencia deseada.
Comúnmente se define la anafilaxia como un síndrome clínico de potencial riesgo vital
caracterizado por su rápida instauración y sus manifestaciones multisistémicas. Este
cuadro clínico se produce como resultado de la acción de mediadores químicos liberados
de forma súbita por mastocitos o basófilos. Esta liberación puede producirse como
consecuencia de un mecanismo inmunológico IgE mediado (reacción anafiláctica) o un
mecanismo no inmunológico (reacción anafilactoide).
ANAFILAXIA SISTÉMICA
La anafilaxia sistémica se caracteriza por shock vascular, edema extenso y
dificultad respiratoria. Es típico que la anafilaxia sistémica se desencadene
tras la administración oral o parenteral de alérgenos como antisueros,
fármacos, hormonas o enzimas. Su gravedad depende del grado previo de
sensibilización por lo que, en huéspedes adecuados, dosis incluso minúsculas
pueden provocar un shock. Minutos después de la exposición se produce
prurito(hormigueo o irritación de la piel que provoca el deseo de rascarse en el
área afectada), urticaria y eritema, seguidos de broncoconstricción y edema
laríngeo, que progresan hacia la obstrucción laríngea, el shock hipotensivo y
la muerte en minutos-horas. En la autopsia se encuentran edema y
hemorragia pulmonar (reflejo del aumento de la permeabilidad vascular),
hiperdistensión bronco alveolar y dilatación del ventrículo derecho (reflejo de
la vasoconstricción pulmonar).
De este modo la anafilaxia sistémica, especialmente en su forma letal, es muy
rara en el hombre; actualmente la gran mayoría de los casos se deben a
la alergia a la penicilina y el resto de picaduras de
insectos (particularmente las abejas y los alacranes) o a la administración
intravenosa de sustancias radiopacas.
La incidencia de anafilaxia (choque alérgico) es conocida en relación a la
penicilina de 10 a 50 por cada 100.000 inyecciones, y de éstas son
reacciones fatales de 100 a 500 por año en los Estados Unidos.
ANAFILAXIA LOCAL (ALERGIAS ATÓPICAS)
Un ejemplo claro de éste tipo de reacciones es la denominada alergia
atópica. La atopia es una predisposición hereditaria al desarrollo de
respuestas locales de tipo I frente a alérgenos inhalados o ingeridos. Este tipo
de anafilaxia depende de la puerta de entrada del alérgeno y está regulada
por mediadores locales. Entre estos alérgenos encontramos el polen, la caspa
de animales, el polvo casero, el pescado y otros. Afectan al 10% de la
población y provoca dermatitis atópica, fiebre del heno, asma bronquial y rinitis
alérgica. Además algunos pacientes pueden presentar urticaria, angioedema,
prurito y secreciones gástricas. Los genes probablemente relacionados con la
atopia se encuentran en 5q31, lugar donde se localizan muchos de los genes
de las citocinas de tipo TH2.

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO II: CITOTÓXICA


La hipersensibilidad de tipo II depende de los anticuerpos dirigidos contra
antígenos intrínsecos o extrínsecos que se encuentran sobre la superficie
celular o en otros componentes tisulares, en ambos casos la reacción de
hipersensibilidad se debe a la unión de los anticuerpos a los antígenos,
normales o alterados, de la superficie celular. Así pues, la unión entre un
Antígeno (exógeno o endógeno) y un Anticuerpo (IgG o IgM) desencadena la
reacción inmune patológica, mediada humoralmente y que conduce a la
destrucción de la célula, su fagocitosis, o afectación de sus funciones. La
lesión posterior se produce por alguno de los mecanismos siguientes:
1. Reacciones dependientes del complemento: se producen bien por lisis
directa, a través del complejo de ataque de membrana (MAC) formado por los
componentes C5-C9 del complemento, o bien por opsonización (facilitación de
la fagocitosis), como consecuencia de la fijación de fragmentos C3b. Este tipo
de hipersensibilidad de tipo II afecta sobre todo a las células sanguíneas
(eritrocitos, leucocitos, plaquetas), pero los anticuerpos también pueden actuar
sobre estructuras extracelulares (por ejemplo, membranas basales
glomerulares, en la nefritis anti-membrana basal glomerular). Como ejemplos
clínicos podemos citar:

 Reacciones transfusionales: anticuerpos del receptor dirigidos contra


antígenos eritrocitarios incompatibles de la sangre del donante.
 Eritroblastosis fetal: anticuerpos IgG maternos (capaces de atravesar la
placenta) dirigidos contra los antígenos eritrocitarios fetales. Se produce con
una madre sensibilizada (con un primer contacto previo).
 Trombocitopenia, agranulocitosis o anemia hemolítica autoinmunitarias:
autoanticuerpos frente a las células de la propia sangre.
 Reacciones frente a algunos fármacos: anticuerpos contra fármacos que
forman complejos con antígenos eritrocitarios u otras proteínas.
 Enfermedad de Goodpasture: anticuerpos contra componentes de las
membranas basales renales y pulmonares. Se presenta edema en el pulmón
con hemorragias pulmonares y síndrome nefrótico.
2. Citotoxicidad de tipo celular dependiente de los anticuerpos
(ADCC): Este tipo de lesión celular mediada por anticuerpos no implica la
fijación del complemento sino que, por el contrario, exige la cooperación
de los leucocitos. Las dianas, con bajas concentraciones de anticuerpo
unido (IgG o IgE) son lisadas (sin fagocitosis) por células no sensibilizadas
que disponen de receptores Fc (monocitos, neutrófilos, eosinófilos y
células citolíticas naturales (NK). La ADCC podría ser importante en las
parasitosis o en los tumores, y también desempeñar un papel
preponderante en el rechazo de los trasplantes.
3. Disfunción celular mediada por anticuerpos: en algunos casos, los
anticuerpos dirigidos contra los receptores de la superficie celular pueden
alterar o modificar la función sin causar lesiones celulares ni inflamación.
En la Miastenia grave (la miastenia comienza con ptosis hasta llegar a
bloquear todo el cuerpo), los anticuerpos contra el receptor de la
acetilcolina alteran la transmisión neuromuscular, y en la Enfermedad de
Graves, los anticuerpos contra el receptor de la hormona estimulante del
tiroides (TSH) contribuyen a la hiperfunción tiroidea.

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO III (MEDIADA


POR INMUNOCOMPLEJOS)
La hipersensibilidad mediada por inmunocomplejos (tipo III) está
mediada por complejos antígeno-anticuerpo (inmunocomplejos - Ag-Ab)
que se forman en la circulación o en localizaciones extravasculares,
donde se depositan. Los antígenos pueden ser exógenos (agentes
infecciosos) o endógenos. El complejo Ag-Ac produce lesión tisular
induciendo inflamación en los sitios en que se depositan. La lesión
posterior se debe a la activación de diversos mediadores séricos,
especialmente el complemento.
La reacción tóxica comienza cuando el antígeno se combina con el
anticuerpo y forma un inmunocomplejo, ya sea en la circulación
(inmunocomplejos circulantes) o en localizaciones extravasculares en las
que se haya depositado el primero (inmunocomplejos in situ). Estos
inmunocomplejos se depositan en tejidos sanos y generan reacciones
inflamatorias (activa el sistema del complemento y la destrucción de los
inmunocomplejos por fagocitosis).
Las reacciones de hipersensibilidad tipo II y tipo III son bastante
parecidas. En ambas los inmunocomplejos pueden ser IgG o IgM, pero la
diferencia fundamental es que el antígeno de las de tipo III es soluble y en
las de tipo II se encuentra en la superficie celular. Además, en la tipo II el
Ac se une al Ag en el tejido, y después se desencadena la reacción
inmune, mientras que la III primero se forma el inmunocomplejo que es
circulante, y después por distintas causas se deposita causando la lesión
y la respuesta inmune. En todo caso, puesto que la acción perjudicial del
anticuerpo (Ac) requiere su unión con el antígeno (Ag) formando
complejos Ag-Ac, cabe englobar los fenómenos de inmunopatogenicidad
mediada por anticuerpos bajo la denominación de lesiones o trastornos
por complejos inmunes o inmunocomplejos.
Expresamente se excluyen de esta consideración las reacciones de
mecanismo anafiláctico, mediados por anticuerpos de clase IgE.
Su mecanismo fisiopatológico deriva de:

