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Juan C. Martínez
Objetivos.
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Conocer la historia y principales rasgos de la evolución de las
lenguas de la península.
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Conocer fenómenos de lenguas en contacto.
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Entresacar ideas para componer los temas 7 y 8.
Índice
Tema 7. Las lenguas de España. Formación y evolución. Sus variedades dialectales.
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La Hispania prerromana.
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Romanización.
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Arabización.
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El castellano.
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El catalán.
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El gallego.
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El astur-leonés.
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El aragonés.
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El aranés.
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El euskera.
Índice
Tema 8. Bilingüismo y diglosia. Lenguas en contacto. La
normalización lingüística.
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Lenguas en contacto.
– Sustrato superestrato y adstrato.
– Lingua franca, pidgin, sabir y criollo.
– Lenguas fronterizas.
– Interferencia, transferencia, convergencia.
– Préstamos.
– Mezcla de códigos.
●
Bilingüismo y diglosia.
●
La normalización lingüística.
La hispania prerromana.
De estas lenguas prerronamas
nos han llegado ciertos rasgos
y palabras que han
sobrevivido a la romanización.
Por ejemplo:
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Del celta el sufijo -iego y -
osco, así como la lenición.
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Del vasco la existencia de 5
vocales, la aspiración de la
h inicial o palabras como
izquierda o bacalao.
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De alguna de las lenguas
prerromanas (¿íbero?
¿celta? ¿euskera?) el
patronímico -ez (Menéndez
Pidal)
La romanización.
El latín que trajeron los legionarios romanos es lo que se conoce como latín vulgar, con
lo que ya poseía características que lo diferenciaban claramente del clásico, por
ejemplo una reducción de casos o el uso de la preposición a ante CD de persona.
Entre la división diatópica del latin peninsular sabemos que la bética era la variedad
más conservadora, mientras que la tarraconense era la más innovadora.
Tras la caída del imperio romano la falta de un ente unificador hace que la división
dialectal se acentúe y acelere. Se da un estadio lingüístico de transición entre el latín y
las lenguas romances. Es la época visigoda en la que se da un protorromance en el
que en castellano se iguala b y v, dispongan las e y las o breves y se introducen
múltiples términos como guerra, yelmo, Álvaro, Elvira...
El castellano. Período arcaico (hasta el s. XII).
Desde el s. X y hasta la reforma alfonsí del XIII, se da lo que conocemos como período arcaico del
español. La progresiva expansión militar y, consecuentemente, geográfica de los pueblos cristianos
llevaron sus modalidades lingüísticas desde el norte peninsular hacia el sur. La expansión militar de
Castilla convirtió el castellano en una koiné que sirvió de idioma de transición entre dialectos con fines
diplomáticos y comerciales, lo que llevó a las lenguas vecinas a retroceder, ello explica la expansión “en
cuña” del reino de Castilla, arrinconando al leonés y al aragonés.
En esta época los romances peninsulares carecían de una fijación normativa, por lo que coincidían en el
tiempo formas de diferentes estadios de evolución, con abundantes dobletes, ultracorrecciones, etc.
Entre las características del castellano de la época podemos citar la existencia de una -e final tras r, s, l, n,
d o z o la pervivencia de la f- inicial latina.
En la primera mitad del siglo XI Sancho el Mayor introduce la reforma cluniaciense, que prefería la
universalidad de la romania frente a los particularismos regionales. De este modo cae la escritura
visigótica frente a la carolingia, que sustituye la grafía k por c, por ejemplo. El influjo ultrapirenaico
propagará la apócope extrema hasta 1272. Según Lapesa, las causas de estos cambios, entre otras hay
que buscarlas en la importancia que adquiere el Camino de Santiago, la abundancia de enlaces reales, la
inmigración procedente de Francia y la intercomunicación literaria entre trovadores y juglares, hablantes
de occitano, francés, etc.
El castellano. Período alfonsí (s. XII-XIV).
Sienta las bases del castellano moderno. Este rey sustituye el latín como
lengua oficial por el castellano, que se convierte en lengua de cultura, en gran
parte gracias a la Escuela de Traductores de Toledo y a la cancellería, que
reivindicaba el “castellano drecho”. El castellano se convierte en la lengua de
la épica, mientras que para la lírica se prefiere el gallego o el provenzal.
Quizá el mayor aporte del sistema alfonsí a la lengua fueron las mejoras
sintácticas, cuidando la expresión de conceptos a través de subordinadas, con
nuevos nexos y locuciones conjuntivas, nuevo léxico técnico y culto, etc.
Además fija las grafías que perdurarán hasta el s. XVI, condena la apócope
extrema por galicismo, etc.
El castellano. Período prehumanista (s. XV).
