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Tema III
La verdad
El término verdad puede ser entendido en tres sentidos principales: ontológico, lógico y moral.
En el primer caso se trata del trascendental verdad; la verdad ontológica o verdad de las cosas a
lo que haremos referencia en primer término. Rechazar la verdad como dimensión de la realidad
sería negar la consistencia misma de las cosas, de modo tal que nuestro conocimiento y nuestra
voluntad se quedarían sin referentes.
1
De Veritate, I, a.2, resp.
2
Cfr., Gilson, E., El tomismo. Desclée de Brower, Buenos Aires 1951, p. 329 y ss.
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Tema III: La verdad
concepto de verdad es análogo, esto es, que se predica de muchas cosas en diferentes sentidos
considerando un orden prioridad o posterioridad3.
El trascendental verdad significa que todo ente es inteligible, esto es, que tiene la propiedad de
poder ser captado por una inteligencia; es capaz de suscitar una estimación verdadera por parte del
sujeto que lo conoce5; es esa luminosidad por la cual la naturaleza se hace accesible a nuestro
conocimiento.
En el caso de las cosas artificiales, producidas por el hombre, la inteligibilidad de las mismas es
puesta por la inteligencia práctica del artífice o artesano que produce su obra partiendo de una idea
ejemplar que tiene en su mente previamente; su mente o inteligencia es la causa de la inteligibilidad
3
“Pues bien, en este tipo de predicación analógica, no es necesario que el sujeto que recibe con prioridad la atribución
común sea causa de los otros. Basta –advierte Santo Tomás- con que sea el primero en el que se encuentra aquella
razón común. Un ejemplo típico puede aclarar esta observación: sano se predica con prioridad –es decir,
principalmente- del animal pues él es propiamente el que es sano: en él se encuentra primeramente la razón perfecta
de la salud. La medicina, en cambio, es causa de la salud, pero de ella sano se predica con posterioridad al animal, ya
que el remedio sólo se puede llamar sano por atribución. Otro tanto ocurre en el caso de la verdad: los entes causan la
verdad, pero donde primariamente se encuentra la razón formal de la verdad es en el entendimiento”. Llano, A.,
Gnoseología. EUNSA, Navarra 2007, p. 30.
4
Si se considera al ente en sí mismo:
- de un modo negativo, esto es, negando, rechazando, su división interior, es uno;
- de un modo positivo, es decir afirmando que tiene una esencia, es cosa.
Si se considera, en cambio, al ente en relación:
- a otros entes, en cuanto es lo otro, tiene una esencia que lo hace ser distinto a otras cosas, entonces es
denominado algo;
- a diferentes potencias del alma, en primer lugar a la inteligencia, es verdadero;
- al apetito, es bueno;
- a una conjunción de conocimiento y apetito, es bello.
Tales son los 6 trascendentales. Todos ellos se convierten con la noción de ente y entre sí, de modo que todo ente es
uno, verdadero, bueno… y, a su vez, puede afirmarse que todo lo verdadero es bueno, lo bueno verdadero, bello, etc.
5
“El ente se convierte con lo verdadero, porque toda realidad es –por estar determinada- cognoscible: todo ente es
susceptible de ser inteligido (…) La verdad añade algo al ente, en cuanto expresa una formalidad –un aspecto- que no
viene expresado por la misma palabra ente: su interna inteligibilidad”. Llano, A., Gnoseología, op. cit., p. 26.
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Tema III: La verdad
de su obra, mide su obra (y por eso el artefacto, la obra se dice verdadera en cuanto cumple con esa
idea ejemplar, ese paradigma).
“Pero, hay que saber, sin embargo, que una cosa se relaciona de un modo al
entendimiento práctico, de otro al especulativo. En efecto, el entendimiento práctico
causa la cosa; por eso es que es la medida de las cosas que él mismo hace. El
entendimiento especulativo, en cambio, puesto que recibe las cosas, es movido en cierto
modo por las cosas mismas y así, son éstas las que lo miden. Se evidencia, por esto,
como se dice en X de la Metafísica, que las cosas naturales, a partir de las que recibe
ciencia nuestro entendimiento, miden a nuestro entendimiento, pero son medidas por el
entendimiento divino, en el que todas las cosas han sido creadas, tal como las
artificiales en el entendimiento del artífice. Así, pues, el entendimiento divino mide y no
es medido; la cosa natural, en cambio, mide y es medida, pero nuestro entendimiento es
medido: no mide ciertamente las cosas naturales sino sólo las artificiales”7.
