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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA DE DERECHO

“RÉGIMEN ECONÓMICO”

Alumnos:
-Sanchez Suarez Miguel Angel

-León Ríos, Deborah Nicole

-Rodriguez Montenegro, Janet Ofelia.

-Yangua Reyes Eber Jhon

Docente:

Blanca Lizbeth, Carrasco Delgado

Curso:

Derecho Comercial I

Ciclo 2022-I
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 3

1.CONSTITUCIÓN ECONÓMICA 4
1.1 Economía Social de Mercado 4
1.2 Principio de Subsidiariedad 6
1.3 Servicio Público 9
1.4 Régimen Agrario 9

2. DERECHO A LA PROPIEDAD 11
2.1 Contenido Constitucional 11
2.2 Debido proceso 12
2.3 Expropiación 13

3. LIBERTAD DE EMPRESA 13
3.1 Concepto 13
3.2 Límites generales 14
3.3 Relación con la libertad de trabajo 15

4. LIBRE COMPETENCIA 16
4.1 Aspectos esenciales 17
4.2 Función reguladora del Estado 18
4.3 Límites 19
5. Análisis de sentencias 20
CONCLUSIONES 26

Anexos 30
INTRODUCCIÓN

En los últimos tiempos, uno de los tópicos más controversiales del derecho Constitucional es
el del régimen económico. El régimen económico congregado por primera vez en la
Constitución Política de 1979 ha dispuesto las reglas de juego tanto a agentes económicos
como consumidores, bajo la mirada supervisora del Estado, se han sujetado desde su
introducción en la mencionada carta elemental. Resulta de especial consideración, que la
reciente coyuntura política tenga entre sus debates más resaltantes los referidos a la materia
económica de la actual Constitución Política en vigencia desde 1993. Es pues, que deviene
necesario el realizar una inspección detallada a dicho régimen, a fin de analizar los principios,
sujetos, libertades y demás elementos que configuran el capítulo económico de nuestra
Constitución vigente.

Dicho esto, la presente monografía no puede sino empezar desenvolviendo algunas


consideraciones sobre el modelo de la Economía Social de Mercado y su trascendental corte
social, además de contemplar el principio de subsidiariedad y las ataduras al poder estatal, su
relegación a los servicios públicos y al régimen agrario.

Consumidores y usuarios, considerados en su calidad de receptores finales de la actividad


económica y de la tutela efectiva del ordenamiento jurídico, compondrán un segundo tópico
de evaluación, centrado específicamente en los alcances de sus derechos, así como de la
función garantista de los organismos encargados de su protección.

En cuanto al derecho de propiedad, al cual nuestra Constitución atribuye una especial


posición debido al amplio espectro de facultades que pueden desprenderse de su titularidad,
resulta de especial interés determinar el contenido esencial del mismo y analizar los
mecanismos procesales que permiten y justifican la figura de la expropiación.

Como cuarto y quinto punto, se estima necesario desarrollar dos de las principales libertades
fundamentales que nuestra Constitución confiere a quienes deseen integrarse como agentes
económicos en el Mercado. De ese modo, tanto la libertad de empresa y competencia serán
materia de estudio en cuanto a sus aspectos esenciales y límites.

Por tanto, el objeto de estudio del presente trabajo comportará una revisión detallada de los
principios, facultades y limitaciones que rigen la actuación del Estado, las empresas y los
consumidores/usuarios dentro de una Economía Social de Mercado.

1.CONSTITUCIÓN ECONÓMICA

Es el régimen económico de la Constitución donde se expresa que nuestro país tiene una
economía social de mercado. Es aquí donde se manifiestan las reglas generales que deben
cumplir los privados y el Estado para su intervención en el mercado. De esta manera, el
fundamento esencial será el rol protector del Estado con de la población, pero sin que esa
intervención sea arbitraria o vulnere derechos fundamentales; y su rol supervisor con los
privados para su comportamiento favorable y evitar fallos en el mercado. Por tal, la existencia
de un régimen económico es conveniente para evitar los cambios drásticos de la economía.

1.1 Economía Social de Mercado

La constitución política actual en su artículo 58 establece que el Perú ejerce una economía
social de mercado la cual es un sistema que se popularizó en alemania el siglo pasado que se
opone a una economía sin regulación e intervención del estatal pero que se opone también a
que el estado maneje la economía sin libre mercado.

La sentencia N. º 01963-2006-PA/TC, nos lleva a analizar el concepto de economía social de


mercado, aquella que se encuentra regulada en nuestra Constitución Política del Perú de
1993, así como sus alcances. Dicha sentencia nos plantea un conflicto en el cual la parte
demandante considera que se les ha vulnerado las libertades económicas que integran el
régimen económico de la Constitución de 1993. Entre ellas libertad contractual, libertad de
empresa, libre iniciativa privada y libre competencia, las cuales no pueden ser entendidas
sino bajo los principios rectores de un determinado tipo de Estado y el modelo económico al
cual se adhiere.

De conformidad con los artículos 3 y 43 de la Constitución Política actual, el Estado Peruano


es un Estado social y democrático de derecho.

“Artículo 3°. – La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no


excluye los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que
se fundan en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del
Estado democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno.”

“Artículo 43°. - La República del Perú es democrática, social, independiente y


soberana.

El Estado es uno e indivisible.

Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el


principio de la separación de poderes.”

Con estas características, se evidencia que el Estado Peruano busca garantizar principios y
derechos básicos tales como: libertad, seguridad, propiedad e igualdad ante la ley;
otorgándoles un contenido material a partir del supuesto de que el individuo y la sociedad no
son categorías aisladas, sino que guardan recíproca implicación.

Es así que, bajo el marco del Estado Social y Democrático de Derecho se configuran los fines
de nuestro régimen económico en tanto economía social de mercado. Por tanto, la cualidad
social del régimen establece que el Estado no puede ni debe ser indiferente ante las diferentes
actividades económicas que realizan los particulares.
En tal sentido, el artículo 58 de la Constitución peruana establece que el régimen económico
se ejerce en una economía social de mercado, representativa de los valores de libertad e
igualdad; a partir del cual, se limita además la participación del estado, otorgándole a éste,
una actuación subsidiaria en la economía en la que ha de fomentar, estimular, coordinar o
complementar, de manera supletoria, a la libre iniciativa privada.

“Artículo 58°. - La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de


mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa
principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad,
servicios públicos e infraestructura.”

En efecto, la Constitución reserva al Estado, respecto del mercado, una función supervisora y
correctiva o reguladora, ya que, si bien el ejercicio de la libertad de los individuos en el
mercado debe ser garantizada plenamente, también es cierto que debe existir un Estado que
intervenga manteniendo su función garantizadora del bien común. Pero esto no significa que
esta intervención sea de manera arbitraria e injustificadamente en el ámbito de libertad, el
cual es reservado a los agentes económicos.

En otras palabras, en una economía social de mercado, tanto los particulares como el Estado
asumen deberes específicos. En el caso de los particulares tiene el deber de ejercitar las
referidas libertades económicas con responsabilidad social. Y, en el caso del Estado tiene el
deber de ejercer un rol vigilante, garantista y corrector, ante las deficiencias y fallos del
mercado, y la actuación de los particulares.

Por otro lado, en la sentencia N. º 01963-2006-PA/TC se hace referencia a la restricción de


toda práctica monopólica que vulnere la libre competencia, pues es necesaria una legislación
antimonopólica que la supervise y regule con el fin de beneficiar a los consumidores y
usuarios. En ese sentido, existen organismos reguladores y el INDECOPI juega un rol
preponderante para la promoción y defensa de la libre competencia. Así mismo, en la
Constitución Política del Perú se señala:

“Artículo 61°.- El Estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica
que limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni
concertación puede autorizar ni establecer monopolios. (..)”

Asimismo, la Constitución de 1993, protege la libertad contractual como garantía


institucional del régimen económico peruano. De tal manera, se observa la importancia de
esta libertad en un Estado Social y Democrático de Derecho. Pero esta libertad de
contratación no puede ser entendida como una barrera que se opone a costa de la
desprotección de otros derechos fundamentales, pues esta libertad no puede excederse por
parte de los particulares de modo que se vulnere el orden público y el bien común.

En consecuencia, cabe señalar que, en el fundamento 19 de la Sentencia N º


01963-2005-PA/TC el Tribunal Constitucional ha establecido:

“En el Estado Social y Democrático de Derecho, las libertades económicas


reconocidas en nuestro texto constitucional también cumplen una función social; y, a
estos efectos, el Estado ejerce un rol de vigilancia y regulación de las actividades
económicas de los particulares, precisamente para efectivizar la función social, que
no es otra cosa que atender al bien común.”

