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Instituto de Historia y Ciencias Sociales

Facultad de Humanidades y Educación


Universidad de Valparaíso

Curso: Doctrinas y sistemas políticos


Prof. Dr. Maximiliano Soto S.

1- Desde la distinción trabajada en las primeras clases entre la Política y lo Político, explica los
siguientes elementos: i) el quiebre moderno, basado en el derecho de la libertad subjetiva,
con los modelos clásicos platónicos y aristotélicos, y ii) el espacio relacional concebido en la
noción de comunidad política. (10 pts.)

El pensamiento aristotélico propone que aquello que diferencia al ser humano del animal es
su capacidad para configurar la vida social a través de las relaciones sociales. En este sentido,
lo político es entendido como una natural manifestación humana de regulación
intersubjetiva, producto de la comunicación y la construcción colectiva, que genera
convivencia, comunión y, en última instancia, sociedad. En la medida en que este fenómeno
comienza a generar distintos instrumentos reguladores de sociedad, comienzan a gestarse
diversas relaciones de poder que difuminaran los limites entre “lo político”, entendido como
un fenómeno humano natural y espontaneo expresado en la emergencia de formas de
convivencia, y las formas de ejercicio del “poder político”, o “la política”, entendida como la
actividad destinada a la conquista del poder o a su conservación, y que se manifiesta en los
mecanismos o formas mediante las cuales se establece un orden y se organiza la existencia
humana.
Durante la Edad Media, el poder político estaba supeditado a distintas instituciones
colectivas, como estados e iglesias, que ejercían un poder directo sobre las condiciones de
existencia humana. Muchas de estas instituciones estaban en pugna o luchas de poder, y la
libertad se entendía a partir de estas relaciones estatales de dominación. La diferencia
aristotélica entre lo político y la política se difumina en el pensamiento de la época, ya que
reinaba una lógica -cristiana- de ser para un todo mayor.
En la Edad Moderna, junto al pensamiento ilustrado y la revolución francesa, existió un
quiebre que retoma el pensamiento griego, e introduce la noción de libertad subjetiva. Se
inicia una reconfiguración de la comprensión de la realidad y la idea de libertad se instala
con fuerza en el imaginario colectivo. Esto viene a cuestionar los regímenes jerárquicos que
imperaban, con sus privilegios y desigualdades de corte estructural. De esta manera, se
produce un derrumbe de las formas de poder ejercidas por monarquías absolutistas,
derechos divinos y se colocan en el centro conceptos como Fraternidad, Igualdad y Libertad,
entendiendo a todas las personas como seres iguales en derechos y deberes, libres tanto de
autogobernarse como de tomar sus propias decisiones, orientadas siempre en construir y
profundizar la fraternidad entre los individuos.
La nueva comunidad política que se construye, entonces, en base a estos principios,
establece una constitución del nuevo régimen político: en vez de un monarca absoluto que
detente todo el poder, se separan los poderes estatales entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
de modo que exista una Inter regulación de poderes; se promulga el deber de respetar las
leyes, y el derecho a expresar la opinión; la existencia un Estado-nación que vele por
garantías mínimas, como seguridad y bienestar para las personas. De esta manera, “lo
político” y “la política” retornan a un punto aristotélico, donde lo político injiere
directamente en las formas de la política y la democracia.

2- Si “los sujetos actúan en conformidad con la identidad que les es impuesta o que ellos crean
para sí” (Balibar, 2005: 15), cómo se definen y cómo se configuran las siguientes
identidades de la política: autonomía, heteronomía y civilidad. Ten presente la lectura
correspondiente (15 pts.)

Balibar, postula que existen tres identidades complementarias puestas en juego en el


fenómeno de la política; la autonomía, como una condición de existencia para la política, y
que se funda en que la política solo puede ocurrir cuando una colectividad es autónoma para
autogobernarse, sin ser dominada por otra autoridad ajena a esa colectividad. En este
sentido, la política implica esta dimensión emancipatoria; la heteronomía de la política,
comprendiendo que existen determinantes estructurales que rigen y transforman la política,
limitando su absoluta autonomía. Estos determinantes pueden ser estructuras de tipo
económico, material, cultural o de otro tipo, que establezcan procesos sociales o
individuales; y por último, la civilidad, que entiende la relación bidireccional que existe entre
la heteronomía de la política y las subjetividades que perpetúan dichas estructuras
heterónomas. En otras palabras, los individuos no están inexorablemente subyugados al
poder de las estructuras, sino que éstas también dependen de los individuos para existir. En
este nivel “los sujetos actúan en conformidad con la identidad que les es impuesta o que
ellos crean para sí” (Balibar, p. 15), en un ámbito donde se desarrollan en conjunto la
autonomía y la heteronomía, y se tensionan a partir de la subjetividad, complejizando la
perspectiva sobre las dimensiones de la identidad política.

3- Desde los conceptos de ideología y de personalidad analiza el concepto de autoridad y cómo


este concepto da cuenta de las diferentes opiniones vertidas en el estudio empírico
realizado por Th. Adorno. Ten presente la lectura correspondiente (10 pts.)