Resumiendo entonces: nos encontramos con la Inteligencia divina que es medida de la cosas
naturales (las mide, les pone su verdad) pero ella misma no es medida por nada; en segundo lugar la
verdad de las cosas naturales es medida del intelecto humano finito que las conoce (podemos decir
que la verdad de las cosas es medida por el Intelecto infinito de Dios, y, su vez, mide al intelecto
finito del hombre que descubre esta verdad); y, en tercer, lugar, el intelecto humano que es medido,
tal como acabamos de señalar, por la verdad de las cosas, pero a su vez mide la verdad de las cosas
artificiales de las cuales él es su causa productora.
6
Pieper, J., El ocio y la vida intelectual. Madrid 1962, pp. 132-133: “La interna orientación del asombro obtiene su
cumplimiento en el sentido del misterio, no apunta como a su fin a producir la duda sino a despertar el conocimiento
de que el ser en cuanto ser es incomprehensible y misterioso, de que el ser mismo es misterio, misterio en el verdadero
sentido, esto es, no simple infranqueabilidad, no contrasentido, ni siquiera propiamente oscuridad; misterio quiere
decir por el contrario, que una realidad es incomprehensible a causa de que su luz es insondable e inagotable.
7
Santo Tomás de Aquino, De Veritate, I, a.3, resp.
8
Pieper, J., Antología, “Las dos facetas de la verdad”. Herder, Barcelona 1984, p. 103.
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Tema III: La verdad
Res puede ser traducido como objeto pero no en el sentido idealista que, como hemos visto,
separa la cosa en sí (incognoscible) del objeto (que es para nosotros). Pero además, se debe atender
a que la palabra objeto sólo expresa una relación con el espíritu mientras el término res hace
referencia a una unidad existencial, a una consistencia ontológica.
Por otra parte, res no puede ser tomado acá como trascendental significando la esencia. Es, en
cambio, sinónimo de ens, ente, que incluye la existencia.
La verdad tiene como fundamento la existencia. Por ello, considerando ahora el otro término de
la relación, la verdad está en el juicio del intellectus, de la inteligencia. Los actos de sensación y de
simple aprehensión no están desprovistos de verdad; pero, aunque conocen su objeto, no conocen su
conformidad con el objeto. En el juicio, en cambio, está presente formalmente la verdad, esto es,
como conocida. Esto se explica por el hecho de que la verdad se funda sobre la existencia y el juicio
se refiere a la existencia (a diferencia de la simple aprehensión que se refiere a la esencia).
Además, si la verdad es adecuación, para que ésta se dé, deben existir dos términos diferentes
(que no se dan en la simple aprehensión ya que aún el sujeto no posee nada) y estos aparecen al
juzgar que realiza una composición o división que le es propia y que puede adecuarse a lo real.
También el juicio implica una cierta reflexión ya que al afirmar la cópula (es) une dos conceptos
diferentes pero al mismo tiempo tiene un sentido existencial en cuanto afirma la unión de los dos
9
Santo Tomás de Aquino, De veritate I, 3, resp.
10
Seguimos, una vez más, en esta presentación a R. Verneaux, Epistemología general o crítica del conocimiento.
Herder, Barcelona 1967, pp. 120 y ss.
11
En Descartes (“Las ideas están en mí como pinturas o imágenes”) o en Hume (“Las ideas son copias débiles de
nuestras impresiones”) la verdad termina siendo una semejanza ya que las cosas producen mecánicamente en
nosotros la idea, suponiendo un conocimiento que es pasivo.
12
Santo Tomás de Aquino, Suma teológica, I, 16, 1 ad5.
13
Aristóteles, Metafísica, l. VI, 1027b20. Sudamericana, Buenos Aires 1986, p. 283.
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conceptos como real. Es decir, S es P significa que dos conceptos diferentes en el espíritu, uno
tomado como sujeto y el otro como atributo, en la realidad se identifican14.
Características de la verdad:
Una: una verdad no puede contradecir otra, dos juicios contradictorios no pueden ser a la
vez verdaderos.
La verdad admite, por parte del sujeto, distintos grados. Yendo desde lo menos a lo más perfecto,
debemos distinguir:
Ignorancia
“Por su parte, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues
eso mismo es lo penoso de la ignorancia, el no ser bello, ni bueno ni juicioso y creerse
uno que lo es suficientemente, así quien no creer estar necesitado de una cosa, no desea
aquello que no cree necesitar”15.
