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CAPÍTULO III.

FUENTES DEL DERECHO COMERCIAL

Sumario

Introducción. 1. La Constitución económica. 2. El derecho comercial comunitario. 3. La


costumbre comercial. 4. Jerarquía de fuentes en el derecho comercial.

INTRODUCCIÓN

El derecho comercial hoy en día integra un conjunto normativo que regula, como hemos
dicho, las obligaciones y las actuaciones de los operadores económicos en el mercado.

Para regular estas actividades económicas, las normas jurídico-comerciales, provienen de


diversas fuentes, no exclusivamente de las prácticas consuetudinarias comerciales, como
ocurrió en un primer momento, ni tampoco exclusivamente de las normas contenidas en
los códigos.

Hoy en día existen diversas regulaciones contenidas en normas especiales. La doctrina ha


llamado la atención respecto a este fenómeno que ha denominado proceso de
descodificación, del derecho mercantil. Son ejemplo de estos casos la regulación de
sociedades anónimas simplificadas, la normativa vigente en propiedad industrial, la
regulación en materia de prácticas restrictivas de la competencia y de competencia
desleal, así como la regulación sobre protección a los consumidores.

Todas estas normas regulan las obligaciones y actuaciones de los operadores económicos
en el mercado y por lo tanto son parte del derecho comercial.

En el derecho comercial debemos integrar también todos aquellos principios que


establecen las bases del sistema de economía de mercado regulado en la Constitución
Política. Las normas constitucionales que regulan esta materia hacen parte de lo que
podríamos llamar la constitución económica, y en ella encuentran base jurídica los
desarrollos que posteriormente se hacen en normas especiales.

También debemos incluir dentro de la constelación normativa que integra el derecho


comercial todas aquellas normas que regulan las obligaciones y actuaciones de los
operadores económicos en el mercado provenientes del derecho internacional, como
aquellos convenios y tratados internacionales que regulan operaciones mercantiles y
procesos de integración económica, así como también las normas supranacionales del
derecho comunitario, hoy fuente relevante del derecho comercial.

1. LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA
Hacen parte de la constitución económica todas aquellas normas que establecen el marco
fundamental para la estructura y el funcionamiento de la actividad económica de mercado
de nuestro país.

El artículo 1º de la Constitución establece que la República de Colombia se constituye en


un Estado social de derecho, nos interesan las consecuencias económicas de esta
concepción.

De esta manera, el país asume, un sistema de economía de mercado, en el cual los


operadores ejecutan sus actuaciones económicas bajo la propiedad privada, el principio
de libertad de empresa, aunque bajo los límites establecidos por la ley y teniendo como
orientación el respeto por los intereses sociales.

Es precisamente en esa finalidad social en la actuación de los particulares donde tiene


fundamento el mandato que el ordenamiento jurídico otorga a las autoridades públicas
para intervenir en la económica y regular la actividad de los particulares en torno a la
supervivencia del sistema y la protección del bien común.

Este es el llamado Estado intervencionista en la economía, que permea toda la regulación


de las instituciones jurídico privadas, dentro de ellas las propias del derecho comercial.
Así, la regulación del principio de autonomía privada y sus límites, el régimen de los
contratos y obviamente el principio del respeto a la propiedad privada que deben tener
una concepción de beneficio para toda la sociedad.

Igual efecto podríamos predicar de instituciones como la libertad de empresa, la


competencia en el mercado, la protección de la propiedad industrial y, también, como es
obvio, la normativa de protección a los consumidores.

Para el desarrollo adecuado de actuaciones económicas en el mercado, bajo un régimen


económico capitalista, se exige el reconocimiento de la libertad de empresa. En este
sentido, los artículos 13, 28 y 333 de nuestra Constitución establecen el principio de
igualdad entre todas las personas y el derecho a la libertad, particularmente, en el ámbito
económico, la libertad de empresa, como criterio director de la actividad económica.

