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ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA.

1 PRECISIÓN DEL CONCEPTO.


1.1 Tres dimensiones Básicas del Hombre

2 CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS


2.1 El Hombre, criatura de Dios
2.1.1 La condición creada del hombre en el AT
2.1.2 El Hombre creado en Cristo, según el NT
2.1.3 Creado como, sujeto social
2.2 El hombre, Imagen de Dios
2.2.1 El tema de la Imagen
2.3 La dignidad de ser persona (SEMEJANZA)
2.3.1 Persona
2.3.2 Propiedad esencial al Hombre
2.3.2.1 La relación entre alma y cuerpo
2.3.2.2 El hombre tiene una sola alma racional

3 HOMBRE ALIENADO POR EL PECADO


3.1 La causa de la división.
3.2 El hombre “dividido en sí mismo”
3.3 Pecado Original en el hombre

4 RECREADOS EN CRISTO
4.1 Jesucristo modelo de hombre y origen de la humanidad nueva
4.1.2 El hijo que nos hace participes de su filiación
4.1.3 Nos da el Espíritu Santo como principio de vida eterna
4.2 La vida nueva en Cristo
4.2.1 La misericordiosa acogida de Dios
1. Precisión del Concepto

Es Antropología porque tiene el hombre como sujeto material; Teológica, porque se


trata de lo que el hombre es en su relación con el Dios Uno y Trino revelado por Cristo. El
método que se debe de seguir para alcanzar el objetivo es el estudio de la Revelación
cristiana.

Antropología teológica es la parte de la teología dogmática que nos enseña lo que


somos a la luz de Jesucristo, Revelador de Dios.

El hombre es destinatario de la Revelación, pero también es objeto de la misma, en


cuanto destinatario del amor del Padre, el hombre llamado llega a saber hasta las últimas
consecuencias quién es él mismo, ya que la verdad revelada es verdad de salvación (GS 22)
En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado.
Porque Adán, el primer hombre era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro
Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del ministerio del Padre y de su amor,
manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su
vocación.

La fe cristiana, presupone un conocimiento y una experiencia de lo que es ser hombre


como sujeto libre y responsable de sí, por lo que la Revelación cristiana no pretende en
modo alguno ser la fuente de conocimientos sobre el hombre. La reflexión cristiana se ha
de enriquecer con los datos y las intuiciones que proporcionan la filosofía y las ciencias
humanas, pero sobre todos estos contenidos han de ser completados bajo la luz nueva y más
profunda: la de la relación del hombre con Dios. 1

El hombre es el objeto privilegiado del amor de Dios, la única creatura que ha querido
por sí misma (GS 24)

1.1 Tres dimensiones Básicas del Hombre

1
Cfr. LADARIA FERRER L. F. SJ, Introducción a la Antropología Teológica, col. Introducción al Estudio de la
Teología 8, ed. Verbo Divino, Pamplona 1993, p. 9ss
Se refieren a la relación del hombre con Dios, siempre mediada por Cristo, buscando
tener una visión completa del hombre, desde la fe cristiana
a) La dimensión más propia y específica de la antropología teológica es la que hace
referencia a la relación de amor y paternidad que Dios quiere establecer con todos
los hombres en Jesucristo su Hijo desde que nos ha creado (el hombre creado)
El hombre ha sido llamado por la gracia a la filiación divina, a participar en el Espíritu
Santo en esta relación que es propia sólo de Jesús. Esta es la definitiva y última vocación
del hombre y de todo hombre: la divina (GS 22, 5)
b) La Gracia presupone que el hombre es una creatura libre; existimos porque se nos
ha dado ese don, por la gracia de Dios que libremente quiere darnos el ser. Es
verdad que Dios nos ha creado para podernos llamar a la gracia de la comunión con
Él. Pero esto no significa que nuestro ser creatural no tenga una consistencia propia,
siempre en referencia total al Dios de quien todo lo recibimos (el hombre bajo la
gracia.)
c) El hombre creado por Dios y llamado a la comunión con Él se halla siempre,
aunque en diversa medida según las circunstancias, bajo el signo del pecado, de la
infidelidad a Dios propia y de los demás, el amor de Dios, que nos ha creado y nos
quiere hacer sus hijos, no ha encontrado en el hombre una adecuada respuesta de
aceptación, sino que ya desde el principio, no sólo la indiferencia, sino el positivo
rechazo (el hombre bajo el signo del pecado.)
Considerar al hombre en su relación con Dios desde cualquiera de estos tres puntos de
vista no significa considerarlo aislado de la humanidad y de la relación con los demás, ya
que por su condición creatural, el hombre está llamado a vivir en sociedad. Por ello,
también se ve que el pecado original es una muestra elocuente, aunque en sentido negativo,
de la solidaridad humana, aunque la gracia y el favor de Dios se vive y experimenta sobre
todo en la Iglesia, signo de comunión.
En síntesis, estudiaremos al hombre bajo el punto de vista de su relación con Dios como
el objeto fundamental de la antropología teológica.
Recibe el nombre de Antropología teológica, el tratado dogmático en el que se
interpretan el origen y el fin del hombre a la luz del autor revelación histórica de Dios en
Cristo. Esta antropología contribuye a la orientación espiritual y ética de la vida basada en
la fe cristiana2.

