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TESIS 21.

CREACIÓN DEL HOMBRE A IMAGEN DE DIOS

1. El motivo de la imagen de Dios en el Antiguo Testamento.

- “Y dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, […] Creó, pues, al ser humano a
imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó”. (Gn 1, 26-27)
- “El día en que Dios creó a Adán, le hizo imagen de Dios” (Gn 5, 1)
- “Quien vertiere sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo Él al hombre”.
(Gn 9, 6)
- “De una fuerza como la suya los revistió, a su imagen los hizo”. (Sir 17, 3)
- “Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza”. (Sab 2, 23)
- En el AT se afirma que fue creado a imagen de Dios, pero no dice nada de su significado: unos apelan a
la naturaleza espiritual, otros al cuerpo, pero la antropología bíblica (unitaria) excluye este esquema
dualista.
- Su singularidad se basa en la relación de Dios con el hombre de la que deriva su dignidad y superioridad
sobre el resto de la creación. Ser imagen significa ser criatura en relación a Dios y, derivadamente, ser
relación a los demás.
- Los católicos afirman que el hombre conserva la imagen después del pecado. Nunca puede perderse
completamente.
- La imagen de Dios fundamenta el deber moral de no atentar contra la vida.
- La literatura sapiencial relaciona la imagen de Dios, a la vez, con su caducidad y la grandeza regia del
hombre. La imagen de Dios se ve realizada en la inmortalidad y admite la posibilidad de que el hombre
la pierda.

2. Cristo como imagen perfecta de Dios y la llamada del hombre a reproducir su imagen.

- Jesús es “Imagen de Dios” durante su ministerio público: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” Jn 14, 9-11
- Jesús es “Imagen de Dios” tras ser glorificado: “Él es Imagen de Dios invisible” Col 1, 15; “para los incrédulos,
cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la gloria de
Cristo, que es imagen de Dios. 2 Co 4, 4; “el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su ser…” Hb 1, 3.
- El hombre incorporado a Cristo glorioso puede reproducir su imagen
 Por la acción del Espíritu: 2 Co 3, 18: “Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos
como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más
gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.”
 Iniciada en el Bautismo: Ef 4, 24: “…revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios,…”
 Culminada en la Parusía: Rom 8, 29: “…los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo…”; Co
15, 49: “Del mido modo que hemos revestido la imagen del hombre terreno, revestiremos también la
imagen del celeste”; 1 Jn 3, 2: “Querido, ahora somos hijos de Dios y aún no se manifestado lo que
seremos. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es”.
- El ser imagen de Dios, condición inicial del hombre ser convierte en vocación al seguimiento y a la fe
en Jesús para alcanzar con Él la plenitud futura. Por tanto, el camino en que el hombre ha de reproducir
la imagen de Cristo, imagen del Padre, es el camino que lleva de Adán a Cristo glorificado.
- La llamada del hombre a ser imagen de Dios, en Cristo glorificado, es su vocación.
- Pablo interpreta la imagen en sentido cristológico. Parte de Cristo como nuevo Adán y concluye que es
la verdadera imagen de Dios.
- Cristo es el revelador definitivo y perfecto de Dios. “Él es imagen de Dios invisible” (Col 1, 15). En cuanto
Verbo eterno, la imagen es total; en cuanto Verbo encarnado, la plena imagen se da en la glorificación.
- También se vincula la imagen con la gloria de Dios: en Cristo brilla la gloria de Dios.
- También le da un aspecto soteriológico. La salvación es ser imagen del Hijo. En el centro del designio
de Dios está el Hijo y en comunión con Él la nueva humanidad. Esto es para construir el cuerpo de los
hijos de Dios (aspecto escatológico).
- Al igual que fuimos solidarios con Adán en el pecado, ahora lo somos en la obediencia filial de Cristo,
reproduciendo su imagen de Resucitado.
- Pero no es sólo una realidad escatológica, es actual. La existencia cristiana consiste toda ella en la
transformación profunda del creyente, que de hombre viejo dominado por el pecado y la muerte se
transforma en hombre nuevo.
3. Interpretaciones patrísticas, medievales y modernas.
- Filón de Alejandría propone dos modos de ver cada una de las dos creaciones. Gn 1, 26 indica la
aparición del hombre creado a imagen y semejanza de Dios (intelecto, nous, incorpóreo, incorruptible,
hombre ideal y celeste). Gn 2, 7 indicaría el hombre modelado del barro (con las limitaciones de la
materia, animal, corruptible). Esta antropología dualista separa radicalmente cuerpo y alma.
- Ireneo. La Tradición asiática sostiene una interpretación de Gn 1, 26 y 2, 7, como dos versiones
diversas de la única creación del hombre y no señala ninguna diferencia entre los verbos “hacer” y
“plasmar”. Igualmente, el Obispo de Lyon piensa que el hombre hecho es idéntico al plasmado: ambos
pasajes de Génesis remiten el uno al otro y por ello Ireneo exalta la “plasis”. El hombre verdadero es el
hombre modelado por Dios a partir de la tierra, a su imagen y semejanza. En los primeros siglos los
cristianos distinguían entre imagen y semejanza. Una cosa es ser creado a imagen de Dios, y otra el ser
creado a semejanza de Dios, aunque la creación a imagen (imago a imagen de Cristo) reclama la
semejanza (acabamiento, plenitud, obra del Espíritu). La semejanza de Gn 1, 26 tiene que ver con la
acogida gratuita del Espíritu de Dios: en un primer momento como arras, y finalmente en plenitud. Esta
semejanza solo se consuma en obediencia al Espíritu Santo, sólo se realiza plenamente en el santo. Solo
así se asimila el hombre a la carne gloriosa de Cristo.
- Orígenes. La Tradición alejandrina acoge en parte la interpretación dualista de Filón. La Imago Dei se
refiere al Nous. El binomio hombre ideal-hombre corporal, se identifica con hombre interior-hombre
exterior. Jesucristo es el Mediador en cuanto Logos, no en cuanto Hombre-Dios.
- Agustín: El alma se identifica con la Imago Dei. Esta Imago Dei la considera a la luz de la reflexión
trinitaria, estableciendo una analogía entre la tríada inteligencia-amor-conocimiento, y la Trinidad.
Además, lo que caracteriza al hombre como Imago Dei es el conocimiento y éste, es propio del alma, en
cuanto capaz de establecer una unión intencional con Dios.
- Tomás: sin considerar la unidad alma-cuerpo, no es posible hablar del hombre como Imago Dei. La
criatura racional es la que es semejante a Dios según aquello que lo distingue, que es la naturaleza
racional. La imagen se encuentra en el alma del hombre; en el cuerpo sólo en cuanto refleja la
percepción espiritual del hombre. El acto por el que el hombre está unido a Dios es el acto de amor.

