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El Cisne
¡Oh, Cisne! ¡Oh, sacro pájaro! Si antes la blanca Helena
del huevo azul de Leda brotó de gracia llena,
siendo de la hermosura la princesa inmortal,
bajo tus blancas alas la nueva Poesía
concibe en una gloria de luz y de armonía
la Helena eterna y pura que encarna el ideal.
Rubén Darío
Cantos de vida y esperanza (1905) es la obra cumbre de Rubén Darío. Muchos poemas
mantienen los principios anteriores (aristocratismo, simbolismo, cromatismo...), pero aparece
una importante novedad: la conciencia colectiva, sobre todo la referida al mundo hispánico.
Se acentúan la angustia vital y el desengaño, en ocasiones asociado a la valoración sobre la
propia trayectoria poética .
TEMAS
Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
SAETA POPULAR
TEMAS
LEONOR: No será, cual los álamos cantores
EL AMOR que guardan el camino y la ribera,
(PERDIDO) habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
Al olmo viejo, hendido por el rayo y tronche el soplo de las sierras blancas;
y en su mitad podrido, antes que el río hasta la mar te empuje
con las lluvias de abril y el sol de mayo, por valles y barrancas,
algunas hojas verdes le han salido. olmo, quiero anotar en mi cartera
¡El olmo centenario en la colina la gracia de tu rama verdecida.
que lame el Duero! Un musgo amarillento Mi corazón espera
le mancha la corteza blanquecina también, hacia la luz y hacia la vida,
al tronco carcomido y polvoriento. otro milagro de la primavera.
TEMAS
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Dice la esperanza: un día
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. la verás, si bien esperas.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Dice la desesperanza:
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar. sólo tu amargura es ella.
Late, corazón...No todo
se lo ha tragado la tierra.
TEMAS
Por tierras de España
El hombre de estos campos que incendia los pinares Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
y su despojo aguarda como botín de guerra, capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
antaño hubo raído los negros encinares, que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
talado los robustos robledos de la sierra. esclava de los siete pecados capitales.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares; Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
la tempestad llevarse los limos de la tierra guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
por los sagrados ríos hacia los anchos mares; ni para su infortunio ni goza su riqueza;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra. le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes, El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
pastores que conducen sus hordas de merinos al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes veréis agigantarse la forma de un arquero,
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos. la forma de un inmenso centauro flechador.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto, Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas —no fue por estos campos el bíblico jardín—:
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto son tierras para el águila, un trozo de planeta
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas. por donde cruza errante la sombra de Caín.
TEMAS
EL MAÑANA EFÍMERO
La España de charanga y pandereta, florecerán las barbas apostólicas,
cerrado y sacristía, y otras calvas en otras calaveras
devota de Frascuelo y de María, brillarán, venerables y católicas.
de espíritu burlón y de alma quieta, El vano ayer engendrará un mañana
ha de tener su mármol y su día, vacío y ¡por ventura! pasajero,
su infalible mañana y su poeta. la sombra de un lechuzo tarambana,
El vano ayer engendrará un mañana de un sayón con hechuras de bolero;
vacío y ¡por ventura! pasajero. el vacuo ayer dará un mañana huero.
Será un joven lechuzo y tarambana, Como la náusea de un borracho ahíto
un sayón con hechuras de bolero, de vino malo, un rojo sol corona
a la moda de Francia realista, de heces turbias las cumbres de granito;
un poco al uso de París pagano, hay un mañana estomagante escrito
y al estilo de España especialista en la tarde pragmática y dulzona.
en el vicio al alcance de la mano. Mas otra España nace,
Esa España inferior que ora y bosteza, la España del cincel y de la maza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste; con esa eterna juventud que se hace
esa España inferior que ora y embiste, del pasado macizo de la raza.
cuando se digna usar de la cabeza, Una España implacable y redentora,
aún tendrá luengo parto de varones España que alborea
amantes de sagradas tradiciones con un hacha en la mano vengadora,
y de sagradas formas y maneras; España de la rabia y de la idea
TEMAS
Proverbios y cantares
IV XXIII
Nuestras horas son minutos XXI No extrañéis, dulces amigos,
cuando esperamos saber, Ayer soñé que veía que esté mi frente arrugada:
y siglos cuando sabemos a Dios y que a Dios hablaba; yo vivo en paz con los hombres
lo que se puede aprender. y soñé que Dios me oía... y en guerra con mis entrañas.
