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1. Meditación: Podemos dudar de todas las cosas, especialmente de las cosas materiales; al menos
mientras no tengamos fundamentos en la ciencia para justificarlas.
Dudar de todas las cosas es útil porque nos libera de los prejuicios, y nos prepara para que
nuestro espíritu se separe de los sentidos (no guiar lo que pensamos a partir de los sentidos,
sino de la razón).
2. Meditación: Ninguna cosa de la que dudes, existe. El espíritu usando a su propia libertad
supone: que ninguna cosa de cuya existencia tenga la más mínima duda, existe. Reconoce ser
absolutamente imposible que él mismo, sin embargo, no exista. A partir de esto podemos
distinguir fácilmente aquello que pertenece a la naturaleza intelectual, de aquello que pertenece al
cuerpo.
3. Meditación: Desarrolla el argumento que utiliza para probar la existencia de dios; “es bastante
difícil entender como la idea de un ser tan soberanamente perfecto la cual está en nosotros,
contiene tanta realidad objetiva” … “que debe venir necesariamente de una causa soberanamente
perfecta” … “es imposible que la idea de dios que está en nosotros, no tenga a dios mismo por
causa”.
4. Meditación: En primer lugar, prueba que todas las cosas que conocemos muy clara y
distintamente son verdaderas, y a la vez explica en qué consiste la naturaleza del error o falsedad
(esto debe saberse para confirmar las verdades anteriores y entender mejor las siguientes). Siendo
el error el que acontece al juzgar o discernir lo verdadero de lo falso.
5. Meditación: Explica la naturaleza corpórea en general y vuelve a mostrar la existencia de dios,
con nuevas razones. Además, muestra cómo es verdad que la certeza misma de las
demostraciones geométricas depende del conocimiento de dios.
6. Meditación: Distingue el acto del entendimiento de la imaginación. Muestra la distinción entre el
alma y el cuerpo, sin embargo, señala que el alma está “tan estrechamente unida a él que junto
con él forma como una sola cosa”. Se muestran los errores que preceden de los sentidos y los
medios para evitarlos. Por último, señala las razones de las que se pueden concluir la existencia
de las cosas materiales, haciendo énfasis en que estas no son tan firmes y evidentes como las que
nos guían al conocimiento de dios y del alma; siendo estas últimas las más ciertas y evidentes que
pueden entrar en conocimiento del espíritu humano.

→La naturaleza del alma y el cuerpo no solo son diferentes, sino contrarias.

→El cuerpo humano en particular está formado y compuesto por una cierta configuración de miembros y
otros accidentes semejantes, por lo tanto, puede fácilmente perecer; mientras que el alma humana es una
sustancia pura, es por naturaleza inmortal.
MEDITACIÓN 1.

De las cosas que pueden ponerse en duda.

