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Filosofía 1º de Bachillerato

UNIDAD 5: LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

«Es mejor una mente bien ordenada que otra muy llena.»
Michel de Montaigne (1533-1592)

1.1. ¿En qué consiste el conocimiento humano? Los elementos del conocimiento

Si el objetivo principal de la filosofía es el descubrimiento de la verdad, de la realidad exterior,


no es de extrañar que una de sus tareas principales consista en el estudio del conocimiento, pues
éste es el medio a través del cual obtenemos la verdad. Dicho de otro modo: el conocimiento es
el puente que nos conecta con la realidad:

SUJETO HUMANO CONOCIMIENTO REALIDAD EXTERIOR

Conocer es una actividad que consiste en la aprehensión o captación de información. En la


actividad de conocer cabe diferenciar tres elementos:

1) El sujeto de conocimiento el ser que conoce, es decir: el ser humano.

2) El objeto de conocimiento, o sea, el ser o cosa conocido por el sujeto. El objeto de conocimiento
se encuentra en la realidad exterior, fuera de el sujeto. (Por ejemplo: conocer un árbol.)

3) Entre ambos elementos (sujeto y objeto), en mitad, hay un tercer elemento crucial: el
conocimiento mismo, o sea: la representación o imagen que la mente humana tiene de los objetos
o seres conocidos. (Ejemplo: lo que tu cerebro siente, percibe o conoce de ese árbol.)

En el magnífico gráfico que viene a continuación se representan estos 3 elementos: 1) en rojo a


la izquierda el sujeto de conocimiento: un ser humano detestable como cualquier otro, 2) en azul
a la derecha unos objetos de la realidad exterior, 3) en verde, en la mente del sujeto en cuestión,
el conocimiento propiamente dicho, o sea, las representaciones o imágenes mentales de los
objetos que tiene ese vil y despreciable sujeto:

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1.2. La posibilidad del conocimiento

La primera duda que nos surge al estudiar el conocimiento humano es si éste es acaso posible, es
decir, si el conocimiento verdadero es alcanzable para las personas o no (los escépticos, por
ejemplo, afirman que no). En torno a este problema se plantean una serie de preguntas: ¿La
imagen es un reflejo fiel del objeto? ¿O es algo inventado o imaginado por el sujeto? ¿Es la imagen
la misma en todos los sujetos? ¿O varía en cada uno de éstos? Ante estos interrogantes surgen
diferentes tipos de respuestas, que se agrupan en las siguientes teorías:

-Dogmatismo: actitud ingenua y excesivamente optimista de quienes están seguros de conocer


fácilmente la verdad. Éstos piensan que el conocimiento es posible, fácilmente alcanzable, y,
además, que es capaz de proporcionar una imagen o representación completa y fiel de la realidad.
El conocimiento humano es seguro y universal (igual para todos). Los dogmáticos identifican el
conocimiento verdadero con las informaciones que inmediata y espontáneamente se nos presentan
en nuestra vida diaria (es decir, con el saber vulgar, o sentido común), sin ser conscientes de que
el conocimiento y la realidad plantean en el fondo muchas dificultades e interrogantes. Se trata,
pues, de una actitud acrítica e ingenua que deposita demasiada confianza en nuestras capacidades
de conocimiento, sin ser lo suficientemente consciente de que tales capacidades cometen errores
con relativa frecuencia. El dogmatismo tiende también a pensar que los conocimientos se amplían
e incrementan siempre de forma progresiva. En el fondo, es una actitud pre-filosófica.

-Relativismo: doctrina filosófica que afirma que el conocimiento verdadero es posible, pero
carece de validez absoluta y universal para cualquier tiempo y lugar. El conocimiento y la verdad
de las cosas son relativos al sujeto de conocimiento. Según esta teoría, lo que un individuo o grupo
de individuos considera verdadero puede ser distinto de lo que otro
considera como tal. Es decir, que no hay verdades universales, únicas,
absolutas, incondicionadas, sino que la verdad es particular, múltiple,
posee una validez relativa, limitada, condicionada por factores
subjetivos: la situación en la que se encuentra el sujeto y sus intereses.
Cada individuo o grupo de individuos tiene “su verdad” y no existe una
“verdad común, única” para todos los sujetos. Lo que es verdadero para
una persona puede ser falso para otra.

