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La Generación del 27 está formada por un grupo de escritores que emprenden la

renovación de la poesía española aunando tradición y vanguardia.


 Influencias: movimientos de vanguardia, autores contemporáneos(Juan Ramón Jiménez,
Gómez de la Serna, Antonio Machado, Rubén Darío), y tradición lírica española popular
(cancionero y romancero) y culta (Góngora, Manrique, Garcilaso, Quevedo, Lope de Vega).

 Síntesis entre tradición y vanguardia en la métrica : mezclan versos anteriores


cultos y populares (soneto, romance) con el verso libre, propio de las vanguardias.

 Etapas:

Hasta 1927: La influencia de las vanguardias y de J. R. Jiménez los lleva a la “poesía


pura”, sin sentimientos y con un lenguaje elaborado que busca la belleza con recursos
como la metáfora insólita. Admiración a Góngora e influjo de la lírica popular
(neopopularismo).

De 1927 a la Guerra Civil : La irrupción del surrealismo (liberación de los instintos


reprimidos en el inconsciente) conlleva la rehumanización de la poesía, por lo que se
recuperan temas como el amor, las frustraciones y las inquietudes existenciales y
sociales, tomando especial importancia el compromiso político.

Después de la Guerra Civil : En los poetas del exilio el sentimiento de nostalgia por
la patria perdida impregna sus versos; los que se quedan orientan su poesía hacia la
angustia existencial (la muerte, el sentido de la vida, la injusticia…)

 Autores:

PEDRO SALINAS

Sus obras maestras, La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento, le


confieren su condición de poeta del amor, aunque su reflexión sobre el sentimiento
amoroso es de carácter intelectual, porque es un claro representante de la poesía pura.

Emplea una métrica y un lenguaje sencillos, pero un lenguaje muy cuidado.

Para vivir no quiero


islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,


las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo»
¡Si me llamaras, sí;

si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría;
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:


telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí; si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas."

EMILIO PRADOS
Pasó por varias etapas. Sus comienzos están marcados por las formas populares y la
poesía pura, luego le sigue una etapa surrealista, y después cultiva la poesía política.
En el exilio, la nostalgia de la patria y los problemas existenciales tiñen sus versos.

Cantar triste

Yo no quería,
no quería haber nacido.

Me senté junto a la fuente


mirando la tarde nueva…

El agua brotaba, lenta.


No quería haber nacido.

Me fui bajo la alameda


a ocultarme en su tristeza.

El viento lloraba en ella.


No quería haber nacido.

Me recliné en una piedra,


por ver la primera estrella…

¡Bella lágrima de estío!


No quería haber nacido.

Me dormí bajo la luna.


¡Qué fina luz de cuchillo!

Me levanté de mi pena…

(Ya estaba en el sueño hundido).

Yo no quería,
no quería haber nacido.
Cerré mi puerta al mundo

Cerré mi puerta al mundo;


se me perdió la carne por el sueño…
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.
Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

GERARDO DIEGO
Encarna el equilibrio entre tradición y renovación, y cultiva tanto la poesía
tradicional, como se puede ver en Romancero de la novia como la de vanguardia, en
Manual de espumas.

El ciprés de Silos

Enhiesto surtidor de sombra y sueño


que acongojas el cielo con su lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;


flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas de Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,


qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,


ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

Canción

De la sombra de otoño se fabrican palabras,


de las palabras nubes, nubes,
de las nubes mejillas,
de tus mejillas nace el sol los días pares,
la luna fría los impares,
¿lo sabías tú acaso?

Con el sol y la luna


se tocan los platillos
y mis árboles bailan.
Al baile acuden tus dos ojos,
tus ojos navegables a favor de la brisa.
De la brisa se obtienen
los más recónditos favores,
y el mundo, pues que existe,
pasará a ser ceniza,
¿lo sabías tú acaso?

