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UFASTA – Licenciatura en Educación

Teoría del conocimiento


Prof. Titular: María Cristina Mazzoni
Tema III: La verdad

Tema III
La verdad

La existencia de la verdad se considera evidente. Se cae inmediatamente en contradicción si se la


niega: si no hay verdad, ¡es verdad que no hay verdad! Nos ocuparemos ahora de la esencia de la
verdad.

El término verdad puede ser entendido en tres sentidos principales: ontológico, lógico y moral.

En el primer caso se trata del trascendental verdad; la verdad ontológica o verdad de las cosas a
lo que haremos referencia en primer término. Rechazar la verdad como dimensión de la realidad
sería negar la consistencia misma de las cosas, de modo tal que nuestro conocimiento y nuestra
voluntad se quedarían sin referentes.

El segundo sentido corresponde a la verdad de nuestras enunciaciones frutos, de las operaciones


del juicio: la verdad lógica. Rechazar la verdad del conocimiento significaría que no podemos
acceder a lo que las cosas son… y, por ello, vivir entre puras apariencias y meras opiniones.

El tercero se aplica a la comunicación consciente y libre. Se denomina verdad moral a la


adecuación, correspondencia entre lo que uno dice y lo que uno sabe, cree o piensa. A esto se le
opone la mentira. Esta tercera acepción no será abordada en este curso, si bien está implícitamente
presente.

Santo Tomás de Aquino afirma en su cuestión disputada acerca de la verdad:

“Ahora bien, una cosa no se dice verdadera sino en cuanto se adecúa al


entendimiento; y por eso es que lo verdadero se encuentra más secundariamente en las
cosas; en el entendimiento, en cambio, más propiamente”1.

Tomada en sí misma, la noción de verdad se aplica al conocimiento de las cosas, en el juicio.


Pero si se considera la relación entre el pensamiento con las cosas desde el punto de vista de su
fundamento, entonces hay que afirmar que la verdad está en las cosas2. Esto se explica porque el

1
De Veritate, I, a.2, resp.
2
Cfr., Gilson, E., El tomismo. Desclée de Brower, Buenos Aires 1951, p. 329 y ss.
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concepto de verdad es análogo, esto es, que se predica de muchas cosas en diferentes sentidos
considerando un orden prioridad o posterioridad3.

1.- La verdad de las cosas

La verdad ontológica es un trascendental. Los trascendentales, tal como la metafísica realista


enseña, son aspectos, características comunes a todos los entes que trascienden, van más allá de
todo género o especie. Según como se considere al ente, van deduciéndose sus propiedades
trascendentales de un modo genético4.

El trascendental verdad significa que todo ente es inteligible, esto es, que tiene la propiedad de
poder ser captado por una inteligencia; es capaz de suscitar una estimación verdadera por parte del
sujeto que lo conoce5; es esa luminosidad por la cual la naturaleza se hace accesible a nuestro
conocimiento.

¿Por qué toda cosa es verdadera, inteligible?

En el caso de las cosas artificiales, producidas por el hombre, la inteligibilidad de las mismas es
puesta por la inteligencia práctica del artífice o artesano que produce su obra partiendo de una idea
ejemplar que tiene en su mente previamente; su mente o inteligencia es la causa de la inteligibilidad

