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Esto nos demuestra la evolución de la sociedad en el tiempo, donde pasamos de ser una
sociedad industrial a una sociedad del conocimiento, en donde el consumidor tiene cada vez
más contacto con las empresas y donde estas se centran en los aspectos intangibles para
diferenciarse, en este contexto vemos como la “empresa” pasa a ocupar un segundo plano, y la
“persona” se convierte en el verdadero protagonista de la organización. Esta nueva realidad
convierte al colaborador (empleado) en uno de los protagonistas de la creación de marca, es
por eso que con frecuencia escuchamos en las comunicaciones institucionales mensajes como
“Nuestro capital más valioso es el empleado”, “en esta empresa no hay trabajadores, sino
personas”, “todo nuestro negocio gira alrededor de las personas”, estas comunicaciones
resaltan el rol del empleado como artífice del valor añadido que las organizaciones ofrecen a
sus clientes.
Según el autor francés Richard Barret (2003), todo empleado tiene siete niveles de conciencia:
La comunicación interna
Para optimizar estos flujos comunicativos, las empresas han puesto a disposición de los
funcionarios una multitud de herramientas de comunicación interna: newsletters, intranet,
revistas internas, buzones de sugerencias, etc.
Como mencionamos al inicio, la existencia de una comunicación fluida entre los empleados
ayuda a la organización a ser más eficaz en su funcionamiento y a mejorar el servicio ofrecido
al cliente, lo que influye en la imagen de marca de la organización.
Los empleados son el nexo a través del cual la organización se relaciona con sus públicos
externos. Los mismos, al interactuar con los empleados consideran que se están relacionando
con la entidad, y no con un empleado. En otras palabras, para los públicos externos, los
empleados, son la organización. De esta manera, se asimila el comportamiento de los
empleados al comportamiento de la organización como tal. Todo lo que los empleados hagan y
digan en su relación directa con los diferentes públicos influirá, en gran medida, en la imagen
que esos públicos tengan de la entidad.
Por estas razones, la conducta interna de los directivos y mandos gerenciales, así como
también la transmisión de la información por medio de los canales establecidos por la
organización para la comunicación interna deben cuidarse y desarrollarse adecuadamente, ya
que cada vez se reconoce con mayor fuerza la importancia fundamental que tienen los
empleados en el éxito de los objetivos corporativos.
Los empleados son, tanto a nivel de funcionamiento interno como de vinculación externa, un
factor decisivo y, por tanto, estratégico para que la organización pueda desarrollar
adecuadamente sus capacidades y llegar a alcanzar sus objetivos.
A pesar de conocer todos los beneficios que brinda el buen desarrollo de la comunicación
interna, es innegable reconocer que en todas las organizaciones existen problemas de
comunicación interna, en todos los niveles. A continuación, nombramos algunos ejemplos de
problemas más frecuentes en muchas empresas.
La información es uno de los bienes más valiosos de una organización. Gracias a ella, la
misma puede desarrollar nuevos productos y servicios, optimizar los procesos internos de
trabajo, orientar la producción, aumentar la satisfacción del cliente, mejorar las relaciones con
los proveedores, obtener más ganancias, etc. Por otro lado, la información es clave para
transmitir información al empleado, para que conozca la organización en la que trabaja,
comprenda su filosofía y cultura empresarial, divulgue sus valores corporativos, etc. En la
sociedad actual del conocimiento, la información se ha convertido en un intangible muy
poderoso que ayuda al empleado a mejorar su trabajo y, consecuentemente, ayuda a la
organización a reforzar su marca. Es importante mencionar que la información también tiene un
valor estratégico para los directivos.
Los empleados pueden intercambiar información sobre una multitud de temas que pueden
concernir a dos tipos de públicos:
Información Pública
Información confidencial
Ambas informaciones pueden versar sobre productos o servicios, que pueden provenir de
fuentes oficiales o de fuentes no oficiales, etc.
Resulta evidente entonces que los empleados reciben una gran cantidad de información a lo
largo de su jornada laboral, como resultado de esta cantidad de contenido recibido, las
organizaciones tienen el desafío de gestionar dicha información de tal modo que los empleados
reciban inputs que realmente los ayuden a conocer mejor la empresa y, por tanto, a ejercer
mejor su puesto de trabajo. El verdadero rol de la información consiste en ayudar a la
organización a ser más eficaz. Y para ello, se hace necesaria una gestión profesional de la
información.
Uno de los temas sobre los que hay que informar a los empleados es la estrategia de la
compañía. Según Bill Quirke (2000), el conocimiento de la estrategia por parte de los
trabajadores es fundamental para lograr que esta pueda llevarse a la práctica. Es decir, la
organización debe explicar a cada trabajador cuál es la estrategia que se ha implantado, así
como las diferentes implicaciones prácticas que esta tiene en su día a día. Además, también es
importante que la organización transmita al funcionario información sobre los objetivos
estratégicos perseguidos por la organización en su conjunto, así como los asignados a cada
departamento en particular. El objetivo de esta acción no solo es que cada empleado
comprenda la importancia de su trabajo en la consecución de los objetivos de la organización,
sino también que este se motive y se implique al máximo en la consecución de los objetivos del
departamento.