Después soñé que soñaba
LIII
XXIX Ya hay un español que quiere
XLIV
Caminante, son tus huellas vivir y a vivir empieza,
Todo pasa y todo queda,
el camino y nada más; entre una España que muere
pero lo nuestro es pasar,
Caminante, no hay camino, y otra España que bosteza.
pasar haciendo caminos,
se hace camino al andar. Españolito que vienes
caminos sobre la mar.
Al andar se hace el camino, al mundo, te guarde Dios.
y al volver la vista atrás Una de las dos Españas
se ve la senda que nunca ha de helarte el corazón.
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino NUEVAS CANCIONES:
sino estelas en la mar. I
El ojo que ves no es
Ojo porque tú lo veas; VIII
ESTILO Es ojo porque te ve. Hoy es siempre todavía.
En estos campos de la tierra mía,
y extranjero en los campos de mi tierra
—yo tuve patria donde corre el Duero un aroma de nardos y claveles
por entre grises peñas,
y un fuerte olor de albahaca y hierbabuena,
y fantasmas de viejos encinares,
allá en Castilla, mística y guerrera, imágenes de grises olivares
Castilla la gentil, humilde y brava, bajo un tórrido sol que aturde y ciega,
Castilla del desdén y de la fuerza—, y azules y dispersas serranías
en estos campos de mi Andalucía, con arreboles de una tarde inmensa;
¡oh tierra en que nací!, cantar quisiera.
mas falta el hilo que el recuerdo anuda
Tengo recuerdos de mi infancia, tengo
imágenes de luz y de palmeras, al corazón, el ancla en su ribera,
y en una gloria de oro, o estas memorias no son alma. Tienen,
de lueñes campanarios con cigüeñas, en sus abigarradas vestimentas,
de ciudades con calles sin mujeres señal de ser despojos del recuerdo,
bajo un cielo de añil, plazas desiertas
la carga bruta que el recuerdo lleva.
donde crecen naranjos encendidos
con sus frutas redondas y bermejas; Un día tornarán, con luz del fondo ungidos,
y en un huerto sombrío, el limonero los cuerpos virginales a la orilla vieja.
de ramas polvorientas
y pálidos limones amarillos,
que el agua clara de la fuente espeja,
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
(Huelva, 1881-Puerto Rico, 1958)
Obras teñidas de tristeza muy influidas por Los temas típicos del Modernismo, pero
Bécquer y por los simbolistas franceses. tratados de forma personal: la belleza, el
amor, los pájaros, las flores
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
Tercera etapa: ÉPOCA SUFICIENTE
Estación total, Dios deseado y deseante
LA CARBONERILLA QUEMADA
Amor
En la siesta de julio, ascua violenta y ciega, No, no has muerto, no.
prendió el horno las ropas de la niña. La arena Renaces,
con las rosas en cada primavera.
quemaba cual con fiebre; dolían las cigarras;
Como la vida, tienes
el cielo era igual que de plata calcinada. tus hojas secas; tienes tu nieve, como
...Con la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre. la vida...
El pinar se reía. El cielo era de esmalte Mas tu tierra,
violeta. La brisa renovaba la vida... amor, está sembrada
La niña, rosa y negra, moría en carne viva. de profundas promesas,
Todo le lastimaba. El roce de los besos, que han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
el roce de los ojos, el aire alegre y bello:
¡En vano es que no quieras!
— «Mare, me jeché arena zobre la quemaúra. La brisa dulce torna, un día, al alma;
Te yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca una noche de estrellas,
ejtubo ejto tan zolo! Laj yama me comían, bajas, amor, a los sentidos,
mare, y yo te yamaba, y tú nunca benía!» casto como la vez primera.
Por el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo, ¡Pues eres puro, eres
murió la niña. Abiertos, espantados, sus ojos eterno! A tu presencia,
vuelven por el azul, en blanco bando,
eran como raíces secas de las estrellas.
blancas palomas que creíamos muertas...
La brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca. Abres la sola flor con nuevas hojas...
Corría el agua por el lado del camino. Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
Ondulaba la yerba. Trotaban los pollinos, ¡Eres eterno, amor,
oyendo ya los gritos de los niños del pueblo... como la primavera!
Dios estaba bañándose en su azul de luceros.
Primera etapa: ÉPOCA SENSITIVA (hasta 1916)
Zenobia
Me he convertido a tu cariño puro
como un ateo a Dios.
Al soneto con mi alma
¿Lo otro, qué vale?