Ceniza que en tus dedos busca el nido,


humo que de tus labios se enamora,
fuego que en tu costado se avecina,
mira en el cielo nubes, tus mejillas, las nuestras,
mis palabras de otoño que fabrican
las hojas,
las hojas de tus pies,
¿lo sabías tú acaso?
A mis amigos de Santander que festejaron mi nombramiento profesional.

Debiera hora deciros: -«Amigos,


muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
... sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.

JORGE GUILLÉN
Sus obras más importantes son: Cántico (entusiasmo ante el mundo y la vida), Clamor
(protesta ante los horrores y miserias de la guerra) y Homenaje.

Es el máximo exponente de la poesía pura y el lenguaje depurado, conciso, sin ornato y


muy elaborado.
Las doce en el reloj

Dije: ¡Todo ya pleno!


Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
el amor era sol.
Entonces, mediodía,
un pájaro sumió
su cantar en el viento
con tal adoración
que se sintió cantada
bajo el viento la flor
crecida entre las mieses,
más altas. Era yo,
centro en aquel instante
de tanto alrededor,
quien lo veía todo
completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!
DÁMASO ALONSO
Su obra más relevante es Hijos de la ira, inmenso grito de protesta contra la crueldad,
el odio y la injusticia de la guerra.

Insomnio

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres


(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo
en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros,
o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad
de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

MANUEL ALTOLAGUIRRE
Su obra no participa de experimentos vanguardistas ni de la poesía pura, sino que es
fiel a la poesía tradicional, cantando al amor, a la soledad, al paso del tiempo o a la
muerte con tonos románticos. Destacamos Fin de un amor.

Antes

A mi madre
Hubiera preferido
ser huérfano en la muerte,
que me faltaras tú
allá, en lo misterioso,
no aquí, en lo conocido.

Haberme muerto antes


para sentir tu ausencia
en los aires difíciles.

Tú, entre grises aceros,


por los verdes jardines,
junto a la sangre ardiente,
continuarías viviendo,
personaje continuo
de mi sueño de muerto.
Soledad sin olvido

¡Qué pena ésta de hoy!


Haberlo dicho todo,
volcando por completo
lo que pesaba tanto,
y ver luego que todo
se queda siempre dentro,
que las palabras fueron
espejos engañosos,
cristales habitados
por fantasmas sin vida;
que todo queda dentro
con sus negras presencias,
insistentes, doliendo.
VICENTE ALEIXANDRE
Dos etapas importantes jalonan su poesía. La primera, de signo surrealista, nos da una
visión pesimista del ser humano ( Espadas como labios, La destrucción o el amor). En
la segunda etapa adquieren importancia la solidaridad y el compromiso ( Historia del
corazón).

Es uno de los autores más influidos por el surrealismo y lo más característico de su


estilo son las imágenes y metáforas insólitas y el verso libre.

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,


a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos


laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,


entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,


ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,


mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,


como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,


ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

RAFAEL ALBERTI

Su poesía tiene diversos temas y estilos.

Sus primeros poemas siguen la tradición popular y expresan la nostalgia de su


gaditana y el mar (Marinero en tierra); continúa por la senda de la poesía pura y
deriva en un estilo vanguardista (Cal y canto) y surrealista (Sobre los ángeles).
Posteriormente inicia una etapa de poesía civil y de compromiso político ( Entre el
clavel y la espada) y en el exilio siente nostalgia y añora su patria.

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!

La paloma

Se equivocó la paloma
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur
creyó que el trigo era agua,
se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo


que la noche, la mañana,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que las estrellas, rocío


que la calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa


que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba.

Ella se durmió en la orilla,


tú en la cumbre de una rama.

Creyó que el mar era el cielo


que la noche, la mañana
se equivocaba,
se equivocaba.

Que las estrellas, rocío


que la calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa


que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba…

LUIS CERNUDA
En toda su obra está presente el enfrentamiento entre la realidad que le rodea y el
deseo de su realización personal, lo cual se refleja en temas como la soledad, el amor o
la pasión erótica, empleando el verso libre y un tono coloquial.