1. La interferencia física.
2. La inflamación en el sitio de formación o de depósito de los
inmunocomplejos.
3. La citotoxicidad, entendiendo como tal cualquier forma de
afectación estructural de las células.
4. La opsonización, por el anticuerpo sólo o por fijación, mediada por
anticuerpos, de los primeros componentes del complemento.
5. La alteración funcional.
ENFERMEDAD GENERALIZADA POR
INMUNOCOMPLEJOS
En esta enfermedad, los inmunocomplejos se forman en la circulación y
se depositan en todo el organismo. La patogenia de la enfermedad
sistémica por inmunocomplejos puede dividirse en tres fases:

1. Formación de los complejos antígeno-anticuerpo en la circulación.


2. Depósito de los inmunocomplejos en distintos tejidos.
3. Reacción inflamatoria en varias localizaciones corporales.
Enfermedad del suero aguda
La enfermedad del suero aguda es el prototipo de una enfermedad
sistémica por inmunocomplejos y se debe a la administración de grandes
cantidades de suero extraño (globulina antitimocito esquina). Unos 5 días
después de la inoculación del suero, los anticuerpos séricos anticaballo
recién sintetizados se unen al antígeno extraño para formar
inmunocomplejos circulantes. Los pequeños
inmunocomplejos (formados inicialmente cuando hay un exceso de
antígeno) circulan durante largos períodos y se unen, aunque con escasa
avidez, a los fagocitos mononucleares siendo depurados de modo poco
efectivo. Los complejos se depositan en diversas paredes capilares o
arteriolares, provocando una vasculitis. El aumento de la permeabilidad
vascular secundario a la activación de las células inflamatorias, que tiene
lugar cuando los inmunocomplejos se unen a los receptores de Fc o de
C3b, favorece este depósito. Las células inflamatorias activadas liberan
mediadores vasoactivos, entre ellos las citocinas. Entre los tejidos
afectados se encuentran los glomérulos renales (con la
consiguiente glomerulonefritis), las articulaciones (artritis), la piel, el
corazón y las superficies serosas. Cuando la producción de anticuerpos
persiste, acaban por formarse grandes inmunocomplejos (en situación de
exceso de anticuerpos), que son eliminados por los fagocitos, acabando
así la enfermedad.
El depósito de inmunocomplejos activa la cascada del complemento, con:

 Liberación de C3b, que favorece la opsonización.


 Liberación de C5a (factor quimiotáctico), con lesiones secundarias
mediadas por los monocitos y los neutrófilos.
 Liberación de C3a y C5a, que aumentan la permeabilidad vascular y
producen contracción del músculo liso.
 Citólisis mediada por el MAC.
 Disminución de los niveles séricos de complemento debido a su
consumo.
Los inmunocomplejos provocan también la agregación de las plaquetas
(con posterior desgranulación) y activan el factor XII (factor de Hageman).
Así pues, en el proceso patológico intervienen también la cascada de la
coagulación y los sistemas de cininas.
- Morfología: depósitos fibrinoides en la pared de los vasos con
infiltración de neutrófilos y hemorragia y edema circundantes: vasculitis
necrotizante aguda (necrosis fibrinoide). También pueden encontrarse
trombosis superpuesta y necrosis del tejido distal a la lesión. Los
inmunocomplejos y el complemento se demuestran con
inmunofluorescencia, en la que aparecen como depósitos granulares, o
con microscopia electrónica, en forma de depósitos electrodensos
situados en las membranas basales. Con el tiempo y la eliminación
(catabolismo) del antígeno que provoca la reacción y de los
inmunocomplejos, las lesiones desaparecen.
Enfermedad del suero crónica
Definición: Es una reacción similar a una alergia. Específicamente, es
una reacción del sistema inmunitario a ciertos medicamentos, a proteínas
inyectadas empleadas para tratar afecciones inmunitarias o al antisuero,
la parte líquida de la sangre que contiene anticuerpos que ayudan a
proteger contra sustancias tóxicas o infecciosas.
Causas, incidencia y factores de riesgo: El suero es la porción líquida
de la sangre. No contiene células sanguíneas, pero sí muchas proteínas,
incluyendo anticuerpos, que se forman como parte de la respuesta
inmunitaria para proteger contra infección.
El antisuero se toma de una persona o animal con inmunidad contra una infección
o sustancia tóxica particular. El antisuero se puede utilizar para proteger a una
persona que ha estado expuesta a un microorganismo potencialmente peligroso
contra el cual la persona no ha sido vacunada. Por ejemplo, una persona puede
recibir un cierto tipo de inyección de antisuero si ha estado expuesta al tétanos y la
rabia. Esto se denomina inmunización pasiva y le da a la persona protección
inmediata, aunque temporal, mientras el cuerpo desarrolla una respuesta
inmunitaria personal contra la toxina o el microorganismo.
Durante la enfermedad del suero, el sistema inmunitario identifica erróneamente
una proteína en el suero como una sustancia potencialmente dañina (antígeno). El
resultado es una respuesta del sistema inmunitario defectuosa que ataca el
antisuero, causando inflamación u otros síntomas.
Ciertos medicamentos, como penicilina, cefaclor y sulfamidas, pueden causar una
reacción similar. A diferencia de otras alergias a medicamentos, que se desarrollan
muy rápido después de recibir el medicamento por segunda (o siguiente) vez, la
enfermedad del suero puede desarrollarse entre 7 y 21 días después de la primera
exposición al medicamento.
Las proteínas inyectadas, como el concentrado de globulinas antitimocíticas
(usado para tratar un rechazo a un trasplante) y rituximab (empleada para tratar
trastornos inmunitarios y cánceres), causan reacciones de la enfermedad del
suero.
Los hemoderivados también pueden causar la enfermedad del suero.
Síntomas:

 Fiebre.
 Indisposición general.
 Urticaria.
 Picazón.
 Dolor articular.
 Erupción cutánea.
 Ganglios linfáticos inflamados.
Nota: los síntomas generalmente no se desarrollan
hasta 7 a 21 días después de la primera dosis de
antisuero o exposición al medicamento. Sin embargo,
algunas personas pueden desarrollar síntomas en 1 a
3 días si han estado previamente expuestas a la
sustancia.
Signos y exámenes: Los ganglios linfáticos pueden
estar inflamados y sensibles al tacto. La orina puede
contener sangre o proteína y los exámenes de sangre
pueden mostrar signos de inflamación de los vasos
sanguíneos.
Tratamiento:

 Las cremas o ungüentos con corticosteroides u


otros medicamentos calmantes para la piel
pueden aliviar la molestia causada por la picazón
y la erupción cutánea.
 Los antihistamínicos pueden acortar la duración
de la enfermedad y ayudar a aliviar la erupción y
la picazón.
 Los medicamentos antinflamatorios no esteroides
(AINES), como ibuprofeno y naproxeno, pueden
aliviar el dolor articular. Asimismo, se pueden
prescribir corticosteroides orales, como la
prednisona, para casos graves.
 Se deben suspender los medicamentos
causantes del problema y evitar en lo sucesivo el
uso del medicamento o del antisuero.
Expectativas (pronóstico): los síntomas
generalmente desaparecen en cuestión de unos
pocos días.
Complicaciones: si el fármaco o antisuero que causó
la enfermedad del suero se utiliza de nuevo en el
futuro, el riesgo de tener otra reacción similar es
bastante alto.
Las complicaciones abarcan:

 Shock anafiláctico, una reacción inmediata y


potencialmente mortal.
 Inflamación de los vasos sanguíneos.
 Hinchazón de la cara, los brazos y las piernas.
Son situaciones que requieren asistencia médica.
La persona debe consultar con el médico si le han
administrado un medicamento o antisuero durante las
últimas cuatro semanas y aparecen síntomas de la
enfermedad del suero.
Prevención: No hay manera conocida de prevenir el
desarrollo de la enfermedad del suero. Las personas
que han experimentado la enfermedad del suero,
shock anafiláctico o alergia a un medicamento deben
evitar el uso futuro del antisuero o el medicamento.
ENFERMEDAD LOCAL POR
INMUNOCOMPLEJOS (REACCIÓN DE
ARTHUS)
En la enfermedad local por inmunocomplejos se
produce una vasculitis tisular localizada y necrosis
secundaria a:

 La formación o el depósito local de


inmunocomplejos.
 La siembra de antígenos en un tejido
determinado (glomérulo renal), con formación
posterior in situ de inmunocomplejos.
Esta reacción puede producirse de manera
experimental, inyectando el antígeno por vía
intracutánea en huéspedes, previamente
sensibilizados, que poseen los anticuerpos
circulantes adecuados. El antígeno se deposita en las
paredes vasculares e induce la precipitación de
grandes inmunocomplejos (exceso de anticuerpo). La
activación del complemento y de la cascada de la
coagulación, así como de la agregación plaquetaria,
causan la necrosis fibrinoide. La trombosis
superpuesta puede provocar la necrosis del tejido.

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO
IV: DE TIPO CELULAR o
"retardada"
La Hipersensibilidad de tipo IV se pone en marcha
por la acción de linfocitos T específicamente
sensibilizados, e incluye la hipersensibilidad de tipo
retardado iniciada por células TCD4+ (Th) y
la citotoxicidad mediada por las células TCD8+
(Tc). Este tipo de hipersensibilidad se lleva a cabo
mediante la destrucción de la célula afectada
(citotoxicidad por células Tc) o su aislamiento
(formación de granulomas por Th). Es el patrón de
respuesta inmunitaria fundamental frente a diversos
agentes microbianos intracelulares, especialmente
el Mycobacterium Tuberculosis y también frente a
numerosos virus, hongos, protozoos y parásitos.
También son reacciones de hipersensibilidad
mediada por células las denominadas dermatitis de
contacto por sustancias químicas.
Mediadores químicos derivados de células cebadas o
basófilos que explican las reacciones alérgicas y
pseudoalérgicas inmediatas.
HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO
RETARDADO
La hipersensibilidad de tipo retardado es el patrón
principal de respuesta a Mycobacterium tuberculosis,
hongos, protozoos y parásitos, así como a la
sensibilidad cutánea por contacto. Este tipo de
hipersensibilidad contribuye, asimismo, al rechazo de
los trasplantes. Se trata de una reacción mediada por
las células CD4+(TH1), que secretan citocinas
específicas, cuando se encuentran frente a un
antígeno procesado asociado al complejo principal de
histocompatibilidad (MHC, major histocompatibility
complex) de clase II. La IL-12, secretada por los
macrófagos que han ingerido microbios u otras
partículas antigénicas, facilita la inducción de la
respuesta TH1. Las células TH1 producen diversas
citocinas, como el interferón gamma (IFN-γ),la IL-2 y
el TNF-α. Estas citocinas intervienen en la producción
de la lesión a través del reclutamiento y activación de
monocitos y macrófagos sin especificidad antigénica.
Si los antígenos persisten, o no pueden degradarse,
el infiltrado inicial inespecífico de células T y
macrófagos es sustituido por macrófagos que se
transforman en células epiteliodes y células gigantes
(macrófagos activados), con lo que acaban
formándose granulomas focales
CITOTOXICIDAD MEDIADA POR LAS
CÉLULAS T
El patrón de respuesta más importante en muchas
infecciones virales y frente a las células tumorales es
la producción de linfocitos TCD8+ citotóxicos (LTC).
Los LTC contribuyen también al rechazo de los
trasplantes o aloinjertos. Estas células reconocen a
los antígenos procesados que se presentan
asociados al MHC de clase I. La lesión producida por
los LTC se efectúa a través de las vías perforina-
granzima y Fas-FasL, que en último término provocan
apoptosis.

