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En Lima, a los 4 días del mes de octubre de 2023, reunido el Tribunal Constitucional en
sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los jueces, Alexandra Nicole Rojas
Estrada y Marco Corihuaman Ninantay, se pronuncia la siguiente sentencia, con los
fundamentos singulares de las partes, en representación de los demandantes, Giomara
Mercedes Castro Rafael y Giuliana Jorgeliz Salazar Custodio, en representación de las
partes demandadas, Brandon Wilfredo Vilca Rivera y Sareli Adela Sihuenta Farfán.
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
La Constitución de 1993 establece que el Estado peruano se define como un Estado social
y democrático de derecho. Esta definición se deduce de una lectura conjunta de los
artículos 3 y 43 de la Ley Fundamental. Además, se fundamenta en principios
fundamentales como la libertad, la seguridad, la propiedad privada, la soberanía popular,
la separación de los poderes del Estado y el reconocimiento de los derechos
fundamentales. Estos principios dan lugar al principio de igualdad ante la ley y
reconocen la importancia de que el desarrollo del país se realice dentro del marco de una
economía social de mercado.
Se señala que la disposición impugnada infringe varios preceptos constitucionales que
respaldan el modelo económico establecido en la Constitución. Argumentan que no puede
existir competencia libre, libertad empresarial ni economía de mercado si es el Estado
quien determina las condiciones contractuales en aspectos tan cruciales como el precio o
el valor de los bienes y servicios.
Afirman que no hay una base válida ni una razón justificada para que el Poder Ejecutivo
ignore los derechos y libertades constitucionales, como la libertad de empresa, la libertad
de celebrar contratos y la propiedad. Además, argumentan que la disposición en cuestión
además de ser inconstitucional porque permite que un decreto supremo sea el medio a
través del cual se adopten medidas extraordinarias.
Por ende, la razón subyacente para incluir aspectos de naturaleza económica en una
Constitución es asegurar que las decisiones económicas que afectan la vida social estén
en consonancia con el valor de la justicia, promoviendo así la protección y garantía de los
derechos fundamentales de las personas y el bien común. En esencia, esta incorporación
normativa tiene como objetivo destacar la idea de que cualquier economía colectiva debe
cumplir con ciertos criterios de justicia.
La interpretación del régimen económico constitucional a la luz del principio del Estado
social y democrático de derecho (según el artículo 43 de la Constitución), que tiene en el
bien común (equivalente al interés de la sociedad) su fundamento principal, se puede
resumir en la idea de que todas las actividades económicas deben registrarse por la justicia
y la caridad como principios supremos del orden social. Esto implica establecer un
marco legal, tanto a nivel nacional como internacional, que, bajo la guía de la justicia
social, permita a quienes participan en actividades económicas armonizar sus intereses
individuales con el bien común.
Tal como argumenta Walter Gutiérrez Camacho en su artículo "Derecho del Consumo y
Constitución: El contratante débil", publicado en la revista Diálogo con la Jurisprudencia
en febrero de 2004, la responsabilidad del Estado en la protección de los consumidores
lleva consigo la aplicación del principio pro consumidor. Esto implica que, en cualquier
proceso de creación, interpretación o incorporación de normas en nuestro sistema legal,
debe primar la consideración de lo más beneficioso para el consumidor. En otras palabras,
se establece un deber especial de protección hacia los consumidores.
Alberto Dalla Vía, por otro lado, en su obra "Derecho Constitucional Económico",
publicada por la editorial Abeledo Perrot en 1999, describe la "economía social de
mercado" como un modelo económico que pone énfasis en corregir las desigualdades y
promover el desarrollo económico, dentro de un marco de justicia social.
Los derechos de los consumidores no tienen naturaleza constitucional, sino sólo legal.
estos derechos no están reconocidos en la Constitución, sino sólo en la Ley Nº 29571,
Código de Protección y Defensa del Consumidor. Los derechos de los consumidores no
tienen la misma jerarquía que los derechos fundamentales, y por lo tanto no pueden ser
protegidos a través del proceso de amparo, que es un mecanismo constitucional que
permite a los ciudadanos defender sus derechos fundamentales ante los tribunales.
Además, el derecho del consumidor a acceder a un servicio a menor costo y de mayor
calidad no tiene naturaleza constitucional, ya que no se encuentra vinculado al derecho a
la información, salud y seguridad garantizados por la Constitución.