3
“Pues bien, en este tipo de predicación analógica, no es necesario que el sujeto que recibe con prioridad la atribución
común sea causa de los otros. Basta –advierte Santo Tomás- con que sea el primero en el que se encuentra aquella
razón común. Un ejemplo típico puede aclarar esta observación: sano se predica con prioridad –es decir,
principalmente- del animal pues él es propiamente el que es sano: en él se encuentra primeramente la razón perfecta
de la salud. La medicina, en cambio, es causa de la salud, pero de ella sano se predica con posterioridad al animal, ya
que el remedio sólo se puede llamar sano por atribución. Otro tanto ocurre en el caso de la verdad: los entes causan la
verdad, pero donde primariamente se encuentra la razón formal de la verdad es en el entendimiento”. Llano, A.,
Gnoseología. EUNSA, Navarra 2007, p. 30.
4
Si se considera al ente en sí mismo:
- de un modo negativo, esto es, negando, rechazando, su división interior, es uno;
- de un modo positivo, es decir afirmando que tiene una esencia, es cosa.
Si se considera, en cambio, al ente en relación:
- a otros entes, en cuanto es lo otro, tiene una esencia que lo hace ser distinto a otras cosas, entonces es
denominado algo;
- a diferentes potencias del alma, en primer lugar a la inteligencia, es verdadero;
- al apetito, es bueno;
- a una conjunción de conocimiento y apetito, es bello.
Tales son los 6 trascendentales. Todos ellos se convierten con la noción de ente y entre sí, de modo que todo ente es
uno, verdadero, bueno… y, a su vez, puede afirmarse que todo lo verdadero es bueno, lo bueno verdadero, bello, etc.
5
“El ente se convierte con lo verdadero, porque toda realidad es –por estar determinada- cognoscible: todo ente es
susceptible de ser inteligido (…) La verdad añade algo al ente, en cuanto expresa una formalidad –un aspecto- que no
viene expresado por la misma palabra ente: su interna inteligibilidad”. Llano, A., Gnoseología, op. cit., p. 26.
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de su obra, mide su obra (y por eso el artefacto, la obra se dice verdadera en cuanto cumple con esa
idea ejemplar, ese paradigma).

En cuanto a las cosas naturales, su verdad ontológica, su inteligibilidad¸ responde a su carácter


creatural, esto es, al haber sido pre-pensadas, medidas, diseñadas por la Inteligencia Infinita divina.
Y dado que la causa es infinita, resulta que la verdad de las cosas naturales resulta inagotable para
un intelecto humano finito6.

“Pero, hay que saber, sin embargo, que una cosa se relaciona de un modo al
entendimiento práctico, de otro al especulativo. En efecto, el entendimiento práctico
causa la cosa; por eso es que es la medida de las cosas que él mismo hace. El
entendimiento especulativo, en cambio, puesto que recibe las cosas, es movido en cierto
modo por las cosas mismas y así, son éstas las que lo miden. Se evidencia, por esto,
como se dice en X de la Metafísica, que las cosas naturales, a partir de las que recibe
ciencia nuestro entendimiento, miden a nuestro entendimiento, pero son medidas por el
entendimiento divino, en el que todas las cosas han sido creadas, tal como las
artificiales en el entendimiento del artífice. Así, pues, el entendimiento divino mide y no
es medido; la cosa natural, en cambio, mide y es medida, pero nuestro entendimiento es
medido: no mide ciertamente las cosas naturales sino sólo las artificiales”7.

Resumiendo entonces: nos encontramos con la Inteligencia divina que es medida de la cosas
naturales (las mide, les pone su verdad) pero ella misma no es medida por nada; en segundo lugar la
verdad de las cosas naturales es medida del intelecto humano finito que las conoce (podemos decir
que la verdad de las cosas es medida por el Intelecto infinito de Dios, y, su vez, mide al intelecto
finito del hombre que descubre esta verdad); y, en tercer, lugar, el intelecto humano que es medido,
tal como acabamos de señalar, por la verdad de las cosas, pero a su vez mide la verdad de las cosas
artificiales de las cuales él es su causa productora.

2.- La verdad lógica

“La verdad no es otra cosa que la relación de identidad, obrada y consumada en el


conocer, entre el espíritu y lo real, relación donde lo real es norma y medida del
espíritu cognoscente”8.

Se la define como adecuación, conformidad, correspondencia entre el intelecto y las cosas9.