La comunicación es uno de los ámbitos en los que se puede y se debe formar a los
trabajadores de cualquier empresa. Todos los trabajadores, sin importar la empresa a la cual
pertenecen, recurren a ella para poder trabajar en su día a día. Se trata de una actividad
transversal presente en todas las organizaciones, de ahí el interés de que estas
“profesionalicen” la gestión de su comunicación a través de la formación de sus empleados en
los diferentes ámbitos de la comunicación institucional.
Con el objetivo de facilitar la difusión de la identidad de marca entre los diferentes stakeholders
o grupo de interés, las organizaciones forman a sus empleados en comunicación institucional.
Con esta formación se pretende que los colaboradores conozcan de un modo preciso la cultura
y filosofía corporativa para que ese conocimiento los lleve a poder comprender la identidad
corporativa y así se haga fácil divulgarla entre los diferentes grupos de interés, no sólo a través
de la palabra sino a través de la acción. Como se ha comentado más arriba, el empleado es el
“capital más valioso de una organización”. Él es el mejor aliado del que esta puede disponer
para difundir su identidad corporativa. Por eso, la organización implanta iniciativas de
comunicación que permiten al empleado profundizar su conocimiento sobre la empresa. Desde
talleres hasta seminarios, pasando por conferencias, o campañas de comunicación online, las
organizaciones disponen de varias herramientas para formar al empleado. Conocer la identidad
de la marca le puede ayudar a comprender mejor el sentido de su trabajo. Además, interiorizar
la identidad de la organización ayuda a potenciar otros valores como la responsabilidad mutua,
la confianza en la organización, la identificación con los directivos, etc.
Las organizaciones también realizan esfuerzos para que todos y cada uno de los empleados
comprendan y se adhieran a la misión corporativa. Los expertos en comunicación Jaume
Almenara-Aloy, Marina Romeo-Delgado y Xavier Roca-Pérez (2005) consideran que las
organizaciones deben recurrir al marketing interno para convertir la misión en algo aplicable en
el día a día del trabajador. Es decir, la empresa debe implantar acciones de marketing
(dípticos, web, eventos, etc.) que permitan al empleado conocer con precisión en qué consiste
la misión y qué implicaciones prácticas tiene para la organización. De este modo, los propios
empleados son capaces de transmitir la misión a los clientes y, así, construir la satisfacción de
estos últimos desde dentro de la organización hacia fuera. El objetivo de una misión corporativa
La formación del empleado en la identidad corporativa y en la misión constituye una acción con
un gran valor añadido porque así asimila qué significa la marca para la cual trabaja. Como
señala el gran experto en comunicación corporativa, Paul Argenti (2003), los empleados solo
creen en la marca de la compañía cuando consideran que realmente pueden contribuir con su
trabajo a reforzar dicha marca. Por eso resulta primordial que la compañía apueste por realizar
campañas de comunicación interna que ayuden al empleado a conocer la marca, implicarse y
participar de un modo activo en su construcción y divulgación. La formación en marca resulta
especialmente importante en el caso de los empleados que tienen un contacto directo con el
cliente. Estos empleados se convierten en “abanderados de la organización”, es decir, en los
representantes de la marca, y a través de sus comportamientos deben poseer la capacidad de
transmitir qué es la marca. Se trata de uno de los ejemplos más ilustrativos que permiten
justificar la necesidad de que la organización forme a sus empleados en marca.
Convertir al empleado en prescriptor de marca es uno de los retos a los que se enfrentan los
profesionales de la comunicación interna de cualquier empresa. Pero, ¿qué es un prescriptor
de marca? En el mundo del marketing se considera prescriptor a aquel consumidor que
transmite a otros consumidores una opinión favorable sobre un producto, servicio o empresa.
Siguiendo esta misma lógica, algunas empresas intentan inculcar a sus empleados una actitud
favorable hacia la organización, sus productos y servicios. En definitiva, una actitud positiva
hacia su marca. Con ello, aspiran a que asuman, sin que la organización se lo pida de un modo
formal, una labor de “promoción comercial” que favorezca la difusión de mensajes favorables
sobre la marca.
Para convertir al empleado en prescriptor hay que generar en él una gran motivación para que
así asuma este rol de un modo eficiente. ¿Por qué los empleados de Google son fans de su
marca? ¿Por qué una tienda de Apple no tiene nada que ver con otras tiendas de
ordenadores? El secreto está en la actitud de los empleados, y más precisamente, en su
motivación, en su compromiso con la marca, en su pasión por los valores de esta, es decir, en
su comprensión de lo que significa trabajar para la organización. Para motivar a los empleados,
las organizaciones implantan diferentes iniciativas de comunicación interna. Sin embargo,
sentir la marca como algo propio no depende en exclusiva de la labor realizada por los
profesionales de la comunicación. Hay otros factores que pueden dificultar esta tarea, como por
ejemplo las relaciones personales entre los compañeros de trabajo o las condiciones laborales
(horarios, sueldos, etc.). Es labor del profesional de la comunicación interna ayudar al
empleado a centrar su motivación en la esencia de la marca y no en otros factores
secundarios.
Para explicar al empleado correctamente la esencia de una marca, hay que transmitirle
mensajes personalizados y adaptados a su perfil profesional. Además, también es necesario
darle información sobre el consumidor (expectativas, necesidades, percepciones, etc.) de tal
modo que el empleado pueda mejorar las relaciones comunicativas que establece con él.
Bibliografía
Material Básico
Materiales Complementarios