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El coco es el fruto del cocotero, una palmera típica de las zonas tropicales. ¿Sabías que esta
fruta tropical y los productos que derivan de ella son tendencia actualmente? Sí, porque hay
muchas formas de consumirla: el alimento en sí, el jugo de su interior, el agua de coco, la leche
de coco e incluso el aceite de coco, que no se usa únicamente en cocina. Curioso, ¿verdad?
¡Tantos productos de un solo alimento! En este artículo, “El coco: calorías, propiedades y
usos”, descubrirás cómo sacarle el máximo provecho a esta fruta tan apreciada.
La composición del coco varía en función del grado de maduración del fruto, como ocurre con
todas las frutas, aunque su principal componente es la grasa saturada, lo cual lo convierte en
un alimento de alto contenido calórico.
El coco también contiene minerales como magnesio, fósforo y calcio, los cuales están
relacionados con una buena salud ósea, así como potasio, que junto a otros minerales regula la
cantidad de agua del organismo.
En cuanto a vitaminas, la que predomina es la E, que es liposoluble y antioxidante. Y también
destaca por su contenido en fibra, un componente necesario para una buena salud intestinal.
El primer paso para abrir un coco consiste en agitarlo para verificar que contiene agua, porque
si no se oye el ruido… es posible que esté demasiado seco. A continuación, hay que hacer dos
orificios en “los ojos” del coco con un sacacorchos. Entonces, se vacía el agua en un recipiente
y se sierra el coco.
El coco
La pulpa del coco se puede consumir madura o gelatinosa, aunque esta última contiene una
menor concentración de nutrientes, por lo cual también resultará menos calórica. Si la pulpa
está madura, esta se puede consumir entera, rallada, cruda o asada. Además, de esta se
obtienen los chips de coco y el coco deshidratado.
Agua de coco
Se trata del agua que el coco contiene dentro, que de hecho contendrá más cuanto más verde
esté. Este agua puede ser una buena opción como bebida rehidratante tras un entrenamiento
gracias a los minerales que contiene. Además, es una buena alternativa a refrescos y bebidas
azucaradas. Y, por supuesto, puede formar parte de smoothies y batidos de frutas y verduras.
Leche de coco
Se trata del líquido que resulta de exprimir la carne del coco, la cual se tiene que triturar
primero para después añadirle agua y que se convierta en más líquida. Es una bebida vegetal
bastante calórica en comparación con otras, aunque su composición es más o menos parecida
a la del coco.
La leche de coco se usa mucho en la cocina asiática para la elaboración de currys, pero
también para preparar smoothies y otras bebidas refrescantes mezcladas con frutas frescas.
Aceite de coco
La consistencia de este aceite es mucho más densa que la de otros aceites o grasas. De hecho,
a temperatura ambiente, sobre todo en invierno, se suele solidificar, mientras que en verano
tiene una consistencia más líquida.
El aceite de coco es de color blanco y se compone de grasas saturadas casi al completo, por lo
que se trata de un producto calórico.
Se usa igual que el aceite de oliva, aunque hay que diferenciar entre aceite de coco virgen y el
refinado, pues este último no tiene las mismas características y propiedades que el primero, ya
que ha sido tratado y, por lo tanto, reducido sus nutrientes y antioxidantes.
El coco puede es un ingrediente que queda bien en cualquier forma (como aceite,
deshidratado, rallado…) y prácticamente en cualquier receta (postres, entrantes, platos
principales…):
Pastel de coco.
El coco no se usa exclusivamente en cocina, sino también en otros ámbitos como la cosmética,
la medicina (pues las grasas saturadas tiene propiedades antimicrobianas y antivíricas), así
como para hidratar la piel y reparar el cabello.