Entonces, entendiendo los principios rectores a través de los cuales son entendidas las
diferentes libertades económicas y lo explicado por el Tribunal Constitucional, máximo
intérprete de nuestra constitución, se debe tener en cuenta que, los particulares no pueden en
todas las situaciones alegar la exclusividad de las libertades económicas que se les otorgan
con el fin de oponerse a cualquier intervención del poder estatal. Dado que, el Estado cuenta
con la facultad de intervenir, cuando sea necesario, con la intención de corregir aquellas
deficiencias que se dan en el mercado por causa de los particulares o los fallos del mismo,
pero con una actuación justa y no arbitraria de esta facultad.

1.2 Principio de Subsidiariedad

En la Sentencia Nº 0008-2003-AI/TC, se puede observar el rol del estado en la economía, ya


que, el Tribunal Constitucional ha analizado el modelo económico consagrado por la
Constitución Política de 1993, señalando cuales son los principios constitucionales que lo
conforman como parte del Estado social y democrático de derecho, dentro de los cuales
menciona a: la dignidad de la persona humana, igualdad, economía social de mercado, libre
iniciativa privada y actuación subsidiaria del Estado en la economía, las libertades
patrimoniales que garantizan el régimen económico (los derechos a la propiedad y a la libre
contratación, las libertades de trabajo, de empresa, de comercio y de industria), los derechos
de los consumidores y los usuarios, la función vigilante, garantista y correctora del Estado y,
el rol de los organismos reguladores.

Sobre el particular, el artículo 60 de nuestra Carta Magna señala lo siguiente[1]

“Artículo 60°. - El Estado reconoce el pluralismo económico.

La economía nacional se sustenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad


y de empresa.

Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad
empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta
conveniencia nacional.

La actividad empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento legal.”

Este principio implica, por un lado, un límite a la actividad estatal, pues el Estado no puede
participar libremente de la actividad privada, sino que solo lo podría hacer de manera
supletoria, lo que debe ser entendido como una función supervisora y correctiva o reguladora
del mercado; y por el otro, un reconocimiento de que el mercado no puede regularse por sí
solo, lo cual justifica la función reguladora y protectora del Estado. Es decir, la Constitución
plantea la función supletoria del Estado ante las imperfecciones u omisiones de los agentes
económicos (fallas de mercado), en la búsqueda del bien común.
Cabe señalar que, en el fundamento 19 de la Sentencia Nº 008-2003 AI/TC el Tribunal
Constitucional ha establecido que el principio de subsidiariedad tiene dos dimensiones: una
vertical, y otra horizontal:

“(…)
La subsidiariedad vertical se refiere a la relación existente entre un ordenamiento
mayor -que puede ser una organización nacional o central- y un ordenamiento menor
que pueden ser las organizaciones locales o regionales-, según la cual el primero de
ellos sólo puede intervenir en aquellos ámbitos que no son de competencia del
ordenamiento menor. Dicha orientación guarda estrecha relación con los servicios
públicos y el desarrollo económico-social.

Por su parte, la subsidiariedad horizontal está referida a la relación existente entre el


Estado y la ciudadanía, en la cual el cuerpo político, respetando la autonomía y la
libre determinación de los individuos, reduce la intervención pública a lo esencial.
(…)”

Al respecto, la subsidiariedad vertical se caracteriza por ser intergubernativa y se refiere a las


relaciones que mantiene el gobierno central, regional y/o local con la economía. Es decir, el
Estado central debe respetar las competencias de los gobiernos regionales y locales, y no
interferir en ellos, especialmente en materias de servicios públicos y de desarrollo.

Por otro lado, la subsidiariedad horizontal se refiere a la vinculación que existe entre el
Estado y la sociedad, específicamente con los agentes económicos. Es decir, el Estado reduce
su intervención en la vida económica a lo mínimo esencial, dejando libertad a las personas y
empresas para actuar en la misma. Este rol subsidiario debe ser entendido como la abstención
del Estado para participar en la economía, salvo que intervenga en la misma para corregir las
deficiencias de la iniciativa privada.

Finalmente, ambos sentidos del principio de subsidiariedad reflejan que este es un elemento
fundamental en todo estado democrático de derecho, dentro de la descentralización
institucional y la autonomía de lo social, propugnando un proceso de socialización de los
poderes públicos, mediante un equilibrio entre lo público y lo privado para lograr la
pacificación social y la resolución de conflictos mediante el respeto irrestricto de las
libertades individuales.

Fallos de Mercado

Dentro de la economía moderna uno de los principales objetivos es alcanzar los mayores
niveles de eficiencia, lo que significa alcanzar un óptimo de Pareto.

Sobre el particular, Stiglitz (2000) entiende a los óptimos de Pareto como “un cambio que
mejore el bienestar de una persona sin empeorar el de otra”(p.16). Es así que, cuando dentro
de un mercado se presentan situaciones que se alejan del óptimo de Pareto, nos encontramos
ante la presencia de un fallo del mercado, con lo cual se justifica la intervención del Estado
en la economía a través de la regulación económica.
Al respecto Stiglitz identifica 6 casos que considera son fallos del mercado:

- Fallo de la competencia.

– Bienes públicos.

– Externalidades.

– Mercados incompletos.

– Fallos de información.

– Paro, inflación y desequilibrio.

Rol del Estado en la actividad empresarial

Como bien se ha señalado en los párrafos anteriores, el artículo 60 la Constitución Política


de 1993 reconoce el pluralismo económico y establece que la actividad empresarial del
Estado es subsidiaria, siempre que se den tres requisitos o condiciones:

1) Habilitación por ley expresa: Significa que el Congreso de la República debe


emitir una ley autorizando la actividad empresarial del Estado. Para tal efecto, el
Congreso tiene que verificar el cumplimiento de los otros dos requisitos.

2) Carácter subsidiario: Significa que la actividad del Estado como agente


económico en el mercado solo puede desarrollarse cuando no exista oferta privada
capaz de atender determinada demanda. Es decir, se debe evitar que el Estado
reemplace al sector privado en la provisión de determinados bienes y servicios,
salvo que por las características y condiciones del mercado la ausencia de oferta
privada lo justifique.

3) Alto interés público o manifiesta conveniencia nacional: Significa que el


Congreso de la República al momento de evaluar la autorización para el desarrollo
empresarial del Estado debe justificar dicha participación en una actividad que
resulte ser prioritaria y necesaria para el bienestar social; de tal manera, que se
evite que el Estado gaste recursos públicos en actividades irrelevantes para la
sociedad. Y finalmente, el Congreso plasme dicha justificación en la ley con la
que conceda dicha autorización.
1.3 Servicio Público

De conformidad con la Sentencia N° 00034-2004 AI/TC, el Tribunal Constitucional a fin de


justificar la intervención del Estado en materia económica manifiesta que el mercado tiene
una naturaleza instrumental y por tanto debe estar al servicio del hombre.

Asimismo, resalta en el fundamento 35 de la referida Sentencia que el mandato constitucional


de orientar el desarrollo del país debe darse en áreas de especial valoración, dentro de las
cuales se encuentran los servicios públicos. Ello con la finalidad, de no dejar a esta área
expuesta a los riesgos del mercado; en la medida que, se trata de un sector esencial y de
necesidad básica para la población y el progreso social de la nación.

Por otro lado, en el fundamento 37 reconoce que nuestro ordenamiento jurídico no ha


establecido una definición específica sobre el concepto de servicio público, y que además
nuestra constitución ha establecido una lista taxativa de las actividades que deban
considerarse como tales.

Por su parte, en el fundamento 40 de la citada Sentencia, el Tribunal Constitucional ha


delimitado cuatro (4) características que permiten catalogar a un servicio como público,
siendo estas las siguientes:

a) Su naturaleza esencial para la comunidad.

b) La necesaria continuidad de su prestación en el tiempo.

c) Su naturaleza regular, es decir, que debe mantener un estándar mínimo de calidad.

d) La necesidad de que su acceso se dé en condiciones de igualdad.

Cabe señalar, que el Tribunal Constitucional considera que la titularidad estatal de un servicio
no lo convierte en un servicio público sino el hecho de que cumpla con las características
antes señaladas, independientemente de si el servicio lo presta el sector público o privado.
Asimismo, el máximo intérprete de la Constitución indica que, aunque la gestión del servicio
se haya concedido o autorizado al sector privado, ─por ejemplo, para lograr una prestación
más eficiente del mismo─ el Estado no pierde capacidad para intervenir en la regulación de
dicho servicio, pues debe garantizar el disfrute efectivo del mismo, dada su naturaleza
esencial y continua para la población; y, por tanto velando para que el servicio se otorgue en
condiciones de adecuada calidad, seguridad, oportunidad y alcance a la mayoría de la
población.
1.4 Régimen Agrario

Al hacer un análisis de la sentencia N. º 04670-2005-AA/TC encontraremos que el


demandado plantea que se le están vulnerando ciertos derechos, entre ellos, al trabajo, el
desarrollo agrario y de propiedad sobre la tierra. Por lo que, el Tribunal Constitucional se
pronunciará de acuerdo a los hechos planteados sobre el fondo de la controversia. Es
entonces que a través de los fundamentos que se encuentran en esta sentencia se podrá
establecer en qué consiste el Régimen Agrario y cómo está protegida en nuestro
ordenamiento jurídico.

