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GUÍA DE APRENDIZAJE

ASIGNATURA: Filosofía GRADO: 10º FECHA: 25-Abril/2023


TEMA: El conocimiento, la verdad y la realidad. PERIODO: III
DOCENTE: Alejandro Carvajal Collazos
OBJETIVO: Analiza que el conocimiento, la verdad y la realidad son elementos esenciales para la comprensión
objetiva y práctica del pensamiento filosófico.

EL CONOCIMIENTO, LA VERDAD Y LA REALIDAD

¿Por qué el ser humano tiene afán por conocer?

¿Qué limitaciones tiene el hombre sobre el conocimiento?

¿Existen verdades definitivas o todo es relativo, dudoso y


cuestionable?

o ¿Qué es preferible: vivir feliz en ignorancia o conocer lo


problemático y lo desagradable de la realidad?

¿Existen distintos tipos de realidad o hay una sola?

¿Cómo podemos distinguir lo real de lo aparente?

Uno de los grandes legados que nos dejó Sócrates fue una actitud crítica y escéptica frente a lo que creemos saber
y se puede resumir en el siguiente enunciado, ampliamente conocido: "solo sé que no sé nada". Pues bien, ese es
el motor de la filosofía: reconocer lo que no se sabe como primer impulso hacia la reflexión sobre los presupuestos
de la realidad.

Interesada en descubrir qué significa conocer, el propósito de la filosofía no es otro que el de descubrir la verdad,
tanto del universo como de nosotros mismos. En definitiva, el objeto de la filosofía es todo lo que nos rodea y, de
esta manera, la actividad del filósofo se prolonga sin cesar, pues el conocimiento absoluto es inalcanzable.

En un principio, la filosofía buscó una explicación de la existencia de las cosas y una solución a los problemas de
la physis (naturaleza). Por eso, a los investigadores no solo se les llamó filósofos, aspirantes a alcanzar la sophia
(sabiduría), sino también se les denominó físicos. Los físicos trataban de dar respuesta a dos grandes preguntas:
¿de qué está hecho el mundo? y ¿cómo es el universo?

EL CONOCIMIENTO

Autores como Platón y Aristóteles realizaron una diferenciación entre las nociones
griegas de epistéme y techné. Epistéme era entendido como conocimiento, mientras
que techné, como técnica o habilidad práctica. Tal distinción se puede equiparar con
la diferenciación contemporánea entre saber qué (conocimiento) y saber cómo (técnica).
Tradicionalmente, la filosofía se ha centrado en la noción de saber qué, es decir, en proposiciones. Dado que
suponemos que nuestros conocimientos son algo que están en nuestra mente y que tienen como función influir en
nuestras acciones (por ejemplo, si yo sé que hoy va a llover, esa proposición va a influir en mi mente, de tal manera
que yo saque una sombrilla), la visión tradicional del conocimiento ha causado que la mente se entienda como un
dispositivo que almacena proposiciones y que la acción se explique apelando a ciertos poderes que tienen las
proposiciones sobre nuestra voluntad. Para tratar de extraer los rasgos que caracterizan al conocimiento, en lo que
sigue vamos a centrarnos en la noción tradicional de conocimiento como saber qué.

Comúnmente, el conocimiento se define como una creencia verdadera y justificada. Para entender esta definición,
es necesario explicar cada uno de sus elementos:

-Decir que el conocimiento es una creencia recoge la noción de que el conocimiento es algo que tenemos en tanto
sujetos, que está presente en nuestra mente y que puede tener un rol en nuestra concepción del mundo y también
en nuestras acciones.

-Afirmar que el conocimiento es verdadero recoge la concepción básica de que el conocimiento es, en últimas, la
búsqueda de las proposiciones verdaderas que describen el mundo. Tendemos a decir que nuestra relación con
proposiciones como 2+2=5 puede llegar a ser, en el mejor de los casos, la de algo que creemos falsamente, pero
en ningún caso diríamos que es algo que podemos llegar a conocer.

-Por último, considerar que el conocimiento es una creencia verdadera de la que tenemos justificación intenta
recoger la idea de que un conocimiento es algo logrado que no nos viene dado por arte de magia o sin que sepamos
por qué, sino que podemos dar razón de todos sus aspectos.