Sus obras más importantes son La realidad y el deseo o Donde habite el olvido.

Donde habite el olvido,


En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje


Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,


No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,


Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;


Donde habite el olvido.

Te quiero

Te lo he dicho con el viento,


jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,


que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,


frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,


leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,


vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:


más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

Contigo

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
FEDERICO GARCÍA LORCA
El dolor de vivir y el sentimiento de frustración laten en toda su obra. Sus temas
predilectos son: la nostalgia de la infancia, el deseo, el dolor, la muerte, el destino
trágico, los seres marginados, la frustración o la injusticia social, y en relación con
ellos utiliza símbolos como la luna, el caballo o la sangre.

Comienza componiendo versos de tipo popular con Canciones, en donde añora el mundo
infantil. Y en el Poema del cante jondo incorpora la cultura y el folclore andaluces.

Su obra cumbre es Romancero gitano, protagonizada por seres marginales dominados por un
destino trágico. Lorca mitifica el mundo de los gitanos con metáforas audaces.

Durante su estancia en EE.UU. escribe Poeta en Nueva York. A través de técnicas


surrealistas (verso libre y metáforas insólitas) refleja el dolor y la angustia que le
produce la vida neoyorquina. El poder del dinero, la esclavitud del hombre, las
injusticias y la deshumanización son los temas de este libro.

En los últimos años compone el desgarrador Llanto por Ignacio Sánchez Mejías , Diván
del Tamarit y los Sonetos del amor oscuro.

También escribió teatro, en el que destacan tres tragedias rurales ambientadas en


Andalucía:
Bodas de sangre, que presenta la tragedia de la joven casada según los
convencionalismos sociales, enfrentados a su primer y verdadero amor.

Yerma, sobre la maternidad frustrada.

La casa de Bernarda Alba , acerca de la represión y autoridad de una madre que aplasta
la libertad de sus hijas.

Al oído de una muchacha, de Canciones

No quise.
No quise decirte nada.

Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de brisa y de oro.

Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada.

Canción del jinete, de Canciones

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

...Las duras espuelas


del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

Romance de la luna luna, del Romancero gitano

La Luna vino a la fragua


con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira
el niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve La Luna sus brazos
y enseña lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye Luna, Luna, Luna.


Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.


Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye Luna, Luna, Luna,


que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,


bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,


¡Ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la Luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,


dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Romance sonámbulo, del Romancero gitano

Verde que te quiero verde.


Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.


Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga. (…)

La aurora, de Poeta en Nueva York

La aurora de Nueva York tiene


cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime


por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca


porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos


que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos


en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Vals en las ramas, de Poeta en Nueva York

Cayó una hoja


y dos
y tres.
Por la luna nadaba un pez.
El agua duerme una hora
y el mar blanco duerme cien.
La dama
estaba muerta en la rama.
La monja
cantaba dentro de la toronja.
La niña
iba por el pino a la piña.
Y el pino
buscaba la plumilla del trino.
Pero el ruiseñor
lloraba sus heridas alrededor.
Y yo también
porque cayó una hoja
y dos
y tres.
Y una cabeza de cristal
y un violín de papel.
Y la nieve podría con el mundo,
si la nieve durmiera un mes.
y las ramas luchaban con el mundo,
una a una,
dos a dos
y tres a tres. (…)

Canción de cuna para Rosalía Castro, muerta, de Seis poemas galegos

¡Levántate, niña amiga,


que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!

Los arados van y vienen


desde Santiago a Belén.

Desde Belén a Santiago


un ángel viene en un barco.
Un barco de plata fina
que traía dolor de Galicia.

Galicia tumbada y queda


transida de tristes hierbas.
Hierbas que cubren tu lecho
con la negra fuente de tus cabellos.
Cabellos que van al mar
donde las nubes tiñen sus nítidas palmas.

¡Levántate, niña amiga,


que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!