En ese sentido, será conveniente hacer un breve resumen del conflicto que se presenta en
dicha sentencia, pues la parte demandante Teódulo Hernán Roa Burneo, en su condición de
presidente de la Junta Directiva de la Federación Agraria de San Lorenzo-Cruceta, interpone
demanda de amparo contra el Presidente Regional de Piura y los representantes legales de la
Junta de Usuarios del Valle de San Lorenzo y del Distrito de Riego de San Lorenzo. Dado
que, los demandados, al amparo de la Ordenanza Regional N.O 043-2004/GRP-CR
procedieron a imponer multas y cerrar las compuertas con el fin de restringir el agua a los
agricultores.

De esta manera, la recurrente manifiesta que se le impide el desarrollo del cultivo de arroz, el
cual está destinado al sostenimiento familiar. Pero aquella Ordenanza Regional N.O
043-2004/GRP-CR en la que se amparan los demandados, prohíbe la siembra de arroz en los
valles del departamento de Piura en un tiempo determinado que se establece en la norma. Es
así que, la recurrente sostiene que se le han vulnerado ciertos derechos mencionados líneas
más arriba. Y, en tanto el Tribunal Constitucional dictaminará cuál de las partes tiene la
razón, en este caso, determinar si la parte demandada actúo en función de sus atribuciones o
con tal actuación afectó derechos fundamentales de la recurrente.

Sobre lo mencionado, el artículo 191 de nuestra Carta Magna señala lo siguiente:

Artículo 191°.- “Los gobiernos regionales tienen autonomía política, económica y


administrativa en los asuntos de su competencia. Coordinan con las municipalidades sin
interferir sus funciones y atribuciones. (..)”

Asimismo, el artículo 192 de nuestra Carta Magna señala lo siguiente:

Artículo 192°.- Los gobiernos regionales promueven el desarrollo y la economía


regional, fomentan las inversiones, actividades y servicios públicos de su
responsabilidad, en armonía con las políticas y planes nacionales y locales de
desarrollo.

Cabe señalar que, en el fundamento 3 de la Sentencia N. º 04670-2005-AA/TC el Tribunal


Constitucional ha establecido:

“(..) el artículo 51.° de la Ley de desarrollo constitucional N.O 27867 -Orgánica de


Gobiernos Regionales- establece, como parte de sus funciones en materia agraria, el
"formular, aprobar, ejecutar, evaluar, dirigir, controlar y administrar los planes y
políticas de la región en materia agraria en concordancia con las políticas nacionales
y los planes sectoriales y las propuestas promocionales de desarrollo rural de parte
de las municipalidades rurales."

Entonces, de dichas normas citadas así como el fundamento del Tribunal Constitucional se
infiere que los Gobiernos Regionales tienen autonomía política, y pueden intervenir en
asuntos que son de su competencia con el fin de fomentar la economía regional. Así, entre
una de sus funciones está el ejecutar políticas agrarias con el objetivo de fomentar el
desarrollo agrario. Por ende, la Ordenanza Regional N.O 043-2004/GRP-CR en la que se
amparan los demandados, fue dispuesta por el Gobierno Regional realizando sus funciones
que la Ley y la Constitución le otorga, y como tal los agricultores del valle del departamento
de Piura están obligados a cumplir lo que manda dicha ordenanza.

Por otro lado, en cuanto a la vulneración del derecho al trabajo, no se puede decir que se
lesionó, pues si bien toda persona tiene derecho al trabajo también deben someterse al
cumplimiento de la Ley. Es decir, los agricultores deben cumplir lo que la Ordenanza
Regional está ordenando, pues fue dada con el fin de lograr un mayor beneficio en tiempos de
sequía. Para la vulneración del derecho a la propiedad se puede decir que se lesiona cuando
se priva el ejercicio de del uso, disfrute y disposición. Sin embargo, no fue así, ya que no se
les privó el ejercicio de estas facultades de la propiedad, solo se les dio otro opción de riego
que fue aprobado por la autoridad competente.

Finalmente, el derecho al desarrollo agrario, está protegido en nuestro ordenamiento jurídico,


así la Constitución Política del Perú en su artículo 88 expresa:

“Artículo 88°.- El Estado apoya preferentemente el desarrollo agrario. Garantiza el


derecho de propiedad sobre la tierra, en forma privada o comunal o en cualquiera otra
forma asociativa. La ley puede fijar los límites y la extensión de la tierra según las
peculiaridades de cada zona. (..)”

En consecuencia, se puede decir que con dicha norma se prevé que el Estado debe prestar
apoyo al desarrollo agrario, y las maneras de fomentar ese desarrollo es a través de planes y
políticas agrarias ya sea en el ámbito nacional, local o regional. Así mismo, supervisar las
campañas agrícolas con el fin de que no se vulneren derechos fundamentales, pues el
Régimen Agrario consiste en la aprobación de normas que van a promover el Sector Agrario.
Aquel sector que en los últimos años ha crecido y que gracias a él se juega un rol importante
en el crecimiento de exportaciones. Por tanto, con las normas reguladas por nuestro
ordenamiento jurídico se verifica que el Régimen Agrario ayuda a la inversión de actividades
agrícolas.

2. DERECHO A LA PROPIEDAD

El derecho a la propiedad es uno de los derechos fundamentales reconocidos por la


constitución del Perú, específicamente en el Artículo 2.- Derechos fundamentales de la
persona inciso 16 “A la propiedad y a la herencia”. Con este reconocimiento se considera a la
propiedad, como el dominio o titularidad sobre un bien mueble o inmueble, que “confiere al
titular todas las facultades posibles, esto es, las de usar, disfrutar y disponer del bien objeto
del derecho.” (Avedaño,2016). Asimismo, señala que la propiedad es un derecho perpetuo, ya
que no se extingue por no usarlo, lo que hace que la prescripción extintiva no afecte el
derecho a la propiedad.

2.1 Contenido Constitucional

EXP 3773-2004-AA/TC

Se trata de un recurso de casación interpuesto por Lorenzo Cruz Camillo, que declara
improcedente la demanda de amparo donde solicita que se declare inaplicable la Resolución
de Alcaldía con la cual se aprueban los planos de Lotización, Ubicación y Memoria
Descriptiva de la Asociación Centro Poblado Los Gramadales, el señor Lorenzo presentó
dicha demanda pues pertenece a la "Asociación de Poseedores Los Gramadales de
Aucallama" y por lo cual se le estaba vulnerando su derecho constitucional de posesión y
propiedad.

Además, el señor Lorenzo señala que su Lote Nro 03 de la Mza. "C" lo viene poseyendo por
más de diez años y que el Alcalde de la Nueva Asociación ha realizado trabajos de
aplanamiento de calles y avenidas, considerando en un plano su lote como una calle.

En respuesta a la demanda, la Municipalidad Distrital de Aucallama deduce la excepción de


caducidad y contesta la demanda solicitando que sea declarada improcedente, después el
juzgado declaró improcedente la demanda, puesto que el demandante no acreditó el derecho a
la propiedad, sino que señaló la posesión, además que el derecho de posesión no es
constitucional, y por tanto no se está vulnerando sus derechos constitucionales. El TC
declara improcedente el recurso de casación al no estar definido el derecho de propiedad del
señor Lorenzo, ya que el señor reclamó por su derecho a posesión, argumentando que es
reconocido por determinadas resoluciones administrativas.

Sin embargo, es el derecho de propiedad el que tiene reconocimiento y protección


constitucional de conformidad con lo establecido en nuestra Constitución Política del Estado.
Asimismo, señala que el derecho de propiedad resulta amparable constitucionalmente, pues
está constituido esencialmente, garantizando que el poder estatal o corporativo no invada la
propiedad, ni rebase los límites establecidos en la Norma Fundamental, además permite que
la propiedad pueda responder a los supuestos mínimos de uso, usufructo y disposición.

En conclusión, el derecho a la posesión carece de protección constitucional, limitándose su


reconocimiento y eventual tutela a los supuestos y mecanismos que la ley, y por tal razón el
TC señala que la eventual lesión del derecho de posesión por el que se reclama pueda
merecer sustanciación y reparación mediante los mecanismos establecidos por los procesos
ordinarios.