Para algunos filósofos, como Edmund Gettier (1927), tal definición es incompleta. Un caso muy interesante para
pensar es el de las ilusiones verídicas: supongamos que el sujeto S está bajo el efecto de una droga alucinógena e,
inconsciente de su estado, cree que hay un árbol de manzanas frente a él. Ahora bien, por una coincidencia,
supongamos que en efecto hay un árbol de manzanas frente a S. De este modo, la proposición hay un árbol de
manzanas frente a mi podría considerarse, con relación a S. una creencia, en tanto él la tiene, verdadera, puesto
que es verdad que hay tal árbol de manzanas, y justificada, porque él cree tal cosa en virtud de algo que está
experimentando. Empero, aun que cumpla con los parámetros que vimos anteriormente, ¿podemos realmente
considerar tal caso como conocimiento?

Nube de humo creada por la explosión de la bomba nuclear sobre Nagasaki,


Japón, en 1945. Las consecuencias de la acción humana han hecho que
actualmente la filosofía también se interese por entender la noción de saber
cómo, concentrándose en explicar mejor nuestras acciones.

Grados del conocimiento

Independientemente de si la anterior definición de conocimiento se considera o no totalmente satisfactoria,


aceptarla introduce un cierto tipo de concepción acerca de los grados del conocimiento. La noción de creencia no
es gradual: algo es creído o no creído. La noción de verdad tampoco se entiende tradicionalmente como gradual:
algo es verdadero o falso. Sin embargo, la noción de justificación si puede considerarse gradualmente: una
proposición puede estar más o menos justificada. Por ende, cuando hablamos de grados de conocimiento, hablamos
de grados de justificación de una creencia verdadera. Tales grados de justificación se entienden comúnmente así:

Opinión Es un grado en el que simplemente sentimos una tendencia hacia aceptar una proposición,
sin que tengamos argumentos que la sustenten.
Creencia Es cuando tenemos argumentos para sustentar una proposición, pero que solo parecen ser
válidos subjetivamente, es decir, para un sujeto particular.
Conocimiento Este grado de justificación ocurre cuando nuestros argumentos tienen una validez universal.
A continuación, se examinarán algunos debates importantes que se han dado en filosofía acerca del alcance y aun
de la posibilidad de la justificación del conocimiento.

¿Hay un solo conocimiento?

Una buena manera de caracterizar el debate entre objetivismo y relativismo es a través de la pregunta de si es
posible justificar un solo cono cimiento del mundo o si algunas cosas pueden contar como diferentes.
conocimientos del mundo. Es necesario aclarar que la disputa es epistemológica y no ontológica: no se está
discutiendo acerca de si existe un único mundo para todos sino si nuestro acceso a tal mundo, que nos permite
tener conocimiento de él, es general o relativo.

La posición del objetivismo, cuya formulación más característica se encuentra en Aristóteles, es que en efecto los
conocimientos acerca del mundo no dependen de las particularidades de los sujetos y, por ende, podemos formar
juicios acerca del mundo que se pueden justificar universalmente por cualquier persona. Esto quiere decir que
tendremos un solo conjunto de juicios verdaderos acerca del mundo. Esta objetividad del conocimiento es lo que
hace posible la existencia de la ciencia natural, dado que los experimentos se conciben como pruebas que van a
arrojar los mismos resultados sin importar las personas que los realicen, ni el lugar ni el tiempo donde se hagan.

En cambio, el relativismo, cuyas versiones más importantes son las de Friedrich Nietzsche (1844-1900) y Richard
Rorty (1930-2007), apela a que todo ser cognitivo tiene una posición particular del mundo desde la que lo
experimenta. Dado que suponemos que los conocimientos acerca del mundo se justifican, al menos en parte, en la
experiencia y suponiendo que esta experiencia es particular para cada sujeto, por lo menos una parte de la
justificación del conocimiento sería relativa a cada sujeto.

Modelos explicativos del conocimiento

En el conocimiento se supone la existencia de, por lo menos, los siguientes elementos:

-Alguien que conoce, puesto que consideramos que el conocimiento es algo propio de los sujetos y no de cosas,
como las piedras. El sujeto que conoce no es necesariamente un ser humano, sino que puede ser un robot con
inteligencia artificial o, inclusive, un animal.

-Algo que es conocido, que no necesariamente es algo sensible, sino que puede ser una entidad abstracta, como
los números o los conceptos.