6
Pieper, J., El ocio y la vida intelectual. Madrid 1962, pp. 132-133: “La interna orientación del asombro obtiene su
cumplimiento en el sentido del misterio, no apunta como a su fin a producir la duda sino a despertar el conocimiento
de que el ser en cuanto ser es incomprehensible y misterioso, de que el ser mismo es misterio, misterio en el verdadero
sentido, esto es, no simple infranqueabilidad, no contrasentido, ni siquiera propiamente oscuridad; misterio quiere
decir por el contrario, que una realidad es incomprehensible a causa de que su luz es insondable e inagotable.
7
Santo Tomás de Aquino, De Veritate, I, a.3, resp.
8
Pieper, J., Antología, “Las dos facetas de la verdad”. Herder, Barcelona 1984, p. 103.
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La verdad es una relación entre la inteligencia y el ser10. No es una relación de semejanza11


aunque la semejanza sea requerida para conocer algo de otro. Pero esa semejanza es sólo un medio.
Como hemos señalado al analizar el fenómeno psíquico del conocimiento, éste es intencional, el
sujeto cognoscente se refiere a algo distinto de sí, al objeto, como término de su acto; ambos
términos son diversos. Esta relación se da en la operación del juicio cuando se afirma que es lo que
es y que no es lo que no es.

Los términos de esta relación son res e intellectus.

Res puede ser traducido como objeto pero no en el sentido idealista que, como hemos visto,
separa la cosa en sí (incognoscible) del objeto (que es para nosotros). Pero además, se debe atender
a que la palabra objeto sólo expresa una relación con el espíritu mientras el término res hace
referencia a una unidad existencial, a una consistencia ontológica.

Por otra parte, res no puede ser tomado acá como trascendental significando la esencia. Es, en
cambio, sinónimo de ens, ente, que incluye la existencia.

“El ser de las cosas es causa de la verdad del intelecto”12.

La verdad tiene como fundamento la existencia. Por ello, considerando ahora el otro término de
la relación, la verdad está en el juicio del intellectus, de la inteligencia. Los actos de sensación y de
simple aprehensión no están desprovistos de verdad; pero, aunque conocen su objeto, no conocen su
conformidad con el objeto. En el juicio, en cambio, está presente formalmente la verdad, esto es,
como conocida. Esto se explica por el hecho de que la verdad se funda sobre la existencia y el juicio
se refiere a la existencia (a diferencia de la simple aprehensión que se refiere a la esencia).

Además, si la verdad es adecuación, para que ésta se dé, deben existir dos términos diferentes
(que no se dan en la simple aprehensión ya que aún el sujeto no posee nada) y estos aparecen al
juzgar que realiza una composición o división que le es propia y que puede adecuarse a lo real.

“En efecto, lo verdadero consiste en la afirmación de una composición efectiva y la


negación de una separación; y lo falso es la contradicción de esa afirmación y de esa
negación”13.

También el juicio implica una cierta reflexión ya que al afirmar la cópula (es) une dos conceptos
diferentes pero al mismo tiempo tiene un sentido existencial en cuanto afirma la unión de los dos

9
Santo Tomás de Aquino, De veritate I, 3, resp.
10
Seguimos, una vez más, en esta presentación a R. Verneaux, Epistemología general o crítica del conocimiento.
Herder, Barcelona 1967, pp. 120 y ss.
11
En Descartes (“Las ideas están en mí como pinturas o imágenes”) o en Hume (“Las ideas son copias débiles de
nuestras impresiones”) la verdad termina siendo una semejanza ya que las cosas producen mecánicamente en
nosotros la idea, suponiendo un conocimiento que es pasivo.
12
Santo Tomás de Aquino, Suma teológica, I, 16, 1 ad5.
13
Aristóteles, Metafísica, l. VI, 1027b20. Sudamericana, Buenos Aires 1986, p. 283.
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conceptos como real. Es decir, S es P significa que dos conceptos diferentes en el espíritu, uno
tomado como sujeto y el otro como atributo, en la realidad se identifican14.

Características de la verdad:

 Una: una verdad no puede contradecir otra, dos juicios contradictorios no pueden ser a la
vez verdaderos.

 Indivisible: no existen grados en la verdad de un juicio; sí materialmente considerada,


esto es considerando la extensión y penetración del conocimiento, pero no formalmente
puesto que no hay término medio entre la adecuación y la no adecuación (lo cual es
afirmado por el principio de tercero excluido).

