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TEMA 1: INTRODUCCIÓN
La comunicación es la clave de la atención centrada en el paciente. Sirve como herramienta técnica de primer nivel, y
permite la satisfacción del paciente, así como del profesional. Por otro lado, también afecta en la adherencia al
tratamiento y al cambio de hábitos, y acorta distancias. Decimos que la comunicación con los pacientes tiene un efecto
terapéutico en sí misma, ya que no son las enfermedades las que acuden a consulta, sino los pacientes que las sufren.
Para la entrevista clínica, es fundamental tener conocimiento, capacidad de resolución de problemas, y habilidades en
comunicación. Será fundamental también la exploración física. Para alcanzar la excelencia, no obstante, hacen falta
más cualidades: autonomía, conocimiento de los propios límites, habilidades organizativas, capacidad de trabajo en
equipo, profesionalismo, habilidades técnicas, humanismo y habilidades reflexivas, capacidad para el razonamiento y
el juicio clínico…
¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?
Es el acto de comunicar; es decir, hacer partícipe a otro de algo que poseemos. Consiste en un intercambio de
sentimientos, opiniones o cualquier otro tipo de información mediante el habla, la escritura u otro tipo de señales.
ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
o Emisor.
o Receptor.
o Mensaje.
o Canal.
o Código.
o Contexto.
o Interferencias o ruido.
FUNCIONES DE LA COMUNICACIÓN
o Informativa. Se transmite la información y la recepción del mensaje, otorgando datos del emisor al receptor que
modifican la experiencia social e histórica y proporciona la formación de hábitos, convicciones y habilidades.
o Afectivo-valorativa. El emisor otorga al mensaje la emotividad necesaria para crear una comunicación entre
ambas partes.
o Reguladora. Como el nombre indica, es aquella que regula la conducta de las personas, como puede ser una
crítica.
AXIOMAS DE LA COMUNICACIÓN
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Historia, Bioética y Comunicación (COMUNICACIÓN) | Sara Álvarez Álvarez
COMUNICACIÓN INTERPERSONAL
o Simetría.
o Contexto.
o Situación.
o Roles.
o Negociación.
o Feedback.
TIPOS DE COMUNICACIÓN
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o Aporta información.
o Transmite emociones y sentimientos.
o Valida el mensaje verbal.
o Transmite la mayor parte del significado de los mensajes.
o Ofrece pistas para interpretar el contenido de muchos mensajes.
o Imagen.
o Proxémica (utilización del espacio).
o Paralenguaje (características de la voz).
o Contacto físico.
o Factores ambientales.
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IMAGEN
Resulta importante la imagen del profesional (recibimiento, manera de escuchar, manera de hablar…), la imagen del
paciente (demuestra ansiedad, tristeza, enfado…) y finalmente, los estereotipos que existen con respecto a ciertas
cosas (por ejemplo, piercings, tatuajes…).
El paciente observa con detenimiento el aspecto del profesional. Podemos decir, por ejemplo, que la bata o el
fonendoscopio son elementos importantes para el médico, altamente distintivos. Evidentemente, no es posible
recomendar un determinado estilo de vestir para todos, o si llevar siempre la bata o no; no obstante, nuestra apariencia
debe ser coherente con nuestra personalidad y, sobre todo, con la imagen que queremos proyectar al paciente.
Lo mismo sucede con el paciente, existen ciertos estereotipos que el profesional impone sobre él.
DISTANCIAS (PROXÉMICA)
Son de vital importancia. El respeto al espacio personal, el hablar al paciente al mismo nivel (por ejemplo, si el paciente
está sentado y tú estás de pie, das una imagen que puede llegar a ser intimidante)…
La razón de esta gran importancia de las distancias es que la medicina es la única profesión en la que está admitido
(y, de hecho, es necesario) la invasión del espacio personal. Evidentemente, no debemos aprovechar esta oportunidad
para hacerlo de forma indecorosa o no profesional.
POSTURA
Con respecto a la postura podemos distinguir:
o Afiliativa. Mirar de frente, sonreír, inclinar el cuerpo hacia delante, asentir con la cabeza…
o Evitativa. Mirar a otro lado, inclinar el cuerpo hacia atrás, manos en jarras, negar con la cabeza…
GESTOS
o Emblemas. Gestos con un significado universal (ponerse un dedo en los labios para pedir silencio, por ejemplo).
o Reguladores. Gestos que delimitan el flujo comunicativo, se usan para ordenar el turno de palabra.
o Ilustradores. Apoyan o enriquecen con gestos los contenidos verbales (por ejemplo, poner las manos
separadas para indicar distancia).
o Adaptadores. Movimientos repetidos que se realizan casi siempre de manera inconsciente y cuya utilidad es
amortiguar la tensión anterior
SONRISA
Da mucha información, así como las expresiones faciales y la mirada. De hecho, existe un fenómeno fisiológico descrito
por el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti y su equipo, el de las neuronas espejo. Cuando vemos sonreír a alguien, estas
neuronas espejo crean una representación mental de esa sonrisa en nuestra mente, enviando señales al sistema
límbico y finalmente terminamos sintiendo lo mismo que la persona a la que observamos.
