Está en la página 1de 17
PAPELES DE PEDAGOGIA 5. Exel Rin = Formacidn x empleo 6 J Tila El profesor sles valores controvertios FP Tychiorney otros - Padres y madres ela escuela 8 J. Ferids «Videos educacton 3. L. Molina y N. mene ~ Lt escrta infant! 10. F-Hemander + JM Sancho Para enseiay no Basta con saber fa asgrarva 11, F Imbernon «La foritacion dl profesorado 12, M. Lopes Melena y 3F, Guerrero » Leeturas sobre integra escolar» social 13, C Lomas, A, Osoro y A, Tusén - Ciewetas del Fenguae, competencia co- imeuticativa yensenance de la lengua 14, € Lomas vA Osoro (corps.)- El exfogia comunicarivo de la enserare sade a lengua 15, AJ. Color JC. Mélich - Despiés de la moderna He. JA, Jondén = La escuela madtcultarad J ranch A. Martinell-Animar un proxecto de educacihs soviet 18, J. Femmes Televison y edcaciou 19. C. Maya Apzmeticavrepresentacin 20, LM. Calvo - Educacio ¥filosotia en el ane TM, Esteve | El melestar dacente T.F Guerrera» Nrevas perspectives en ls edueacion e integracon de los infos oot sindropie de Dow 23, L, Sincher Corral - Laterarura infantil lengoate lterario 34 I parejo~ Cominiicacion no verbal v ediweust6 35. C.tequlerdo La eniion de profesores de. A. Vasquez Bronfman eI. Martinez - La sociaizacion ew a 25, MeV Crespo - Elretomo a la edueacidn 28. I. Ferrés- Felevsion subliminal 39, 5-€. Melich -utopalogia simbolica accidn educative 50. TM. Puig Rovira -La construccian de i personalidad racrat 31, E Bello Vaaqued - El comentario de textos literarios 32. L. Molina - Purtiipar en contertos de aprendicaje » desarrollo 33. F Barvena -Elofcio de la eindadana 34. R, Flechs - Covpartinio palabras 38. Mi! Dolors Remit -¢Otrapstcoiogin en fa escrla? Je. M. Romans »G. Vladat - La educacion de fas persones aduitas 37. X, Bonal- Sociologia de ia educacion: BEC. Lomas + Como ensenar a hacer cosas cor las palabras, 1 38. C Lomas -Como ensefara hacer cosas con tas palabras, 2 40. M.A. Soler Dideriea udisensorial de las ciencias 1 J Bt: Duar La organeacran erica de ta escuela yla sans de valores 42. D. Gassany = Constr le eserinera 43. F Pedros I. Puig Las refornas educativay 44, M. Gael » J. Muflox- Desoomdcete a of misima $5.5. Ferrer - Educnro wna cultura del espectdculo Jo. FBarvena y JC. Milich - La educacion como acontecimiento ético Fernando Barcena Joan-Carles Mélich La educacién como acontecimiento ético Natalidad, narraci6n y hospitalidad PAIDOS QD fares inns Ateneo Cubierta de Ferran Cartes y Montse Plass ua ens bid sina seanracign get doc ures de cae it ena ths faonepeouccio ctl pc See sa or ran aatecti peeltons semecti eprops etatamieo irate BNethcion a! ceapac de sseelame gue opine pos © 2000 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidos Ibérica, S.A., Mariano Cubf, 92 - 08021 Barcelona ¥y Editorial Paidds, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires hitpuaeww paidos.com ISBN; 84-493.0898-4 Deposito legal: B. 13,182/2000 Impreso en A&M Grafic, S.L, 08130 Santa Perpetua de la Mogoda Immpreso en Espafa - Printed in Spain Ala memoria de Hurbinek, jnuella de una infancia silenciada 2 HANNAH ARENDT: EDUCACION Y NATALIDAD E] hecho de que el hombre sea capaz de accidn sig nifica que cabe esperarse de él lo inesperado, que es ca~ paz de fealizar lo que ¢s infinitamente improbable, Haas ARENDT La filosofia de ia educacién de Hannah Arendt es una fi- osofia de la natalidad y de ese inicio que en cada nacimiento se expresa en términos de una radical capacidad de comen zar algo nuevo y sorprendente que no estaba previsto. Arendt insistia en la idea de que aunque los hombres tenemos que morir, sin embargo, hemos venido a este mundo a iniciar al ‘go nuevo, La filosofia arendtiana es un clogio