Duda
Consiste en la suspensión del juicio al no percibir el espíritu ninguna razón suficiente para
afirmar o negar. No es sinónimo de interrogación ya que ésta no es un juicio.
14
La reflexión del juicio no es un conocimiento explícito sino implícito y concreto en el ejercicio mismo del acto. Esta
reflexión consiste en que la inteligencia vuelve sobre su aprehensión y percibe la semejanza que posee de la
semejanza como tal, como semejanza de esa cosa.
15
Platón, El banquete, 204b. Alianza editorial, Madrid 1996, p. 87.
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Se debe distinguir, por una parte, una duda parcial en la que se suspende uno o varios juicios
(duda prudente y muchas veces necesaria para llegar a la certeza) de una universal donde todo
juicio es suspendido (duda impracticable en la realidad); y. por otra parte, la duda metódica, tal
como pretende Descartes, de la duda escéptica que ya no es un medio sino un fin: se concluye que
se debe suspender toda afirmación.
Conjetura
Constituye una mera tendencia débil pero si bien es algo más que la simple duda no llega, sin
embargo, a ser un juicio.
Opinión
Es ya un juicio pero con temor a equivocarse, es decir, se admite aquí la posibilidad de que el
juicio contrario sea verdadero ya que el sujeto es consciente de que los motivos que tiene para
afirmar son sólo probables. Platón16, y en continuación con él también Aristóteles, diferenciaron
con mucha claridad la opinión, doxa, del verdadero saber, epistheme.
Certeza
Como en los casos anteriores, es una modalidad de asentimiento, de orden psicológico, que
pertenece al estado subjetivo del juicio. Es el grado máximo, pleno de determinación con que el
espíritu afirma su juicio. Constituye el estado perfecto de la inteligencia, el reposo en la posesión de
la verdad, su paz, según la expresión de R. Verneaux. Implica la conciencia de hallarse en la verdad
y esto se produce en presencia de la evidencia la cual constituye el criterio último de la certeza17.
Tipos de certeza:
Ver
Por analogía con el ver físico, se denomina con este término al acto del intellectus en cuanto el
objeto es conocido por él inmediatamente. Tal es el caso de los primeros principios.
Saber
Es propio de la ciencia en la que el objeto es conocido mediatamente, por medio de otro en una
demostración como ocurre con las conclusiones del razonamiento.
16
Cfr. República, l. V, 475e-480a. Eudeba, Buenos Aires 1997. pp. 373-382.
17
Aunque también existe la posibilidad de tener certezas sin fundamento en la evidencia y también falsas evidencias
cuando se tiene por evidente algo que no lo es.
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Tanto en el ver como en el saber, la inteligencia es movida, determinada por el objeto; es decir,
se basa en la manifestación de objetiva de la verdad.
Creer
- en sentido general engloba toda especie de juicio; designa el asentimiento, lo afirmado, el juicio
(así se usa en Descartes, por ejemplo, o en algunas corrientes psicológicas).
- como opinión cuando la afirmación está mezclada con la duda (creo que sí…)
- en sentido fideísta cuando designa un acto de fe con certeza pero sin fundamento en lo racional
sino puramente en los sentimientos y en la voluntad (así aparece en Lutero o en Kierkegaard para
quien la fe constituye un salto en el absurdo).
- como acto de fe racional y libre18, que se funda en la percepción de motivos objetivos que,
aunque sean sólidos, no obligan, no determinan y, por ello, es necesaria la intervención de la
voluntad para determinar el asentimiento19. En este punto deben distinguirse la fe humana,
puramente natural, de la fe religiosa, sobrenatural.
Certeza metafísica: es un tipo de certeza absoluta porque resulta del conocimiento de las
leyes del ser las cuales son necesarias. Abarca los primeros principios; los principios metafísicos,
que son aplicaciones directa de los primeros principios; las conclusiones más lejanas de la
metafísica (como que Dios existe o que el alma humana es espiritual) si son reducibles a los
principios; las verdades matemáticas, que expresan relaciones necesarias entre esencias abstractas;
la intuición de hechos simples (por ejemplo que yo existo o que llueve) que se manifiestan con
necesidad de hecho.
18
¿Siempre es libre? Se pregunta R. Verneaux: no necesariamente porque se puede estar obligado por la evidencia de
los signos tal como se cree que existe Rusia sin haber estado allí.
19
Si no se viese que es necesario creer, nunca se creería… pero, a su vez, no se creería si no se quisiera.