-La cosa particular que se conoce de lo conocido, es decir, la propiedad o la característica que se advierte de la
cosa.
Las anteriores ideas definen el conocimiento como una relación entre un sujeto y un objeto en el que el sujeto
advierte unas ciertas características del objeto. A continuación, examinaremos algunas teorías que intentan explicar
cómo se da la relación que llamamos conocimiento.

LA VERDAD

Verdad y conocimiento

El objetivo del conocimiento es obtener resultados verdaderos. Ahora bien,


resulta problemático determinar si se puede estar seguro de que algo es
verdadero, cuál es el criterio que se utiliza para decir que algo es verdadero
y qué es la verdad. Vamos, a continuación, a examinar las diferentes respuestas que se han dado a estas preguntas
en diferentes etapas de la historia del pensamiento.

A partir de Descartes (1596-1650), hemos de diferenciar lo más claramente posible entre la verdad o falsedad de
nuestro conocimiento, por una parte; y, por otra, la seguridad que nosotros podamos tener acerca de la verdad
conocida. Del conocimiento podemos decir que es verdadero o falso. De nuestra seguridad respecto a su veracidad
se pueden indicar los siguientes estados:

1. Ignorancia: estado de la mente en el que se admite el desconocimiento sobre un determinado asunto.

2. Duda: estado en el que no se puede afirmar o negar la verdad de un juicio porque las razones que están a favor
y las que están en contra tienen una fuerza similar.

3. Certeza subjetiva: estado en el que la mente afirma la verdad de un juicio sin admitir ninguna posibilidad de
equivocación.

El problema consiste en poder afirmar la verdad de nuestros enunciados y, a la vez, nuestra certeza sobre esa
verdad. Esta situación conduce a la búsqueda de criterios que sirvan para establecer la verdad de nuestro
conocimiento.

Criterios de verdad

Se llama criterio de verdad a aquella característica o procedimiento por el cual podemos distinguir la verdad de la
falsedad y estar seguros del valor de un enunciado. Podemos mencionar los siguientes:

La autoridad Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a quien se concede
crédito por su conocimiento en una materia.
La tradición Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado como
verdadero y goza de un apoyo popular o institucional.
La correspondencia Lo que pensamos será verdadero si al comprobarlo coincide con la realidad empírica.
entre el pensamiento Como el pensamiento se expresa en el lenguaje, el criterio consiste en establecer la
y la realidad adecuación o correspondencia entre lo que se dice y lo que es.
La coherencia lógica Es un criterio lógico-matemático que consiste en comprobar que no existe
contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema, y que estos se
derivan necesariamente de los axiomas o principios establecidos.
La utilidad Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para nosotros, cuando nos
permita orientarnos en la realidad y avanzar en nuestras investigaciones.
Es evidente lo que se nos presenta como indiscutible, como intuitivamente verdadero,
aunque a menudo sea necesario mostrarlo mediante razonamientos. En el orden de la
La evidencia razón, se han considerado evidentes los primeros principios, como el principio de
identidad y el de no contradicción (evidencia racional); en el orden de la sensibilidad,
los datos de los sentidos (evidencia sensible).

Teorías de la verdad

Por teorías de la verdad entendemos los diversos intentos producidos lo largo de la historia para definir, explicar
y comprender qué es la ver dad. Existe una relación estrecha entre las teorías de la verdad, entendidas de esta
manera, y los criterios de verdad mencionados antes porque cada teoría de la verdad se apoya preferentemente en
uno de estos criterios y lo desarrolla al máximo. Vamos a ver las teorías de la verdad más significativas en el
pensamiento filosófico.

1. La verdad como correspondencia o adecuación

Esta teoría nos proporciona la estructura básica de la verdad que las demás teorías también mantienen. La
formulación clásica la proporcionó Aristóteles: "Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es, eso es falso;
decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es verdadero" (Metafísica, IV, 7). La verdad se entiende
como una relación especial de ajuste entre un objeto y lo que el sujeto dice de él, a la que se denomina
correspondencia o adecuación. Este es el concepto espontáneo de la ver dad: la concordancia entre lo que se dice
de algo y lo que ese algo es.

Esta correspondencia no puede ser material porque los objetos no entran en nosotros al ser conocidos, sino que es
una correspondencia formal, dado que se establece entre la representación que nos hacemos del objeto y el objeto
mismo. Por lo tanto, algo será verdadero cuando la representación de un objeto coincida con lo que el objeto
realmente es.