de la natalidad, pero no una alabanza sin mas del progreso, del pathos pro- gresista de la novedad. La tesis central que resume la filosofia de la educacion de Arendt es que la esencia de la educacién es la natalidad, el hecho de que en el mundo hayan nacido seres huma- nos». Con el nacimiento el recién Hegado toma una inicia- tiva y rompe la continuidad del tiempo. Nacer es estar en proceso de llegar a ser, en proceso de un devenir en el que el nacido articula su identidad —del nacimiento a Ia muerte— en una cadena de inicios, 0 sea, de acciones ¥ novedades. En suma, es capaz de accién. En este capitulo vamos a explorar 106, Arendt, H, «La crisis en a eh tuo, Barcelona, Perinsula, 1996, pag. 186. jane, en Entre ef pasado sel fie 3a esta idea para tratar de comprender, desde la novedosa pers- pectiva que el pensamiento arendtiano nos ofrece, la tesis de que la educacién es, esencialmente, accién y creacién de una radical novedad. 2.1, Fenomenologia de la accion En su libro La condicién humana, Hannah Arendt desa- rrolla sus ideas sobre Ja naturaleza de la accién humana, En esta importante obra encontramos, en efecto, toda una ar- quitectura y fenomenologia de la accién —como algo distinto de la actividad propia de la labor y de la del trabajo o fabri- cacién— y de la capacidad, que toda acci6n entrafa, de ini: ciar algo nuevo que no estaba previsto. Distingue, asi, Hannah Arendt entre «labor», «trabajo» y sacciény. La primera es una actividad que corresponde a los procesos biolégicos del cuerpo. Por medio de la labor: los se- res humanes producen todo lo que necesitan para alimen- tar su organismo vivo, su ecuerpo>, La labor abarca toda la existencia humana, Mientras el hombre vive necesita «labo rat, No sucede Jo mismo con el trabajo. En este caso se trata de la fabricacién de uno 0 varios objetos, Cuando el objeto es- {4 terminado, el trabajo llega a su término, Fl fin de la labor es la muerte del organismo vivo. El fin del trabajo, en cam- bio, nada tiene que ver con el final de la existencia humana, Para Arendt, sin embargo, la diferencia més significativa en- tre labor y trabajo radica en que la primera produce bienes de consumo, mientras que el segundo crea objetos de uso y su utilizaci6n no causa necesariamente st desaparicién. Justamente en La condicién humana se encuentra la for- mulacién mas explicita de la idea de la natalidad en corres. pondencia con la accién como inicio, comienzo y novedad, Enel examen fenomenol6gico que Arendt ofrece en esta obra habla de las condiciones de la existencia humana, de las acti- vidades humanas y de los espacios en que tienen lugar estas actividades. Las condiciones son: vida, natalidad, mortalidad, pluralidad, mundanidad, Tierra; las actividades —especificas de la'vita activa— labor, trabajo y accion; y los espacios la vi- da privada y la vida pablica. Los diferentes conceptos estan interconectados. 64 Asi, los hombres nacen, viven y mueren. Se rednen con otros hombres creando espacios piiblicos y ambitos de pri- vacidad para establecer relaciones mas estrechas en circulos ‘mas fintimios (como la familia y los amigos). Ahora bien, es caracteristico que los hombres, que habitan la Tierra, la pue- bien en condiciones de pluralidad humana, Viven en la Tie- rma y en un mundo que se ha desarrollado por medio de sus actividades especificas, las cuales dependen de condiciones distintas y muy concretas para cada una de las actividades gue despliegan. Asi, como ser capaz de accién, el hombre es Homo polii- cus, mientras que su capacidad para laborar expresa su con- dicién de Homo laborans y su tendencia al trabajo y a la fabri- cacién su condicién de Homo faber. Mientras que la «labor» es