 Inmutable: si las cosas no cambian, la verdad tampoco. Si se refiere a acontecimientos


contingentes es inmutablemente verdadera para ese momento y esa circunstancia.

3.- Grados de asentimiento con respecto a la verdad: la certeza y los


estados inferiores

La verdad admite, por parte del sujeto, distintos grados. Yendo desde lo menos a lo más perfecto,
debemos distinguir:

 Ignorancia

Es ausencia de todo conocimiento relativo a un objeto: es un mal cuando se refiere a algún


conocimiento que se debería tener, ya que constituye una privación (y en esto se ha de diferenciar
de la nescientia que es la negación de la ciencia).

Y un mal constituye, sin dudas, el ignorar la propia ignorancia.

“Por su parte, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues
eso mismo es lo penoso de la ignorancia, el no ser bello, ni bueno ni juicioso y creerse
uno que lo es suficientemente, así quien no creer estar necesitado de una cosa, no desea
aquello que no cree necesitar”15.

 Duda

Consiste en la suspensión del juicio al no percibir el espíritu ninguna razón suficiente para
afirmar o negar. No es sinónimo de interrogación ya que ésta no es un juicio.

14
La reflexión del juicio no es un conocimiento explícito sino implícito y concreto en el ejercicio mismo del acto. Esta
reflexión consiste en que la inteligencia vuelve sobre su aprehensión y percibe la semejanza que posee de la
semejanza como tal, como semejanza de esa cosa.
15
Platón, El banquete, 204b. Alianza editorial, Madrid 1996, p. 87.
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Se debe distinguir, por una parte, una duda parcial en la que se suspende uno o varios juicios
(duda prudente y muchas veces necesaria para llegar a la certeza) de una universal donde todo
juicio es suspendido (duda impracticable en la realidad); y. por otra parte, la duda metódica, tal
como pretende Descartes, de la duda escéptica que ya no es un medio sino un fin: se concluye que
se debe suspender toda afirmación.

 Conjetura

Constituye una mera tendencia débil pero si bien es algo más que la simple duda no llega, sin
embargo, a ser un juicio.

 Opinión

Es ya un juicio pero con temor a equivocarse, es decir, se admite aquí la posibilidad de que el
juicio contrario sea verdadero ya que el sujeto es consciente de que los motivos que tiene para
afirmar son sólo probables. Platón16, y en continuación con él también Aristóteles, diferenciaron
con mucha claridad la opinión, doxa, del verdadero saber, epistheme.

Cuando se da el caso de que una opinión se asienta firmemente en el espíritu, y entonces se


afirma sin temor a errar, éste se vuelve indiscernible de la certeza (aunque en sí es una opinión) y es
denominada opinión vehemente.

 Certeza

Como en los casos anteriores, es una modalidad de asentimiento, de orden psicológico, que
pertenece al estado subjetivo del juicio. Es el grado máximo, pleno de determinación con que el
espíritu afirma su juicio. Constituye el estado perfecto de la inteligencia, el reposo en la posesión de
la verdad, su paz, según la expresión de R. Verneaux. Implica la conciencia de hallarse en la verdad
y esto se produce en presencia de la evidencia la cual constituye el criterio último de la certeza17.

Tipos de certeza:

 Ver

Por analogía con el ver físico, se denomina con este término al acto del intellectus en cuanto el
objeto es conocido por él inmediatamente. Tal es el caso de los primeros principios.

 Saber

Es propio de la ciencia en la que el objeto es conocido mediatamente, por medio de otro en una
demostración como ocurre con las conclusiones del razonamiento.

16
Cfr. República, l. V, 475e-480a. Eudeba, Buenos Aires 1997. pp. 373-382.
17
Aunque también existe la posibilidad de tener certezas sin fundamento en la evidencia y también falsas evidencias
cuando se tiene por evidente algo que no lo es.
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Tanto en el ver como en el saber, la inteligencia es movida, determinada por el objeto; es decir,
se basa en la manifestación de objetiva de la verdad.

 Creer

Aquí, la inteligencia es inclinada al juicio por la voluntad que se apoya en la autoridad de un


testigo.

