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LAS LENGUAS DE ESPAÑA

1. ESPAÑA PAÍS PLURILINGÜE


La Constitución española establece que el castellano es la lengua oficial del Estado.
De acuerdo con sus respectivos estatutos, son lenguas cooficiales el gallego en Galicia, el vasco
en País Vasco y el catalán en Cataluña, Valencia y Baleares. Además existen otras variedades
lingüísticas que no tienen la consideración de lenguas: el estatuto de Asturias reconoce y
protege el asturiano o bable (procedente del astur- leonés, antiguo dialecto del latín); el de
Aragón, las fablas aragonesas (derivadas del aragonés, otro dialecto histórico del latín) y el de
Cataluña el aranés (variedad del gascón).

2. FORMACIÓN DE LAS LENGUAS PENINSULARES


2.1. LOS PUEBLOS PRERROMANOS

Antes de la llegada de los romanos, la península ibérica estaba habitada por


un conjunto de pueblos, culturas e idiomas diversos. Las lenguas más extendidas eran
las íberas, las célticas y el vasco; otros pueblos fueron los tartesos, los cartagineses, los
fenicios, los ligures, también los griegos que dejaron en nuestra lengua una herencia
de 3000 palabras aproximadamente (música, filosofía, matemáticas, épica…).

Estas lenguas prerromanas desaparecieron con la romanización, a excepción


del vasco, pero dejaron términos como: perro, barro, páramo, cerveza, colmena…
Además, el vasco influyó en el castellano dejándole algunos rasgos morfológicos como
la existencia de los sufijos –rro, sco( guijarro, cazurro, peñasco), la aspiración de la f
inicial latina (farina/harina), la pronunciación de la b y la v de manera indistinta, o el
sistema de 5 vocales.

2.2. LA ROMANIZACIÓN

En el año 218 a.C. los romanos llegan a la península, adoptamos sus


costumbres, su sistema administrativo, la cultura, etc; a la vez nos vamos latinizando,
el latín se impone como única lengua peninsular, junto al vasco. En el latín que nos
llega está ya presente el germen de la diversidad, puesto que no nos llega el latín culto,
sino que a través de colonos y conquistadores nos llega el latín vulgar, un latín que ya
está dialectalizado, de este habla vulgar proceden las llamadas lenguas romances (las
que proceden del latín). La enorme extensión del Imperio romano hizo que el latín
comenzara a desarrollar rasgos diferenciadores en cada zona que acabarían
fragmentando la unidad del latín clásico.

2.3. LOS VISIGODOS

En el año 409 los pueblos germanos invaden la península desde los Pirineos:
suevos, vándalos, alanos y visigodos acaban imponiéndose; no obstante se romanizan,
abandonan su lengua y utilizan el latín dialectal. El latín deja de ser lengua oficial.
Comienza la disgregación lingüística y la evolución diferenciada del latín en cada
territorio hace que surjan las lenguas penínsulares. Las lenguas germánicas dejan
también unas cuantas palabras, muchas relacionadas con el campo de la guerra:
guerra, espía, guardia, bandera, yelmo…

2.4. LOS ÁRABES

En el año 711 los árabes llegan a la Península, desde entonces las lenguas
peninsulares se diferencian aún más. Se cifran en 4000 las palabras que nos dejan:
aceite, alféizar, almohada, azufre, azúcar, alcoba, alcalde… Nace el mozárabe, que era
el habla de los cristianos que vivían en territorio árabe.

Hacia el siglo X podemos diferenciar ya cinco dialectos romances


diferenciados: gallego- portugués, navarro- aragonés, astur- leonés, castellano y
vasco.

3. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL CASTELLANO


El castellano nace en lo que hoy es Cantabria y el norte de Burgos, en contacto
directo con el vasco, lo que permite explicar su carácter innovador frente a los demás dialectos
y lenguas románicas. Los primeros testimonios escritos en lengua romance son las Glosas
Silenses y las Glosas Emilianenses , que datan del siglo X, más antiguos son los Cartularios de
Valpuesta.

Dejando a un lado la evolución puramente lingüística, filológica, fonética, haremos


un repaso por la evolución de la lengua castellana, que poco a poco, tras un largo proceso, se
va consolidando.

Entre los siglos X y XIV, durante la Baja Edad Media, el castellano avanzaba a
impulsos de la Reconquista y se iba imponiendo, el castellano era una lengua innovadora por
lo que era muy bien acogida allá por donde iba. Aparecen en el siglo XI las primeras
manifestaciones literarias Poema de Mío Cid, Auto de los Reyes Magos. En el siglo XII el
español es impulsado por el rey Alfonso X “El Sabio” que realiza una importante labor con las
Escuelas de Traductores, se trata de promover el castellano como vehículo de cultura. Hacia el
siglo XIII se abre el camino de Santiago con Francia y comienzan a llegarnos algunos galicismos.
En el siglo XV los Reyes Católicos luchan por la unidad política, lingüística y religiosa. El
descubrimiento de América en 1492 supone un enriquecimiento de nuestra lengua, llegan del
nuevo continente indigenismos: cacao, tabaco, caimán, patata… En este mismo año aparece la
Primera Gramática de la Lengua Castellana de manos de Antonio de Nebrija. En el siglo XVI, la
influenza de Italia, cuna del Renacimiento, se deja notar, nuestra lengua acoge italianismos
como lira, florín… En los siglos XVI y XVII se produce un gran auge en las letras españolas,
estamos en el Siglo de Oro, la lengua española es una lengua de prestigio gracias al
florecimiento de la literatura española (Garcilaso, Fray Luis, Góngora, Quevedo, Lope,
Cervantes…). En el siglo XVIII nace la Real Academia de la Lengua Española (1713), aparece el
primer Diccionario de Autoridades (1726-39), la Ortografía (1741) y la Gramática (1771).
Aunque el castellano sigue en continua evolución, son pocas las diferencias entre el español
del siglo XVIII y el actual. En los siglos XIX, XX y XXI lo más llamativo será, sin duda, el aluvión de
anglicismos que ha invadido nuestra lengua.