Como un pasado oscuro y andrajoso
Como en el ala el infinito vuelo,
puede todo borrarse.
cual en la flor está la esencia errante,
¡Borrarse, sí! Las rimas bellas
lo mismo que en la llama el caminante
que no cantan tu amor; sus matinales
fulgor, y en el azul el solo cielo;
alegrías sin ti; sus tardes líricas
en cuya paz no me miraste;
como en la melodía está el consuelo,
las noches cuya clara luna llena
y el frescor en el chorro, penetrante,
no deslumbró tu candoroso ángel.
y la riqueza noble en el diamante,
El cielo de tu gracia
así en mi carne está el total anhelo.
será el comienzo y el final. En balde
quieren los lobos asaltar la cerca
En ti, soneto, forma, esta ansia pura
en donde tus ovejas blancas pacen.
copia, como en un agua remansada,
No quiero más que un oro y es el oro
todas sus inmortales maravillas.
que emanan tus sentidos inmortales.
¡Solo tú, solo tú! Sí, solo tú.
La claridad sin fin de su hermosura
Yo no he nacido, ni he de morir. Ni antes
es, cual cielo de fuente, ilimitada
ni después era nada, ni sería
en la limitación de tus orillas.
nada yo sino en ti.
Y los rosales
que has colgado en mi alma -¡con qué encanto!-
a ese sol viejo y nuevo me entreabren
sus rosas en que el cielo se repite
cándido y múltiple en sus cálices.
Segunda etapa: ÉPOCA INTELECTUAL (1916-1936)
LA NEGRA Y LA ROSA
La negra va dormida, con una rosa blanca en la mano. –La AMOR
rosa y el sueño apartan, en una superposición mágica, No, no, nosotros dos no somos
todo el triste atavío de la muchacha: las medias rosas nosotros dos, que estamos
caladas, la blusa verde y transparente, el sombrero de aquí, viendo ponerse el sol granate
paja de oro con amapolas moradas.- Indefensa con el entre el verdor dorado
sueño, se sonríe, la rosa blanca en la mano negra. en que cantan, en ramo, sobre el río
¡Cómo la lleva! Parece que va soñando con llevarla bien. los inconstantes pájaros.
Inconsciente, la cuida –con la seguridad de una No, no somos nosotros
sonámbula- y es su delicadeza como si esta mañana la Nosotros dos - ¡Oh encanto
hubiera dado ella a luz, como si se sintiera, en sueños, del parque sin nosotros, con nosotros¡-,
madre del alma de una rosa blanca. –A veces, se le rinde nosotros somos esos dos románticos
sobre el pecho, o sobre un hombro, la pobre cabeza de que son aún nosotros, que no están con ellos
humo rizado, que irisa el sol cual si fuese de oro, pero la mismos, esos dos, que, soñando
mano en que tiene la rosa mantiene su honor, en ser ellos, en no ser ellos, dulces,
abanderada de la primavera.- se pierden lentamente, en sólo un beso
Una realidad invisible anda por todo el subterráneo, cuyo por el sendero vago
estrepitoso negror rechinante, sucio y cálido, apenas se ya en la hora en que cierran,
siente. Todos han dejado sus periódicos, sus gomas y sus sólo obedientes al ocaso -,
gritos; están absortos, como en una pesadilla de por el sendero
cansancio y de tristeza, en esta rosa blanca que la negra solitario
exalta y que es como la conciencia del subterráneo. Y la en donde canta a la arboleda verde
rosa emana, en el silencio atento, una delicada esencia y ya, libre del pisar del día,
eleva como una bella presencia inmaterial que se va un obstinado pájaro.
adueñando de todo, hasta que el hierro, el carbón, los
periódicos, todo, huele un punto a rosa blanca, a
primavera mejor, a eternidad…
Segunda etapa: ÉPOCA INTELECTUAL (1916-1936)
¿Sencillo? SOLEDAD
Las palabras En ti estás todo, mar, y sin embargo,
verdaderas, lo justo para que ella, sonriendo ¡qué sin ti estás, qué solo,
entre sus rosas puras de hoy, qué lejos, siempre, de ti mismo!
lo comprenda. Abierto en mil heridas, cada instante,
Con un azul, un blanco, un verde cual mi frente,
-justos- tus olas van, como mis pensamientos,
se hace -¿no ves? - la primavera. y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
Yo no soy yo. con un eterno conocerse,
Yo soy este mar, y desconocerse.
que va a mi lado sin yo verlo: Eres tú, y no lo sabes,
que, a veces, voy a ver, tu corazón te late y no lo sientes...
y que, a veces, olvido. ¡Qué plenitud de soledad, mar solo!
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
Quisiera que mi libro
el que pasea por donde no estoy,
fuese, como es el cielo por la noche,
el que quedará en pie cuando yo muera.
todo verdad presente, sin historia.