Se introduce literariamente a través de Dante, Petrarca y Bocaccio. Este influjo
italianizante compite ya con la influencia caballeresca y cortesana francesa. Una de
las causas de ello son las campañas militares en Italia por parte del reino de
Aragón, ya que Alfonso V conquista Nápoles en 1443 y estas campañas posibilitan
el contacto con la literatura italiana. Además con el matrimonio de los Reyes
Católicos en 1469 se dio un progreso en la producción literaria y escrita. Con el uso
de la imprenta se multiplican las traducciones de los clásicos, como la Eneida o el
Omero romançado de Juan de Mena (la Ilíada) y se posibilita una difusión más
amplia. La antigüedad ya no es tanto ejemplo moral como modelo de perfección.
En cuanto a la influencia lingüística es más evidente en sintaxis, donde el gerundio
y la oración de relativo se sustituyen por el participio de presente latino (Fortuna
triumphante) y se trastoca fuertemente el orden de la frase a imitación del latino con
el verbo al final.
El castellano. Período preclásico (1474-1525).
Las letras se introducen definitivamente en las cortes, se renuevan universidades y se traen
docentes italianos y humanistas en general. Se publica la gramática de Nebrija, donde se
promueve la naturalidad selecta renacentista y se reprueban los latinismos ajenos al
español. El descubrimiento de América convierte a España en potencia mundial, y la rápida
castellanización del rey Fernando de Aragón hace que el castellano sea considerada lengua
de prestigio.
En esta época se resuelven muchas de las dudas de la etapa anterior: cae la t final a favor
de d, la conjunción y sustituye a e o et, desaparece cualquier resto de verbos acabados en -
edes, -ades o -ides, sustituidos por -éis, -áis o -is respectivamente. Sin embargo la mayor
diferencia estriba en el reajuste de las sibilantes: de las seis sibilantes, establecidas en tres
pares (sorda/sonora) se pierde precisamente esta oposición, ensordeciéndose todas y
quedando en tres fonemas: el predorsodentoalveolar africado sordo /ts/ (similar al sonido
que hacemos al chistar), el apicoalveolar fricativo sordo /s/ (como la s actual) y el prepalatal
fricativo sordo /∫/ (como la sh inglesa). El sonido africado se fricativizó, y en Andalucía y
Canarias y, con el descubrimiento, también en América se asimiló a la apicoalveolar y se
confundió con ella.
El castellano. Siglos de oro (XVI-XVII).
Junto al auge espectacular de todo lo español, surge un incremento del estudio
de la lengua por toda Europa. Sin embargo, este auge incluye elementos que
ya son el origen de una profunda crisis: la expulsión de los judíos y los
moriscos afectó al tejido productivo, mientras que el integrismo religioso hace
que tengan que emigrar numerosos intelectuales, como los traductores de la
biblia al castellano o los humanistas y erasmistas castellanos.
En las zonas donde la predorsodentoalveolar no se había asimilado a la
apicoalveolar, aquella adelantó su pronunciación precisamente para
diferenciarse de esta y evolucionó a la interdental actual /θ/. En cuanto a la
prepalatal se retrasó su pronunciación velarizándose y dando lugar a la
actual /X/, determinando el estado actual de las sibilantes en español.
Sintácticamente el surgimiento de barroco conlleva una ruptura del orden
natural de la frase tan buscado durante el renacimiento.
El castellano. Siglo XVIII.
Con la fundación de la RAE se producen una serie de retoques en
la correspondencia entre fonemas y grafías que fija el castellano
actual. Por ejemplo, se fija la caida de ss por s, y de ç en favor de
c ante e o i y z ante a o u. También se determina que ph, th y ch
para los fonemas /f/, /t/ y /k/ respectivamente desaparezcan en
favor de f, t y c. Además qu se limita ante e e i desapareciendo la
forma quatro frente a cuatro. La influencia de la ilustración y el
romanticismo conlleva la introducción de muchos términos
relacionados con las ciencias, la política y la economía.
El castellano. Siglo XX.
En el siglo XX se ha venido tendiendo a la corrección de
acentuaciones hiáticas y a la reducción de grupos extraños, como
oscuro por obscuro o sicología conviviendo con psicología.
También en la última norma de la RAE se eliminan algunas tildes
diacríticas y, aunque no se condena su existencia, se recomienda
no utilizarlas. Es el caso de los pronombres demostrativos (éste,
etc) o del adverbio sólo.
El castellano. Variedades dialectales.
Nos encontramos con hablas de tránsito como el navarro y el riojano, que presentan
algunas características que los asocian al antiguo leonés o al gallego. Por ejemplo:
mantienen el grupo consonántico mb, como en palomba, conservan la f inicial latina
(facer), etc. También poseen rasgos que los diferencian de otras modalidades:
conservan la l implosiva (salicem > salce no evoluciona a sauce) y se pronuncia la
vibrante múltiple como fricativa sorda. Se considera al riojano como un conjunto de
hablas de tránsito entre el navarro, el aragonés y el español norteño.