2 CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS


2.1 El Hombre, criatura de Dios
2.1.1 La condición creada del hombre en el AT

La descripción que hace el génesis (1,1-24) de la creación está desde el principio


orientada hacia el hombre. Porque el hombre no es considerado como arrojado en un
universo que le fuera extraño, sino más bien como el vértice del universo creado por Dios
al que están ordenadas todas las cosas.

Por consiguiente, el hombre no aparece únicamente como centro y cima de la


creación, sino también como llamado a desarrollar la obra del creador y a contribuir de
modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia. El hombre por lo tanto
está llamado a cooperar al perfeccionamiento de la creación divina3.

“El hombre es criatura, porque su ser y su obrar es producido constante y


directamente por Dios”4.

2.1.2 El Hombre creado en Cristo, según el NT

En el prólogo de Juan, 1, 1 – 17 las funciones de la sabiduría y de la palabra son


atribuidas a la persona de Cristo.

Admitimos que la encarnación fue querida por Dios no solamente para reparar el
pecado, sino que ha sido la razón propia de la creación, podremos decir que es causa
eficiente del mundo aquel Verbo que en la plenitud de los tiempos se encarna, más aún; que
es causa eficiente en cuanto que se encarna, o sea al querer prepararse mediante la creación,
la carne que habría de asumir. Empero, la acción común creadora está en el Padre sin ser

2
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Traduc. Marciano Villanueva, Herder,
Barcelona 2009, p. 105.
3
Cfr. M FLICK – Z ALSZEGHY, Antropología teológica., p. 55.
4
Ibíd., p. 54.
recibida de ningún otro, en el Hijo está recibida del padre y en el Espíritu santo recibida del
Padre y del Hijo5.

“El género humano contiene en sí al Verbo encarnado operación trascendental


de Dios”6.

El hombre es un sujeto encarnado. Este término expresa suficientemente la dualidad


del fenómeno humano: existen sujetos que no son corporales y existen cuerpos que no son
sujetos; pero más todavía expresa su unidad: la imagen de Dios no es un sujeto al que se
añada un cuerpo como si fuera un peso muerto, sino un sujeto que manifiesta su cualidad de
imagen de Dios precisamente en su corporeidad7.

2.1.3 Creado como, sujeto social

El sujeto social no es únicamente receptivo sino también oblativo. Es decir, el


individuo no solamente tiene necesidad de recibir, sino también de dar de comprometerse
por los demás, tanto que, si este impulso no encuentra una realización, quedará atrofiada la
persona humana8.

El hombre está presente en el pueblo no sólo como el ambiente dentro del cual se
mueve el individuo, sino como verdadero protagonista del dialogo con Dios: el señor
establece su alianza con el pueblo, le promete fidelidad, exige su obediencia lo guía y lo
defiende. La existencia plena del individuo se realiza en la medida en que se inserta en el
pueblo de la alianza9.

2.2 El hombre, Imagen de Dios


2.2.1 El tema de la Imagen

Las palabras de Dios: Hagamos al hombre a nuestra Imagen, como nuestra


Semejanza para que domine sobre… (Gn. 1, 26), presentan a los seres humanos como
criaturas de Dios, pero a su vez le comparte de su dominio, en cuanto que le asigna la tarea

5
Cfr. M FLICK – Z ALSZEGHY, Antropología teológica., p.63.
6
Ibíd., p.66.
7
M. FLICK – Z. ALSZEGHY, Antropología teológica, p. 152.
8
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, Antropología teológica, p. 156.
9
Ibíd., p. 158.
de gobernar y poblar la tierra que Dios creó.10 El varón y la mujer somos imagen de Dios,
que, en la palma, comunión estamos encargados de continuar la obra de mantener orden
que el creador ha impuesto sobre el cosmos. En esta participación con el Creador, a la
Persona humana le atribuye la más alta dignidad, su valor como Persona, 11 proviene de este
don divino que lo ha llamado a la existencia humana concreta12.