4. VARIEDADES GEOGRÁFICAS DEL ESPAÑOL


Si dejamos a un lado el leonés y el aragonés, variedades romances que han
convivido siempre con el español y que no pueden incluirse en él, conviene distinguir dentro
del español dos grandes zonas dialectales: la de las hablas septentrionales y hablas
meridionales.

a) La zona de las hablas septentrionales (primeras zonas castellanizadas). Es más


conservadora desde el punto de vista lingüístico, en ella se mantienen muchos de los rasgos
que caracterizaron originalmente al castellano.

Se extiende por parte de León, La Rioja, Navarra castellanizada y Soria. Se puede


apuntar que aproximadamente llega hasta Salamanca, Ávila, Madrid, Guadalajara, Cuenca y el
Norte de Albacete y Toledo; Ciudad Real y Sur de Albacete son áreas más innovadoras de
transición entre el norte y el sur.

Sus rasgos característicos y que lo alejan claramente del español normativo son:

- Pronunciación ocasional de d final de palabra con z (Madriz, soledaz).

- Pérdida ocasional de d en el participio de los verbos de la primera conjugación (cansao)

- Leísmo (el paraguas me le dejé en casa)

- Pronunciación semiculta z en lugar de k en el grupo ct: (perfezto, pazto)

- Distinción entre los fonemas /s/ y /z/

b) La zona de las hablas meridionales, aunque las fronteras no están claras ni bien
definidas, correspondería al área de extensión del castellano hacia el sur de la Península y
Canarias, con rasgos más innovadores y claramente relacionados con los del español de
América.

Pero se considera que pertenece al área septentrional el castellano propiamente


dicho, y se integra en la meridional el andaluz y el canario, así como el extremeño y el
murciano. Estos dos últimos se consideran dialectos o hablas de transición por presentar al
mismo tiempo rasgos del español meridional y de otro dominio lingüístico: el leonés en el caso
del extremeño y el aragonés en el del murciano.

-El andaluz

Se trata de una variedad del español bien diferenciada y perfectamente


reconocible, especialmente por su pronunciación. Los rasgos fonéticos básicos que
caracterizan a esta variedad y que muchos de ellos son comunes a otras variedades
meridionales son:
- Relajación y aspiración de la -s final de sílaba (pe ca por pesca mimmo por
mismo, tree por tres)

- Confusión de r y l implosivas. (sordao/ soldado, arma/alma, mujel/mujer).

- Pérdida de d intervocálica (andao/andado)

- Seseo y ceceo. Se trata de dos formas de eliminar la distinción castellana entre


s y z, y ambas resultan características del andaluz para los hablantes n andaluces. En el seseo
los dos fonemas se igualan en s (pasiensia)., aunque la pronunciación no es idéntica a la
castellana; en el ceceo se igualan en z (coza). El seseo y el ceceo no tienen el mismo nivel de
prestigio desde el punto de vista sociolingüístico : sólo el seseo goza de una total aceptación
entre los hablantes cultos. En cuanto al reparto geográfico, es ceceante la zona meridional de
Andalucía, es seseante una franja intermedia que se extiende desde Huelva hasta Granada.

- Yeismo: reducción de ll y y; uso correcto de los pronombres átonos la, le, lo;-
Arcaísmos y arabismos (fuego, lumbre; alcancía, hucha).

-El canario

El español hablado en las islas Canarias muestra todos los rasgos de las variedades
meridionales: la aspiración de la s final de sílaba, y de la j castellana la confusión de r y l finales
de sílaba, además del yeísmo. El canario comparte con el andaluz occidental el seseo y el uso
de la forma ustedes, con la tercera persona del verbo (ustedes ven) en lugar de la forma
castellana vosotros. El español de Canarias de hecho ha actuado como puente entre las
hablas andaluzas y el español de América, claramente relacionado con las variedades
meridionales. En el canario encontramos americanismos (papa, guagua) y portuguesismos
como millo maíz o fechar cerrar y palabras de origen guanche como baifa (cabra).

-El extremeño y el murciano

El extremeño (influencia también del leonés) y el murciano(influencia del aragonés


y del catalán) se consideran variedades lingüísticas de transición entre el castellano meridional
y respectivamente el leonés y el aragonés y catalán . Por un lado, presentan los rasgos
meridionales más característicos: la aspiración de s final la de la j castellana la neutralización
de r y l finales de sílaba y por supuesto el yeísmo y la confusión s y z. Por otro lado, conservan
rasgos leoneses y aragoneses como testimonio de los procesos históricos de reconquista y
repoblación de estas regiones. Son muestras de la influencia leonesa en el extremeño el uso
abundante del diminutivo –ino y los empleos de caer y quedar como verbos transitivos el
significado de tirar y dejar respectivamente.

Por su historia y situación geográfica, el área del murciano ha recibido diversas


influencias. Los rasgos fonéticos más importantes coinciden con los meridionales tales como la
entonación, la aspiración de la –s final, la confusión de r y l implosiva, el seseo... pero junto a
estos, son muestras de la influencia aragonesa en el murciano el uso del diminutivo –ico o la
posible pronunciación palatal de la l inicial (llengua por lengua), así como la presencia de
aragonesismos y catalanismos en el vocabulario.

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