El término creer admite cuatro sentidos:

- en sentido general engloba toda especie de juicio; designa el asentimiento, lo afirmado, el juicio
(así se usa en Descartes, por ejemplo, o en algunas corrientes psicológicas).

- como opinión cuando la afirmación está mezclada con la duda (creo que sí…)

- en sentido fideísta cuando designa un acto de fe con certeza pero sin fundamento en lo racional
sino puramente en los sentimientos y en la voluntad (así aparece en Lutero o en Kierkegaard para
quien la fe constituye un salto en el absurdo).

- como acto de fe racional y libre18, que se funda en la percepción de motivos objetivos que,
aunque sean sólidos, no obligan, no determinan y, por ello, es necesaria la intervención de la
voluntad para determinar el asentimiento19. En este punto deben distinguirse la fe humana,
puramente natural, de la fe religiosa, sobrenatural.

Tipos de certezas científicas:

 Certeza metafísica: es un tipo de certeza absoluta porque resulta del conocimiento de las
leyes del ser las cuales son necesarias. Abarca los primeros principios; los principios metafísicos,
que son aplicaciones directa de los primeros principios; las conclusiones más lejanas de la
metafísica (como que Dios existe o que el alma humana es espiritual) si son reducibles a los
principios; las verdades matemáticas, que expresan relaciones necesarias entre esencias abstractas;
la intuición de hechos simples (por ejemplo que yo existo o que llueve) que se manifiestan con
necesidad de hecho.

 Certeza física: ésta es hipotética o condicional porque existe la posibilidad de excepciones;


basta que sea verdadera en la mayoría de los casos. Se funda en el conocimiento de leyes naturales,
las cuales son conocidas por inducción. Si la inducción es sólo probable, entonces hay lugar sólo
para la opinión (sin certeza); pero si la inducción es rigurosa, hay certeza general (no absoluta)
porque siempre es posible una perturbación (sea por un milagro, por la intervención de una causa
desconocida o imprevista, sea por la contingencia de los individuos).

18
¿Siempre es libre? Se pregunta R. Verneaux: no necesariamente porque se puede estar obligado por la evidencia de
los signos tal como se cree que existe Rusia sin haber estado allí.
19
Si no se viese que es necesario creer, nunca se creería… pero, a su vez, no se creería si no se quisiera.
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 Certeza moral: es propia de las actividades morales y se funda en leyes morales; es una
certeza probable al haber libertad en los actos humanos.

4.- Grados de claridad por parte del objeto: la evidencia y sus inferiores

 Evidencia

El correlato objetivo de la certeza lo constituye la evidencia (constituye el criterio o fundamento


de la certeza). El término viene del verbo ver (videre) y tiene la connotación de aquello que es
visible a la primera ojeada20. Es una propiedad del objeto relativamente a una función de
conocimiento. Cabe aclarar que cuando se habla de verdades o juicios evidentes es porque su
materia o contenido, su objeto, es evidente. Es la claridad con la que un objeto aparece, se
manifiesta, se revela a una potencia cognoscitiva. El objeto evidente determina el juicio porque la
inteligencia no puede negar su asentimiento sin negar su apetito natural de verdad.

Tipos de evidencia:

 Intrínseca

Es la manifestación del objeto mismo o de la verdad. Puede ser:

- inmediata, que constituye el tipo de evidencia más perfecta y que en el sujeto le corresponde a
la intuición. Puede ser sensible o intelectual (referido a esencias abstractas o algunos actos de juzgar
en los que al espíritu se manifiesta la conveniencia de los términos con tal de que los comprenda)21.

- mediata o participada, que es la que se da después de la demostración.

Ante la evidencia intrínseca, mediata o inmediata, el espíritu se ve obligado a asentir. Pero esta
obligatoriedad no es una necesidad psicológica (de lo contrario no existiría el escepticismo…): es
un hecho que podemos resistirnos a la evidencia y abstenernos de juzgar, aunque sea difícil porque
va en contra de la naturaleza de la inteligencia.