Artículo 65° de la Constitución Política del Perú, Protección al consumidor, “El Estado
defiende el interés de los consumidores y usuarios. Para tal efecto garantiza el derecho a
la información sobre los bienes y servicios que se encuentran a su disposición en el
mercado. Asimismo, vela, en particular, por la salud y la seguridad de la población.”
El articulo anteriormente citado en ningún momento dice que el consumidor deba acceder
a un servicio a menor costo y de mayor calidad.
Además, establece que el estado debe defender el interés de los consumidores y usuarios.
En este caso, los cambios efectuados en las bases del concurso no afectan el interés de los
consumidores y usuarios, ya que no reducen la cantidad de energía que se producirá, sino
que simplemente retrasan la incorporación de la tecnología de ciclo combinado.
Artículo 58° de la Constitución Política del Perú, Economía Social de Mercado, “La
iniciativa privada es libre. se ejerce en una economía social de mercado.”
la Constitución Política del Perú reconoce la libertad de empresa, que incluye la libertad
de fijar los precios de los bienes y servicios. En este caso, los cambios efectuados en las
bases del concurso son necesarios para garantizar la eficiencia económica del sector
eléctrico, lo que incluye la fijación de precios competitivos.
Artículo 59° de la Constitución Política del Perú, Rol Económico del Estado “El Estado
estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de empresa, comercio e industria.”
Publíquese y notifíquese.
SS.
ROJAS ESTRADA
CORIHUAMAN NINANTAY
La razón detrás de esto es que la tecnología de ciclo combinado es mucho más eficiente
en términos de generación de electricidad a partir del gas natural, con un rendimiento del
55% en comparación con el 34% del ciclo simple, como destacó OSINERG. Esta
diferencia del 21% en el rendimiento significa que se puede producir más electricidad con
la misma cantidad de gas utilizando la tecnología de ciclo combinado. En otras palabras,
esta modificación alentaba un uso menos eficiente de un recurso no renovable como el
gas natural.
Sin embargo, surja la pregunta de hasta qué punto este tema puede ser discutido en un
proceso de amparo constitucional. Esto es relevante en el contexto de la protección de los
derechos de los usuarios y consumidores. El motivo detrás de esta preocupación sobre la
elección de la tecnología para la generación de electricidad es su impacto en los precios
que pagarán los consumidores y usuarios del servicio. Si el costo de generación de
electricidad con la tecnología de ciclo combinada es más bajo que con la tecnología de
ciclo simple, esto debería resultar en precios más bajos para los usuarios.
S.
CORIHUAMAN NINANTAY
De acuerdo con lo expuesto se llega a una decisión unánime con votos de los dos jueces
presentes donde se declara improcedente la acción de amparo solicitada por el congresista
Javier diez Canseco Cisneros
Donde se expresa tácitamente según lo que se puede inferir del expediente, las bases
originales establecían que el licitante, después de 36 meses de firmar el contrato, debía
adoptar la tecnología de ciclo combinado para generar electricidad utilizando gas natural.
Sin embargo, con la modificación de estas bases, se permitió que el licitante continuara
usando la tecnología de ciclo simple de forma indefinida después de esos 36 meses, y solo
se permitiría la introducción de la tecnología de ciclo combinado en una proporción
menor. Esta modificación es problemática porque implica que el Estado peruano
renunciaba a supervisar de manera efectiva la utilización racional de sus recursos
naturales no renovables, como el gas natural.
Por otro lado, comparto el sentido del fallo expresado en la sentencia por el fiscal Marco
Ccorihuaman, donde se menciona la totalidad de los fundamentos de la sentencia, con la
única excepción de su ordinal n°. 21, en la parte que se indica que el tema no puede
discutirse en sede del amparo, pues es “eminentemente técnico y complejo”, dado que se
refiere “a la mejor tecnología para la generación de electricidad”. Lo cual hace referido
al ordinal 21 citado por la parte demandante. Que hace mención lo siguiente “Además
de lo expuesto precedentemente, debemos precisar que incluso si la demanda se hubiese
presentado antes de la fecha de adjudicación de la buena pro, dado el carácter
eminentemente técnico y complejo del tema, referido a la mejor tecnología para la
generación de electricidad, la vía del amparo no es la indicada para dilucidarlo. En todo
caso, se deja a salvo el derecho del demandante para acudir a la vía ordinaria, donde
deberá ventilarse con mayor propiedad su pretensión.”
S.
ROJAS ESTRADA