Rechazo de trasplantes
Lo describimos aquí porque en él parecen intervenir
varias de las reacciones de hipersensibilidad ya
expuestas anteriormente. Uno de los objetivos de la
investigación inmunológica actual consiste en lograr
el trasplante satisfactorio de tejidos al hombre sin que
aparezca el rechazo inmunitario. Aunque en este
momento, la experiencia quirúrgica sobre trasplantes
de piel, riñón, corazón, pulmones, hígado, bazo,
médula ósea y órganos endocrinos está
perfectamente dominada, deja muy atrás a la
capacidad para hacer que el receptor acepte de
forma permanente el injerto extraño.
La tipificación ABO y la tipificación del
HLA (antígeno tisular) antes del trasplante ayudan a
asegurar que se logre una compatibilidad lo más
cercana posible. Generalmente, se requiere suprimir
el sistema inmunológico del paciente receptor del
trasplante por el resto de su vida para evitar el
rechazo del tejido en el futuro.
Por definición, los antígenos de trasplantes son los
que afectan la supervivencia de los injertos
intercambiados entre individuos genéticamente
distintos, sean de la misma o de diferentes especies.
El rechazo es un proceso complejo en el que
intervienen tanto la inmunidad de tipo celular como
los anticuerpos circulantes; además las
contribuciones relativas de los dos mecanismos
varían de unos injertos a otros, lo que a menudo se
refleja en las características histológicas de los
órganos rechazados.
Se describe con cierto detalle el rechazo del
trasplante renal y, a continuación, se hacen algunos
breves comentarios acerca del trasplante de médula
ósea. Sin embargo, con escasas variaciones, los
conceptos son similares a los aplicables a otros
tejidos y órganos.
Las células T CD8+ y CD4+ reaccionan frente a los
antígenos MHC procesados de los injertos. Las
consecuencias de esta reacción son una citólisis
directa mediada por los LTC o una lesión de la
microvascularización, isquemia del tejido y
destrucción mediada por los macrófagos. En
determinadas circunstancias, las respuestas
mediadas por anticuerpos también son importantes y
consisten en lesión de las células endoteliales con la
consiguiente vasculitis. En general, este patrón de
rechazo responde mal a los fármacos
inmunosupresores.
RECHAZO HIPERAGUDO
Es por fortuna un evento muy raro; la catástrofe se
observa sobre todo en mujeres multíparas y en
individuos que reciben un segundo aloinjerto, o bien
en caso de incompatibilidad entre el receptor y el
aloinjerto en el sistema ABO sanguíneo. Cuando el
receptor ha sido previamente sensibilizado a los
antígenos existentes en el injerto (una transfusión de
sangre, un embarazo anterior, infecciones por
microorganismos con reacciones cruzadas con el
sistema HLA) se produce un rechazo hiperagudo
inmediato, que se manifiesta en un plazo variable
entre minutos y 1 ó 2 días, y en el que los anticuerpos
circulantes preformados se unen a los antígenos en el
lecho vascular del injerto, provocando una lesión
mediada por el complemento y de tipo ADCC. El
proceso es irreversible y si el órgano se deja in situ
varios días, cuando finalmente se extirpa muestra
trombosis venosa generalizada y necrosis extensa del
parénquima.
La imagen microscópica se caracteriza por un órgano
cianótico, moteado y flácido. Microscópicamente, las
lesiones son similares a las de la reacción de Arthus
(descrita anteriormente). Se depositan
inmunoglobulinas y complemento en las paredes
vasculares con lesión endotelial, microtrombos de
fibrina y plaquetas, infiltración por neutrófilos y
necrosis fibrinoide arteriolar, seguida de infarto
parenquimatoso distal.
RECHAZO AGUDO
El rechazo agudo se produce a los pocos días del
trasplante o tras la interrupción del tratamiento
inmunosupresor. A él contribuyen, en grados
diversos, tanto los mecanismos celulares como los
humorales. El episodio se caracteriza clínicamente
por fiebre, leucocitosis, hipertensión arterial,
proteinuria y disminución progresiva del volumen
urinario, acompañada de insuficiencia renal.
El rechazo agudo celular se caracteriza por un
infiltrado intersticial de células mononucleares
(macrófagos, células plasmáticas células T, tanto
CD4+ como CD8+). Los LTC CD8+ lesionan las
células epiteliales de los túbulos y las endoteliales de
los vasos. Las alteraciones secundarias a las células
T CD4+ se deben a una reacción de hipersensibilidad
retardada. Es típico que el rechazo celular responda
rápidamente a los fármacos inmunosupresores.
La vasculitis por rechazo agudo se debe a los
anticuerpos antidonante. Se produce durante los
primeros meses siguientes al trasplante y provoca
una vasculitis necrotizante con la consiguiente
trombosis. También puede producirse una vasculitis
subaguda, que causa el engrosamiento de la íntima
por fibroblastos proliferantes y acumulación de
macrófagos espumosos. El estrechamiento resultante
de los vasos puede dar lugar a infartos.
RECHAZO CRÓNICO
El rechazo crónico se produce después de meses o
años y se caracteriza por la pérdida progresiva de la
función del órgano trasplantado (es decir, una
elevación de la creatinina sérica) sin datos de
rechazo agudo y generalmente a pesar de
tratamiento inmunosupresor vigoroso. Actualmente es
la forma más común de rechazo y sin embargo es la
que menos se comprende.
Morfológicamente, las arterias muestran una densa
fibrosis de la íntima, que es, probablemente, el
estadio final de episodios recidivantes de rechazo
agudo y que provoca la lesión isquémica del
parénquima. A menudo, se encuentra un infiltrado
intersticial mononuclear con numerosas células
plasmáticas y eosinófilos.