2.2 Debido proceso

EXP. W 7060-2006-PA/TC
Esta sentencia trata de un recurso de agravio constitucional interpuesto por María Magdalena
Rivera de Ruiz y Santiago Alfonso Ruiz Pajares, pues declararon infundada la demanda
anteriormente interpuesta por los mismos contra el alcalde de San Isidro, ya que ordenó a la
demolición del departamento de su propiedad mediante proceso coactivo, además que habían
pedido se suspenda la ejecución forzada de demolición de su propiedad hasta que el alcalde
resuelva su recurso de nulidad, oposición y suspensión, y que cumpla con el proceso
administrativo de ejercer su derecho de defensa y hacer uso de los medios impugnatorios,
asimismo señalaron que no se ha seguido proceso alguno ni se les notificó. Ya en primera
instancia declararon fundada la demanda considerando que el problema existía y fue
realizado con el anterior propietario y que con la adquisición del inmueble se dio una
sucesión procesal, y por lo tanto la municipalidad debió hacerles de conocimiento la
situación. Después revocaron la apelada y la reformaron infundada, ya que no se ha
acreditado que al momento de iniciarse el procedimiento administrativo la autoridad conocía
la situación de los nuevos propietarios.

En el presente caso, el TC declaró que la demanda debe ser declarada improcedente,


señalando que debe presentarse la prueba suficiente para considerar que los recurrentes tienen
la titularidad y que los actos de la administración se dieron dentro de un proceso
administrativo contra el titular del derecho de propiedad, y no al infractor que construyó sin
la licencia correspondiente, por lo anterior quedó demostrado que el problema debe ser
discutido a través del proceso administrativo, requiriendo una etapa probatoria.

En conclusión, la decisión del TC tomó en cuenta que al tratarse de una posible violación o
infracción al derecho de propiedad y encontrarse reconocido constitucionalmente, se debe
demostrar la titularidad, además que, en caso de traspaso de propiedad, los procesos
administrativos serán guiados hacia el infractor y no hacia el nuevo titular, considerándose
también que, al nuevo titular o propietario, por derecho debe informársele toda situación que
tenga que ver con su bien inmueble.

2.3 Expropiación

Respecto a los límites del derecho a la propiedad, “La máxima expresión de las limitaciones
del derecho de propiedad está dada por la expropiación forzosa. Esta figura jurídica importa
al acabamiento del derecho de propiedad privada, al adquirir el Estado, de modo obligatorio,
bienes pertenecientes a los particulares, que son necesarios para la realización de los fines del
Estado.”(Avedaño,2016), es decir el estado puede limitar los derechos individuales,
específicamente la realización de sus funciones: esenciales o las facultativas, de manera que
se mantenga el orden jurídico, el bienestar y el progreso social, y por lo mismo existe la
facultad del estado de expropiar está justificándose en los fines jurídicos y sociales
anteriormente señalados.

2.4 Indecopi

El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad


Intelectual, es la entidad que se encuentra encargada de proteger los derechos del consumidor,
asegurar el fomento de una economía estable en el país. Asimismo, advierte que la economía
persigue una justa y leal competencia, junto al resguardo de la propiedad intelectual para
patentes, derechos de autor, etc.

Bajo el título de autoridad nacional de protección del consumidor, el INDECOPI coordina y


dirige el Sistema Nacional Integrado de Protección del Consumidor y preside el Consejo
Nacional de Protección del Consumidor conformado por miembros del Estado, los
consumidores y el empresariado. También, ejecuta la Política Nacional de protección del
consumidor y el Plan Nacional de Protección de los Consumidores, propone la normativa en
materia de consumo, con la opinión de los sectores productivos, de servicios y de consumo
para formular y ejecutar las acciones necesarias para fortalecer la protección y los
mecanismos para la defensa de los derechos del consumidor.

Es el organismo estatal encargado de la aplicación de las normas legales para proteger el


mercado de las prácticas monopólicas que controlan y restringen la libre competencia de la
producción y comercialización de bienes y de la prestación de servicios, así como de las
prácticas que generan competencia desleal, y de aquellas que afectan a los agentes del
mercado y a los consumidores. Este organismo está facultado para evaluar y determinar en
cada caso si los hechos o las conductas que son puestos en su conocimiento constituyen
prácticas contrarias a la libre competencia. Es decir, le corresponde determinar si las
conductas denunciadas se encuentran comprendidas, o no los supuestos legales de
prohibición recogidos en las normas que protegen el normal desarrollo del mercado.

3. LIBERTAD DE EMPRESA

3.1 Concepto

Según el artículo 59° de la constitución Política del Perú, el derecho a la libertad de empresa
se determina como ““el de poder elegir la organización y efectuar el desarrollo de una unidad
de producción de bienes o prestación de servicios para satisfacer la demanda de los
consumidores o usuarios”.

Este derecho expresa que, la empresa puede realizar actividades empresariales sin que exista
ninguna negación por parte del Estado, siempre y cuando sus actividades sean lícitas y se
ajusten al ordenamiento jurídico. Con esto, la empresa podrá introducir su modelo económico
al mercado y competir ejerciendo la libertad que les otorga por ley constitucional.

En la resolución: N. º 07339-2006-PA/TC, indica que, la empresa de Transportes Megabus


S.A.C presentó un recurso de agravio constitucional contra el Ministerio de Transporte y
Comunicaciones, a fin de que se declare inaplicable en Decreto Supremo N.o
006-2004-MTC, pues considera que dicho decreto violenta la libertad de empresa que
Transportes Megabus posee. Esto sucede, pues la empresa brinda el servicio de transporte de
pasajeros en ómnibus carrozados sobre chasís de camión, con lo cual, señala que el
mencionado decreto imposibilita que preste dicho servicio que venía brindando desde hace
algunos años atrás.
Es así que se citan varios fundamentos, para empezar, es que se está violentando la libertad
de empresa, pues se asegura que dicho decreto vulnera y detiene la actividad económica que
se está realizando, al no permitir que dichos vehículos brinden el servicio de transporte.

Al análisis de este fundamento, se afirma que, si bien es cierto decir que la libertad de
empresa está constituida como un derecho adoptado por nuestra constitución, ello no
consiente que se pueda realizar cualquier tipo de actividad económica sin ser regulada por el
Estado. Con ello, el Tribunal Constitucional indica que no se está cometiendo ninguna
vulneración la empresa de Transportes Megubus, en su calidad de libertad de empresa, sino,
lo que se está haciendo es regulando la ley emitida por el Ministerio de Transportes y
Comunicaciones, en cuanto a las limitaciones básicas que puede tener una empresa frente a la
actividad que realiza, por ello, la mencionada empresa no cumple con dichas limitaciones,
pues está brindando un servicio de transporte para personas en vehículos que inicialmente
fueron destinados al transporte de carga, contradiciendo totalmente lo señalado por el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones, indicando que las empresas que brindan
servicios de transporte a personas deben tener vehículos diseñados y construidos
exclusivamente para el transporte de pasajeros.

Otro fundamento expuesto en la sentencia por la parte recurrente, es que se está vulnerando el
derecho a la libertad de contratar.

En cuanto a esto, se puede decir que toda empresa es libre de realizar la celebración de
contratos, así como la facultad de elegir a quienes realizará dichos contratos, dentro de una
regulación contractual. Por este fundamento, el Tribunal Constitucional afirma que, respecto
de los contratos que en su oportunidad haya celebrado la recurrente no hacen sino reiterar las
prohibiciones, de un lado, respecto de la actividad industrial de carrozado de ómnibus sobre
chasis originalmente destinado al transporte de mercancías con el propósito de destinarlo al
transporte de personas; y, de otro, respecto de la prestación del servicio de transporte
interprovincial de personas en ómnibus carrozados sobre chasís de camión, es decir, los
contratos celebrados fueron los de la compra de vehículos con chasis de camión para
carrozarlos, lo cual, coma ya fue señalado, era algo que iba en contra de la ley emitida por el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Con esto, el Tribunal Constitucional deja en claro que la libertad de empresa es un derecho
Constitucional regulado en nuestro ordenamiento jurídico, en el cual esta puede insertar su
modelo económico dentro del mercado a fin de generar beneficios en interés propio,
asimismo, esta libertad debe ser regulada por el ordenamiento jurídico.

3.2 Límites generales

La economía social de mercado implica que la libertad en el ejercicio empresarial no sea


absoluta, sujetándola a la ley, y limitándose a la observancia de la seguridad, higiene,
moralidad, preservación del medio ambiente; así como, al respeto de los diversos derechos de
carácter socio económico reconocidos en la Constitución
Es decir, si bien existe la libertad empresarial la cual permite crear un modelo económico
para llevarlo al mercado, esta libertad estará sujeta a restricciones de ley que la limitarán en
condiciones básicas.