4. De la noción de imagen a la noción de persona humana: origen teológico y aplicación


antropológica.
- Para explicar la imagen, hoy se recurre a la noción de persona.
- Fue elaborada en el contexto de las disputas para fijar el dogma trinitario y cristológico. Lo que Dios es
(naturaleza) se realiza en tres sujetos distintos, sin multiplicar la naturaleza que sigue siendo única. Lo
que constituye a las tres personas divinas no es la naturaleza, el ser en sí, sino la relación, el ser para otro.
- Así pues, la persona humana consiste en la relación y se realiza en la comunicación. La relación no es
algo sobrevenido a la persona, sino la persona misma.
- El ser puede comunicarse sin perder por ello lo comunicado que, en cabio, desarrolla así su genuina
identidad. La persona tiene como esencia este dinamismo de entrega y acogida. Con el cristianismo se
afirma que el fundamento último de todo es un diálogo.
- El hombre en analogía con Dios es un ser dialógico, llamado a realizarse en la entrega de sí y la
comunicación con Dios y con los demás. El hombre es creado por Dios como alguien con quien quiere
entrar en relación y comunicación. “Persona en relación y comunión” es lo más sintético para expresar
lo propio del ser de Dios revelado en Cristo.

5. Aspectos de la comprensión cristiana del hombre como persona.


1) Relación única y peculiar entre Dios y el hombre:
 Llamado por Él a ser su interlocutor, a entrar en diálogo con Dios. (Dotado de dignidad única).
 Llamado a ser hijo en el Hijo. Dios llama al hombre a incorporarse y participar por obra del
Espíritu en la vida propia del Hijo eterno encarnado, muerto y resucitado.
2) La persona implica un nudo de relaciones: sociales, laborales, familiares, amorosas…
 El hombre tiene una necesidad absoluta de la vida social para desarrollar sus cualidades y responder a su vocación.
 La sexualidad existe como elemento creacional y forma parte de la vocación humana a la comunión y relación.
3) La persona es vocación. Dios crea a los hombres y los llama a la comunión de vida con Él. La
llamada exige una respuesta ante Dios: he aquí el misterio de la libertad humana y de su responsabilidad
y autoposesión. La fe, la esperanza y la caridad constituyen las fuerzas vitales de ese proceso de
personalización que concluirá en la vida eterna cuando Dios nos llame por nuestro propio nombre.

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