Soneto de la dulce queja, de Sonetos del amor oscuro

No me dejes perder la maravilla


de tus ojos de estatua, ni el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo miedo de ser en esta orilla


tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,


si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado


y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

MIGUEL HERNÁNDEZ
Es un puente entre la Generación del 27 y la del 36 y sus obras más destacadas son:

Perito en lunas, que imita la poesía de Góngora.

El rayo que no cesa, sonetos dedicados al amor, al dolor y a la muerte.

Viento del pueblo, poesía comprometida, con un lenguaje más claro y directo.

El hombre acecha, sobre la tragedia de la guerra.

Cancionero y romancero de ausencias , en donde expresa el dolor por estar preso y no


poder ver ni a su mujer ni a su hijo.
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:


la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:


la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo.

Elegía, de El rayo que no cesa

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se


me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano


de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas


y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.


Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,


un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,


lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,


y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,


temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,


no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta


de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,


quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte


y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.


Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,


y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,


llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas


del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Nanas de la cebolla

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre


mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,


resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,


me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.


Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,


tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes


con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos


serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble


luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Para la libertad

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.


Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones


que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos


de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño


reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

ELLAS, LAS SINSOMBRERO

EJERCICIOS

1 Lee este poema de Gerardo Diego y responde a las cuestiones:


Columpio

A caballo en el quicio del mundo


un soñador jugaba al sí y al no
Las lluvias de colores
emigraban al país de los amores
Bandadas de flores
Flores sí Flores no
Cuchillos en el aire
que le rasgan las carnes
forman un puente
Sí No
Cabalga el soñador
Pájaros arlequines
cantan el sí cantan el no

a) Observa la disposición especial de los versos y ponlo en relación con el título del texto.

b) ¿De qué movimientos ya estudiados son propios este tipo de técnicas que emplea Gerardo
Diego?

2 En este poema Jorge Guillén exterioriza su júbilo ante la contemplación de un paisaje


hermoso.

Cima de la delicia

¡Cima de la delicia!
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.

¡Hueste de esbeltas fuerzas!


¡Qué alacridad de mozo
En el espacio airoso,
Henchido de presencia!

El mundo tiene cándida


Profundidad de espejo.
Las más claras distancias
Sueñan lo verdadero.

¡Dulzura de los años


Irreparables! ¡Bodas
Tardías con la historia
Que desamé a diario!

Más, todavía más.


Hacia el sol, en volandas
La plenitud se escapa.
¡Ya solo sé cantar!

• ¿Qué palabras indican entusiasmo y optimismo?

3 Lee este poema y responde a las cuestiones:


Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar


y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada


con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!

a) ¿Cuál es el tema de este poema?

b) Recuerda qué es la anáfora, busca qué son el polisíndeton y la concatenación, y


localízalos en el texto.

c) ¿Estamos ante una composición neopopular? Justifica tu respuesta.

4 Lee este poema y responde a las cuestiones:


Peregrino

¿Volver? Vuelva el que tenga,


Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,


Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,


Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.

a) Busca información sobre el personaje de Ulises y explica la analogía y las diferencias que
se establecen entre este y el poeta. Fíjate en el título.

b) Cernuda asume su condición de exiliado, pero ¿en qué versos se advierte su desarraigo, su
soledad y su amargura? Localízalos.

5 Lee estas estrofas del poema «La aurora» y responde a las cuestiones:
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

a) La aurora llega a un mundo enemigo de la luz. ¿Qué imágenes surrealistas emplea Lorca para
describir el fracaso del nuevo día?

b) En la ciudad no hay lugar para la pureza. ¿Qué palabras corroboran esta afirmación?

6 Lee este fragmento de La casa de Bernarda Alba y responde a las cuestiones:


Bernarda.—[…] Niña, dame un abanico.

Adela.— Tome usted. (Le da un abanico redondo con flores rojas y verdes).