la actividad que se corresponde con el proceso biolégico del cuerpo humano y cuya condicién de posibilidad es la mis ma vida (en el sentido de coe), el «trabajo» es la actividad co- rrespondiente a lo no natural de la exigencia del hombre: la actividad que proporciona un artificial mundo de cosas v su condicién de posibilidad es lo que Arendt llama la emunda nidads La accidn, en cambio, es la actividad a través de la cual revelamos nuestra tinica y singular identidad por medio del discurso v la palabra ante los demés en el seno de una esfera piiblica asentada en la pluralidad, Por la accién mostramo quiénes somos y damos asi respuesta a la pregunta: gqu eres 1H? Accién y discurso estan tan estrechamente relacionados de- ido a que el acto primordial y espectticamente humano debe contener al mismo tiempo la respuesta a la pregunta planteada a todo recién llegado: «¢Quién eres ti2», Ese descubrimiento de quin es alguien esta implicito tanto en sus palabras como en Debido a su intrinseca fragilidad y desvalimiento, todo to humano, ademés de frégil, parece llamado a una ruina que le es enaturals, y cuya expresién mas clara es la figura de la muerte. Hannah Arendt, como ya hemos dicho, no es ajena 107. Arendt, H., Le conalcion humana, ed. ct. 1993, pg, 202 a esta caracterfstica de nuestra condicién humana, pero st pensamiento parece negarse a elaborar una filosofia de Ie muerte. O dicho en otros términos, a diferencia de su maes- tro Martin Heidegger, Hannah Arendt parece sugerir —aun- que este pensamiento no Jo elabor’ en todas sus implicacio- nnes-— que la experiencia de la muerte es siempre la de la muerte del otro. Habré que esperar a la filosofia de Levinas para entender esta tesis en toda stu amplitud. De todos mo- dos, segtin Arendt, a pesar de nuestro destino tragico, el hombre encuentra su salvacién en el simple hecho del naci- miento, tal y como lo expresa en el siguiente texto: EI millagro que salva al mundo, a a esfera de los asuntos hhumanos, de suruinasnatural> ex en okimo termino el hecho de la natalidad, en el que se enrafza ontoldgicamente la facul- tad dela accion Alain Finkielkraut, parafraseando a Hannah Arendt, ha dejado muy claro lo que esta tesis entrafa; «El hombre no se fabrica, nace. No es la ejecucién de una idea previa sino el milagro de un puro inicio. En sums, el hombre es el ser en sual la existencia precede a la esenciar.'" a “para ‘Arendt, la acci6n es la tinica actividad que se da en- ire los hombres sin la mediacién de cosas o materia, y su condicién humana bdsica es la pluralidad. La accion se ins- cribe en una esfera de pluralidad humana y es, asi, la con- dicién esencial de toda vida politica, esa esfera publica de encuentro entre los hombres en la que éstos aparecen ante los demas y confirman e] hecho biolégico de su propio naci- miento." La accién es reveladora de quién es uno. Muestra quiénes somos ante los demas. Nos expresa. Por la accion aparecemos ante los demas. yeni Sobre alton, Mai, Alias 198, 266 10 Plas Lehman pera ec 938 pe 8 To sravstra aacunge ds accra, decomp labs wan coe Hanah end Ear surge como wept dea “Shoe clmas amo Snudo de nab e+ deere eject dade 90 pies an ove como oon sparecen aie donde os homes fo ‘Eten meramene conto ita cosas snas.oianimada, sino qe hacen so sparen do mano cnc (area 4a cov nama el 1838 pe 2219, 66 Por su poder revelador, la aeci6n crea la condicion para el recuerdo, esto es, para la historia'" y, ademas, mantiene Luna estrecha relacién con Ja condicién humana de la natali- dad, de] nuevo comienzo que es inherente al nacimiento y al poder de iniciar algo nuevo de todo recién llegado.!? La genuina accién, el auténtico actuar humano, es asi