En el expediente N° 720-2005-PA/TC, se tiene un recurso de agravio constitucional


interpuesto por la Empresa de Transportes y Turismo Pullman Corona Real S.R.L, a fin de
que se declare inaplicable en Decreto Supremo N° 006-2004-MTC, pues considera que dicho
decreto violenta la libertad de empresa que se posee.

En margen de esto, el Tribunal Constitucional se pronuncia en contra el recurso basado en los


siguientes argumentos: que, la empresa de Transportes y Turismo Pullman Corona Real S.R.L
está excediendo los límites que le confiere la libertad de empresa, pues abusando de esta está
usando vehículos para el transporte de pasajeros, a sabiendas que esos vehículos, en un
primer lugar, fueron construidos para el transporte de carga. Y, aunque se hubieran hecho
modificaciones en el vehículo, este no cuenta con las garantías necesarias para brindar un
servicio de transporte interprovincial.

Por otro lado, dentro de nuestro ordenamiento jurídico, primeramente, el artículo 2 del
derogado Código de Tránsito y seguridad Vial, establecía que “El tránsito de personas,
animales y vehículos en las vías de uso público e libre, pero está sujeto a la intervención y
reglamentación de las autoridades competentes, para garantía y seguridad de los habitantes”.
Además, el artículo 78 de la misma norma disponía que no deben circular los vehículos cuyas
características y condiciones atenten contra la seguridad de las personas, bienes y carga que
transportan. Es decir, en el ya derogado Código de Tránsito se establecía que el tránsito era
libre, pero era necesario cumplir determinados requisitos, como, por ejemplo, no atentar
contra la vida de quien ocupaba el servicio.

Sin embargo, actualmente, nos rige la ley General de Transporte Terrestre N° 37181, la cual
en su artículo 3 dispone que " La acción estatal en materia de transporte terrestre se orienta a
la satisfacción de las necesidades de los usuarios y al resguardo de sus condiciones de
seguridad y salud, así como la protección del ambiente y la comunidad en su conjunto";
asimismo, el numeral 4.3 del artículo 4°, establece que "El Estado procura la protección de
los intereses de los usuarios, el cuidado de la salud y seguridad de las personas y el resguardo
del medio ambiente". Es decir, es deber del Estado velar por la protección de quienes ocupan
el servicio de transporte, por lo que, si ante una situación como esta, en la que la Empresa de
Transportes y Turismo Pullman Corona Real S.R.L excede los límites permitidos por la ley
para el transporte interprovincial, como, por ejemplo, usar vehículos con carroza de ómnibus,
pero con chasís de camión, es obligación del estado limitar su derecho a la libertad de
empresa en deber de la protección de intereses de los usuarios.

En tal sentido, el Tribunal Constitucional deja en claro que la libertad de empresa se verá
regulada por los límites que ofrece la Ley N° 27181, Ley General de Transporte Terrestre, la
cual sostiene que se debe anteponer la protección de los usuarios a la libertad que pueda
poseer una empresa.
3.3 Relación con la libertad de trabajo

Una de las formas de garantizar la libertad de trabajo es a través de la libre empresa. Se


entiende que, por supuesto, el derecho a la libre empresa no es ilimitado, sino que está sujeto
al cumplimiento de requisitos legales, como la obtención de una licencia municipal, que
autorice el inicio del negocio. En otras palabras, la libertad de trabajo tiene límites, que están
regulados por las disposiciones de la ley, y su respeto es necesario para no menoscabar la
moral y la moral públicas

En el expediente N° 3330-2004-AA/TC, se tiene un recurso extraordinario interpuesto por


Ludesminio Loja Mori, en contra la resolución de alcaldía N° 38636, en la cual se había
inspeccionado el local del propietario de la discoteca, encontrándose irregularidades, siendo
oportuno negar la licencia de funcionamiento que se estaba solicitando.

El Tribunal Constitucional, alega que una empresa es libre de generar trabajo de manera libre
según se considere oportuno. Sin embargo, no se podría vulnerar límites regulados por ley
para la ejecución de estos, puesto que contraviene el ordenamiento jurídico. Es así que, en el
presente caso, el TC afirma que no se puede otorgar una licencia de funcionamiento a una
empresa que ha excedido sus límites en el marco de la libertad de empresa.

Siendo así, se considera que la discoteca para la cual se pedía la licencia de funcionamiento
ha excedido límites, pues se encontraba funcionando sin licencia de funcionamiento, y en su
interior se encontró a menores de edad, además de ello, dicho centro de diversión estaba
alterando el orden público y las buenas costumbres, es así que el Tribunal Constitucional
declara infundada la demanda, pues la empresa no cumplió con los requisitos legales
correspondientes.

En tal sentido, el Tribunal Constitucional deja claro que una empresa no puede evadir
requisitos básicos y legales al momento de iniciar su funcionamiento, debido a que esto
ocasionará problemas contra la moral, las buenas costumbres, la salud o la seguridad de las
personas.

4. LIBRE COMPETENCIA

Entendida como libertad fundamental y principio rector de la actuación del Estado según el
Régimen de Economía Social de Mercado contemplado en nuestra vigente constitución, la
libertad de competencia surge para asegurar, en principio, la efectiva situación de igualdad
entre los agentes económicos que participan dentro del Mercado. Asimismo, se desprende
que la intervención del Estado será factible siempre y cuando se compruebe la existencia de
una situación de desigualdad dentro de algún sector económico.

Una adecuada interpretación de los artículos 59 y 61 de la Constitución Política del Perú nos
permite arribar a las anteriores acotaciones sobre la libertad de competencia. Partimos
entonces de que ambos detallan las facultades de actuación del Estado dentro del Mercado,
pero intrínsecamente dotan de valoración a la libre competencia.
Así, el Art. 59 expresa que: “(…) El Estado brinda oportunidades de superación a los
sectores que sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas empresas
en todas sus modalidades”. Haciendo referencia a que su intervención se hará tangible en
cuanto la libre competencia, entendida como la situación de igualdad entre empresas para
competir sin trabas ni obstáculos en el mercado, se vea comprometida.

Lo mismo sucede con el art. 61, mismo que desarrolla textualmente que: “El Estado facilita
y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones
dominantes o monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer
monopolios”. Nuevamente, se hace hincapié en los supuestos de intervención del Estado, sin
embargo, también puede entenderse que la libre competencia supone la autodeterminación de
las empresas sobre su participación en el Mercado, siendo esta una facultad reconocida
constitucionalmente.

Expuesta una especie de preludio al respecto, resulta pertinente desarrollar la libre


competencia en cuanto a sus aspectos esenciales y sus límites, agregando necesariamente el
análisis de la función reguladora de los fenómenos económicos del Estado.

4.1 Aspectos esenciales

Tratándose de la libre competencia, el Tribunal Constitucional, a través de la sentencia Nº.


3315-2004-AA/TC, estableció la concurrencia de dos aspectos esenciales que se encuentran
constitucionalmente resguardados dentro de aquella libertad fundamental.

El primero de ellos se define como “la libertad de acceso al mercado por parte de los distintos
agentes económicos”. Esta primera área se refiere a que cualquier persona, jurídica o natural,
con capacidad para producir un bien o prestar un servicio, puede ingresar al mercado de
acuerdo a sus propias consideraciones, sin que existan impedimentos o restricciones que
afecten su participación por parte del estado o otros asuntos.

Este primer aspecto sustenta la libre autodeterminación del agente económico que desea
ingresar al mercado, ya que su organización y participación será producto de su libre decisión
y no de la influencia de factores externos. Además, se espera que el acceso al mercado sea
libre para quienes, teniendo la capacidad, puedan ingresar al mercado cuando lo deseen. Cabe
señalar que el primer aspecto esencial destaca el libre acceso de cualquier persona así como
la libre determinación de las condiciones en las que ingresa al mercado.

El segundo aspecto esencial distingue las condiciones del agente luego de ingresar al
mercado, de esta forma hablamos de “libertad de iniciativa o acción dentro del mercado”.
Cuando la Corte menciona la libre iniciativa o acción, asume que, una vez que ingrese al
mercado, la empresa tendrá la capacidad y los medios para competir leal y equitativamente
con el resto de las empresas que integran el mercado. Dado que esto requiere que el entorno
competitivo genere situaciones de igualdad entre los agentes económicos, la intervención del
Estado se contempla como un remedio a sus carencias, ejerciendo así su labor de supervisión
y control, como se verá a continuación.
En buena cuenta, la valoración del jurista Rubio Correa (1999) sobre la libre competencia
deja traslucir que como tal, la libre competencia se configura como un fenómeno de la
realidad y por tanto, dotada de presuntas facultades ilimitadas. Sin embargo, agrega que dicho
estado no imposibilita que el ordenamiento pueda esgrimir algunos criterios de limitación.