Bernarda.—(Arrojando el abanico al suelo). ¿Es este el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a
respetar el luto de tu padre […]. En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle.
[…] Mientras, podéis empezar a bordar el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que podréis cortar
sábanas y embozos. Magdalena puede bordarlas.

Magdalena.—Lo mismo me da. […] Sé que ya no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar
sentada días y días dentro de esta sala oscura.

Bernarda.—Eso tiene ser mujer. […] Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y
aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón.

a) ¿Cuál es el motivo por el que Bernarda decide encerrar a sus hijas?

b) Justifica con ejemplos del texto lo siguiente:

• Los personajes viven en una situación de opresión y falta de libertad.

• El color verde es un símbolo que para Lorca representa el erotismo, la rebeldía o la


muerte.

• El texto presenta una concepción tradicional del papel de la mujer.

7 Lee este poema de Miguel Hernández y responde a las cuestiones.


Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.

Sobre la pena duermo solo y uno,


pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.

Cardos y penas llevo por corona,


cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.

No podrá con la pena mi persona


rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!

a) ¿Qué palabra se repite en el texto? ¿Cuántas veces? Toma nota también de sus derivados.

b) Haz una lista con las metáforas de «pena».

c) Busca ejemplos de paralelismos y expresiones hiperbólicas empleadas para transmitir la


magnitud del sufrimiento del poeta.

d) ¿A qué composición poética clásica ha recurrido Miguel Hernández?

e) ¿Observas alguna imagen de corte surrealista? Indica los versos donde aparece.

f) ¿Qué tema propio de El rayo que no cesa aparece en el poema?

8 Lee estos versos y realiza las actividades:


Perfección

Queda curvo el firmamento,


compacto azul, sobre el día.

Es el redondeamiento
del esplendor: mediodía.
Todo es cúpula. Reposa,
central sin querer, la rosa,
a un sol en cenit sujeta.
Y tanto se da el presente
que el pie caminante siente
la integridad del planeta.

a) ¿A cuál de las obras de Jorge Guillén crees que pertenece este poema? ¿Por qué?

b) La densidad expresiva de Guillén le lleva al verso corto y al poema breve. Analiza su


esquema métrico.

9 Lee este fragmento de un poema de Aleixandre:


Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago
que se oculta bajo la roca de la amorosa llegada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.

• ¿Con qué compara e identifica el poeta a su amada?

10 Lee estos versos de Salinas y realiza las actividades:


Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

a) Para explicar la duración del beso, ¿qué recurso literario emplea Salinas?

b) ¿Qué dice el poeta que le pasó con el tiempo?

c) Para conseguir el ritmo deseado, ¿qué sintagmas y palabras repite el poeta?

SOLUCIONES

1 a) La disposición de los versos 6, 10 y 13 tratan de imitar el balanceo del columpio.

b) De los movimientos de vanguardia.

2 Cima, delicia, esbelta, henchido, dulzura, plenitud, claras, sueñan, verdadero, más,
todavía más…
3 a) La añoranza del mar y el deseo de no morir lejos de él.

b) • Anáfora (repetición de una misma palabra o palabras al comienzo de una serie de oraciones
o versos): vv. 3 y 5; vv. 10-12.

• Polisíndeton (repetición innecesaria de una misma conjunción a lo largo de un enunciado): vv.


10-12.

• Concatenación (repetición de la última o últimas palabras de un verso en el versos


siguiente): vv. 9-12

c) El poema de Alberti es de inspiración neopopular porque emplea versos de arte menor


(octosílabos), rima asonante (en los versos pares) y recursos basados en la repetición (ya
citados en el ejercicio anterior).

4 a) Respuesta libre. Sugerencia: Ulises y Cernuda comparten un destino que les aleja
durante un largo período de su patria y les obliga a «peregrinar» por diversos pueblos y
países. El héroe clásico se esfuerza por regresar, ya que su mujer y su hijo le esperan;
Cernuda, en cambio, carece de motivos para retornar. Ulises sí regresó a Ítaca con su familia,
Cernuda murió exiliado, nunca regresó.

b) Desarraigo: «Vuelva el que tenga, / Tras largos años, tras largo viaje, / Cansancio del
camino y la codicia / De su tierra, su casa, sus amigos, / Del amor que al regreso fiel le
espere».

