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4 RECREADOS EN CRISTO
4.1 Jesucristo modelo de hombre y origen de la humanidad nueva
4.1.2 El hijo que nos hace participes de su filiación
4.1.3 Nos da el Espíritu Santo como principio de vida eterna
4.2 La vida nueva en Cristo
4.2.1 La misericordiosa acogida de Dios
1. Precisión del Concepto
El hombre es el objeto privilegiado del amor de Dios, la única creatura que ha querido
por sí misma (GS 24)
1
Cfr. LADARIA FERRER L. F. SJ, Introducción a la Antropología Teológica, col. Introducción al Estudio de la
Teología 8, ed. Verbo Divino, Pamplona 1993, p. 9ss
Se refieren a la relación del hombre con Dios, siempre mediada por Cristo, buscando
tener una visión completa del hombre, desde la fe cristiana
a) La dimensión más propia y específica de la antropología teológica es la que hace
referencia a la relación de amor y paternidad que Dios quiere establecer con todos
los hombres en Jesucristo su Hijo desde que nos ha creado (el hombre creado)
El hombre ha sido llamado por la gracia a la filiación divina, a participar en el Espíritu
Santo en esta relación que es propia sólo de Jesús. Esta es la definitiva y última vocación
del hombre y de todo hombre: la divina (GS 22, 5)
b) La Gracia presupone que el hombre es una creatura libre; existimos porque se nos
ha dado ese don, por la gracia de Dios que libremente quiere darnos el ser. Es
verdad que Dios nos ha creado para podernos llamar a la gracia de la comunión con
Él. Pero esto no significa que nuestro ser creatural no tenga una consistencia propia,
siempre en referencia total al Dios de quien todo lo recibimos (el hombre bajo la
gracia.)
c) El hombre creado por Dios y llamado a la comunión con Él se halla siempre,
aunque en diversa medida según las circunstancias, bajo el signo del pecado, de la
infidelidad a Dios propia y de los demás, el amor de Dios, que nos ha creado y nos
quiere hacer sus hijos, no ha encontrado en el hombre una adecuada respuesta de
aceptación, sino que ya desde el principio, no sólo la indiferencia, sino el positivo
rechazo (el hombre bajo el signo del pecado.)
Considerar al hombre en su relación con Dios desde cualquiera de estos tres puntos de
vista no significa considerarlo aislado de la humanidad y de la relación con los demás, ya
que por su condición creatural, el hombre está llamado a vivir en sociedad. Por ello,
también se ve que el pecado original es una muestra elocuente, aunque en sentido negativo,
de la solidaridad humana, aunque la gracia y el favor de Dios se vive y experimenta sobre
todo en la Iglesia, signo de comunión.
En síntesis, estudiaremos al hombre bajo el punto de vista de su relación con Dios como
el objeto fundamental de la antropología teológica.
Recibe el nombre de Antropología teológica, el tratado dogmático en el que se
interpretan el origen y el fin del hombre a la luz del autor revelación histórica de Dios en
Cristo. Esta antropología contribuye a la orientación espiritual y ética de la vida basada en
la fe cristiana2.
Admitimos que la encarnación fue querida por Dios no solamente para reparar el
pecado, sino que ha sido la razón propia de la creación, podremos decir que es causa
eficiente del mundo aquel Verbo que en la plenitud de los tiempos se encarna, más aún; que
es causa eficiente en cuanto que se encarna, o sea al querer prepararse mediante la creación,
la carne que habría de asumir. Empero, la acción común creadora está en el Padre sin ser
2
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Traduc. Marciano Villanueva, Herder,
Barcelona 2009, p. 105.
3
Cfr. M FLICK – Z ALSZEGHY, Antropología teológica., p. 55.
4
Ibíd., p. 54.
recibida de ningún otro, en el Hijo está recibida del padre y en el Espíritu santo recibida del
Padre y del Hijo5.