El paciente también puede sacar gran cantidad de información de nuestra expresión facial. Por ejemplo, si ponemos
cara de asombro al explorarle, el paciente puede asumir que sucede algo malo.
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MIRADA
El comportamiento ocular es la forma más sutil de lenguaje corporal. Los movimientos oculares dependen de la
personalidad, la situación en la que nos encontramos, las actitudes que tenemos hacia las personas próximas, etc.
Aunque también es importante mencionar la importancia del interlocutor, y las diferencias por sexo.
CONTACTO FÍSICO
Es la forma más personal de comunicación no verbal. Como ya se ha mencionado, nuestra profesión es la única que
permite la invasión del espacio personal.
PARALENGUAJE
Las características de la voz como el tono, el volumen, el timbre, la cadencia, las modulaciones… Transmiten gran
cantidad de sentimientos y emociones.
INTERFERENCIAS Y RUIDOS
o Ruidos en el entorno. Recepción inadecuada en el centro de salud, demasiada gente en la consulta, decoración
o diseño de los espacios inadecuada, interrupciones…
o Interferencias cognitivas. Incapacidad del paciente para expresarse de manera comprensible, creencias
mágicas, creencias del entrevistador…
o Interferencia emocional. Pacientes de trastorno mental, entrevistador disfuncional…
o Interferencia social. Notable diferencia social entre el paciente y el profesional de la salud.
Es aproximadamente en el siglo XX, con la aparición de numerosos avances técnicos, que la relación médico-paciente
gana mucho peso en la praxis. Se observa que la relación se deshumaniza (es decir, no vemos enfermos, sino
enfermedades), y de aquí surge la creencia de que la medicina ha de ser individualizada para cada paciente en
específico.
Finalmente, con la pandemia de coronavirus de 2020, existe una gran modificación en la relación, puesto que se
implanta la telemedicina fundamentalmente en Atención Primaria.
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o No existen dos pacientes iguales. Ya no solo varía la patología en sí, sino los factores ambientales,
psicológicos, sociales 1…
o Los pacientes no son una suma de órganos. Como decíamos, el componente humano es fundamental.
o El modelo de paciente ha cambiado. A día de hoy, nos encontramos ante el paciente “informado”, es decir, el
paciente se documenta en sus síntomas por medio de Internet y expresa su desacuerdo con nuestra opinión.
Desean participar en la toma de decisiones.
o No se debe basar la relación en la tecnología. Es decir, no es todo “hacer pruebas”, sino ser atendido. Nuestro
sistema de Salud es público, con recursos limitados y cada vez más costosos.
o Conocimientos médicos.
o Habilidades de comunicación.
o Manejo de las técnicas de exploración.
o Habilidad para la toma de decisiones. La profesión médica es una de gran incertidumbre.
Conocer el motivo o razón por la que consulta el paciente, ayudar al paciente a resolver su problema y, finalmente,
establecer una relación clínica adecuada basada en la confianza.
ESTILOS DE COMUNICACIÓN
o Paternalista. El profesional domina la relación y toma las decisiones que él cree convenientes, es la forma más
tradicional y común en nuestro medio. Se impide al paciente opinar y responsabilizarse de su situación de
salud. Se crea dependencia. Funciona bien con pacientes que aceptan la autoridad y con los de menor
educación. Este estilo provoca pasividad, puesto que da instrucciones 2, determina, por lo que decimos que en
este caso la distancia en la relación es excesiva.
o Cooperativo y centrado en el paciente. El talante que tiene que tener el médico tiene que ser negociador y
asertivo, ya que interesa la persona completa (modelo biopsicosocial). Se comparten responsabilidades (por
parte del médico, conocimientos y habilidades, y por parte del paciente, expectativas, preferencias, temores,
sentimientos etc.). Este estilo ayuda a decidir, puesto que educa, aconseja, por lo que decimos que la distancia
en la relación es mucho menor 3.
Resumiendo, cada uno de estos estilos se centra en uno de los integrantes de la relación:
1 No es lo mismo que se rompa un dedo de la mano un pianista que un profesor, por ejemplo.
2 Ejemplo: “haga ejercicio todos los días, no coma dulces, mírese el azúcar…”
3Se incorporan tareas de prevención y promoción, y se cuida en gran medida la relación profesional-paciente. No
obstante, se ha de ser realista con los recursos y el tiempo dedicado a la entrevista.
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Acepta con frustración los desacuerdos del paciente Los desacuerdos del paciente son asumidos como algo
normal
o Libre. Solo existen líneas directrices muy generales hacia dónde dirigir las preguntas, siendo la propia
interacción la que la determina.
o Dirigida o estructurada. Los contenidos están totalmente determinados por el entrevistador de antemano e
incluso restringiendo las posibilidades de respuesta.
o Semidirigida o semiestructurada. Los contenidos son parcialmente determinados por el entrevistador y el
entrevistado es copartícipe. Tanto el entrevistador como el entrevistado poseen libertad para formular las
preguntas y respuestas. Es el método más adecuado.