La libertad de empresa atiende finalidades sociales. El artículo 333 de la Constitución


establece que la actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites
del bien común… La empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que
implica obligaciones. El Estado fortalecerá las organizaciones solidarias y estimulará el
desarrollo empresarial.

En este sentido, toda persona natural o jurídica puede adelantar, sin restricción alguna,
salvo la ley y el bien común, la actividad económica que considere conveniente.
No menos importante es el reconocimiento constitucional de la propiedad privada en los
artículos 58 y 59 de la Carta Política. Sin duda alguna que en ausencia del reconocimiento
de este principio, una estructura económica de mercado no sería viable.

Dentro del régimen regulatorio de la propiedad, el artículo 61 de la Constitución establece


que el Estado protegerá la propiedad intelectual por el tiempo y mediante las
formalidades que establezca la ley.

Aunque innecesaria la reiteración, por cuanto la propiedad intelectual es una forma de


propiedad y por lo tanto ya protegida por el mencionado artículo 58, el texto
constitucional establece expresamente el principio de protección de la propiedad
intelectual. Dentro del concepto de esta debemos incluir también, además de los
denominados derechos de autor, todas las formas de protección de los bienes
inmateriales, a través de la denominada propiedad industrial, esto es, la protección sobre
los signos distintivos de la empresa, las invenciones, los modelos de utilidad, el secreto
empresarial, etcétera.

En el artículo 78 de la Constitución se establece el principio de protección a los


consumidores. Una economía de mercado exige la protección del consumidor como pieza
fundamental en un esquema de libre competencia. En este sentido el artículo 78 establece
que la ley regulará el control de calidad de bienes y servicios ofrecidos y prestados a la
comunidad, así como la información que debe suministrarse al público en su
comercialización [.1.

Se reconoció el derecho de los consumidores a la conformidad de los productos que


adquieren en el mercado y también a gozar de seguridad en su persona y patrimonio
frente a los productos que circulan en el mercado.

Las instituciones hasta ese momento vigentes no atendían con claridad a este reclamo,
por cuanto habían sido pensadas para un entorno económico de relaciones entre
particulares en una posición de igualdad, en el plano teórico. Cuando el desarrollo
económico asume modelos de industrialización y producción en masa, las relaciones de
cadenas de suministro hasta el consumidor final no encajan en el modelo jurídico,
dificultando la defensa de los legítimos intereses del consumidor, como último eslabón en
dicha cadena de producción y distribución.

En este sentido, el derecho a la seguridad de los productos que circulan en el mercado,


como reclamo legítimo de los consumidores, responde a la necesidad de crear
mecanismos idóneos para la denuncia de situaciones injustas y su pronta reparación por
los responsables de dichos daños en la estructura social.

La normativa de protección al consumidor establece la garantía de conformidad que


incorpora el derecho de los consumidores a la información y a la calidad de los productos
y servicios ofrecidos en el mercado.
Finalmente, el artículo 333 de la Constitución reconoce también la libre competencia
como base del sistema de mercado. La constitución afirma que la libre competencia es un
derecho de todos que supone responsabilidades. Se enmarca este principio constitucional
en la libertad de competencia, que sugiere su vinculación con el interés general en el
mantenimiento y la promoción de una economía de mercado. Es el único mecanismo
conocido que le garantiza al consumidor sus derechos y le permite obtener la mejor
calidad al mejor precio sin intervención del estado.

Hoy existe una la doctrina de protección de la libre competencia mediante la prohibición


de los actos restrictivos de la competencia, esto es, el denominado derecho de la libre
competencia, conocido también como derecho antitrust.

HASTA AQUÍ 5F

2. EL DERECHO COMERCIAL COMUNITARIO

Dentro de los distintos instrumentos jurídico-mercantiles vigentes debemos destacar, en


el caso colombiano, las reglas establecidas por el derecho comunitario andino que
cumplen una posición preeminente en la regulación de interna comercial.