Al igual que el riojano, el extremeño se considera un conjunto de hablas de tránsito
entre el leonés y el andaluz, por lo que se divide en dos zonas:
Cáceres es más dada a soluciones leonesas y arcaismos, como la pronunciación
de la s sonora intervocálica, el cierre de e y o finales en i y u, o el mantenimiento
del grupo mb latino.
Badajoz toma más rasgos propios del andaluz como la aspiración en /h/ de /X/ o la
confusión de líquidas implosivas (arma por alma).
El castellano. Variedades dialectales.
En cuanto a las variedades diatópicas, las meridionales comparten una serie de rasgos
caracterizados, entre otros por la particular evolución de las sibilantes, ya que asimilan la
predorsodentoalveolar y la apicoalveolar, con lo que las seis sibilantes originarias, se reducen a
dos. Además aspiran la h procedente de f inicial latina, la s implosiva y la velar /X/. También se
produce la aspiración de consonante ante nasal (/pienna/ por /pierna/).
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El español de Canarias fue llevado allí por inmigrantes en el s. XV mayoritariamente, y de allí a
América. Presenta como características propias la fricativización de la palatal africada sorda
(muchacho > muyayo), el trueque del pronombre nos por los o los usos de haber por tener o de
ser por haber, quizá por arcaismo debido al aislamiento insular. Por supuesto también hay una
fuerte presencia de guanchismos.
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En andaluz la caida de la s implosiva o final provoca la apertura de la vocal anterior en oriental,
mientras que en occidental se produce una aspiración con reduplicación de la consonante
siguiente. También es habitual la sustitución de ustedes por vosotros, pero manteniendo la
concordancia con la segunda persona (ustedes os venís).
El catalán. Características.
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La fase de koinización, que lleva a crear una koiné como lengua de intercambio,
eliminando rasgos particularistas, regularizando y simplificando paradigmas.
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La fase de estandarización o normativización, que lleva a seleccionar una de las
variedades lingüísticas comunitarias como modelo, homogeneizando la lengua
con vistas a su expansión territorial y oficialización administrativa, educativa, etc.
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La fase de extensión de la lengua estándar, convertida de modo definitivo en
variante prestigiosa, modélica y correcta.
El proceso de normalización
La última fase culmina el proceso y lleva a que la lengua sea usada diariamente en
cualquier ámbito de uso, pero para que ello sea posible se debe cultivar el código.
Su acrecentamiento lingüístico y estético con una producción artística de calidad
que aumente su prestigio es una pieza capital en el proceso de normalización.
Lo que acabamos de exponer vale para cualquier lengua oficial, pues todas han
sido normalizadas y convertidas en oficiales de la misma manera, tanto en zonas
monolingües como bilingües. Sin embargo, cuando la normalización se produce en
un área diglósica, donde más de una lengua es oficial, el proceso tiene
connotaciones diferentes. Su inicio se vincula al deseo de frenar el avance de la
lengua dominante, evitando la sustitución de la lengua minorizada, cuyo uso tanto
oral como escrito se quiere potenciar. El contacto de lenguas es aquí conflicto
lingüístico. El medio de superación de aquel es un proceso de legislación y
planificación lingüística para que la diglosia se convierta en bilingüismo.
Bibliografía específica.
Tema 7
●
Alarcos Llorach, Emilio (1986): Fonología española. Madrid: Gredos.
●
Alvar, M. (1979). Dialectología hispánica. Madrid: Akal.
●
López García, A. (2004) Babel airada: las lenguas en el trasfondo de la supuesta
ruptura de España. Barcelona: Biblioteca Nueva.
●
Navarro Tomás, Tomás (1990) Manual de pronunciación española. Madrid: CSIC.
●
Lapesa, Rafael (1981) Historia de la lengua española. Madrid: Gredos.
●
Menéndez Pidal, Ramón (1968) Manual de gramática histórica española.Madrid:
Espasa.
Bibliografía específica.
Tema 8
BALKAN, L. (1979). Los efectos del bilingüismo en las aptitudes intelectuales. Madrid:
Ed. Marova.
BADÍA, A. (1977) “Lenguas en contacto: bilingüismo, diglosias, lengua en convivencia”,
en Comunicación y lenguaje. Madrid: Ed. Karpos.
FERGUSON, Ch. (1974) “Diglosia”, en Antología de estudios de etnolingüística y
sociolingüística. Universidad de México D. F.
FISHMAN, J. (1988) Sociología del lenguaje. Madrid: Cátedra.
LÓPEZ GARCÍA, Á. (1985) El rumor de los desarraigados. Barcelona: Anagrama.
MARCOS MARÍN, F. (1983): “La planificación lingüística”, en Abad, F. y García Berrio,
A. (coord.), Introducción a la Lingüística. Madrid, Alhambra Universidad,
MEDINA LÓPEZ, J. (1997): Lenguas en contacto. Madrid: Ed. Arco/Libros.
ROTAETXE, K. (1990) Sociolingüística. Madrid: Síntesis.
WEINREICH, U. (1963): Languages in contact. París: Ed. Mounton.
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