posible sdlo en un escenario de pluralidad, esto es, de jgual- dad y distincién entre los hombres. Necesitamos que los de- mds vean nuestro actuar y lo nombren. Porque pocemos en- tendernos con los demés, somos asf sus iguales; y porque podemos ser capaces de acci6n y discurso para llegar a en- tendernos, somos también distintos. Pero este ser «distin. tos» los unos de los otros no equivale al fenémeno de la al- teridad Somos distintos, mds bien, porque podemos expresar nuestra distincién, nuestra identidad, porque podemos co- municar nuestro yo." No s6lo decimos «algoe, sino que de- cimos de algo. No s6lo expresamos un contenido, sino que somios capaces de atribuir estados intencionales tanto a no- sottos mismos como a los demas. Poseemos una radical ca. pacidad atributiva de asignar intenciones, deseos, creencias a los ders como base de su vida mental y espiritual, ya tra- vés de esta vfa nos hacemos capaces de entenderlos y de co- muinicarnos, Nuestras capacidades mentalistas basicas pare- cen tener su origen en esta distincién que nos diferencia y nos iguala a través de la aceién y del discurso, La accidn, por su cardcier revelador de la propia identi- dad, es algo asi como una ventana mental que nos abre al mundo y a los otros. Nuestra capacidad para actuar en un 111, Paul Ricoeur ha destacado la importancia de esta tesis de Hanah Arend, sefislando que eresponder a la pregunta cguien? (..) ex contar la historia de una vida. La historia narrada dice el guieh de a accidn, Por ‘an. ‘0, Ja propia ident del quien no es mas que rina tdentidad narrativas, Ven se Tiempo y narracin, Vol. IL: El enpo narvado, ed. cit. pag. 997 112, sla natalidad, vno la mortalidad, puede ser la categoria central dol pensamionto politico, diferenciado del metafisico.« (Arend H. Lacon dicion humana, ed, ci, 1993, pig. 23) 113, Ei discurso vIn accion revelan esta nica cualidad de ser distin. tos, Mediante ellos. los hombres se difetencian, en vee de ser meramente Aistincos (ibid, pa. 200) 07 escenario péiblico de pluralidad se asienta, pues, en el fen6- meno de la apariencta, sobre el que tan reiteradamente insis- te Arendt, Actuar es mostrarse ante los demas, es aparecer. El sor que se expresa a través de la accidn lo hace a través de su forma, de su figura, de su apariencia. Necesita hacerse vi- sible. En el ambito de los asuntos humanos, ser y aparecer coinciden.'* Por eso, una vida sin accion y sin discurso es una vida muerta para un mundo que constantemente se nos saparece». Lo verdaderamente importante es lo externo, la forma de las cosas v de los seres, su vistbilidad."* La accidn, pues, en estrecha relacién con el discurso, con él poder de la palabra y del lenguaje, es la forma a tra- vés de la cual nos insertamos en el mundo, y esa insercién es como un segundo nacimiento cuyo impulso es el comien= 20, la capacidad de comenzar, de iniciar, de poner algo en movimiento." La capacidad humana para la acci6n no es una capaci- dad que se pueda ejercitar en el aislamiento. Estar aisiado equivale a ser incapaz de acci6n, Para privar al hombre de accién, basta con aislarle, con dejarlo solo, o bien privarlo de su distincidn frente a otros hombres vincukindolo a una masa, Impidiendo que los hombres tenga tanto vida publica ‘como intimidad o vida privada, logramos privarlos de la capa~ cidad de accisn. Por eso, insiste Arendt, la presencia de «otros» —otros que ven y son vistos, que perciben y son percibidos— es fundamental para actuar, pues nuestras acciones impactan 114, Arendt expres esta ides en La vida del espiritu, Mackrd, Centro de Estudios Constinucionales, 1988, pigs. 32 y sigs 115, La iiportancia conferida ala -visibiidaci, al hecho de