La CAN está constituida por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, además de los órganos e
instituciones del Sistema Andino de Integración (SAI). Antes de 1996, era conocida como
el Pacto Andino o Grupo Andino.

Venezuela fue miembro pleno hasta el 2006. Chile originalmente fue miembro entre 1969-
1976, pero se retiró durante el régimen militar de Augusto Pinochet debido a
incompatibilidades entre la política económica de ese país y las políticas de integración de
la CAN. Este país es Miembro Asociado desde el 20 de septiembre de 2006, pero ello no
supone el reingreso a la CAN.

En virtud de los principios de primacía (preeminencia) y efecto directo (afectación


inmediata) del derecho comunitario sobre el derecho interno, la regulación de los asuntos
mercantiles competencia de las autoridades comunitarias aplica de manera prevalente,
incluso a las normas constitucionales.

El Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, en reiteradas decisiones, ha afirmado la


vigencia de estos principios dentro del sistema de fuentes del derecho, cuyo
reconocimiento resulta indispensable para el adecuado funcionamiento de la Comunidad
Andina de Naciones y el cumplimiento de sus objetivos institucionales de integración
económica.

En general, para todas las materias competencia de la Comunidad Andina en particular


para los asuntos en los cuales esta ha establecido un régimen común, la normativa
comunitaria constituye el marco esencial, estando vedada a los Estados miembros la
posibilidad de contrariar dicho marco regulador, ni siquiera a través de tratados
internacionales.

De esta manera, tanto el derecho interno como los tratados internacionales que ha
celebrado Colombia tanto nivel bilateral y multilateral —en los cuales se asumen
compromisos internacionales en materias propias del régimen comunitario andino, como
serían, por ejemplo, el caso del Acuerdo Adpic (Aspectos de los Derechos de Propiedad
Intelectual relacionados con el Comercio), los tratados de libre comercio entre Colombia y
los Estados Unidos, Colombia y la Unión Europea y demás tratados de libre comercio—,
están supeditados y deben respetar la normativa comunitaria en virtud de la aplicación
del principio de primacía del derecho comunitario. En función de la primacía del Derecho
comunitario, sus normas prevalecen sobre el Derecho interno, independientemente del
rango que este último posea, sea reglamentario o legal.

El Principio de Primacía en el Derecho Comunitario Andino.

El principio de primacía está contenido en el artículo 4 del Tratado de Creación del


Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, el cual estipula lo siguiente:

"(...) Los Países Miembros están obligados a adoptar las medidas que sean necesarias
para asegurar el cumplimiento de las normas que conforman el ordenamiento jurídico de
la Comunidad Andina.

Se comprometen, asimismo, a no adoptar ni emplear medida alguna que sea contraria a


dichas normas o que de algún modo obstaculice su aplicación (...)")

El Principio de Aplicación Inmediata. Atendiendo a la aplicación inmediata se considera


que las normas del Derecho comunitario se incorporan, automáticamente, al orden
jurídico interno de los Estados, sin necesidad de ninguna ley que las adopte.

El principio de aplicación inmediata directa implica que las normas comunitarias se


incorporan al derecho interno sin que sea necesario un trámite especial de aprobación,
recepción o incorporación al sistema jurídico local, toda vez que la norma comunitaria es
incondicional, no pudiendo estar subordinada a trámites adicionales a los explícitamente
consagrados por la Comunidad.

Asimismo, las normas comunitarias son de aplicabilidad inmediata en cada uno de los
Estados Miembros desde su publicación en la Gaceta Oficial, sin que sea necesaria la
intervención de algún órgano del orden nacional. Por ende, desde el momento mismo en
que se expide la norma comunitaria, ésta crea derechos y obligaciones tanto para los
Estados como para los particulares.