Comprende opiniones falsas, que en sus primeros años aceptaba como verdaderas, por eso se convertía en
incierto y dudoso, todo lo que después fundaba sobre esos principios. A raíz de esto piensa en todas las
opiniones que antes aceptaba, y pretende comenzarlo toda otra vez desde los fundamentos, si la ciencia
exigía algo firme y permanente; destruyendo libremente todas sus antiguas opiniones, atacando los
principios en los que se apoyaba.
Aprende de los sentidos, todo lo que hasta el presente le había parecido verdadero y seguro. Pero
experimenta que a veces los sentidos engañan, y por eso la prudencia ordena que no hay que fiarse nunca
por entero de lo que una vez nos ha engañado. Aunque los sentidos nos engañan con respecto a cosas lejanas
y poco sensibles, hay otras de las que no es posible que nos engañen, como las que se relacionan a la
experiencia inmediata, por ej. Lo que estamos haciendo ahora; si dudara de eso estaría a la misma altura que
un “loco”. Sin embargo, reconoce que al soñar nos representamos las mismas cosas que vivimos en vigilia, y
muchas veces somos engañados por ilusiones semejantes a las que sentimos en vigilia. Teniendo esto en
cuenta concluye que no hay indicios ni señales que basten para distinguir con claridad el sueño de la vigilia.
A pesar de esto debemos tener en cuenta que las cosas que nos representamos en los sueños se forman a
semejanzas de algo real o verdadero, de manera que, al menos esas cosas generales no son imaginarias, sino
que en verdad existen.
Según Descartes hay un dios que todo lo puede por quien ha sido creado tal como es, sin embargo, se
pregunta: ¿Quién le asegura que este dios no haya generado en él la impresión de la existencia de figuras,
magnitudes y lugares que sin embargo no existen? Por lo tanto, podría ser que dios haya querido que se
engañe hasta en las cosas que cree saber con mayor certeza. Sin embargo, considera que es posible que dios
no haya querido que esto sea así, pues “él es de suprema bondad”, pero pareciera del todo contrario a esa
bondad que él permita que se engañe alguna vez, pero considera que esto último lo ha permitido. Por lo
tanto, considera que no hay una sola cosa de la que no pueda dudar ahora, y no debe concederles a sus
pensamientos más crédito del que daría a cosas manifiestamente falsas si es que quiere hallar algo constante
y seguro de las ciencias. Para esto decide seguir el camino contrario y emplear todas sus fuerzas para
engañarse a sí mismo, fingiendo que todas sus opiniones son falsas, imaginarias, para que el peso de sus
prejuicios no pueda inclinar su opinión a un lado ni al otro, entonces estos malos hábitos ya no los desvíen
del camino al conocimiento de la verdad.
Entonces para explicar esta situación presenta la figura del genio maligno, astuto, y engañador, además de
poderoso, que utiliza toda su industria para engañar. A lo que concluye que tanto el cielo, el aire, la tierra,
etc., y las demás cosas exteriores, son solo ilusiones y en sueños que el genio maligno utiliza para atraparlo.
Se considera sin manos, sin ojos, sin sentido alguno y creyendo falsamente que tiene todo eso.

MEDITACIÓN 2.
De la naturaleza del ser humano: y que es más fácil de conocer que el cuerpo.

Se aleja de todo lo que pueda imaginar la más mínima duda (lo mismo que haría si supiera que es
completamente falso), y sigue por ese camino hasta encontrar algo cierto, o hasta por lo menos saber que no
hay nada cierto en el mundo. Entonces supone que todo lo que ve es falso y nada de lo que su memoria le
representa ha existido jamás, carece de sentidos; todo lo que es cuerpo, figura, extensión, movimiento y
lugar, no son más que trampas de su espíritu. Por lo tanto, lo único verdadero es que nada cierto hay en el
mundo.
A partir del asumir que no hay nada en el mundo (ni cielo, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos) se pregunta:
Asumiendo esto, ¿no estoy diciendo que yo tampoco existo? La respuesta es no, porque si pienso algo es
porque yo soy, por más de que haya un ser engañador todo poderoso que me burla, por esto mismo no habría
duda de que si me engaña es porque soy, mientras yo esté pensando es porque soy algo; de manera que
puedo “dar como cosa cierta que esta proposición: Yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera”.
Atributos del alma:

• Nutrición
• Locomoción Dependientes del cuerpo. • Sensación
• Pensamiento Es el único atributo que le pertenece al hombre, sin poder separarse de él. Yo
soy y yo existo, en tanto esté pensando, pero si dejara de pensar al mismo tiempo dejaría de
existir.
¿Qué es el hombre? Es una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento, o una razón; una
cosa verdadera y verdaderamente existente.
¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, que entiende, que afirma, que niega, que quiere,
que no quiere, que imagina, y que siente.

Imaginar: Contemplar la figura o imagen de una cosa corpórea.