Soledad: «Sin hijo que te busque, como a Ulises, / Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope».

Amargura: «Sigue, sigue adelante y no regreses, / Fiel hasta el fin del camino y tu vida, / No
eches de menos un destino más fácil».

5 a) El nuevo día tiene que abrirse camino entre las columnas de cieno (humo), los huracanes
(vuelo desordenado y violento de palomas negras) y los rascacielos de la ciudad (escaleras).

b) La topografía que se realiza de la ciudad muestra un lugar sucio y deteriorado (cieno,


negras, podridas).

6 a) El fallecimiento de su marido y padre de cuatro de sus cinco hijas. Su intención en


mantener encerradas en casa a las jóvenes durante el tiempo que dure el luto.

b) • Los personajes viven en una situación de opresión y falta de libertad: «En ocho años que
dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle».

• El color verde es un símbolo que para Lorca representa el erotismo, la rebeldía o la muerte:

(Le da un abanico redondo con flores rojas y verdes).

Bernarda.—(Arrojando el abanico al suelo). ¿Es este el abanico que se da a una viuda? Dame uno
negro y aprende a respetar el luto de tu padre.

• El texto presenta una concepción tradicional del papel de la mujer:

Bernarda.—Eso tiene ser mujer. […] Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón.

7 a) La palabra «pena» se repite nueve veces. Derivados: apenado, penar.

b) Pena - pólvora (tizna cuando estalla). Pena - cama (sobre la pena duermo). Pena es mi paz.
Pena mi batalla. Perro que ni me deja ni se calla, / siempre a su dueño fiel, pero importuno.

c) – Expresiones hiperbólicas: «umbrío… casi bruno», «solo y uno», «donde yo no me hallo no se


halla / hombre más apenado que ninguno», «no me dejan bueno hueso alguno», «Cardos y penas
llevo por corona», «No podrá con la pena mi persona / rodeada de penas y de cardos», «¡cuánto
penar para morirse uno!».

– Paralelismos: vv. 9-10.

– Bimembraciones y reduplicaciones: «umbrío… bruno», «cardos y penas», «solo y uno», «ni me


deja ni se calla».

Otros recursos presentes en el texto:

– Anáforas vv. 9-10.

– Antítesis: paz - batalla, deja - calla, fiel - importuno.

d) Al soneto.

e) Sí, en los versos 10-11.

f) La pena.

8 a) A Cántico, porque refleja un mundo en armonía, pleno, sin injusticias.

b) Versos octosílabos, de arte menor, con rima consonante distribuida ababccdeed. Se trata de
una décima.

9 «Azul como noche que acaba», «la impenetrable caparazón del galápago», «la sombra
torpe».

10 a) Paradoja (un beso tan corto / que duró más…).

b) Ya no quiso el tiempo para nada.

c) Te besé en los labios, más, para nada…


PEDRO SALINAS FEDERICO GARCÍA LORCA
Para vivir no quiero Al oído de una muchacha

¡Si me llamaras, sí…! Romance sonámbulo

Romance de la luna luna

EMILIO PRADOS Vals en las ramas

Cantar triste Canción del jinete

GERARDO DIEGO MIGUEL HERNÁNDEZ

El ciprés de Silos Llegó con tres heridas

Canción Menos tu vientre

Nanas de la cebolla

JORGE GUILLÉN Para la libertad

Las doce en el reloj Elegía

Aceituneros

DÁMASO ALONSO
Insomnio

MANUEL ALTOLAGUIRRE
Antes

Las caricias

VICENTE ALEIXANDRE
Se querían

RAFAEL ALBERTI
Si mi voz muriera en tierra

La paloma

LUIS CERNUDA
Donde habita el olvido

Te quiero

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