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Camila Galvis

Filosofía moderna

Universidad Libre

La meditación de Descartes

“para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible de todas las

cosas” Rene Descartes

Descartes propone la duda como método de conocimiento, por medio de una

meditación. El texto sigue el orden del descubrimiento, mostrando cómo los efectos

dependen de las causas, para que el lector pueda a su vez hacer el mismo viaje usando su

razón y pueda descubrir por sí mismo los resultados que Descartes había logrado antes allí.

Una meditación es una reflexión que obliga a la mente naturalmente a detenerse frente a

objetos de reflexión. Entendiendo que estas son meditaciones ficticias, construidas, cuya

relación, es conducida según el orden lógico de la demostración, en el camino hacia la

certeza, la ficción es útil, ya que se deberá olvidar todo conocimiento previo, para tomar

solo lo “verdadero”

En primera parte me llama la atención el subtítulo del primer episodio “las cosas que

se pueden poner en duda” lo hace muy amplio, a la interpretación de poner en irresolución.

Mas aun cuando Descartes propone dudar voluntariamente, de cualquier conocimiento

previo, ya que el trabajo de examinar opinión, por opinión resultaría tedioso.


Descartes examina primero el conocimiento derivado de sus sentidos. Este se observa

a sí mismo y descubre que muchas de nuestras certezas las hemos recibido a través de la

mediación de nuestros sentidos. Pero básicamente, hay que desconfiar de ellos, porque a

veces nos engañan. Una manera de liberarse de las influencias de los sentidos es la duda.

¿Qué se asume por verdadero?

Suponiendo que nada me permite distinguir el sueño del estado de vigilia, la realidad

del cuerpo es incierta. Así que, si aplico estrictamente la regla de la duda metódica, debo

hacer como locos y dudar de la existencia de mi propio cuerpo ¿La prueba del sueño

permite a Descartes extender el campo de la duda a la realidad? Ya no se trata de dudar de

nuestro conocimiento de la experiencia sensible, es decir, de si hubo una correspondencia

entre nuestras ideas y la realidad externa. Aquí lo que se cuestiona es la existencia misma

de mi cuerpo, y los cuerpos que lo rodean. Ahora ya no estamos seguros de la existencia del

mundo. Ya que el problema está en que el sueño se resiste a la duda, Descartes lo

ejemplifica como el supongamos que mis ojos, mi cabeza, mis manos no existen. Cuando

sueño, sin embargo, tengo la idea de los ojos, la cabeza, las manos. ¿Cómo puedo decir que

mi mano no existe y tener la idea de la mano? Para poseer la idea de la mano, ¿no tiene que

existir? Lo que me genera una confusión ¿cualquier cosa que sueñe podría ser real?

Apliquemos este razonamiento a nuestro problema: las manos soñadas pueden ser

imaginarias. Para esta imagen es un compuesto de elementos más simples y universales,

que son, por otro lado, por su sencillez y generalidad, verdaderos y existentes. En otras

palabras, en mi sueño, aunque no esté seguro de la existencia de manos, esto no me impide

tener los materiales para forjar la idea de una mano. Y es muy posible para mí soñar con

esta mano, sin ninguna mano existente en la realidad. Para soñar con la mano no necesito
que la mano exista por otro lado necesito que existan estos elementos simples que están en

la base de la representación de la mano. Es decir, en primera parte debo existir, para que

exista mi mente y así soñar.

Por lo tanto, puedo dudar de la verdad de todas las ciencias que tratan con cosas

compuestas como la física, la astronomía, la medicina, porque pueden ser imaginarias como

sueños. ¿Si aplico la regla metódica de la duda, debo considerarlos falsos? Pero no puedo

dudar de la validez de la ciencia que se ocupa de cosas simples y generales como el número

y la extensión. Ya sea que sueñe o mire, un triángulo siempre tendrá tres lados, incluso si

no hay triángulo en la naturaleza. Pero, es posible que el cielo no exista o que me

equivoque cuando agrego dos y tres. Si ese es el caso, no sólo no puedo estar seguro de la

realidad del mundo, sino que tampoco puedo estar seguro de los resultados de mi

adición. Por lo tanto, si aplico la regla de la duda metódica, la aritmética y la

geometría entran dentro de la prueba de la duda.

El Yo es una cosa pensante que consta del espíritu, el alma, el entendimiento y la

razón. La imaginación no ayuda al conocimiento del Yo porque solo se refiere a la

naturaleza corpórea, no a la espiritual. Por eso, el espíritu debe apartarse de ella si quiere

ser claramente consciente de su propia naturaleza. Sin embargo, la imaginación es parte de

la conciencia y las cosas corpóreas que ella reconoce parecen percibirse aún más

claramente que el propio Yo.

La duda es un ejercicio "antinatural". Va en contra de la inercia natural de la mente

humana, esto lo ejemplifico en normalmente no nos levantamos y ponemos en duda la

existencia de nuestra cama o salimos a la calle, miramos al cielo y ponemos en duda el sol,

la duda se esconde tras la rutina. Descartes plantea el “yo soy, yo existo”. Paul Valery
añadiría: "a veces pienso, a veces existo” "No soy únicamente lo que pienso". Comprender

que mis pensamientos no son más que uno de los elementos de la conciencia, y no toda la

conciencia. Y Puedo dudar de todo, pero no del hecho que yo piense, entendiendo que la

imaginación no puede ser un pensamiento real. Ya que Descartes toma por real el espíritu,

que a su vez es mente y la mente era distinta de la materia, pero podría influir en la materia.

Todo esto me trajo a pensar sobre el enamorarse. Según la profesora Stephanie

Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, enamorarse puede provocar la

misma respuesta eufórica que provocan las drogas ilícitas en el cerebro, esto por las

emociones intensas que en nosotros produce. Las drogas son sustancias que actúan sobre

nuestro sistema nervioso central. A nivel cerebral, las drogas actúan sobre los

neurotransmisores alterando y perturbando el correcto funcionamiento afectando a la

conducta, estado de ánimo o percepción. Siendo así como mi propio cuerpo me aleje de la

realidad, entonces sí medianamente solo se tiene certeza de la existencia de la mente, así es

como nosotros mismos nos engañamos, al dejarnos llevar por los sentidos, en un estado

diferente de la realidad, pues si, de cierta manera por ejemplo si se esta besando a la

persona, en un tiempo, en un espacio y por lo mismo sintiendo placer u alegría, pero la

realidad es mas profunda y no “verdadero” en esta realidad.

Descartes nos ofrece una comparación con el esclavo soñador. En el sueño, el esclavo

se representa a sí mismo libre. Por lo tanto, sólo puede preferir no despertar si sospecha

que esta libertad es sólo imaginaria, para no encontrarse frente a la dura realidad de su

servidumbre. Del mismo modo, el espíritu humano prefiere ser engañado, acepta lo

probable por lo verdadero, en lugar de confrontar la prueba de duda que por el momento no

sugiere ninguna certeza.


Bibliografía

 Las drogas, el cerebro y la conducta. (s. f.). Instituto Nacional Sobre El Abuso

de Drogas de Estados Unidos. Recuperado 9 de febrero de 2023, de

https://nida.nih.gov/es

 La base del amor está en el cerebro. (2010, 7 octubre). BBC. Recuperado 9 de

febrero de 2023, de

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2010/10/101027_amor_cerebral_men

 (Descartes (Med I. Gredos, 165.1-11)

 (Descartes (Med II. Gredos, 170.2-8)

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