→ Descartes dice que nada de lo que pueda comprender por medio de la imaginación pertenece al
conocimiento que tiene de sí mismo, y es necesario apartar el espíritu de esta manera de concebir
para que pueda conocer su propia naturaleza.
Es evidente que igualmente Descartes sigue poseyendo la capacidad de imaginar, a pesar que las
cosas que el imaginara no sean verdaderas, igualmente forma parte de su pensamiento. Lo mismo
pasa con el sentido, es decir, yo percibo a través de los sentidos puesto que, en efecto oigo ruido,
siento frío, siento calor, y aunque estas apariencias puedan ser falsas considero que lo que en mí se
llama sentir es precisamente pensar.
Piensa que no puede dejar de creer en las cosas corpóreas, pero considera extraño que él conozca más
clara y fácilmente cosas que advierte dudosas y alejadas de sí frente a otras verdaderas, ciertas y
pertenecientes a su propia naturaleza.
Explica esto considerando que su espíritu se complace al extraviarse y no puede mantenerse en los
justos límites de la verdad.
A partir de un ejemplo con un pedazo de cera expuesto al fuego, llega a la conclusión de que a pesar
de que hayan cambiado todas las cualidades que la definían (las que percibíamos por el gusto, olfato,
vista u oído) sigue siendo la misma cera. Entonces se da cuenta de que es un pedazo de cera solo por
medio del entendimiento.
Por último, llega a la conclusión de que lo más fácil de conocer es su espíritu debido a que
conocemos a través del entendimiento, no por la imaginación ni por los sentidos, sino por él.
MEDITACIÓN 3

De dios; que existe.

Habla de su primer conocimiento que refiere al saber que se requiere para estar seguro de algo. Considera que,
aunque tenga una percepción clara y distinta de lo que conoce, esto no bastará si es posible que una cosa concebida
de esta forma resultase falsa. Pero termina estableciendo como regla general que son verdaderas todas las cosas
que concebimos muy clara y distintamente.
Por otro lado, piensa que en el pasado algunas cosas que consideraba muy ciertas y manifiestas, fueron reconocidas
más tarde como dudosas e inciertas (la tierra, el cielo, los astros, y demás cosas percibidas por los sentidos).
Concluye que lo que concebía como claro y distinto en estas cosas eran las ideas o pensamientos, que estas le
presentaban a su espíritu.

Cuando consideraba algo muy sencillo y fácil, por ejemplo, que dos más dos es cuatro, tenía la claridad suficiente
para asegurar que esta afirmación era verdadera, pero s más tarde pensaba que podía ponerse en duda era por la
única razón de que dios le dio una naturaleza tal de que pudiera engañarse hasta en las cosas que le resultan más
manifiestas.

“Engáñeme quien pueda, que lo que nunca podrá será hacer que yo no sea nada mientras yo esté pensando
que soy algo, ni que alguna vez sea siento que yo no haya sido nunca”

No puede alcanzar certeza de cosa alguna si no prueba que hay un dios, y más profundamente si hay un dios
engañador. Y para poder averiguarlo, debe dividir todos sus pensamientos en ciertos géneros y considerar en cuáles
de ellos hay propiamente verdad o error. Entre sus pensamientos unos son como imágenes de cosas y a esos solos
conviene con propiedad el nombre de idea. Otros además tienen otras formas: como cuando quiero, temo
(afecciones) y cuando afirmo o niego (juicios). Solo en los juicios debe tenerse cuidado de no errar, el más frecuente
error que puede encontrarse en ellos es juzgar que las ideas que están en mí son semejantes a cosas que están fuera
de mí. Por lo tanto, para evitar errar debe considerar las ideas como modos de su pensamiento sin intentar referirlas
a cosas exteriores.

Considera tres posibles orígenes para las ideas:

➢ Extrañas y venidas de fuera


➢ Nacidas conmigo (innatas)
➢ Hechas por uno (invenciones de mi espíritu)
El objetivo fundamental de Descartes es encontrar un método que a partir de una serie de reglas, realice el
razonamiento correcto y la reconstrucción del saber humano .

4 reglas para que el método tenga validez:

- La regla de la evidencia.

- La regla del análisis.

-La regla de la síntesis.

-La regla de la enumeración.

1 y 2. Conforman la parte analítica del método.

3 y 4. Conforman la parte sintética del método.

Conocimiento verdadero e indudable lo encontró cuando encontró el sujeto pensante.

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