TRASPLANTES DE ÓRGANOS
Trasplante de Médula Ósea
El trasplante de médula ósea plantea algunos
problemas peculiares. Este tipo de trasplante se usa
en las neoplasias malignas hematológicas (leucemia),
en la anemia aplásica o en estados de
inmunodeficiencia. El receptor recibe niveles letales
de radiación (o quimioterapia, o ambas) para
erradicar las células malignas , crear un lecho
satisfactorio para el injerto y reducir al mínimo el
rechazo de la médula trasplantada. No obstante, las
células NK (Natural Killer) del receptor o las células T
resistentes a la radiación pueden dar lugar a
importantes rechazos del trasplante.
El problema característico del transplante de médula
ósea es la Enfermedad de injerto contra
huésped (EICH), que se debe a la introducción de
células inmunocompetentes o de precursores de
estas procedentes del donante. Las células
trasplantadas reconocen a las células del huésped
como extrañas, lo que determina su ataque por las
células T CD8+ y CD4+. Los tejidos más afectados
suelen ser el hígado, la piel y la mucosa
gastrointestinal. Se produce además una intensa
inmunodepresión con reactivación de las infecciones
por citomegalovirus, sobre todo en el pulmón. La
EICH crónica produce alteraciones cutáneas similares
a las observadas en la esclerosis sistémica.
La EICH y sus complicaciones (infecciones) suelen
ser mortales. Para reducir la gravedad de esta
enfermedad, se intenta que los MHC sean lo más
compatibles posible y eliminar las células T de la
médula ósea del donante. Sin embargo, los injertos
de médula ósea carentes de células T prenden mal, y
cuando se recurre a este tipo de médula para el
trasplante en caso de leucemia, la tasa de recidiva de
esta última es mayor. Parece ser, que las células T
del donante existentes en la médula ósea ejercen un
efecto de injerto contra leucemia.
Trasplante de corazón
El trasplante de corazón es una de las operaciones
de trasplante más comunes que se realizan en los
Estados Unidos.
Se recomienda en caso de insuficiencia cardíaca
causada por:

 Arteriopatía coronaria.
 Miocardiopatía (enfermedad del músculo
cardíaco).
 Valvulopatía cardíaca con insuficiencia cardíaca
congestiva.
 Enfermedad cardíaca congénita grave.
 Ritmo cardíaco anormal y potencialmente mortal
que no responde a otras terapias.
La cirugía de trasplante de corazón no se recomienda
para pacientes que tengan:

 Enfermedad hepática, renal o pulmonar.