sapare- ‘cers ante los dems, en sma, ala exterioridad, se podria interpreta tam Bien en el sentido de que viver, no como al mero dejar transcurrr a propia vida, sino en la dimension tis aguda de vexistir, significa westar expues- tow, vivir desde el riesgo que entrasa Is propia existencia, Véase F Barcena, “El aprendizae etca de la existencia. La atencién a la experiencia vividas, fen P. Ortega (comp.): Educccién moral, Murcia, Cajamarcia, 1997, pays 193-203, Volveremos sobre esta cuestin en el capitulo 5 116. +Mediante la accisn gel discurso, los hombres muesttan quiénes son’ revelan activarnente su nica y personal identidad y hacen su apariion, cn el mundo humano.s (Arendt, H, La condicion humana, ed. ci, 1993. pig. 203.) Como posiblidad de un nuevo y radical comicnzo, la accion es ‘cid libre, basada en la libertad 68 en ellos y a ellos se dirigen para mostrar quiénes somos. As{ (oda accién tiene un comienzo, un inicio —archeim— yun término —prariein— en el que otros muchos colabo- ran con stt ayuda. La accién la inicia uno, 0 unos poces, pero la terminan muchos, si es que es una auténtica ac- cidn, en su sentido arendtiano. La auténtica accion tras- ciende, por tanto, a su autor, va més alld incluso de su exis- tencia, Y si cs asf, e] acabamiento de Ia accion es siempre una hacara Pero todo agente —o actor— es al mismo tiempo pa- ciente. Al mismo tiempo hace, v sufre 0 padece. Lo que un actor hace o comienza como agente, conforma una historia, un relato que inchuve sus consecuencias, Estas consecuen- cias, ilimitadas, las sufre tanto él como los demas, pero su narrativa no le pertenece. O mejor dicho, le pertenece como personaje, aunque no como auior, de una actuacién que otros —el historiador y el poeta, bésicamente— se encargan de contar: Dicho de otro modo: el agente de la accién —el actor— sruestra quién es porque existen otros que lo nombran y re- latan su historia, una ver que ha desaparecido. La auténtica identidad se desvela, entonces, finalmente, como identidad del personaje en una biografia que él no escribe, en tanto ‘que es su persontaje. No es el autor, sino el personaje. Pero su actuacién siempre exige una cierta relevacién publica, Lo ‘que, por contraste, no resulta igual en el ejemplo del chom- bre bueno» que relata Arendt. La bondad de la accién se debe ocultaral autor, y no des- velarse en puiblico. El hombre «buenos no se puede revelar a si mismo ante los demas como ejecutando ls accién buena, ues toda accién buena que se hace ptiblica y se muestra a esa luz, como tal accién buena pierde stt bondad. La bondad de la acci6n es anénima, Lo mismo le ocurre al ejecutor de a accién calificada como mala. El delincuente se ve obliga- do a ocultar la identidad de su accién, para no traicionarse. Por eso, hombre bueno y hombre malo son figuras solitarias, andnimas, Agentes que, por razones distintas, se mueven en Jas sombras. Toda genuina accién va mas alla de sf misma. Se sale, por asi decir, de sts casillas, de sus fronteras asignadas. Tie- ne su inicio en un espacio xentre-hombres» —inter homines 69 esse-—'” 0 Jo rebasa por sus consecuencias ilimitadas y por- que la trama narrativa que construye el actor-personaje de algun modo no le pertenece, y necesita ser re-creada con la historia que los otros relatan, Y es que la accién, mas que es- pacial, es temporal. La accion se vincula al tiempo, porque impaeta y tiene siempre como referente a sotros». Y mira tanto al pasado como al futuro. En este sentido, toda accién, toda genuina actuacién, es intrinsecamente frégil, Su producto es Ja historia. La con- clusién de la accién sélo se desvela en su final, cuando el ac- tor ha desaparecido dando lugar a la aparicién