El hombre está presente en el pueblo no sólo como el ambiente dentro del cual se
mueve el individuo, sino como verdadero protagonista del dialogo con Dios: el señor
establece su alianza con el pueblo, le promete fidelidad, exige su obediencia lo guía y lo
defiende. La existencia plena del individuo se realiza en la medida en que se inserta en el
pueblo de la alianza9.
5
Cfr. M FLICK – Z ALSZEGHY, Antropología teológica., p.63.
6
Ibíd., p.66.
7
M. FLICK – Z. ALSZEGHY, Antropología teológica, p. 152.
8
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, Antropología teológica, p. 156.
9
Ibíd., p. 158.
de gobernar y poblar la tierra que Dios creó.10 El varón y la mujer somos imagen de Dios,
que, en la palma, comunión estamos encargados de continuar la obra de mantener orden
que el creador ha impuesto sobre el cosmos. En esta participación con el Creador, a la
Persona humana le atribuye la más alta dignidad, su valor como Persona, 11 proviene de este
don divino que lo ha llamado a la existencia humana concreta12.
10
Cfr. PONTIFICIA COMISIÓN BIBLICA, El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana
(Documentos Vaticanos: Citta del vaticano 2001)
11
BOECIO “Naturae rationalis individua sustantia”
12
(Damut/ Semejanza: Que es la participación del SER en todas las creaturas, en concreto con el ser
humano) nosotros no somos imagen en un sentido material, a Dios no lo podemos representar como
nosotros. Jesús es la imagen de Dios invisible, y del hombre perfecto.
13
Cfr. PONTIFICIA COMISIÓN BIBLICA, El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana
(Documentos Vaticanos: Citta del vaticano 2001)
entonces enunciamos la definición de persona: persona es la substancia individual de la
naturaleza racional14.
14
Cfr. GRACIA Guillen Diego, Persona y comunidad de Beocio a Santo Tomas, en cuadernos salmatinos de
filosofía 11(1984) p. 72
15
El traductor de esta obra traduce lo citado como: <<Sustancia individual de naturaleza racional>>Cfr.
BOECIO Severino, Cinco Opúsculos Teológicos (Opúscula Sacra), Ed. Fondo Editorial de la pontificia universal
católica del Perú, Lima, 2002 Tr. Julio Picasso Muñoz, p. 87.
16
El autor de esta obra traduce lo citado como: <<Subsistente individual de naturaleza racional>> LUCAS
Lucas, Ramón, Hombre espíritu encarnado compendio de filosofía del hombre, Sígueme, Salamanca, 20052 p.
265.
17
Así lo define Juan Pablo II en el VIII Congreso Tomista Internacional (1980) y lo reitera en el mensaje para
los participantes de la tercera sección plenaria de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino, 21 de
Junio 2002
18
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Tr. Marciano Villanueva, Herder, Barcelona
2009, p. 113.
2.3.2.1 La relación entre alma y cuerpo
“La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al
alma como la "forma" del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que
integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la
materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única
naturaleza”19.
“El hombre, por tanto, tiene dos características diversas: es un ser material,
vinculado a este mundo mediante su cuerpo, y un ser espiritual, abierto a la
trascendencia y al descubrimiento de «una verdad más profunda”, a causa de su
inteligencia, que lo hace «participante de la luz de la inteligencia divina”20.
El hombre es un ser que obra y es en ella donde siente la satisfacción ante esta
búsqueda que está inscrita en su interior. Partiendo de ello es propicio del obrar humano
siempre dirigirse hacia algo verdadero y trascendente, ya que cada una de sus acciones
siempre las dirige hacia algún fin. Estas aperturas hacia las cuales el hombre tiende, se dan
gracias a su facultad cognoscitiva, la inteligencia, los objetos propios de estas facultades
19
Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de editores del Catecismo, Bilbao 2012, n. 365 (En adelante
CEC).
20
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia..., n. 243.
21
MULLER Gerard L., Dogmatica. Teoría y práctica de la Teología. Tr. Marciano Villanueva, Herder, Barcelona
2009, p. 113
son la Verdad profunda y trascendente, con las cuales el hombre dirige siempre su obrar
hacia los objetos que le son propios 22 .