-Escepticismo: es la actitud opuesta al dogmatismo al afirmar que el conocimiento y la verdad


no son posibles, no son alcanzables para el ser humano. Lo justifican con dos motivos: 1) La
pluralidad y contrariedad entre las opiniones existentes sobre cualquier asunto hace que el
escéptico no se fíe, que dude y, finalmente, que declare la imposibilidad misma de todo
conocimiento y de alcanzar la verdad. Tenemos opiniones tan dispares sobre cualquier asunto que
eso prueba que no existe un conocimiento verdadero. 2) Esto también se debe a que el ser humano
no puede conocer la verdad porque sus capacidades son limitadas y no se lo permiten. Nos parece
que el ser humano es más inteligente y conocedor de las cosas de lo que realmente es. Cada cual
se cree poseedor de la verdad, pero eso no es más que una falsa ilusión. El escepticismo es una
radicalización del relativismo.

-Criticismo/objetivismo: postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo. El


conocimiento es posible y además, en contra de lo que piensa el relativismo, aspira a lograr
verdades objetivas y universales, es decir, una verdad única y aplicable a todos, aunque puede
que ese conocimiento cueste mucho esfuerzo y tiempo obtenerlo. (Un ejemplo sería: matar es
malo y eso es una verdad objetiva.) El conocimiento verdadero se obtiene mediante la razón y el

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diálogo, a través de un riguroso trabajo de crítica que vaya desechando las opiniones parciales,
relativas e incompletas hasta alcanzar un sólido conocimiento objetivo con el que todos están de
acuerdo.

-Perspectivismo: aunque tiene algunos puntos en común con el relativismo, se diferencia en uno
fundamental: no niega la posibilidad teórica de una verdad única, absoluta. Según el
perspectivismo, cada sujeto o colectivo que conoce lo hace desde un punto de vista o perspectiva
particular, por lo tanto tiene una visión parcial de la realidad. Esta visión, si está basada en la
razón, aunque sea parcial, no puede considerarse falsa. Además, es insustituible, porque toda
perspectiva recoge un punto de vista de la realidad. Por lo tanto, cada perspectiva en su medida,
siempre que esté justificada, es verdadera. La reunión o yuxtaposición de todas ellas será la verdad
objetiva y absoluta.

1.3. La trascendencia del conocimiento

Suponiendo que el conocimiento sea posible y que a las preguntas anteriores hayamos dado un sí
por respuesta, un segundo problema que la epistemología se plantea tiene que ver con la
trascendencia1 del conocimiento. La cuestión ahora es: ¿La imagen de conocimiento, o sea, lo que
la mente conoce es una copia de las cosas u objetos trascendentes y extramentales y los refleja
tal y como son? ¿O solo consiste en ideas inmanentes a la mente del
sujeto e inventadas por este? Abreviadamente, la disyuntiva reside
en si el conocimiento es trascendente (realismo: trasciende el sujeto
y conoce lo exterior) o inmanente (no trasciende el sujeto, porque
todo está en la mente). Cada una de las soluciones a esta alternativa
constituye una teoría filosófica distinta. Veamos en qué consisten:

-Realismo: Esta postura parte del hecho de que la realidad primera


son las cosas que aparecen ante nosotros: esta mesa, este árbol,
aquella montaña... Tales cosas son independientes, autónomas, existen por sí mismas, al margen
de nosotros. En el conocimiento, lo que sucede es que el sujeto se sitúa ante un objeto ya dado,
existente por sí mismo, y de él recibe u obtiene a través de los sentidos una representación o
imagen de su ser. Esta imagen es un fiel reflejo de la cosa u objeto trascendente. El sujeto,
entonces, es esencialmente pasivo en el acto del conocimiento; el papel activo correspondería al
objeto extramental, el cual ejerce una influencia sobre el sujeto. Según el realismo, las personas
conocemos las cosas tal y como estas son.

-Idealismo: Para el idealismo, por el contrario, el punto de partida se sitúa en la conciencia del
sujeto de conocimiento. Todos los objetos que conocemos, en el fondo, sólo existen en tanto que
objetos percibidos por nuestra mente, es decir, son ideas o imágenes de conocimiento que reflejan
esos objetos, pues, no podemos salir de nuestra mente para comprobar si tales objetos existen por
sí e independientemente. Todo lo que conocemos tiene lugar en la mente, y sólo en ella.