4.2 Función reguladora del Estado

Como es bien sabido, la actuación del Estado en el Mercado es intensamente limitada por el
principio de subsidiariedad, mismo que le impide competir activamente en el mercado más
allá de ofrecer servicios públicos y solo permite su intervención cuando se vean vulnerados
intereses tanto de los agentes económicos como de los consumidores.

El art. 58 de la Const. de 1993, visualiza a un Estado guía, pues sintetiza que:

"Artículo 58°: La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de


mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa
principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación,
seguridad, servicios públicos e infraestructura".

Dentro de este artículo se ve reflejada la finalidad del Estado dentro del régimen económico
previsto por la carta fundamental. Enfocada a orientar el desarrollo del país a través de su
intervención atenuada en el mercado, formulando reglas y formas de celebrar contratos,
relaciones y cualquier tipo de interacciones dentro del Mercado.

Asimismo, el art. 59 establece por su parte la función garantista, que no merece un mayor
análisis dentro del punto tratado, pero aun así es necesario para comprender en su totalidad el
espectro de actuación del Estado de acuerdo al régimen de economía social de Mercado.

"Artículo 59: El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de


trabajo, comercio e industria. El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a
la moral, ni a la salud, ni a la seguridad públicas [...]”.

De ese modo se prevé que el ordenamiento podrá tutelar los intereses de las personas dentro
del mercado, ya sea como productores, intermediarios o consumidores.

De vuelta a la función orientadora del Estado, y de acuerdo al Tribunal Constitucional,


pueden distinguirse tres características sustanciales: tiene el poder de establecer indicaciones
siempre que tengan por fin impulsar el desarrollo del país; no limita de algún modo la libre
autodeterminación de los agentes económicos, pero si traza vías y medios para que a través
de ellos puedan conseguirse los objetivos sociales del Estado; y por último, debe promover e
incentivar el desenvolvimiento de los agentes económicos,

En suma, el Estado no agota su actuación al garantizar la libre competencia a través del


ordenamiento jurídico, sino que además interviene dinámicamente en la implementación de
las “reglas de juego”, es decir, las conductas que deben observar los agentes económicos para
contribuir al fin social del régimen económico. De ese modo, puede observarse un estado
garantista en el fondo, pero regulador y promotor activo de los procesos económicos.
4.3 Límites

Como se menciona escuetamente durante la conceptualización de libre competencia, a


primera vista puede sostenerse como un derecho ilimitado debido a su constitución como
fenómeno de la realidad, pero esto no impide que el ordenamiento pueda establecer ciertos
límites teniendo como justificación los principios de protección al consumidor y usuario
recogido en el art. 65 de la Constitución de 1993.

“Artículo 65.- El Estado defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para


tal efecto garantiza el derecho a la información sobre los bienes y servicios que se
encuentran a su disposición en el mercado. Asimismo vela, en particular, por la
salud y la seguridad de la población.”

En confluencia con el art. 1 de la carta fundamental, la protección de la persona, y por ende


de su calidad de consumidor, será el principio rector para la intervención del Estado dentro
del marco de libre competencia. Así con fines de garantizar la salud y seguridad de los
consumidores, el Estado podría intervenir dentro de los ámbitos de acceso al mercado y el
ámbito de determinación.

En el primer caso, el Estado podría, por ejemplo, impedir la entrada en el mercado de


productos o servicios que no se encuentren permitidos por ley. Esto refiere al artículo 59 de la
Const., donde se dictamina que: “[…] El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la
moral, ni a la salud, ni a la seguridad públicas [...]”.Se vuelve a primar la protección de la
persona y de la sociedad en conjunto con sus valores morales.

En el segundo ámbito, pueden existir situaciones donde tras la entrada de un agente


económico en el mercado, se presenten distorsiones a la libre competencia que impidan su
correcta determinación. En ese supuesto, debe intervenir para impedir la formación de
prácticas dominantes y excluyentes.

La intervención estatal en este caso se justifica en el art. 61 de la constitución vigente, pues


según este, el Estado: “[…] Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones
dominantes o monopólicas […]”.

En conclusión, el poder estatal de inmiscuirse en el Mercado y establecer límites a la libre


competencia entonces tienen como fundamento el de garantizar que los consumidores y
usuarios puedan acceder a productos y servicios seguros. Asimismo, garantiza que los
agentes económicos puedan desenvolverse en una efectiva situación de libre competencia,
donde su autodeterminación no sea alterada por prácticas desmedidas o monopólicas.

5. Análisis de sentencias

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL CONCERNIENTE A LA


ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO
El EXP N°1963-2006-PA/TC y su decisión del TC nos incita reflexivamente a dar nuestra
opinión si va de acuerdo a la noción del significado de una Economía Social de mercado
dando como una consecuencia principal de la libertad de acceso al mercado: la existencia
de la libre competencia; sin la cual quedaría vacío el contenido del derecho a la libertad de
empresa, reconociendo que es tarea del Derecho garantizar que se den las condiciones
mínimas para que esta se manifieste, ya que entendemos que de él parte de manera
constitutiva principios económicos que la sostienen y al mismo tiempo concuerda con la
doctrina del tema de análisis.

ASUNTO DE LA DEMANDA:

Recurso de agravio constitucional interpuesto por Ferretería Salvador S.R.L. y Distribuidora


Norte Pacasmayo S.R.L. contra la Resolución de la Primera Sala Especializada Civil de la
Corte Superior de Justicia de Piura, de fojas 1104, su fecha 30 de diciembre de 2005, que
declaró infundada la acción de amparo de autos.

ANTECEDENTES:

El caso objeto de pronunciamiento del Tribunal Constitucional en virtud del cual éste
reconoce la potestad del INDECOPI para imponer medidas complementarias tiene su origen
en la denuncia que, por presunto abuso de posición de dominio en las modalidades de
discriminación de precios y ventas atadas en el mercado de distribución de cemento y
otros materiales de construcción, presentará Depósitos Santa Beatriz S.R.L. (en
adelante, Santa Beatriz) ante la Comisión de Libre Competencia del INDECOPI contra
la empresa Distribuidora Norte Pacasmayo S.R.L.(en adelante, Dino) el 16 de enero de
2001. Beatriz denunció que Dino le ofreció cemento a S/. 13,97 para el cemento tipo 1 y S/.
13,85 para el cemento tipo 1Co/MS, mientras que el precio para empresas afiliadas a la red de
subdistribuidoras de Dino era de S/. 13,70 para el cemento tipo 1 y S/. 13,57 para el cemento
tipo 1Co/MS.Según Santa Beatriz, el diferencial de precios constituía un abuso de posición
de dominio en el mercado en la modalidad de discriminación, pues carecía de justificación
debido a que su empresa adquiría volúmenes de cemento mayores a los adquiridos por los
afiliados; y, es más, a que realizaba el pago adelantado, a diferencia de las empresas afiliadas
que gozaban de un crédito a cinco días. Asimismo, Santa Beatriz señaló que el contrato
de afiliación a la red de subdistribuidoras de Dino contenía la obligación mediante la
cual las empresas afiliadas debían proveerse, además del cemento, de otros materiales de
construcción, única y exclusivamente de esta empresa, lo cual constituiría un abuso de
posición de dominio en el mercado en la modalidad de ventas atadas. Mediante Resolución
Nº 006-2005-INDECOPI/CLC, la Comisión de Libre Competencia declaró infundada la
denuncia presentada por las empresas Depósitos Santa Beatriz S.R.L., Eleodoro Quiroga
Ramos E.I.R.L. y Comercial Quiroga S.R.L. Tal resolución fue apelada ante la Sala de
Defensa de la Competencia del INDECOPI, segunda instancia administrativa. La Sala de
Defensa de la Competencia, mediante Resolución Nº 0256-2006/ TDC-INDECOPI,
revocó la Resolución Nº 006-2005-INDECOPI/CLC y declaró fundada la denuncia
interpuesta en contra de Dino por abuso de posición de dominio, y le ordenó en calidad de
medida complementaria “el cese inmediato y definitivo de las conductas constitutivas de
abuso de posición de dominio en el mercado (...)” En vista de tal pronunciamiento, el 5
de abril de 2005, Ferretería Salvador S.R.L., (en adelante, la Ferretería) interpuso un
recurso de amparo en contra del INDECOPI por considerar que se había violado su
derecho al debido proceso, a la libre iniciativa privada, a la libre empresa y a la libre
contratación. Los principales argumentos de la Ferretería fueron los siguientes:

• El mandato del INDECOPI implicaba dejar sin efecto el contrato de representación


que había celebrado con Dino, lo cual vulnera su derecho constitucional a la libre
contratación;
• El INDECOPI no tenía facultades para declarar la invalidez de un contrato, dado que ello
sólo puede ser declarado por el Poder Judicial;
•El Indecopi también había incurrido en una violación de su derecho al debido
proceso dado que nunca fue emplazada al procedimiento, pese a que la decisión de esta
entidad afectaba su situación jurídica.

