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LA PREPARACIÓN

DEL PROYECTO DE TESIS

CONSIDERACIONES GENERALES

a. No existe una forma o modelo fijo para la presentación de un proyecto. Depende del tema, del
problema, de la disciplina e, incluso, de preferencias personales. De todos modos, hay un
conjunto de reglas que deben ser tenidas en cuenta y determinados aspectos que
tienen que figurar forzosamente en el proyecto, pues se trata de una propuesta elaborada
en sede académica, y como tal no puede ser presentada “a la carte” sino que debe cumplir
con las normas comúnmente aceptadas en el campo de la “ciencia normal”.

b. El orden en que tales aspectos sean presentados tampoco es fijo, pero no quiere decir esto
que sea arbitrario. Las distintas partes o puntos a considerar deben ser consistentes
entre sí y seguir una secuencia lógica.

Recordar que al evaluar un proyecto, se tendrán en cuenta algunos aspectos


esenciales como ser, la relevancia del problema planteado, la factibilidad de
ejecución y, particularmente, la coherencia interna de la presentación.
Para los objetivos del curso, en la medida en que se trata de la instancia de
Taller de Tesis, se tendrán en cuenta la justificación del problema, la
factibilidad y la coherencia, dado que la relevancia estará determinada por el
conocimiento que cada uno tenga del estado del campo disciplinar. De allí la
importancia de un vínculo temprano con un/a Director/a de Tesis.

ASPECTOS ESENCIALES DEL PROYECTO

a. El planteo del problema central – no confundir problema con tema – y la justificación de su


relevancia. Dicho en otros términos, cuál es la pregunta fundamental a la que tratamos de dar
respuesta y por qué esto es importante. Este planteo puede ir acompañado – y es bueno
hacerlo – por una breve caracterización histórica del momento en que ubicamos nuestra
investigación, que servirá para contextualizar el problema.

b. El estado del conocimiento, referido específicamente al tema y al problema elegidos. Deberá


hacerse un análisis crítico de la producción existente – no una mera reseña – destacando los
aspectos positivos y negativos de la misma y, particularmente, las falencias de esa producción
en lo referido al problema planteado. Este estado de cuestión servirá, por un lado, para
mostrar que se conoce la producción existente y, por otro, para justificar, a partir de las
falencias observadas, la originalidad de la propuesta, es decir, que lo que se quiere hacer no
está ya hecho.

c. Los objetivos específicos de la investigación a realizar. A partir del problema general


planteado y de las falencias observadas en la producción existente se deberán formular, en
forma clara y precisa, las metas a lograr. En tal formular, es conveniente usar verbos que
indiquen las acciones a cumplir: describir, clasificar, comparar, determinar, analizar, explicar,
etc. También aquí la formulación de objetivos debe seguir una secuencia lógica. No se
puede, por ejemplo, explicar sin antes haber descripto, clasificado y analizado. Pueden
presentarse grandes objetivos generales y desglosarlos en objetivos más específicos

d. La metodología, esto es, los caminos a seguir para alcanzar los objetivos formulados. Esta
parte del proyecto es fundamental ya que si la metodología no es adecuada, difícilmente se
puedan alcanzar los objetivos propuestos. Dentro de la metodología deben considerarse
distintos aspectos, como ser:

1. Delimitación del objeto de estudio, o lo que los epistemólogos suelen llamar la base
ontológica de la investigación, es decir, qué cosas vamos a investigar. En efecto, en
función de los objetivos a lograr, debe explicitarse cuál es la porción o porciones de la
realidad a considerar y la justificación del/os recorte/s propuesto/s. Para los historiadores
esto significa ante todo establecer los límites espacio-temporales de la investigación, así
como las instancias de la realidad sociales a tener en cuenta. Debe recordarse que,
aunque tales recortes son definidos por el investigador, su determinación no puede ser
arbitraria y deben ser consistentes con los objetivos propuestos.

2. Definición de las herramientas teóricas, o lo que a veces se llama “marco teórico”,


expresión que no me gusta ni parece hoy adecuada. Es fundamental para el investigador
definir o explicitar los conceptos, las categorías y los modelos fundamentales que aplicará
al desarrollo de la investigación y justificar su elección. En aquellos casos en que hay
debates o diferentes concepciones teóricas, es conveniente hacer referencia a las mismas
para justificar la postura adoptada. También aquí debe recordarse que las herramientas
teóricas deben ser adecuadas a los objetivos propuestos.

3. Hipótesis fundamentales. Constituyen un aspecto central del proyecto. Recordar que las
hipótesis son respuestas tentativas a las preguntas formuladas, que la investigación
deberá validar o refutar. Si a lo largo de la investigación las hipótesis fueran refutadas, se
deberá ajustar el proyecto formulando hipótesis alternativas. Así, al objetivo general de
investigación – la pregunta central – corresponderá una hipótesis general y a los objetivos
específicos, hipótesis específicas.