Partiendo de una posición clara de preeminencia o supremacía del derecho comunitario,


las normas internas y de origen internacional constituyen un complemento importante de
interpretación a la normativa comunitaria en esta materia, sin que por vía de
interpretación o de reglamentación de esta se pueda en modo alguno aplicar una
normativa que resulte contraria o restrictiva a los derechos reconocidos a nivel
comunitario.

Por lo tanto, los países miembros de la Comunidad Andina están en la posibilidad de


ampliar el espectro de derechos reconocidos en el derecho comercial comunitario, a
través de su normativa interna o de los tratados internacionales que celebren, mas no
pueden disminuirlos o restringirlos.

Igualmente, existe una obligación de lealtad comunitaria en virtud de la cual los Estados
miembros asumen compromisos de evitar la celebración de tratados internacionales o la
promulgación de normas o reglamentaciones que transgredan u obstaculicen el
cumplimiento de los objetivos establecidos en el derecho comunitario tanto originario
como derivado.

3. LA COSTUMBRE COMERCIAL

El Art. 3° C.Co. Declara: “La costumbre mercantil tendrá la misma autoridad que la ley
comercial, siempre que no la contraríe manifiesta o tácitamente y que los hechos
constitutivos de la misma sean públicos, uniformes y reiterados en el lugar donde hayan
de cumplirse las prestaciones o surgido las relaciones que deban regularse por ella”. La
norma anterior acepta la aplicación de la costumbre comercial a falta del Código de
Comercio o norma escrita, la que tendrá la misma autoridad que la ley. En estos casos la
costumbre comercial suple a la ley, pero de ninguna manera la sustituye.

Nuestro Código de Comercio no define la costumbre comercial, en todo caso es lo mismo


que el uso y estos vocablos son sinónimos. El uso es la manera cómo se revela la
costumbre y los usos repetidos con efectos jurídico-patrimoniales constituyen Derecho a
falta de legislación positiva.

La costumbre es regla o norma de conducta que nace espontáneamente en la vida del


comercio para resolver conflictos que se suscitaron previamente y cuya aplicación se
extendió a los casos que tengan la misma analogía, toda vez que la costumbre es una
conducta repetida. Es que al señalar la historia del Derecho Comercial nos damos cuenta
que por muchos siglos éste vivió bajo el influjo de la costumbre en razón a que no había
Derecho Comercial escrito sino hábitos repetidos con distintas proyecciones sociales que
posteriormente fueron la base para formar el Derecho Escrito.

REQUISITOS PARA QUE LA COSTUMBRE TENGA LA MISMA AUTORIDAD DE LA LEY.

Para que la costumbre tenga la misma autoridad que la ley comercial es preciso que se
cumplan en el orden externo con los requisitos que menciona el Art. 3° C. Co. y estos son:
1. No debe contrariar ni manifiesta ni tácitamente las normas del Código de
Comercio de carácter imperativo y dispositivo, pues una de las funciones que cumple la
costumbre es de complementar la ley y no de sustituirla, suple los vacíos cuando no exista
norma escrita.

2. Debe ser espontánea porque es de regla de conducta, nace espontáneamente en


la vida del comercio y esto la distingue de la ley porque la ley es regla preparada y
convenida por el legislador.

3. Los usos deben ser reiterados, esto es repetidos de manera constante, excluye el
ejercicio esporádico y sin tradición jurídica.

4. Los usos deben ser uniformes, esto es que no son reglas para aplicarlas a una solo
caso, deben servir para resolver todos los casos que se presenten con relaciones análogas,
la costumbre debe ser regla de común aceptación, fruto de una experiencia colectiva, en
otros términos debe ser social, por lo menos en la región donde se aplica.

5. La costumbre debe ser pública porque debe ser conocida por todos por ser reglas
aceptadas por un núcleo social quienes deben dar fe de esos usos que se aplican como
reglas de conducta.

DIFERENTES CLASES DE COSTUMBRES.