Tomás de Aquino (1224-1274) situaba esta correspondencia formal entre el objeto y nuestra representación de él
(el concepto), y lo expresaba así: "Verdad es adecuación entre el entendimiento y la cosa".

Ludwig Wittgenstein (1889-1951) lo hace entre los hechos y la estructura lingüística formal que los representa (la
proposición): "Nosotros nos hacemos figuras de los hechos. Para conocer si la figura es verdadera o falsa debemos
compararla con la realidad. La proposición es una figura de la realidad".

Sin embargo, la teoría de la correspondencia se torna problemática cuando formulamos algunas de las siguientes
cuestiones: ¿cómo puede saberse lo que algo es con independencia de nuestro decir? ¿Es posible salir de nuestro
lenguaje para comprobar la conexión entre el pensamiento y la realidad desde una posición objetiva?

2. La verdad como coherencia

Esta teoría fue formulada por Friedrich Hegel (1770-1831) por primera vez y más tarde se ha expuesto en diferentes
versiones. Todas coinciden en utilizar como criterio de verdad la coherencia de la proposición, cuya verdad
depende de su posible o imposible incorporación al conjunto de proposiciones que tenemos ya por verdaderas:
cualquier nuevo conocimiento, ya sea en ciencia o en la vida cotidiana, ha de efectuarse desde el sistema de
conocimientos que ya poseíamos, y lo consideraremos verdadero si podemos integrarlo en él.

Es decir, para nosotros es posible aceptar algo como verdadero si podemos ubicarlo dentro de las cosas que ya
tenemos por verdaderas.

Se trata, por tanto, de un criterio contextual, en virtud del cual nada es verdadero o falso aisladamente, sino que
cada uno de nuestros conocimientos está esencialmente referido y conectado con el resto del sistema del saber en
el que se integra. Solo así cobra sentido y valor de verdad, pues, como dice Hegel, "lo verdadero es el todo”.

Por otra parte, Hegel defenderá que la verdad se alcanza históricamente: el todo que expresa la verdad del saber
es histórico y solo al final de la historia se muestra en toda su magnitud y
sentido.

LA REALIDAD

Cosmogonía y cosmología

Casi siempre los términos cosmogonía y cosmología son tratados como


sinónimos. En términos generales, tales palabras son entendidas para referirse
a un estudio del mundo o universo, concebido como una totalidad. Esta definición, que es muy parecida a las que
se encuentran comúnmente en los diccionarios, no parece ser muy útil puesto que, a primera vista, está diciendo
una trivialidad. Decir que algo es un estudio del mundo o universo, entendiendo tales nociones como la totalidad
de lo que existe, suena trivial en tanto todos los estudios parecen ser acerca del mundo o universo. Toda acción
que pretenda generar conocimiento versa sobre las cosas que existen.

De esta manera, definir cosmología y cosmogonía como un estudio del universo concebido como una totalidad
resulta útil si entendemos que hay disciplinas que no conciben el mundo como una totalidad. ¿Cuáles son esas?
Casi todas, realmente. Todas las disciplinas científicas que conocemos estudian el mundo, pero no como una
totalidad sino desde una perspectiva parcial, tanto en su método como en su alcance. Por ejemplo, la biología
estudia el mundo, pero como un conjunto de cosas orgánicas, dejando a un lado las cosas inertes.

En este sentido, podemos entender a la cosmología y a la cosmogonía como un estudio del mundo, pero no desde
perspectivas particulares sino desde una perspectiva global, buscando un punto de vista que cubra todos los
aspectos del universo, es decir, la totalidad de las cosas que existen.

Una vez solucionado el asunto, parece que estamos tratando los términos cosmología y cosmogonía como
sinónimos de metafísica, que, según Aristóteles, es la ciencia del ser en tanto que es. Es necesario, entonces, buscar
una diferencia conceptual entre metafísica y cosmología. Cuando decimos que la metafísica es la ciencia del ser
en tanto que es, queremos significar que la metafísica estudia lo existente como concepto abstracto, es decir,
estudia cuáles son las condiciones necesarias y suficientes para que algo sea considerado como existente. En
cambio, la cosmología y la cosmogonía estudian lo que existe desde una perspectiva concreta, es decir, lo que
actualmente existe. Entonces, la metafísica estudia las condiciones para cualquier tipo de existencia posible,
mientras que la cosmología estudia las condiciones de la existencia de nuestra realidad concreta, como una
totalidad.