SEMIDIRIGIDA O SEMIESTRUCTURADA
Se trata de una secuencia de intervenciones verbales y no verbales que siguen un orden lógico. Es una guía orientativa,
puesto que el entrevistador tiene en todo momento la libertad de intercambiar su estrategia relacional dependiendo de
la demanda concreta.
o Antes de empezar la entrevista. Si sabemos que el paciente va a acudir, debemos informarnos (ordenar y
organizar la consulta, leer su historia, conocer sus antecedentes, buscar resultados de pruebas…) para evitar
crear desconfianza en el paciente, entre otras cosas. Hay una gran importancia de los elementos no verbales.
Se deben evitar interrupciones (móvil, por ejemplo), y se debe valorar la carga asistencial; es decir, equilibrar
el tiempo que dedicamos a cada paciente. No está de más repasar la lista de problemas antes de que el
paciente entre en consulta, el motivo de la última visita, el tratamiento que sigue… El objetivo central es lograr
un clima de concentración e interés en el paciente.
o Exploratoria. Desde el recibimiento del paciente hasta el final de la exploración física (si precisa). El objetivo
final será conocer qué necesita o le ocurre al paciente. Se debe intentar, en primer lugar, crear un buen clima
de relación 4 para posteriormente averiguar los motivos de consulta, identificar y comprender los problemas y,
por último, realizar la exploración (anamnesis).
4 Saludo cordial y con cortesía, contacto físico (dar la mano), contacto visual (la mirada es fundamental, ya no solo por
educación, sino porque da muchísima información acerca del paciente), llamar al paciente por su nombre, acomodar,
clarificar papeles y recoger la apertura.
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Prestar demasiada atención al ordenador no da una buena imagen, por lo que la relación médico-paciente se deteriora.
Para evitarlo, se debe revisar la historia antes de que el paciente entre, escuchar activamente mientras el paciente
interviene y terminar de escribir el informe antes de que entre el siguiente paciente.
Durante la entrevista, no se debe “abandonar al paciente”: si se calla, se ha de animarlo a que siga hablando. Además,
si se va a escribir, es conveniente hacérselo saber, y dirigirse a él mientras se escribe. También se puede utilizar el
ordenador para enseñarle información, logrando así que se sienta incluido.
Cuando el paciente comenta el motivo de consulta, se debe escuchar activamente, sin interrumpir, al menos durante
60 segundos. Mientras habla, da gran cantidad de información con su lenguaje no verbal, a la que también se debe
prestar atención.
o Demanda. Malestar expresado por el paciente con ánimo de encontrar una respuesta o solución profesional.
o Queja. Malestar expresado por el paciente sin ánimo de encontrar una respuesta o solución profesional.
Cuando el paciente termina de hablar, el profesional debe asegurarse de que no existen demandas adicionales (by the
way), y de que los motivos de consulta que ha creído entender son los que el paciente le ha querido transmitir. El
objetivo, en esencia, es evitar que el paciente tenga la sensación de que no le hemos prestado atención al salir de la
consulta.
- Frases por repetición. Consiste en repetir las últimas palabras de expresión del paciente. Los principales
errores a evitar son el antagonismo (acento de incredulidad) y el efecto “coletilla” (repetir el final de todas
las frases del paciente).
- Señalamiento. Consiste en verbalizar el estado anímico del paciente que observamos (“le veo…”, “parece
como si estuviera…”, “le noto…”). Los principales errores a evitar son interpretar por señalar (creo que esto
se lo produce tal cosa) y antagonizar por señalar (si usted hiciese esto que le digo, no le pasaría).
- Clarificación. Ayudar al paciente a aclarar y concretar algo que ha dicho (“qué ha querido decir con…”).
Los errores a evitar son el tono inadecuado y el abuso de esta técnica.
- Silencio funcional. Ausencia de comunicación verbal, sin mensajes no verbales que limiten la narrativa del
paciente. Proporciona un tiempo de meditación al paciente, ayuda a su concentración y actúa como
catalizador de determinadas reacciones emocionales. Los errores a evitar serían las vacilaciones, dudas,
inseguridad…
Errores frecuentes en la escucha activa: interrumpir, escuchar solo la comunicación verbal, dar por supuesto
lo que van a decir, cambiar de tema bruscamente, atender solo datos objetivos, evitar cuestiones, fingir
atención, llegar a conclusiones con poca información…
o Comprobar. Resúmenes concretos, con las propias palabras del paciente. Puede poner sobre la mesa
problemas ocultos (“entonces, si lo he entendido bien…”).
o Integrar. La enfermedad tiene un significado diferente para cada persona. Debemos adoptar el modelo
biopsicosocial.
Debemos, por tanto, interesarnos por las ideas, las preocupaciones y las expectativas del paciente.
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INTERFERENCIAS Y RUIDOS
INTERFERENCIAS SOCIALES
o Diferencias socioculturales o étnicas.
o Telemedicina.
