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Comunicación

en enfermería
verbal y no verbal
La palabra es vehículo de
comunicación y
entendimiento, y esa es la
función primordial de la
comunicación oral, hacer que
las personas se entiendan,
pues a través de las palabras
transmitimos y recibimos
ideas, pensamientos y
sentimientos.
Como normas generales aplicables a cualquier
situación de atención a pacientes, se debe
proceder siguiendo la secuencia siguiente:
1. Preguntar para conseguir información. Ante la presencia de un paciente,
inicialmente hay que preguntarle para poder centrar su demanda.

2. Escuchar mientras se nos responde. Hay que dejar hablar cuando se nos
contesta, dando feedback o retroalimentación de lo que entendemos, y utilizando
las señales de escucha.

3. Observar la respuesta para captar el mensaje. Se hace necesaria la observación


de los tres tipos de elementos, verbal, no verla y paraverbal.

4. Hablar con el paciente. Utilizar el mismo código que el cliente haya utilizado al
contestar a nuestras preguntas. Hay que evitar tecnicismos y jergas, tratando de
adaptarnos al lenguaje del paciente.
Cuando se debe recoger información, es importante que las preguntas se
formulen en positivo, pues cuando se realiza en un sentido negativo fomenta
la suspicacia y genera errores. Por ejemplo, es mejor preguntar las veces que
se ha realizado una conducta como tomar una medicación o realizar un
determinado ejercicio o actividad que preguntar cuantas veces no se ha
hecho. Siempre es muy importante que el tipo de lenguaje que se emplee
(código) se adapte al del paciente, pues en caso contrario no nos
entenderemos. Si la interacción tiene fines educativos, habrá que decir de
forma sucesiva indicando el significado el término técnico y el término vulgar
que sea comprendido por el paciente.
La conducta no verbal y
paraverbal del paciente
Así es posible resaltar que, a través de la comunicación no verbal, nosotros
transmitimos los mensajes de forma inconsciente, por medio de la expresión
de la cara, del lenguaje corporal, de las características físicas, del tactésica y
del proxémica.

La comunicación no verbal entiende las expresiones emitidas por las actitudes


corporales, que no se puede transmitir con palabras. Esta forma de
comunicación es, en la mayoría de las veces, emitida por el cuerpo sin que
nosotros seamos conscientes de eso que estamos emitiendo.
CINÉSICA O LENGUAJE DEL CUERPO

Describe las posiciones y el movimiento del cuerpo humano


que posee significado en la comunicación interpersonal, en
las diversas culturas. El análisis cinésico incide en todas las
partes del cuerpo, resaltando que las expresiones faciales
son bastante utilizadas para demostrar sensaciones.
PROXÉMICA

Estudia el uso humano del espacio para fines de


comunicación. Están involucrados aspectos de
proximidad consciente o no de otra persona, de
orientación y del territorialidad.
PARALENGUAJE

Estudia los sonidos producidos por el aparato fonador. Es


utilizado en el sistema sonoro de la lengua que está siendo
utilizada, el paralenguaje fortalece la emoción del emisor.
TACESICA

Enfoca el tacto en situaciones de saludo, de adiós,


entre individuos de diversos “status” social y entre
los sexos contrarios.
De esta forma, cuando el equipo de enfermería consigue comunicarse
con el cliente imposibilitado de expresarse verbalmente, el equipo
comienza a interaccionar con el mismo, posibilitando una mejor
integración Enfermería-cliente, o sea, proporcionando una relación
social con un individuo que muchas veces está enfermo y fuera de su
ambiente social. Así al establecerse la comunicación, esta puede
disminuir el estrés, la angustia, la ansiedad, el miedo, la tristeza y la
depresión del cliente que antes no lograba interaccionar con los
profesionales.
Barreras en la
comunicación
En el momento de realizar el proceso de comunicación, se debe tener en
cuenta que las características personales del emisor y el receptor van a
producir dificultades para que el mensaje se transfiera correctamente, y
que estas características van a ser difíciles de modificar debido a que
forman parte de la personalidad y están muy arraigadas en el individuo.

Las barreras comunicativas que nos vamos a encontrar más


frecuentemente serán aquellas derivadas del uso de una comunicación
verbal oral, pues es el tipo más utilizado y desarrollado por la población.
También se suma el factor de que en la comunicación verbal oral
intervienen una alta cantidad de elementos, por lo que cada fallo o
diferencia en el desarrollo de los mismos (de forma individual o conjunta)
supondrá una nueva barrera.
“Es responsabilidad de la enfermera/o mantener
informado al enfermo, tanto en el ejercicio libre
de su profesión como cuando esta se ejerce en las
instituciones sanitarias, empleando un lenguaje
claro y adecuado a la capacidad de comprensión
del mismo”.
El emisor es el principal responsable de que la información se transmita
satisfactoriamente, y en este caso, es la enfermera/o la que asume el
papel de emisor, iniciando el proceso y encargándose de solventar los
posibles obstáculos que aparezcan durante el mismo.

La primera barrera con la que tendrá que lidiar la enfermera/o serán los
propios filtros personales que tenga en su mente, fruto de sus
experiencias personales, valores creencias, prejuicios… Deberá tener un
nivel de madurez y autocontrol suficientes como para dejar de lado esos
matices y evitar emitir juicios de valor perjudiciales, respetando al
paciente y su situación.
Del mismo modo, la enfermera/o deberá ser capaz de manejar la
situación cuando los filtros del paciente puedan actuar en su contra,
realizando siempre una atención profesional, con un trato cordial y
respetuoso, dando una información completa y verídica y
haciéndoselo ver al paciente cuando presente dudas o quejas.

En la atención de enfermería pueden darse situaciones específicas en


las que obligatoriamente tendremos que cambiar el lenguaje que
utilizamos comúnmente, ya que los pacientes presentan
características inalterables que les limiten su forma de comunicarse a
un método o lenguaje concreto.
Uno de estos grupos de pacientes es el de personas extranjeras que
requieren de atención sanitaria en nuestro país, pero que no hablan
nuestro idioma (normalmente por desconocimiento). Aunque se utilice
igualmente la comunicación verbal oral, la principal barrera es el idioma,
sobre todo en idiomas que no tienen raíces semánticas iguales y que
incluso difieren en los caracteres y letras utilizados. No debemos caer en
el error de, ante nuestro desconocimiento de cómo manejar la situación,
intentar resolver la consulta o atención lo antes posible, ya que podemos
dejar desatendidas necesidades importantes y provocar un malestar
mayor al paciente.
Otro conjunto de pacientes que podemos incluir dentro de aquellos que
requieren de la adaptación del código común son las personas con
discapacidad auditiva, las cuales pueden presentar dificultades como:
distorsiones y problemas en la recepción de información auditiva procedente
del entorno, difícil acceso a la información oral y escrita y dificultades en la
expresión y/o comprensión del lenguaje oral así como en las interacciones
personales.
A esto se le puede sumar otros factores que obstaculizan la comunicación con
este colectivo, como son la escasez de conocimiento de las formas de tratar a
una persona con sordera, la falta de accesibilidad a medios alternativos de
comunicación (audiovisuales y paneles) en el entorno sanitario, la aparición de
contaminación acústica y visual, la escasez de conocimientos en lenguajes
alternativos (lenguaje de signos) o falta de intérpretes capacitados, y el uso
ineficaz o ausente de nuevas tecnologías (Internet, móvil…) para comunicar e
informar al paciente sordo en el entorno hospitalario y su domicilio.

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