Que, como él, se diera en cada instante,
todo, con todas sus estrellas; sin
Suavidad que niñez, juventud, vejez quitaran
¿Sostiene la hoja seca ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.
a la luz que la encanta, ¡Temblor, relumbre, música
o la luz presentes y totales!
a la hoja encantada? ¡Temblor, relumbre, música en la frente
—cielo del corazón— del libro puro.
Tercera etapa: ÉPOCA SUFICIENTE
ESPACIO
FRAGMENTO PRIMERO
(SUCESIÓN)
“Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo.” Yo
tengo, como ellos, la sustancia de todo lo vivido y de todo lo
porvivir. No soy presente sólo, sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo
que veo, a un lado y otro, en esta fuga (rosas, restos de alas,
sombra y luz) es sólo mío, recuerdo y ansia míos, presentimiento,
olvido. ¿Quién sabe más que yo, quién, qué hombre o qué dios
puede, ha podido, podrá decirme a mí qué es mi vida y mi
muerte, qué no es? Si hay quien lo sabe, yo lo sé más que ése, y
si quien lo ignora, más que ése lo ignoro. Lucha entre este
ignorar y este saber es mi vida, su vida, y es la vida.
Distinto
Lo querían matar ¿Y el sol y la luna
los iguales, dando en lo distinto?
porque era distinto. Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir
distinto
Si veis un pájaro distinto, de lo distinto;
tiradlo; lo que seas, que eres
si veis un monte distinto, distinto
caedlo; (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre):
si veis un camino distinto, si te descubren los iguales,
cortadlo; huye a mí,
si veis una rosa distinta, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.
deshojadla;
si veis un río distinto,
cegadlo...
si veis un hombre distinto,
matadlo.
POETAS ANDALUCES DE LA
GENERACIÓN DEL 27
1
LA NOSTALGIA
JARDÍN ANTIGUO
Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
El mar. La mar. ADOLESCENCIA
Entre magnolios, limoneros,
El mar. ¡Sólo la mar! Vinieras y te fueras dulcemente,
Guarda el encanto de las aguas.
¿Por qué me trajiste, padre, de otro camino
Oír de nuevo en el silencio,
a la ciudad? a otro camino. Verte,
Vivo de trinos de hojas,
¿Por qué me desenterraste y ya otra vez no verte.
El susurro tibio del aire
del mar? Pasar por un puente a otro puente.
Donde las viejas almas flotan.
En sueños, la marejada -El pie breve,
Ver otra vez el cielo hondo
me tira del corazón. la luz vencida alegre-.
A lo lejos, la torre esbelta
Se lo quisiera llevar. Muchacho que sería yo mirando
Tal flor de luz sobre las palmas:
Padre, ¿por qué me trajiste aguas abajo la corriente,
Las cosas todas siempre bellas.
acá? y en el espejo tu pasaje
Sentir otra vez, como entonces, Rafael Alberti fluir, desvanecerse.
La espina aguda del deseo, Vicente Aleixandre
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.
Luis Cernuda
LA NOSTALGIA
3
LA NOSTALGIA
6
LO SOCIAL
II
Pero escribo también para el asesino. Para el que con los ojos cerrados se
arrojó sobre un pecho y comió muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para el que se irguió como torre de indignación, y se desplomó sobre el mundo.
Y para las mujeres muertas y para los niños muertos, y para los hombres agonizantes.
Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la ciudad entera
pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón, su tierna medalla, y
por allí pasó un ejército de depredadores.
Y para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse
en las aguas.
Y para esas aguas, para el mar infinito.
Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño entra, un niño se baña, y el mar, el corazón del mar, está en ese pulso.)
Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final, en cuyo seno alguien duerme.
Todos duermen. El asesino y el ajusticiado, el regulador y el naciente, el
finado y el húmedo, el seco de voluntad y el híspido como torre.
Para el amenazador y el amenazado, para el bueno y el triste, para la voz sin materia
Y para toda la materia del mundo.
Para ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar, estás leyendo estas letras.
Para ti y todo lo que en ti vive,
Yo estoy escribiendo.
Vicente Aleixandre
7
LO SOCIAL
LA AURORA
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
CASIDA DEL LLANTO
La aurora de Nueva York gime He cerrado mi balcón
por las inmensas escaleras porque no quiero oír el llanto
buscando entre las aristas pero por detrás de los grises muros
nardos de angustia dibujada. no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
La aurora llega y nadie la recibe en su boca hay muy pocos perros que ladren,
porque allí no hay mañana ni esperanza posible. mil violines caben en la palma de mi mano.