ACOMPAÑANTE
o Colaborador. No interfiere en la consulta. Participa cuando se le pregunta.
o Pasivo. No interfiere, pero tampoco se implica. No actúa en colaboración con el médico.
o Intrusivo o invasivo. Induce respuestas al paciente. Interfiere dando instrucciones al médico o al paciente.
o Enfermo (frecuente en madres en consultas de pediatría). Expresa sus propias quejas, y las proyecta en el
enfermo.
ZONAS DE IRRITABILIDAD
Expresiones como “es un poco joven usted, ¿verdad?” pueden ser una zona de irritabilidad muy grande. No debemos
entrar al trapo, sino que debemos contestar de forma asertiva “sí, soy doctora, ¿no lo sabía?”. También pasa cuando
un paciente exige pruebas complementarias o derivación a otro especialista antes de que evaluemos su problema.
Debemos intentar apartar el problema, diciendo algo como “de acuerdo, examinemos primero su problema y luego
veremos cómo proceder”.
Además, pasa cuando a un paciente no le funcionan tratamientos farmacológicos que le recetamos. Se debe evitar el
enfrentamiento y tomarlo como un fracaso profesional.
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En la fase resolutiva, a su vez, podemos reconocer dos etapas, una etapa informativa 7 y una etapa negociadora 8.
ETAPA INFORMATIVA
7Como el propio nombre indica, se informa respecto al padecimiento o problemas del paciente, y se expone un plan
diagnóstico o terapéutico.
8 Cuando el paciente duda de nuestras orientaciones, tiene lugar una negociación.
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o Facilitar cambios. El tratamiento no es siempre farmacológico, sino que en ocasiones es cuestión de cambio
de estilo de vida.
ELEMENTOS FORMALES
o Tendencia a usar frases cortas (en general, menos de 20 palabras) 9.
o Evitar el uso (o, al menos, aclarar) términos médicos técnicos.
o Utilizar, dentro de la medida de lo posible, vocabulario neutro 10. Dicción clara y entonación adecuada.
o Acudir a complementos de tipo visual-táctil (dibujos, esquemas, información escrita…).
o Utilizar indicaciones específicas, concretas y por escrito.
o Ha de haber una bidireccionalidad. Para ello, se debe comprobar la comprensión de lo que se comenta, se ha
de permitir que el paciente hable sin ser interrumpido….
o Se debe comentar lo más importante al principio, y de forma reiterada.
TAREAS
o Enunciación.
o Proponer un plan de acción.
o Explicar el tratamiento y la posible evolución.
o Comprobar la comprensión.
o Tomar precauciones y cerrar la entrevista.
ENUNCIACIÓN
Consiste en dar un diagnóstico o definir el problema de salud. Inicialmente anunciamos la información que le vamos a
dar: “primero le voy a informar de su problema y luego comentamos el posible tratamiento”.
o Simple. Es la más común: “tiene usted una bronquitis crónica. ¿Sabe en qué consiste?”
o Múltiple. Se presentan varios problemas de salud: “tiene usted diabetes, obesidad e hipertensión…”
o Parsimoniosa. Se utiliza cuando creemos que nuestro diagnóstico no coincide con las ideas del paciente. “Los
análisis han salido normales, y no le encuentro nada. ¿Podría ser que estuviera relacionado con…?”
o Autoritaria. Es necesaria cuando hay que poner de manifiesto que hay un problema, por ejemplo, cuando un
paciente tiene un problema grave con el alcohol, lo va a negar a toda costa: “lo primero es que llamemos las
cosas por su nombre, usted tiene un problema de alcoholismo”. Debe ser utilizada con moderación pues se
puede llegar a perder al paciente.
No obstante, no todo es tan sencillo, en ocasiones existen pegas por parte del paciente. Esto se debe a que los
problemas de salud tienen un importante componente psicosocial: poniéndonos en un ejemplo de una mujer diabética,
quizás ha ganado peso porque hay alguien a su cargo y ha dejado de hacer deporte, porque no tiene tiempo para
seguir una dieta sana y equilibrada.
Ante una pega, tenemos dos tipos de respuesta: justificativa 11 y evaluativa 12. Evidentemente, la que nos sale de manera
natural es la primera, la evaluativa requiere entrenamiento hasta que la incorporamos como un hábito.
PLAN DE ACCIÓN
Es importante recordar que el paciente es el protagonista; por lo que, si hay varias opciones válidas, todas ellas han
de exponerse. Cuando el paciente propone una medida claramente inadecuada, el profesional realizará una respuesta
evaluativa seguida de una cesión intencional 13. Si el paciente insiste, nos encontramos ante una auténtica negociación.
COMPROBAR LA COMPRENSIÓN
o Dejar un silencio para que el paciente rememore las instrucciones.
o Pedirle que repita lo esencial.
o Evitar el tono sancionador.
o Utilizar apoyo escrito.
o Toma de precauciones: “si surge algún problema…”.