Por lo tanto, no podemos estar seguros de que los objetos tengan una existencia extramental, fuera
de nosotros; tan sólo estamos seguros de su existencia como contenidos de nuestra mente. La
realidad primera no son las cosas sino más bien las ideas que de tales cosas tiene la mente, esto

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Trascendente: es lo que trasciende o sobrepasa el ámbito en el que se encuentra hasta alcanzar un
ámbito distinto. Su contrario es lo inmanente, es decir, lo que permanece dentro de su propio ámbito.
Algo es inmanente a una cosa cuando permanece dentro de ella.
Por ejemplo: supongamos que en un debate sobre fútbol alguien dice “los problemas de malos
resultados que tiene el Real Madrid trascienden al vestuario”. El vestuario es el conjunto de jugadores
de un equipo. Pero un club de fútbol aparte del vestuario está formado por más ámbitos: el presidente,
la directiva, el equipo técnico, los médicos, la afición... La frase anterior, quiere decir que los problemas
del Real Madrid, no son sólo responsabilidad de los jugadores (malos rollos, falta de esfuerzo…), sino
que también son responsabilidad de otras partes o ámbitos del club, por ejemplo, la directiva que no ha
realizado buenos fichajes últimamente.

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es, sus imágenes y representaciones. La mente desempeña un papel activo; en cierto modo ella es
quien produce la imagen del conocimiento. La mente lo crea todo.

Ambas posturas quedan resumidas y esquematizadas en el siguiente cuadro. Si ves que te cuesta
mucho entender esto, pregunta a Siul:

REALISMO IDEALISMO

Prioridad del objeto. Prioridad del sujeto.

Se supone la existencia del mundo. Se cuestiona la existencia del mundo. Lo primero es la


conciencia o mente del sujeto.

El objeto inmediato de conocimiento son las El objeto inmediato de conocimiento son las ideas que
cosas. posee la mente.

Actitud pasiva y receptiva del sujeto: se Actitud activa y productiva del sujeto: él mismo crea
limita a recibir información cognoscitiva del o produce en buena medida la idea o imagen de
objeto. conocimiento.

Las cosas se conocen tal cual son. (Se parece El conocimiento de las cosas es dudoso. Realmente
al dogmatismo.) sólo conocemos las ideas mentales. No sabemos si son
semejantes o no a los objetos extramentales. (Se
parece al escepticismo.)

[-Fenomenología: a comienzos del siglo XX, en un intento de superar la dicotomía entre realismo e
idealismo, surgió una nueva teoría que enfocaba el problema desde una perspectiva distinta: en lugar de
pensar que la mente y las cosas son ámbitos separados e incomunicables (idealismo), es probable que lo
que suceda es lo contrario: que las cosas y la mente estén tan unidas que precisamente lo difícil sea
separarlas entre sí. Es decir, que las cosas y las ideas, el objeto y el sujeto, en el fondo están entrelazados y
se condicionan mutuamente entre sí. Las ideas dependen de las cosas, pero las cosas también dependen de
las estructuras de la mente.]

1.4. Las fuentes del conocimiento MEJOR ESTUDIADLO POR EL LIBRO: PÁGS: 81, 81 Y 83

Un tercer problema de la epistemología es el que tiene que ver con el origen del conocimiento y
la forma de adquirirlo. La cuestión que se plantea es: de entre las distintas facultades o vías de
conocimiento (son dos: los sentidos y la razón), ¿cuál es la que más importancia tiene a la hora
de proporcionar un conocimiento verdadero?

-Empirismo: los filósofos empiristas consideran que, al nacer, la mente se asemeja a un


receptáculo vacío, a una tabula rasa. El cerebro humano está vacío, no tiene. A medida que el
sujeto va recibiendo información a través de los cinco sentidos y organizándola, la mente va
construyendo ideas y adquiriendo el conocimiento. Nada innato hay, pues, en el sujeto; todo es
adquirido, derivado de la experiencia sensible. El empirismo concluye, entonces, que toda idea
verdadera, por abstracta y general que sea, como los conceptos de las matemáticas, tiene su origen
y su explicación en la información obtenida por los
sentidos. Todas las ideas verdaderas lo son porque derivan
de lo conocido por los sentidos. Los filósofos empiristas,
aunque son conscientes de que los sentidos pueden
engañarnos y ofrecer información poco fiable, afirman
que, cuando los utilizamos correctamente, constituyen la
fuente principal del conocimiento verdadero.

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-Racionalismo: según esta teoría, el sujeto de conocimiento posee una serie de ideas o conceptos
innatos, verdaderos de por sí y de carácter abstracto, no sensible, como los conceptos de la
matemática. A partir ellos, y mediante el uso de la razón o inteligencia se obtienen nuevos
conocimientos verdaderos, objetivos y universales. Tales conocimientos son independientes de la
información proporcionada por los sentidos, la cual no sirve para confirmar o desechar su verdad.
Los racionalistas desconfían totalmente del conocimiento proporcionado por los sentidos, que
además, de inducir a múltiples engaños y falsedades, sólo son capaces de proporcionar un
conocimiento subjetivo y particular.