A veces las monedas en enjambres furiosos Pero el llanto es un perro inmenso,
taladran y devoran abandonados niños. el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
Los primeros que salen comprenden con sus huesos las lágrimas amordazan al viento
que no habrá paraíso ni amores deshojados; y no se oye otra cosa que el llanto.
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
Luis Cernuda
10
EL AMOR
SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR LO QUE AMA
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
11
TEMPUS FUGIT/MUERTE
EL POETA SE ACUERDA DE SU VIDA
Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan.
¿Vivir en ellas? Las palabras mueren.
Bellas son al sonar, mas nunca duran.
Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora PEREGRINO
o cuando el día cumplido estira el rayo ¿Volver? Vuelva el que tenga,
final, ya en tu rostro acaso. Tras largos años, tras un largo viaje,
Con tu pincel de luz cierra tus ojos. Cansancio del camino y la codicia
Duerme. De su tierra, su casa, sus amigos,
La noche es larga, pero ya ha pasado. Del amor que al regreso fiel le espere.
Vicente Aleixandre Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Luis Cernuda
12
TEMPUS FUGIT/MUERTE
ROMANCE DE LA LUNA
La luna vino a la fragua Niño déjame, no pises,
con su polisón de nardos. mi blancor almidonado.
El niño la mira mira. El jinete se acercaba
El niño la está mirando. tocando el tambor del llano.
En el aire conmovido Dentro de la fragua el niño,
mueve la luna sus brazos tiene los ojos cerrados.
y enseña, lúbrica y pura, Por el olivar venían,
sus senos de duro estaño. bronce y sueño, los gitanos.
Huye luna, luna, luna. Las cabezas levantadas
Si vinieran los gitanos, y los ojos entornados.
harían con tu corazón ¡Cómo canta la zumaya,
collares y anillos blancos. ay como canta en el árbol!
Niño déjame que baile. Por el cielo va la luna
Cuando vengan los gitanos, con el niño de la mano.
te encontrarán sobre el yunque Dentro de la fragua lloran,
con los ojillos cerrados. dando gritos, los gitanos.
Huye luna, luna, luna, El aire la vela, vela.
que ya siento sus caballos. el aire la está velando.
Federico García Lorca
13
TEMPUS FUGIT/MUERTE
MUERTE DE ANTOÑITO EL
CAMBORIO
*
Voces de muerte sonaron Antonio Torres Heredia, ¡Ay Federico García,
cerca del Guadalquivir. Camborio de dura crin, llama a la Guardia Civil!
Voces antiguas que cercan moreno de verde luna, Ya mi talle se ha quebrado
voz de clavel varonil. voz de clavel varonil: como caña de maíz.
Les clavó sobre las botas ¿Quién te ha quitado la vida *
mordiscos de jabalí. cerca del Guadalquivir? Tres golpes de sangre tuvo
En la lucha daba saltos Mis cuatro primos Heredias y se murió de perfil.
jabonados de delfín. hijos de Benamejí. Viva moneda que nunca
Bañó con sangre enemiga Lo que en otros no envidiaban, se volverá a repetir.
su corbata carmesí, ya lo envidiaban en mí. Un ángel marchoso pone
pero eran cuatro puñales Zapatos color corinto, su cabeza en un cojín.
y tuvo que sucumbir. medallones de marfil, Otros de rubor cansado,
Cuando las estrellas clavan y este cutis amasado encendieron un candil.
rejones al agua gris, con aceituna y jazmín. Y cuando los cuatro primos
cuando los erales sueñan ¡Ay Antoñito el Camborio llegan a Benamejí,
verónicas de alhelí, digno de una Emperatriz! voces de muerte cesaron
voces de muerte sonaron Acuérdate de la Virgen cerca del Guadalquivir.
cerca del Guadalquivir. porque te vas a morir.
Federico García Lorca
14
TEMPUS FUGIT/MUERTE
DONDE HABITE EL OLVIDO
YO FUI Donde habite el olvido,
Yo fui. En los vastos jardines sin aurora;
Columna ardiente, luna de primavera. Donde yo sólo sea
Mar dorado, ojos grandes. Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Busqué lo que pensaba; Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
pensé, como al amanecer en sueño lánguido, Donde mi nombre deje
lo que pinta el deseo en días adolescentes. Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Canté, subí, Donde el deseo no exista.
fui luz un día En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
arrastrado en la llama. No esconda como acero
Como un golpe de viento En mi pecho su ala,
que deshace la sombra, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
caí en lo negro, Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
en el mundo insaciable. Sometiendo a otra vida su vida,
He sido. Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
15