En su momento, el Tribunal Constitucional se pronunció declarando infundada la demanda de


amparo en todos sus extremos señalando lo siguiente: (i) el INDECOPI si tenía facultad para
emitir medidas complementarias a las multas; y (ii) no se había violado el derecho al debido
procedimiento de la Ferretería.

ANÁLISIS DEL CASO:

Acorde al razonamiento y argumentación del tribunal constitucional para justificar su fallo el


análisis se basa en dos aspectos importantes:
1.Los límites del derecho a la libertad contractual frente a otros bienes o derechos
constitucionales.
2.Si el INDECOPI tiene facultades para emitir medidas complementarias.

1. Según la Ferretería, el mandato que le impuso el INDECOPI a Dino implicaba que esta
empresa no pudiese cumplir con el contrato que tenían celebrado ambas empresas, lo
cual vulneraría su derecho a la libre contratación. Sobre este punto, el Tribunal Constitucional
argumentó que para que un acuerdo contractual se encuentre protegido por los artículos 2.14
y 62 de la Constitución, éste no debe vulnerar normas de orden público. El derecho a
contratar sólo protege acuerdos que no sean contrarios a normas de orden público.
Desde nuestra posición este razonamiento es correcto, si un determinado acuerdo contractual
vulnera una norma de orden público, como es el caso del principio de libre competencia, las
partes no pueden pretender que su contrato sea exigible. De no existir competencia, es
probable que diversos derechos no puedan ser ejercidos efectivamente y, además, no
exista una correcta asignación de recursos en la sociedad. Por ello, la afirmación de la
Ferretería y Dino referida a que el mandato del INDECOPI vulnera su derecho a contratar no
tuvo en cuenta los límites que tiene ese derecho, siendo el principio de libre competencia uno
de ellos.
2.La Ferretería señala que el INDECOPI sólo puede imponer multas, más no ordenar el
cese de conductas o, de manera más general, no puede imponer medidas complementarias a
la imposición de multas. Esta afirmación se sustentaría en las siguientes razones: (i) el
artículo 62 de la Constitución establece que la vía para resolver los conflictos derivados
de la relación contractual sólo se solucionan en la vía arbitral o en la judicial, y (ii) el Decreto
Legislativo N° 701 sólo le permite imponer multas al INDECOPI, mas no le faculta para
emitir otro tipo de medidas. La respuesta del Tribunal Constitucional a este argumento se
encuentra en los siguientes párrafos de su sentencia:

22. Ahora bien,¿es posible afirmar que INDECOPI, en el cumplimiento de sus funciones de
control de las prácticas contrarias al normal funcionamiento del mercado, se encuentre
imposibilitado de ordenar el cese de las conductas que atenten contra la libre competencia y
la protección a los consumidores y usuarios? Desde luego que no. Admitir que Indecopi no
puede ordenar el cese de conductas sería negarle capacidad real para actuar dentro de sus
facultades, las mismas que fueran otorgadas para hacer prevalecer los fines constitucionales
de protección a la libre competencia (artículo 61º de la Constitución) y el derecho de los
consumidores y usuarios (artículo 65º de la Constitución). (...)

26. Otro de los argumentos alegados por los demandantes para cuestionar la decisión
del INDECOPI fue sostener que dicho organismo únicamente está facultado para
imponer sanciones económicas (multas)conforme a lo dispuesto en el artículo 23 del
Decreto Legislativo Nº 701.Efectivamente, el INDECOPI está facultado para establecer
sanciones pecuniarias por las infracciones cometidas contra lo dispuesto en el Decreto
Legislativo Nº 701; pero ello no implica que se encuentre imposibilitado de dictar
medidas complementarias –distintas a las sanciones– justamente para hacer efectivo lo
previsto en dicho dispositivo legal. Afirmar que la actuación del INDECOPI deba
restringirse únicamente a establecer sanciones pecuniarias y no otras medidas
complementarias para garantizar el cumplimiento de la ley y la Constitución, como por
ejemplo ordenar el cese de las conductas infractoras, sería tan absurdo como admitir que en
nuestro sistema jurídico los infractores pueden continuar con sus conductas contrarias a ley
en la medida en que cumplan con pagar el costo económico de su infracción. El artículo 1 del
Decreto Legislativo Nº 701 establece que el objetivo de dicha ley es “eliminar las prácticas
monopólicas, controlistas y restrictivas de la libre competencia (...)”. Es claro, pues, que
dicho objetivo no se cumpliría si tan sólo se sancionará económicamente la infracción, y
no se ordenara el cese de las prácticas contrarias a la referida ley. Pero ello debe ser
realizado por el INDECOPI bajo un test de razonabilidad y proporcionalidad.

De acuerdo con el Tribunal Constitucional, el INDECOPI, además de sanciones,


puede imponer medidas complementarias que permitan lograr los fines del Decreto
Legislativo N° 701. De manera más específica, el Tribunal Constitucional señala
que el INDECOPI puede ordenar el cese de todas aquellas conductas que vulneren
la libre competencia o los derechos de los consumidores.

Sentencia del Tribunal Constitucional relacionado a la libre empresa.


EXP. N.O 7339-2006-PAfTC.

El TC es la entidad en la que se encarga en la interpretación de nuestra constitución, a través


de esta sentencia, el TC nos pone en claro que es la libertad de empresa, este gran concepto
que tiene varios significados en el mundo muchos conceptos que autores y entidades
muestran, nuestro TC como máximo intérprete de la constitución peruana ha dado un
concepto claro, pero primero debemos ver de qué trata esta sentencia.

Aque se refiere la demanda


Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Empresa de Transportes Megabus S.A.C.
contra la sentencia de la Segunda Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Junín, de
fojas 188, su fecha 7 de abril de 2006, que declara improcedente la demanda de autos; El TC
se pronuncia sobre esta sentencia de la demanda amparo aprobada por el Tercer Juzgado
Civil de Huancayo.

Los que participan en esta sentencia

-Participa tanto la empresa Megabus S.A.C La empresa en su petitorio El objeto de la


demanda es que se declare inaplicable, al caso de la recurrente, el Decreto Supremo N.O
006-2004-MTC, del 20 de febrero de 2004, pues la actor a lo considera violatorio de sus
derechos constitucionales a la irretroactividad de la Ley, libertad de empresa y libertad de
contratación consagrados en la Constitución.. En esta sentencia también invoca a la entidad
Tercer Juzgado Civil de Huancayo, la cual llega aprobar la anulación de un Decreto
Supremo,

La entidad que participa aquí es el Ministerio de Transportes y Comunicaciones la cual


exhorta a la empresa, a que deje de usar buses de de chasis, que son un peligro, la cual el
tercer juzgado civil de huancayo da razón a la empresa, pero el pronunciamiento de TC, es
diferente a lo que establece el Juzgado de Huancayo.

Posición del Tribunal Constitucional respecto a la sentencia del Tercer juzgado civil

El tribunal constitucional menciona algunos puntos relevantes sobre la constitución política


del Perú, como El rol del estado en la economía según la constitución de 1993 analizando
el modelo económico consagrado por la, Constitución, los principios constitucionales que
informan el modelo económico Estado social y democrático de derecho, dignidad de la
persona humana, igualdad, economía social de mercado, libre iniciativa privada y actuación
subsidiaria del Estado en la economía, así como muchas consideraciones preliminares,
también menciona el principio de subsidiaridad del estado, por otro lado asimismo alude la
función reguladora del estado principio de protección al consumidor y usuario, entre muchas
cosas más, pero nos vamos a centrar concretamente donde la sentencia cuando menciona la
libre competencia.

En el caso en concreto, Expresa la demandante que se lesiona su derecho a la libertad de


empresa porque con una disposición posterior se le está prohibiendo continuar la actividad
empresarial que comenzó a realizar de conformidad con las normas vigentes al momento de
constituir su empresa, adquirir los vehículos y ofrecer el servicio de transporte,

Consagrado por el artículo 59° de la Constitución, el derecho a la libertad de empresa se


define como la facultad de poder elegir la organización y efectuar el desarrollo de una
unidad de producción de bienes o prestación de servicios para satisfacer la demanda de los
consumidores o usuarios. La libertad de empresa tiene como marco una actuación económica
autodeterminativa, lo cual implica que el modelo económico social de mercado será el
fundamento de su actuación y, simultáneamente, le impondrá límites a su accionar.