La polémica entre empiristas y racionalistas se desarrolló


con virulencia en el siglo XVII. El filósofo alemán
Immanuel Kant (1724-1804) elaboró una síntesis entre
ambas posturas denominada criticismo o trascendentalismo
que desechaba los errores de cada una y armonizaba sus
aciertos.

EMPIRISMO RACIONALISMO

La mente humana es como una tabula rasa. La mente humana contiene ideas innatas.

Todo conocimiento deriva en última instancia La razón ayuda a conocer las ideas innatas y a
de la experiencia. Esta es la fuente de toda desarrollarlas y ampliarlas, siendo así la única
verdad. fuente de conocimiento verdadero.

La información proporcionada por los Sólo la razón proporciona un conocimiento


sentidos, sometida a crítica, es la base para seguro. No nos podemos fiar de la
obtener un conocimiento seguro. información sensible.

1.4.1. El conocimiento sensible: argumentos que cuestionan la fiabilidad de los sentidos

1. Un primer argumento parte del hecho de que la percepción a través de los sentidos, al igual
que todo fenómeno biológico, es una consecuencia de la evolución de las especies, y por tanto, es
un proceso selectivo. Es decir, que cada organismo percibe, de la gama de estímulos posibles,
solo los necesarios para su supervivencia; no todos, sino sólo una parte. Así, la percepción que de
la realidad tiene un ser humano es distinta de la de los demás mamíferos, y no digamos ya de la
que puedan tener otros seres vivos, como los insectos. Cada ser vivo percibe los colores de una
forma distinta. Los reptiles no perciben objetos, sino sólo el movimiento de las cosas… ¿Por qué
creer que nuestros sentidos nos ofrecen una imagen más verdadera que los sentidos de otros
animales?

2. En segundo lugar, todos hemos tenido alguna vez la experiencia de que las cosas no son
realmente como los sentidos nos las muestran: se trata de las ilusiones ópticas u otras
deformaciones perceptivas: efectos de perspectiva, de la reflexión, puntos ciegos, alucinaciones,
etc. En la siguiente tabla tenemos algunos ejemplos de ilusiones ópticas:

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3. En tercer lugar, cada vez que tenemos un conocimiento sensible de algo, en realidad no sólo
intervienen los sentidos, sino también la inteligencia. Ambas facultades (sentidos y razón) operan
juntas siempre que tengamos un conocimiento de los objetos del mundo, y prácticamente no
existen conocimientos exclusivamente sensibles en los que no intervenga la razón.

Cuando percibimos un objeto, por ejemplo, una silla o una mesa, es importante darnos cuenta de
qué información de ese objeto nos dan los sentidos y qué otra información relacionada con ese
mismo objeto nos proporciona su concepto o definición, el cual ya era poseído y conocido por la
mente antes de ver ese objeto.
Realmente, lo que los sentidos nos muestran de un objeto es una mera pluralidad caótica de datos
de tipo sensorial relativa a características físicas, como la forma, el tamaño, el color, el olor,
sabor, etc. Si dirigimos nuestros sentidos hacia una mesa, lo que los sentidos perciben de ella es
la longitud (0,60x0,45x0,03 metros), la forma (plano rectangular apoyado sobre cilindros), el
color (verde con distintas tonalidades), el tacto (suave, sólido), el sonido (macizo), etc. Es
importante darse cuenta de que al agrupar toda esa información: “0,60x0,45x0,03, rectangular,
apoyado sobre cilindros (las patas), verde, suave, sólido, macizo…” obtenemos una lista un tanto
desorganizada y caótica de datos sensoriales, una lista susceptible de ampliarse indefinidamente
añadiendo aún más datos, pero que no equivale en verdad a… “la mesa”, que no define con
claridad cuál es el objeto del que hablamos.
Por eso a la mente le hace falta añadir algo más a la sensación, hace
falta relacionar esa información sensorial con un concepto para poder
identificar con claridad qué tipo de objeto tenemos delante.
El concepto de “mesa”, como casi todos los conceptos, es un concepto
único, claro y estable de la mente, una definición abstracta, ordenada
y sencilla: “tablero con patas que sirve para trabajar”. La mente
humana lleva a cabo esa operación casi mágica de identificar cuál es el concepto o definición que
corresponde a esa pluralidad un tanto caótica de datos que nos muestran los sentidos, y así poder
comprender qué objeto tenemos delante y, por consiguiente, estar en condiciones de dar una
respuesta adecuada a lo que nos rodea.

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