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GENERACIÓN DEL 27
1
LA NOSTALGIA
JARDÍN ANTIGUO
Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
El mar. La mar. ADOLESCENCIA
Entre magnolios, limoneros,
El mar. ¡Sólo la mar! Vinieras y te fueras dulcemente,
Guarda el encanto de las aguas.
¿Por qué me trajiste, padre, de otro camino
Oír de nuevo en el silencio,
a la ciudad? a otro camino. Verte,
Vivo de trinos de hojas,
¿Por qué me desenterraste y ya otra vez no verte.
El susurro tibio del aire
del mar? Pasar por un puente a otro puente.
Donde las viejas almas flotan.
En sueños, la marejada -El pie breve,
Ver otra vez el cielo hondo
me tira del corazón. la luz vencida alegre-.
A lo lejos, la torre esbelta
Se lo quisiera llevar. Muchacho que sería yo mirando
Tal flor de luz sobre las palmas:
Padre, ¿por qué me trajiste aguas abajo la corriente,
Las cosas todas siempre bellas.
acá? y en el espejo tu pasaje
Sentir otra vez, como entonces, Rafael Alberti fluir, desvanecerse.
La espina aguda del deseo, Vicente Aleixandre
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.
Luis Cernuda
LA NOSTALGIA
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LA NOSTALGIA
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LO SOCIAL
II
Pero escribo también para el asesino. Para el que con los ojos cerrados se
arrojó sobre un pecho y comió muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para el que se irguió como torre de indignación, y se desplomó sobre el mundo.
Y para las mujeres muertas y para los niños muertos, y para los hombres agonizantes.
Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la ciudad entera
pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón, su tierna medalla, y
por allí pasó un ejército de depredadores.
Y para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse
en las aguas.
Y para esas aguas, para el mar infinito.
Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño entra, un niño se baña, y el mar, el corazón del mar, está en ese pulso.)
Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final, en cuyo seno alguien duerme.
Todos duermen. El asesino y el ajusticiado, el regulador y el naciente, el
finado y el húmedo, el seco de voluntad y el híspido como torre.
Para el amenazador y el amenazado, para el bueno y el triste, para la voz sin materia
Y para toda la materia del mundo.
Para ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar, estás leyendo estas letras.
Para ti y todo lo que en ti vive,
Yo estoy escribiendo.
Vicente Aleixandre
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LO SOCIAL
LA AURORA
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
CASIDA DEL LLANTO
La aurora de Nueva York gime He cerrado mi balcón
por las inmensas escaleras porque no quiero oír el llanto
buscando entre las aristas pero por detrás de los grises muros
nardos de angustia dibujada. no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
La aurora llega y nadie la recibe en su boca hay muy pocos perros que ladren,
porque allí no hay mañana ni esperanza posible. mil violines caben en la palma de mi mano.
A veces las monedas en enjambres furiosos Pero el llanto es un perro inmenso,
taladran y devoran abandonados niños. el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
Los primeros que salen comprenden con sus huesos las lágrimas amordazan al viento
que no habrá paraíso ni amores deshojados; y no se oye otra cosa que el llanto.
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
Luis Cernuda
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EL AMOR
SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR LO QUE AMA
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
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TEMPUS FUGIT/MUERTE
EL POETA SE ACUERDA DE SU VIDA
Perdonadme: he dormido.
Y dormir no es vivir. Paz a los hombres.
Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan.
¿Vivir en ellas? Las palabras mueren.
Bellas son al sonar, mas nunca duran.
Así esta noche clara. Ayer cuando la aurora PEREGRINO
o cuando el día cumplido estira el rayo ¿Volver? Vuelva el que tenga,
final, ya en tu rostro acaso. Tras largos años, tras un largo viaje,
Con tu pincel de luz cierra tus ojos. Cansancio del camino y la codicia
Duerme. De su tierra, su casa, sus amigos,
La noche es larga, pero ya ha pasado. Del amor que al regreso fiel le espere.
Vicente Aleixandre Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Luis Cernuda
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TEMPUS FUGIT/MUERTE
ROMANCE DE LA LUNA
La luna vino a la fragua Niño déjame, no pises,
con su polisón de nardos. mi blancor almidonado.
El niño la mira mira. El jinete se acercaba
El niño la está mirando. tocando el tambor del llano.
En el aire conmovido Dentro de la fragua el niño,
mueve la luna sus brazos tiene los ojos cerrados.
y enseña, lúbrica y pura, Por el olivar venían,
sus senos de duro estaño. bronce y sueño, los gitanos.
Huye luna, luna, luna. Las cabezas levantadas
Si vinieran los gitanos, y los ojos entornados.
harían con tu corazón ¡Cómo canta la zumaya,
collares y anillos blancos. ay como canta en el árbol!
Niño déjame que baile. Por el cielo va la luna
Cuando vengan los gitanos, con el niño de la mano.
te encontrarán sobre el yunque Dentro de la fragua lloran,
con los ojillos cerrados. dando gritos, los gitanos.
Huye luna, luna, luna, El aire la vela, vela.
que ya siento sus caballos. el aire la está velando.
Federico García Lorca
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TEMPUS FUGIT/MUERTE
MUERTE DE ANTOÑITO EL
CAMBORIO
*
Voces de muerte sonaron Antonio Torres Heredia, ¡Ay Federico García,
cerca del Guadalquivir. Camborio de dura crin, llama a la Guardia Civil!
Voces antiguas que cercan moreno de verde luna, Ya mi talle se ha quebrado
voz de clavel varonil. voz de clavel varonil: como caña de maíz.
Les clavó sobre las botas ¿Quién te ha quitado la vida *
mordiscos de jabalí. cerca del Guadalquivir? Tres golpes de sangre tuvo
En la lucha daba saltos Mis cuatro primos Heredias y se murió de perfil.
jabonados de delfín. hijos de Benamejí. Viva moneda que nunca
Bañó con sangre enemiga Lo que en otros no envidiaban, se volverá a repetir.
su corbata carmesí, ya lo envidiaban en mí. Un ángel marchoso pone
pero eran cuatro puñales Zapatos color corinto, su cabeza en un cojín.
y tuvo que sucumbir. medallones de marfil, Otros de rubor cansado,
Cuando las estrellas clavan y este cutis amasado encendieron un candil.
rejones al agua gris, con aceituna y jazmín. Y cuando los cuatro primos
cuando los erales sueñan ¡Ay Antoñito el Camborio llegan a Benamejí,
verónicas de alhelí, digno de una Emperatriz! voces de muerte cesaron
voces de muerte sonaron Acuérdate de la Virgen cerca del Guadalquivir.
cerca del Guadalquivir. porque te vas a morir.
Federico García Lorca
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TEMPUS FUGIT/MUERTE
DONDE HABITE EL OLVIDO
YO FUI Donde habite el olvido,
Yo fui. En los vastos jardines sin aurora;
Columna ardiente, luna de primavera. Donde yo sólo sea
Mar dorado, ojos grandes. Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Busqué lo que pensaba; Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
pensé, como al amanecer en sueño lánguido, Donde mi nombre deje
lo que pinta el deseo en días adolescentes. Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Canté, subí, Donde el deseo no exista.
fui luz un día En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
arrastrado en la llama. No esconda como acero
Como un golpe de viento En mi pecho su ala,
que deshace la sombra, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
caí en lo negro, Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
en el mundo insaciable. Sometiendo a otra vida su vida,
He sido. Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
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