El tribunal constitucional menciona La libertad de empresa debe ser ejercida con sujeción a
la ley -siendo sus limitaciones básicas aquellas que derivan de la seguridad, la higiene, la
moralidad o la preservación del medio ambiente-, y su ejercicio deberá respetar los diversos
derechos de carácter
socio-económico que la Constitución reconoce. Como ya ha sido explicado con anterioridad,
los artículos 1° Y 2° del decreto supremo impugnado reiteran las prohibiciones anteriormente
establecidas en el Decreto Supremo N.o 05-95-MTC, desde el 16 de abril de 1995, y en el
Decreto Supremo N.o 022-2002-MTC, desde el 20 de mayo de 2002, respecto de la
prestación del servicio de transporte interprovincial de personas en ómnibus carrozados sobre
chasís de camión, y la actividad industrial de carrozado de ómnibus, sobre chasis
originalmente destinado al transporte de mercanCÍas con el propósito de destinarlo al
transporte de pasajeros, respectivamente.

El Estado social y democrático de derecho concreta los postulados que tienden a asegurar el
mínimo de posibilidades que tornan digna la vida. Ya no puede entenderse la vida, entonces,
tan solo como un límite al ejercicio del poder, sino fundamentalmente como un objetivo que
guía la actuación positiva del Estado, el cual ahora está comprometido a cumplir el encargo
social de garantizar, entre otros, el derecho a la vida y a la seguridad.

Por ello si bien es cierto que los individuos y las empresas gozan de un ámbito de libertad
para actuar en el mercado -recuérdese que conforme al artículo 58° de la Constitución, la
iniciativa privada es libre-, sin embargo, ello no quiere decir que dicha libertad sea absoluta,
pues también existe la certeza de que debe existir un Estado que mantiene una función
supervisora y correctiva o reguladora. En tal sentido, este Tribunal estima que -ante los
hechos que son de conocimiento de la opinión pública, respecto de los peligros que
representa el servicio de transporte de pasajeros en ómnibus carrozados sobre chasís de
camión, y los innumerables accidentes ocurridos-, en materia de transporte el Estado cuenta
con un mayor campo de actuación, en la medida que de por medio se encuentran otros
valores constitucionales superiores como la seguridad, la integridad y, por último, el derecho
a la vida misma, el cual, como ya se dijo, es de primerísimo orden e importancia, pues es el
primer derecho de la persona humana reconocido por la Ley Fundamental.
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.

Sentencia del Tribunal Constitucional relacionado al Derecho de a la propiedad

EXP. N.O 0031-2004.AIITC

A QUE SE REFIERE LA DEMANDA:

El señor Máximo Yauri Salazar y más de 5000 ciudadanos interponen una acción de
inconstitucionalidad contra la Ley N. ° 27816, misma que declara a la expropiación de un
terreno para el levantamiento de un área de protección funcional del Radio Observatorio de
Jicamarca.

RESPUESTA DEL CONGRESO:

En respuesta a la demanda el congreso de la república señala que el derecho de propiedad no


es absoluto, ya que en el artículo 70° de la Constitución se establece la facultad del legislador
de expropiar bajo determinados supuestos, que en este caso es que la expropiación tenga
como finalidad satisfacer una necesidad pública.

POSICIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL:

El TC señala que el derecho de propiedad se encuentra reconocido por el artículo 2°, inciso
16 de la Constitución, según el cual: "Toda persona tiene derecho: 16) A la propiedad ( ... )";
así como por su artículo 70°, a tenor del cual: "El derecho de propiedad es inviolable. El
Estado lo garantiza"; pero que no es un derecho absoluto, pues se encuentra limitado por
disposiciones constitucionales expresas o por delimitaciones tácitas.

Por otro lado, se recalca que, al privar de la propiedad con el ejercicio de la potestad
expropiatoria del Estado, no es un supuesto de limitación del derecho, sino de sacrificio del
mismo, ya que a diferencia de un supuesto de limitación o regulación (no indemnizable), en
este caso al expropiar se afectar el derecho a la propiedad, en consecuencia, conforme al
artículo 70° de la Constitución, se les indemnizará con un pago previo.

el TC expresa que la Ley N°. 27816 respeta las garantías contempladas en el artículo 70, y
que la expropiación fue autorizada por una ley formal y satisface el requisito de necesidad
pública; finalmente declara infundada la demanda de inconstitucionalidad.

SENTENCIA EN RELACIÓN CON LA LIBERTAD DE TRABAJO

N° 3330-2004-AA/TC

A QUE SE REFIERE LA DEMANDA:

En el expediente N° 3330-2004-AA/TC, se tiene un recurso extraordinario interpuesto por


Ludesminio Loja Mori, en contra la resolución de alcaldía N° 38636, en la cual se había
inspeccionado el local del propietario de la discoteca, encontrándose irregularidades, siendo
oportuno negar la licencia de funcionamiento que se estaba solicitando.

El Tribunal Constitucional, alega que una empresa es libre de generar trabajo de manera libre
según se considere oportuno. Sin embargo, no se podría vulnerar límites regulados por ley
para la ejecución de estos, puesto que contraviene el ordenamiento jurídico. Es así que, en el
presente caso, el TC afirma que no se puede otorgar una licencia de funcionamiento a una
empresa que ha excedido sus límites en el marco de la libertad de empresa.

Siendo así, se considera que la discoteca para la cual se pedía la licencia de funcionamiento
ha excedido límites, pues se encontraba funcionando sin licencia de funcionamiento, y en su
interior se encontró a menores de edad, además de ello, dicho centro de diversión estaba
alterando el orden público y las buenas costumbres, es así que el Tribunal Constitucional
declara infundada la demanda, pues la empresa no cumplió con los requisitos legales
correspondientes.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL:

En tal sentido, el Tribunal Constitucional deja claro que una empresa no puede evadir
requisitos básicos y legales al momento de iniciar su funcionamiento, debido a que esto
ocasionará problemas contra la moral, las buenas costumbres, la salud o la seguridad de las
personas.
CONCLUSIONES

● La Constitución es la ley máxima que rige el ordenamiento jurídico y es necesario


precisar que esta establece el régimen económico; el cual plantea una economía
social de mercado. Por tanto, con los tópicos mencionados podemos manifestar que si
bien es cierto el Estado tiene una función reguladora, supervisora y orientadora; se
rige también por el principio subsidiario que delimita la función del Estado no
permitiéndole sea acaparador y, por el contrario, admitiendo a los privados para que
puedan participar activamente en la economía; es decir el Estado intervendrá cuando
sea necesario ante las fallas del mercado y asegurará el respeto por los derechos de la
ciudadanía.
● En cuanto a los consumidores o usuarios, la Constitución en su artículo 65, el TC y el
artículo 5 del Título Preliminar del Código de Protección y Defensa del Consumidor
prescriben que el Estado es el ente regulador y protector de la legítima defensa de los
intereses de los consumidores y usuarios. Lo que faculta al Estado la acción
defensiva en casos de transgresión o desconocimiento de sus intereses. Por lo que,
como consumidor o usuario es importante conocer los derechos que poseemos al
momento de realizar una compra o prestación de un servicio, de modo que,
contribuyamos a una cultura de consumo responsable que propicia la protección de
aquellos que se encuentran en una situación de vulneración en los diferentes puntos
del país.
● El derecho a la propiedad es uno de los derechos fundamentales reconocidos por la
constitución del Perú en el Artículo 2 inciso 16, este derecho brinda titularidad sobre
un bien mueble o inmueble y como todo derecho posee límites, siendo el más
controversial la expropiación, que en nuestro país no es considerado como supuesto
de limitación, puesto que se brinda indemnización al aplicarlo y se respetan las
garantías contempladas en el artículo 70.
● La libertad de empresa, consagrada por el artículo 59º de la Constitución, se define
como la facultad de poder elegir la organización y efectuar el desarrollo de una unidad
de producción de bienes o prestación de servicios, para satisfacer la demanda de los
consumidores o usuario, la cual no podrá exceder límites que atenten la moral, las
buenas costumbres, la salud o la seguridad de las personas.
● La libre competencia, recogida en los artículos 59° y 61° de la Constitución de 1993,
se configura como la facultad concedida a los agentes económicos para acceder al
mercado de acuerdo a su propia determinación, sin la influencia de terceros o del
Estado, asimismo, como la facultad de determinar cómo participar dentro del mercado
y competir en situación de igualdad con las demás empresas del mercado. Aún si la
libre competencia supone una cuasi ilimitada facultad de determinación, el
ordenamiento contempla límites justificados en la protección de los consumidores y
usuarios, además de la garantía de que los agentes económicos podrán competir en
una efectiva situación de igualdad. A esta facultad de intervención se le denomina
función reguladora del Estado.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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