Así, las preguntas fundamentales de la cosmología serian preguntas acerca del origen de nuestra realidad y de las
leyes que gobiernan su evo lución. Desde otra perspectiva terminológica, la palabra
cosmogonía debe reservarse para denominar las respuestas a tales preguntas funda
mentales que tienen una naturaleza mítica, mientras que la palabra cosmología debería
cubrir solo las respuestas de tipo filosófico o científico. Lo importante de tal distinción
radica en que presupone la existencia de una diferencia entre el tipo de explicaciones
míticas y el tipo de explicaciones filosóficas y científicas.

La cosmología cuenta con un objeto de estudio tan vasto como la totalidad de las cosas.

Tipos de explicación cosmológica

Cosmología mítica

La palabra mito suele utilizarse hoy en día en sentido despectivo. Llamamos mito a cosas de las que queremos
decir que no son ciertas, de las que no se tiene prueba o que consideramos pseudocientíficas. Sin embargo, el
estatus de la palabra mito es diferente si se analiza desde una perspectiva etimológica o histórica.
Etimológicamente, la palabra griega mythos significa simplemente "historia". Históricamente, los mitos son
narraciones con la función de ofrecer una explicación sobre el origen de algo. Hay mitos que explican el origen de
los dioses, del hombre, de ciertas costumbres, de algunas instituciones y aun del universo mismo, siendo estos
últimos los mitos de naturaleza cosmogónica.

Existe una gran cantidad de mitos cosmogónicos, como el Popol Vuh maya o el mito africano de Aido-Hwedo. En
los mitos cosmogónicos, de manera análoga a como se hace en cualquier tipo de mito, se narra una historia
encarnada por personajes fantásticos, algunas veces antropomorfos, que juegan un rol en la creación del universo.
Por ejemplo, en el mito de Aido-Hwedo, una serpiente con tal nombre es la primera cosa creada y lleva al creador
en su boca para que cree todas las demás cosas del universo; luego, pasa a servir como estructura fundamental
sobre la que reposa el peso del mundo.

Según estudios ofrecidos por Claude Lévi-Strauss (1908-2009), un mito cosmogónico es una narración que explica
el origen del universo, utilizando los recursos estructurales y literarios del mito. Una pregunta fundamental acerca
de tales mitos es qué elemento hace que no sean un simple cuento sobre el origen del mundo sino una teoría sobre
tal fenómeno. El elemento que le otorga al mito cosmogónico su fuerza explicativa no parece hacer parte del mito,
puesto que un mismo texto puede ser tomado tanto como una explicación del origen del universo como un cuento
perteneciente al dominio de la ficción. Supongamos que un extraterrestre llega a una biblioteca terrestre y empieza
a leer el Popol Vuh. Es totalmente concebible que el extraterrestre considere tanto que el libro es una historia
ficticia como que lo tome como un documento cosmogónico de la humanidad.

Así lo que le da al mito su fuerza explicativa es simplemente la actitud con que lo tome una cierta comunidad
de personas.
TALLER #2
ASIGNATURA: Filosofía GRADO: 10º FECHA - ENTREGA: Mayo-02/2023

TEMA: El conocimiento, la verdad y la realidad. PERIODO: III VALORACIÓN: Procedimental 15%

*Lee la temática completa, y transcribe lo que está subrayado y luego resuelve en el cuaderno las
siguientes preguntas:

1. Según la lectura, ¿Qué es la verdad y a partir de quién hemos de diferenciar lo más claramente posible
entre la verdad o falsedad de nuestro conocimiento?

2. Según la lectura, ¿Qué es un criterio de verdad? Además, realiza un ejemplo por cada tipo de criterio
de verdad.

3. Según la lectura, ¿Qué es una teoría de la verdad y en qué consiste cada teoría?

4. Según la lectura, ¿Qué significa Cosmogonía y cosmología?

5. Realiza una nube de palabras de mínimo 15 palabras a partir de la lectura.

*Estudia para la evaluación parcial para la


próxima clase a partir del tema del
conocimiento, la verdad y la realidad.

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