Según la doctrina la costumbre se clasifica teniendo en cuenta la función que la norma


escrita le señala y de esta referencia surgen las costumbres normativas y las
interpretativas o convencionales.

1. Costumbres normativas: Tienen pleno valor general porque cumplen con los
requisitos del Art. 3° C.Co. y rigen por la convicción de que son obligatorias
independientemente de la voluntad de los contratantes y sus características son:

a. Rigen aunque los contratantes no las hayan invocado en sus convenciones.

b. Se aplican cuando no existe norma jurídica para resolver determinado conflicto, se


convierten en reglas jurídicas que suplen la voluntad contractual aunque los contratantes
ignoren su existencia.

c. Si el juzgador las conoce debe aplicarlas de oficio. Esta clase de costumbres están
señaladas expresamente en el Código de Comercio entre otros en los siguientes artículos:
640, 827, 835, 842, 871, 909, 911, 923, 933, 971, 977, 1002, 1016, 1170, 1172, 1217, 1249,
1259, 1264, 1267, 1291, 1341, 1377, etc.
2. Costumbres interpretativas o convencionales: Sirven para aclarar las
estipulaciones contractuales, interpretan el contrato y sirven para colmar las lagunas o
vacíos contractuales para concretar el sentido de las palabras o frases técnicas. Auxilian en
entendimiento de las cláusulas dudosas o explican la intención de las partes respecto de
las modalidades o ejecución del negocio y estas solo existen cuando han sido invocadas
por los contratantes en sus acuerdos de voluntades y su alcance es el de interpretar el
contrato.

CLASIFICACION DE LA COSTUMBRE SEGÚN SU EXTENSIÓN

a. Costumbres locales: Se llaman también costumbres regionales. Surgen en un lugar


geográfico determinado del territorio colombiano y se aplican de manera especial y
prioritaria; en defecto de costumbre local o cuando esta no la haya se tendrá en cuenta la
general del país, siempre que reúnan los requisitos exigidos en el Art. 3° C.Co. las
costumbres locales son recopiladas por las Cámaras de Comercio.

b. Costumbres nacionales: Son las observadas en todo o en gran parte del territorio
nacional. Estas se aplican en forma secundaria y a falta de costumbre local, siempre que
se reúnan los requisitos del Art 3° C.Co. Esta clase de costumbre es recopilada por la
Confederación de Cámaras de Comercio (Art. 96 C.Co.).
c. Costumbre internacional: Se forma por actos idénticos y sucesivos acatados por el
comercio internacional tales como las reglas de uso uniforme o las reglas de INCOTERMS
recopiladas por las Cámaras de Comercio Internacional (Art. 7° C.Co.).

d. Costumbre extranjera: Es la que se constituye y se practica en otro país.

FUNCIONES QUE CUMPLE LA COSTUMBRE COMERCIAL.

Las costumbres comerciales autorizadas por la ley cumplen con las siguientes funciones:
1. Interpretan la norma legal (costumbre interpretativa): Es la costumbre que menciona
el Art. 5° C.Co. cuando precisa el sentido de las palabras o frases técnicas de las
actividades comerciales, indaga la intención de las partes y por ello también interpreta el
contrato.

2. Integran las disposiciones normativas: Son costumbres integradoras de la ley, es la


misma ley la que invoca y eleva a categoría de preceptos las costumbres de esta
naturaleza. La ley determina estos casos concretamente para completar el contenido de
las disposiciones legales.
Ej.: ARTÍCULO 842. REPRESENTACIÓN APARENTE. Quién dé motivo a que se crea,
conforme a las costumbres comerciales o por su culpa, que una persona está facultada
para celebrar un negocio jurídico, quedará obligado en los términos pactados ante
terceros de buena fe exenta de culpa.
ARTÍCULO 909. GASTOS DEL CONTRATO DE COMPRAVENTA. Los gastos que ocasione la
celebración del contrato se dividirán por partes iguales entre los contratantes, si éstos no
acuerdan otra cosa. Salvo costumbre comercial o pacto en contrario, los gastos de entrega
de la cosa vendida corresponderán al vendedor y los de recibo de la misma, al comprador.