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Certeza moral: es propia de las actividades morales y se funda en leyes morales; es una
certeza probable al haber libertad en los actos humanos.
4.- Grados de claridad por parte del objeto: la evidencia y sus inferiores
Evidencia
Tipos de evidencia:
Intrínseca
- inmediata, que constituye el tipo de evidencia más perfecta y que en el sujeto le corresponde a
la intuición. Puede ser sensible o intelectual (referido a esencias abstractas o algunos actos de juzgar
en los que al espíritu se manifiesta la conveniencia de los términos con tal de que los comprenda)21.
Ante la evidencia intrínseca, mediata o inmediata, el espíritu se ve obligado a asentir. Pero esta
obligatoriedad no es una necesidad psicológica (de lo contrario no existiría el escepticismo…): es
un hecho que podemos resistirnos a la evidencia y abstenernos de juzgar, aunque sea difícil porque
va en contra de la naturaleza de la inteligencia.
Extrínseca
Posibilidad
Para que un juicio sea posible no debe ser intrínsecamente contradictorio, pero sólo deja lugar a
la duda por parte del sujeto.
Probabilidad
5.- El error
Si un juicio se mantiene en los límites de la evidencia sería infalible. Cuando no es así, cabe el
error.
El error es un mal para la inteligencia ya que la verdad es su fin, su bien. Siendo un mal, no es
algo positivo, sino una privación de perfección: el no conformarse a lo real, que sólo existe en el
acto intelectual del sujeto al que afecta, como un alumbramiento monstruoso, al decir de Santo
Tomás22; es por accidente ya que la inteligencia, dejada a sí misma, sigue su naturaleza. Es
desigualdad, inadecuación, deformidad, pensamiento no conforme al ser real.
El error reside formalmente en el juicio cuando se cree que es lo que no es o que no es lo que es.
Es siempre un prejuicio, esto es, un juicio dado fuera o más allá de lo que vemos y de lo que
ignoramos.
¿Por qué es posible el error? En el juicio hay una reflexión de la inteligencia que vuelve sobre su
aprehensión para completar y detallar su concepción. Esto se da en todo juicio que consiste en
referir algún atributo a un sujeto previamente concebido. En el juicio falso o erróneo debería darse
tal reflexión. Pero es un juicio irreflexivo porque es un prejuicio, tal como señalamos, cuya falsedad
viene de la ignorancia. Es decir, se da un juicio falso cuando se cree saber lo que en realidad no se
sabe y por ende no se tiene conciencia de la propia ignorancia.
22
Cfr. De malo, 16,6.
23
Verneaux, R., Epistemología general o crítica del conocimiento, op. cit., p. 163. Y añade: “El principio de la ignorancia
es la naturaleza finita del espíritu humano, y el principio de la inconciencia es la materia a la que está unido”. De allí se
entiende la afirmación latina errare humanum est.
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Dado que el error es un mal, y por ende una privación, no tiene en sí mismo una causa. Pero sí
tiene causa el juicio erróneo.
Si la inteligencia, causa del juicio, sigue su tendencia natural a la verdad no se equivoca ya que
sólo se satisface en la evidencia. De modo que las causas deben hallarse fuera de ella. La única
facultad que puede actuar directamente sobre la inteligencia, es la voluntad. Todo error es así
voluntario, aunque formalmente nunca es querido el error por sí mismo… el mal nunca puede ser
apetecido! Es voluntario en cuanto lo que se quiere en el error es logra el juicio, para salir de la
duda, etc.; así hay una precipitación, un prejuicio, una presunción en lenguaje de Santo Tomás.
Pero, además, también en la sensibilidad se puede encontrar una causa indirecta del error en cuanto
puede inducir a errar por medio de la imaginación, las pasiones etc.
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BIBLIOGRAFÍA
ANTISERI, D., y REALE, G., Historia del pensamiento filosófico y científico (3 vol.). Herder,
Barcelona 1985.
CANALS VIDAL, F., Sobre la esencia del conocimiento. PPU, Barcelona 1987.
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DERISI, O.N., Estudios de metafísica y gnoseología; III Apéndice. Educa, Buenos Aires 1989.
DERISI, O.N., Santo Tomás de Aquino y la filosofía actual. Universitas, Buenos Aires 1975.
VARGAS MONTOYA, S., Metafísica y la teoría del conocimiento. Porrúa, México 1977.
VERNEAUX, R., Epistemología general o crítica del conocimiento. Herder, Barcelona 1967.