La estrecha conexión entre el hecho de ser creado a imagen de Dios y de tener


autoridad sobre el mundo comporta varias consecuencias. En primer lugar, la aplicación
universal de estas características excluye toda superioridad de un grupo o de un individuo
humano sobre otro. Todas las personas humanas son imagen de Dios y todas están
encargadas de continuar la obra ordenadora del Creador. En segundo lugar, se toman
disposiciones en orden a la coexistencia armoniosa de todos los seres vivos en la búsqueda
de los medios necesarios para su subsistencia: Dios asigna su alimento a los hombres y a
los animales en tercer lugar la vida de las personas humanas está dotada de cierto ritmo13.

2.3 La dignidad de ser persona (SEMEJANZA)


2.3.1 Persona

Es fundamental continuar con nuestra reflexión, en torno a la persona humana que es


referente en este estudio, desde una visión antropológica cristiana.

Tengamos en cuenta la fuente de la definición de persona en Tomás de Aquino, que


elabora Beocio será tomada por Tomas de Aquino, De esta manera, podemos expresar que
la persona se encuentra solamente en las sustancias y solo en aquellas que están dotadas de
razón; por consiguiente, toda sustancia es una naturaleza es decir tiene una diferencia
especifica; en fin; si persona no se da en los seres universales, sino en los individuos,

10
Cfr. PONTIFICIA COMISIÓN BIBLICA, El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana
(Documentos Vaticanos: Citta del vaticano 2001)
11
BOECIO “Naturae rationalis individua sustantia”
12
(Damut/ Semejanza: Que es la participación del SER en todas las creaturas, en concreto con el ser
humano) nosotros no somos imagen en un sentido material, a Dios no lo podemos representar como
nosotros. Jesús es la imagen de Dios invisible, y del hombre perfecto.
13
Cfr. PONTIFICIA COMISIÓN BIBLICA, El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana
(Documentos Vaticanos: Citta del vaticano 2001)
entonces enunciamos la definición de persona: persona es la substancia individual de la
naturaleza racional14.

La más célebre definición de persona es, la formulada por Beocio:

“Naturae ratinalis individua substancia”15.

De dicha definición Tomas de Aquino define persona como:

“Subsistens in rationali natura”16.

Interpretación de la definición de persona a partir de la enunciada por Beocio.

2.3.2 Propiedad esencial al Hombre

Se admite que el conocimiento del alma proporciona una importante contribución


para el hallazgo de la verdad en general, sobre todo para el de la naturaleza puesto que el
alma es el principio de los seres vivientes. De esta manera es necesario descubrir cuál es la
esencia del alma humana y las propiedades que de ella se derivan. Para poder llegar al
conocimiento de lo que es en sí el alma, aludimos como primera definición lo que presenta
Muller17.

El alma no es un principio vital vegetativo y animal que desaparece al


descomponerse el cuerpo. El alma es el principio espiritual personal en el que el
hombre se conoce como indestructible en virtud de su origen y de su ordenación a
Dios18.

14
Cfr. GRACIA Guillen Diego, Persona y comunidad de Beocio a Santo Tomas, en cuadernos salmatinos de
filosofía 11(1984) p. 72
15
El traductor de esta obra traduce lo citado como: <<Sustancia individual de naturaleza racional>>Cfr.
BOECIO Severino, Cinco Opúsculos Teológicos (Opúscula Sacra), Ed. Fondo Editorial de la pontificia universal
católica del Perú, Lima, 2002 Tr. Julio Picasso Muñoz, p. 87.
16
El autor de esta obra traduce lo citado como: <<Subsistente individual de naturaleza racional>> LUCAS
Lucas, Ramón, Hombre espíritu encarnado compendio de filosofía del hombre, Sígueme, Salamanca, 20052 p.
265.
17
Así lo define Juan Pablo II en el VIII Congreso Tomista Internacional (1980) y lo reitera en el mensaje para
los participantes de la tercera sección plenaria de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino, 21 de
Junio 2002
18
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Tr. Marciano Villanueva, Herder, Barcelona
2009, p. 113.
2.3.2.1 La relación entre alma y cuerpo

Por consiguiente, el hombre es materia (cuerpo) y forma (alma) y debemos, admitir


en el hombre el compuesto, la doble realidad de un cuerpo y de un alma.