11“¿Cómo que no tiene usted un problema con el alcohol? Está tan claro como la inflamación de hígado que aquí le
detecto”.
12 “¿Cuál cree usted que es el problema?”
13“Estaría bien que le hiciésemos un escáner, pero primero debería usted intentar reducir su consumo de alcohol. Si
eso no funciona, probaremos otras opciones”.
14 “Tiene usted hipertensión arterial. ¿Nota usted cómo le cuesta cada vez más…?”
15 Los pacientes solo recuerdan el 60% de lo hablado en la consulta.
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DISCREPANCIAS PROFESIONAL-PACIENTE
NEGOCIANDO
ERRORES EN LA NEGOCIACIÓN
o Tirar la toalla. Ceder de buenas a primeras (“sí, sí, le doy las vitaminas y todo lo que quiera).
o No escuchar y enfadarse (“si no le gusta le propongo que se cambie de médico”).
o Interpretar las intenciones del paciente (“¿qué busca usted con todo esto?”).
o Impugnar o castigar la consulta del paciente (“usted está nerviosa, aunque no quiera reconocerlo, y lo que
tendría que hacer es enviarla al psiquiatra”).
o Asumir riesgos innecesarios o excesivos (“por supuesto que usted no tiene nada, eso se lo garantizo”, “ya verá
como la prueba es normal”…).
o Desresponsabilizarse (“de acuerdo, vaya al especialista, pero no quiere verle en una temporada”).
o Intentar que se cambie de médico (“usted y yo somos incompatibles, ¿por qué no se cambia de médico?”).
Es importante tener en cuenta la importancia de la motivación: nadie está dispuesto a un cambio si no ve claro el
beneficio, y tampoco si no tiene claro que podrá con el cambio. Las principales dificultades para el cambio serían:
o Ambivalencias.
o Resistencias.
o Dudas.
o Desánimo.
o Indefensión.
o Presiones.
o Desconfianza.
o Ideas equivocadas.
o Pegas.
o Ambivalencias.
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De acuerdo con la lógica humana, no importa cómo actuamos, sino que lo que importa es cómo nos perciben.
o Empatía. Significa aceptar y respetar al paciente, pero necesariamente aprobarlo. Implica un cierto grado de
solidaridad emocional intentando comprender sus pensamientos y emociones preguntándonos “¿cómo me
sentiría yo en sus circunstancias?, ¿coincide la emoción que yo tendría con la que él me expresa?” y “¿cómo
le transmito que le comprendo?”.
o Desarrollar discrepancia. Lograr que el paciente reconozca dónde se encuentra y dónde querría estar respecto
al hábito o conducta a modificar. Trabajar la emoción que genera la incomodidad de la duda y/o conflicto es el
mayor motor para el cambio.
o Evitar argumentar y discutir. Los argumentos directos y los intentos de convencerle tienden a producir oposición
ante las indicaciones, sugerencias u órdenes para el cambio. Es mejor preguntar cosas cómo “¿quieres que te
explique algo sobre…?”. Es decir, no se trata de imponer el cambio, sino preguntar si lo desea, así lo haremos
suyo.
o Vencer la resistencia. La resistencia aparece cuando hay conflicto entre la visión o la solución del problema
entre el entrevistado y el entrevistador. La resistencia se puede oír o ver si uno está atento 25.
o Apoyar autoeficiencia. Reforzar la autoestima, mejorar la confianza del paciente en sí mismo y mostrar al
paciente que creemos en él.
HERRAMIENTAS
o Preguntas abiertas. Tanto en las preguntas de comienzo (“¿ha pensado en dejar de fumar?”) como a la hora
de llegar a la relación con el problema (“¿hasta qué punto el tabaco forma parte de su vida?”) y la profundidad
de la motivación (“¿qué dificultades prevé para dejarlo?”).
o Escucha atenta y reflexiva. No interrumpir al paciente cuando habla; no juzgar, criticar o culpabilizar; no
rechazar lo que el paciente está sintiendo (“no puede ser que te guste fumar”); no moralizar o decir lo que
tendría que hacer y evitar el “síndrome del experto”.
o Afirmaciones motivadoras. Consiste en que, mediante un conjunto de técnicas, el paciente se despegue de la
ambivalencia y avance hacia una decisión, siempre resolviendo la ambivalencia. Para ello, se debe reforzar
verbalmente y no verbal las afirmaciones de automotivación, razonar los aspectos positivos y negativos de la
conducta antigua y de la nueva a adquirir (decisión balanceada), utilizando los extremos (imaginar la peor de
las consecuencias posibles), mirando hacia atrás (visualizar con el paciente cómo era antes de adquirir el
hábito) o mirando hacia delante (visualizar con el paciente cómo se encontrará después de abandonarlo).
o Hacer resúmenes. Resumen de lo expresado por el paciente y preguntándole si es correcto (“¿te he
comprendido bien?”).