 Extrínseca

Es una evidencia que no se impone necesariamente: se ve que el juicio es verdadero pero no se


ve su verdad. Esta evidencia se encuentra a veces en el testimonio el cual sólo garantiza que el
hecho tuvo lugar, tal como sucede en la historia.

Ante la no-evidencia intrínseca, la inteligencia queda indeterminada y sólo asiente en


virtud de un acto de la voluntad: por eso es un acto de fe.
20
Cabe aclarar que en la filosofía moderna se usa casi exclusivamente para la intuición de verdades abstractas dado
que en el idealismo hay una negación de la intuición sensible. Y en Descartes, además, la evidencia hace referencia a
una cualidad de la idea y no del objeto.
21
Santo Tomás distingue aquello que es evidente en sí mismo, evidente para los sabios o evidentes para todos.
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 Posibilidad

Para que un juicio sea posible no debe ser intrínsecamente contradictorio, pero sólo deja lugar a
la duda por parte del sujeto.

 Probabilidad

Es la relación entre el número de casos favorables y el número de casos posibles respecto a un


acontecimiento futuro. Si la relación es mayor a la mitad, hay probabilidad a favor; mientras que si
es inferior, hay improbabilidad. Esto da lugar a la opinión como correlato subjetivo.

5.- El error

Si un juicio se mantiene en los límites de la evidencia sería infalible. Cuando no es así, cabe el
error.

El error es un mal para la inteligencia ya que la verdad es su fin, su bien. Siendo un mal, no es
algo positivo, sino una privación de perfección: el no conformarse a lo real, que sólo existe en el
acto intelectual del sujeto al que afecta, como un alumbramiento monstruoso, al decir de Santo
Tomás22; es por accidente ya que la inteligencia, dejada a sí misma, sigue su naturaleza. Es
desigualdad, inadecuación, deformidad, pensamiento no conforme al ser real.

El error reside formalmente en el juicio cuando se cree que es lo que no es o que no es lo que es.
Es siempre un prejuicio, esto es, un juicio dado fuera o más allá de lo que vemos y de lo que
ignoramos.

¿Por qué es posible el error? En el juicio hay una reflexión de la inteligencia que vuelve sobre su
aprehensión para completar y detallar su concepción. Esto se da en todo juicio que consiste en
referir algún atributo a un sujeto previamente concebido. En el juicio falso o erróneo debería darse
tal reflexión. Pero es un juicio irreflexivo porque es un prejuicio, tal como señalamos, cuya falsedad
viene de la ignorancia. Es decir, se da un juicio falso cuando se cree saber lo que en realidad no se
sabe y por ende no se tiene conciencia de la propia ignorancia.

“Concluyamos, pues, que hacen posible el error dos negatividades conjugadas, la


ignorancia y la inconciencia, a las que se halla sujeto el espíritu humano”23.

¿Cuáles son las causas del error?

22
Cfr. De malo, 16,6.
23
Verneaux, R., Epistemología general o crítica del conocimiento, op. cit., p. 163. Y añade: “El principio de la ignorancia
es la naturaleza finita del espíritu humano, y el principio de la inconciencia es la materia a la que está unido”. De allí se
entiende la afirmación latina errare humanum est.
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Dado que el error es un mal, y por ende una privación, no tiene en sí mismo una causa. Pero sí
tiene causa el juicio erróneo.

Si la inteligencia, causa del juicio, sigue su tendencia natural a la verdad no se equivoca ya que
sólo se satisface en la evidencia. De modo que las causas deben hallarse fuera de ella. La única
facultad que puede actuar directamente sobre la inteligencia, es la voluntad. Todo error es así
voluntario, aunque formalmente nunca es querido el error por sí mismo… el mal nunca puede ser
apetecido! Es voluntario en cuanto lo que se quiere en el error es logra el juicio, para salir de la
duda, etc.; así hay una precipitación, un prejuicio, una presunción en lenguaje de Santo Tomás.
Pero, además, también en la sensibilidad se puede encontrar una causa indirecta del error en cuanto
puede inducir a errar por medio de la imaginación, las pasiones etc.
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BIBLIOGRAFÍA

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