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La dirección debe ser capaz de garantizar unas competencias básicas para todos los
alumnos, y para ello, es necesario que exista una autonomía a través del centro que
planteen unos mínimos de exigencia propios y adecuados a su alumnado. Esto implica
un currículum abierto y flexible, tanto en la teoría como en la práctica. Es por eso que se
va en contra de la uniformidad, ya que esta supone igualdad, pero no equidad, por lo
que el alumnado más desventajado se vería perjudicado. Un autonomía de gestión y
curricular supondría una alteración del modo de gobernanza con el que hemos trabajado
hasta ahora, que todo apunta a que es lo que el sistema educativo necesita para dejar de
fluctuar y emprender una nueva línea de actuación que se asemeje y concuerde con la
realidad social actual.
La dirección debe poder cumplir el papel de líder pedagógico, con la función de crear
un clima adecuado para que se genere un buen trabajo entre docentes, que a su vez,
implica mejorar el contexto de aprendizaje. La dirección se encarga, por otro lado, de
diagnosticar constantemente las necesidades del centro y sus agentes, para así plantear
proyectos de mejora. En el caso de nuestro contexto español, la OCDE muestra que no
existe ningún tipo de colaboración ni retroalimentación entre profesorado, esto se debe a
la cultura del individualismo, ya que cada profesor se centra en dar sus clases sin
preocuparse en la colaboración con los otros docentes que también le dan clase al
mismo alumnado. La dirección dejar de depender del compromiso individual de cada
docente y ejercer un liderazgo pedagógico que provea unidad de acción y cogerencia
respecto al aprendizaje. Se deberá concienciar al profesorado que es necesario recuperar
la falta de autonomía y autoridad para la toma de decisiones; se requiere una
profesionalización de la dirección, entendiéndola como una función distinta de la
docencia, que debe tener por ello una formación específica así como un modo de
reclutamiento propio.
4.¿El asunto está quien elige; o qué lugar, responsabilidad y compromisos deban
tener los equipos directivos en la gobernanza de los centros?
Se necesita la aprobación del entorno para ejercer dicha influencia sobre otras personas,
por ello, la figura del director debe ser alguien con competencia y capacidad, y que sea
reconocido por ello por los demás docentes. Se podrían percibir ciertas ventajas como el
hecho de ser reconocido por los docentes con los que se trabaja, lo que implica que
están dispuestos a confiar en los objetivos y metas que la dirección plantee y colaborar
con ella. Pero también existen dificultades en el contexto español, ya que el concepto de
dirección no ha sido replanteado en consenso y aún hay muchos docentes que son
reacios al cambio y cooperación.