Los cambios de conducta siguen una serie de etapas más o menos estandarizadas, tanto en los cambios espontáneos
como en aquellos que siguen a las recomendaciones terapéuticas. Inicialmente, se aplicó al abandono del hábito
25 Ejemplo: “la medicación es cara”, “fumar es lo único que me alivia en este momento”…
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tabáquico en fumadores; no obstante, hoy por hoy, se utiliza para concienciar del uso de preservativo en VIH, la
necesidad de una dieta saludable en diabetes mellitus o de ejercicio físico en cardiópatas…
Las etapas del cambio pueden ser correlativas o no y producirse la recaída entre cualquiera de ellas. Son las siguientes:
Los servicios de salud digital deben asegurar la transmisión segura de los datos e información médica a través de texto,
sonidos, imágenes u otras formas necesarias. Abarca la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los
pacientes. Ha de ser complementaria a la consulta presencial, no se pretende la sustitución completa. Ha de garantizar
seguridad, privacidad y registro del proceso de la consulta sanitaria.
TIPOS DE TELEMEDICINA
VENTAJAS INCONVENIENTES
Mejora de la accesibilidad a la asistencia sanitaria Puede consumir más tiempo (falta de información)
Evita desplazamientos y esperas Falta contexto, no permite la exploración física
Mejora el uso del tiempo del paciente Puede haber problemas técnicos
Menor riesgo de contagio Puede facilitar errores clínicos
Permite teletrabajo Riesgo de la confidencialidad y privacidad
Incertidumbre en el profesional
Dificultad para comunicar en algunos pacientes
VENTAJAS INCONVENIENTES
Ahorra tiempo en consultas no complejas Solo lenguaje verbal: solo podemos sacar información
de entonación, velocidad, volumen y tensión de la
palabra
Fácil de usar Falta lenguaje no verbal: no tenemos datos sobre
imagen, postura, etc.
Permite valorar la visita presencial Puede emplear más tiempo para consultas complejas
También las de la consulta telemática Dificultad para detectar desacuerdos
También los de la consulta telemática
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VENTAJAS INCONVENIENTES
También las de la consulta telemática También los de la consulta telemática
Ahorra tiempo en consultas no complejas Requiere aprendizaje
Permite ver al paciente y evaluar signos vitales, la Depende de la tecnología disponible
postura y aspectos generales
No exploración física. Dificultad de comunicar paciente.
Emplea más tiempo en consultas complejas
VENTAJAS INCONVENIENTES
Libertad horaria No es un servicio en línea (atención asíncrona)
Seguimiento de problemas de salud ya conocidos No es adecuado para situaciones urgentes o que
requieran una respuesta inmediata
Dudas sobre tratamiento No podemos realizar exploración física
Resultados de pruebas diagnósticas no urgentes
Trámites de la incapacidad laboral temporal o
problemas con la receta electrónica
Posibilidad de adjuntar archivos sanitarios por parte del
profesional y el paciente
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Según R. Buckman, una mala noticia es un acontecimiento que altera de manera drástica y negativa la visión que un
paciente tiene sobre el futuro. Resulta importante tener en cuenta que una mala noticia no siempre se relaciona con el
riesgo de muerte, sino que, en ocasiones, se considera mala noticia por la pérdida de autonomía que pueda suponer,
porque se trata de un trastorno cognitivo, o incluso por el impacto social de la patología.
Evidentemente, la mala noticia tiene grados. Es importante considerar que, en ojos del paciente, no todas las “malas
noticias” son malas 29, y no todas las “buenas noticias” lo son tanto.
Resulta complejo explicarlo, pero podríamos decir que, en general, esto atiende a dos razones:
o Miedo: a causar dolor, a ser culpado, a la judicialización del problema, a decir “no sé”, a expresar emociones,
a la reacción del paciente…
o La mala noticia se asocia a fracaso: se pone en cuestión la infalibilidad y no se cumplen expectativas basadas
en la tecnología.
o Inseguridad: el médico está más seguro en el ámbito científico técnico. Molesta reconocer que no sabemos dar
malas noticias.
28 Entre el 60 y el 80% de las veces, se hace diagnóstico con una buena anamnesis.
29Por ejemplo, a veces, el diagnóstico de una enfermedad conlleva una baja laboral que el paciente lleva tiempo
esperando.
20 | P á g i n a
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Hay pacientes que piden la información directamente. No obstante, también hay algunos que lo piden de forma indirecta
o ambigua; o que, directamente, no quieren ser informados (estos últimos constituyen entre un 16 y un 50% del total).
o Escucha activa.
o Asertividad.
o Empatía.
o Silencio.
Es posible aprender a dar malas noticias: existen libros, cursos, o incluso se puede practicar mediante roleplay.
PREGUNTAS DIFÍCILES
Los pacientes plantean en muchas ocasiones preguntas difíciles, por ejemplo: “¿tengo cáncer?” o “¿me voy a morir?”.
Es importante recordar que solo el paciente puede indicarnos lo que quiere.
Para contestar, podremos devolverle la pregunta (“¿por qué lo pregunta?”), evaluar las razones de por qué lo pregunta
y valorar si está en condiciones de poder escuchar. No obstante, no existen fórmulas definidas a la hora de responder
a este tipo de cuestiones.