“La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al
alma como la "forma" del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que
integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la
materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única
naturaleza”19.

“El hombre, por tanto, tiene dos características diversas: es un ser material,
vinculado a este mundo mediante su cuerpo, y un ser espiritual, abierto a la
trascendencia y al descubrimiento de «una verdad más profunda”, a causa de su
inteligencia, que lo hace «participante de la luz de la inteligencia divina”20.

2.3.2.2 El hombre tiene una sola alma racional

El alma es indestructible en virtud de su origen y de su ordenación a Dios. Ahora es


importante ver el orden que se da entre las potencias del alma proviene por parte de la
misma alma, la cual a pesar de ser esencialmente una, está capacitada para realizar actos
diversos en un determinado orden. Lo mismo puede decirse por parte de los objetos y
también por parte de los actos, el acto de una depende de la otra21.

El hombre es un ser que obra y es en ella donde siente la satisfacción ante esta
búsqueda que está inscrita en su interior. Partiendo de ello es propicio del obrar humano
siempre dirigirse hacia algo verdadero y trascendente, ya que cada una de sus acciones
siempre las dirige hacia algún fin. Estas aperturas hacia las cuales el hombre tiende, se dan
gracias a su facultad cognoscitiva, la inteligencia, los objetos propios de estas facultades

19
Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de editores del Catecismo, Bilbao 2012, n. 365 (En adelante
CEC).
20
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia..., n. 243.
21
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Tr. Marciano Villanueva, Herder, Barcelona
2009, p. 113
son la Verdad profunda y trascendente, con las cuales el hombre dirige siempre su obrar
hacia los objetos que le son propios 22 .

3 HOMBRE ALIENADO POR EL PECADO

La miseria es explicada por la fe mediante el pecado que ha perturbado el orden del


mundo, creado bueno por Dios.

La causa de la miseria humana es un pecado.

“El problema del pecado en su perspectiva antropológica, como parte integrante


de la verdad sobre el hombre, más lo encuadran inmediatamente en el horizonte
divino, en el que el pecado se confronta con la verdad del amor divino que se
manifiesta sobre la redención.”23

3.1 La causa de la división.

La consecuencia del pecado, en cuanto acto de separación de Dios, es precisamente la


alienación, es decir la división del hombre no sólo de Dios, sino también de sí mismo, de
los demás hombres y del mundo circundante: la ruptura con Dios desemboca
dramáticamente en la división entre los hermanos.”24

“Por la Revelación sabemos que Adán, el primer hombre, transgrediendo el


mandamiento de Dios, pierde la santidad y la justicia en que había sido constituido,
recibidas no sólo para sí, sino para toda la humanidad: «cediendo al tentador, Adán y
Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que
transmitirán en un estado caído. Es un pecado que será transmitido por propagación a
toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de
la santidad y de la justicia originales.”25

22
LADARIA FERRER L. F. SJ, Teología del pecado original y de la Gracia, p. 90

23
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica post sinodal, Reconciliatio et Penitentia, Paulinas, México 19865
p. 44.
24
CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, librería Editrice vaticana,
Conferencia del Episcopado Mexicano, México 2007, n. 325.
25
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia..., n. 322.
Dando continuidad el hombre ha pecado y por su pecado ha perdido la justicia y la
santidad en que habría sido constituido, se ha hecho mortal y ha caído bajo el imperio del
diablo empeorando en el alma y en el cuerpo.

Los hombres por el pecado de Adán han perdido la inocencia, se han hecho por
naturaleza hijos de la ira esclavos del pecado y han quedado bajo el poder del diablo, el
libre albedrio no ha quedado realmente apagado, pero si debilitado e inclinado al mal26.