22
LADARIA FERRER L. F. SJ, Teología del pecado original y de la Gracia, p. 90
23
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica post sinodal, Reconciliatio et Penitentia, Paulinas, México 19865
p. 44.
24
CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, librería Editrice vaticana,
Conferencia del Episcopado Mexicano, México 2007, n. 325.
25
PONTIFICIO CONSEJO «JUSTICIA Y PAZ», Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia..., n. 322.
Dando continuidad el hombre ha pecado y por su pecado ha perdido la justicia y la
santidad en que habría sido constituido, se ha hecho mortal y ha caído bajo el imperio del
diablo empeorando en el alma y en el cuerpo.
Los hombres por el pecado de Adán han perdido la inocencia, se han hecho por
naturaleza hijos de la ira esclavos del pecado y han quedado bajo el poder del diablo, el
libre albedrio no ha quedado realmente apagado, pero si debilitado e inclinado al mal26.
“La división del hombre tiene como causa el pecado significa: que sin el pecado
no habría muerte, ni concupiscencia, ni imposibilidad de perseverar en el bien.
El hombre realiza la división es decir el conflicto entre la voluntad espontanea e
incondicionada de vivir y la necesidad de morir.”27
Como pecado del mundo se suele hablar de una fuerza que reina, que inclina a los
hombres a multiplicar los pecados y que les impide construir una verdadera existencia
humana. Este pecado29 del mundo es precisamente el mal que Jesucristo ha venido a
quitar30.
26
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY, Antropología Teológica. p. 260.
27
Cfr. Ibíd. p. 261.
28
GS n. 13.
29
El pecado consiste en no querer oír, en no responder a las llamadas del Señor en endurecer en la
resistencia de la Palabra.
30
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY Antropología Teológica. p. 263.
3.2 El hombre “dividido en sí mismo”
El drama del hombre de hoy como el del hombre de todos los tiempos consiste en su
carácter Babélico (todos confundidos, divididos) y es así que el hombre encuentra
dificultades para caminar en simplicidad.
“Por ser el pecado una acción de la persona, tiene sus primeras y más
importantes consecuencias en el pecador mismo, o sea en la relación de éste con
Dios”. 33
31
Cfr. M. FLICK Z. ALSZEGHY, Antropología Teológica, p .227 - 228.
32
Cfr. Ibíd. p. 234.
33
Cfr. Ibíd. p. 52.
La humanidad, desde sus primeras generaciones se vio arrastrada por el pecado, en
los salmos se pide con frecuencia a Dios la ayuda para observar la ley y evitar el pecado.
Necesidad de una inversión de Dios. En el misterio del pecado una nueva dimensión en la
que la mente del hombre jamás ha dejado de meditar. La iglesia tiene su doctrina al
respecto y la reafirma en sus elementos esenciales, aun sabiendo que no es siempre fácil, en
las situaciones concretas.
El hombre tiene necesidad de una elevación sobre-natural para que su obrar sea más
grande y adquiera la dignidad sobrehumana que el Padre quiere ver en sus hijos. Esa
impotencia que solamente quedara superada por la intervención de Dios, no puede
explicarse como una debilidad que hace al hombre incapaz de poder seguir los dictámenes
de su propia conciencia34.
Por medio de Cristo, Dios les ha dado a los hombres la posibilidad de vencer
el pecado que mora en ellos y a cuya ley está sometido el hombre, empujado
irresistible hacia el mal en contra de su propia conciencia. Si el hombre actual no es
digno de condenación esto se debe a Cristo, ya que solamente insertándose en Cristo
puede vencer el hombre la atracción del mal35.
Ladaria se refiere esencialmente a la relación del hombre con Dios, al pasar a una
situación de ruptura de la amistad (enemistad) y el no cumplimiento de la alianza
(desobediencia a la ley) 36.