3. Llenan las lagunas de la ley: Existen costumbres que suplen los vacíos que deja la ley,
cuando a falta de norma expresa o aplicable por analogía de sus disposiciones o convenios
contractuales surgen como reglas de conducta las costumbres del lugar donde han nacido
las relaciones o han de cumplirse las prestaciones pactadas y este es quizás una de las
funciones más importantes que cumple la costumbre.

LA COSTUMBRE COMERCIAL EN PASTO

La Cámara de Comercio de Pasto ha registrado varios casos de costumbre comercial:

a) Remuneración a los intermediarios en las compraventas comerciales del 3% sobre


el valor comercial del inmueble.
https://www.ccpasto.org.co/wp-content/uploads/2017/09/Compraventa.55%20(1).pdf

b) Aumento del canon de arrendamiento de local comercial equivalente a un valor


igual o inferior a IPC.
https://www.ccpasto.org.co/wp-content/uploads/2017/09/Arrendamiento.54.pdf

c) La hora del check out en los hoteles con activos superiores a $ 4.000.000 es las tres
de la tarde (3 p.m.)
https://www.ccpasto.org.co/?page_id=7311

d) La costumbre mercantil que la remuneración por la gestión y administración de los


contratos de arrendamiento de bienes inmuebles equivale al 12% del valor del canon de
arrendamiento mensual el cual se encuentra a cargo de arrendador.
http://www.ccpasto.org.co/wp-content/uploads/2017/09/COSTUMBRE%20MERCANTIL
%20-%20ARTICULO%20PARA%20CERTIFICAR%20+%20RESOLUCION%20(1).pdf

e) En el contrato de compraventa de vehículos particulares usados el prorratear


proporcionalmente entre el comprador y vendedor el pago del impuesto de rodaje del
año vigente como costumbre mercantil en la ciudad de Pasto.
http://www.ccpasto.org.co/wp-content/uploads/2017/09/costumbre%20mercantil
%204%20(1).pdf

PRUEBA DE LA COSTUMBRE COMERCIAL.


En Colombia la costumbre debe probarse, según el CGP que en su artículo 179 dice:
Prueba de la costumbre mercantil. La costumbre mercantil nacional y su vigencia se
probarán:

1. Con el testimonio de dos (2) comerciantes inscritos en el registro mercantil que den
cuenta razonada de los hechos y de los requisitos exigidos a los mismos en el Código de
Comercio.
2. Con decisiones judiciales definitivas que aseveren su existencia, proferidas dentro
de los cinco (5) años anteriores al diferendo.
3. Con certificación de la cámara de comercio correspondiente al lugar donde rija.

La costumbre mercantil extranjera y su vigencia se acreditarán con certificación del


respectivo cónsul colombiano o, en su defecto, del de una nación amiga. También podrá
probarse mediante dictamen pericial rendido por persona o institución experta en razón
de su conocimiento o experiencia en cuanto a la ley de un país o territorio, con
independencia de si está habilitado para actuar como abogado allí.

La costumbre mercantil internacional y su vigencia se probarán con la copia de la


sentencia o laudo en que una autoridad jurisdiccional internacional la hubiere reconocido,
interpretado o aplicado. También se probará con certificación de una entidad
internacional idónea o mediante dictamen pericial rendido por persona o institución
experta en razón de su conocimiento o experiencia.

Los artículos 8º y 9º del Código de Comercio fueron derogados por el literal c) del
artículo 626 de la ley 1564 de 2012, CGP.

En conclusión, los medios probatorios anteriores son taxativos, no hay otros medios de
prueba para demostrar la costumbre comercial. En Colombia frente a estos hechos no hay
libertad probatoria.

