El léxico general americano abunda en palabras y acepciones que en España
pertenecen sólo al lenguaje literario o han desaparecido. Característico es el uso de «lindo», como el peninsular del XVII, en lugar de «bonito» o «hermoso». Propias del Siglo de Oro, y olvidadas en España, son «bravo» = irritado; «pollera»= falda; «recordar»= despertar; «vidriera»= escaparate; «prieto»= moreno; etc. Abundan los andalucismos, como «amarrar», «juma», «ñoña», etc. Es importante también la contribución canaria, sobre todo en el Caribe: «atacarse» = sentirse afectado por un dolor o enfermedad; «ensopar»= mojar; «cerrero»= tosco; etc. Son leonesismos palabras como «andancio», «carozo», «fierro», etc. Desde fechas tempranas se observan cambios semánticos indicadores de la adaptación del vocabulario español a las condiciones de vida colonial. Es importante también la huella de la navegación en el léxico.