4. Variables centrales a considerar, esto es, aquellos aspectos a tener en cuenta en


función tanto de los objetivos como de las hipótesis. Es decir, por ejemplo, que si me
propongo determinar cuál es el carácter de los intercambios en una sociedad dada, y mi
hipótesis es que se trata de intercambios de carácter mercantil, deberé explicitar que
aspectos de esos intercambios – productos intercambiados, participantes en los
intercambios, procedimientos seguidos, valores, medios de cambio adoptados, etc. –
serán considerados centrales.

5. Fuentes y documentos disponibles. Es un aspecto esencial, ya que de la existencia de


tales fuentes depende la factibilidad de la investigación. Deberá hacerse una descripción
lo más detallada posible de los repositorios o archivos en que se trabajará y de los fondos
documentales a ser revisados, brindando toda la información de que se disponga sobre
los mismos (accesibilidad, estado de los documentos, carácter de los mismos, etc.).
También deben detallarse las fuentes éditas, incluidas las publicaciones periódicas, así
como otras fuentes (arqueológicas, testimonios orales, etc.). Cuando el detalle de las
fuentes sea muy extenso, puede hacer un comentario general en el texto e incluir un
anexo con la información más detallada. Se podrá también en este punto –y es
recomendable- señalar qué dimensiones o aspectos de la realidad estudiada son
ilustradas por los testimonios propuestos.

6. Técnicas de investigación. Deben describirse todos los procedimientos específicos a


seguir en el registro, procesamiento, elaboración y análisis de la información, los que
deben adecuarse a cada tipo de fuente a emplear. No es lo mismo trabajar un documento
escrito que registrar una historia de vida, o realizar una encuesta.

e. El estado de avance de la investigación y el cronograma tentativo de trabajo. En general,


cuando uno presenta un proyecto de este tipo, es porque tiene parte del trabajo de
investigación desarrollado. No se trata aquí de los resultados ya logrados – esto podría
incluirse en el estado del conocimiento – sino de las etapas ya cumplidas (por ejemplo,
avances en la búsqueda y análisis de la bibliografía, en el la revisión y fichado de fuentes,
etc.). Se elaborará entonces un esquema temporal tentativo de las etapas que quedan por
cumplir (por ejemplo, en la búsqueda y análisis de la bibliografía, en la localización y
procesamiento de fuentes, en el análisis de las mismas, en la elaboración de la información,
en la redacción, etc.).

f. El plan tentativo de la tesis, que no es lo mismo que la investigación que la sostiene. Se


trata de presentar el equivalente a lo que uno espera será el índice final de la tesis, esto es,
las partes, los capítulos y los apartados de cada capítulo que la compondrán así como una
breve descripción del contenido de cada uno. Pensemos en el índice de un libro. Este punto
no necesariamente debe formar parte del plan, pero la elaboración de un índice tentativo tiene
una importancia práctica fundamental porque permite organizar lo que ya se sabe y orienta la
investigación hacia lo que falta saber.

g. La bibliografía, esto es, el detalle de los trabajos citados o referidos en la presentación.


Pensemos que tales citas serán inevitables en algunas partes del proyecto, como la
contextualización del problema, en el estado del conocimiento, en la discusión de las
herramientas teóricas, etc. Las citas deben ser claras, completas y ajustadas a la normas
regularmente aceptadas (Sobre este punto, se pueden consultar las reglas APA, Chicago,
Harvard, MLA, ISO 690, entre otras, todas usadas a su modo en la producción académica.
Existen muchos manuales al respecto de acceso on-line, incluso si trabajan con Microsoft
Word encontrarán en la solapa “Referencias” varias alternativas de cita y bibliografía).
Recordar que, si bien hay más de un sistema para hacerlo, no se pueden mezclar modos o
formas distintas en un mismo proyecto. En un proyecto, se recomienda la utilización del
formato APA, Harvard o MLA (variantes del modo Autor, fecha: páginas) pues eso da agilidad
a la lectura del texto principal, y envía hacia el apartado “Bibliografía” los datos completos de
los textos y documentos utilizados.

Unos ejemplos APA:

Cita
(BRINKS, 1997)
(Dreyfus, Michel et all., 2000)

Bibliografía
BRINKS, J. H. (1997). Political Anti-Fascism in the German Democratic Republic. Journal of
Contemporary History, 32(2), 207-217.

DREYFUS, Michel et all. (2000). Le siècle des communismes. Paris: Les Éditions de
l'Atelier/Éditions Ouvrières.

Unos ejemplos MLA:

Cita
(BRINKS)
(DREYFUS, Michel et all.)

Bibliografía
BRINKS, J. H. «Political Anti-Fascism in the German Democratic Republic.» Journal of
Contemporary History 32.2 (1997): 207-217.
DREYFUS, Michel et all. Le siècle des communismes. Paris: Les Éditions de l'Atelier/Éditions
Ouvrières, 2000.

h. Finalmente, se puede incluir otra información que se considere de importancia para una mejor
evaluación del proyecto.

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