4. JERARQUÍA DE FUENTES EN EL DERECHO COMERCIAL

La jerarquía normativa establecida en nuestro Código de Comercio (arts. 1°, 2°, 3°, 4° y 7°)
establece la forma en que debe aplicarse la ley comercial para resolver los diferentes
conflictos que se presenten en el tráfico mercantil.

En los términos del artículo 1° del Código de Comercio, el primer lugar en la jerarquía
normativa lo ocupa la ley comercial. Cuando hablamos de ley comercial, debemos
entender su concepto en un sentido amplio, es decir, inclusivo de todas aquellas normas
establecidas por el Código de Comercio y de las leyes especiales de derecho privado que
regulan actividades mercantiles.

En el análisis de la ley comercial debemos distinguir dos tipos de normas: aquellas que
corresponden a la ley imperativa, es decir, impuesta por el Estado por razones de interés
público, también en ejercicio de su función de intervención en la actividad económica,
respecto de la cual los particulares no pueden pactar en contra, en todo caso
sometiéndose a sus reglas, y la ley comercial de carácter supletorio o subsidiario,
respecto de la cual los particulares, en uso del derecho de autonomía privada, sí pueden
pactar en contra.

La distinción es importante en la medida que, a nivel de jerarquía normativa, realmente la


posición de máximo nivel la ocuparía la ley comercial imperativa y no la supletiva, cuya
aplicación quedaría sometida a la ausencia de pacto contrario.

Luego de la ley comercial imperativa, y en segundo lugar de jerarquía normativa,


debemos aplicar los pactos o contratos con naturaleza mercantil realizados por los
particulares en ejercicio del principio de autonomía privada, en los términos del artículo 4°
del Código de Comercio.

En ausencia de estos pactos, en tercer lugar, debe aplicarse bien sea la ley comercial
supletiva o la costumbre mercantil, que de acuerdo con el sistema establecido en el
Código de Comercio tiene el mismo nivel de la ley comercial supletiva (art. 3°, C. de Co.).

A falta de las anteriores fuentes del derecho, el artículo 2° del Código de Comercio
establece que puede aplicarse la ley civil como norma reguladora de las cuestiones
mercantiles.

Finalmente, y como criterio residual, el artículo 7° del Código de Comercio establece que
son aplicables los principios de derecho comercial, los tratados y convenios
internacionales de comercio no ratificados por Colombia, así como la costumbre
mercantil internacional.

El reconocimiento de los principios generales del derecho comercial y de la normativa


mercantil internacional (en la cual se integrarían tanto el derecho comercial extranjero,
los tratados internacionales y la costumbre comercial internacional) constituye el
reconocimiento en nuestro Código de Comercio de la aplicación de la denominada
moderna lex mercatoria, en referencia a lo ocurrido en la baja Edad Media europea,
momento en el cual los conflictos entre comerciantes se resolvían por las normas creadas
por ellos en el seno de sus gremios y de sus tribunales especializados.

Hoy en día, la realidad de la globalización económica y la internacionalización e


integración económica nos llevan a plantear, como lo ha sugerido la doctrina más
autorizada, que pueden aplicarse soluciones provenientes del comercio internacional a los
conflictos que se plantean en el ámbito interno, tal como era habitual en el entorno en el
cual se desenvolvían los comerciantes bajomedievales.

El derecho comercial, en su permanente dinámica, exige contar con soluciones ágiles,


adecuadas y comprensibles para todos los actores económicos, independientemente de
su procedencia, lengua, cultura y derecho. En este sentido, en un entorno de
interdependencia económica a nivel mundial, no podemos negarnos a aplicar reglas que
permanentemente se configuran en entornos internacionales, tal como lo habilita el
artículo 7° mencionado.

Algunos apartes de este modulo fueron tomados de Jimenez Valderrama Fernando.


Introducción al Derecho Comercial. Legis

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