Adorno explora el problema de la autoridad y su relación con determinantes intra e


intersubjetivos. Propone que las convicciones sociales, económicas y políticas de un
individuo no solo emergen de una macroestructura ideológica, sino que se configuran de
manera coherente con una parte de su personalidad. En esta línea, se articula desde los
conceptos de ideología y personalidad para comprender la relación entre autoridad y
subjetividad.
Adorno comprende la ideología como una macroestructura psicológica dominante y
transpersonal, que es transversal a las subjetividades de un colectivo. La ideología,
determina psicológicamente las condiciones socio estructurales que sostienen a los
diversos individuos dentro de un colectivo que comparte símbolos en común. Para el
investigador, los individuos permitirían vislumbrar parte de la ideología. Sin embargo,
debido a su carácter transpersonal, esta es inexpresable e inaprensible en un nivel
individual. Por otro lado, el concepto de personalidad expresa aquella parte de la unicidad
de los individuos. Aquellas organizaciones personales y suficientemente sostenidas en el
tiempo que permiten otorgar continuidad y dirección a las fuerzas internas de un individuo,
y que aportan a decidir la respuesta ante las distintas situaciones de la vida. Es a través de
la personalidad que se le atribuye consistencia al comportamiento. Sin embargo,
comportamiento y personalidad no son lo mismo; la personalidad es una inclinación, que
influye en el comportamiento mas no lo determina por completo. De esta manera, se
entiende que la personalidad y la ideología son aspectos que se ponen en juego, dialogan y
se tensionan al pensar en las influencias sobre los comportamientos personales y sociales
de las personas.
En relación con el autoritarismo, Adorno explora a través del psicoanálisis la relación entre la
personalidad y la inclinación hacia la autoridad. Esta inclinación no solo implica la existencia
de una autoridad, sino también una población dispuesta a acatarla. Dichas inclinaciones se
fundan en pulsiones básicas e inherentes al ser humano, los cuales psíquicamente están
determinados en gran medida por ellas, pero encuentran diferentes mecanismos
intrapsíquicos para su tramitación. De esta manera, algo de lo humano palpita por lo
autoritario. Se concluye que existe una clara relación entre la personalidad y la ideología que
un sujeto pueda desarrollar a lo largo de su vida. En este escenario, el autor aborda la
potencial amenaza de que “el hombre autoritario” reemplace al hombre individualista,
liberal y democrático de las sociedades modernas, dando paso a regímenes fascistas y
totalitarios, donde una autoridad impone su voluntad a un grupo social. En este sentido,
propone la intervención temprana en las personas como modo de incidir en las ideologías y
las formas de administración del poder en la sociedad.

4- Partiendo de la premisa que el binomio república/Estado-nación correspondería a una


construcción política moderna del siglo XVIII, cómo se explican las nociones de identidad
nacional y nacionalidad en función del concepto de comunidad imaginada trabajado en
clases. Ten presente la lectura correspondiente (15 pts.)

Tras la revolución francesa, los distintos reinos y ciudades-Estado que componían Europa,
ahora transformados en republicas democráticas, comenzaron a tratar de instaurarse como
Estado-nación. Este no era un simple proyecto de conquista, sino un potente relato cultural,
idiomático, étnico e histórico que motivó a millones de personas a converger en un mismo
proyecto colectivo, identitario y común: la nacionalidad. Estos mecanismos no solo se
prestaron para unir, sino también para desarmar otros Estados e instaurar un imaginario
nacional unificado.
La construcción de un Estado-nación, o la agrupación de una comunidad nacional en torno a
un Estado, implica distintas dinámicas que van desde la coacción y sometimiento, a la
mancomunidad y organización soberana popular. Y puede ser definida como “una
comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana”; imaginada,
debido a que sus miembros no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas; limitada,
porque posee fronteras determinadas; soberana, ya que, según los ideales de la ilustración,
se encuentra fundamentalmente autodeterminada; y comunidad, porque la nación se
concebirá siempre como un endo grupo, donde todos son “compatriotas” o “connacionales”.
Esta construcción debe responder a una supuesta representatividad social, ya que existe un
dialogo permanente entre la instalación de un sentido de colectividad “desde arriba”, y su
emergencia espontanea en la cultura local “desde abajo”.
Junto con elementos como lengua, etnia o historia común, relato nacional, bandera y
costumbres, se requiere de una institucionalidad que vele por el imperio de la ley y el Estado
de derecho, además del resguardo de las fronteras, y el bienestar de los ciudadanos. Esto se
hace efectivo a través de servicios básicos, fuerzas armadas y de orden, escuelas y
hospitales, entre otros.

5- Desde las nociones de pueblo, nación y raza discutidas por Wallerstein & Balibar, analiza el
siguiente eje conceptual: minorías – poder social – nacionalización – etnicidad. Ten presente
la lectura correspondiente (15 pts.)

La noción de pueblo, si bien polisémica e inexacta, busca aprehender un fenómeno social


que se vincula, sino engloba, conceptos como grupo, etnia, raza, cultura y nación. Si bien
estos conceptos se diferencian en cuanto a las dimensiones sobre las cuales ponen su foco,
ya sea la genética, la cultura o las fronteras políticas, todos se asemejan en cuanto son
formas de definición de lo grupal, de lo propio, en oposición a la otredad, lo ajeno.
En línea con la respuesta de la pregunta anterior, cuando existe una diversidad de grupos
en el territorio, ocurre un conflicto de grupos al momento en que un Estado-Nación busca
instalarse como eje institucional que agrupa homogéneamente a “la nación-comunidad”.
Construir un relato que aglutine todas las “razas”, “naciones”, y “grupos étnicos” dentro de
un solo “pueblo” nacional, es una lenta y compleja lucha de poder intergrupal y
sometimiento, ya que el Estado conlleva la priorización de un tipo de habitante por sobre
otro, y por ende es homogeneizador. El vicio de este fenómeno es reprimir o invisibilizar
culturas de, en aras de un relato nacional homogéneo, que le diera cohesión social,
legitimidad y eficiencia administrativa al nuevo Estado.
La configuración de un Estado-nación se complejiza en la división y construcción de los
poderes pueblos, debido a las formas liberales que adopta de república y el cómo se ejerce
la representatividad del poder político. En este sentido, es destacable el devenir de diversos
estados “plurinacionales”, que reconocen la coexistencia de diversos “pueblos” dentro de
un mismo territorio-nación.

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