de! persona- je, El agente se transforma en personaje de su historia. _ La accion es fragil, e inherentemente frustrante. Prime- ro, es impredecible en su resultado. Pues toda accion desen- cadena otras acciones o re-acciones. Por eso, por paradéjico {que nos parezca, en la accién no sabemos lo que hacemos. Segundo, en su proceso es irreversible. La accién deja sus rastros, lo ya hecho. Y no hay manera de deshacerlo. Pero Arendt se resiste a no remediar esta intrinseca fra- tilidad de la accién humana. Por la facultad de «perdonar» Jo que en otros textos llama comprensién,'"* el hombre es cae paz de remediar, en parte, el cardcter irreversible de la acci6n humana. El perdén, o la comprensién, nos relaciona con el pasado y sirve para deshacer lo hecho, lo que en principio parecfa inamovible. A través de la capacidad de prometer toda promesa mantiene una vinculacién esencial con el futuro— establecemos en el horizonte de la accién futura pe quefias sefiales de seguridad, de estabilidad. La comprension: y la promesa o fidelidad a la palabra dada, son los remedios de la fragilidad que le es inherente a la accién. 117. La accidin que nos revela se encajp, dice Arendt, vente los hom bese, ¢s le esfera de los asuntos humanos formada por els irama de las re- Taciones humanas que existe dondequiera que los hombres viven juntos ease La condicion hnomaa, ed. cit. pig. 207. 118. «Sila eseneia de toda accion, ven particular de ia accion politic, es engendrar un nueva inicio, entonces la comprension es la otra cara de la fceién, esto er, de aquella forma de cognicion, distinta de muchas otras, por Te gue los hombres que actin (..) plieden finalmente acepiar lo que isre- ‘ocablemente ha acurrido ¥ reconciliarse con fo que inevitablemente exis: te (Atendt, H., «Comprensién y politican, en De fa historia ala acct, ed. eit, 1993, pig. 44) 70 la accion se tensa entre el pasado y el futuro. La ae- ci6n es temporal, como hemos dicho, ¥ no meramente espa- cial, un actuar que requiere un espacio especiico donde in- sertarse, Y debido a este caraicter temporal de la accién todo actuar requiere, ademas, el complemento del relato, de la na~ rracion, La accidn es entonces aecidn narrada. Pues si toda accion deja rastros, v ademas sus consecuencias son ilimita- das, se necesita un relato que reinterprete el argumento. A través de este relato el narrador —que, insistamos de nuevo en ello, no es ef mismo que el agente de la accion— ayuda a elaborar el sentido de lo va hecho, a configurar su significa- do, indicando en qué aspectos debemos reconciliarnos (y comprender) con el pasado y en qué fallamos en nuestros compromisos o nuesiras promesas. La accidn es narrativa ¥ es narrable; «un acontecimien- to en busca de un autor», escribe Hugo Mujica," porque toda accién se encarna y parte de una vida que se entrelaza en las vidas de otras personas, en ese espacio de pluralidad y de aparicién del que habla Arendt. Como la vida, la ac- cin ~en sti narratividad— necesita formas en las que pre- sentarse, en y por las que aparecer ante los demas en ese espacio de aparicién. Es un impulso a la forma; es forma- cién de si. La accion necesita de ese impulso —que conecta con la educacion, como experiencia original de formacién— para lograr la figura apropiada para verse y mostrarse. Y en tanto que vinculada a la idea de las formas, ala misma idea de la imagen que se ve y que figura ante los demas, la ac- cién es también objeto de un juicio estético. Toda accién busca su forma, su figura, su imagen, y por eso toda ac- cién es estética, Es una obra de arte, una creacion especial. La accién es creacién de novedad; creadora de una radical novedad Pero para gue la accién sea creadora de una novedad tal que impulse siempre un nuevo comienzo perdurable y, por tanto, comunicable a otros, la accion debe poder ser objeto de un aprendizaje y, por tanto, de una cierta imitacién, Esta imitacién no quedarfa bien expresada —si es que ha de ser objeto de un genuino aprendizaje, es decir, si la accién ha de 119. Mujica, H. Fecha el niebla, Monied, palabra v hendidura, Mas Grid, Trous, 1997, pig 90. 