“La división del hombre tiene como causa el pecado significa: que sin el pecado
no habría muerte, ni concupiscencia, ni imposibilidad de perseverar en el bien.
El hombre realiza la división es decir el conflicto entre la voluntad espontanea e
incondicionada de vivir y la necesidad de morir.”27

El concilio vaticano II al hablar de la división del hombre pone su causa en este


pecado del mundo:

“El hombre abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo


alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios oscurecieron su
estúpido corazón y prefirieron seguir a la criatura, no al creador.”28

Como pecado del mundo se suele hablar de una fuerza que reina, que inclina a los
hombres a multiplicar los pecados y que les impide construir una verdadera existencia
humana. Este pecado29 del mundo es precisamente el mal que Jesucristo ha venido a
quitar30.

Otro aspecto de la división del hombre es la incapacidad para cumplir la voluntad


de Dios que se deriva, de la ausencia de la gracia. La iglesia enseña que los primeros
hombres se vieron libres de está miseria ya que fueron constituidos en justicia y santidad
que perdieron con el pecado.

26
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY, Antropología Teológica. p. 260.
27
Cfr. Ibíd. p. 261.
28
GS n. 13.
29
El pecado consiste en no querer oír, en no responder a las llamadas del Señor en endurecer en la
resistencia de la Palabra.
30
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY Antropología Teológica. p. 263.
3.2 El hombre “dividido en sí mismo”

El drama del hombre de hoy como el del hombre de todos los tiempos consiste en su
carácter Babélico (todos confundidos, divididos) y es así que el hombre encuentra
dificultades para caminar en simplicidad.

En el Antiguo Testamento delante de Dios de una manera espontánea e instintiva


se ve inclinado a buscar la satisfacción inmediata, individual, terrena y temporal,
independientemente de toda norma superior; aborrece incondicionalmente la muerte, el
dolor y cualquier limitación de su bienestar. Aun cuando quiera cumplir la voluntad de
Dios, permanece este dinamismo instintivo, y no puede perseverar en la alianza con Dios,
sino es a través de una lucha continua.

Y en el Nuevo Testamento el impulso espontaneo suscitado por el Espíritu santo en


el corazón de los fieles hacia el bien, pero habla también de los impulsos espontáneos hacia
el mal que existen en el hombre en cuanto carnal y animal, esto es en cuanto no está
animado por el espíritu31.

“El Magisterio de la Iglesia en el concepto de la Concupiscencia queda


determinado delimitado respecto a dos extremos. Por una parte, la
concupiscencia no está unida a la naturaleza del hombre de tal forma que sea
contradictorio un hombre sin concupiscencia: en el orden concreto, la
concupiscencia no está unida con el pecado hasta tal punto que no pueda existir
en los justos: abstractamente hablando, el creador bueno habría podido crear a
unos hombres inocentes con concupiscencia”32.

La inevitalidad del pecado.

“Por ser el pecado una acción de la persona, tiene sus primeras y más
importantes consecuencias en el pecador mismo, o sea en la relación de éste con
Dios”. 33

31
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY, Antropología Teológica, p .227 - 228.
32
Cfr. Ibíd. p. 234.
33
Cfr. Ibíd. p. 52.
La humanidad, desde sus primeras generaciones se vio arrastrada por el pecado, en
los salmos se pide con frecuencia a Dios la ayuda para observar la ley y evitar el pecado.
Necesidad de una inversión de Dios. En el misterio del pecado una nueva dimensión en la
que la mente del hombre jamás ha dejado de meditar. La iglesia tiene su doctrina al
respecto y la reafirma en sus elementos esenciales, aun sabiendo que no es siempre fácil, en
las situaciones concretas.

El hombre tiene necesidad de una elevación sobre-natural para que su obrar sea más
grande y adquiera la dignidad sobrehumana que el Padre quiere ver en sus hijos. Esa
impotencia que solamente quedara superada por la intervención de Dios, no puede
explicarse como una debilidad que hace al hombre incapaz de poder seguir los dictámenes
de su propia conciencia34.

Por medio de Cristo, Dios les ha dado a los hombres la posibilidad de vencer
el pecado que mora en ellos y a cuya ley está sometido el hombre, empujado
irresistible hacia el mal en contra de su propia conciencia. Si el hombre actual no es
digno de condenación esto se debe a Cristo, ya que solamente insertándose en Cristo
puede vencer el hombre la atracción del mal35.

3.2.1 Pecado Original en el hombre

Ladaria se refiere esencialmente a la relación del hombre con Dios, al pasar a una
situación de ruptura de la amistad (enemistad) y el no cumplimiento de la alianza
(desobediencia a la ley) 36.