 Diabetes insulino-dependiente con
funcionamiento deficiente de otros órganos.
 Otros tipos de enfermedades de los vasos
sanguíneos del cuello y las piernas.
 Otras enfermedades potencialmente mortales.
Descripción del procedimiento: el cirujano hace un corte a través de la piel y el
esternón, abre el pecho y le conecta a un aparato corazón-pulmón. Este aparato
hace las funciones del corazón y pulmón durante la operación. Los médicos
extirpan todo excepto la pared trasera de la cámara superior del corazón. Las
cámaras superiores del corazón del donador están abiertas, y el corazón del
donador está cosido en su lugar. En seguida, se conectan los vasos sanguíneos y
la sangre empieza a fluir y a calentar el corazón.
El trasplante de corazón prolonga la vida de un
paciente que de otra manera moriría. Cerca del
80% de las personas a quienes se les practican
trasplantes de corazón siguen vivos dos años
después de la cirugía. El principal problema,
como sucede con otros trasplantes, es el rechazo
al injerto.
Combatir el rechazo es un proceso continuo. El
sistema inmunitario considera al órgano
trasplantado como una infección y
automáticamente lo combate. Por esta razón, los
pacientes deben tomar medicamentos, como
ciclosporina y corticosteroides, para inhibir la
respuesta inmunitaria del cuerpo. La desventaja
de estos medicamentos es que debilitan las
defensas naturales que tiene el organismo contra
diversas infecciones.
Trasplante de pulmón
Un trasplante de pulmón generalmente es el
último recurso de tratamiento para una
insuficiencia pulmonar. Los tejidos del donante
deben ser lo más compatibles posible con los del
receptor para reducir las probabilidades de que
dicho tejido trasplantado sea rechazado.
Los trasplantes de pulmón se pueden
recomendar para pacientes con cualquier
enfermedad pulmonar severa. Algunos ejemplos
de patologías que pueden requerir este trasplante
son:

 Fibrosis quística.
 Enfisema.
 Fibrosis pulmonar idiopática
 Sarcoidosis.
El trasplante de pulmón no se recomienda para:

 Pacientes que estén demasiado enfermos


para someterse a este procedimiento.
 Pacientes cuya enfermedad pulmonar
probablemente vaya a afectar el o los nuevos
pulmones.
 Pacientes que padezcan enfermedad severa
de otros órganos.
 Pacientes con FQ (Fibrosis quística)
colonizados por bacterias multirresistentes
como Burkholderia cepacia,
Stenotrophomonas maltophilia etc.
Descripción del procedimiento: mientras el paciente está inconsciente y sin dolor
(bajo anestesia general), se hace una incisión en el tórax. Se utilizan tubos para
redirigir la sangre del paciente a través de un sistema de circulación extracorporal
para mantenerla oxigenada y hacerla circular a través del cuerpo durante la
cirugía. Se extirpa uno o los dos pulmones del paciente y luego se sutura el o los
pulmones donados en su lugar. Se insertan sondas pleurales para drenar aire,
líquido y sangre fuera del tórax por varios días, con el fin de permitirle a los
pulmones reexpandirse por completo.
Algunas veces, los trasplantes de corazón y
pulmón se realizan al mismo tiempo
(trasplante corazón-pulmón) si el corazón del
paciente también está enfermo.
Para combatir el rechazo los pacientes con
trasplante deben tomar los medicamentos
citados en el trasplante anterior.

Vídeos
1. Animación sobre Reacción de
Hipersensiblidad Tipo I Ed.
McGrawHill
2. Animación sobre la Hipersensibilidad
Citotoxica Ed. McGrawHill
3. Animación sobre Reacción de
Hipersensiblidad Tipo III Ed.
McGrawHill
4. Animación sobre Reacción de
Hipersensibilidad tipo IV Ed.
McGrawHill
5. Osmosis: Type I hypersensitivity
(IgE-mediated hypersensitivity) -
causes, symptoms, pathology
6. Osmosis: Type II hypersensitivity
(cytotoxic hypersensitivity) - causes,
symptoms, & pathology
7. Osmosis: Síndrome de Goodpastura
8. Osmosis: Type III hypersensitivity
(immune complex mediated) -
causes, symptoms & pathology
9. Osmosis: Type IV hypersensitivity
(cell-mediated) - causes, symptoms,
treatment & pathology

Bibliografía
1. Patología Estructural y funcional.
Robbins. Ed. Mc-Graw-Hill
Interamericana. 6ª Edición.
2. Manual de Patología Estructural y
funcional. Robbins. Ed. Mc-Graw-Hill
Interamericana. 6ª Edición.
3. Patología Humana. Robbins. Ed.
Elservier. 7ª Edición. 2004
4. El médico interactivo: Reacciones de
hipersensibilidad. Anafilaxia
5. Monografias.com: Hipersensibilidad
6. DrScope: Mecanismos
Inmunopatológicos Humorales
7. DrScope: Inmunopatología de los
Trasplantes
8. Tratado de trasplantes de órganos,
Volumen 2, Vicente Rosario, Rafael
Montero

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