7 ser aprendida verdaderamente, como se aprende de una ex periencia— bajo la figura de la mas simple de las imitacio- nes, como si dijésemos: «Hazlo como yoo. Se trata mas bien de aprender del actor-personaje mientras éste ejecuta Ia a cién, y responder solicitos a esta otra hipotética invitacion suya: «Hazlo conmigo». Entonces no nos limitariamos a re- producir la originalidad ajena. Mas bien, la re-creariamos, al mismo tiempo seriamos creadores de una nueva novedad, de un nuevo y original comienzo. Nuestra capacidad para actuar —para desplegarnos, para extendemas y prolongarnos en la accion— coincide asi con la facultad de comenzar, de intentar, de tomar una iniciativa. Por eso —como veremos mas adelante, concebida en este sentido arendtiano de la accién, la educacién, como posibi- lidad siempre intacta de un nuevo comienzo, se constituye radicalmente como una accién ética. Una ética que no cabe ya reducir al compartamiiento, wal gesto repetido —dice Ouaknin— que imita un gesto va hecho sin tener la fuerza de la innovaciéns.”” Como accién ética, la educacion es liber- tad porque evoca la creacion de un mundo nuevo de posibi- lidades, de un nuevo comienzo, de la natalidad, El poder siempre abierto a la fuerza de lo que nace. La educaci6n como fabricacién Centrémonos ahora en la cuestién del trabajo. Sobre to- do desde el positivismo y la pedagogia tecnoldgica (asi como también en la vida cotidiana colonizada por este «espfritu»), el proceso educativo se ha entendido como un proceso de fa- bricacion, esto es, como «trabajo», en lugar de como «ac- cién», ¢Qué significa esto? Apoyandonos en Arendt, sostene- mos que la educacion como fabricacion se caracteriza por cinco aspectos fundamentales: a) La educacién es una accidn violenta. b) La educacién es una relacién medios/fines. ¢) Laeducacién es un proceso que se acaba en el tiempo, 120, Owaknin, MoA., Lie au éelats. Bloge de fa caresse, Paris, Qua Volkaire, 1989, pig. 262 2 d) La educacién tiene un comienzo y un fin determina- do desde el principio. ©) La educacién es un proceso reversible. Desde el momento en que el Homo faber fabrica, aparece tun elemento de violencia, de violacién del mando, una ma nipulacién de fa naturaleza, En tanto que creador del artifi- cio humano, el hombre ha sido siempre un destructor de la naturaleza.'* El trabajo se caracteriza por la areificaci6ns. El objeto producido es un «producto» que el ser humano cha sacado de su lugar natural». E] Homo faber ese comporta co- mo amo y sefior de toda la tierra», Esta experiencia de la vio- lencia es Ja més elemental de la fuerza humana, nos dice Arendt." En segundo lugar, la fabricacién funciona segtin la légi- ca de la racionalidad instrumental, esto es, a partir de la re- lacién medios/tines. «La cosa fabricada es un producto final en el doble sentido de que el proceso de produccién termina alli [..J.y que s6lo es un medio para producir este fin.»! No vamos a entrar a crilicar esta cuestién en detalle, Para ello puede verse la Critica de la razdn instrumental de Max Hork- heimet:™ Pero esté claro que la pedagogia tecnol6gica fun- ciona segtin esta idgica, Para Arendt, lo verdaderamente im- portante no es tanto saber si somos duefios o esclavos de nuestras méquinas, sino «si dichas méquinas y el movimien- to automatico de sus procesos han comenzado a dominar € incluso a destruir el mundo y las cosas»."