ERRORES A EVITAR
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o Tener prisa.
o Utilizar mensajes que culpabilicen a la familia, al paciente o a otros profesionales.
o Decir lo que otro profesional hará o debería hacer.
o Setting (Entorno). Preparación y entorno adecuados. Se debe consultar la historia, y escoger siempre el mejor
momento: en el que tengamos tiempo (sin prisas, de forma relajada). Con respecto al lugar, se deben evitar a
toda costa pasillos, salas donde haya televisión o lugares con escasa privacidad. Se debe buscar una
habitación independiente, donde sea posible cerrar las puertas. Se debe procurar que haya sillas para todos
los presentes.
La mala noticia debe darse al paciente (no a la familia,
no a la pareja; aunque, si el paciente lo desea, se
puede permitir la presencia de algún familiar), previa
presentación y clarificación del motivo de la entrevista.
Debe darse en lenguaje oral y en persona.
o Perception (Posición). Descubrir lo que sabe el
paciente. “¿Qué le han comentado sobre su problema
hasta el momento?”.
o Invitation (Invitación). Descubrir lo que quiere saber el
paciente: ¿está preparado para recibir la información?
El paciente no pregunta lo que no quiere saber.
o Knowledge (Comunicación). Compartir la información.
A poder ser, se debe contar la verdad soportable, sin
perder la serenidad. Es importante transmitir en toda
circunstancia seguridad y, al finalizar, hacer un
resumen, comprobando así lo que ha entendido el
paciente y enfatizando posibilidades terapéuticas o
curativas (si es que las hay). Se pregunta si el paciente
tiene dudas.
Es fundamental recordar la importancia de la parte no verbal de la comunicación (contacto físico, postura,
mirada…). Se debe comunicar la mala noticia con empatía, ya que es muy importante que el paciente sienta
que se entiende su sufrimiento. Precisamente por esto último, se deben entender y respetar posibles
mecanismos de defensa y adaptación del paciente.
El lenguaje debe ser sencillo y claro, adecuado al nivel intelectual y cultural del paciente. La frase introductoria
es importante (“me temo…”), así como evitar palabras de alto contenido emocional (cáncer, maligno…). La
información debe darse en pequeñas porciones 30 para dar tiempo a asimilar la noticia: de forma lenta,
continuada y paulatina, respetando el ritmo y condiciones del paciente.
NUNCA SE DEBE QUITAR LA ESPERANZA 31.
o Empathy (Empatía). Responder a los sentimientos del paciente: ¿cómo se siente? ¿Qué otras cosas le
preocupan?
o Strategy and summary (Estrategia). Planificar los cuidados. Presentar las opciones de tratamiento y la
disponibilidad de los mismos. Se debe garantizar al paciente que no será abandonado, que no se hará nada
en contra de su voluntad, que habrá confidencialidad y que se ayudará a la familia.
30La información es como un medicamento: una dosis demasiado baja no hace efecto, una dosis excesiva puede
provocar intoxicación. Además, existen reacciones alérgicas y hay personas que no se dejan medicar.
31Mal pronóstico no significa malos resultados. Se ha de buscar un balance: estar preparado para lo peor, pero
esperar lo mejor.
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A veces, el entorno del paciente se proclama propietario de la información, llegando a un pacto de silencio. En esta
situación, se debe negociar planteando, fundamentalmente, dos preguntas:
No obstante, debemos ofrecer nuestro silencio informativo salvo que el paciente nos pregunte qué le ocurre.
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o Advertir al interlocutor de que el impacto emocional puede suponer riesgo de accidentes en el traslado. A poder
ser, el familiar en cuestión debe intentar usar un medio de transporte seguro y sin prisa
CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES
o Claridad.
o Concreción.
o Calidez y cordialidad.
o Empatía.
o Asertividad.
o Reactividad baja 32.
o Bidireccionalidad.
o Respeto.
o Sintonía.
o Naturalidad. Fingir ser amigable es mucho peor que no serlo, cada quien debe encontrar su estilo personal.
CUALIDADES “PROFUNDAS”
Son empatía, contención emocional y asertividad.
ASERTIVIDAD Y SU IMPORTANCIA
El comportamiento humano puede describirse por escalas definidas por el aspecto externo de los interlocutores, sus
patrones de pensamiento y sus emociones. De esta manera, decimos que hablamos de comportamiento pasivo,
agresivo y asertivo.
Definimos la asertividad como la habilidad de saber escuchar sin verse obligado a dar solución a los problemas que
nos plantea el paciente. Aquel individuo que es asertivo es capaz de transmitir opiniones, creencias o sentimientos con
eficacia, sin incomodidad ni dañar la relación.
No obstante, ser asertivo no es fácil, ya que, con la persona oportuna, en el grado correcto, en el momento idóneo, por
la causa adecuada y de la forma correcta cualquiera puede enfadarse.