Muller Con el termino de pecado original se describe el hecho de que la acción


pecaminosa personal y voluntaria de Adán acarreo la perdida de la justicia y la santidad,
que le habían sido ofrecidas como representante de todos sus descendientes37.

De San Pablo y San Agustín se va a tomar la relación de la concupiscencia y el


pecado.
34
Cfr. Ibíd. p. 236- 237.
35
Cfr. Ibíd. p. 238-239.
36
LADARIA FERRER L. F. SJ, Teología del pecado original y de la Gracia, p. 57
37
MULLER Gerard L., Dogmática. Teoría y práctica de la Teología. Tr. Marciano Villanueva, Herder, Barcelona
2009, p. 105.
San Pablo admite que en los justificados permanece la concupiscencia, pero está
persuadido de que en ellos no permanece el pecado original. El apóstol afirma que los
justos mientras no consientan la concupiscencia carecen de pecado: No hay pues ya
condenación alguna para los que son de Cristo Jesús. Su pecaminosidad permanece al
pasado púes ya están limpios santificados, regenerados: y algunos esto erais, pero habéis
sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Sr.
Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios38.

La doctrina de san Agustín es bastante compleja ciertamente ve una relación íntima


entre el pecado original y concupiscencia. He aquí la concupiscencia:

La concupiscencia incluso una atracción violentísima hacia el mal mientras el


hombre no consienta voluntariamente, no constituye pecado, es más no impide que el
hombre ayudado por la gracia se adhiera a Dios con amor de caridad y se oponga a dicha
atracción hacia el mal intensamente y a costa de grandes sacrificios39.

Es importante relevancia señalar que para San Agustín la concupiscencia es una


debilidad, desorden pero que no es tal que merezca castigo la concupiscencia va unida a
una culpabilidad que proviene del hecho de que fue introducida por el pecado de Adán.
Para San Agustín hallarse en estado de muerte espiritual es una privación de la vida divina
de la gracia. La desobediencia de Adán ha puesto a todos sus hijos en estado de muerte
espiritual en cuanto que les ha privado de la gracia. Según esta explicación el relato del
pecado original consiste propiamente en la privación de la gracia y la concupiscencia es
efecto de ese reato al que a su vez refuerza impidiendo que el alma se adhiera a Dios y
empujándola a pecados personales40.

4 RECREADOS EN CRISTO
4.1 Jesucristo modelo de hombre y origen de la humanidad nueva

Elegidos en Cristo y destinados a Él, Dios ha elegido en Cristo a quienes ama y


destina a ser salvados. Cristo representa la realización del hombre y el camino por el que se
alcanza la plenitud.
38
Cfr. Ibid. p. 442.
39
Cfr. Ibid. p. 447
40
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY, Los comienzos de la Salvación. pp. 452-453.
Bendito sea el Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por
cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos e
inmaculados en su presencia, en el amor, eligiéndonos de antemano para ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad para alabanza
de la gloria de su gracia con la que nos agracio en el amado. (Efesios 1, 3-6)

En Jesucristo se revelan al mismo tiempo la intimidad de Dios y sus designios para


el género humano. Ahora bien, el principio central de la Antropología cristiana es que
Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su
vocación41.

4.1.2 El hijo que nos hace participes de su filiación

Jesucristo se reveló como hijo de Dios, y enseño a sus discípulos a tratar a Dios
como Padre. Los cristianos llamamos a Dios Padre. Sabemos que, a semejanza de
Jesucristo, tenemos una relación filial con Él.

Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo para redimir a los
que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. A cuantos le
recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios de su plenitud todos hemos
recibido, y gracia por gracia. Mirad que amor nos ha mostrado el Padre: que nos
llamemos hijos de Dios, y lo somos. Para eso envío Dios a nuestros corazones el
Espíritu de su hijo que clama Abba Padre. Cada cristiano es hijo participando de la
filiación de Jesucristo por eso Pablo dice que Jesucristo es el primogénito de una
multitud de hermanos (Rm. 8, 29).

Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Porque
no recibisteis un espíritu de esclavitud para estar de nuevo bajo el temor, sino que
recibisteis un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos Abba Padre pues el
espíritu mismo da testimonio junto con nuestro Espíritu, que somos hijos de Dios. Y si
somos hijos también herederos: herederos de Dios coherederos de Cristo; con tal de que
padezcamos con él, para ser con él también glorificados (Rm. 8, 14-17).
41
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, Sígueme, España, 2009, p. 47
El cristiano es hijo de Dios. Cristo lo es por naturaleza y tiene la plenitud del
Espíritu de Dios. El cristiano lo es por adopción al recibir el don del Espíritu. Al recibir el
Espíritu Santo, el hombre se hace partícipe de la naturaleza divina y puede llamar con
verdad a Dios, Padre42.

4.1.3 Nos da el Espíritu Santo como principio de vida eterna

Cristo tiene una plenitud de vida de la que participamos los hombres por el Espíritu
Santo: el espíritu es el que da la vida, las palabras que os he hablado son Espíritu y son
vida. Hay una vida carnal, que tiene como origen y arquetipo a Adán; y una vida
sobrenatural y eterna, que tiene como origen y arquetipo a Jesucristo.

Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, ya que el Espíritu de Dios


habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece43.

El espíritu Santo sello de Dios y arras de su alianza. Es vínculo trinitario, vinculo de


amistad. Alianza que nos une con Dios, y nos reúne en la Iglesia.

4.2 La vida nueva en Cristo

La plenitud de Cristo, que da a sus discípulos es plenitud, sobre todo, la plenitud del
Espíritu Santo. Por eso Cristo, hijo de Dios, lleno de Gracia y de verdad comunica a sus
discípulos sus dones por el Espíritu Santo. El Espíritu lleva en sí toda la vida eterna y el
poder de Dios, la comprensión de la palabra, la fuerza de su difusión y una nueva vida44.

Yo rogare al Padre, y os dará otro paráclito, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni le
conoce; vosotros le conocéis porque mora en vosotros y en vosotros está (Jn. 14, 15-17 14,
26; 16, 13-15)

El espíritu es incompatible con el pecado del mundo. El mismo espíritu les ayudara
a que den un testimonio creíble. Cuando venga convencerá al mundo en lo referente al
pecado, en lo referente a la justicia, y en lo referente al juicio. El Espíritu vendrá después de

42
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, p. 49
43
Cfr. CEC n. 359
44
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, p. 58
la glorificación de Cristo para continuar su misión evangelizadora y causará un
discernimiento, al mostrar al mundo su pecado e invitarle a la conversación45.

4.2.1 La misericordiosa acogida de Dios

La revelación nos dice, el pecador no debe desesperar nunca de su salvación, puesto


que Dios misericordioso está dispuesto a conceder a su favor al pueblo y a cada uno de sus
miembros. La salvación del pecador se debe a la misericordia divina, a la longanimidad de
Dios y a la fidelidad con que Él mantiene sus promesas, aunque el hombre sea infiel46.

Dios mismo proclama yo hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia de
quien tengo misericordia (Ex 3, 19; Rm. 9, 15) también el salmista al dar gracias por el
perdón alcanzado, testifica la misericordia divina: es Yavé piadoso y benigno, tardo a la
ira, cruentísimo. No está siempre acusando, y no se aíra para siempre. No nos castiga a la
medida de nuestros pecados, no nos paga conforme a nuestras iniquidades. Sino que
cuanto sobre la tierra se alzan los cielos, tanto se eleva su misericordia sobre los que le
temen (Sal. 51, 16)47.

La misericordia de Dios no puede faltar al pecador arrepentido, pues es una


exigencia de la divina naturaleza, cumplimiento de las promesas de Dios. Por consiguiente,
el hombre por sí mismo, no es capaz de limpiarse del pecado. Por mucho que te laves con
nitro, por mucha lejía que emplees, siempre verán mis ojos la suciedad de tu depravación
(Jer 2, 22) La acción divina es tan eficaz que a pesar de que los pecados fuesen como la
grana, quedarían blancos como la nieve. Aunque fuesen rojos como la purpura, vendrían a
ser como la lana blanca (Is. 1, 18) Por lo tanto, según el Antiguo testamento, el pecador
arrepentido queda realmente liberado de sus pecados, pero sólo porque Dios interviene con
un acto de su libre misericordia48.

45
Cfr. Ibídem.
46
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, El Evangelio de la Gracia, p. 411.
47
Cfr. SAYES José Antonio, La Gracia de Cristo, p. 145
48
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, El Evangelio de la Gracia, p. 414.

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