* O, en otras pala- bras, si hay una colonizacién instrumental de todos y cada uno de los aspectos de la existencia humana, La fabricacién posee, ademés, un término, El proceso de fabricacién tiene un fin en el tiempo. $i la educacién es fa- bricacion no acompafiara toda la vida al ser humano. Se considera, en la fabricacion, que el objeto Hega un momento 121, Arendt, HL, sLabor, wabajo, accién. Una conferenciay, en De la historia ala eecion e4. cit, 198, pig 98 122, Avendt, H, Le condicion inamnana, ed, cit, 1993, pigs. 160161 123. Arenal, Ha condicios humana, ed. cit. 1993, pag. 163. 124. Horkheimer M., Chica de fa razén instrumental, Buenos Aires Sur, 1973, pigs, 34 82. 125, Arendt, H, La condicion humana, ed. cit, 1993, pig, 170 B en que ya esta terminado. Fl individuo ya esté educado, fa- bricado. La formacién ha finalizado. «Tener un comienzo definido v un fin definido “predictible” es el rasgo propio de la fabricaci6n, que mediante esta sola caracteristica se dife- rencia de las restantes actividades humanas.»" Pero si la educacion es fabricacién y, por lo tanto, finaliza, entonces la identidad deja de construirse. Aparece el sujeto orgulloso, que escapa al tiempo; surge el sujeto sustancializado, totali- tario. Pero, ademas, el fin, el resultado final del proceso de fa- bricacién esta determinado desde el comienzo. Al inicio de Ja educacion —entendida como trabajo— se posee una idea de ser humano que se llevaré a feliz término en el proceso de fabricacion. «Fl verdadero trabajo de fabricacién se realiza bajo la guia de un modelo, de acuerdo con el cual se cons- truye el objeto.»!®” Esto es tipico del concepto clisi cacién. A partir de un modelo de ser humano st proceso de «manipulacién» o de «represién» para conseguir lun nuevo ser humano, de acuerdo con las finalidades que uno se habia propuesto al principio. Finalmente, la educacién es, desde el punto de vista de la fabricacién, un proceso reversible. Se puede volver atrés. Es posible rehacer lo que ya ha sido hecho, y el objeto fabrica- do se puede sustituir por otro objeto fabricado, puesto que son idénticos. La fabricacién es un proceso reproductible.* ‘Como consecuencia de todo ello, Hannah Arendt sostie- ne con acierto, que ef drama no radica en la fabricacién en sé misma, sino en ta exportacién de la fabricacion a todas las fa- cotas de la existencia, Ya generalizacién de la fabricacién «donde e} provecho y la utilidad son establecidos como las normas iiltimas para el mundo, asi como para la vida activa de los hombres que en él se muevens."" Esta generalizacién es t{pica del Homo faber, 0, en otras palabras, forma parte de 126. Ibid, pig. 168 127. Ibid, pap. 161 128. Benjamin, W, obra dara Tepoca de a seva reproducribilrar18e- Barcelona, Ed. 62, 1993. Véase también Agamben, G. El hombre six ‘ontenida, Barcelona, alters, 1998, pag. 101 129, Arendi, H,, «Labor, wabajo, aceién. Una conferenciaw, ed cit 1995, pigs. 101-102, 74 Ja esencia del trabajo entender todo lo que en la vida huma na sucede bajo el prisma de los valores y los criterios de la fabricacién. «"En beneficio de” la utilidad en general juzga el Homo faber y realiza todo “con el fin de”.»"® El mundo de la fabricaci6n no tolera la pregunta por Ia «razén de la utili- dado. No se puede cuestionar su valor de «iso». En el uni- verso del Homo faber, todo tiene que servir para algo, todo debe ser ttil, «es decir, debe prestarse como instrumento pa ra tealizar algo mass." El mundo de la fabricacién funciona segin la logica de ja razon instrumental, a saber, «resultado

También podría gustarte