4 RECREADOS EN CRISTO
4.1 Jesucristo modelo de hombre y origen de la humanidad nueva
Jesucristo se reveló como hijo de Dios, y enseño a sus discípulos a tratar a Dios
como Padre. Los cristianos llamamos a Dios Padre. Sabemos que, a semejanza de
Jesucristo, tenemos una relación filial con Él.
Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo para redimir a los
que estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. A cuantos le
recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios de su plenitud todos hemos
recibido, y gracia por gracia. Mirad que amor nos ha mostrado el Padre: que nos
llamemos hijos de Dios, y lo somos. Para eso envío Dios a nuestros corazones el
Espíritu de su hijo que clama Abba Padre. Cada cristiano es hijo participando de la
filiación de Jesucristo por eso Pablo dice que Jesucristo es el primogénito de una
multitud de hermanos (Rm. 8, 29).
Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Porque
no recibisteis un espíritu de esclavitud para estar de nuevo bajo el temor, sino que
recibisteis un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos Abba Padre pues el
espíritu mismo da testimonio junto con nuestro Espíritu, que somos hijos de Dios. Y si
somos hijos también herederos: herederos de Dios coherederos de Cristo; con tal de que
padezcamos con él, para ser con él también glorificados (Rm. 8, 14-17).
41
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, Sígueme, España, 2009, p. 47
El cristiano es hijo de Dios. Cristo lo es por naturaleza y tiene la plenitud del
Espíritu de Dios. El cristiano lo es por adopción al recibir el don del Espíritu. Al recibir el
Espíritu Santo, el hombre se hace partícipe de la naturaleza divina y puede llamar con
verdad a Dios, Padre42.
Cristo tiene una plenitud de vida de la que participamos los hombres por el Espíritu
Santo: el espíritu es el que da la vida, las palabras que os he hablado son Espíritu y son
vida. Hay una vida carnal, que tiene como origen y arquetipo a Adán; y una vida
sobrenatural y eterna, que tiene como origen y arquetipo a Jesucristo.
La plenitud de Cristo, que da a sus discípulos es plenitud, sobre todo, la plenitud del
Espíritu Santo. Por eso Cristo, hijo de Dios, lleno de Gracia y de verdad comunica a sus
discípulos sus dones por el Espíritu Santo. El Espíritu lleva en sí toda la vida eterna y el
poder de Dios, la comprensión de la palabra, la fuerza de su difusión y una nueva vida44.
Yo rogare al Padre, y os dará otro paráclito, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni le
conoce; vosotros le conocéis porque mora en vosotros y en vosotros está (Jn. 14, 15-17 14,
26; 16, 13-15)
El espíritu es incompatible con el pecado del mundo. El mismo espíritu les ayudara
a que den un testimonio creíble. Cuando venga convencerá al mundo en lo referente al
pecado, en lo referente a la justicia, y en lo referente al juicio. El Espíritu vendrá después de
42
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, p. 49
43
Cfr. CEC n. 359
44
Cfr. LORDA Juan Luis, Antropología Teológica, p. 58
la glorificación de Cristo para continuar su misión evangelizadora y causará un
discernimiento, al mostrar al mundo su pecado e invitarle a la conversación45.
Dios mismo proclama yo hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia de
quien tengo misericordia (Ex 3, 19; Rm. 9, 15) también el salmista al dar gracias por el
perdón alcanzado, testifica la misericordia divina: es Yavé piadoso y benigno, tardo a la
ira, cruentísimo. No está siempre acusando, y no se aíra para siempre. No nos castiga a la
medida de nuestros pecados, no nos paga conforme a nuestras iniquidades. Sino que
cuanto sobre la tierra se alzan los cielos, tanto se eleva su misericordia sobre los que le
temen (Sal. 51, 16)47.
45
Cfr. Ibídem.
46
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, El Evangelio de la Gracia, p. 411.
47
Cfr. SAYES José Antonio, La Gracia de Cristo, p. 145
48
Cfr. M. FLICK – Z. ALSZEGHY, El Evangelio de la Gracia, p. 414.