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EMPATÍA
La empatía es un estado emocional del entrevistador que le permite detectar emociones del contertulio (primer
ç
momento) y evidenciar que se ha percatado de tal emoción (segundo momento). Prima el componente no verbal.
La empatía no es:
MEDICINA DE ETIQUETA
o Como herramienta técnica de primer nivel. Para ser un buen profesional de la salud, se requieren
conocimientos, habilidades en comunicación, capacidad de resolución de problemas y aptitudes para realizar
una buena exploración física.
o Satisfacción del paciente.
o Satisfacción del médico.
o Adherencia al tratamiento y cambio de hábitos.
o Acorta “distancias”.
o Elemento terapéutico en sí misma.
Cuando tenemos la primera entrevista con un paciente, establecemos una relación interpersonal. En ella, se realizan
una serie de tareas destinadas al establecimiento de un diagnóstico, y se propone un plan educativo y terapéutico.
Decimos que es fundamental que antes de empezar la consulta, se tenga en cuenta que el clima emocional del día se
configura en las primeras entrevistas, por lo que se debe revisar el estado de ánimo y atención. Se debe tener como
máxima la ley del eco emocional 33. Finalmente, es importante que exista una organización general (agenda, orden de
consulta, interrupciones), que la entrevista incluya controles de seguridad y que se lean con atención los datos
preelaborados.
Es decir, se debe tener en cuenta que debemos proyectar en el paciente las emociones que queremos que este
33
muestre. Si, por ejemplo, le sonreímos, él también tiende a sonreír; si estamos irascibles, él también lo estará.
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IDEAS CLAVE
ERRORES A EVITAR
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o Discutir las creencias del paciente mostrando sus incoherencias, indicando sus contradicciones y
contraponiéndose a otra información.
o Debe hacerse en un clima empático, sin vencedores ni vencidos, y facilitando cambios de actitudes.
o Reguladores de conversación. Dirigir la mirada hacia el paciente con técnicas de apoyo narrativo: facilitaciones,
gestos, etc. Evitar la mirada del acompañante.
o Vaciaje de la interferencia. Dejar que el acompañante exprese libremente sus preocupaciones. “¿Qué cree que
deberíamos hacer con su hijo?”.
o Pacto de intervención. Suele usarse tras el vaciaje. “Ahora me gustaría hablar con su hijo, ¿le parece bien?”.
o Técnica del puente. Establecer un “puente” entre el paciente y el acompañante. “¿Qué te parece lo que acaba
de decir tu madre?”.
o Creación de un nuevo entorno. “¿Podría dejarnos un momento a solas?”.
TIPOS DE ACOMPAÑANTE
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EMPATÍA (NO SÉ CUÁNTAS VECES HE REPETIDO ESTO MISMO PERO BUENO, ES LO QUE TOCA)
Es la capacidad de percibir, compartir y comprender los sentimientos y emociones de los demás, basada en el
reconocimiento del otro como similar. No prejuzga ideológicamente. Se puede expresar de manera gestual (contacto,
sonrisa) o verbal (“comprendo cómo se siente”).
La empatía no tiene nada que ver con estar de acuerdo con el paciente, ni con hacerse el simpático. Tampoco va de
la mano de mentiras piadosas. Es importante recordar que las emociones son de las que las siente, no del que las
observa, por lo que podemos comprender lo que está pasando el paciente, pero no vivirlo ni identificarnos con él.
DIFERENTES SITUACIONES
¿QUÉ HACER?
o Buscar el entono adecuado. Si se nos interpela en un pasillo, pasar a la consulta y permitir que el paciente se
siente. A continuación, comprobamos la seguridad (posibles vías de escape) y, a poder ser, avisamos a un
compañero.
o Empatía (transmisión de comprensión). Puede mostrarse por vía verbal o no verbal.
o Baja reactividad y autocontrol emocional. No interrumpir, hacer silencios funcionales. Contrabalanceo
emocional (es decir, dejar que se desahogue (o la “técnica del borracho”: todo lo que sube, baja). Por supuesto,
se debe evitar la espiral “yo más”.
o Sintonía. No “sintonizar” con el paciente, sino intentar que sincronice él con nosotros.
o Asertividad. Expresarnos con seguridad. Técnica del sándwich (repetir o parafrasear lo que dice el paciente),
o técnica del acuerdo (darle la razón en todo lo posible).
o Reconocimiento del error. Es una técnica muy potente si es sincera y sin servilismos. Evita denuncias.
o Reconducción por objetivos.
o Acotamiento: “¿por favor, podría usted hablar más despacio?”.
ERRORES A EVITAR
o Interrumpir al paciente.
o Defenderse (acobardarse).
o Dar explicaciones (al menos inicialmente, no van a ser escuchadas).
o Apaciguar inapropiadamente: “cálmese, no es para tanto”.
o Juzgar: “no tiene usted razón”.
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o Culpar a otros.
o Reaccionar impulsivamente o enfrentarse.
o Levantar la voz.
o Tocar a la persona.
o Provocar con gestos o bromas inapropiadas.
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